Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice




ArribaAbajoCapítulo 7. Significación de los nombres que, en vascuence, se dan a las estaciones del año, a los vientos y a los puntos cardinales del mundo (ap. XLVIII al LV)

XLVIII. Los vascongados dividen el año en cuatro partes (que llamamos estaciones del año) y les dan estos nombres: uda «estío o verano»; udatzena, udazquena, udarrazquia «otoño»; negua «invierno»; udaberria, era lora «primavera».

De estos nombres se infiere que los vascongados, primitivamente, dividieron el año en dos partes solas, que eran invierno y verano. Esta división, que es la más sensible del año, se hizo por algunas naciones antiguas y se usa entre algunas americanas. Los vascongados, añadiendo después dicciones finales al nombre uda que significa «estío», formaron los nombres que ahora dan a la primavera y al otoño, los cuales tienen las siguientes significaciones:

Primavera: uda-berria, «estío nuevo»; era-lora, «tiempo de flores».

Otoño: uda-atzena, «estío último»; ud'azquena, «estío último».

En labortano se dice: uda «estío»; lar-azquena «otoño»; negua «invierno»; uda-hastia «primavera». El nombre uda-hastia significa «estío que empieza», pues en labortano hastea significa «empezar», lo que en vascuence se dice asten. El nombre lar-azquena del otoño se compone de lar, que proviene de larrea, «pasto de yerba» en vascuence y en labortano, y de azquena «último». En otoño nace la última yerba del año.

IL. El solsticio de invierno se dice negu muga, «de invierno lindero», que se compone de negua, «invierno», y de muga, «lindero, término».

El solsticio de estío se dice uda muga, «de verano lindero». Son muy propios y expresivos estos nombres vascongados de los dos solsticios, que en alemán se dicen sonnenwende «de sol retorno».

El año bisiesto se dice urte gueritua, «año aumentado», que se compone de urte, «año», y de gueritua, «aumentado», expresión propísima del ño bisextil, la cual quizá no se halla en ninguna otra lengua. Por la inglesa se dice year

svar, «de salto año»; en alemán, sehal jahr, «interpuesto año».

Los vientos cardinales tienen en vascuence los siguientes nombres: El «viento» se dice aiceá, aizá. «Viento oriental o de Levante» se dice urtaizá, urtaiceá, «de lluvia viento», como se dijo antes (XXXIII); «viento solano», egoa, egoya, que proviene de eguzquia, «sol» (XXIX); «cierzo», iparra, ifarra, artecaiza. Se dice ifarcoya, «noroeste o viento entre norte y poniente»; ifarpea, «nordeste o viento entre norte y oriente». Iparra será el nombre propio en vascuence en el que es forastera la letra f.

LI. Los puntos cardinales del mundo en vascuence se dicen: «Oriente» se dice sortaldia, «de concebir o concepción lado», que se compone de sortu, «concebir» y de aldea, «lado». En latín, español y en casi todas las lenguas se dice «nacimiento del sol», y en vascuence se dice «concepción» en lugar de «nacimiento».

Mediodía se dice egüerdia, «del día mitad», que se compone de egun, «día», y de herida, «mitad».

«Poniente» se dice sartaldea, «de entrar, meterse o ponerse lado», que se compone de Sartu, «entrar, meterse, abalanzarse», y de aldea, «lado».

«Norte» se dice ugaroquida, artizarra, ifarraldea. Los dos primeros nombres se usan para significar la «estrella polar», que es el norte; y el tercero para significar «el lado septentrional». Ifarraldea propiamente significa «lado de ifarra, cierzo».

El nombre ugaroquida es muy expresivo, porque proviene de ugarotu, «navegar», y el norte dirige la navegación.

El nombre artizarra, que significa «espacio de noche o espacio oscuro», se compone de arte, «espacio de lugar y tiempo, parte o punto septentrional», y de zaro o zaroa, «noche». Expresión no poco semejante para significar el «norte» usan las naciones ilíricas y alemanas: en ilírico se llama polnochna, esto es, «media noche». En alemán se llama mitternacht, «media noche», que se compone de mitter, «mitad», y de natch, «noche». Parece que, en lugar del nombre vascongado artizarra, se debe decir artizara o artizaro. Zarra significa «viejo».

LII. Estas son las observaciones que sobre la división del tiempo usada entre los vascongados he podido hacer consultando a su lengua, depositaria única de los monumentos que para hacerlas se puede lograr.

Los vascongados, como la mayor parte de las naciones antiguas, para formar el período semanal se han valido de la tradición, siempre constante y muy universal, de haberse creado el mundo en el primer período semanal del tiempo, al que dio principio. Este hecho, conservado históricamente en la nación hebrea y por tradición en muchas naciones, dio fundamento al uso de la semana. La división del tiempo en períodos mensuales y anuales fue común entre las naciones antiguas porque procedió de ideas naturales al observar ya el curso lunar, que dio fundamento para formar el período anual.

LIII. Los vascongados han usado los tres períodos semanal, mensual y anual desde tiempo tan remoto que quizá corresponda al del primer uso de su lengua, pues las ideas con que han formado los nombres que dan a los días de la semana y de las partes, tiempos y momentos en que dividen la duración del curso lunar, a los meses que componen el año, como también a los nombres de éste y del sol, que lo arregla, y de la luna, que forma los meses, son primitivos, originales y peculiares de los vascongados, que de ninguna otra nación han recibido los dichos nombres, ni aprendido las ideas para formarlos309.

El período menor de tiempo, que es el semanal, consta solamente de siete días. En estos pocos días no hay ni puede haber diversidad de efectos de atmósfera en orden constante, ni tampoco diferencia notable de ejercicios o labores de agricultura, por lo que los nombres de los días de la semana, no pudiendo ser alusión a dichos efectos y ejercicio, por idea natural debían ser numerarios o equivalentes a éstos para contar y distinguir los días.

Hay aún naciones (XXV) que cuentan numéricamente los días de la semana o les dan nombres numéricos; y equivalentes a éstos son los que les dan los vascongados (XXV) y aun, como se ha dicho antes, la calidad tosca de contarlos en vascuence prueba que los nombres de ellos se empezaron a usar antes de inventarse los nombres numerales que usa, los cuales son particulares de la nación vascongada, que en esto excede a la griega, latina y a innumerables naciones, como se infiere de mis observaciones sobre dichos nombres numerales en el número 219 de mi Aritmética de las naciones, publicada en italiano310.

LIV. Las naciones más antiguas de Europa son ciertamente la íbera o española, la céltica y la griega dividida en helena, latina, etrusca, héneta o véneta. La teutónica, aunque desconocida en la primera antigüedad, pudo estar en parte del septentrión europeo entre los ríos Rin y Danubio, mas lo cierto es que las demás naciones europeas, que son la ilírica, la escítica y la turca-tártara, han entrado en Europa a tiempo ya conocido históricamente. De las cuatro naciones europeas más antiguas, una, que era la griega, olvidó la semana o jamás la usó; dos de ellas, que son la céltica y la teutónica, solamente han usado la semana astronómica, la cual es muy posterior (XXVII) a la primitiva, en que los días se nombran con orden numérico; la íbera o vascongada es la única que entre las cuatro naciones europeas más antiguas ha conservado los nombres primitivos de los días de la semana.

Los nombres que los vascongados dan a la luna y al mes provienen de una misma dicción radical, por lo que es indudable que fueron lunares los primitivos meses de los vascongados. El número de ellos es doce y la significación de sus nombres, alusiva a efectos de la atmósfera en varios tiempos y a labores y estado vario de la agricultura durante todo el año solar, nos dice su correspondencia a los meses que usamos, heredados de los romanos. Los vascongados, necesariamente, debieron advertir presto que los doce meses lunares no bastaban para llena la duración del año solar, pues en pocos años observarían que el primer mes, llamado urtarilla, «mes de lluvia», caía en julio, en que poco o nada llueve. Ellos, por tanto, porque al año llamaban urteá, «de mucha agua o lluvia», debieron inventar modo con que en este tiempo de mucha lluvia empezase su mes urtarilla. Cómo ellos, interpolando días o de otro modo arreglaban los meses lunares para que pudieran llenar la duración del año solar, ignoramos, porque nos faltan inscripciones y escritos antiguos en vascuence, y por la viva voz de sus palabras, que es el único momento para descubrir y determinar los períodos de tiempo usados por los vascongados, ninguna luz nos da para conjeturar el modo con que arreglaban los meses lunares con el año solar. Y ciertamente debían arreglarlo los antiguos españoles cuando, a tiempo de la entrada de los cartagineses en España, en ésta había varios reinos bien formados, y su buena formación supone el arreglamiento de los meses en el año para ordenar las funciones de la vida civil y el cultivo de los campos.

En la historia civil y eclesiástica de España es célebre su era, según la cual los españoles han contado los años hasta el año 1383 en que las Cortes mandaron que se contasen los años desde el nacimiento del Divino Salvador y los españoles hasta entonces los contaban según su era, que empezó 38 años antes de la era cristiana311.

El nombre «era» en vascuence significa (XLVIII) «tiempo» y «modo» y en ninguna otra lengua se le encontrará etimología más propia.

Los españoles, que 38 años antes del Nacimiento del Divino Salvador empezaron a contar los años, adulando a Augusto César, cuyo principado en España daba principio a la cuenta de ellos, a ésta llamaron era, palabra vascongada, y debieron empezar la época de esta era con la misma calidad de años que usaban antes de empezarla. Estos años, pues, debían haber sido antes solares, como fueron después de usarse la dicha era, de que largamente trata Mariana en el cap. 21 del libro 3.° de su Historia de España312.

LV. Aún las palabras vascongadas, según las cuales he explicado la división del tiempo usada por los vascongados, no me hubieran bastado para entenderla, si a la vista no hubiera yo tenido muchedumbre de materiales recogidos en muchos años para formar un largo tratado de la División del tiempo entre todas las naciones conocidas de cuya lengua se tiene noticia. El cual tratado, pienso escribirlo en el presente año de 1808 para darlo a la Academia Italiana que, en el participarme el honor de haberme hecho su socio, me pide alguna obra original para imprimirla en sus actas.

En los dichos materiales observo, sobre la división del tiempo, ideas en parte insinuadas antes, que son homogéneas a las que descubro en las palabras vascongadas significativas del tiempo y de sus partes.

