Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —[336]→     —[337]→  

ArribaAbajoEl perro y la víbora

3 versiones



ArribaAbajoEl pajarito desagradecido

1 versión


  —[338]→     —339→  
397. El perro y la víbora

SAN LUIS

Éste que era un perro y una víbora que se encuentran en un camino. El perro tenía un gran dolor de estómago y la víbora un gran dolor de cabeza. Se saludaron, se contaron sus enfermedades y se pidieron un remedio.

El perro le dijo a la víbora:

-Señora víbora, ¿puede darme un remedio para este gran dolor de estómago que tengo?

Entonces la víbora le dijo:

-Bueno, yo le voy a dar un remedio, pero usté me tiene que dar otro para el dolor de cabeza.

Convinieron en eso y la víbora le dijo:

-Coma de ese pastito verde qui hay en tal parte, y va a sanar -y le mostró cuál era el pastito, que es el que comen los perros cuando 'tan enfermos.

Entonces el perro le dijo:

-Cuando le duela la cabeza, salga al camino, y ande haiga un cruce de camino, tiresé a lo largo y quedesé áhi.

El perro comió el pasto y sanó y les enseñó el remedio a todos los perros. En cambio la víbora, en cuanto se quedó en   —340→   el cruce del camino, salieron de las dos partes y la mataron. Y ése era el propósito del perro, que es fiel al hombre, y la víbora es una gran enemiga del hombre.


Y pasa por un zapatito roto
para que usté cuente otro.



María del Carmen A. de Allende. El Mollecito. San Martín. San Luis, 1951.

La narradora es Directora de Escuela.



  —341→  
398. El perro y la víbora

SAN LUIS

Que s'encontró una vez la víbora con el perro. Los dos iban enfermos y se pusieron a conversar. El perro le dijo que sufría mucho del estómago. Entonce la víbora le dijo que comiera un pasto que l'enseñó, y que desde entonce se llama pasto 'e perro. Y que los perros se curan solos, cuando están enfermos, comiendo el pasto.

La víbora le dijo que ella sufría mucho de la cabeza.

-Bueno -le dijo el perro-, cuando te duela la cabeza, te atravesás muchas veces por los caminos, hasta que te mejorís.

El perro aprendió a comer el pasto, y con eso se purga; pero a la víbora le fue muy mal. El perro le dio el remedio de atravesarse por los caminos para que así la pudieran matar los hombres, porque el perro es el animal más fiel a su amo.

Juana Burgos, 54 años. El Durazno. Pringles. San Luis, 1939.



  —342→  
399. El perro y la víbora

SANTA FE

Un peón de la Estancia me contaba que el perro, cuando alguna comida le hace mal, se cura con un yuyito que él conoce. Y me decía que ese remedio se lo enseñó la víbora. La víbora le pidió al perro que le diga cómo se puede curar el dolor de cabeza, porque la víbora sufre grandes dolores de cabeza. Como el perro es tan fiel al hombre, le dijo que cuando sienta ese dolor se cruce por los caminos por donde vea que pasa gente. Pero, claro, es para que la maten. Y la víbora pasa por los caminos y así la ven y la matan, y el perro quedó sabiendo cuál yuyo le hace bien, porque es purgante.

Héctor Maritano, 57 años. San Jenaro Norte. San Jenaro. Santa Fe, 1981.



  —343→  
400. El pajarito desagradecido

CHUBUT

Había un pajarito que 'taba muerto de frío, y ya casi muerto, arriba de un árbol. Y había un burro abajo que 'taba comiendo pasto. Y en el suelo el burro había bosteado, y ya por morirse, cayó el pajarito sobre la bosta caliente del burro. Y lo que cayó entre la bosta caliente cobró vida. Y entonce entró a comer los granitos de maíz y algunas semillas que había de desperdicio en la bosta del burro. Y vivió así el pajarito. Y una vez que se encontró con vida subió de nuevo al árbol y empezó a cantar victoria que se había salvado y despreciaba al burro, que porque era tan burro. Entonce le dice el burro el refrán:

-No cantés victoria después de haberte salvado en mi bosta.

Y así le dio una leición al desagradecido y orgulloso. Aquí que es tan frío y mueren muchos pajaritos en el invierno.

Baldomero Terraza, 73 años. Rawson. Chubut, 1959.

Muy buen narrador.



  —344→  

ArribaAbajoNota

Las tres primeras versiones de El perro y la víbora se pueden considerar como leyendas; la de El pajarito desagradecido es una fábula. Las primeras tienen difusión en el país; la cuarta parece de creación regional y está relacionada con el clima frío de la Patagonia.





  —[345]→  

ArribaAbajoEl zorro, el burro y las coyundas robadas

12 versiones y variantes


Cuentos del 401 al 412


  —[346]→     —347→  
401. El burro y el zorro

Las coyundas del labrador


SALTA

Era un labrador que se le perdían todas las coyundas. Que ya no tenía coyundas para arar. Todas se las llevaba el zorro. Se las sacaba el zorro y se las llevaba. Y que le dice el burro:

-Yo te puedo ayudar -que le dice- a buscar las coyundas.

-¿Cómo? -le dice.

-Haciendomé el muerto cerca 'e la casa del zorro.

-Bueno -que le dice-. Te voy a dar un fardo de alfa191.

Y se va el burro, dice, y se echa áhi en la cueva del zorro, cerca de la puerta de la cueva. Y que sale la zorra, que dice:

-Che, Juan, dice, hay un burro afuera. ¿'Tará muerto? -que le dice.

Y dice:

-No sé.

Va y lo toca. 'Taba muerto, dice, áhi.

Y que le dice:

-Bueno, dice, ¿sabís que podemos hacer? -dice-. Lu entremo para adentro, dice. Y traé las coyundas y lu atamos de toda parte, y que nos ayuden los hijos.

-Bueno -dice.

  —348→  

Y traen las coyundas, dice, y lu atan de las patas, de las manos, de la cabeza, de la cola. Y lu atan bien, dice, al burro. Y el burro dice que ha abierto el ojo, ¿no?, para mirar si ya 'taba atau. Y entonce dice que dice:

-¡Che, Juan, dice, yo creo que el burro 'tá chipichipiendo!192 -que dice, ¿no?, la zorra al zorro.

-No -dice-, si 'tá muerto -dice-. Atensén de la cintura -dice-, todos, pa que puedamos tener más juerza para llevarlo.

Se atan todos los zorritos de la cintura, la zorra también, y el zorro se ata de la cintura, y dice que empiezan a tirarlo, ¿no? Y cuando empiezan a tirarlo, a ramiarlo, entonce el burro se levanta y se pega una sacudida, dice, y sale por áhi volando. Y los zorros, dice, que han ido dando zorro con zorro, se han pegau.

-¿Visto, Juan? -que dice- yo ti hi dicho que el burro 'taba chipichipiendo -que le dice la zorra.

Y si han pedaciau los zorros y los zorritos también. Si han muerto. Y ha llegau el burro con las coyundas allá y li han dau el fardo di alfa.

