Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice



  —[592]→     —[593]→  

ArribaAbajo El zorro y el quirquincho

Los huevos de piedra


2 versiones


Cuentos del 821 al 822


  —[594]→     —595→  
821. El zorro, el quirquincho y los huevos de avestruz

TUCUMÁN

Eran compadres el quirquincho y el zorro. Y salieron a buscar comida.

El quirquincho tenía un poncho bien colorado. Se lo pone y que dice:

-Me voy a buscar los huevos de los suris.

Y va y llega ande había un árbol alto. Y barre primero con pichanas336 bien, a la vuelta del árbol, y se sube al árbol recién. Y se pone a gritar:

-¡Casquinchaqui!, ¡Casquinchaqui!337

Dio unos cuantos gritos y en seguida se llenó de suris. Y áhi se pusieron a güeviar338. Y en eso ya terminan de güeviar y se bajó el quirquincho. Y dice:

-¡Qué lindo! ¡Tengo para empacharme!

Y áhi junta los güevos en el poncho. Levanta el poncho lleno de güevos y se va. Y en el camino lo encuentra al compadre y le regala un güevo para que pruebe.

  —596→  

Y le pregunta el zorro cómo ha hecho para conseguir los güevos. Y el quirquincho le explica cómo ha hecho. Y va el zorro y hace al revés.

Barre, como le dijo el quirquincho, y se sube al árbol. Y se puso a gritar:

-¡Casquinchaqui!, ¡Casquinchaqui!

Llegan los suris, y antes de que ellos puedan güeviar se bajó del árbol de un salto y los corrió.

Ya iba tan agotado de cansancio, y creyendo que había encontrado un huevo que había largado un suri, levantó una piedra muy parecida al huevo de suri, y se viene a la casa muy contento.

Cuando llegó a la casa le da a la señora la piedra, que la haga hervir. La señora la hacía hervir y no se ablandaba. La hizo hervir tres días y el huevo seguía muy duro. Y el zorro le dice:

-Rompelo con el ojo del hacha.

Le pegaba con el ojo del hacha y no se rompía.

-Y bueno -le dice el zorro-, rompelo en mi cabeza.

La señora le tiró el güevo con todas sus juerzas a la cabeza del zorro, y lo mató al zorro.

Silvia Marina Tarifa, 19 años. Amaicha del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.

Campesina. Buena narradora.



  —597→  
822. El zorro y el quirquincho

Los huevos de avestruz


SAN LUIS

El zorro y el quirquincho eran compadres. El zorro era muy flojo y el quirquincho muy guapo. El zorro se quería aprovechar siempre del trabajo del quirquincho, pero el quirquincho se había dado cuenta y lo embromaba al compadre que se pasaba de vivo.

Cierta vez el quirquincho lo invita al zorro a buscar chañar. Cuando llegaron adonde 'taban los chañares cargados de fruta, el zorro se quedó atrás. El quirquincho juntó mucha fruta y la trae. El zorro no había juntado nada y le pregunta al quirquincho cómo podía hacer para llevar algún poco de chañar a su casa. Entonces le dice:

-Vea, compadre, es muy fácil. Mire, vaya a aquel chañar, pongasé lejito, y venga con toda la furia y pegue con la cabeza en el tronco del árbol. Áhi van a caer los chañares a montones. Así hago yo.

Fue el zorro, y se vino corriendo de lejos y pegó un topetazo con la cabeza en el tronco del árbol de chañar. Casi se volcó los sesos. Cayó al suelo medio desmayado. Cuando se compuso, vio en el suelo una frutita, y la alzó diciendo:

-Basta para mis hijitos.

Se juntó con el quirquincho y se volvieron juntos, pero el quirquincho no le aflojó nada de su cosecha.

Otra vez se convidaron para salir a buscar huevos de avestruz. Llegaron a un lugar donde andaban muchos avestruces. El   —598→   quirquincho empezó a buscar las nidadas y el zorro se quedó atrás, haciéndose el cansado. Al rato volvió el quirquincho con varios huevos de avestruz y el zorro le pregunta que cómo puede hacer para encontrar algunos huevos. Entonce le dice el quirquincho de pícaro:

-Vea compadre, es muy fácil. Vayasé y donde encuentre un avestruz sigaló hasta que empiece a perder los huevos y usté los va recogiendo. En cuanto vea una cosa algo redonda, parecida a esto, levantelá no más, porque esos son los huevos. El zorro fue y empezó a seguir al primer avestruz que encontró. Como era tan flojo, se empezó a cansar en seguida no más. En eso que iba, tropezó con una piedra blanca y redonda, y áhi la levantó pensando que era un huevo de avestruz. Al rato volvió a tropezar con otra y hizo lo mismo, la levantó. Entonces dijo:

-Basta para mis hijitos -y se volvió.

Se juntó con el quirquincho y se volvieron a las casas, cada uno con su cosecha de huevos. El quirquincho vio que lo que había recogido el zorro eran piedras, pero no le dijo nada.

Los hijitos del quirquincho se dieron un banquete con los huevos de avestruz.

El zorro le dio a la zorra los huevos que él había encontrado. La zorra los puso a hervir. Los cocinó un día entero, pero no se ablandaban. No sabían qué les pasaba a estos huevos que eran tan duros, hasta que al fin se dieron cuenta que eran piedras y que el quirquincho lo había embromado al compadre zorro tan flojo y que se cree tan vivo.

Juan Ferreira, 50 años. Los Puestos. Chacabuco. San Luis, 1958.

Modesto ganadero. Buen narrador.

Variante. El relato amalgama los motivos de dos cuentos: La cosecha del chañar y Los huevos de piedra.



  —599→  

ArribaAbajoNota

En estas dos versiones de nuestro cuento se repiten, en otra forma, los motivos del cuento popular que presentan al zorro burlado por un animal que se tiene por poco inteligente, como es el quirquincho.





  —[600]→     —[601]→  

ArribaAbajo La prueba del frío y del agua

La apuesta del zorro, la chuña y otros animales


15 versiones y variantes


Cuentos del 823 al 837


  —[602]→     —603→  
823. La apuesta del zorro y la chuña

SALTA

Diz que ha andau de cuenta el zorro por comerse la chuña y no podía. La chuña de lejo cuando lo devisaba al zorro se subía bien alto en un árbol y di allá conversaba.

