Detenimientos
María del Carmen Paiva
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a quien estimo, presente y velada
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Prólogo
Para hablar de la escritura de María del Carmen Paiva desde
la voz que canta en estos
Detenimientos , que no son otra cosa que
«pausas sonoras» del agitado cosmos en el que navega su lacerado
corazón, tendríamos que hurgar con inevitable morosidad en el
cúmulo de palabras que articulan los conjuntos de versos que erigen, al
final, este libro, para encontrar los signos develadores de su pungencia
creadora. Porque bien lo dice Jacques Maritain en su célebre ensayo
Situación de la Poesía :
«Las palabras de que se sirve el poeta no pueden ser despojadas de su
papel de signos sin privar a la poesía de su ligazón esencial con
la belleza trascendental». Pletórica de signos, de símbolos
que cifran su latencia esencialmente femenina, los versos labrados por esta
mujer de excepcional sensibilidad llevan; en su intrínseco aliento, un
halo de ternura sedienta por recomponer, a imagen y semejanza de su
deífico amor, los sueños trizados por las pesadumbres. Pero
sólo va acumulando retazos de recuerdos que trazan angustiosamente los
filosos perfiles de la nostalgia. Y en esta paciente, sufrida tarea, un antiguo
dolor puede cruzar fugazmente entre sus latidos, hasta hacerla decir, resignada
y expectante:
Este espacio liso no va más que un leve trecho; cansancio que llena el tiempo y pasa.
Vendrá de nuevo el destello de las hojas apunto de caer, y la melancolía seguramente se irá
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Es indudable que María del Carmen Paiva tiene una voz
singular, de resonancias casi místicas -como ya lo comprobamos en su
primer libro
El ángel escarlata -, como nacida desde
el fondo del corazón, «la única fuente verdadera del
arte», al decir del pintor y poeta alemán C. D. Friedrich. Y en
puridad, cuando el poeta pasa del recogimiento poético, fuente de
imágenes y formas, al ensueño místico, imágenes y
formas se pierden, son bebidas por el silencio del alma como la lluvia por el
mar. Este silencio se «palpa» en muchos poemas de estos
Detenimientos , y hay veces -en la obligada
relectura que nos imponemos para ubicar el temblor- en que ese silencio se nos
aparece repentinamente, enmarcado en una inocultable tristeza, en una
melancolía que nos envuelve de inmediato, que nos abraza hasta que
sentimos, quedamente, la liturgia sacramental, catártica, renovadora,
redentora del sollozo. Como ejemplo, leemos pausadamente los versos del poema
«Aquella vez»:
En esta noche tranquila en que huelgan reflejos rojizos cuando solloza la leña, me permito retornar a la sensación del primer beso bajo la escalera, mientras lejos de nosotros los astros presentían este desierto que de ti me aleja.
Por sobre los duros y limitantes cánones de las formas y de
la métrica, María del Carmen Paiva despliega su voz con sonoridad
y sencillez de lenguaje, ilustrándonos; de paso, sus preocupaciones
vivenciales: el amor, la tristeza, el abandono, el deseo, la ternura,
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la piadosa emoción por la condición humana. Es este
un libro para ser leído con «detenimiento», con morosa
vivisección de sus versos, para encontrarnos en cada página con
la pureza, con la emoción punzante y a la vez gratificadora de una
lírica impar en la poesía paraguaya contemporánea escrita
por mujeres.
Víctor Casartelli
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Se distancia el ángel escarlata
a todos los que amé desde el
principio
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Más tarde Después de todo lo pasado;del desgarro inicial, de las alteraciones demasiado tristes; y de la abnegación visible que me reconcilió con lo opuesto al olvido;
5 luego de esa batalla donde ardieron mis entrañas hasta quedar esculpidas como imagen de mi fatiga en el exuberante cielo
10 de aquellos días; más adelante de las declinaciones en el anochecer y de las propuestas que surgían para aceptar lo que aún no puedo,
15 vino la aurora brillante, con un vago contenido de oficios desnudos; con innumerables admiraciones por el resto del mundo y de las cosas
20 que también merecían mi atención, aunque sólo fuese como un desmayo en la mágica esfera y, soñolienta, aspirase un poco de frescura.