En escribir el presente tratado he seguido, y procurado imitar, la laboriosidad de los señores Astarloa, Sorreguieta y Zúñiga313, que modernamente se han propuesto descubrir y agitar los conocimientos que se depositan escondidos en el idioma vascongado, el cual, aunque a ninguno cede en antigüedad, aparece a la crítica observación como nuevo o resucitado, porque nuestros antiguos no han cuidado de ilustrarlo314.

Las primeras empresas en los nuevos descubrimientos no suelen carecer de defectos, que son su desgracia, mas no por esto se deben abandonar, porque en tal caso no se haría descubrimiento alguno, lo que es el mayor de los defectos.

Con la persuasión que me infunde este conocimiento, ofrezco al público el presente tratado consagrado a la ínclita gente española de los vascongados, a quienes otras pocas pruebas en mis obras italianas y españolas he dado de mi deseo de ilustrar su idioma.

Roma, 1.° del 1808.








ArribaAbajo Apéndices


ArribaAbajoApéndice I

Lorenzo Hervás y Panduro, Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas y numeración, división y clases de éstas, según la diversidad de sus idiomas y dialectos. Su autor el abate don Lorenzo Hervás, bibliotecario de N. SS. P. Pío VII. Volumen IV. Tratado III. Lenguas y naciones europeas. Parte II. Naciones europeas primitivas: sus lenguas matrices y dialectos de éstas. Con licencia. En la imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia. Madrid, año de 1804. Se hallará en la Librería de Ranz, calle de la Cruz.

Dedicatoria

A las tres nobilísimas provincias de vascongados españoles.

Ilmos. Señores:

Cualquiera que lea este tomo y los dos que le seguirán, de la obra del Catalogo de las Lenguas que voy publicando, conocerá desde luego que deben presentarse honrados con vuestro glorioso nombre. Cuando, veinte anos ha, empecé a introducir en mis producciones italianas las primeras reflexiones sobre la luz que la atenta observación de las lenguas podía dar para ilustrar la primitiva historia de las naciones, llegué a divisar los muchos descubrimientos que el idioma vascuence, bien examinado, debería proporcionar no solo para la historia de la nación española, sino también para la de las mas ilustres de Europa315.

Aquellas reflexiones no pudieron ser más que una indicación del trabajo que tenía meditado; porque, falto de los libros publicados sobre esta lengua, no debí arriesgar mis opiniones á vagas conjeturas. Provisto después de tales libros por la generosidad del Señor Don Juan de Leyza, no espere más que ocasión oportuna para manifestar de lleno todas mis observaciones; y esta me la ofrece la continuación de la presente obra316.

Según el plan que en ella me he propuesto, después de haber recorrido las naciones americanas, las de las islas de los mares Pacífico é Indiano austral y oriental, las del continente del Asia y las advenedizas de Europa, discurriendo sobre las respectivas lenguas y dialectos de cada una, y buscando por este medio su origen, objeto principal de mis investigaciones, he llegado a España, llamada en lo antiguo «país de los iberos». Al contemplar el grandísimo número de naciones que en ella se han establecido sucesivamente; y la gran diversidad de idiomas que han hablado, me habría visto sin duda muy apurado para conocer y determinar cuál de aquellas había sido la primitiva pobladora de esta región, si me hubiese faltado el medio y la luz de la lengua que conserváis; porque, encontrando en la historia diversidad de noticias, contradicción de opiniones, confusión de nombres geográficos, vestigios inciertos, y tradiciones desfiguradas, el descubrimiento solo del idioma primitivo era el que podía ponerme en el estado de juzgar de la nación primitiva también317.

A fuerza de investigaciones he descubierto al fin, que tal idioma primitivo en España fue el que hablaron los antiguos vascos ó Vascones, que es el mismo que conserváis en el día con el título de vascuence. Su uso fue universal en toda España antes que en ella entrase nación alguna extranjera; y en los indicados tomos demuestro que las muchas que entraron después por espacio de casi veinte y dos siglos, contados desde el décimo quinto anterior á la era cristiana, y se establecieron y dominaron en ella, habitaron poblaciones fundadas por los que hablaron el idioma vascuence, y que han sido conocidos por los antiguos con los nombres de íberos, cántabros, españoles y tal vez celtíberos318.

Guiado por esté mismo idioma, salgo de España para observar el rumbo que, antes de llegar a ella, siguió la nación íbera ó vascona, y descubro que, establecida en el tiempo de la dispersión de las gentes, en los confines occidentales de los países ocupados por los descendentes de Javan llamados griegos, é impelida por estos en el oriente, se extendió hacia el occidente, desierto entonces y destinado para ella como descendiente de Tubal, hermano menor de Javan; y que, costeando la Italia por la parte austral, entró en Francia, en donde, no pudiendo lograr un sólido establecimiento por razón de los ligures que la perseguían, y de los celtas que bajaban del norte, llegó hasta los Pirineos, por cuyas faldas orientales se extendió de un mar á otro, hasta que últimamente acertó á pasarlos para establecerse permanentemente en el país europeo mas occidental, llamado España, en la que después ha permanecido siempre su descendencia319.

Estos descubrimientos, que dan materia nueva para la formación de la historia primitiva de la nación española, no han podido hacerse sin penetrar con la luz de vuestra lengua hasta la antigüedad más remota y obscura, alumbrando las tinieblas que nos ocultaban su origen. Para buscar éste, y descubrir los progenitores de esta nación, y seguir con ellos el rumbo de sus transmigraciones al verse perseguidos en Italia por los descendientes de Javan, y en Francia por los ligures y celtas, me ha sido preciso investigar también los hechos pertenecientes á las primeras épocas de la historia de estas naciones, que han dado el mayor lustre a toda la Europa, y extendido su dominación por numerosos países320.

Y el acierto de todas estas investigaciones le debo a vuestra lengua; de suerte que, por su medio, puedo decir que he llegado a presentar el método más seguro de hacer la historia primitiva de las naciones que llamo y considero como primitivas también en Europa, porque la poblaron y en ella permanecieron dominando tranquilamente y adelantando en la civilización y ciencias hasta el fatal siglo V dé la era cristiana, en que, rotos los diques que las defendían, por la barbarie de naciones septentrionales, que inundaron sucesivamente esta parte del globo, fueron confundidas con éstas, quedando por fin casi dudosa su existencia con la irrupción feroz de la nación tártara, llamada hoy turca321.

Si en estos trastornos hubiera perecido también vuestro idioma, carecería hoy del mas autorizado é irrefragable documento que pudiera apetecer para probar el verdadero origen de la nación española y la continuación de su descendencia. Este idioma es el mismo que hablaron sus fundadores al establecerse en la península y el que se habla comúnmente en las demás provincias de ella, llamado castellano ó español por los extranjeros, es introducido por naciones también extranjeras que han entrado sucesivamente. El nombre de romance, que también se le da, descubre deber a los romanos su construcción y forma; y no es dudable que proceda del latino que estos usaron, porque con sus conquistas y dominación hicieron romanos todos los países que subyugaron, obligándoles con su política á mudar sus usos, costumbres y lengua. Así es cómo en la mayor parte de las provincias de España quedó perdida hasta la memoria de las lenguas que antiguamente se hablaron en ellas, y cómo en Francia se aniquiló enteramente el idioma céltico de sus principales pobladores y dominadores322.

Solo vosotros, y algunas provincias de la Francia limítrofes de las vuestras, habéis conservado más á menos incorrupto vuestro idioma nativo, que se ha defendido victoriosamente contra los tiros de las lenguas fenicia, púnica ó cartaginesa, griega, latina, arábiga y actual española, de que más principalmente debíais esperar su ruina. Le conserváis como herencia de vuestros progenitores, como sello indeleble de vuestra invencible resistencia á las usurpaciones de los fenicios y griegos, a las tramas de los cartagineses, y á las violentas conquistas de los romanos y árabes; como marca de vuestra victoriosa libertad contra la ambición de las naciones forasteras; como reliquia de la respetable antigüedad; como prenda de la parte que tocó a la nación española por alto destino en la tumultuosa confusión de lenguas en Babel, y últimamente como insigne monumento para ilustrar la historia primitiva de nuestra nación323.

Por todas estas razones me he creído obligado á ofreceros como un obsequio de mi afecto, y como una señal de reconocimiento a lo que he debido en mis investigaciones literarias a vuestra constancia y patriotismo, estas mismas investigaciones expuestas en los tres indicados volúmenes que por todos títulos deben presentarse al público dedicados y consagrados a los verdaderos y ciertos descendientes de los primeros pobladores de España, reconocidos en los individuos de las tres provincias vascongadas que representáis.

Recicid, pues, este pequeño homenaje, y reconoced como el más apasionado vuestro a su autor = Roma, 30 de Abril de 1803. Lorenzo Hervás.




ArribaAbajoApéndice II

Cartas de amigos vascos a Hervás, extraídas de la BNM, Cartas del abate don Lorenzo Hervás, ms. 22996.



ArribaAbajo1. Cartas de José Antonio Campos

Carta n.º 1, de José Antonio Campos a Juan de Leiza:

«Abadiano, 5 de mayo de 1799:

Mi buen amigo: En testimonio del buen afecto que ha causado en nuestros ánimos la carta de nuestro afecto vasco el Sr. Hervás, he puesto en su continuación lo que es tan debido a nuestro reconocimiento.

Don Antonio María de Letona, de quien hace conmemoración a su vuelta de Roma, me instruyó de los coloquios que tuvo con el Sr. Hervás, cuya obra italiana trajo y presentó a don Pablo Astarloa, que la tiene bajo sus ojos en la formación del Arte Bascongado que lo tiene a su conclusión; y queda a mi cuidado tenerle en correspondencia a este aplicado artista [Astarloa] con aquel sabio panegirista [Hervás].

Todos los que llevamos por nuestro nacimiento del título apreciable de Vascongados y conocemos la importancia de la empresa, cooperaremos a ella con todo el lleno de nuestro esfuerzo, tanto en adquirir con diligencia documentos ilustratrices, cuanto en contribuir con distinción al cumplimiento necesario, sin más impulso que el de consagrar nuestro reconocimiento natural al obsequio de nuestra amorosa lengua vascongada, concentrada con sus bienes señalados límites.

Celo patriótico y salud en el señor.

Su distinguido amigo.

Joseph Antonio de Campos.

Sr. D. Juan de Leiza, el Bascongado»324.



Carta n.º 2, de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, Abadiano, 12 de agosto de 1779.

«Sr. D. Lorenzo Hervás

Horcajo

Abadiano, 12 de agosto de 1799.