Diz que un día el zorro li ha dicho que baje, qu'él no le va hacer nada y que jueguen una apuesta. Diz que 'taban cerca di una laguna y li ha dicho el zorro que jueguen a ver cual resiste tener más tiempo la cabeza adentro de l'agua. La chuña ha dicho que güeno y diz que ha bajau pensando joderlo al zorro.

Diz que han llegau a la laguna y han entrau un poco en l'agua.

-Allucito339 pongasé comagre -diz que li ha dicho el zorro-. Yo mi hi de poner aquicito.

Diz que áhi si han puesto. El zorro ha metíu la cabeza en l'agua. La chuña si ha arrancau unas plumas largas de l'ala, las ha plantau en el barrito de la laguna y si ha volau a un árbol. Áhi diz que ha 'tau mirando qué hacía el zorro.

Diz que el zorro ha sacau con trampa la cabeza pa respirar y ha mirau a la chuña y ha pensau que se 'tá augando. Y ha sacau varias veces la cabeza, y la chuña no se movía. Ya cuando ha pasau mucho tiempo ha pensau que 'tá muerta la chuña y la ha saltau. ¡Jue puta!, el zorro si ha dau un golpe   —604→   en una piegra. ¡Qué miesca!, casi si ha muerto del golpe. Y áhi la chuña si ha largau a carcajiar340 di arriba 'el árbol lo que ha visto la mala suerte del socio que la ha queríu juaniar341.

-Ha síu una broma, comagre ha dicho el zorro, quenquiando342 pa caminar, jodido del golpe.

-Ha síu una trampa 'i zorro343, compagre -ha dicho la chuña y si ha volau lejo.

Diz que el zorro no la ha podíu comer a la chuña, porque la chuña es viva y lo jode al Juan que es tan pícaro.

Manuel Iseas, 80 años. Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.



  —605→  
824. El zorro y la chuña

La apuesta


SALTA

El zorro y la chuña eran compagres. Un día el zorro la convidó que vayan a bañarse en el río, y se jueron. La chuña sabía que el zorro lo quería comer. Entonce la chuña le dijo al compagre:

-Oiga compagre, ¿hagamos un apuesta?

-Güeno -le dijo el zorro.

-Cuál 'tá más mucho zambullío en el agua.

Se zambulleron. La chuña salió, se sacó una pluma de l'ala y la dejó plantada en el suelo, en medio del agua. Salió y se jue.

El zorro sacó la cabeza, espió, y dijo:

-Áhi no más 'tá mi comagre -y se volvió a zambullir.

Salió otra vez y dijo:

-¡La pucha!, con mi comagre, acaso 'tará muerta.

Se arrimó a verla, sacó la pluma y no 'staba la chuña. Salió del agua, le vio la güella y parecía que ya hacía mucho que se 'bía ido. Se jue a buscarla. Llegó en una casa y preguntó:

-¿No me lo344 han visto pasar un mozo poncho cari345?

-Hace ya como tres días que pasó, me lo trabajó un potrero y se ha ido.

  —606→  

El zorro le dijo:

-Prestemé una piegra pa afilar mi cuchillo.

Lo afiló y se jue. Llegó en otra casa y preguntó:

-¿No me lo han visto pasar un mozo poncho cari?

-Hace ya como dos días que pasó, me lo trabajó un cerco y se ha ido.

El zorro pidió una piegra y afiló el cuchillo y siguió. Llegó en otra casa y preguntó:

-¿No me lo han visto pasar un mozo poncho cari?

-Hace ya como un día que pasó. Me lo trabajó un corral y se jue.

-Entonces prestemé una piegra pa afilar mi cuchillo.

Cuando estuvo afilandoló, se quebró y se jue triste porque ya no tenía cuchillo. Encontró ande durmieron unos carreros, y andaba buscando desperdicios que 'bían botao, cuando encontró un asador de hierro y se jue otra güelta a buscarla a la chuña. Llegó en una casa y preguntó:

-¿No me lo han visto pasar un mozo poncho cari?

-Hace rato que pasó.

-Prestemé una piegrita pa afilar mi cuchillo.

Como la chuña sabía que el zorro venía buscandolá, se allegó a una casa vecina y pidió los perros. Al poco rato llegó el zorro, preguntó del mozo y la chuña estaba escondida. Le echó los perros. Los perros lo corrieron, lo alcanzaron, y lo mataron.

Antonio Cóndori, 49 años. Malvalai. Anta. Salta, 1951.

Buen narrador. Es colla. No habla quichua, pero su sintaxis es bilingüe. Su apellido es indígena.



  —607→  
825. El zorro y las chuñas

SANTIAGO DEL ESTERO

Dice que se bañaban en una represa dos chuñas. Y ha llegao el zorro y les ha jugao a ver quién resiste más metiendo la cabeza en l'agua y nadando. Y las chuñas han dicho que güeno.

-Vamos -ha dicho el zorro y si ha metío en el agua-. Hay que dentrar bien al hondo.

-Vamos -han dicho las chuñas y si han metío, si han dentrao di atrás del zorro.

El zorro si ha metido con la mala intención de salir y comerse las chuñas. Las chuñas si han sacao unas plumas de las alas y las han dejao flotando en l'agua y si han salido huyendo dejando al zorro que se metía bien adentro. Al ratito el zorro ha sacao la cabeza pa respirar. Ha visto las plumas de las chuñas y ha vuelto a meter la cabeza. Cuando ha estao cerca las plumas, ha dao un salto el zorro para agarrar las chuñas, y áhi si ha dao un golpe y ha visto que lu han engañao. Salió a buscarlas. Cuando salió ya no parecían y se jue a buscarlas siguiendo el rastro. Ya iba lejos y llegó a una casa y preguntó si nu habían visto pasar a dos hombres emponchaos, con ponchos barchilos346 y güenos cantores.

-Reciencito han pasao por acá -le contestan.

-Güeno, hasta mañana -dijo el zorro.

