TISPORETH pelo de pelo. TALMUD.
Nacimiento de Sansón.
En la literatura rabínica esa palabra significaba el corte del pelo masculino; la mujer cuidaba que su cabello creciese muy largo y generalmente lo trenzaba y, sólo en referencia a una mujer que había sido tomada en cautiverio, la Biblia decía: «Y entonces cortará» su pelo (Deuteronomio XXI, 12). Algunas mujeres agregaban una peluca o sólo trenzas falsas a su propio pelo.
Tisporeth era una regla que ordenaba cómo cortar el pelo, siempre con tijeras (misparaím); la giliuah (rasurar) era hecha siempre con una navaja (ta'ar) aunque giliuah (rasurar) o tiglahat se usa en sentido ordinario como corte de pelo.
Tisporeth significa en general corte del pelo de la cabeza, pero a veces también arreglo de la barba y del bigote...
Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza porque el hijo será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de los filisteos.
Tisporeth. Números 6-5.
Un hombre no podía dejar crecer su cabello largo: era un mal signo, una desgracia.
El hombre o la mujer que se apartare haciendo voto de nazareo, para dedicarse a Jehová...no pasará navaja sobre sus cabellos.
En la masa negra del pelo el Creador había limpiado la pluma con la cual trazara aquella carta ortográfica.
De la depilación o modo de quitarse el vello: Consiste en cubrir las partes velludas con una preparación que hace caer el pelo, sin arrancarle bárbaramente sin dolor ninguno, y sin maltratar el cutis. No hay duda en que este método es muy preferente a los de quemarse el vello o arrancarle.
MEDIOS SENCILLOS:
El agua de perejil, el jugo de acacia, el aceite de nueces, la goma de cerezo disuelta en espíritu de vino, la levadura agria, la decocción de garbanzos, el jugo de leche trezna, la ceniza de sarmiento, la de haya, y lo mismo la de toda madera nueva, son partes de los medios sencillos que recomiendan los compiladores como propios e infalibles al efecto.
Hubo una vez un joven con pelo largo y bello, muy admirado. Llegó a Simeón el justo que venía desde el Sur y Simeón le dijo: «tienes hermosos ojos y hermosa apariencia y tu pelo está peinado en rizos que se ondulan». El joven había hecho voto de cortar su pelo y Simeón le preguntó: «¿Por qué quieres destruir un pelo tan hermoso? El joven, un pastor, contestó que cuando se miraba en el agua del río y veía su reflejo, empezaba a actuar con lascivia, provocado por su malvada esposa, por eso había decidido rasurar su cabeza, par ayudar al cielo».
En el rostro de frente ancha cubierta de sangre coagulada surcando las mejillas que se pierde en la barba, trata de reflejar la agonía de Cristo. Los cuellos son anchos y cortos. El pelo pintado de café y de vez en cuando dorado; la raya siempre al medio, con ondulados o marcados rizos que caen sobre los hombros.
Es interesante, también, observar las características de los Niños Dios y pastores que componen la colección; los hay de rasgos totalmente chinescos, pelo lacio y negro, otros con fuerte influencia budista en su postura y actitudes: algunos con facciones occidentales, pelo rizado y dorado, éstos probablemente de origen luso-indio.
A los animales sacrificados se les cortaba la piel de la cabeza como ofrenda a la divinidad, y las mujeres germanas sacrificaban su largo pelo en ceremonias religiosas. Como supervivencias de estas concepciones se han conservado el corte de pelo de las monjas y la tonsura de los sacerdotes y miembros de las órdenes religiosas.
De ello se desprende que los hombres de todas las épocas han procurado conservar la hermosura del pelo, lo cual, sin embargo según lo han dado a conocer las obras históricas, no siempre ha podido ser conseguido. Así, por ejemplo, nos han sido transmitidas las quejas de los héroes homéricos por la caída del pelo.
Las perturbaciones en el crecimiento del pelo formaban parte, ya en la antigüedad, de las preocupaciones de los médicos, porque pudo observarse la frecuente relación entre la enfermedad general del cuerpo y la deficiencia del crecimiento del pelo. En el ámbito de la cultura semita primitiva, en los más antiguos escritos, figuran interesantes tradiciones sobre la caída del pelo. Ya en la escritura cuneiforme de los babilonios y asirios aparecen textos con quejas sobre la caída del cabello.