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Tristeza Es suficiente.Desaparece ya aquella palabra accidentada que suele trazarse en las despedidas y que traes desde quién sabe cuándo;
5 o tal vez ella se arrimó un día, e iniciarse el vicio de acunarla.
El tiempo gasta las cosas,
10 y aunque continúes debajo de esos apartados astros y de sol, con sus desbordadas alas de azufre, sigues viviendo a pesar de todo esto
15 y lo que ya ocurrió. Mereces el nombre que te pone la vida con su impulso imprevisto y desconocido.
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Mediodía, ensueños Oigo rumor de flores:surgen del baldío, cerca del naranjal. Exhalan humos dorados de puro sol. Adormecen la ceniza de la siesta y cubren mi lecho caluroso.
5
Voces que fluyen de un río secreto.
Flores de sangre antigua, de esqueletos dormidos, de fugas precipitadas
10 y otras locuras efímeras.
Me doy vuelta y se me enredan las sábanas; un indefinido fastidio me altera. Voy a donde los lirios y el pozo lleno de hierbas,
15 a mitigar el cansancio de los labios, para no adormecerme en este perdido vigor.
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Ceremonias Aroma de lumbre y pajarecorre los pasadizos que me pertenecen, donde me albergo yo misma. Se evaporan lentamente,
5 en el tiempo de los astros, en una fugaz ceremonia de asombros.
Dos esmeraldas de fuego me queman los ojos, porque el adiós me pintó de verde las pupilas
10 desde que nací hasta el final, de los siglos.
Los metales del cielo observan las aguas y el desierto.
Tal vez florezca una estrella.
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Entreacto Desde esta vulnerada esperapor las minucias, cotidianas y más aún desde el entusiasmo de ver cómo serán los brotes del día
5 siguiente Me conmueven la figuración de la lluvia en la noche precaria y esta nueva alianza conmigo
10 y el mundo a pesar de que la vieja tristeza suscita todavía vahídos imprecisos.
Pero toda la vida es aguardar digo allá dentro
15 mientras se elabora el oficio escogido tramándolo con los sueños que se hacen.
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Posible Exhalan mis arteriasun pálpito de predilecciones; colocan su melodía violácea sobre tus párpados pintados de enigma.
Quién sabe si están tallando como yo,
5 desde su desvelo, algún pedernal donde reflejar aquel sueño tan esmerado que alguna vez trató de ser.
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Persistencia No retrocedo.Esta noche, por ejemplo, después de tanto rociar mi capilla de sombras, resisto en la tenaz decisión de no mudar
5 lo que llevo voluntariamente en mis pupilas fuego lacrado que me recuerda una historia quizás siempre vivida.
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Reserva En el silencio existeuna voz que se muda desde la inadvertida custodia del ángel hasta el profético callar voluntario.
5 Y durante este tránsito, relampaguea la palidez do la palabra que, ausente, admite evocaciones y advertencias.
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Antes La humareda huidiza de la tardedisimula tantas cosas; también los soplos acudiendo con cierta melancolía y a la vez con un festivo temblor, me sorprenden todavía,
5 como si ya fuese mañana.
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Sujeta Persisten esos hábitosrozándome, acostumbrados a enlazarme como a una columna triste.
Nostalgia callada que quiere abandonar, y no puede, la sentencia que humedeció su historia, y la palabra procesada para cincelar la partida.
5
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Resuello Aparece un hálitoque es apenas una evocación de pétalos que se desvanecieron alguna vez. Huele a pasado papel de seda,
5 de aquellos que servían para envolver sombreros, o a palisandro de mucho tiempo.
Súbito, con el instante se escapa.
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Ficción Cañal espacioso como los gestos de los sordos, jilguero posado, en la sortija retenida, personajes evasivos en el lienzo tibio que me cobija.