Ya era tarde y por áhi no más si había quedao a dormir, el zorro. Y tempranito se ha despertao y se jue a buscarlos a las chuñas.

  —608→  

Y por áhi habían estao cantando las chuñas. Subían y bajaban cantando de un quebracho cotulo347. Y llegó el zorro y las oyó que 'taban déle canto, y les dice:

-¡Qué lindo cantan! ¡Pórque no me enseñan!

-Vení, sí te vamos a enseñar -y bajan del quebracho.

Entonce las chuñas le habían dicho que tiene que revolotiar en redondo como revolotean ellas.

El zorro nu ha podío y las chuñas li han dicho que le van a enseñar. Lu han agarrao y lu han revoliao despacio, y en la güelta, el zorro ha hecho: ¡guaaac! ¡guaaac!...

Entonce ha dicho:

-Si parece que vua poder cantar. Maver, otrita güelta y yo vua cantar más juerte.

Y áhi no más le dieron una revoliada más juerte y li han pegao en el tronco 'el quebracho. Y ha quedao pegao en el tronco del quebracho, muerto, el zorro pícaro que las que querío joder a las chuñas. Y dice que el zorro gritaba: ¡Ay!... ¡Ay!... ¡Ay!... Y di áhi se jueron a pasiar tranquilas, las chuñas.

Carmen Ledesma, 70 años. Huayco Hondo. Capital. Santiago del Estero, 1952.

Carmen figura entre los nombres que se usan para hombre y mujer.

Campesino analfabeto. Buen narrador.



  —609→  
826. La chuña con el zorro

SANTIAGO DEL ESTERO

La chuña 'taba en el río, en la playa del río, bañandosé, echandosé agilita en la espalda. Y si arrima el zorro y la saluda. Y le dice:

-¡Hola, canilluda! ¿Cómo te va?

-¡Oh!, tío Juan Gallina, ¿cómo andas vos?

Porque siempre a tío Juan le han gustado, es muy aficionado a las gallinas, que es uno de los platos favoritos de él.

-Aquí 'toy -le dice la chuña-, me estoy bañando.

-¡Ah! -le dice-, pero no te arrimes mucho para el hondo que te vas ahogar.

-No -le dice-, yo sé nadar.

-No, ¡qué vas a saber! -le contesta.

-Sí, yo soy una gran nadadora.

-No, pero como yo no has de ser.

Y empieza la discusión. Entonce le dice:

-Yo te voy hacer una apuesta. Vamos a jugar lo que vos quieras -le dice el zorro- quién aguanta más zambullendosé.

-Bueno -dice-, ¡meta!

Bueno, desensillan. Sacan los estribos, que eran de plata, los frenos, el rebenque, y ponen encima los ponchos, los dos ponchos. Jugaban eso y todo lo demás.

-El que dura más, ése es el queda.

Muy bien.

-Vamos a contar hasta tres -dice Juan-. Yo voy a contar -dice Juan siempre pensando sacar ventaja.

  —610→  

-Pero, a ésta, en la primera zambullida no más la despacho. Una, dos y tres...

Y la chuña zambulle. Y el zorro la deja estar un rato. Entonce calculando un rato, zambulle.

La chuña, que no era nada tonta, dejó pasar un tiempo, salió del agua, se arrancó una pluma de la cola, y la enterró en la arena, de manera tal que parecía que 'taba zambullendo.

Juan pasó un rato, y no le daban más los pulmones y pensaba:

-Bueno, a ésta le he ganau, pero de todas maneras voy a sacar despacito la cabeza y el hocico y voy a mirá a ver si sigue zambullendo y le voy hacer otra zambullida.

Muy bien. Saca, despacito la cabeza y alcanza a ver la pluma.

-¡Eh... qué aguante, ésta! -dice y se vuelve a zambullir.

Está un buen rato debajo del agua. Los pulmoncitos se le hinchaban. Vuelve a sacar, despacito la cabeza. La ve de nuevo.

-¡Hum! -dice-, ¡qué barbaridá! ¡Pero ésta nu había teníu destino! -dice.

Vuelve a zambullir. Y está un buen rato nuevamente y empieza a pensar, dice:

-¿No si habrá ahugau esta pobre? ¿No será que por ganarme le ha pasau un accidente? ¿Y qué voy hacer? ¿Voy a cargar yo con semejante cargo de conciencia?

Muy bien. Saca con cuidau otra vez el hocico y la ve enterrada. Entonces dice:

-La voy a sacar. Seguramente se habrá muerto y la voy a llevar a entregar a su familia.

Bué...

Sale del agua, se arrima. Abre las manitos para abrazar a la chuña guiandosé por la pluma que estaba enterrada en la arena y se encuentra, cuál sorpresa, con una plumita.

-¡Ay, lo que me ha hecho esta trompeta! ¡Esta bandida, tramposa! La voy a matar. Donde la encuentre la voy a degollar. Pero ¡qué cosa bárbara! Increíble lo que me ha hecho. Voy a casa a buscar un cuchillo.

  —611→  

Va a la casa a buscar un cuchillo grande que tenía. Y lu hace así, lo chaira348. Y lo ve que estaba un poco, no muy afilado, porque el zorro quería un cuchillo que esté cortando un pelo al aire para degollarla de entrada no más a la chuña. Y sale.

Empieza a caminar, a rastriarla, Juan, a la chuña, porque la chuña iba a gata con semejante carga. La chuña levantó los dos ponchos con todas las cosas que habían puesto y se mandó a mudar.

Llega a la casa de la iguana. Y le dice:

-¡Hola, caraipuca349!, ¿no me la has visto pasar a la chuña?

-Sí -dice-, esta mañana pasó, tío Juan. Iba contenta -dice-. Iba llevando un montón de cosas que le ha ganado en apuesta a usté.

-Qué me va ganar a mí. Es una tramposa, una bandida. No sabe la que me ha hecho. ¿No tiene una piedrita pa que afile mi cuchillo?

-Sí, tío Juan, sí tengo un molejón ahí adentro, me lo prestaron.

Y va, afila: chas... chas... chas... chas... chas... chas... chas... Y lo probaba. Sacaba un pelito, cortaba una ramita...

-¡Ah, ya lo voy alcanzar!