Muy señor mío y apreciable dueño: He tenido la dulce complacencia de pasar por la vista las cartas, tan gratas como preciosas, que vuestra merced ha tenido la bondad de escribir a nuestro y inimitable vasco, don Juan de Leiza.

Vuestra merced también ha leído otra mía, en que, con el mayor gusto, me ofrezco a cooperar a que se llenen los deseos de vuestra merced al objeto que nos anima.

Tenemos en Durango, Señorío de Vizcaya, a media hora de camino de esta mi casa, al laborioso y benemérito don Pablo de Astarloa, beneficiado de su parroquia y hermano del ex jesuita padre Astarloa, que actualmente se halla en Italia.

Este eclesiástico [Astarloa] ha sido enterado de la idea que vuestra merced designa en su última carta de 24 de junio próximo pasado [de 1799] desde Horcajo, sobre las tareas literarias en solicitud de materiales para la formación del Diccionario bascuence geográfico, el Diccionario cognominal y el Diccionario trilingüe, y ha ofrecídome sacar el prospectus de su obra original entre manos, y que me la dará para que se lo remita a vuestra merced, y se haga cargo de sus trabajos y vasto plan, con que se ha engolfado su esfuerzo para matrizar el dialecto fecundo y halagüeño de su amada patria. Vuestra merced lo pasará por el crisol de su censura y podrá decirnos lo que le parezca en su razón, suprimiendo o ampliando lo que halle por conducente, e ilustrándonos con aquellos razonamientos de su experimentada ciencia. Inflamaremos entretanto algunos ánimos bien dispuestos a hacer el debido obsequio a nuestra melodiosa y dulce lengua natal, que con tanta justicia pide el distinguido lugar que merece.

Cuando tengamos el honor de haber a vuestra merced en nuestro solar ignaciano y nos acerquemos al gusto de conversar silla a silla, consagrando algunos ratos al obsequio de nuestros deseos, se apurarán urreticam, el vocis ur, la expresiva palabra azaac y otras innumerables troncales que significan antes que suenan.

Esta mi casa se halla en el Señorío de Vizcaya, confinante con Guipúzcoa, entre Mondragón y Loyola. En ella hallará vuestra merced un cuarto, ración y cama, y la mejor voluntad. Todos se apresurarán a recibir a vuestra merced, como a tan señalado protector de nuestro órgano cantabrano, mas nadie me ganará en manifestar a vuestra merced distinguidamente mi reconocimiento. Desde Horcajo y de todas partes, puede vuestra merced seguramente contar con mi anhelo de complacerle en cuanto pueda y con esta firmeza disponga vuestra merced de este su más seguro servidor y cántabro-guipuzcoano sebastianopo (sic) que su mano besa.

Joseph Antonio de Campos.

Señorío de Vizcaya.

A don Joseph Antonio Campos.

Durango.

Abadiano»325.



Carta n.º 3, de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, fechada en Abadiano el 26 de septiembre de 1799.

«Señor don Lorenzo Hervás.

Horcajo.

Abadiano, 26 de septiembre de 1799.

Muy señor mío y apreciado dueño: Nuestro laborioso don Pablo Astarloa me ha entregado el adjunto prospectus en proclama, que dirijo a vuestra merced para que lo pase por la vista y me diga con su entereza y mucha práctica cómo lo halla y, si le parece, quitar y poner algo lo puede hacer, y devolvérmelo, para que inmediatamente se dé a la prensa y reparta seguidamente a los cántabros afectos, remitiendo a vuestra merced también algunos ejemplares.

Mi amigo Letona, que todos los días viene a esta casa, escribió a vuestra merced sobre esto mismo el correo pasado. Ésta va por la intervención de nuestro vascongadísimo don Juan de Leiza, por cuyo canal puede vuestra merced hacer la devolución de la proclama [el prospectus], con todo aquello que juzgue digno de reparo. Con las luces de vuestra merced y auxilios que se darán a nuestro Astarloa, cuya natural sencillez advertirá vuestra merced en su explicación sincera, podremos arribar al lleno de nuestros deseos.

Hemos sabido con dolor el quebranto que ha sufrido su salud de vuestra merced, pero nos hallamos con el placer de que se ha ya recuperado.

Pido a vuestra merced la brevedad en la devolución para no perder tiempo, ni resfriar los ánimos bien dispuestos a la empresa. A nuestro don Miguel Ignacio Mariescurrena se da parte de todo esto y esperamos de aquel celoso paisano la Nomenclatura [que Moguel publicará en 1802] que nos tiene ofrecida.

La última semana estuve con un señor consejero de Indias que tenemos en ésta a visitar al gran patriarca San Ignacio, que le espera a vuestra merced con los brazos abiertos en la próxima primavera; y tanto en casa del señor Leiza, como en la mía, hallará vuestra merced hospitalidad amorosa y verdadera.

Salud y bendición ignaciana y cuente con éste su más atento servidor que su mano besa. Joseph Antonio de Campos [rúbrica]»326.



Carta n.º 4, de José Antonio de Campos, dirigida a Hervás, fechada en Abadiano el 8 de noviembre de 1799.

«Abadiano, 8 de noviembre de 1799.

Mi dueño y señor: La apreciable de vuestra merced de 13 de octubre último, me vino en su tiempo. La ha pasado por la vista nuestro Astarloa con tanto gusto como complacencia suya, y me ha dirigido este día la adjunta, que paso a vuestra merced para que observe en ella lo que patentiza sinceramente este literato.

Por ahora todas nuestras líneas llevaran su dirección a dar luz al prospectus, limitado a lo sustancial, y seguidamente a la empresa de lo que tiene por objeto, acordando todo lo que sea conducente al acierto. De todo será vuestra merced instruido. El señor [Juan Antonio] Moguel ha visto todo y nos entenderemos y reuniremos a este efecto con aquella armonía que es necesaria, contando siempre con vuestra merced, como tan interesado a la empresa.

Vuestra merced conserve su salud, que debe ser su primer cuidado. En la primavera próxima [1800] verá su estado y la disposición en que halla su ánimo para resolverse a venir a hacer sus coloquios al gran san Ignacio, que a todos llama desde su casa.

Vuestra merced sabe ya que aquí tendrá buena hospitalidad y esto basta para que no haya resfriamiento en lo meditado [visitar Loyola].

Revalido a vuestra merced mi afecto, con deseo de que lo ejercite sinceramente, y le soy con todas veras.

Besa su mano Joseph Antonio de Campos [rúbrica].

Sr. D. Lorenzo Hervás. Horcajo»327.



Carta n.º 5 de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, fechada en Abadiano, el 22 de diciembre de 1799.

«Abadiano, por Durango, 22 de diciembre de 1799.

Muy señor y dueño mío: En la estimada de vuestra merced de 30 del pasado [noviembre de 1799], veo con gusto que se restableció su salud y lo entretenido que se halla formando sus tomos, de que ha enviado 9 a la censura a Madrid. Nuestro Astarloa no sólo tiene presentes sus libros de lenguas, sino también todas las advertencias que se ha servido hacerle. El prospectus que ha formado antes de dar a la prensa ha pasado por el alambique de varios literatos que le han modificado unos y rectificado otros. Está inflamado del mejor espíritu para dar toda su gloria al País. Cooperaremos de nuestra parte a darle los auxilios necesarios y, reunidos de este modo, tiraremos nuestras líneas a un mismo centro, contando siempre con la ilustración de vuestra merced para el acierto.

Díceme vuestra merced que si Abadiano fuese un país de libros útiles, vendría a buscarlos, pero no encuentra este país en España. No tenemos aquí libros, es cierto. Sí montañas pobladas, ríos con cascadas naturales, praderas placenteras, arboledas amenas que prestan un campo delicioso para el entretenimiento de un talento bien sentado. No todo ha de ser trabajar, escribir y formar tomos. El mejor estudio es el de tratar con moderación sobre el método de conservar la salud y alargar los días para emplearlos en la tranquilidad. No tenemos libros, repito otra vez, pero tenemos una cosita que pasa sobre todos ellos, y que a vuestra merced debe conmover su vista, más que la lectura de todos los librotes que cosen y descosen los hombres; ¿y qué cosita es esta que debe causar tanto agrado? San Ignacio de Loyola, el patriarca padre de todos y aun de vuestra merced, que como hijo adoptivo suyo debe venir para visitarlo en su hermosa casa natal, que sola ella a un escritor dará materiales abundantes. Todo de verano es aquí una primavera tirada y en cualquiera tiempo se puede venir a este país, en donde hallará marcialidad y agrado.

El famoso ex jesuita Arteaga, que seguía al señor de Azara, dio término a su carrera literaria el 29 de noviembre, en que finó su vida en París, dejándonos sólo su memoria.

El horizonte político de la Europa está muy templado y anuncia por todos sus puntos una paz general. Así sea. Y que vuestra merced en estas Pascuas rejovenezca con el júbilo y alegría que trae consigo este Santo Tiempo, contando en todos para cuanto guste de este su cierto y sentado buen amigo que le desea conocer y abrazar y besar su mano. Joseph Antonio de Campos [rúbrica]

Sr. D. Lorenzo Hervás. Horcajo»328.



Carta n.º 6, de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, en Abadiano el 7 de enero de 1800.

«Abadiano, 17 de enero de 1800.

Mi dueño y señor: Con la estimada de vuestra merced de 2 del corriente me ha venido copia del Decreto imperial sobre el restablecimiento en sus dominios de la Compañía de Jesús.

En abate [Juan] Andrés no dejará de esmerarse en su comisión Paviana. Yo tengo una esperanza muy fundada en que los rayos de aquel sol [el Decreto imperial] han de servirnos de luz para abrir los ojos y ver el día claro sin nubes. En tal caso no faltará paño, como no ha faltado terciopelo azul para las nuevas autoridades de Francia que han hecho elección de este género para sus vestiduras con bordados de oro y plata que signifiquen sus funciones, pues de pronto necesitaban 6.000 varas y no se hallaban en toda la República.

El 14 de diciembre aún no había papa. Estaba en infusión329, pero para Pascua de Navidad se esperaba nombrarle. El palacio Quirinal se ha reparado en Roma para recibirlo.

Los parisienses han decretado se hagan los honores de sepultura en Valence al cuerpo de Pío VI y que, en el sitio de su sepultura, se levante un monumento simple que haga conocer la dignidad de que estuvo investido.

El rey de Prusia y España han tomado con empeño la pacificación. Si su esfuerzo no tiene el deseado efecto, habrá guerra para mucho tiempo.