Felipa Guaymás de Arroyo, 50 años. Chicoana. Salta, 1970.

Lugareña originaria de la región. Buena narradora.

Entre las curiosas costumbres del zorro es conocida de todos la de robar lazos de cuero y otras cosas, y llevarlos a la cueva. A las prendas de cuero las ablanda y las come. Roba a los viajeros que quedan a dormir en el campo, a los labradores, y hasta lo hace de las casas campesinas cuando puede acercarse a ellas.



  —349→  
402. El zorro y el burro

El burro que se hace el muerto


JUJUY

Que una vez embromó el burro al zorro que se cré tan vivo y tan astuto.

Que el zorro había robado lazos de toda las clases y los había llevado a su cueva.

Que don Bruno, el burro, dijo que él le iba a dar un buen escarmiento al pícaro zorro que tanto daño hacía en el monte.

Que un día el burro se tiró en el medio del camino, muy cerca de la cueva del zorro, haciendosé el muerto. Al poco rato llegó don Juan, y luego de convencerse de que el burro 'taba muerto, fue corriendo a su casa a buscar los lazos y llamó a toda su familia para que le ayudaran a arrastrar el burro a su casa. Vinieron la zorra y todos los zorritos. Se ataron los lazos del medio 'el cuerpo y lo ataron al burro de la cabeza, del cogote, de las patas, de todos lados, y empezaron a arrastrarlo.

El burro que hasta ese momento si había hecho el muerto, se levantó y salió a toda carrera arrastrando a toda la familia del zorro.

La comadreja, que estaba a la orilla del camino, cuando vio que al zorro y toda la familia lo llevaban a la rastra al burro, ha créido que lo querían sujetar ellos al burro, y que le decía al zorro:

-Don Juan, don Juan García,
dejesé de esa porfía.

  —350→  

A lo que el zorro ha contestado con voz cortada por los golpes:

-Así sería
si el burro me dejaría.

El burro ha descubierto así adónde andaban todos los lazos que se perdían en el monte y ha dado un brinco y ha echado a correr con todos los zorros atados hasta que los ha muerto y después ha devuelto los lazos a los dueños.

Dorila de Córdoba, 53 años. Libertador General San Martín. Ledesma. Jujuy, 1953.



  —351→  
403. El zorro y el viajero

JUJUY

Había un viajero que 'taba en viaje. Y éste, por la tarde, se ha llegado a alojar en una casa. Y jue y se aseguró sus animales para que coman. Y mientras tanto, el zorro le robó todos los jateos193. Así, cuando el arriero volvió no en contró nada. Y el pobre hombre andaba afligido de todas sus reatas. Y andaba en preguntas al que encontraba. A ver si alguien lu ha visto. Y se encontró, dice, con un burro. Y el burro diz que le dice, si a él le pagaba un quintal di alfa él podía hacer aparecer sus cosas. Y el hombre le aceptó de pagarle un quintal di alfa. Bueno, entonces ya después hicieron el trato ya seguro.

Como el burro sabía, conocía la casa, la cueva del Juan, donde vivía con su señora y sus tres hijos, se jue allá de noche. Una vez llegado a la puerta de la cueva, s' hizo el muerto. Y el zorro, cerca del día se levantó a orinar y s'encontró con el burro muerto en la puerta de su casa. Y entonce dice que a Juan le llamó l'atención y le avisó a su mujer que se llamaba Pituguilla, y entonce que ya vino y vieron que el burro 'taba muerto. Entonce diz que le dice:

-Andá, trái los lazos, los vamos a dentrar adentro ante que vea el malco194.

Bueno, entonce, la mujer dentra, sacó los lazos y lu ataron con todos los lazos para ramiarlo195.

  —352→  

Bueno... Entonce después de amarrarlo le dice que los hable a los Fernanditos, los hijos, que ayuden para tirar el burro adentro. Bueno, los chicos de levantarse han venido a ayudarles a meter la carne, y que ellos estaban muy contentos de encontrarse esa carne en la puerta de la casa. Y los amarró bien a los hijos con las sogas para que ramearan. Y también lo quiso amarrar a la mujer. Y la Pituguilla, resulta, vio que un poco movía los ojos el burro.

-Esos ojos del burro 'tán moviendosé -ha dicho.

Entonce Juan le contesta que no, que 'tá muerto ya. En eso 'taban todos ramiando para hacer entrar la carne adentro 'e la casa, y ya que 'tán por hacer dentrar a la puerta, el burro se levantó a los manotones y los rebuznidos, y disparando con todos los lazos y los zorros. Y la Pituguilla iba por adelante atajando al burro para que se sujetaran los Fernanditos. Y el burro no l' hizo caso y se jue a presentarse al arriero con todos los lazos. Y a los Fernanditos y al Juan los ha hecho pedazos. Llegó ande el arriero, ande él ganó el quintal di alfa, y ya vio qui el ladrón era el zorro.

José Peñaloza, 44 años. Cieneguillas. Santa Catalina. Jujuy, 1952.

Puneño, indígena. Comerciante. Buen narrador.



  —353→  
404. El zorro, el burro y las coyundas

JUJUY

Diz que el zorro vivía con su familia en una cueva. Áhi guardaba las coyundas que le robaba a los vecinos. Ya no tenían conque uñir196 los güeyes al arado y arar, los vecinos. Entonce el burro dijo que él iba a buscar las coyundas.

El burro se fingió muerto y se tendió en la puerta de la cueva del zorro. El zorro creyó que 'taba muerto y le dijo a doña zorra que sacara las coyundas para entrarlo a la cueva, al burro. Y doña zorra ha sacado todas las coyundas y las han comenzado a atarlas en las patas del burro. Y el zorro para tirar mejor, por consejo de doña zorra, se ató de la cintura con una coyunda. Entonce el burro ha salido disparando cuesta abajo con el zorro a la rastra. Y doña zorra le gritaba:

-¡Sujetá, Juan! ¡Sujetá, Juan!

Y el zorro aunque se vía perdido le decía:

-Le doy lazo. Éste es mi modo de dar lazo.

Pero en una vuelta se chancó197 la cabeza contra unas piedras y le han quedado blanquiando los sesos.

Y el burro ha llegado a las casas con todas las coyundas y el zorro muerto, a la rastra.

Óscar Alvarado, 12 años. La Almona. San Antonio. Jujuy, 1951.

El niño narrador es alumno de la escuela primaria del lugar.



  —354→  
405. El burro y el zorro que robó los lazos

SANTIAGO DEL ESTERO

Que eran unos arrieros. Que esa noche habían dormido en el campo. Y el zorro les había robado todos los lazos y las sogas. Y no podían seguir porque no tenían cónque atar las cargas. Y áhi ha dicho el patrón de la tropa:

-¡Puta! ¡Éste es el zorro, que ha llevau los lazos!

