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Dinámica reciente de los municipios de la periferia de Ourense

José Somoza Medina1


(Universidad de Santiago de Compostela)

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Resumen

La periurbanización es un proceso común a la mayor parte de las ciudades de nuestro mundo. En esta comunicación veremos cómo en la periferia de Ourense también se están produciendo los fenómenos de urbanización difusa que definimos con este término.




Abstract

Suburbanization is a common process in most part of the cities of our world. In this article we'll see that in the outskirts of Ourense are taking place the phenomenons of diffuse urbanization that we define with this term as well.






I. Las periferias urbanas

Tras la Segunda Guerra Mundial se produjo en Norteamérica una migración masiva de la población hacia el exterior de los límites urbanos (Clarke, 1975). Los espacios periféricos a las grandes urbes compitieron entonces ventajosamente con los barrios residenciales de la ciudad, que ya empezaban a acusar los efectos de las deseconomías de escala (tráfico, polución, encarecimiento de las viviendas, etc.) y miles de nuevas familias optaron por residir en los alrededores de la ciudad, pero fuera de ella. Este fenómeno social que recibió el nombre de periurbanización o suburbanización pronto se extendió a los países más desarrollados de Europa, como Gran Bretaña o Francia, y se puede afirmar que desde los años sesenta y setenta alcanzó una difusión global. De hecho hoy en día los procesos de urbanización en gran parte de las ciudades del mundo se caracterizan por un estancamiento o declive de los sectores internos frente a un crecimiento sostenido de sus periferias. Es en ellas donde se producen ahora los fenómenos de densificación edificativa, donde se fijan las nuevas localizaciones industriales y donde se registran los incrementos demográficos más destacados (Lois, 1995).

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La periurbanización, que genera la difusión del fenómeno urbano sobre el territorio, es el resultado de una compleja dinámica social en la que se enfrentan factores de expulsión y de atracción. Por una parte la degradación de los cascos históricos, la competencia de los usos terciarios en los sectores centrales y la menor oferta de suelo junto con el alto precio de las viviendas en los barrios residenciales son factores de expulsión de población residente. A éstos habría que añadir aquellos caracteres negativos inherentes a todas las áreas de las grandes ciudades: contaminación atmosférica, inseguridad ciudadana, ruido, estrés, tráfico congestionado, hacinamiento, etc. Todos ellos pueden llegar a influir de una manera decisiva en el momento de elegir una vivienda y contrarrestar los factores positivos de la localización residencial en el interior de la ciudad. Por otra parte la generalización de los nuevos patrones de calidad de vida (basados en el contacto con la naturaleza y la tranquilidad medioambiental), la expansión del automóvil y la mejora de las infraestructuras, la evolución de las telecomunicaciones, la superior relación calidad/precio en las viviendas de la periferia fruto de una mayor disponibilidad de suelo, e incluso la mayor permisividad urbanística de los municipios situados en los límites de las ciudades son factores de atracción de población que, junto con los factores de expulsión citados anteriormente, explican porqué es en estas periferias donde se producen hoy los cambios morfológicos, funcionales y de población más rápidos y profundos de todo el espacio urbano (Zárate, 1991).

Esta dinámica de descongestión residencial centro-periferia puede presentar sobre el territorio múltiples formas. Así las familias más pudientes fijan su residencia en viviendas unifamiliares espaciosas tipo chalet, dentro de una área donde proliferan estas edificaciones, bien de forma individual o agrupadas en urbanizaciones de lujo. El siguiente escalón lo conforman los chalets adosados, propios del mundo mediterráneo y que en nuestro país han sido definidos en alguna ocasión como uno de los símbolos del crecimiento económico de los años ochenta. Cabe también la posibilidad de que familias con menos recursos decidan establecer su residencia en la periferia, siendo en estos casos la autoconstrucción de viviendas de tipo rural en espacios sin urbanizar la que más se repite, dando lugar a extensas superficies salpicadas de viviendas, en las cuales las rentas del trabajo en la ciudad suelen combinarse con las procedentes de practicar algún tipo de agricultura a tiempo parcial. El último lugar en esta escala social de utilización de la periferia lo ocupan los sectores más marginales de chabolas y barracas que normalmente se localizan próximas a otros elementos que también han sido desplazados de la ciudad: fábricas contaminantes, depuradoras, basureros, cárceles, cementerios, mataderos, depósitos de coches, etc. Además de todas estas fórmulas de nuevas residencias, los núcleos más accesibles del área periurbana también registran un incremento notable de su espacio   —431→   edificado consolidado, mediante la construcción de edificios de viviendas por pisos que compiten ventajosamente con los de la ciudad en precio y calidad.