Nuestro Astarloa ha visto la de vuestra merced y sigue con su trabajo [el Arte Bascongado] deseando ponerlo en estado de darlo cuanto antes.

Vuestra merced cuente para todo cuanto guste con este su atento y buen amigo, Joseph Antonio de Campos [rúbrica]»330.



Carta n.º 7, de José Antonio de Campos a Hervás, fechada en Abadiano el 17 de febrero de 1800.

«Mi dueño y señor: En la de vuestra merced de 4 del corriente leo con gusto ha estado fuera de ese lugar y se ha restituido a él con salud y sigue su recreo literario con la satisfacción de que, disipada la opaca nube que atravesó a la impresión de sus obras, tenía ya once tomos para la prensa. No me dice vuestra merced de qué tratan. Que celebraré saberlo.

Ahí tiene vuestra merced etimologiado o significado el sego-brica y que vuestra merced me encarga, y lo haré igualmente con cualquiera otra cosa que vuestra merced quisiera preguntarme.

A Belisoni nos lo dan de nuevo por papa, y aún la Gazeta de París le pinta [...]331 dicen lo siguiente:

"París, 4 febrero.

Varias cartas de Alemania dan por cierto que los sufragios de los cardenales se han reunido de nuevo para Belisony, y que al fin aceptó éste la tiara. Se habla mucho [y] bien del nuevo electo".

Dicen los Italianos por él: buen cura, crédulo sin fanatismo, piadoso sin ostentación, de un exterior simple y costumbres regulares. Su familia, originaria de Pavía, se había establecido desde algún tiempo en Bérgamo. Cuasi extranjero en Roma, era poco conocido, y puede ser que su nombre no haya sido pronunciado sólo una vez en todos los trastornos que han agitado al Estado Romano. Era obispo de Cesena, patria de Pío VI, su predecesor, y aunque todo esto tan circunstanciado pide para mí su cuarentena y así esperamos al correo próximo [...]332 como guste a su [...] de la de este su afectísimo y atento servidor, que su mano besa. Joseph Antonio de Campos [rúbrica].

Abadiano, 17 de febrero de 1800

Sr. D. Lorenzo Hervás. Horcajo»333.



Carta n.º 8 de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, fechada en Abadiano el 21 de noviembre de 1800.

«Mi más estimado dueño y señor: Con sumo gusto he recibido la de vuestra merced de 6 del corriente [noviembre de 1800] por la noticia que me da de su retorno en sanidad a esa su patria, después de recorrer en Uclés, Cuenca, etcétera, todo lo que apetecía.

No sé [si] haya sido lo más prudente el que vuestra merced se haya vuelto a esa [Horcajo], teniendo tan inmediato a ese enemigo asolador del género humano. Parece que ya no queda duda de que la tal epidemia es declarada peste [fiebre amarilla] y como tal puede retornar el verano.

Aquí entre montes, lo uno, y con la atmósfera siempre fresca, no puede tener pábulo como en tierras cálidas. No obstante, hemos tomado nuestras providencias precautivas. Los médicos charlan como acostumbran, mas no pasan de ahí. Han cantado que era epidemia estacional, que luego se disiparía, y han caído en ella muchos de ellos.

Haga vuestra merced algo de bueno con ese manuscrito para que abran los ojos y sirva de instrucción, por si retoña o cunde por el Reino. Si corriere por esa y vuestra merced determinare dejar su patria por el riesgo, sabe tiene aquí casa, cuarto y mesa, y una completa y sincera voluntad.

Nuestro Astarloa ha estado en Madrid poco tiempo y ha vuelto ya a ésta. Trabaja en su obra y no dejaremos de darle la mano.

Vuestra merced cuide su salud y cuente a su voluntad con la de éste su más atento servidor y amigo que su mano besa. Joseph Antonio de Campos [rúbrica].

Sr. D. Lorenzo de Hervás»334.



Carta n.º 9 de José Antonio de Campos a Lorenzo Hervás, fechada en Abadiano el 12 de diciembre en 1800.

«Abadiano, 12 de diciembre de 1800.

Mi dueño y señor: En la estimada de vuestra merced de 28 del pasado [noviembre de 1800] veo con gusto continúa bueno en su salud, y ahora, con la frescura del tiempo, libre del cuidado del contagio que parece ha calmado, gracias a Dios.

Con efecto, dice Astarloa que lograr la prensa en el día es mayor obra que la composición misma. La indigestión y la ignorancia toman en esto mucha parte.

Ya está el arzobispo con su capelo335 y ahora éste será el objeto del día. Vuestra merced aproveche en su quietud este invierno y, si la primavera se anima, repito lo antes dicho.

Hemos tenido por acá un temporal desecho que ha echado a la costa varios navíos.

La paz del emperador se encuentra compositiva. Yo me temo que tengamos con Portugal mari-morena. Ahora estamos lejos de aquel teatro. Basta y sobra lo que antes hemos pasado con los franceses.

Queda de vuestra merced con todo el afecto que le profesa este su atento y buen amigo, que su mano besa. Joseph Antonio de Campos [rúbrica]»336.






ArribaAbajo2. Cartas de Juan de Leiza

Carta n.º 1, de Juan de Leiza a Lorenzo Hervás, fechada en Mondragón el 5 de julio de 1799.

«Mondragón, julio, 5 del 99.

Sr. D. Lorenzo Hervás.

Muy señor mío y mi dueño: Acabo de recibir el favor de la apreciable carta de vuestra merced de 24 de junio próximo pasado [1799] y con ella la gustosa noticia de hallarse en esa su patria, favorecido de visitas y favores de todos, justamente como merecen sus altos y notorios méritos. Supe por mi pariente, don Miguel Ignacio de Mariescurrena que vuestra merced salió de Barcelona, y también que se verificó con felicidad su llegada a esa.

La carta estimada de vuestra merced me traen de mano en mano los señores y caballeros de este pueblo [Mondragón] y la estoy esperando para remitir igualmente al efecto a mi amigo don José Antonio de Campos para que ponga en manos del suyo Astarloa. Lo mismo hice con la favorecida que vuestra merced me escribió desde Barcelona, su fecha 23 de abril próximo pasado. Sé que dichos señores Astarloa y Campos piensan muy en breve armar con vuestra merced su correspondencia por mi mano y deseo se verifique cuanto antes.

Yo únicamente deseo complacer a vuestra merced, muy de veras ahora y en todos tiempos, y que merezca la dicha de contarme vuestra merced en el número de sus más verdaderos amigos y fieles servidores y a que me tenga vuestra merced presente y a mi familia en su Santo Sacrificio, con lo que me daré y me contaré muy satisfecho, pues nada otra cosa deseo y apetezco tanto.

Son ya las nueve de la noche, hora en que sale el correo, por lo que no me dilato más por ahora.

Se ofrece muy a la disposición de vuestra merced su más afectísimo y atento servidor, que su mano besa. Juan de Leiza [rúbrica]»337.



Carta n.º 2 de Juan de Leiza, dirigida a Lorenzo Hervás el 25 de octubre de 1799.

«Mondragón, octubre, 25 del 99.

Sr. D. Lorenzo Hervás.

Muy señor y dueño mío: Recibo el favor de la carta apreciable de vuestra merced de 13 de corriente [octubre de 1799] con el pliego para nuestro común amigo don Joseph Antonio de Campos, a quien encaminaré por el correo de esta misma noche, leyendo primero los reparitos que vuestra merced pone en su pliego a la proclama del señor beneficiado de Durango, Astarloa. Que todos se hallan deseosos de saber el modo de pensar de vuestra merced sobre la citada programa de Astarloa.

Yo quisiera tener todas aquellas luces y medios que necesita este buen eclesiástico para dar al público una obra tan útil y de tanto lustre a los bascongados, pero supuesto que no llegan a tanto, a lo menos no dejaré de contribuir con cuanto pueda, de que puede vuestra merced vivir muy asegurado, como de mi buena voluntad y ciega obediencia a sus preceptos.

Con este motivo se repite gustoso a la disposición de vuestra merced su más afectísimo favorecido amigo y atento servidor, que su mano besa. Juan de Leiza [rúbrica]»338.



Carta n.º 3 de Juan de Leiza, dirigida a Miguel Ignacio Martiezcurrena, residente en Barcelona. Carta firmada con el cariñoso «Juancho» y fechada en Mondragón el 6 de mayo de 1799.

«Mondragón, 6 de mayo de 1799.

Querido pariente y amigo Miguel Ignacio [Matiezcurrena]: Anoche, a las nueve en que llegó a esta administración de mi cargo la Mala de Madrid339, recibí tu carta con las grandes noticias de Italia. Al momento me la llevaron y anda de mano en mano de todos los señores eclesiásticos y seculares, sin que me hayan devuelto todavía.

La carta del padre Hervás se ha leído con el aplauso que se merece en esta villa y las de Elorrio, Durango y Abadiano.

Don Joseph Antonio de Campos, conocido y amigo del señor Milá de la Roca, me avisa que se han quedado con una copia de ella y que don Pablo Astarloa, que es el que trabaja alguna obra sobre nuestra lengua y la tiene en buen estado, se pondrá en correspondencia con el Sr. Hervás, luego que éste llegue a su país [Horcajo]. Campos, que es el hombre más eficaz y muy instruido, me asegura que la cosa [el Arte Bascongado] se tomará con calor y empeño. Su carta original [de Campos], que está muy buena, te enviaré otro correo y no lo hago en éste porque anoche dirigí originalmente a los señores don Joseph Javier de Iturriaga y don Manuel Gaitán, director y académico de la Sociedad de Vergara, juntamente con la original del señor Hervás y la tuya. Veré cómo se explican aquellos señores y te comunicaré las resultas.

Este señor conde de Villafranca me encargó ayer te diga en su nombre que cuentes con él para todo lo que pueda contribuir en el asunto [el Arte Bascongado]. Se entiende en cuanto a los gastos que puedan ocurrir porque, señores, a los 70 y más años que cuenta, no se halla en disposición de trabajar cosa mayor.

Yo, en quien espero más y mayor eficacia, es en el amigo Campos, que no he conocidos sujeto más activo ni eficaz y amigo de salir con lo que emprende. En fin, yo no dejaré de promover la cosa [la correspondencia] por todos los medios que me sean imaginables, y puedes asegurar así al señor Hervás, pidiendo el favor de que no sienta el que no le conteste a su apreciable carta hasta ver lo que me digan los señores de la Sociedad de Vergara. Si se conserva aún en esa [Barcelona], cumple de mi parte manifestándole mi sumo deseo de que me cuente en el número de sus más atentos servidores y amigos, en que me hará muchísimo favor.