Y un burro que 'taba oyendo y se ofreció a tráir los lazos. Y va y busca la cueva del zorro y áhi se tira como muerto. Y áhi sale el zorro y halló este burro muerto. Y la llamó a la Juana, a la zorra, y le dijo:

-¡Juana! ¡Juana! Aquí está un burro muerto. Traeme las coyundas y los lazos. Y llamá los Juancitos.

Y la Juana los trajo. Y áhi ataron al burro del cogote, de las patas, de las manos, y todos tiraban para dentrarlo a la cueva. En eso se levantó el burro a las patadas y salió al galope. Y le llevó al patrón los lazos y toda la familia del ladrón. Ya iban casi todos muertos de los golpes que les dio el burro.

Celestino Torres, 83 años. Pinto. Aguirre. Santiago del Estero, 1959.

Campesino. Buen narrador.



  —355→  
406. El burro, el zorro y el cuervo

Las coyundas robadas


CATAMARCA

Había un labrador. Tenía que trabajar, sembrar trigo y maíz. En la tarde, cuando había vuelto de arar, había sacado las coyundas, que se llaman las que atan el yugo, las que ponen para enyugar los bueyes para arar. Entós sacó todo esto, en la tarde, para el otro día al madrugar, para que esté listo ahí para ungir198 no más los bueyes.

Y dice que al otro día cuando se levantó tan temprano a buscar los arneses no halló ninguno. Se li han perdíu todos. ¡Nu haya qui hacer este hombre! Y andaba afligido. Y perdió el día, sin trabajar.

Bueno, andaba muy triste. Y viene un burro y le dice: -¿Qué le pasa? ¿Porque 'tá tan triste?

-Ve lo que me pasa. Se mi han perdido todos los arneses, las coyundas, loos199 lazos que tengo para arar y ahora 'toy de paro, no hallo qué hacer, no sé qué se mi han hecho.

-¿Y no tiene algunos vecinos usté?

-Sí, hay una familia de zorros. Se llama don Juan García y doña Juana Nieva, se llaman los zorros. Tienen familia, tienen hijos.

-¡Ah! ¡Y esos no más son los que li han llevau las coyundas -que le dice-, las cosas! Yo voy a ver si le recupero.

  —356→  

Bueno. Que dice:

-Bueno, si mi hace el favor le voy a pagar bien...

Se va el burro y si hace el muerto en la misma boca de la cueva. Y bueno, áhi 'taba muerto.

Al otro día se levanta muy temprano don Juan García y di allá vuelve muy contento:

-¡Carne tenemo! ¡Carne tenemo!

-¿Y qué pasa?...

-¿Qué papá, qué? -los hijos.

-Áhi 'ta un burro muerto y vamos a ver si lu entramos a la cueva.

Sacan las coyundas, sacan los lazos, todo. Le ponen de las patas, de la cola, del cogote, de todos lados del burro y lo dejan listo. Y él para tirar con más fuerza, todos iban a tirar, para tirar con más fuerza, se ató a la cintura uno de los lazos. Y empezaron a tirar y tirar. Y ya cuando ya el burro ha visto que ya tenía todas laas200 cosas en él, se ha levantau y ha saliu disparando. A disparar y disparar, y claro, el zorro no se podía desatar. Y seguía corriendo. Y los otros ya largaron todos. Y la señora, doña Juana Nieva, es que le decía:

-¡Juan García, dejate de esa porfía!

-¡Juan García, dejate de esa porfía!

-¡Ya lo voy sujetando! ¡Ya lo voy sujetando! -es que decía el zorro.

Y seguía el burro hasta que si había muerto el zorro, claro. Y le llevó todas las coyundas al labrador.

Y bueno, ya contento el labrador aró, y sembró gracias al favor que le ha hecho el burro.

María Adela Oviedo de Nieva, 68 años. Santa Rosa. Tinogasta. Catamarca, 1970.



  —357→  
407. El burro y el zorro

MENDOZA

Era una tropa de carretas, y en la tropa iba un burro de maruchero201. Acamparon en un lugar y los troperos dejaron las coyundas y todos los lazos, esa noche, en las carretas. Y esa noche vienen los zorros y se las llevaron. Al otro día no había ni una coyunda para atar. Las buscaban por todas partes y las coyundas no aparecían. Entonce agarró el burro y dice:

-Éste es un zorro que se ha llevau las coyundas.

Entonce el burro jue y s'hizo el muerto en la puerta de la cueva del zorro. Y Entonce salió el zorro para ajuera y lo vido. Y le dijo a la zorra:

-Corre, tráime las coyundas para que atemos a un burro que aquí 'ta muerto pa que lo carniemos.

Y jue la zorra y trajo todas las coyundas, y lu ataron al burro. Y después que 'taba maniau con todas las coyundas, pegó un rebuzno y salió el burro huyendo. Y llegó ande 'taban los troperos y les llevó las coyundas sin que les faltara ninguna.

Entonce, de verlo tan albertido202 al burro, le dieron las gracias, y a más de darle las gracias le dieron una bolsa de avena, y se la comió.

Juan Lucero, 59 años. Ancón. Guaymallén. Mendoza, 1951.



  —358→  
408. El burro, las coyundas y el zorro

SAN LUIS

Una tropa de carretas de ésas que venían del norte, habían acampau en el campo. Las carretas antiguas eran tiradas por güeyes.

A la mañana bien temprano se levanta el marucho y va a buscar los güeyes y los trai. Áhi van los troperos a uñir los güeyes y cuando van a sacar las coyunda que las habían dejau en un lugar, todas juntas, nu encuentran ni una. Ya le dijieron al capataz. Y eso era una cosa rara, claro. Naide había sentiu nada en la noche; y todos pensaban qué será esto quí había pasau. 'Taban muy preocupaus, en el medio 'el campo sin poder seguir el viaje.

Andaba por áhi un burrito, comiendo basuritas, y si acerca y le dice al patrón:

-Yo le voy a buscar las coyundas, señor. Ya sé quien si ha robau los lazos.

El capataz le agradeció mucho al burro y le prometió dejarle un fardo e' pasto del que llevaban pal viaje.

Por áhi cerca vivía un zorro que se llamaba Juan García, la mujer se llamaba María Ruiz y tenía muchos zorritos. El burro pensó que Juan García si había llevau las coyundas. Los zorros tienen la costumbre de robar los lazos y llevarlos a la cueva.

Jue el burro y se tiró como muerto cerquita 'e la boca de la cueva de Juan García. Al rato salió el zorro y al ver al burro muerto, entró en la cueva y le dijo a la zorra:

  —359→  

-María Ruiz, carne tenemos. Hay un burro muerto, pero hay que entrarlo porque van a venir otros animales y los203 van a sacar la carne.

Y como el burro era pesau, ordenó que sacaran las coyundas qui había robau a la noche, a los troperos, y que cada uno si atara una coyunda a la cintura y atara la otra punta a una parte del burro.

Salieron todos muy contentos de la cueva y comenzaron a atar su coyunda de las patas, de las manos, del cogote, de la cabeza, de la parte del medio del burro. Cuando todos 'taban listos, Juan García gritó:

-A la una, a las dos, a las tres... ¡Tiren con juerza!

