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251

O. C., I, pág. 1069.

 

252

En esto hay cercanías entre «Raposín» y Fuencislo: ambos gozaron en su juventud de un esplendor vital; pero la índole sentimental de aquél le aleja de éste, que desdeña toda muestra de aflicción.

 

253

No está de más, a este propósito, recordar estas palabras de Ortega y Gasset: «El ritmo de lo que Nietzsche llamaba la vitalidad ascendente se percibe con mayor fuerza en los estadios previos a la inteligencia. De aquí que cuando este pensador proclama las virtudes de esa vitalidad ascendente -la dureza, el ansia de dominio, etc.- nuestros oídos, acostumbrados a los valores específicamente intelectuales, escuchan suspicaces, como si se nos quisiera retrotraer a la animalidad» («Ideas sobre Pío Baroja», El Espectador, I, Madrid, 1916; ensayo recogido en el libro Ensayos sobre la generación del 98, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, págs. 83-126; el texto cit. corresponde a la pág. 112).

 

254

Lo que en literatura se denominó «tremendismo» debe mucho a la narrativa naturalista. Jorge Urrutia, en la excelente Introducción a su ed. de La familia de Pascual Duarte (Barcelona, ed. Planeta, 1977), cita a Pérez de Ayala entre los antecedentes de esta novela.

 

255

O. C., I, pág. 1065.

 

256

Recientemente han sido hallados números de El Zurriago Social en los que Pérez de Ayala es vapuleado a causa de este relato; esp. en el núm. 132 (15 de agosto de 1904). Agradezco esta información a Florencio Friera Suárez.

 

257

Amistades y recuerdos, Barcelona, ed. Aedos, 1961, páginas 141-142.

 

258

O. C., pág. 1095.

 

259

Entrevista cit. en n. 11.

 

260

Aparece como introducción al libro: Leopoldo Alas «Clarín», Superchería, Cuervo, Doña Berta, Madrid, Taurus, 1970, páginas 9-30.