Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

121

Parece ser que el desarrollo del ciclo lo fue pensando a medida que escribía Tinieblas..., según podemos deducir de lo que dice en una carta dirigida a su amigo Miguel Rodríguez-Acosta y fechada el 22 de enero de 1906: «[...] a medida que escribo voy concibiendo un vasto plan, lógico, interesante y no ayuno de trascendencia, que he de ir realizando en obras sucesivas...» (Cincuenta años de cartas íntimas..., pág. 60).

 

122

«Ensayo liminar» al libro de Gregorio Marañón Tres ensayos sobre la vida sexual, Madrid, 1926, págs. 14-15. El subrayado es mío.

 

123

Troteras, ed. cit., pág. 188.

 

124

Cf. Raymond Bayer, Historia de la estética, México, F. C. E., 1980 (2.ª reimpresión), pág. 414.

 

125

Troteras, ed. cit., pág. 162. El subrayado es mío.

 

126

Ibíd., pág. 187.

 

127

Ibíd., págs. 334-335.

 

128

Las máscaras, en O. C., III, pág. 55.

 

129

Es una idea que encontramos con frecuencia en los escritos de Ayala, de entre los cuales puede ser representativo el que escogemos aquí, el fragmento de una hermosa carta a su amigo Miguel Rodríguez-Acosta: «La primera ley moral de todo hombre es desarrollar plenamente su individualidad hasta el máximo rendimiento de beneficio y felicidad para los demás: esto, no por egoísmo, sino por deber. No aludo a las vidas caritativas, filantrópicas o franciscanas. Cada cual tiene una modalidad, un carácter, una aptitud, y es la ley desarrollarla hasta el posible límite. La mejor manera de ayudar a los demás es ser uno mismo lo más que pueda.» (Cincuenta años de cartas íntimas..., pág. 182). Ideas estas muy en consonancia con escritores de su época (y de su grupo generacional), y que presentan un claro parentesco con meditaciones orteguianas: «Volvamos la espalda a éticas mágicas -dice en 1921- y quedémonos con la única aceptable, que hace veintiséis siglos resumió Píndaro en su ilustre imperativo 'llega a ser lo que eres'. Seamos en perfección lo que imperfectamente somos por naturaleza. Si sabemos mirarla, toda realidad nos enseñará su defecto y su norma, su pecado y su deber.» (España invertebrada. Bosquejo de algunos pensamientos históricos, Madrid, Espasa-Calpe, S. A., 1964, pág. 115).

 

130

El ombligo del mundo, en O. C., II, págs. 837-838.