Y en ese momento se levantó el burro y salió a la carrera con todos los zorros atados. Y encaró por los montes y quedaban los zorros colgados y decuartizados. Y allá llegó al rial de los troperos con todas las coyundas y algunos zorros muertos. Los troperos se pusieron muy contentos.

Cuando el burro iba al galope con todos los zorros, la zorra le decía:

-Largate, Juan García, dejate de esa porfía. Salvalos a todos. Largate Juan García.

Pero, qué, como pa salvar a naide 'taban las cosas.

El burro tuvo su paga y los arrieros siguieron su camino hasta Güenos Aires.

Julián Aguilera, 40 años. El Saladillo. Pringles. San Luis, 1949.



  —360→  
409. El burro y los zorros

CÓRDOBA

Éste ha síu un cristiano204, un tropero.

Dice que no había más, entonces, que las carretas que venían de Güenos Aires, con negocio.

Y este tropero en uno de sus viajes, paró en un punto. Y áhi desuñó los cuatro güeyes pa que coman áhi. Y dejó las coyundas en los yugos no más. Y se acostó a dormir. Y el zorro había sabíu tener la casa por áhi, y andaba con mucho hambre. Y se las robó a las cuatro coyundas.

Y al otro día dice que el tropero no sabía cómo uñir. Dice que patiaba y putiaba. Y había 'tau oyendo un burro por áhi. Y entonce le dice al hombre:

-¿Qué le pasa, patrón?

-Qué me va a pasar, que mi han robau las coyundas.

Y entonce le dice el burro:

-¿Cuánto me va a pagar si le traigo las coyundas?

-Qué me vas a tráir si no sos capaz.

Y le dijo que se las iba a tráir. Y el hombre le ofertó un almú de cebada.

Y se jue a la noche siguiente a la casa 'el zorro. Que el burro sabía ande era la casa 'el zorro. Y güeno, dice que jue el burro y s'echó en la puerta 'el zorro, bien estirau.

  —361→  

Ya cuando venía el día dice que salió el zorro a mirar el campo y encontró esa res en la puerta de la cueva. Y dentró adentro.

-¡Oh! -que le dice Juan a la mujer-, carne tenimos.

Y ya salieron con los hijos a achurar205. Lo que sí no sabía Juan cómo dentrala pa dentro a la res. Y que dice el Juan:

-Traigan las coyundas del tropero pa arrastralo al burro -que dijo el zorro.

Y áhi trajieron las cuatro coyundas y las pusieron en las cuatro patas del burro. Y el zorro y la mujer y los dos hijos si ataron a la cintura para hacer juerza. Y áhi que decían:

-¡Tire Margarita! -qui así le decía a la zorra.

-¡Tire Juan García!

-¡Tiren Juancitos!

Y el burro 'taba áhi muerto hasta ver si podía hacerse un tiro. Cuando ya se aseguró bien, se movió recién el burro. Y cuantito se movió, se paró y disparó, y éstos atados en las coyundas. Y los despedazó el burro a los cuatro zorros. Y se jue con las coyundas ande 'taba el tropero. Y áhi no más el tropero recontento agarró un almú de cebada y le dio al burro.

Y áhi 'taba el burro con la cebada, y como la cebada tiene pelecho, el burro dice:

-¿Qué hago con esta cebada?

Se puso a trillarla para poder comer. Y bueno, cuando ya la había pisau, la había trillado, no sabía cómo aventarla.

Y dice que en otro tiempo el cuervo tenía plumas en la cabeza y ahora no tiene más plumas. Y que tiene la costumbre de comer los animales muertos y les pica los ojos y el ocote206.

Claro, es lo más blando. Y entonce, en otro tiempo, los pájaros, los cuervos, picaban primero el ocote y después los ojos, y ahora no, primero a los ojos.

Y bueno, como s'hizo en la puerta del zorro, s'hizo lo mismo el muerto junto a la cebada. Y bueno, como 'staba muerto, áhi   —632→   vino el pájaro, el cuervo, y lo vio di atrás. Y el burro 'taba revolviendo el siete207 para ajuera. Y vino el cuervo y lo picó. Entonce el burro cerró el ocote y le apretó la cabeza. Y el cuervo corcoviaba y aletiaba. Y el burro agarró a galopiar sobre la cebada. Y el cuervo aletiando. Y el caso jue que aventó la cebada. Y después lo largó al cuervo. Y claro, en ese trabajo se le peló la cabeza al cuervo. Y por eso el cuervo, hasta ahora es pelado en la cabeza y pica primero al ojo que al ocote.

El tropero se jue y el burro quedó con la cebada aventada.

Narciso Claudio Oviedo, 84 años. Villa María del Río Seco. Río Seco. Córdoba, 1952.

Lugareño rústico. Muy buen narrador.

Al cuento del burro, el zorro y las coyundas robadas, que aquí damos, el narrador agrega el del burro y el cuervo en la era, que figura en esta colección.



  —363→  
410. El burro, el zorro y las coyundas

CÓRDOBA

Éste era un arador que tenía para el servicio un burro y los bueyes. Un día va y deja afuera las coyundas que tenía para uñir208 los bueyes. Esa noche viene un zorro y las lleva a todas. Bueno... Al otro día viene y no halla nada para uñir los bueyes. Y el hombre andaba buscando muy afligido. Y entonce dice que el burro lo ve y le dice:

-¿Qué es lo que le pasa, patroncito?

-Anoche parece que han llevau los zorros todas las guarniciones del arado.

-Se deja estar no más patroncito yo voy a ver si se las recupero.

Y se va al campo el burro. Rastrea los zorros hasta la cueva y en la puerta se hace el muerto. Áhi se tiró, estirau largo a largo. Y al poco rato sale un zorro chico y mira al burro muerto. Más pronto que corriendo le avisa a Juan viejo. Y Juan sale y ve áhi un burro muerto. Y entonce dispone llevarlo al interior de la cueva. Y entonce ordenó a los hijos que saquen lazos. Y empezaron a sacar lazos. Sacaron los robados al arador y algunos más que tenían de antes. Y lu ataron al burro de las patas, de las manos, -del pescuezo, de la cola, de donde pudieron. Y los zorros se atan la punta de los lazos de la cintura, todos, para tirar mejor. Y al grito de Juan de ¡vamos!, hicieron un invión   —364→   que medio lu hicieron ir al burro pa adentro. Entonce el burro pega un grito y se enderieza, y sale a lo que da, a toda furia, y enfila pal cerco para donde anda el patrón. Y cuál no sería la alegría del patrón al ver que el burro le tráia más lazos de los que eran d' él, y los zorros a la rastra. Y áhi tuvo el patrón el trabajo de matarlos a los zorros antes de dehatarlos209.