5 Cintas y campanas enlazadas, y un tren que pasa ligero con rostros que no retengo.
Me despierto en una hamaca blanca
10 rodeada de flores de monte, flotando en la resolana.
Suspensa en un leve tiempo, intento repararme.
Brilla y se derrite el follaje,
15 lejos, la soledad.
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Desvelo Y me acostumbréa permanecer como un ancla en las horas inmóviles.
Candelas de la vigilia entre el vértigo y el temblor,
5 de los párpados.
Fue sólo un insomnio, pero estuve en la eternidad enhebrando imágenes.
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Evocaciones, destellos
a los límpidos
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En el reflejo de ayer Quisiera volver a besar tus ojos;tal vez te ronde aún esa sombra inmutable, con el olor que despedías a clavelina o a viejo libro,
5 o a grasa de auto (ya no me acuerdo). Y tus manos sueltas, llenas de olvido, desprendidas del tiempo que pasaba.
Entre ambos
10 tantos años y esta carencia de lágrimas en el presagio de las hojas que el invierno esparce.
Hoy quisiera regresarte
15 a partir de la lumbre sosegada de mis días y también de los tuyos.
No sé de nosotros más de lo que el recuerdo pueda contarme,
20 pero crecimos, y es probable que sepas todavía que todo esto me gustaba, como a ti mi desamparo, y esa piedad que los dos sentíamos.
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En el océano Haber estado en tifue sumergirme en el mar; tu boca tenía sabor marino. Eras verde como el ramaje del agua
5 que auspiciaban tus brazos. Tu palabra navegaba en mi vientre sofocado: era tu gravedad. Amaba tu voz,
10 permitiendo que la colocases continuamente en las honduras de mi cuerpo, y me fuese con ella a tus misterios.
Me adherías ciertos velos,
15 sabiendo que me dejabas flotando, lejos. Sola, guardaba el agua de tus besos.
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Resonancias Los años se van a algún lugar.El reposo limpia los cristales poblándolos de atenuado aliento rítmico, como para recordar: los besos bajo el mosquitero (clandestinos, porque, ocurrían
5 bajo la parralera del verano), la pregunta ansiosa que nunca llegó, y las grietas de la vieja muralla escondiendo mis conclusiones. Fue formándose una cueva azul y fría,
10 donde continúan llorando las ofrendas devueltas. Y los tesoros, se contaron al oído cuando niña, ocultos en un cofre transparente, amarillo,
15 atado con cinta blanca de organza, como prenda de una lejana fiesta. El apagón de la vela antes de dormir y el curioso silbido del consuelo en la oscuridad.
20 Cada recuerdo tiene un nombre crepuscular, porque son tristes y no vuelven.
El cielo de cobre del invierno está suelto por todas partes.
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Entre llamas Estremecimientos,mariposas muertas que tamborilean en el corazón.
La soledad se posterga mientras brota un fuego que consume
5 lo que encuentra, hasta las cajas de cartón donde se guardan los rizos del recuerdo, el abanico desvalido y las fotografías.
Los brazos heridos se alzan sin tregua.
10 La sangre corre ligera, el agua que sale de los poros se convierte en una selva reciente de llanto y de lluvia.
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Aproximación Esta congojatrasladándose a un pálido ramo de hortensias gastadas y detenidas en un cuadro, cerca del piano,
5 entre proximidades y olvidos.
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Cuando iniciamos Quedó desamparadoalgún gajo violeta en el vitral de tus ojos, cuando el ocaso se consumía.
El arrimo de los astros
5 rozó nuestra impaciencia.
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Algo más Tu cuerpo y el mío,en la escasa claridad de la alcoba y la pasión entrecortada por tímidos arrimos.
Encendida, sin embargo,
5 te buscaba fuera. Adentro, las llamas; más allá, la mirada.
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Los que ya se fueron Ante mis ojoslos retratos de ayer, mirándome desde su raída morada de papel con aquella fugaz elegancia, cada vez más distantes.