Estos procesos de urbanización difusa en definitiva rompen con la idea tradicional de ciudad. Antes ésta se definía como una aglomeración de individuos que trabajaban mayoritariamente en la industria y en los servicios y que vivían concentrados en un espacio con unas pautas culturales propias, en oposición a un medio rural despoblado, agrario y con unas características sociales bien distintas de las urbanas. Sin embargo hoy en día la difusión de los medios de comunicación de masas y el avance de las telecomunicaciones han extendido el modo de vida urbano por casi todo el territorio, mientras que las áreas próximas a las ciudades que hasta hace poco se definían por su marcado carácter rural, forman parte en el momento presente de un tejido urbano flexible y disperso, de una «región urbana» donde se mezclan caracteres sociales y en la que cada vez es más difícil buscar los límites de la «ciudad», tal y como hasta ahora la habíamos entendido.




II. La periurbanización en Galicia

Si en España las grandes ciudades comenzaron a perder población en beneficio de los municipios vecinos desde 1975, en Galicia no será hasta la década de los ochenta cuando se empiecen a vislumbrar los procesos de urbanización en las periferias de las ciudades más importantes. En un reciente análisis sobre la distribución de la población en esta Comunidad Autónoma (Lois y Somoza, 1995), en el que se empleaban datos de 1992, se ponía de manifiesto que los principales espacios de atracción de nuevos residentes se localizaban en las unidades administrativas limítrofes a A Coruña, Vigo y Santiago. De hecho en numerosos estudios urbanos realizados ya se habla de la conformación de dos áreas metropolitanas (A Coruña y Vigo) y otras dos regiones urbanas (Santiago y Ferrolterra). En el caso de Pontevedra y Lugo la relativa extensión de sus municipios favorece que los nuevos modelos residenciales aparezcan representados en antiguas parroquias rurales del mismo término municipal. Por último en Ourense el único estudio realizado hasta el momento (Precedo, 1991) definía el impacto de esta ciudad en su periferia como simple y reducido, si bien dejaba una constancia clara de la influencia de la capital en los municipios vecinos.

Lo que parece innegable es que en los últimos quince años se asiste en Galicia a un declive o estancamiento del efectivo demográfico de las siete ciudades principales (A Coruña, Vigo, Ourense, Santiago, Lugo, Ferrol y Pontevedra), mientras que son los municipios limítrofes a estos núcleos los que presentan un mayor porcentaje de aumento en el número de sus habitantes (Oleiros, Culleredo, Gondomar, Nigrán, Barbadás, Ames, Teo, Poió, etc.).

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El objetivo de esta comunicación es analizar la evolución seguida en los últimos años por los municipios limítrofes a la ciudad de Ourense. Para ello se estudiarán datos demográficos, de edificaciones y socioeconómicos, así como otras cuestiones de gran importancia pero de difícil cuantificación como la imagen que la prensa local difunde de la periferia urbana. La ponderación de todas estas magnitudes e informaciones nos permitirán finalmente definir con cierta exactitud el grado de periurbanización de Ourense.




III. Evolución de la periferia de Ourense

En el presente análisis se han seleccionado los municipios de Amoeiro, Barbadás, Coles, Pereiro de Aguiar, San Cibrao das Viñas y Toén (Fig. 1) que formarían conjuntamente lo que se ha llamado primera periferia (Precedo, 1991), dejando fuera otros municipios que también presentan influencias de la capital en su territorio y que se podrían agrupar en torno a una segunda periferia (Punxín, Vilamarín y A Peroxa), puesto que de no hacerlo así los datos globales quedarían muy difuminados.