No te descuides de avisarme todos los correos las noticias que puedas adquirir de Italia, pues apenas llegan los correos, sea de la provincia o la Mala, que, tan presto vienen tus cartas de la una vía como de la otra, vienen todos por verlas.

No ocurre por acá cosa particular. Recibe expresiones finas de mi provinciana, y con las de ambos para mi señora la catalana, dispón de tu afectísimo pariente, Juancho [rúbrica]»340.






ArribaAbajo3. Cartas de Antonio María de Letona

Carta n.º 1 de Antonio María de Letona a Hervás, fechada en Durango el 22 de julio de 1799.

«Vizcaya. Durango, 22 de julio, 99.

Mi dueño y amigo Sr. D. Lorenzo de Hervás: La memoria que se digna vuestra merced hacer de mí en la carta del Señor Leiza y los favores que recibí de vuestra merced cuando tuve el honor de conocerle en Roma, me mueven a escribirle a vuestra merced muy agradecido.

Tuve noticia de su llegada a Barcelona por medio de mi amigo don Antonio Pi [y Carabassa], del comercio de aquella plaza, y a vuelta de correo le escribí para que hiciese con vuestra merced los oficios mismos que los hubiera hecho yo, hallándome en aquella ciudad. Hace tiempo que no tengo carta suya y no sé si su amistad habrá correspondido a mis ardientes deseos. Mucho celebro haya tomado vuestra merced correspondencia con el Sr. Campos, fino amigo mío, que por su celo y buenos sentimientos es caballero digno de aprecio; pero no celebraría menos, para mejor satisfacer sus ideas literarias, el que se correspondiese vuestra merced con un beneficiado de este pueblo, llamado D. Pablo de Astarloa, de quien le hablé a vuestra merced largamente en Roma, pues creo que ni el padre Larramendi, que es el patriarca por excelencia que ha tenido este país, ha llegado a profundizar nuestro desnaturalizado bello idioma como lo hará ver antes de mucho en una ingeniosa obra que tiene ya escrita [el Arte Bascongado]. Es un sujeto, por carácter y conocimientos filósofo, gran crítico, y con ardiente pasión al estudio de su nativo idioma. Puedo asegurarle a vuestra merced que es el único que ha habido y le hay en este país.

El señor Iturriaga, director del colegio de Vergara, amigo mío, también es uno de los literatos de la Sociedad Bascongada. Ha acreditado en varias poesías bascongadas tener una inteligencia grande en este idioma, ¿y cómo dejaré de citarle a vuestra merced el bien querido discípulo de nuestro padre [Bartolomé] Pou, el señor Moguel, cura de Marquina, que por su delicada inteligencia en el idioma y conocimientos históricos es de los sujetos que más pueden contribuir a satisfacer las miras de vuestra merced?

Estos son, pues, los sujetos que mi limitado talento cree pueden ser de su agrado, y si yo pudiese contribuir en algo para mediar en su correspondencia con estos señores, me ofrezco gustosísimo, como en otra cualquiera cosa que me mandase.

Dé vuestra merced mis expresiones a don Antonio Panduro y Morales y su parienta341, pues he tenido varias cartas suyas, y mande vuestra merced a una con esos señores a este su obligado amigo y apasionado servidor que su mano besa. Antonio María de Letona.

Sr. D. Lorenzo de Hervás»342.



Carta n.º 2 de Antonio María de Letona, dirigida a Lorenzo Hervás, fechada en Durango el 12 de agosto de 1799. Escrita en el reverso de la primera carta de José Antonio de Campos a Hervás, fechada el 12 de agosto de 1799.

«Durango, 12 agosto de 1799.

Mi amigo y señor D. Lorenzo: Nos vimos, tratamos y parlamos en Roma. Espero nos juntemos y paseemos en esta mi patria, cuando vuestra merced venga a ella. Yo me remito a todo cuanto presenta a vuestra merced la precedente carta [la de José Antonio de Campos, fechada en Abadiano el 12 de agosto de 1799] de mi dignísimo amigo don Joseph Antonio [Campos], con quien puede vuestra merced entablar su correspondencia, bien seguro de que todos nos encadenaremos a tan laudable objeto y emplearemos nuestros esfuerzos en común y en particular a un mismo punto. Don Pablo Astarloa es todo nuestro y no se separará en sus tareas de cuanto se le prescriba, en honra y gloria de nuestra lengua basquesa.

Siempre de vuestra merced su más señalado amigo y atento servidor, que besa su mano. Antonio María Letona [rúbrica]»343.



Carta n.º 3 de Antonio María de Letona a Lorenzo Hervás, fechada en Durango el 22 de septiembre de 1799.

«Vizcaya. Durango, 22 de septiembre, 99.

Sr. D. Lorenzo de Hervás.

Mi dueño y buen amigo: Las dos cartas últimas de vuestra merced he recibido con el aprecio que siempre. La primera, contestando a la mía [12 de agosto], y la segunda dándome parte de la feliz salida de su enfermedad, cuya noticia es para mí la mejor que podía vuestra merced comunicarme, pues intereso cordialmente en su felicidad y salud, como tan importante a la Sociedad, y a la satisfacción de sus amigos.

No he podido escribir a vuestra merced carta este correo por haber salido fuera de casa, en San Sebastián, donde he hallado aquellos dos legos jesuitas que componían relojes en Roma y vivían en el Jesús. Lo pasan grandemente y con una conducta tan ejemplar que son la muda lección de los artesanos.

Además de este motivo, no he querido hacerlo hasta que el amigo Astarloa escribiese a vuestra merced, como me lo asegura que este mismo correo dirige a vuestra merced el prospecto de su obra, de cuyo concepto estimaría a vuestra merced tuviese la franqueza de decirme su parecer, en la inteligencia que sea cual fuese, celebrará mucho su autor, y, si es preciso, sólo tendrá noticia de él este su verdadero y apreciado amigo que su mano besa. Antonio María de Letona [rúbrica].

Posdata: Mi afectuosas expresiones a los sobrinos»344.



Carta n.º 4 de Antonio María de Letona dirigida a Lorenzo Hervás, fechada en Durango el 19 de diciembre de 1799.

«Durango, 19 de diciembre de 99.

Sr. D. Lorenzo de Hervás.

Mi dueño y estimado amigo: Alguna indisposición de mi salud y ciertas ocupaciones de familia no me han permitido contestar a la carta de vuestra merced, en la que me encarga le procurase extender en este país su preciosa obra de Sordo-mudos. Yo tengo un ejemplar, pero no he querido traer más, a pesar de que me lo mandaba vuestra merced, porque temía no poderlos despachar. Este es un pueblo que, aunque bastante grande, tiene pocos aficionados a las ciencias, y en el resto del país hay la preocupación de que siempre pierden de valor los libros que se venden de segunda mano, porque los reputan como usados. Estas razones me han obligado a tomar el medio de escribir a varios amigos de estas tres provincias y, principalmente de la costa, acerca del mérito de la obra y la librería donde se vende en Madrid; y algunos me escriben que no tenían noticia de ésta, y que están determinados a traerla y persuadir lo mismo a otros amigos suyos.

Si vuestra merced vuelve a repetirme el mismo encargo, cumpliré con todo con él, pues sepa vuestra merced que el uso que haga vuestra merced de mi amistad me es de mucho honor y mucha complacencia.

Estimaré me diga vuestra merced si el Diccionario italiano español que principió en Roma ha dado vuestra merced a luz, pues es una obra sumamente interesante al público.

Dios le conceda a vuestra merced las felicidades que le desea de corazón su verdadero amigo que su mano besa. Antonio María de Letona [rúbrica].

Posdata: Para prueba de lo que llevo dicho remito a vuestra merced una de las cartas que acabo de recibir. Remito a vuestra merced también algunos versos al nacimiento del Señor en vascuence, el más puro que se puede escribir, y que ha compuesto un inteligente en esta lengua»345.






ArribaAbajo4. Carta única de Juan Antonio de Moguel a Lorenzo Hervás, fechada en Marquina el 25 de agosto de 1799

«Marquina, en Vizcaya, y agosto, 25 de 99.

Muy señor mío: Remito a vuestra merced esas piezas de la Antigüedad para que vuestra merced me diga el concepto que forma de ellas. En todo tiempo puede vuestra merced experimentar la antigüedad de la poesía, examinando a cuantos bascongados quiera, y no hallará uno que sin tiempo y combinaciones pueda dar la traducción. No hay consonancia, sino en el cuarto pie de cada verso. ¡Qué lastima el que no hubiese copiado toda la pieza!346

Los caracteres de las piezas de plata parecen algunos romanos antiguos, otros no.

Quedo yo con otra copia y vuestra merced puede guardar esas, que remito, para que haga de ellas el uso que mejor le parezca.

Veo que no aviene vuestra merced con Masdeu sobre el origen de los celtas. Si fue tan larga y tan considerable su dominación en España, ¿cómo no hay en ella vestigios ciertos de su idioma? Yo bien veo que Masdeu habla con conjeturas sobre las dos lenguas primitivas de España, la céltica o bubálica y la ibera o barcence (sic) y que el vascuence nuestro es como celtibérico o mezcla de ambos idiomas. Esto no puede ser conservando en todos los dialectos una sintaxis tan ordenada. Sería un lenguaje monstruoso e informe, como si de los idiomas alemán y francés se hiciese uno mixto. Esta voz céltica es bascongada por población de los celtas. Son innumerables los pueblos que acaban en -ica en todo este país: Pertica, Sondica, Guernica, Gorocica, Lazurica, Gabica, Gavica... Y la voz celta por celeta significa "el habitante de los llanos". Esto puedo decir sin entrar a otra discusión.

Esta Sociedad Bascongada está agonizante y no hay que esperar ventajas. No habrá dos miembros bien instruidos en su idioma. Se contentan con hablarle como han oído a sus padres. Es menester que se refunde otra Sociedad, si... ¡Basta!.

Afectísimo capellán. Juan Antonio de Moguel [rúbrica]»347.






ArribaAbajo5. Carta única de Miguel Ignacio de Mariezcurrena a Lorenzo Hervás, fechada en Barcelona el 5 de octubre de 1799

«Barcelona, 5 de octubre de 1799.

Sr. D. Lorenzo Hervás.

