551
Troteras, ed. cit., pág. 334.
552
Íd.
553
Ibíd., pág. 335.
554
«Los cuernos de don Friolera», en Martes de Carnaval, Madrid, Espasa-Calpe, 1964, pág. 68. Es fácil encontrar rasgos esperpénticos en la descripción de personajes, en esta novelita de 1928; así: «el padre Moreno, que era rubio albino y al andar parecía orientarse, como las ratas blancas, por el olfato más que por los ojos, mediante estremecimientos exploratorios del hocico, a diestro y siniestro.» (O. C., II, pág. 1147). El juez, «a quien apodaban Con el dedo en la nariz, porque tenía ojos turbios de besugo en estado de descomposición» (pág. 1149); o esta otra: «El pueblo es como perro escarmentado: ladra y alborota, mucho, sin decidirse a morder, como no sea por detrás» (página 1150). Ángeles Prado afirma, acertadamente, que esta novela está relatada con estética de cartel de feria, y que los mismos epígrafes de los siete capítulos «sugieren por sí propios el énfasis vulgar del cartelón o del papel de aleluyas.» (Introducción crítica..., pág. 58). Por supuesto que con este procedimiento esperpéntico el autor se propone presentar los acontecimientos desde su pura exterioridad, y sólo desde ella; lo que tiene que ver con ese «espíritu dramático» que advertirnos en su mayor parte.
555
O. C., II, pág. 1156.
556
Ibíd., pág. 1160.
557
Íd.
558
Ibíd., pág, 1163.
559
Ibíd., pág, 1164.