Mapa de Ourense

Figura 1. Localización de los municipios objeto de estudio.

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En el caso de Ourense, de la misma forma que veíamos en Lugo o en Pontevedra, se constatan fenómenos de urbanización difusa en antiguas parroquias y aldeas rurales del mismo término municipal. Son los ejemplos de urbanizaciones y pequeños chalets en Cabeza de Vaca, Santa Cruz de Arrabaldo, o Cudeiro. Además el crecimiento de esta ciudad se ha definido hasta el momento actual por su carácter centrípeto, es decir la densificación del entramado urbano consolidado prosigue hoy en día, sustituyendo edificios de cierta antigüedad y escaso volumen por nuevas moles de ocho o diez plantas, e incluso agregando nuevas viviendas en altura a edificios ya construidos. Por todo ello el parque de viviendas continúa aumentando en el municipio de Ourense y es previsible que esta misma dinámica se mantenga en los próximos años.

Hechas estas aclaraciones previas veamos ahora cómo han evolucionado las diferentes variables en los municipios de la periferia.


a) Datos demográficos

Según el Censo de 1991, Ourense contaba en esa fecha con una población de 101.570 habitantes, mientras que si sumamos los efectivos demográficos de los seis municipios de la periferia la cantidad obtenida sería de 19.944 habitantes. Para poder observar la evolución de estas magnitudes utilizamos las rectificaciones del Padrón Municipal de Habitantes de 1992, 1993, 1994 y 1995 (Fig. 2.).

Gráfico sobre la evolución de la población de Ourense

Figura 2. Evolución de la población en el período 1991-1995.
Fuente: Censo de 1991 y rectificaciones de los P.M.H. de 1992, 1993, 1994 y 1995. En el gráfico se toman los datos de 1991 como base.

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En la última rectificación que pudimos manejar, la del Padrón Municipal de Habitantes a 1 de enero de 1995, la capital provincial alcanzaba los 110.796 habitantes, lo que suponía un incremento desde 1991 del 9'08%. Todos los municipios de la periferia habían ganado población en este período pero el crecimiento porcentual era inferior al registrado por el núcleo principal. La periferia sumaba en 1995 21.543 habitantes lo que suponía un incremento global del 8'01%. Si matizamos más estas cifras haciendo referencia solamente a los tres municipios más dinámicos (Barbadás, Pereiro de Aguiar y San Cibrao das Viñas), veremos como el efectivo demográfico crece sobrepasando el porcentaje de la capital, concretamente un 11'73% en el período 1991-1995. Además el municipio que registra un mayor crecimiento no es el de Ourense sino el de Barbadás que pasa de 3.713 habitantes en 1991 a 4.562 en 1995, lo que supone un incremento del 22'86% en sólo cinco años.

Para analizar más detenidamente este crecimiento podemos fijarnos en los datos de crecimiento vegetativo y saldo migratorio referidos a 1992 y 1993 que recientemente ha publicado el Instituto Galego de Estatística (I.G.E.). En cuanto a la relación nacimientos-defunciones se destaca que los valores de todos los municipios de la periferia son negativos en estos dos años, arrojando un balance global de -2732, mientras que el crecimiento vegetativo de la ciudad es positivo, 229 (57 + 172 ).

Sin embargo, a pesar de este movimiento natural negativo, las poblaciones de la periferia han aumentado entre 1992 y 1993 (un 2%) debido a los aportes migratorios. En total entre estos dos años 566 personas han establecido su residencia en la periferia, de las cuales 491 procedían del municipio de Ourense. Nuevamente Barbadás, Pereiro de Aguiar y San Cibrao das Viñas se diferencian claramente de las otras tres unidades administrativas, pues en ellas el saldo migratorio es de 548, mientras que en Amoeiro, Coles y Toén el balance entre entradas y salidas sólo supone 16 altas en el período considerado. En cuanto a la capital es interesante observar que si bien el saldo migratorio de 1992 supone 225 habitantes más, en 1993 sale más población de la que entra, resultando un saldo negativo de -113 personas. Incidiendo aún más en los saldos migratorios podemos destacar que durante estos dos años se desplazan habitantes de Ourense a todos los municipios de la periferia de la misma manera que existe el movimiento contrario, es decir también habitantes de los municipios limítrofes se desplazan al núcleo principal, si bien la relación favorece a   —435→   la periferia (491 frente a 205). El municipio que más habitantes procedentes de Ourense registra entre 1992 y 1993 es Barbadás (187), seguido de Pereiro de Aguiar (119) y San Cibrao das Viñas (71). Por su parte el municipio de la periferia del que se desplaza una mayor cantidad de población para residir en la unidad administrativa ourensana es Toén (55), seguido de Barbadás (51) y de Coles (45).