Mi amigo y dueño venerado: Puede vuestra merced persuadirse de la alegría que me causó el recibo de su apreciabilísima carta, cuando íbamos mendigando noticias del estado de su salud de vuestra merced todos los que nos interesamos en ella: las casas de los señores Pi, Milá de la Roca, el padre Iturri348, los archiveros Letamendi y Valls349, Zavala y yo, señaladamente, con otros muchos. Aseguro a vuestra merced que no soy capaz de exprimir el placer que nos ha causado a todos su perfecto restablecimiento, que plegue al Señor lo disfrute vuestra merced por dilatados años.

Por el correo de ayer me encaminó mi pariente [Juan] Leiza, con carta del Sr. Campos, el prospectus o proclama literaria del Sr. D. Juan (sic Pablo) de Astarloa, que dirijo a vuestra merced adjunta.

Con esta fecha envío a mi pariente la Nomenclatura de los nombres de los pueblos de esta provincia que se me piden para el señor cura de Marquina [Juan Antonio de Moguel]350, el cual no dudo hallará centenares de nombres significativos o procedentes de nuestra lengua.

Deseo que haya vuestra merced restablecido enteramente su salud y que se halle en disposición de tomar su partido en punto a elegir el paraje donde pasar el invierno. Hecha esta resolución y llegado el mes de abril, aconsejaría a vuestra merced que hiciese una visita a los cántabros, que, como justamente reconocidos, le recibirán a vuestra merced con los brazos abiertos y se esmerarán con la buena voluntad e ingenuidad que forma su carácter en servir, complacer y distinguir a vuestra merced, como merece.

Con esto queda de vuestra merced su más apasionado amigo y seguro servidor que besa su mano. Miguel Ignacio de Mariezcurrena [rúbrica]

Sr. D. Lorenzo Hervás, mi señor y dueño»351.






ArribaAbajo6. Carta única del sacerdote José de Iturriaga, dirigida a don Juan de Leiza, fechada en Vergara el 6 de mayo de 1799

«Vergara, 6 de mayo de 1799.

Señor Don Juan de Leiza

Amigo y señor: Devuelvo a vuestra merced inclusas las cartas de su parte, el barcelonés [Miguel Ignacio de Mariezcurrena], y de Campos que venían con la del famoso padre Hervás [Lorenzo]; y ésta queda aquí por ahora para que la vea el amigo Gaitán352, que se la devolverá a vuestra merced mientras yo paso estos días en Azpeitia, pues así se lo encargaré esta noche.

Dando por supuesto que contribuiré gustosísimo con el dinero y si fuese menester también con las posibles diligencias para la quinta reimpresión del Diccionario del padre Larramendi, bajo la reglas y método que dictase el padre Hervás, y con las adiciones de voces convinientes, desearé ver aquel método, después que ya no le hiciese falta al señor Astarloa, en cuyo poder parece que para al presente.

De todos modos, el padre Hervás es acreedor al eterno reconocimiento de todo buen bascongado.

Sírvase vuestra merced decir a esas señoras ex tolosanas el retorno de expresiones de mí fino afecto y respeto, y disponga vuestra merced de su más apasionado y obligado amigo y capellán, que besa su mano. Joseph de Iturriaga.

Postdata: El librito bascongado que prometió a vuestra merced su tocayo es el Arte del mismo padre Larramendi353; y está pronto a enviárselo a vuestra merced si lo quisiese el padre Hervás. No tengo noticias del que vuestra merced me indica. Lo preguntaré en Azpeitia y haré por adquirirlo, si lo hubiese por allá [Azpeitia]»354.






ArribaAbajo7. Carta única de Manuel María de Azevedo, fechada en Vergara el 19 de febrero de 1801 sobre la dirección del Seminario de Vergara

«Vergara, 19 de febrero de 1801.

Mi dueño y señor don Vicente: Recibí en San Sebastián su carta de vuestra merced, que me llegó sin saber por donde vino, pues me la envió a casa un amigo mío y no he sabido más de su conducto. Pero, sea cual haya sido, he tenido por legítima de vuestra merced la carta y también la esquela en que hablaba del padre Hervás, de este Seminario y de su dirección.

Contesto, pues, a vuestra merced que me agradó mucho su diligencia de vuestra merced y también la explicación de Hervás, pero llegó a tiempo de que ocurrió por aquí nuevo embarazo para poder yo empeñarme en adelantar la especie, sin embargo de los grandes deseos que siempre viven en mi corazón de que sujetos tan propios para la educación como los que se hallan entre los jesuitas, entrasen en este Seminario a descargarnos y consolarnos a los socios como la más perfecta que, sin duda, lograríamos por medio de ellos.

El embarazo consiste en que, habiendo sido nombrado ya por la Sociedad en julio último [1800] por director del seminario don Miguel de Lardizábal, oficial que fue de Secretaría de Estado, y actualmente residente en Alcalá de Henares, respondió él que necesitaba licencia del rey para venir, y habiéndola pedido por Urquijo se negó, pero ahora está la Sociedad otra vez empeñada y yo soy uno de los comisionados para lograrla por Ceballos.

Si, no obstante, pudiese proporcionarse la venida de Hervás, sería lo más ventajoso, pareciéndome, según la explicación de Hervás, que él no pone dificultad en la aprobación del rey, que pienso sería menester pedirla para que viniese él u otro algún jesuita para empleo del Seminario; el cual paso siempre puede poner dudas en el éxito.

En fin, veremos lo que mejor se pueda hacer y vuestra merced comuníqueme también cuanto le parezca y descubra en el asunto; mandándome siempre como a su afectísimo amigo y seguro servidor que besa su mano. Manuel María de Azevedo [rúbrica].

Posdata: Hace pocos días que vine con mi familia de San Sebastián a esta de Vergara para lo que quiera vuestra merced mandar»355.






ArribaAbajo8. Carta de autor desconocido, dirigida a Antonio María de Letona, fechada en San Sebastián el 14 de diciembre de 1799

«San Sebastián, diciembre, 14 de 99.

Pocos encargos puede vuestra merced darme que sean tan análogos a mi genio y más lisonjeros como el que me da en su última, pues satisfaciendo en él a la amistad honro al mérito y a la virtud de mi grande hombre, de que se gloría mi patria.

Ésta, no obstante, se halla muy lejos del término a que necesita llegar para apreciar debidamente las obras del famoso abate Hervás. De consiguiente en esta ciudad, a lo más algunos particulares tienen la Vida del hombre, pero la Escuela de sordomudos, nadie. Sólo en una de las librerías he visto algún ejemplar, y el dueño me dijo que la daría por cualquier dinero, pues jamás le han preguntado por él. He hecho cuanto me ha sido posible y un librero, en quien tengo confianza, me ha dicho que lo más que hará será tener en su librería los juegos que quieran dirigirle, y procurar su venta, sin interés alguno, aunque me ha asegurado que será difícil conseguirla.

En todos estos pasos reconoce vuestra merced bien que deseo satisface sus encargos y le aseguro que tengo placer en ello.

Dispondrá vuestra merced en el particular lo que juzgue conveniente y adjunta hallará la carta de dicho señor Hervás.

Nuestro amigo González, es cierto que jamás su carácter se compondrá bien con ciertas señales que caracterizan a los cortesanos, pero, a pesar de esto, sus afectos siguen durando, que a la vuelta de la Corte se lo pondrá en ejercicio de su escribanía»356.






ArribaAbajo9. Carta del ex jesuita Ignacio Montero a Hervás, fechada en Génova el 5 de agosto de 1783

«Al' Ilmo. Signore Signore Prone Colmo.

Il Signore Abate D. Lorenzo Hervás

Bologna per Cesena.

Génova y julio, 5 de 1783.

Amigo y señor paisano: Me he detenido en contestar la estimada de vuestra merced hasta poder avisar la llegada de las ocho copias de los tomos 11, 12, 13 y 14 [de Idea del'Universo]. Ya me parecía que se detenían mucho, pero finalmente parecieron y los he repartido. Y luego que cobre de los asociados remitiré.

Buedo357 me encargó muchas expresiones para vuestra merced y desea noticias del Sr. Burriel358.

Encargué el Padrenuestro en holandés y dinamarqués; uno y otro me lo trajeron; pero el segundo se tardaron mucho y vino de letra de un dinamarqués que no se podía entender una palabra, y por eso restituí el papel para que me lo escribieran en carácter inteligible. Hasta ahora no me lo han dado. Insistiré por él, para mandarlo.

[Padrenuestro en holandés]:

"Onse vader die in de Hemelen zijt. Uwe neame werde geheiligd. Uwe Kooningrijk Koome. Uwe wille geschiede gelijk in den Hemel alzoo ook op de aarde. Ons daagelijks brood geeft ons heeden. Ende vergeef ous onse schulden, gelijk wij ook vergeesen aan onse schuldenaeren. Ende leijdt on niet in verzoeking, maur verlost ons van den boosen. Want uw is't Kooningrask, ende de kragt, ende de magt in er eeuwighijd. Amen.

Numerales: 1. Een.- 2. Twee.- 3. Drie.- 4. Vier.- 5. Viif.- 6. Ses.- 7. Seven.- 8. Agt.- 9. Neegen.- 10. Tien.- 20. Twintig.- 30. Dertig.- 40. Veerti.- 50. Vijf.- 60. Sestig.- 70. Seventig.- 80. Taggentig.- 90. Neegentig.- 100 Honderd".

Pareció el dinamarqués y lo traslado tal cual:

"Fader wor du som er himmelen; hellig worde dët naün till komme dët rige. Skec din Willic i himmelen saa och paa forden; giw oss i dag wor daglig brod. Fortad wor skyf som wi og forlade wore skyldenez leed oss uhe udi fristelse men frels oss fra det unde tsu dit er riget magten och Herligheden i Ewighed. Amen.

1. En.- 2. Toc.- 3. Tri.- 4. Fire.- 5. Tem.- 6. Sex.- 7. Sys.- 8. Ote.- 9. Nic.- 10. Tio.- 11. Elwe.- 12. Tols.- 13 Tretten.- 14. Tiorten.- 15. Temten.- 16. Sexten.- 17 Setten.- 18. Atten.- 19 Netten.- 20. Tywe.- 30. Tredewi.- 40 Forti.- 50. Femti.- 60. Sexti.- 70 Sotti.- 80 Otti.- 90. Netti.- 100 Hundre. -1000. Tusen"359.

Si no lo entendiere bien, le remitiré los papeles que me han dado.

De novedad, nada hay. La expedición proyectada contra Argel aún no había salido; mas en la Cartagena se creía partiría a fines del pasado o principios de éste. No obstante otros juzgan que no partirá. Esperemos el éxito.

