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«Don Quijote», de Scaparro, abrirá la temporada teatral de la Expo pasando antes por Broadway

Flotats y Echanove encarnarán a los héroes cervantinos

Carlos Galindo





Van saltando a la palestra algunos de los proyectos culturales previstos para la Expo'92 de Sevilla que propiciaron los primeros responsables de los teatros sevillanos, algunos de los cuales han sido rechazados o tienen problemas de infraestructura. El Don Quijote de Scaparro y Azcona abrirá el Lope de Vega el 21 de abril del próximo año para dar paso a una temporada teatral extraordinaria. Eso sí, será presentado primero en Nueva York para recorrer después ciudades hispanoamericanas y europeas.

Los proyectos previstos avanzan de distinto modo, pues unos han sido rechazados y otros tienen problemas de infraestructura. Uno de esos espectáculos, «el único hasta ahora que tiene firmados todos los papeles», es el Don Quijote, de Miguel de Cervantes, revisado por Maurizio Scaparro, asesor teatral de la Expo, y Rafael Azcona, célebre guionista cinematográfico. Dicha obra abrirá, el día 21 de abril de 1992, la programación cultural de la Expo en el teatro Lope de Vega.

En efecto, y según palabras de su productor, Manuel Manzanares, este Don Quijote, dirigido por el director italiano Maurizio Scaparro, en lengua española, y con Josep María Flotats y Juan Echanove al frente de su reparto, es el espectáculo escogido por la Exposición Universal de Sevilla para iniciar la serie de grandes acontecimientos culturales y teatrales previstos con ocasión de este certamen internacional. Por otra parte, es el único espectáculo que precederá la apertura de la Exposición, ya que será presentado en Nueva York en la segunda quincena de febrero del próximo año para recorrer después algunas de las más importantes ciudades hispanoamericanas y europeas antes de llegar a Sevilla coincidiendo con el comienzo de los grandes espectáculos programados.

Según Manuel Manzaneque, hombre vinculado de siempre al teatro y que vuelve después de dos años ausente (desde el cierre y venta del madrileño Teatro Espronceda 32, donde encerró muchas de sus ilusiones), este espectáculo (que cuenta con la colaboración del guionista Rafael Azcona en la versión) estará en Sevilla durante diez días para pasar a continuación a Madrid (teatros María Guerrero o Comedia) durante un mes para proseguir gira por el resto de España. «Como manchego que soy -nos dice- me gustaría que tanto por mí como por el texto cervantino y lo que conlleva, que la Junta de Castilla-León apoyara este espectáculo».

Maurizio Scaparro, uno de los más prestigiosos directores europeos, nombrado consejero teatral de la Expo'92 ha escogido para personificar a Don Quijote a Josep María Flotats, actor con el que ya había colaborado en una feliz edición de Cyrano de Bergerac, y que trabajará por primera vez en su carrera profesional en castellano. Junto a Flotats y Juan Echanove, que encarnará a Sancho Panza, trabajarán en este montaje una veintena de actores y músicos españoles, aunque parte del equipo es italiano (vestuario del Lolo Luzzati, decorados de Roberto Francia, música de Eugenio Bennato).

«El espectáculo concebido por Maurizio Scaparro -nos comenta Manzaneque- tiene una doble vertiente teatral: culta la primera, con las referencias de Cervantes a la utopía carnavalesca, de la que Don Quijote es ejemplo insuperado, y de fiesta popular la segunda, que acoge las sugestiones de la Comedia del Arte, del Teatro de Títeres, de la música mediterránea, de la diversión y la conmoción, ligadas a la correspondencia entre Teatro y Amor, y a su vínculo con la ilusión».

Rafael Azcona que, recordamos la conversación que mantuvimos con el director italiano hace unos meses, era reacio a emprender esta aventura teatral, comenta ahora que desde la primera conversación con Scaparro «quedó claro que no era su pretensión 'adaptar' un texto tan desbordante e irreductible como el cervantino, sino, más fácil y coherentemente, emprender un viaje desde la realidad a la utopía por el camino que ofrece, en la obra de Cervantes, su confesado amor al teatro, un amor que aflora explícita o implícitamente en toda su obra».

«Como en la novela -añade-, en estos «Fragmentos de un discurso teatral» el hidalgo manchego pasa de persona a personaje al salir -travestido- de su casa al gran teatro del mundo, y en él porfía por realizar sus sueños entre una turba de burladores. Como en la novela, aquellos que son espectadores de la «representación» del caballero se transforman en actores, en tanto que el caballero queda en ocasiones convertido en puro y deslumbrado público...»

Maurizio Scaparro, por su parte, ha escrito en la presentación de este montaje espectacular sobre el más universal caballero andante: «Se quiera o no, cambian los lenguajes, y Cervantes tiene una sonrisa para el ya antiguo de la gran literatura caballeresca, que con el nacer de la novela moderna termina su ciclo. Los grandes mitos como el «Orlando» se citan para datarles en el tiempo, y se convierten así en objeto de mudable recuerdo o, en el mejor de los casos, de nostalgia. Pervive en cambio el inmutable «amor» por una Dulcinea que cambia continuamente de apariencia, que se esconde y se trasviste ante el Caballero, quien quizá conoce la verdad, pero no ceja ni se rinde en su búsqueda. Queda el «teatro» -quiero decir la representación-, un discurso que atraviesa todo el Don Quijote como si pretendiera resumir los viajes de la mente y del conocimiento, los lenguajes que cambian, los amores imposibles...»





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