La estructura demográfica de estas poblaciones nos permite verificar un mayor envejecimiento en los municipios de la periferia que en el de la capital. Así para 1991 el porcentaje de población menor de 15 años supone para los primeros tan sólo el 14'1% y el de mayores de 65 el 22'6%, mientras que en el municipio de Ourense los menores de 15 años representaban en esta fecha el 18'6% y los mayores de 65 el 13'9%. Aquí a diferencia de las variables anteriores es difícil establecer diferencias entre los municipios de la periferia pues todos ellos presentan unos valores muy similares. No obstante comparando estos datos con los de 1981 sí podemos establecer algunas consideraciones. En esta fecha los menores de 15 años representaban el 17'74% en la periferia y el 21'06% en la capital, mientras que los mayores de 65 agrupaban al 19'39% de la población en los municipios limítrofes y al 12'58% en el núcleo principal. Es decir los dos espacios considerados tienden al envejecimiento de sus poblaciones, tanto por la reducción en el porcentaje de efectivos jóvenes (21'06% a 18'6% en Ourense, 17'74% a 14'12% en la periferia) como por la mayor representación de mayores de 65 años (12'58% a 13'9% en Ourense, 19'39% a 22'6% en la periferia).

Por último si analizamos la evolución del Censo Electoral de Residentes desde 1992 a 1996, vemos como en Ourense el aumento de población con derecho a voto alcanza un crecimiento porcentual en este período del 8'8%, frente al 16'3% de la periferia. Las tres unidades administrativas con mayor incremento (Barbadás, Pereiro de Aguiar y San Cibrao das Viñas) presentan un incremento del 21'6%, y sólo en el municipio de Barbadás el número de posibles votantes creció de 1992 a 1996 un 37'9%. Una progresión demasiado importante para explicarla únicamente con la tendencia al envejecimiento de la población.




b) Datos de edificaciones

En el último período intercensal el número de viviendas en Ourense aumentó en 6.705 unidades lo que supone un incremento del 16'43% respecto al parque de viviendas de 1981. En la periferia, por su parte, las viviendas pasaron de 8.876 en 1981 a 11.178 en 1991, es decir crecieron un 25'93%. Una vez más podemos establecer una clara distinción entre Barbadás, Pereiro de Aguiar   —436→   y San Cibrao das Viñas cuyo porcentaje de incremento en este período es de 33'93% y los otros tres municipios de la periferia; Amoeiro, Coles y Toén, en los que el parque de viviendas sólo crece un 16'14%. El mayor incremento corresponde nuevamente al municipio de Barbadás en el que las 636 viviendas creadas entre 1981 y 1991 suponen un crecimiento del 42'68%.

En cuanto a la distinción entre viviendas principales y secundarias que proporcionan los datos del Censo de 1991, merece destacarse que todos los municipios de la periferia presentan un mayor porcentaje de viviendas secundarias que el que se obtiene para la capital (9'8%), excepto en San Cibrao das Viñas (7'7%). Entre todos ellos sobresale Amoeiro donde casi el 32% de las viviendas censadas eran secundarias y Pereiro de Aguiar con el 28'2%. Otro dato interesante son las 535 viviendas vacías de San Cibrao das Viñas que suponían el 32'3% del total, mientras que en Ourense eran un 20% las que se agrupaban bajo este epígrafe.