A los pocos días se le pierde al patrón la carne que había llevado para comer en el rastrojo, en el tiempo que araba. Y él dice, enojau, conversando, adelante 'el burro:

-¡Cayate qué mala suerte! Tengo que 'star sin qué comer ahora. Ha de ser el cuervo, ¡desgraciau!, que mi ha llevau la carnecita qu' hi tráido para comer. ¡Este hijuna y gran...!

Entonce le dice el burro:

-¡Dejesé 'star! Ahorita se lo traigo. Maver210 que lo traigo, que lu encuentre no más.

Se va. Va y se buscó el palo donde venía a dormir el cuervo. Áhi cerquita s' hizo el muerto, se tiró al suelo, pero se cuidó los ojos, se los apretó con las patas delanteras. Y dejó las demás partes del cuerpo libre que disponga el cuervo. Entonce llegó el cuervo y áhi no más se bajó a comer d' este animal muerto. El cuervo como es su costumbre le buscó los ojos y al no poder picar los ojos le buscó las partes blandas, le buscó el trasero. Y viene el cuervo y mete la cabeza en el culo y entonce frunció el burro y le apretó la cabeza y siguió viaje. Y lo que el cuervo lo rajuñaba por las piernas seguía más ligero. Venía el burro despavorido. Saltó el cerco y el hecho es que en una horqueta de las ramas del cerco quedó encajau el cuervo. Pero se le refalaron todas las plumas de la cabeza en el trasero del burro, y el cuervo es pelau desde entonces.

Francisco Villarroel, 53 años. La Costa. Los Hoyos. Río Seco. Córdoba, 1952.

Campesino inteligente. Muy buen narrador.



  —365→  
411. El caballo y los monos

CORRIENTES

Dice que la sirvienta de una casa se quejaba de los monos que entraban a la cocina y le ensuciaban todo y le comían muchas cosas. Entraban por la siesta. Ella dejaba todo limpio y los monos le ensuciaban la cocina. Y entonce se enojó y se quejó al patrón. Y el patrón no sabía qué hacer. Entonce oyó un caballo viejo que estaba ahí. El caballo le dijo al patrón:

-Si usté me da un año de libertá yo le voy a agarrar todos los monos.

Y entonce le dice el patrón:

-¿Y cómo les va a agarrar?

-Ya va ver usté, como yo les voy a agarrar a todos.

Y entonce el caballo va y se echó en una tranquera donde solían pasar los monos. Y cuando llegan lo mono lo ven al caballo echado como muerto en el suelo. Y entonce dijo:

-¡Ajá!, ¡Ajá! ¡Aquí hay un muerto!

Y entonce que el caballo, callado, callado no más 'taba ahí.

Entonce que le dijo uno de los monos:

-Vamos en la cocina del patrón. Ahí hay unas piolas. Vamo a traer. Lo vamo a atar y lo vamo echar al río.

Entonce el otro se hizo el callado no má.

Entraron los monos a la cocina y cortaron las piolas y cada mono tenía una piola para él.

Llegaron en donde 'taba el caballo y lo ataron por cada pata, por la cola, por la oreja, por donde se podía atar. Y ellos se   —366→   ataron por la cintura para poder arrastrar. Entonce cuando ya se ataron todo, y el caballo 'taba arrastrado, se levantó el caballo y empezó a dar patadas, y les dijo:

-Bueno, ¿ustedes me querían llevar al río? ¡Yo les voy a dar!

Y empezó a disparar el caballo y los monos por todos lados, por arriba, por abajo, por el lado, los golpes y los saltos. Y ellos no se podían largar.

Y entonce él los arrastró a toda carrera alrededor de la plaza211. Daba vueltas y vueltas, y toda la gente salía a ver qué pasaba.

Y entonce, cuando ya se murieron los monos, se jue el caballo y le dice al patrón:

-Aquí le traigo todo lo mono, todo lo mono muertos.

Entonce el patrón le dice:

-Te voy a dar un año de libertá.

Y el caballo de contento se daba vueltas alrededor de la plaza, los saltos y relinchos. Era como si estuviera bailando de contento por la libertá que había ganado.

Manuela A. de Navarro, 74 años. San Luis del Palmar. Corrientes, 1959.

La narradora proviene de familias tradicionales del lugar. Es semiculta. Habla el guaraní, lengua común de la región.

Este cuento y el que sigue, El burro y los monos, son variantes del cuento más extendido El burro se hace el muerto.



  —367→  
412. El burro y los monos

CORRIENTES

Era un señor que tenía una colonia212. Plantaba mucho poroto. Unos monito venían del monte y le hacían mucho perjuicio. Y el señor ofrecía dinero para quien le terminara los monos. Y nadie se comprometía porque era muy difícil matar los monitos.

Por fin un día apareció un burrito. Le dijo, al señor, que él se comprometía a terminarle los monos, si el señor durante la vida del burrito le tenía que pasar mantención, maíz y tratale bien. Entonce le dijo que sí, que le iba a da de comer durante la vida y le iba a tratar bien de má.

Y entonces el burrito se hizo el muerto en el caminito del porotal donde venían los monos. Y los monitos vinieron a hacer perjuicio. Y cuando los mono encontraron al burro muerto entonce dicen que lo van a llevá pa sacale el cuero. Y van al monte, jueron a traé enredadera del monte, y le ataron en cada pata una soga y se ataron por la cintura los monitos la soga para arrastrarle al burrito. Despué que 'taban todos ataos, el burrito salió a disparar. Y disparó con todos los monitos ataos. Y se jue a la casa «el colón»213 y le llevó todos los monos ya casi muertos porque iban arrastraos. Y el señor les mató del todo y hizo un pozo y enterró todos los monos. Y el burrito ganó la mantención para toda su vida.

Ramona Elialte de Insaurralde, 40 años. Paso de los Libres (zona rural). Corrientes, 1952.



  —368→  

ArribaAbajoNota

El cuento de El zorro, el burro y las coyundas robadas tiene fuentes medievales. En esencia es un elemento elaborado en la branche IX del Roman de Renard, como motivo del cuento que corresponde al nuestro de El labrador, el tigre y el zorro. En la narrativa argentina tiene desarrollo independiente y está muy difundido. La costumbre característica del zorro de robar lazos de cuero y llevarlos a la cueva, tan conocida en la vida campesina, ha influido sin duda en la recreación del cuento y en su difusión.

En las dos variantes recogidas en Corrientes, en una, el mono figura en lugar del zorro, y en otra, el caballo en lugar del asno.





  —[369]→  

ArribaAbajoEl zorro y los carneros

[4 versiones y variantes]


[Cuentos del 413 al 416]


  —[370]→     —371→  
413. El zorro, juez de los carneros

SALTA

Diz que el zorro ha andau con mucho hambre y ha ido siguiendo el rastro de una majada di ovejas con la intención de cazar algún corderito.

Diz que ha llegau a un lugar limpio y ha visto que son dos majadas, y que han estau peliando los carneros. Diz que el ruido no más se sentía en la serranía de los cuernos de carneros. Áhi ha pensau el zorro que se van a matar los carneros y él va tener carne. Diz que después qui ha visto que siguen peliando, ha pensau que él va tomar parte pa que se maten pronto, y áhi les ha gritau:

-¡Alto, señores, que llega el juez!