Reciba vuestra merced finas expresiones de Castilla y soy servidor de vuestra merced. Ignacio Montero [rúbrica]»360.










ArribaAbajoFuentes y Bibliografía citadas

  • 1. Fuentes manuscritas

  • ARCHIVO DEL TERRITORIO HISTÓRICO DE ÁLAVA (ATHA), Actas de las Juntas privadas generales de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País (12 de junio 1771 al 29 de julio de 1806), signatura D.1076-1. Faltan las actas de los años 1775-77; 1794-1795 y 1797, Catálogo del Fondo Prestamero.
  • ARCHIVO DE LA SECRETARÍA DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA (ASRAH), Libro de Actas, XI.
  • HERVÁS, Cartas, BNE (Biblioteca Nacional), ms. 22996.

  • 2. Fuentes impresas

  • ASTARLOA, Pablo Pedro, Apología de la lengua Bascongada o ensayo crítico-filosófico de su perfección y antigüedad sobre todas las que se conocen, en respuesta a los reparos propuestos en el «Diccionario geográfico histórico de España», tomo II, palabra «Navarra». Por don Pablo Pedro de Astarloa, presbítero, Madrid, por don Jerónimo Ortega, 1803, pp. XXIV, 452. Reproducción facs. en Librerías París-Valencia, Valencia, 1993 y 1998. Otra edición, por Los amigos del libro vasco, Echévarri, 1983, XXIV + 453 pp.
  • ——, Reflexiones filosóficas en defensa de la Apología de la lengua vascongada o Respuesta a la Censura crítica del Cura de Montuenga, Madrid, 1804.
  • ——, Carta de un bascongado al presbítero don Tomás de Sorreguieta, advirtiéndole varias equivocaciones que ha padecido en su obra titulada «Semana Hispano-bascongada», que acaba de publicar. Se vende a dos reales en las librerías de Munita, calle de las Carretas; y de Castillo, frente a las gradas de San Felipe. Puede ir en carta, Imprenta Cano, Madrid, 46 pp.
  • ——, Discursos filosóficos sobre la lengua primitiva o gramática y análisis razonada de la euskara o vascuence por don Pablo Pedro de Astarloa, presbítero, natural de Durango. Publícase por acuerdo y con apoyo del señorito de Vizcaya, Bilbao, Establecimiento tipográfico de Pedro Velasco, 1883.
  • ERRO, Juan Bautista de, El mundo primitivo o examen filosófico de la antigüedad y cultura de la nación bascongada, Madrid, 1815.
  • HUMBOLDT, Guillermo de, Correcciones y Adiciones, (Traducción de Justo Gárate), San Sebastián, 1933.
  • LARRAMENDI, Manuel de, Conferencias sobre los fueros de Guipúzcoa, San Sebastián, Sociedad Guipuzcoana de Ediciones y Publicaciones, 1983. (Ed. de Tellechea Idígoras).
  • SORREGUIETA, Thomás de, Semana Hispano-bascongada, la única de la Europa y la más antigua del orbe. Con dos suplementos de otros ciclos y etimologías bascongadas. Primera parte, dedicada a la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Guipúzcoa. Por su autor don Thomás de Sorreguieta, presbítero. Con privilegio real. En Pamplona. Viuda e hijo de Longas, 1804, pp. 208. Parte II: Monumentos del bascuence o prosecución de los precedentes del asteá, eguná, illá, urteá y demás, pp. 142. En el mismo tomo.
  • ——, Triunfo de la Semana Hispano-Bascongada y del bascuence, contra varios censores enmascarados. En tres cartas dirigidas a los literatos españoles, Viuda de Ibarra, Madrid, 1805, pp. 150.
  • TRAGGIA, Joaquín, «Navarra», en Diccionario geográfico-histórico, Madrid, 1802, t. II, pp. 151-166. Edición facsímil: Real Academia de la Historia, Diccionario geográfico-histórico de España. Sección I, comprende el reyno de Navarra, Señorío de Vizcaya, y provincias de Álava y Guipúzcoa. Por la Real Academia de la Historia, Valladolid, Editorial Maxtor, 2003, 2 tomos.

  • 3. Obras de Hervás en Italiano

  • HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo, Idea dell'universo che contiene la storia della vita dell'uomo, elementi cosmografici, viaggio estatico al mondo planetario e Storia della terra, e delle lingue, 21 vols., Cesena, Gregorio Biasini, 1778-1787.
  • ——, Storia della vita dell'uomo. Opera dell'Abbate Don Lorenzo Hervás [...], Cesena, Gregorio Biasini, 1785 (vols. I-VIII).
  • ——, Elementi cosmografici, (vols. IX-XVI).
  • ——, Storia delle lingue (vols. XVII-XXI).
  • ——, Vol. XVII: Catalogo delle lingue conosciute e notizia della loro affinità, e diversità, Cesena, Gregorio Biasini all'Insegna di Pallade, 1784. Reedición fac. con estudio de Antonio Tovar en El lingüista español Lorenzo Hervás, I. Catalogo delle lingue, Sociedad General Española de Librería, Madrid, 1986.
  • ——, Vol. XVIII: Origine, formazione, meccanismo, ed armonia degl'idiomi, Cesena, Gregorio Biasini, 1785.
  • ——, Vol. XIX: Aritmética delle nazioni e divisione del tempo fra gli orientali, Cesena, Biasini, 1787.
  • ——, Vol. XX: Vocabulario poligloto, con prolegomeni sopra più di CL lingue. Dove sono scoperte nuove, ed utili all'Antica storia dell' uman genere, ed. alla cognizione del meccanismo delle parole, Biasini, Cesena, 1787. Reedición fac. con estudio introductorio de Manuel Breva-Claramonte y Ramón Sarmiento en Lorenzo Hervás y Panduro, II. Vocabolario Poligloto (1787), Sociedad General Española de Librería, Madrid, 1991.
  • ——, Vol. XXI: Saggio pratico delle lingue, con prolegomeni e una racolta di orazioni dominicali in piu di CCC lingue e dialetti, Biasini, Cesena, 1787. Reedición fac. con estudio introductorio de Manuel Breva-Claramonte y Ramón Sarmiento en Lorenzo Hervás y Panduro, II. Saggio Pratico delle Lingue (1787), Sociedad General Española de Librería, Madrid, 1991 (en el mismo tomo que el anterior, pp. 287-541).

  • 4. Obras de Hervás en español

  • HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo, Escuela española de sordomudos, o arte para enseñarles a escribir y hablar el idioma español, Madrid, Imprenta Real, 1795.
  • ——, Catecismo de doctrina cristiana para la instrucción de los sordomudos, Madrid, Villalpando, 1796.
  • ——, Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, y numeración, división, y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos, 6 vols. Madrid, 1800-1805, Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia. (Reproducida en facsímile por Editorial Atlas, Madrid, 1979).
  • ——, Historia de la vida del hombre o Idea del universo, 7 vols., Madrid: Imprenta Aznar 1789-99.
  • ——, El hombre físico, o Anatomía Humana físico-filosófica, 2 vols., Madrid, Imprenta de la Administración del Real Arbitrio de Beneficencia, 1800.
  • ——, Causas de la revolución de Francia en el año de 1789, y medios de que se han valido para efectuarla los enemigos de la religión y del estado, obra escrita en Italia por el abate D. Lorenzo Hervás y Panduro, bibliotecario de N. SS. P. Pío VII, en carta que dirigió desde Roma a un respetable ministro del Consejo de Castilla, amigo suyo, 2 vols., Madrid, 1807.
  • ——, «División primitiva del tiempo entre bascongados, usada aún por ellos», BSVAP, n.º 3 (1947), pp. 313-354.