5
Hay en ellos una especie de niebla amarilla, olvidadas fragancias, y sonrisas bajo las sombras de paja.
Y ahora parece que allí
10 alguno canta volviendo canela la tarde.
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Signos sueltos Se quebraron los luceros lejanísimosen su pendiente vacía, y me llegó su transparencia de hielo y canto.
La noche resiste callada,
5 llena de insinuaciones, hebras de humo y voces.
Qué predecir en este fondo, con esos ecos desacostumbrados y el cristal esparcido.
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Comenzando a tallar Cómo desdoblar las telasque secaron el agua de mis ojos, y modelar con la arena del pasado desierto un paraíso incipiente,
5 de continuos pedazos de cristal.
El sitio está dado y la sustancia escogida.
Falta la ermita y las velas que murmuren los cantos
10 de los ángeles que están aguardando.
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Un fragmento de cristal Sostengo un trozo de lo que se halla esparcido ahí, adentro: esmeralda esculpida, distante, donde fueron grabados los sueños.
Amanece en callada marea,
5 las intenciones se quiebran al filo de la luz que las detuvo.
También está la piedra en el espacio que cubre el jazmín y el aguacero: memoria pegada para siempre
10 en la claridad del mediodía y en el follaje entreabierto como la boca que perdí.
Me pacifica saber que permanece en un lugar perfecto
15 ese amor que se fue.
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Sometida a la inalcanzable transparencia Un espejo todavía radiantediseña, poco a poco, la sombra de mis ojos, me devuelve el celo que me reprende y a veces, el fervor.
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Entonces, recuerdo la historia que me convirtió en una rosa vieja, y la cinta aterciopelada atando el amor y los cuerpos que fueron míos.
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Allí está, como si fuera una amapola desvelada.
Yo no sé si voy a deshacerme de tanto mirarlo; o es posible que me contagien sus deslices
15 de siempre.
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Aquella vez En esta noche tranquilaen que huelgan reflejos rojizos cuando solloza la leña, me permito retornar a la sensación del primer beso,
5 bajo la escalera, mientras lejos de nosotros los astros presentían este desierto que de ti me aleja.
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Florilegio Casi me embrujanlos vidrios rotos: esos de adentro, invocando al amor que partió, al que nunca vendrá. De tanto escarbar
5 descubrí, asombrada, cierta insistencia de piedad, además de un lenguaje olvidado; y quejas, como «no quiero», acabando con la blusa perdida
10 y la flor y el silencio que le siguieron.
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Aparición Mariposaque te inquietas, desordenada, en un tumulto de historias aparentes, de vez en cuando tomas formas de
5 verdad y profetizas el desenlace.
Soslayas flores desamparadas que desubican una letanía olvidada y huidiza.
10 Pequeñísimos cristales bailarines inquietándose en la oscuridad; tus alas, como sueños llegan cabrilleando al corazón.
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Cañal de la luna En esta intimidadhay una luna semejante a un abismo quieto: herencia, tal vez, donde palidece la miseria
5 y se esquiva la mentira. Allí se cuenta de la miel que brota del beso cierto y de la flor del cañaveral. Cuna que se muda a veces,
10 a las piedras del firmamento, mientras la noche se destiñe y el vidrio es nada más que transparencia del ser.
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Encuentro Una pasionaria durmienteen un libro dejado en la vitrina de ayer, hace mucho tiempo. Por casualidad la encontré,
5 envuelta en un tul desteñido, con clamor de «labios de rubí» y satén en el blanco cuello. Imagino el calor de la mano que la sostuvo
10 y la pasión que prendió en el pecho que ya no existe.
Es mejor que se quede allí, no la puedo tocar.
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Me aproximo
a quien me hubiese gustado que me amase como
soy.
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Seguimiento Qué hacercon los fantasmas íntimos. Cómo desprenderlos de sus chozas de encaje
5 que tienen hasta guirnaldas. Los arrastro hacia el poniente para que se vayan cuando llegue la noche. Pero están allí,
10 sujetándose a mi lengua húmeda y dulce, y de puro gusto me los devuelvo.