Sigue viaje. Camina otro trecho y lo encuentra al llegar a la casa, al peludo:

-¡Hola, peludo -le dice- carachento!

-¿Qué tal, tío Juan?

-Aquí estamos. Voy siguiendo a la chuña, ¿no me lo ha visto pasar?

-Sí, tío Juan. Esta mañana sol alto ha pasau. Ya iba contenta. Dice que le ha ganau una apuesta a usté.

-Pero, ¡qué me va ganar! Me ha hecho trampa. ¡Esta bandida! Donde la encuentre la voy a degollar, la voy a matar. ¿No tiene una piedrita pa que afile mi cuchillo?

  —612→  

-Sí, tío Juan, tengo aquí un molejoncito bueno.

-Prestamelá. Y meta probar. Chas... chas... chas... chas... A medida que iba afilando el cuchillo se le iba achicando. Sigue andando un trecho. Y llega a la casa de la lechuza.

-¡Hola, cumpa lechuza! -le dice.

-¿Qué tal tío Juan? ¿Qué le anda pasando? ¿Qué le pasa que anda tan enojau?

-¡Ah, como para que no esté! -dice-. ¿Vos sabes lo que me ha hecho la chuña?

-¡Ah! -dice-, la chuña ha pasau hace un rato por acá. Contenta, iba llevando un atau muy grande. Agata iba, cansada, po. Y me ha contau que le ha ganau una apuesta, en una zambullida.

-¡Qué me va ganar, esa bandida, esa trompeta! -dice-. ¿Vos sabes lo que me ha hecho?

Y le cuenta lo que le ha hecho.

-Pero, también donde la encuentre la voy a degollar. Pero, mirá, las tripas le voy a dejar al aire, ¿no tienes una piedrita pa que afile un cuchillo?

-Sí, tío Juan, sí tengo una piedrita. Buena es. La he traído del norte.

-Prestame pa que afile.

Chas... Chas... Chas... Chas... Y sigue la afilada. Y cada vez el cuchillito más chico. Llega a la casa de la garza mora.

-¿Qué tal, tío Juan, cómo le va?

-Decime, no me interrumpas. Voy muy apurau, voy viendo los rastros éstos. ¿No me la has visto pasar por acá a la chuña?

-Sí, tío Juan, ahicito va. Ha pasau. Y va a gala de cansada, llevando un atau muy grande.

-¿Vos no sabes lo que me ha hecho? -le dice.

-No. Iba muy contenta.

-¡Eh, no sabes lo que me ha hecho a mí! ¡Ah, es una bandida! Pero ya, ya le voy a alcanzar -dice-. Mirá lo que llevo aquí.

  —613→  

Y era un cuchillito moto350. Era cabo no más y un pedacito. Le dice:

-Decime, ¿no tienes una piedrita pa que afile mi cuchillo?

-Sí, tío Juan. Sí tengo una piedrita. Buena es.

-Prestame, porque así voy a chairar mi cuchillito.

-¡Cómo no! -le dice la garza mora-. Le vuá prestar tío Juan.

Le presta. Chas... Chas... Chas... Y ya era el cabo que afilaba.

-Y bueno, esto no me va a servir. Pero igual no más la vuá matar -dice.

Y sigue no más. Sigue, como la chuña iba muy pesada, la alcanza a ver. Y la chuña, que no es nada tonta, había escondíu el atau en una cueva de vizcacha.

-¡Ah! -le dice-, ¡así te quise pillar!

-Sí -le dice-, ahora me vas agarrar -dice la chuña. Y vuela y se asienta arriba de un algarrobo, con un tronco torcido, y el zorro también sube. La quiere agarrar, pero no puede subir a los árboles. Sube por detrás de la chuña, pero en el momento que la quiere agarrar, vuela y se asienta en el tronco chaquista351, un tronco quemado. Que no estaba más que el tronco. Vuela y se asienta en la punta. Y el zorro dice:

-¡Ah, de aquí no te me escapas!

Y hace un salto magistral para cazarla a la chuña, en el mismo instante que ésta vuela, de manera tal que da con la cabeza y se le desparraman los sesos.

Y colorín, colorado, que este cuento se ha acabado.

Aristóbulo Barrionuevo, 48 años. Santiago del Estero. Capital, 1970.

Persona de cultura, Profesor. Aprendió el cuento de la madre que tiene un gran repertorio. Muy buen narrador.



  —614→  
827. El zorro y la chuña

SAN LUIS

Que el zorro siempre se la andaba por comer a la chuña y no podía. Que un día se encontraron y el zorro le hizo una apuesta a la chuña a ver quién resistía más con la cabeza abajo 'el agua. Y ya convinieron en que se iban a juntar al otro día en un arroyo y áhi iban a cumplir la apuesta.

Bien de mañanita se juntaron en el lugar qui habían dicho. Nu había salido el sol y l'helada 'taba blanquiando en los yuyos. El zorro 'taba tiritando de frío, pero disimulaba. Y ya dentraron no más al agua y metieron la cabeza. El zorro 'taba soportando sin respirar, mientras tanto la chuña se sacó unas cuantas plumas largas y las plantó en el barro, y ella di un volido se subió a un árbol. Al ratito no más el zorro sacó la cabeza y vio las plumas, y dijo:

-'Tá juerte la chuña -y se metió otra vez.

Al rato volvió a levantar la cabeza y vio que ni se movían las plumas.

-¡Caráfita! -dice-, ésta es muy resistente o ya si ha muerto augada.

Y ya salió del todo y le dio un avance, y di un salto la jue a agarrarla, y ¡qué pucha!, se doblaron las plumitas y él se dio un golpe tremendo con una piedra que 'taba áhi.

Entonce la chuña lu habló del árbol ande 'taba, y le dijo qui áhi tenía su castigo por ser tan de malos tratos. Y se voló, y el zorro se quedó duro de frío, mojado y sin desayuno.

Santos Gil, 72 años. Buen Esperanza. San Luis, 1951.