  • 5. Estudios

  • AMO, Carlota del, «El debate sobre la lengua vasca en los periódicos madrileños a principios del siglo XIX», en GARRIDO MEDINA, J. (ed.), Actas del Congreso, La lengua y los Medios de Comunicación (tomo 2), Madrid, Dpto. de Filología Española III, Universidad Complutense de Madrid, 1999, pp. 602-611.
  • ANGULO MORALES, Alberto, Eugenio de Llaguno y Amírola (1724-1799). Una figura emblemática en la difusión y patrocinio de lo vasco y la cultura ilustrada, Vitoria, 1994.
  • ——, «Hacienda y comercio en las Provincias Exentas. Las asonadas durante el gobierno del Príncipe de la Paz (1795-1805)», en Manuel Godoy y su tiempo. Congreso internacional Manuel Godoy (1767-1851), Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2003, Vol. I, pp. 429-451.
  • ARIJA NAVARRO, María Asunción, La Ilustración Aragonesa: Joaquín Traggia (1748-1802), Institución Fernando el Católico, 1987.
  • ASTORGANO ABAJO, Antonio, «Juan Meléndez Valdés de la Real Sociedad Económica Aragonesa», en Revista de Estudios Extremeños, Tomo LI, número I, Enero- Abril, 1995, pp. 103 - 175.
  • ——, Biografía de D. Juan Meléndez Valdés, Diputación de Badajoz, Colección «Biografías Extremeñas», Badajoz, 1996, 585 pp.
  • ——, «Las referencias aragonesas del Discurso de apertura de la Real Audiencia de Extremadura», en Revista de Estudios Extremeños, Tomo LIII, número I, Enero- Abril, 1997, pp. 75 - 155.
  • ——, «El pensamiento regalista de Meléndez Valdés y la legislación josefista sobre las relaciones Iglesia-Estado», en La Guerra de la Independencia. Estudios, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2001, pp. 689-732.
  • ——, «El abate Vicente Requeno y Vives (1743-1811) en la Real Sociedad Económica Aragonesa (1798-1801), en Rolde. Revista de cultura aragonesa, n.º 85-86 (julio-diciembre de 1998), Año vigésimosegundo, Zaragoza, 1998, pp. 56-73.
  • ——, «La venta de los libros prohibidos de la Biblioteca Mayansiana (1801)», en Actas del Congreso Internacional sobre Gregorio Mayans (Antonio Mestre, coord.), Publicaciones del Ayuntamiento de Oliva, Valencia, 1999, pp. 625-662.
  • ——, «El paso de Jovellanos y Meléndez Valdés por el Ministerio de Gracia y Justicia (1798)», en Revista de Estudios Extremeños, Tomo LV, número III, Septiembre-Diciembre, 1999, pp. 995-1052.
  • ——, «La personalidad del ilustrado Don Nicolás Rodríguez Laso (1747-1820), inquisidor de Barcelona y Valencia», en Revista de la Inquisición de la Universidad Complutense, n.º (año 1999), pp. 119-190).
  • ——, «El Fiscal Inquisidor don Nicolás Rodríguez Laso en Barcelona (1783-1794)», en Boletín de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, vol. XLVII, 1999 - 2000, pp. 197 - 276.
  • ——, «El Conde de Aranda y las necesidades económicas del abate Requeno en 1792», en El conde de Aranda y su tiempo, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2000, vol. II, pp. 558 - 578.
  • ——, «La obsesión por restaurar el mundo clásico. El abate Vicente Requeno y Vives», en Historia 16, n.º 304 (Agosto de 2001), Madrid, 2001, pp. 103-113.
  • ——, «Nicolás Rodríguez Laso. Un viajero por la Europa prerrevolucionaria», en Historia 16, n.º 314 (Mayo 2002), Madrid, 2002, pp. 86-98.
  • ——, «El París del verano de 1788 a través del Diario del inquisidor Rodríguez Laso», en Trienio. Revista de Ilustración y Liberalismo, n.º 40, Madrid, 2002, pp. 5-42.
  • ——, «El Padre Isla a través de la Biblioteca jesuítico-española de Hervás y Panduro», en BROCAR. Cuadernos de investigación histórica, n.º 26 (2004), Universidad de La Rioja, Logroño, pp. 191-228.
  • ——, «Hervás, apologista del eusquera como lengua primitiva de España en sus contextos fuerista y vascoiberista», en Archivo de Filología Aragonesa, Año 2003. Homenaje a Manuel Alvar, Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2004. En proceso de publicación.
  • ——, «Hervás, la Bascongada y los lingüistas defensores del vascoiberismo, en el marco del fuerismo. Periodo 1783-1802», en Astarloa en el II centenario de la «Apología de la lengua bascongada» (1803-2003), Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, San Sebastián, 2003, pp. 11-140. Ilustración Vasca, t. 12.
  • ——, «El mecenazgo literario de Campomanes y los jesuitas expulsos», en Congreso Internacional Campomanes (1723-1802), Instituto Feijoo, Oviedo, 2003, pp. 269-313.
  • ——, «La Biblioteca jesuítico-española de Hervás y su liderazgo sobre el resto de los ex jesuitas». En proceso de elaboración.
  • BAZÁN, Iñaki (dir.), De Túbal a Aitor. Historia de Vasconia, Madrid, La esfera de los libros, 2002.
  • BATLLORI, Miguel, La cultura hispano-italiana de los jesuitas expulsos, Madrid, Gredos, 1966.
  • BREVA-CLARAMONTE, Manuel, «Prólogo» en: Lázaro Carreter, Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, Barcelona, Crítica, 1985.
  • ——, «Dos aspectos de los estudios lingüísticos del siglo XVIII: La corriente comparatista y Lorenzo Hervás y Panduro», pp. 135-146. En De la Ilustración al Romanticismo. II Encuentro: Servidumbre y Libertad, Cádiz, 3-5 abril 1986, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, Cádiz, 1987.
  • ——, «Las traducciones literales y la identificación de morfemas' en Lorenzo Hervás (1735-1809): El estado de las lenguas del mundo», en Anuario de Letras, n.º 31, México.
  • BREVA-CLARAMONTE, Manuel y SARMIENTO, Ramón, «Estudio introductorio», en HERVÁS Y PANDURO, Lorenzo, I. Vocabolario Poligloto (1787). Historiografía de la Lingüística Española, Sociedad General Española de Librería, Madrid, 1991.
  • CARO BAROJA, Julio, Sobre la lengua vasca y el vascoiberismo, San Sebastián, Txertoa, 1982 (2.ª ed.). 1988 (3.ª ed.). Colección Askatasun haizea. También en Los Vascos, Donostia, Edit. Lur, 1995, vol. I, pp. 81-120.
  • CASTAÑOS, Florentino, Astarloa y la lengua vasca, Caja de Ahorros Vizcaína, Bilbao, 1978.

  • COSERIU, Eugenio, «Lo que se dice de Hervás», en Estudios ofrecidos a Emilio Alarcos Llorach, III, Universidad, Servicio de publicaciones, Oviedo, 1978, pp. 35-58.
  • DARANATZ, J. B., «Astarloa, Zamácola et Erro», en Revista Internacional de los Estudios Vascos (RIEV), n.º III (1909), pp. 375-395.
  • DURÁN LÓPEZ, Fernando, José Vargas Ponce (1760-1821). Ensayo de una bibliografía y crítica de sus obras, Cádiz, Universidad de Cádiz, 1997.
  • FERNÁNDEZ ALBADALEJO, Pablo, La crisis del Antiguo Régimen en Guipúzcoa (1766-1833). Cambio económico e historia, Madrid, Akal editor, 1975.
  • ——, «Manuel de Larramendi: la particular historia de Guipúzcoa», en Saioak I (1977).
  • FERNÁNDEZ SEBASTIÁN, Javier, La génesis del fuerismo. Prensa e ideas políticas en la crisis del Antiguo Régimen (País Vasco, 1750-1840), Madrid, Siglo Veintiuno, 1991.
  • GÁRATE, Justo, La época de Pablo Astarloa y Juan Antonio Moguel, Bilbao, Diputación Provincial de Vizcaya 1936.
  • ——, «Guillermo de Humboldt: Estudios de sus trabajos sobre Vasconia», en Fuentes y medios auxiliares para el estudio de la lengua vasca por Guillermo de Humboldt, Bilbao, 1933. (Traducción).
  • GARCÍA DE PAREDES AUED, Gustavo, El pensamiento de don Lorenzo Hervás y Panduro, Madrid, 1964. Autoedición.
  • GÓMEZ TABANERA, José Manuel, Leyenda y realidad del celtismo cántabro-astur. Comunicación presentada al XX Congreso Nacional de Arqueología, Santander, 1989. (Sobretiro de las actas), Zaragoza, 1991.
  • HABLE, Gerda, «Teoría lingüística y antropología en las obras de Lorenzo Hervás y Panduro», en TIETZ, Manfred (ed.), Los jesuitas españoles expulsos. Su contribución al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII, Madrid, 2001, pp. 379-396.
  • IRIGOYEN, Alfonso, «La época de Astarloa, Moguel y Humboldt», en HARITSCHELHAR, Jean (ed.), Euskal Herria (1789-1850), Bayona, Société des Amis du Musée Basque, 1978, pp. 149-166.
  • KNÖRR, Henrike, «Moguel», en Fontes linguae Vasconum, 34:3, 2002, pp. 565-568.
  • MADARIAGA ORBEA, Juan, «Expresiones culturales y mentales en la Euskal Herria de los siglos XVI al XIX», en RIEV, n.º 46-1, Donostia, 2001, pp. 203-323.
  • LÁZARO CARRETER, Fernando, Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1949. (Reedición con un prólogo de Manuel Breva-Claramonte en Editorial Crítica, Barcelona, 1985).
  • OLARRA, José de, «Hallazgo del tratado de Hervás y Panduro: División del tiempo entre los bascongados, usada aún por ellos», en Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, vol. VIII, San Sebastián, 1947, pp. 313-354.
  • PORTILLO VALDÉS, José María, Monarquía y gobierno provincial. Poder y Constitución en las provincias vascas (1760-1808), Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1991.
  • PRADELLS NADAL, Jesús, «La cuestión de los jesuitas en la época de Godoy: regreso y segunda expulsión de los jesuitas españoles (1796-1803)», en Y en el tercero perecerán. Gloria, caída y exilio de los jesuitas españoles (Enrique Giménez, ed.), Alicante, Universidad de Alicante, 2002.
  • SANCRISTOVAL MURUA, Pedro, «Moguelen lau gutun berri Prestamero artxiboan Trigueroseko pitxerraren gainean», en Encuentros Internacionales de Vascólogos, Euskalarien Nazioarteko Jardunaldiak = Bascologists' International Meetings = Rencontres Internationales de Bascologues (1980, Gernika, Leioa), Pamplona, Aranzadi, 1981, 545 p., [1] h.: [4] p. de lám, [1] h.; 23 cm, pp. 129-134.
  • SARRIONANDÍA GURTUBAY, Begoña, «Pablo Astarloa a través del Dr. Justo Gárate», en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, LIII-2, San Sebastián, 1997.
  • URIARTE ASTARLOA, José María, Pablo Pedro Astarloa (1752-1806). Biografía, Durango, Museo de Arte e Historia de Durango, 2002.
  • URIARTE, José Eugenio de y LECINA, Mariano, Biblioteca de escritores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia de España [A-Ferrusola], Madrid, 1925-1930, 2 tomos.
  • TELLECHEA IDÍGORAS, J. Ignacio, «El Real Seminario de Vergara y su Director Lardizábal (1801-1804)», en Los antiguos centros docentes españoles, San Sebastián, Patronato «José María Quadrado», 1975, pp. 43-88.
  • ——, «Noticias sobre el Real Seminario de Vergara (1805-1807)», en Boletín de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, XXXV (1-2), San Sebastián, 1979, pp. 25-44.
  • TOVAR, Antonio, Mitología e ideología sobre la lengua vasca. Historia sobre los estudios de ella, Madrid, Alianza Editorial, 1980.
  • ——, El lingüista español Lorenzo Hervás. Estudio y selección de obras básicas I Catalogo delle lingue. Edición al cuidado de Jesús Bustamante (Historiografía de la Lingüística Española, Serie Clásicos Españoles), Madrid, Sociedad General de Librerías, 1986.
  • ——, Estudios de tipología lingüística, Madrid, Istmo, 1997.
  • VAL-ÁLVARO, José Francisco (1986): «Lengua e historia en el Catálogo de las lenguas», en Estudios en Homenaje al Dr. Antonio Beltrán Martínez, Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1987, pp. 1.231-1.239.
  • ——, «La notion de langue dans le Catalogo de las lenguas», en Histoire, Épistémologie, Langage, tome 9, fascicule II (1987).
  • ZARCO CUEVAS, Julián, Estudios sobre Lorenzo Hervás y Panduro (1735-1809), Madrid, 1936.
  • ZIMMERMANN, Klaus, «Los aportes de Hervás a la lingüística y su recepción por Humboldt», en TIETZ, Manfred (ed.), Los jesuitas españoles expulsos. Su contribución al saber sobre el mundo hispánico en la Europa del siglo XVIII , Madrid, 2001, pp. 645-668.


 
Anterior Indice