Los carneros han créido y han suspendíu la pelea. Y ha dicho otra vez el zorro:

-¿Se puede saber pórque se están peliando así, señores?

Diz que los carneros han dicho que están peliando por ver quién queda con el mejor lugar de pasto, porque hay muy poco pasto en esa serranía. Áhi el zorro ha dicho que él va hacer de juez, y han dicho que güeno los carneros. Él se ha puesto sobre una piegrita y ha ordenado a los carneros que se retiren ligerito y que vengan con toda la juerza a encontrarse ande él estaba. Eso era, claro, para que se maten los carneros. Y diz que los carneros si han dau cuenta de la mala intención del zorro, que se ha hecho el juez pa hacerlos matar no más.

Y diz que el zorro ha dicho:

-A la una, a las dos, a las tres... ¡larguen!

  —372→  

Y diz que los carneros si han venido con toda la juerza. Y ¡jue puta!, lu han agarrau al mismo tiempo con los cuernos y lu han reventau. Áhi si ha muerto y los carneros si han librau del juez que los quería comer, y si han dividido el pasto como hermanos.

Manuel Iseas, 80 años. Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

Gran narrador.



  —373→  
414. El zorro y los carneros

SAN LUIS

Es que se habían puesto a peliar dos carneros. 'Taban peliando a todo lo que da. Y por áhi pasó un zorro. Y le dijeron si quería ser juez a ver quién ganaba. Y él dijo que sí. Y se puso en el medio. Y se vinieron los dos carneros a toparse, a toda furia, y áhi lu aplastaron al zorro, lo dejaron muerto.

Elías Alcaraz, 51 años. Las Lomas Blancas. Ayacucho. San Luis, 1951.



  —374→  
415. El tigre, el zorro y los carneros

BUENOS AIRES

Después que el zorro le hizo muchas burlas al tío, el tigre, muy enojado, lo siguió buscando. A los pocos días lo ve en un pastizal en donde andaba comiendo una gran majada de ovejas. Juan andaba por robar un cordero. Entonces el tigre se acercó sigilosamente y logró atrapar al zorro.

El zorro áhi no más le inventó un cuento. Le dijo que lo andaban buscando para que sirviera de juez entre dos carneros que discutían cuál era más ligero. Y él había visto, en esos días, que estos dos carneros andaban en ese pleito y lo aprovechó, y le inventaba un encuentro. El tigre aceptó y el zorro fue a hablar a los dos carneros que andaban siempre peleando. Y los carneros también aceptaron. Entonce el zorro lo puso al tigre en un lugar y los dos carneros a la misma distancia y les dijo que tenían que encontrarse en donde 'taba el tigre y toparse. Y el zorro dispuso todo y dio la voz de ¡aura! Y los carneros, que tenían miedo al tigre, vieron la oportunidá de matarlo. Salieron corriendo a gran velocidá y llegaron al mismo tiempo ande 'taba el tigre y lo dejaron por muerto, en el suelo, con las costillas rotas. Cuando lo vio desmayado al tigre, el zorro se fugó otra vez y la majada de ovejas se disparó también.

Juan siguió ambulando por los campos.

Cuando se repuso el tigre siguió su persecución.

Silvano Arístides Hernández, 61 años. Mar del Plata. Buenos Aires, 1958.

Variante del cuento tradicional.



  —375→  
416. Los carneros y el zorro

NEUQUÉN

Resulta que dos carneros pastaban en un mismo lugar del campo. Una mañana, uno de ellos, el que se creía más fuerte, le dijo al otro:

-De hoy en adelante le prohíbo, señor Carnero, que usted coma en este mallín214, más acá de aquella barda215 que está allá. Al oír esto, el otro carnero le dijo:

-No le reconozco ningún derecho para que me prive comer un pasto bueno como el que come usted, y si quiere lo desafío a peliar. El que gane será el Rey, el que mande.

-Acepto -dijo el otro carnero que se creía superior al que lo desafiaba.

Dicho y hecho, se pusieron a peliar, topandosé furiosamente. Se oía de lejos el ruido de los cuernos lo que se daban topazos. Hacía ya dos horas que peliaban. Se habían lastimado y sangraban, pero no aflojaba ninguno de los dos.

Andaba por ahí un zorro hambriento y se puso a ver peliar los dos carneros. Tenía la esperanza de que alguno muriera para comerselá. No se animaba a intervenir. Los golpes furiosos que se daban lo atemorizaban. Al fin con miedo y todo se   —376→   arrimó a los carneros, y les dijo con voz muy fuerte y como de mando:

-¿Pueden decirme, señores Carneros, lo que a ustedes les sucede?

Al oír las palabras del zorro, que creían que era la autoridad, dejaron de peliar, y los dos a una voz contestaron:

-Vea, señor Zorro, nosotros peliamos para definir a quien le corresponde ser el Rey del mallín éste.

Entonce, el zorro, con más coraje, les dijo:

-Yo soy el Juez de Paz de este lugar, y por lo tanto soy el único que puede arreglar este asunto, pero desde ya vayan sabiendo que de acuerdo a lo que yo ordene, el que pierda, de ustedes, pierde la vida, y yo me lo comeré.

Se miraron los dos carneros con una mirada de entendimiento y contestaron aceptando.

-Bien -dijo el Juez de Paz Zorro- cada uno de ustedes se retira treinta metros de donde estoy yo. Golpearé tres veces las manos. Pongan atención. Cuando yo golpie tres veces las manos, ustedes corran hacia mí, y al que llegue primero lo nombro Rey del prado y al que pierda me lo como.

Convenido, los carneros se retiraron más o menos treinta metros de donde estaba el Juez Zorro, cada uno para el lado opuesto, quedando el juez en el centro. Volvieron a mirarse los carneros y se guiñaron el ojo.

El Juez Zorro les dijo:

-¡Atención! Uno, dos, tres. ¡Larguen!

Entonce los dos carneros emprendieron la carrera para donde 'taba el juez. El Zorro miraba al que venía de frente pero no miraba al que venía de atrás.

Los carneros, en vez de pararse al llegar donde se encontraba el Juez Zorro, hicieron lo contrario, se imbistieron con mayor ferocidad, apretandoló al zorro y aplastandoló. Quedó áhi muerto.

Éste fue el fin del Juez de Paz Zorro, que a pesar de su audacia, esta vez se le quemaron los papeles y los carneros juraron no separarse más y compartirse los buenos pastos del lugar.

Enrique Ignacio Nordenstrón, 67 años. Neuquén, 1959.

El narrador es un ganadero culto. Es un antiguo residente de Neuquén, procede de la provincia de Buenos Aires.