  —615→  
828. La apuesta del zorro y el cuervo

JUJUY

Diz que el zorro se había ido a vivir a una peña muy alta, ande nadie lo vía. El lión al ver que no tenía esperanza que vuelva, le mandó un propio352, el cuervo, a llamarlo. Lo mandó que le diga qui ha muerto el lión. Y el zorro li ha dicho que a él no le pueden hacer mentira. Y entonce li ha dicho al cuervo:

-Li hago una apuesta a usté, propio. El otro contestó:

-¿Énque forma?

Y entonce había hecho la apuesta a sentarse en el hielo y que ninguno se movía.

-Soy valiente y a cualquiera le puedo ganar -ha dicho el zorro.

Y si han sentau en el hielo. Y el cuervo era muy vivo, y a cada media hora levantaba una pata y la calentaba, y la volvía a largar. Y ya no podía más el zorro, ni moverse. Y estando ya mal, comenzó a gritar el zorro:

-Levantesé propio. Yo créu que te voy a ganar.

  —616→  

Y el cuervo si hacía el zonzo, que l'iba a perder. Ambos353 ellos hablaron a no moverse ni uno ni otro. En eso perdió la vida el zorro. Quedó sentau, duro de frío, todo. Ya no pudo hablar. Áhi no más quedó y ganó el cuervo.

Crispín Churquín, 56 años. Yavi. Jujuy, 1952.

Colla, pastor de la Puna. No habla quichua, caso común de los indígenas del altiplano argentino. El apellido es indígena.



  —617→  
829. La apuesta del zorro y el cuervo

JUJUY

Diz que si han encontrau el cuervo con el zorro a la orilla di una laguna. Diz que era invierno y si han desafiau a pasar la nochi encima del hielo de la laguna. Diz que han dicho que el que gane se va a comer al otro.

Diz que si han puesto encima del hielo una nochi. Si han sentau en el hielo y han dejau en el medio de los dos un morrito. Tenían que gritar al compañero para ver si vivían, po. El frío es muy grande, pero diz que el zorro decía que él iba a resistir más. Y diz que el zorro a cada momento gritaba muy juerte:

-¡Atoj alala! (tengo frío)354.

Contestando el cuervo:

-Mana alala (no tengo frío)355.

Diz que la voz del zorro ha ido siendo cada vez más débil y al fin ya no le contestaba nada al compañero.

El cuervo 'tá acostumbrau, po, a los hielos y a la nieve, y el zorro se mete en cuevas. Pero el Juan si hace siempre el valiente.

  —618→  

Al fin el cuervo a la madrugada qui ha visto que el zorro no ha contestado. Ha volau, y áhi 'taba el zorro duro, muerto. Ha ganau, po, el cuervo y ha bajau y lu ha comío al compañero.

Macario Colqui, 45 años. Pasaje. Cochinoca, 1948.

Pastor colla. Dice que no habla quichua, pero que conoce palabras y frases de esta lengua. Las expresiones quichuas del texto forman parte del cuento y así lo aprendió. Los puneños dicen que los animales hablaban en quichua.



  —619→  
830. La zorra y el carancho

JUJUY

Diz que había una vez una zorra y un caranchi356. Eran compagres357.

Un día 'taba nevando. Se habían encontrao en medio 'i la nevada. Se saludaron:

-¡Güen día, compagre!

-¡Güen día, comagre!

-Hagamos un trato, compagre -había dicho la zorra. El que aguante más la nevada se lo come al otro.

El caranchi había dicho a la zorra que pa saber quién aguanta más, tiene que gritar ¡alalay!

Güeno. Cada uno se paró sobre una piegra. Al rato el caranchi comenzó a gritá:

-¡Alalay, comagre! ¡Alalay, comagre!

Y la zorra:

-¡Alalay, compagre! ¡Alalay, compagre!

Después di un rato, güelta han empezao a gritar. El caranchi cada vez más juerte y la zorra cada vez más despacio.

El caranchi cuando gritaba se sacudía las plumas, pero la zorra no podía, se le pegaba la nieve en los pelos. El caranchi 'tá acostumbrado, pero la zorra se estaba muriendo de frío.

Ya después la zorra 'taba moribunda, apenas movía la boca.

Al rato se ha moriu y el caranchi se la comiu.

Felipe Mamaní, 42 años. Cara Cara. Yavi. Jujuy, 1952.

El narrador es un pastor puneño. No habla quichua. Su apellido es también indígena.



  —620→  
831. El zorro y el cuervo

La apuesta


TUCUMÁN

Ha 'tau cayendo una gran nevada. Taban blancos los cerros.

Por áhi ha andau Juan, el zorro, con hambre porque nu encontraba ni un bicho. En eso ha visto al cuervo y li ha hecho seña que baje. El cuervo ha bajau a un peñasco y el zorro lo saluda y le dice si no le tenía miedo al frío.

-Yo andoy siempre por los cerros. Yo soy guapo -le dice el cuervo.

-Yo soy más guapo, amigo. Li hago una apuesta. Venga, vamos a dormir sobre esta piedra, a ver cuál resiste más el frío. El que gane lo come al otro.

-Maver su apuesta, amigo.

El cuervo li ha teniu desconfianza al zorro, comu es tan traicionero. Li ha dicho que él va al frente, en una peña, y que di áhi se van a gritar toda la noche hasta quí amanezca. El cuervo lo aguanta a la nieve. Esas aves son de las cumbres. El zorro de palangana y pícaro si hacía el guapo pal frío.

Ya si han puesto. Al ratito los ha tapau la nieve. Y ha gritau el cuervo:

-¡Amigo Juancho!

-¡Amigo Palancho358! -ha contestau el zorro.

  —621→  

El cuervo se lo sacudía la nieve. Cuando se le enfriaban las patas ponía una abajo 'i l'ala y despué ponía l'otra. El zorro lo tenía pegau la nieve y 'taba duro de frío. A la media noche ha vuelto a gritar el cuervo:

-¡Amigo Juancho!

-¡Ami...! -agata ha podiu contestar el zorro, duro 'i frío.

Al amanecer, el cuervo ha vuelto a gritar:

-¡Amigo Juancho!

El zorro nu ha contestau. Ha bajau el cuervo. Lu ha encontrau muerto y lu ha comíu.

Cruz Donaire, 60 años. Tipas de Colalao. Trancas. Tucumán, 1957.