El I.G.E. ha publicado recientemente la «Estatística de Edificación e Vivenda. 1993» de la que podemos extraer datos interesantes para nuestro estudio. Así para este año se concedieron en la capital 69 licencias para edificaciones de nueva planta, mientras que en la periferia eran un total de 57, de las cuales 52 se construirían en Barbadás, Pereiro de Aguiar y San Cibrao das Viñas (23, 25 y 4 respectivamente) y sólo 6 en el resto de los municipios periféricos. Además la relación entre viviendas a crear y edificios a construir daba para Ourense una media de 10'3 viviendas por edificio, siendo esta misma relación de 3'3 en Barbadás y de 1 en San Cibrao das Viñas y Pereiro de Aguiar. Es decir que si en el núcleo principal predominan las edificaciones de viviendas en altura, en los dos últimos municipios citados sobresalen las viviendas unifamiliares, y en Barbadás se dan las dos tipologías, edificaciones en altura y chalés.

También debemos referirnos a los instrumentos de planificación urbanística que rigen el crecimiento de estas áreas y que como explicábamos en el primer apartado pueden ser factores de atracción de población. De las seis unidades administrativas analizadas tan sólo tres poseían en mayo de 1996 Normas Subsidiarias aprobadas (San Cibrao das Viñas, 1989; Barbadás, 1994; Coles, 1995), otras dos aseguraban poseerlo en trámite de aprobación (Amoeiro y Pereiro de Aguiar) y finalmente en Toén no existía ningún documento municipal de ordenación urbanística. A este respecto es curioso destacar que en una reciente entrevista telefónica realizada a los seis Ayuntamientos, en la que se pedía información sobre un posible incremento del número de licencias edificativas en los últimos dos años, en todos ellos las respuestas dadas confirmaban un crecimiento de las edificaciones excepto en el municipio de Coles, en el que los técnicos del Ayuntamiento aseguraban que la entrada en vigor, en   —437→   agosto de 1995, de las Normas Subsidiarias había supuesto un frenazo incuestionable en el número de licencias de obras mayores con respecto a ejercicios anteriores.




c) Datos socioeconómicos

La evolución, durante el período 1981-1991, de la estructura socioprofesional de la población en los municipios estudiados nos confirma claramente los cambios que se están produciendo en este espacio. En la primera fecha el 40'46% de la población empleada en la periferia de Ourense se dedicaba a labores agrarias, el 16'63% a la industria, el 17% a la construcción y el 25'9% a los servicios. En ese mismo año en el núcleo principal la distribución sectorial de la población empleada era: 2'9% en agricultura-ganadería, 19'1 % en industria, 11'5% en construcción y 66'5% en servicios. En 1991 la evolución de los datos es manifiesta, y así mientras la periferia cambia sustancialmente su estructura: 25'59% agrario, 19'62% industria, 18'42% construcción y 34'39% servicios, verificándose un trasvase de población empleada en el campo hacia actividades terciarias, el centro urbano modifica ligeramente su estructura: 2'9%, 17'8%, 11'7% y 67'4%, creciendo ligeramente el sector servicios a costa de empleos industriales. Esta tendencia a disminuir el número de efectivos agrarios y aumentar los empleados en el sector servicios se repite en las seis unidades administrativas analizadas, produciéndose los mayores cambios en el municipio de Barbadás. Allí los empleados en el sector agrario suponían en 1981 el 36'7% del total frente a un bajísimo porcentaje del 1'17% en 1991. La agricultura sigue practicándose en este espacio como se deduce del escaso abandono de explotaciones agropecuarias (de 1.073 en 1982 a 980 en 1989, 93 en total), pero se realiza a tiempo parcial, suponiendo más un aporte a las rentas principales procedentes de los sectores secundario o terciario, que una única fuente de ingresos. Por su parte el porcentaje de empleo industrial pasó de 11'7 a 24'84, debido a que una gran parte de la población empleada de este municipio trabaja en el vecino polígono industrial de San Cibrao das Viñas (movimientos periferia-periferia), mientras que los trabajadores de la construcción pasaron de representar un 13'3% en 1981 a un 15'5% en 1991, y los del sector terciario crecieron desde un 38'2% a un 47'5% en el período considerado.