  —377→  

ArribaAbajoNota

Nuestro cuento de El zorro y los carneros figura entre los motivos de las aventuras del lobo, en los cuentos europeos como en el N. º 199 de Espinosa y el de El lobo hambriento de Curiel Merchan. El nuestro tiene siempre desarrollo independiente aunque figura también entre las aventuras del zorro y el tigre. Sus motivos corresponden a la estructura fundamental del cuento, pero ofrecen variantes:

A. En dos de las cuatro versiones, el zorro se ofrece como juez a dos carneros (que están peleando por la partición de un prado), con la intención de comerlos. En una, ellos se lo solicitan.

B. El zorro se coloca en el medio y los carneros deben correr hacia ese punto, ganando el que llegue primero. Los carneros descubren la mala intención del zorro, corren con el mayor ímpetu, lo aplastan entre sus cuernos y lo matan.

C. En otra de las versiones, el zorro convence al tigre para que haga de juez y los carneros le dejan por muerto, salvándose todos del temible enemigo.

De fuente esópicas relacionadas con variantes de la narrativa oriental, nuestro cuento ha sido clasificado como elemento C del tipo I, por Espinosa, que dedica un estudio erudito al cuento completo.





  —[378]→  

ArribaAbajoEl zorro y el carnero

La cosecha de fruta


[9 versiones y variantes]


[Cuentos del 417 al 425]


  —[380]→     —381→  
417. El zorro y el carnero

SANTIAGO DEL ESTERO

Diz que se habían acompañau el zorro con el carnero pa salir a buscar la vida, por el campo. Que era un carnero astudo. Y diz que andaban uno atrás del otro por el camino. En lo que van yendo, diz que hallaron una planta de chañar216 muy grande y llenita de fruta. Diz que tenían mucho hambre y que se pusieron muy contentos cuando vieron tanta fruta. Y diz que buscaron si había fruta en el suelo y que no hallaron ni una, ni una cáida. Y diz que el zorro le dice al carnero:

-¡Tan lindo chañar, amigo, lástima que nu hay ni una en el suelo!

Y áhi que volvieron a ver si cáiba alguna, pero nada.

Y diz que entonces le dice el carnero:

-Pierda cuidau, compañero, ya vamos a comer mucho.

Y diz que el zorro no créiba, porque no sabía cómo iban a comer si toda la fruta estaba arriba.

Y después el carnero, diz que se va a una distancia lejos, y diz que de allá viene con toda furia y que cornia la planta y que quedó coloriando en el suelo la fruta. Y después de eso que comían muy mucho. Que 'taba contento el zorro. Que se había llenau. Y se habían ido. Siguen viaje. Y entonce diz que el zorro ha dicho:

-¡Caramba! Ayer el carnero ha voltiau chañar, yo también voy a voltiar.

  —382→  

Pero ya se ha ido solo, no le ha querido avisar al carnero. Y encontró otra planta más cargada de chañar y nada le ha dicho al carnero. Y va, ni una fruta, ni una sola fruta abajo, pero lleno arriba. Entonce que va y hace la misma prueba del carnero. Que se va lejos y vuelve con toda la furia y cornia la planta, pero se rompe la cabeza. Se ha volcado los sesos y no ha voltiau ni una fruta. Y se ha muerto por mal intencionado.

Dominga Lescano, 48 años. Quimilar. Ambargasta. Ojo de Agua. Santiago del Estero, 1951.



  —383→  
418. El carnero y el zorro

CATAMARCA

Había una vez un carnero y un zorro.

Que le dice el carnero al zorro:

-Oiga, ¿porque no vamos a comer un poco di algarroba?

-Bueno, bueno -dice el zorro.

Y van. Y le dice el zorro:

-Peguelé un mochazo217 usté primero.

-No, usté.

-Bueno -dice el carnero.

Va, entonce, y le pega un mochazo y voltia muchas algarrobas. Y comen. Y las acaban y no si habían llenado. Y después dice el carnero:

-Ahora le toca a usté.

-Bueno -dice el zorro.

Y le pega un mochazo el zorro, al árbol, y se parte la cabeza en dos el zorro, y no cae nada di algarroba. Y se muere el zorro. Él quería hacer, claro, lo mismo que ha hecho el carnero y no ha podido.

Jorge Eduardo Busto, 13 años. Copacabana. Tinogasta. Catamarca, 1970.

Alumno de la escuela primaria.



  —384→  
419. El zorro y el carnero

MENDOZA

El zorro y el carnero se jueron a rodar tierra. Y tenían mucho hambre. Y por allá se hallan un chañar llenito 'e fruta.

-Yo le voy a pegar una topada y voy a voltiar el fruto que tiene arriba -que ha dicho el carnero.

Y voltió mucho chañar y comieron varios días. Estaban muy contentos porque les gustó mucho la fruta del chañar. Y después que si acabó, que el carnero le dice al zorro:

-Te toca a vos topar el chañar.

Y que el zorro ha hecho lo mismo que hizo el carnero. Se retiró lejo y de allá se vino a la furia, y de allá se vino a darle un tremendo quiñazo218 al árbol. Y dio un golpe tan grande en el chañar que se partió la cabeza, y le quedaron pegau los sesos en el tronco.

Juan Lucero, 59 años. Ancón. Tupungato. Mendoza, 1951.



  —385→  
420. El zorro y el carnero

MENDOZA

Salieron de compañeros el zorro con el carnero y llegaron a un chañaral ande había mucha fruta de chañar. Y el zorro encontró unos cuantos chañares maduritos en el suelo y se los comió. Y él le dice al carnero:

-Chey, si tenís hambre bajá fruta. ¡'Tá muy rica!

-¿Queré decir que yo te voy a bajar la fruta también? -dice el carnero-. Bueno, yo voy a bajar ahora, después vos.

Entonce se retiró el carnero y se vino y topió una planta 'e chañar, y hizo cair la fruta. Y ya comieron. Y el zorro le dice:

-Chey, bajame otro poquito. ¡'Tá muy rico el chañar!

Le bajó otra vez el carnero. Se retiró, y vino y chopió219 otro árbol. Cayó mucho chañar. Y comió el zorro y le dice:

-¡Bajame otro poquito! ¡Pucha que 'tá rico! ¡Mirá como 'tán los árboles llenos aquí!

-Mirá, te voy a bajar más, pero mañana los220 va a tocar, a mí una vez y a vos otra.

Al otro día volvió a pedir el zorro al carnero que le baje chañar. Le bajó y le dijo:

-Ahora te toca a vos. Mirá, pegale como yo, con la cabeza a un árbol delgadito y lo remecís, entonces cai la fruta.

  —386→  

El zorro probó chopiar un árbol delgadito y voltió algunos chañares. Y le pareció que tenía tanta juerza en la cabeza como el carnero y pensó que podía más que él. Llegaron a un punto ande los chañares que eran muy delgados. Y entonce le dice el carnero:

-Remecelo a este chañar -qu'era un árbol grueso-. Mirá, vos lo que tenís que hacer es una cosa: te retirás lejos, te mordís la lengua y te venís a la furia; cerrás los ojos y le das un topón juerte al tronco; y vas a ver la f ruta que vas a voltiar. ¿Quí andáis haciendo que no aprendís a mí?