Persisten. Creo que morirán conmigo,
15 si no me persiguen adheridos a mi cola de novia, alejándome por un camino sin fin.
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Se deslizaron los años Pasó el tiempo,se desprendieron los días abandonando sombras gastadas como viejos vestidos de seda y el esparcimiento de los cabellos
5 al viento galopó hacia el ocaso. También se alejaron las flores en la boca para el hombre de mi sueño,
10 y aquel andar con un balanceo suelto, intentando atrapar la pasión de un personaje inventado.
Se fue el tiempo primero.
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Aun quedan el pudor y algunos misterios: no sé por qué no los he descubierto, y eso que tanto anduve por ahí sujetando episodios y todo lo demás.
Cosas de los años que pasan.
20 Uno queda algo así como perfumada y detenida quizá un poco trémula.
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Demora Hay una larga permanenciasin nada que hacer, porque solamente resta esperar mientras todo acontece, y parece que esto fuera mejor.
5 Me distraigo en el hueco de los acontecimientos, con los propios deseos, heridos los labios. Los días transcurren y nada se altera,
10 o cambian poco, o muy despacio; me dejo estar en el ruidoso silencio de mi aljibe solamente abierto para los astros constantes.
15 En el brocal, sería oportuno que algo tintinee y me despierte, contenta, después de una espaciosa noche.
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El sueño de la camelia Por todas partes alasque juegan conmigo y emanan suspiros de tristeza desde sus globos de pluma; cometas transparentes
5 en órbita nocturna, ojos ciegos que me atropellan.
Invento una nave de piedra para que nunca navegue.
El sol acaba de encenderse,
10 y me dora blandamente como a una dama bella recién casada y despierta.
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Trazos callados Qué, las palabras,que acicalan las promesas urdidas allá dentro en un instante; sinceras, desde luego,
5 pero probablemente efímeras. Mejor es pensar, y que los signos permanezcan en el mareo del viento, o que la lengua los hile
10 simplificando las intenciones.
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Esta tarde La espuma de tus ojos,el enredo del follaje en tus pupilas; el viento en mis lágrimas, el deseo de besarte en un sitio escondido,
5 el apuro de los pasos en este abandono, y nuestra sombra en los zaguanes, perdidas para siempre.
10
El chocar de los cristales que se rompen en tu corazón y en el mío.
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Es así Cada día que pasaes encontrar un poco menos lo que se busca.
El sol tiñe en las mañanas, sencillamente, las cosas;
5 luego las deja como pájaros abandonados en un sitio conocido, con la sensación de algo distinto a la espera.
10
Entonces el sueño se convierte en lo que hubo de suceder de todos modos.
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Hace tiempo Antes,la malva aliviaba la pena de la descompostura, el romero perfumaba el mejor arroz de la abuela
5 (con leche y limón lo disponía).
Los anteojos descansaban al lado de un libro, mientras la brisa removía los versos que se habían quedado dormidos
10 con la tía Emma.
Una siesta adormilada con aroma y toldo de parra en la resolana de afuera.
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La luna roja abandona agosto La brumaescoge mis manos para dibujar nostalgias un poco cercanas todavía.
5
Llamea el ocaso sin transparencia convertido en una quietud inalcanzable en su materia de ceniza.
10
Debo llorar, pero no ocurre.
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Entretanto Este espacio lisono va más que un leve trecho; cansancio que llena el tiempo y pasa.
Vendrá de nuevo
5 el destello de las hojas a punto de caer y la melancolía seguramente se irá.
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Traspaso Todo se ha dichode diversas maneras; aún así, la palabra se excede con su tejeduría interminable en la espesura de los trazos.
5 Fascinante, aparece rotulando inventos, conjeturas, sueños.
Y queda engastado el pensamiento
10 como si se lo interpretase por primera vez.
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Ajena Espuma de papely lápiz de seda que resbalan en la noche callada.