Para finalizar, el número de licencias comerciales registradas en los municipios de la periferia pasó de 242 en 1985 a 399 en 1989, es decir se registró un incremento del 64'8% en sólo cuatro años. El área comprendida por Barbadás, Pereiro de Aguiar y San Cibrao das Viñas presentaba un crecimiento porcentual de 91'7%, y sólo Barbadás pasaba de 42 a 93 licencias, experimentando una evolución positiva del 124'3%. Por su parte el municipio ourensano también   —438→   registraba entre 1985 y 1989 un fuerte incremento en el número de licencias comerciales pasando de 2.982 a 4.261 (42'8%).






IV. Periurbanización en Ourense

A la vista de todos estos datos podemos concluir que en Ourense también asistimos a un proceso de periurbanización. Los modos de vida urbanos se extienden por la periferia ourensana, la población de los municipios limítrofes crece más rápidamente que la de la capital, del mismo modo que sus edificios de viviendas, y cada vez un mayor número de familias (procedentes de Ourense, o no) deciden establecer su residencia alrededor de la ciudad, pero fuera de ella. Los factores de expulsión y de atracción que explicábamos al comienzo se suman en este caso a otras dinámicas diferentes que complican el modelo y provocan que la ciudad siga creciendo al mismo tiempo que se producen los fenómenos de descongestión residencial centro-periferia, pues si es un hecho que Ourense continúa creciendo en los últimos años, no lo es menos que su periferia experimenta los mismos procesos de urbanización difusa que se puedan dar en cualquier otra ciudad del mundo, tal vez encubiertos en las cifras absolutas por características estructurales (tamaño de las poblaciones, envejecimiento demográfico, crecimiento natural negativo de las comarcas rurales), pero plenamente patentes en las relativas como ha quedado demostrado en esta comunicación.

El problema surge al analizar estos procesos desde un punto de vista político, es decir, la dinámica reciente de los municipios de la periferia de Ourense puede tender hacia la periurbanización de su espacio, pero los límites administrativos siguen existiendo y la actitud de los respectivos Ayuntamientos no se fundamenta en la cooperación mutua para la resolución de los problemas comunes, sino en la competencia y en el aprovechamiento de las ventajas que cada uno de ellos pueda ofrecer frente a los demás. Así se preparan los terrenos que acogerán al futuro parque empresarial de Pereiro de Aguiar muy cerca del polígono industrial de San Cibrao das Viñas, cuando la capacidad de éste aún no se ha cubierto, o el único hipermercado de la provincia se instala en el límite entre Ourense y Barbadás, con licencias concedidas por el Ayuntamiento de este último municipio, cuando el Instituto Geográfico Nacional sostiene que los terrenos sobre los que se asienta Continente pertenecen al municipio de la capital.

Este caso en concreto es de una gran actualidad por el tratamiento informativo que está siguiendo el periódico local. En las noticias referidas a este asunto se presenta la resolución del litigio mediante el acuerdo mutuo entre las partes como lesivo para los intereses de la ciudad, pues se vería indefensa si el   —439→   Ayuntamiento de Barbadás decidiera dejar los lindes como están. De la misma manera hace unos meses cuando las corporaciones locales de la periferia junto con la de la capital crearon la Mancomunidad de Transportes, la voz de alarma saltó cuando uno de los autobuses de un «municipio limítrofe» (como se les denomina siempre) realizó sus paradas en el casco urbano de Ourense, por las posibles consecuencias de caos circulatorio que acarrearía que todos los autobuses de estos municipios realizaran sus paradas dentro de la ciudad.

En resumen la periurbanización de Ourense es un hecho y al igual que ocurre en otros muchos casos los problemas que de esta circunstancia se derivan deben de resolverse con la cooperación entre las diferentes unidades administrativas. Del mismo modo que debemos de modificar nuestra noción abstracta de ciudad, también debemos de cambiar de mentalidad respecto a nuestras ciudades que no son ya únicamente el espacio que consideramos urbano sino también el que está a su lado.






Bibliografía

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