Se retira el zorro, se muerde la lengua y trata de venirse a todo escape. Cuando lo va a topar al tronco abre los ojos y se para y le dice al carnero:

-¿No m'iré a fregar el cogote? Yo me voy a joder.

-¡Sos flojo! -le dice el carnero-. ¿No vis que a mí no me pasa nada?

Entonce el zorro le quiso hacer ver al carnero que era más capaz qu'él. Se prepara otra vez y sale a la furia, cierra los ojos y le pega al tronco un semejante chopón, y se parte la cabeza. Se jodió el zorro. Y áhi el carnero se libró del zorro y siguió tranquilo.

Máximo Reyes, 68 años. Las Cuevas. Tupungato. Mendoza, 1951.

Muy buen narrador.



  —387→  
421. El zorro y el carnero

SAN LUIS

Había una vez un zorro y un carnero que se juntaron en el campo y dispusieron irse a comer chañar.

Anduvieron buscando y al fin encontraron un montecito de chañares llenos de fruta. Entonces hicieron una apuesta a ver quién bajaba más chañar.

El carnero eligió un árbol con mucha fruta. Se retiró un buen trecho y vino con toda fuerza y le pegó con la cabeza un buen topetazo. Como el carnero tiene tanta fuerza en la cabeza, cayó una gran cantidad de fruta al suelo.

El zorro quiso hacer lo mismo creyendo que él tenía más fuerza que el carnero. Se retiró más lejos y se vino a toda carrera, y le pegó un golpe con la cabeza a un chañar llenecito de fruta. Áhi el zorro casi se reventó la cabeza, y casi muerto cayó al suelo.

Desde entonces no le hizo más apuestas al carnero a pegar con la cabeza.

Gabriela Romero, 64 años. El Sauce. Chacabuco. San Luis, 1950.



  —388→  
422. El zorro y el carnero hacen caer fruta de los árboles

SAN LUIS

Dice qui una vez salieron a buscar comida un zorro y un carnero. Encontraron unos chañares amarillando de fruta. El carnero se retira y se viene a la furia221 y chopia un monte y deja el suelo amarillando de chañar. Y áhi comieron los dos compañeros.

Siguieron por áhi hasta que tuvieron hambre y volvieron a buscar comida a los chañares.

El zorro no quiso ser menos que el carnero y dijo:

-Ahora me toca a mí

Y se retiró más lejo el zorro y se vino di allá con más furia y chopió el monte más grande. ¡Qué pucha!, ni lo movió al monte y se partió la cabeza.

Prefiterio Heredia, 54 años. Las Cañas. Los Corrales. San Francisco. San Luis, 1951.



  —389→  
423. El zorro y el carnero

SAN LUIS

Un día 'taba un carnero comiendo fruta de chañar abajo de unos chañares cargaditos de fruta madura. Llegó un zorro y le preguntó cómo hacía para bajar la fruta. Entonce el carnero le dijo que l'iba a mostrar cómo hacía. Se retiró un buen trecho y di allá se vino a todo lo que da, y le dio un tremendo topetazo con la cabeza al tronco de un chañar. El árbol se cimbró y quedó el suelo lleno de chañares; amarillando quedó el suelo. Entonce el zorro hizo lo mismo. Se retiró, y de allá se vino a la furia y le dio un cabezazo con toda la fuerza a un chañar. Y áhi se reventó la cabeza el zorro y le quedaron blanquiando los sesos. Y así el carnero se libró del zorro, que siempre tiene mala intención.

Rosario de Gil, 59 años. Chischaca. La Capital. San Luis, 1929.

Lugareña que no ha salido de su región. Aprendió el cuento de su padre, que era muy buen narrador.



  —390→  
424. El zorro con el carnero

SAN LUIS

El zorro con el carnero también se pusieron en una fiesta, que querían comer chañar. Entonces tenían ellos que pegarle un golpe al chañar pa que caera la fruta.

El carnero empezó primero. Se retiró lejos, lejos, fue corriendo y le pegó un cornazo al monte y voltió muchísimo. Y lo comieron a todo.

Después que lo habían comido le dice:

-Bueno, amigo, ahora le toca a usté -le dice al zorro-. Sí, ¡cómo no!, amigo -dice- y quizá yo voy a voltiar más que vos -le dice.

Y que se retiró más lejos, para venir de más lejos, para pegale más fuerte al monte. Se vino con toda la furia y le pegó con la cabeza al monte. Saltaron los sesos quén sabe a dónde. Áhi no más quedó muerto.

Y si acabó áhi no más.

Dídimo Arias, 60 años. Cumbres de los Comechingones. Puesto La Rubia. Chacabuco. San Luis, 1968.

Campesino originario del lugar. Buen narrador.



  —391→  
425. El zorro y el quirquincho

SALTA

Que andaban juntos el zorro y el quirquincho. Y tenían hambre. Y han hallau unas plantas de mistol222 con fruta. Y entonce el quirquincho se ha retirado y ha venido corriendo, y ha pegado con la cabeza en el árbol y ha voltiado mistoles. Y áhi han comido los dos.

Y después que han vuelto a tener hambre y el zorro dice:

-Yo vuá voltiar más. Yo que soy más grande, tengo más fuerza.

Y áhi se retira el zorro y se pone, y el quirquincho cuenta: a la una, a las dos y a las tres. Y se ha venido el zorro corriendo y cuando ha 'stado junto al árbol si ha hecho un lau y no le hace nada a la planta. Y después se pone el zorro pa correr y vuelve a contar el quirquincho, y le vuelve a errar. Y después vuelve otra vez y le cuenta el quirquincho, y esta vez ha pegau con toda la fuerza en la planta 'e mistol y se li han saltau los sesos del zorro.

Arturo Bernabé Martínez, 13 años. Salta, 1952.

Es un niño con vocación de narrador. Cursa la escuela primaria. Aprendió el cuento de campesinos y hombres del pueblo. Lo oyó muchas veces.

En este cuento el quirquincho ocupa el lugar del carnero, que es el personaje del cuento tradicional del país en el cual el motivo explica la fuerza que el carnero tiene en su testuz.



  —392→  

ArribaAbajoNota

Nuestro cuento de El zorro y el carnero es una expresión del cabal conocimiento que nuestros campesinos tienen de las costumbres y características de los animales de su medio. Son sus motivos:

A. El zorro y el carnero salen en busca de comida y encuentran un chañar lleno de frutos maduros.

B. El carnero, cuya fuerza en el testuz es reconocida, da un topetazo en el tronco del árbol y cae gran cantidad de frutas que los dos animales comen en abundancia.

C. El zorro, a su turno, lo imita confiando como siempre en su superioridad, y se parte la cabeza.

En una variante el personaje que ocupa el lugar del carnero es el armadillo llamado mulita.

Un cuento semejante ha sido publicado por Chertudi (Primera parte de los Cuentos folklóricos). Creemos que figura entre los creados por nuestro pueblo. No figura en las conocidas clasificaciones tipológicas del cuento popular.