Campesino analfabeto. Buen narrador.



  —622→  
832. El zorro y el quirquincho

SANTIAGO DEL ESTERO

El zorro y el quirquincho que han ido de compañeros. Iban pa Buenos Aires a buscar trabajo, como mucha gente se acompañan y se van. Diz que era tiempo de invierno. Qui hacía mucho frío y que helaba. Y cuando iban le pregunta el quirquincho al zorro.

-Y vos, que llevás de avío.

-Yo, nadita -que le dice-. ¿Y vos?

-Yo nadita.

-Y esta noche, ¿cómo iremos a dormir? -le dice el zorro.

-A mí no me va hacer frío -dice el quirquincho.

-Nai359, ni a mí tampoco -que dice el zorro.

Cuando ha llegado la noche se buscan un lugar para dormir. El quirquincho busca unos pastitos y cava un poco y áhi arregla su camita. Y el zorro que se acuesta a campo no más, sin tender nada, diciendo que a él no le va hacer frío.

Y ya heló, y ha hecho mucho frío. Y el quirquincho le ha estado preguntando al zorro si tenía frío, y claro, que los dos han tenido frío, y casi no podían hablar, pero el zorro siempre se hacía el juerte, y decía que no.

-Amigo... ¿Chirinchón?360 (si le hacía frío).

-Mana... michirón, señor... (que no le hacía frío) -decía el zorro.

  —623→  

A la media noche que otra vez le pregunta el quirquincho:

-Compañero... ¿chirinchón?

-Mana... michirón... señor... -decía.

Que cerca del amanecer le vuelve a preguntar el quirquincho si le hacía frío, y ya agatitas que le decía:

-Mana... michirín... señor... -con la voz delgadita, finita, que ya se estaba muriendo de frío.

Y ya cuando se ha levantado el quirquincho lo ha encontrao empalizau, ya. Ya muerto, el corajudo que no iba a tener frío. Ya murió áhi, por compadrón y palangana361.

Dominga Lescano, 48 años. Quimilar. Ambargasta. Ojo de Agua. Santiago del Estero, 1951.

Quimilar: Población rural.



  —624→  
833. El zorro y el quirquincho

SANTIAGO DEL ESTERO

Diz que el zorro con el quirquincho se envitaron para ir al sur, a Buenos Aires, de compañeros, y salieron ya. Y ande se les hizo noche trataron de dormir. Y el quirquincho hizo una cuevita, y juntó pasto, porque ellos hacen así, y se acostó. Porque era tiempo de helada. Y el zorro se acostó así no más, que él no tenía más amparo que las pajas. Él se burlaba del quirquincho y él se quería hacerse el valiente, que el frío nada le hacía. Y áhi jugaron quién resistía más el frío. Ya cuando ha estado una buena parte de la noche que el quirquincho, con mucho frío le dice al zorro:

-Compañero... chirinchón... -que así le hacía la voz, le tiritaba.

Y el zorro decía:

-Man... chirín... señor -que el zorro trataba de hacer fuerza con la voz porque ya no daba más de frío.

Y más luego, cuando jue más tarde, le hacía la misma pregunta:

-Compañero... chirinchón...

Y áhi le contestaba el zorro con menos juerza:

-Man... chirín... señor...

Y a la madrugada que ya se moría de frío el quirquincho, ya lo volvió a hablar al compañero, ya cerca del día:

-Compañero... chirinchón...

  —625→  

Y el zorro que ya 'taba con las carretillas362 agarradas y le contestaba que cuasi no se óiba:

-Man... chirín... señor...

Así que cuando amaneció le volvío a preguntar y no hubo quien contestara. Perdió el zorro, y se murió de frío.

Felipe Lescano, 73 años. Media Flor. Santiago del Estero, 1951.



  —626→  
834. El zorro y el cóndor

CATAMARCA

Diz que el zorro había hecho una apuesta con el cóndor, al que moría primero se lo comía el otro. Taban en los cerros, en la Cordillera363, en un escarcho364 grande. La apuesta ésta era de que cuál era más sufrido para el frío. Y bueno, éstos se han acostau los dos sobre el escarcho, el cóndor y el zorro. Y bueno, éstos 'taban tirados por áhi. Ya perecían de frío.

Y bueno, cuando 'taba áhi, que se levanta el cóndor y le dice al compañero:

-Alilí... alilí... -que no podía hablar más de frío.

-Alilí... alilí... le contestaba temblando de frío el zorro, pero más voraz365, más fuerte el zorro.

Se levantaban, se acostaban pa un lau y se acostaban pal otro. Que el cóndor se acostaba sobre el ala, estendiendo las plumas. Y bueno, pasaban como dos horas, y gritaban los dos. Como diez veces se gritaban así, porque ya no podían hablar. El hecho era no salir del escarcho.

Y bueno, redepente366, que el zorro comenzó a contestar despacito:

-Alilí... alilí...

  —627→  

-El otro, claro, más resistente pal frío, seguía contestando más fuerte. Y ya se le acabó el valor al zorro, hasta que terminó y se murió. Y el cóndor tuvo que almorzarlo al zorro.

El cóndor lo come al zorro y a cualquier animal muerto. Y le ganó el cóndor.

Clemente Eraso, 46 años. San Antonio del Cajón. Santa Marta. Catamarca, 1957.



  —628→  
835. Las águilas y el zorro

LA RIOJA

Éste qu'era un zorro que se juntó en un cerro con unas águilas en la Cordillera. Que estaba nevando y las águilas, para salvarlo levantaban las alas y lo tapaban. Güeno, el zorro tenía un hilo y las ató diciendolés que así no las iba a llevar la tormenta. Güeno, áhi estaba el zorro abajo 'e las alas de las águilas, y lo que se sacudían para sacarse la nieve, el zorro estaba cadi istante diciendo:

-Dejesén de mover que si no voy a sacar el hilo.

Y lo que se volvían a sacudir la nieve que las 'taba tapando, el zorro les volvía a decir muy enojado:

-Dejesén de mover que voy a sacar el hilo. Estaba corajudo porque estaba reparito.

Al último se enojaron las águilas, se sacaron el hilo, y le dijieron al zorro:

-Tomó tu hilo -y lo dejaron en medio 'e la nieve.

