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Es preciso indicar que en la segunda edición del tomo primero de las O. C. de Aguilar (Biblioteca de Autores Modernos), fechada en 1973, han sido añadidos a las obras que figuraban en la primera edición (1964) la novela corta El último vástago (págs. 11-83); el artículo que consideramos cercano al cuento La fiesta del árbol y, cerrando El Raposía (sin aparecer relacionado en el índice), Las máximas, el eucaliptus, el vástago (págs. 1179-1184). Las demás recopilaciones de relatos, o novelitas aisladas, ocupan las siguientes págs. de este tomo I: Sonreía, págs. 917-955; Pilares, págs. 959-1018; El Raposía, págs. 1021-1184. En el tomo II (1965): Prometeo. Luz de domingo. La caída de los limones. Tres novelas poemáticas de la vida española, págs. 593-723; El ombligo del mundo, págs. 727-862; Bajo el signo de Artemisa, págs. 865-1038; La revolución sentimental, págs. 1041-1071; La araña, págs. 1075-1107; Pandorga, págs. 1111- 1133; Justicia, págs. 1137-1177. Salvo cuando expresamente lo indique, las citas de las narraciones que aquí se estudian proceden de estos dos tomos.

 

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Julio Casares, «Los tomos de cuentos» en Crítica efímera, Madrid, Espasa-Calpe (Col. Austral), 1962, págs. 217-233. El texto citado corresponde a las págs. 217-218.

 

93

Ibíd., págs. 227-228.

 

94

Ibíd., págs. 229.

 

95

Ibíd., pág. 232-233.

 

96

Buenos Aires, Espasa-Calpe Argentina, S. A., págs. 9-14; en O. C., II, págs. 75-81. Es evidente que el calificativo de «poemáticas» no se les da por contener poemas; pero en un primer acercamiento y vistas externamente, lo primero que las caracteriza es el alternar verso y prosa narrativa.

 

97

Cincuenta años de cartas íntimas..., pág. 186 (fechada el 11-V-1916).

 

98

Art. cit., pág. 376.

 

99

O. C., II, pág. 734.

 

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Andrés Amorós, en Vida y literatura en «Troteras y danzaderas», Madrid, ed. Castalia, 1973, afirma: «La diferencia con respecto a Belarmino o Tigre Juan es de dosis: en Troteras y danzaderas existe todavía, junto a las digresiones culturalistas, mucho ambiente real, mucha experiencia humana efectivamente vivida; sus personajes no son soportes de esquemas ideológicos, sino que poseen, en gran medida, la imprevisibilidad de lo real» (pág. 250). Es interesante asimismo tener en cuenta el juicio de María Dolores Albiac: «El choque de la sociedad patriarcal rural con la sociedad burguesa viene identificado con el de dos movimientos artísticos: el Alberto aristócrata y despectivo pertenece a la etapa modernista, el Alberto que cierra La pata y llena las páginas de Troteras se quiere «realista» («Hidalgos y burgueses: la tetralogía generacional de Ramón Pérez de Ayala», pág. 220).