Apenas escucho
5 la tonada que se desvanece antes de empezar.
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Entretenimiento El viento juegacon las sombras en el piso. Me congrego en ellas mientras se va la vida y las personas tienen prisa
5 por ubicarse en algún sitio, quién sabe dónde. No importa. Me afano posándome en las cosas pequeñas, me pierdo en ellas
10 un largo tiempo de invierno asumiéndola para siempre. Y allí permanezco porque quiero.
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Mi primer hombre Olía a varóny su boca era salada. Me abrazaba como a una mariposa. Solíamos querernos en el atardecer,
5 sentados en el sillón directorio de la tía Higinia: frente al reloj, junto a los ruidos de la familia. Todavía me acuerdo
10 cuando le esperaba: él me traía besos iniciales.
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Tardanza Por un instantela vida se remansa en el ancho silencio. Cuando la dejo ir, conversa con el viento
5 sin regresar, con sus enaguas ruidosas, eternamente blancas. Me gusta cuando sucede: se parece un caballo
10 arrimado al corazón que luego se aleja ligero. Pero su vigor permanece.
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Cosas por decir No se han dicho aúntodas las cosas: hay un silencio grávido de palabras nunca contadas, de regocijos y alumbramientos
5 extraviados, y de nombres, nombres por todas partes. Todavía abunda la apariencia escondida
10 y el pensamiento intocable.
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Interrupción No ocurre nada.Tardanza de algo y el sumiso aleteo de la sombra que poco a poco se apodera de mi cuerpo en el sillón,
5 bajo la parra.
Más tarde comienza a soplar el viento que debió acabar en agosto; salpica hasta la pena
10 que dejé en el único árbol.
-Después de soportar este removimiento, entro a la casa para ultimar mis sueños.
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En la seca de agosto No es que no lo quiera.No me atrevo a lastimar el sentimiento. Sin embargo los besos no duelen; eso sí, ya no serían los de antes.
5 Los tuyos, tampoco. Pasó mucho el tiempo que no fue nuestro. Me parece extraño amarte en la soltura de la noche,
10 solos, sin historias, en este lapso largo y vacío.
Aun amándote, no sabría cómo amarte.
Parece que estoy bella
15 bajo la luna fervorosa junto a las flores de caña mientras me pides un beso.
Tómame hombre de mi último apresto
20 así cómo siempre quise ser y soy ahora.
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No digas palabras, tu corazón late en mi pecho.
Antes de que amanezca,
25 cuando todavía las estrellas nos evocan, hagámoslo. O dejemos que no suceda, porque quizá sea mejor
30 haber querido.
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Me dispongo a consentir No quiero revelarme.De cualquier manera, que suceda el otoño con su guante de gamuza gastada y el invisible rocío de azufre en las calles.
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El abrigo recién desperchado con olor a naftalina, y flotando el corazón por ahí entre las hojas despojadas en la vaciedad del alba.
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Acceder mansamente como el aire del este sobre la pena que se despide.
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Juego Eso que piensas,no lo dices. Lo guardas detrás del espejo.
Miras como despojado de todo lo que estás viendo;
5 de mí por ejemplo Y andas por ahí seguro de tu coraje. Insistente, orgulloso, tigre de tu espesura,
10 a veces te detienes y muerdes mis mejillas, dejándome llena de rubor.
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Declaración El cielo está oculto.Sabemos qué cerca de aquí fluye la corriente con su cautiva voz campanera. La arboleda circunda
5 el amor no concebido. Llamea, lejos, el inicio de una tormenta.
Ya se altera el bosque mientras estamos sentados en la hierba.
10 Tu mudez parece perpetua: un poco por la timidez que te acongoja, también por los años que te bordean. Yo no me animo a decir te quiero
15 de una manera distinta, honda, como el mar ausente, secreta. Calladamente somos uno
20 sin vocablos, sin abrazos.
El tiempo nos empuja al fondo, donde están los demás; prontos para la cena.
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