Se volaron y lo dejaron al zorro.

Al otro día lu hallaron muerto al zorro, las águilas, y se lo comieron.

Y áhi se termina.

Ramón Sánchez, 67 años. Real del Cadillo. General Roca. La Rioja, 1950.

Oriundo del lugar. Ha olvidado muchos cuentos.



  —629→  
836. El zorro y el jote

SAN LUIS

Dice que un día di una gran nevada, se encontraron en la sierra, un zorro y un jote. Y el zorro no sabía cómo hacer pa comerse al jote, y el jote tamién andaba con hambre. Áhi si han puesto a conversar y qui hacen un trato, a ver cuál es el que resiste más la nieve.

-Mire, amigo -que li ha dicho el jote-, que yo soy muy guapo pa resistir el frío.

-Si usté es guapo, yo soy guapazo -qui ha dicho el zorro.

Y si han puesto frente a frente, en una piedra. Cáiba la nieve y le refalaba por las plumas al jote y si le quedaban algunos copitos, se sacudía con disimulo. Dormía en una pata y la cambiaba, cuando se le helaba la ponía abajo 'el ala y la calentaba. Claro, si el jote es animal de dormir en las cumbres, y no li hace nada el frío. Pero el zorro, que es tan palangana, qué iba a resistir. Toda la nieve se amontonaba encima y ya se moría de frío, porque es animal de cueva.

Bueno, el jote lo llamó como a la media noche:

-Amigo, ¿cómo le va yendo con la nieve?

-Lindo no más -contestó el zorro con la voz medio temblando por el frío.

A la madrugada lo volvió a llamar:

-Amigo, ¿cómo le va con el frío?

  —630→  

-Linlinlindo -contestó con la voz muy temblona, y casi sin aliento.

Y ya cuando empezó a despuntar el sol lo volvió a llamar el jote:

-¡Amigo!, ¿cómo ha amanecíu?

Y ya el zorro no contestó. Si había muerto. Entonce se lo comió el jote.

Juan Lucero, 65 años. El Durazno. San Luis, 1950.



  —631→  
837. El zorro y el carancho

SANTA FE

El zorro y el carancho hicieron una apuesta. Apostaron quien aguantaba más el frío. Tenían que 'tar lo do arriba de una piedra. Áhi tenían que pasar una noche muy fría.

Entonce eligieron la piedra y se pusieron lo do en una noche que hacía muchísimo frío. Entonce, cada veinte minuto se tenían que hablar pa ver cómo resistían el frío. Entonce se pusieron lo do y al rato no má ya no podían má de frío, y dice el carancho:

-¡Qué tal, compañero Juan!

Y el zorro, como es compadrón, contesta:

-Muy bien, señor Carancho, todavía no tengo frío. Al rato dice Juan:

-¿Qué tal, señor Carancho?

-Yo 'toy bien -dice el carancho.

Al rato dice el carancho:

-¿Qué tal señor Juancito?

-Aquí 'tamos, no tan bien -dice Juan, que ya no podía mover la boca de frío.

Y ya el zorro no preguntó má porque se 'taba engarrotando. Entonce preguntaba el carancho de rato en rato y el zorro contestaba muy débil.

El carancho 'tá acostumbrado a pasar el frío ajuera, pero el zorro tiene que meterse en la cueva. Cuando el carancho   —632→   sentía que se le helaba una pata, la levantaba y la metía en el cuerpo, y cuando la calentaba, metía la otra, como hacen las ave. El zorro no podía hacer eso y tenía que sufrir el frío parado, porque así era la apuesta.

Y güeno, ya era la madrugada y el zorro 'taba completamente engarrotado.

Y entonce el carancho le preguntaba a cada rato:

-¿Qué tal, compañero Juancito? ¿Qué le pasa, señor Juancito, que ya no contesta?

Güeno, ya no podía contestar más, 'taba duro, como muerto.

Güeno, ya por áhi viendo que no contestaba má el zorro, se jue a verlo el carancho. Y ya lo encontró muerto.

Y güeno, áhi ganó la apuesta el carancho.

Juan Mansilla, 50 años. San Jenaro Norte. Estancia La Lolilla. San Javier. Santa Fe, 1961.

Peón de estancia. No ha salido nunca del lugar.



  —633→  

ArribaAbajoNota

En 5 de las 15 versiones de estos cuentos, el zorro intenta comer a la chuña, ave terrícola, y le propone se midan en la prueba de resistencia debajo del agua, con la intención de atraparla en una trampa. La chuña, que ve sus arterías, le juega una mala pasada y lo deja burlado y humillado.

Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento

En las otras 10 versiones, el zorro, también con la intención de cazar al cuervo, al carancho, al cóndor, al jote o el quirquincho, les propone la prueba de resistencia al frío, confiado, vanidosamente, en una condición que no tiene, y termina con la muerte.





  —[634]→     —[635]→  

ArribaAbajo Dios y los animales

Dios y el hombre


3 versiones


Cuentos del 838 al 840b


  —[636]→     —637→  
838. Dios, el diablo y los animales

SAN LUIS

Cuando formó el mundo Dios, el diablo quería formar, de todo ser, un poquito también.

Dios formó el hombre. El diablo formó el mono.

Dios formó el caballo. El diablo formó la mula.

Dios formó el perro. El diablo formó el gato.

Dios formó la cata. El diablo formó el sapo.

Dios formó la oveja. El diablo formó la chiva.

La chiva tiene los ojos367 en las rodillas, como si fuera cosa del diablo.

La mula tiene cruz en la tuza hasta las paletas. Lo mismo que el burro. Porque a medida que el diablo hacía eso, Dios no tenía otro remedio que irles haciendo la cruz para que se salvaran, para que sirvan al hombre, pero la mula siempre tiene instinto del diablo. La mula es mala y traicionera. Pero el caballo hasta un chico lo puede atender, porque no tiene ninguna mala intención. Y a la mula la maldició la Virgen.

Julián Aguilero, 35 años. Las Barranquitas. Pringles. San Luis, 1971.



  —638→  
839a. Murcielago ruakusakara kayna

Versión quichua


SANTIAGO DEL ESTERO

Diosqa ruasakara suj palomita o urpilitat ancha sumitajta y Supayqa qaas chayta paypas ruanaasakara urpilitata y qallarisakara llamkayta. Y llojsipusakara, choqapten paanampaj, suj murcielago.

Charayku cha animalqa ancha sajra kan.

Jacinto Carpio, 69 años. Villa Salavina. Salavina. Santiago del Estero, 1951.



  —369→  
839b. El murciélago se hizo así

Versión española


SANTIAGO DEL ESTERO

Dios había hecho una palomita o torcacita muy bonita, y el diablo viendo eso, él también quiso hacer una urpillita368 y empezó a trabajar. Y le salió, cuando la soltó a volar, un murciélago.

Por eso, este animal es muy fiero.

Jacinto Carpio, 69 años. Villa Salavina. Santiago del Estero, 1951.

Versión del narrador.

Villa Salavina, centro de la zona quechuizante de Santiago del Estero, es uno de sus pueblos más antiguos.



  —640→  
840a. Taa hombres; caprichosos, gallu, qarampuka, carnero y centella

Versión quichua


TUCUMÁN
SANTIAGO DEL ESTERO

Taa waynas kasakaranku. Juntasakaranku ruedapi alojata upyanankunapaj, gallu, qarampuka o qaraypuka, carnero y centella: Chaymanta, gallu saltas niska:

-Noga ancha wayna malo kani.

Qarampuka sayakus qaparisqa:

-Noga astaan ancha mala kani.

Carnero preparacus topetianampaj, nisakara:

-Noga kani maloykisqa.

-Bueno -gallu nisakara- akuysh qaachinakoj mayqeensh malo kaysh. Noqa kallarisaj; akuysh pakerqeaj quebrachu pukata.

Chayna nis pechiasakara y lauman urmasakara galloo.

Qarampuka tukuy fuerzasninan chupanan quebrachut lasiasakara, chupanta pakisakara.

Carnero, entero fuerzasninan quebrachut topetiasakara: wajrasninta pakerqeasakara.

Centella upallas enterata qaakus tiasakara y ataris, suj relampagupi quebrabrachot pedaciasakara, y qarampuka a asustakus antarka urmasakara.

Chayrayku qarampuka a siempre chayna urman sustakus.

Jacinto Carpio, 69 años. Villa Salavina. Salavina. Santiago del Estero, 1951.



  —641→  
840b. Cuatro hombres caprichosos: gallo, iguana, carnero y rayo

Versión española


SANTIAGO DEL ESTERO

Cuatro hombres habían sido. Se juntaron una vez para tomar aloja, el gallo, la iguana, el carnero y el rayo o centella. De ahí el gallo salió y dijo:

-Yo soy un hombre muy malo.

La iguana se paró y gritó:

-Yo soy más mala.

El carnero se preparó para dar un golpe y dijo:

-Yo soy el más malo de todos ustedes.

-Bueno -dijo el gallo-, vamos a hacernos ver cuál es el más malo. Yo empezaré. Vamos a prepararnos a quebrajear un quebracho colorado.

Así diciendo, empujó, y cayó a un lado del camino. La iguana, con todas sus fuerzas, con la cola, lació369 el quebracho y rompió la cola.

El carnero con todas sus fuerzas quebrajeó sus guampas370 al golpear el quebracho. La centella estaba callada, miraba lo que todos los otros hacían, y levantándose en un relámpago, lo hizo pedazos. La iguana, asustada, cayó de espaldas.

  —642→  

Por eso la iguana, siempre cae así, de espaldas, cuando se asusta.

Jacinto Carpio, 69 años. Villa Salavina. Santiago del Estero, 1951.

El narrador agrega que a la centella la mandó Dios. Versión del narrador.



  —643→  

ArribaAbajoNota

Estos cuentos de Dios y los animales, de Dios y el hombre, generalmente se sienten como cuento-leyenda o leyenda; su clasificación depende de los motivos secundarios que se le agregan. Los temas son bien conocidos en el folklore de los pueblos occidentales y de América.





  —644→  

Arriba[Dios reparte los años de vida]

1 versión


Cuento 841



841. De cómo dios repartió los años al hombre y a los animales

BUENOS AIRES

Cuando se formó el mundo, Dios repartió los años de vida al hombre y a los animales. Empezó por el hombre y le dio veinte años. Y el hombre se quejó porque eran pocos. Al burro le dio cuarenta, y el burro le dijo:

-¡No, cuarenta años de burro, no! Me conformo con veinte y los otros se los devuelvo.

Entonces el hombre, con codicia, le pidió a Dios que se los diera a él. Y el hombre se agarró veinte años más.

Después, Dios, al ver que le rechazaban los años, empezó a disminuir. Al perro le dio treinta. El perro dijo:

-¡No, treinta años de vida de perro, no! Yo agarro veinte y usted haga con los diez restantes lo que quiera.

Entonces el hombre volvió a pedirselós, y Dios accedió.

Al mono le daba también treinta años, pero el mono le dijo:

-¡No, treinta años de hacer monadas, trepandomé a los árboles, no, Señor Dios! A mí me deja veinte y los otros deselós a quienquiera.

El hombre dijo:

-¡Diez más! ¡Demelós a mí!

Dios se los dio, pero el hombre pagó caro su pedido, porque los veinte años que Dios le daba al hombre eran los años   —645→   placenteros, sin ninguna preocupación. En cambio, los veinte que le sacó al burro son aquellos en que se casa y tiene que trabajar, y los diez años que le siguen son los del perro guardián. Debe vigilar la casa, sus hijos; y por último, una vez casados los hijos, llegan los nietos y empieza a hacer gracias y monerías a los nietos; son los años del mono.

María Elena Caso de Capristo, 53 años. Lomas de Zamora. Buenos Aires, 1977.

La narradora es culta. Aprendió el cuento del padre.

El cuento es poco común en el folklore argentino. Es el tipo 173 de Aarnee-Thompson.

Es una recreación del cuento 176 de los Hermanos Grimm, estudiado por Volte y Polivka (III, 290).

Colaboración de María Elena Capristo.









 
Anterior Indice