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Editorial Ruedo Ibérico

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ArribaAbajoLa editorial Ruedo Ibérico

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La idea de la fundación de Ruedo Ibérico surgió una tarde de 1961 en Ordino (Andorra), en el transcurso de una reunión que mantuvieron cinco amigos exiliados: Pepe Martínez, Elena Romo, Nicolás Sánchez Albornoz, Ramón Viladás y Vicente Girbau.

El acta de fundación de la editorial se firmó, según Girbau, en octubre de 1961, en el café de Cluny, en pleno Boulevard Saint Michel de París. En palabras de Sánchez Albornoz, la editorial nació sobre ocho ruedas: las de los dos autos que Martínez y él mismo vendieron para constituir la empresa. Se iniciaron las publicaciones en 1962, dándose por finalizadas en 1982. En esos veinte años Ruedo Ibérico publicó alrededor de 150 libros, siendo La guerra civil española de Hugh Thomas el primero de ellos, al que siguió El laberinto español de Gerald Brenan, dando título a la que iba a ser la colección más importante de la editorial, «España contemporánea», dirigida por el propio Martínez.

La quijotesca empresa llevada a cabo por José Martínez y el pequeño grupo de amigos, fue un intento de colmar el vacío cultural ocasionado por 25 años de censura, de abocar al lector español sometido a una dieta de pan y agua a la cruda realidad que vivía, de ponerlo en contacto con la «otra cara» de su más reciente historia: los orígenes, desarrollo y consecuencias de la última guerra civil y su prolongación bajo la dictadura. En la citada colección se publicaron, además de interesantes libros sobre distintos aspectos del régimen franquista (el Opus Dei, la Asociación Católica Nacional de Propagandistas) o sobre el exilio republicano, las, en aquel momento, importantes obras sobre la guerra civil escritas por historiadores liberales anglosajones (Thomas, Payne, Jackson, Gibson y Southworth) y las crónicas de los corresponsales extranjeros (Koltsov, Borkenau), que venían a destruir la visión oficialista del régimen sobre la contienda, o, en palabras otra vez de Nicolás Sánchez Albornoz, hacer una reinterpretación del pasado y del presente diametralmente opuesta a la difundida desde los medios oficiales.


(Texto de Cristina Sánchez, Gonzalo Enguita y Juan Antonio Díaz, «Ruedo Ibérico: voz del exilio interior desde París», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia.)                





ArribaAbajoJosé Martínez Guerricabeitia

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Foto cedida por Albert Forment.

José Martínez era Ruedo Ibérico y es imposible separar su persona de la editorial ni de todo lo que significó: constante voz de oposición a la dictadura franquista. José Martínez Guerricabeitia nació en 1921 en Villar del Arzobispo (Valencia) en el seno de una familia anarcosindicalista que pronto se trasladó a Requena (también en la provincia de Valencia). Durante la Guerra Civil militó en las Juventudes libertarias y pese a su juventud luchó en el bando republicano. La derrota le llevó, por su edad, a un reformatorio (y no directamente a la cárcel), donde estuvo dos años y medio. En 1948, después de pasar varias veces por la cárcel, cruza la frontera de Francia clandestinamente y llega a París en septiembre de ese año. [...] Al poco de llegar a París, en septiembre de 1948, José Martínez participó en reuniones del grupo de la resistencia estudiantil F. U. E., de la que fue último secretario en el exilio. En esas reuniones además de Manuel Lamana, Nicolás Sánchez-Albornoz, Carmelo Soria y otros, coincide con Paco Benet, con quien va a llevar adelante la idea de una revista, Península.

Fue en 1961 cuando José Martínez concibió la idea de Ruedo Ibérico [...], y a esta empresa dedicó su vida. La editorial además de publicar los libros prohibidos por el régimen franquista, constituyó un auténtico centro de peregrinación político y cultural para los exiliados españoles.


(Texto de Beatriz García, «Ruedo Ibérico: voz del exilio interior desde París», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia.)                





ArribaAbajoAuge de Ruedo Ibérico

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Ruedo Ibérico se convirtió en la editorial más prolífica de libros extraoficiales: contaba con las series España Contemporánea, en la que publicaba títulos que trataban problemas políticos, sociales y culturales antecedentes del momento histórico por el que pasaba España; Biblioteca de Cultura Socialista, la dedicada a La Guerra Civil española; las obras completas de Trotski; la colección El Viejo Topo; libros de poesía, y otros no incluidos en ninguna colección, además de la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico y los suplementos monográficos de la misma. Además, la Librería Ruedo Ibérico, situada desde 1969 en la Rue de Latran n.º 6, en pleno Barrio Latino, era la distribuidora exclusiva para Europa de varias editoriales latinoamericanas como: Grijalbo, Era, Siglo XXI, Cajico, Cuadernos Americanos, Joaquín Mortiz, Palestra, Siglo Ilustrado, Moncloa, Distribuidora y Editora Argentina, Universidad central de Venezuela, instituto del Libro de Cuba y otras».

(Texto de Beatriz García, «Ruedo Ibérico: voz del exilio interior desde París», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia.)                





ArribaAbajoOrígenes de Cuadernos de Ruedo Ibérico

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Foto cedida por la Fundación Pablo Iglesias.

Los libros eran un buen medio para conseguir el objetivo propuesto por la editorial para llenar el vacío existente en España, pero había temas y asuntos que debían ser tratados con mayor rapidez o bien cuyo estudio no daba la suficiente extensión para un libro. Por eso José Martínez, junto con otros colaboradores, decidieron crear una tribuna de difusión más rápida. Así nació la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico.

Cuadernos surge a raíz de la expulsión de Jorge Semprún y Fernando Claudín del Partido Comunista. Así lo contaba José Martínez:

La cosa surgió a raíz de la expulsión del Partido Comunista de España de Claudín y Semprún, en el sesenta y cuatro. Yo me encuentro con ellos no para hacer una revista, sino porque ellos me habían pedido que yo les editara el texto de las discusiones el Partido, que ahora acaba de publicar Claudín y que circulaba de mano en mano por los medios del exilio. Yo me negué en base a razones puramente comerciales porque el precio del libro -pensaba yo- lo iba a hacer prohibitivo para una amplia mayoría de los interesados en él. Nos despedimos un poco contrariados por no haber podido llegar a ningún acuerdo y entonces uno de los tres -no recuerdo si Fernando, Jorge o yo- dijo: Qué lástima que no podamos coincidir en algo, y a continuación creo que fui yo quien respondió: ¿Por qué no hacemos una revista juntos? Ellos aceptaron y al día siguiente yo les llevé una maqueta y un presupuesto que teníamos hecho hacía tiempo. Y a los dos meses aproximadamente salió el primer número.


(Texto de Beatriz García, «Ruedo Ibérico: voz del exilio interior desde París», en Literatura y cultura del exilio español de 1939 en Francia.)                





ArribaAbajoCuadernos de Ruedo Ibérico

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Foto cedida por la Fundación Pablo Iglesias.

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Foto cedida por la Fundación Pablo Iglesias.

La revista Cuadernos de Ruedo Ibérico vio la luz en junio de 1965 y terminó definitivamente su andadura en abril de 1979. A lo largo de sus casi 15 años de historia la revista tuvo tres fases diferenciadas, ocasionadas por los continuos problemas económicos. La primera etapa tuvo lugar entre 1965 y 1969 en la que se publicaron los números del 1 al 24. La segunda etapa duró de 1970 a 1973 y en ella vieron la luz los números del 25 al 42. La última etapa se alargó de 1975 a 1979 y en ella se gestaron los números del 43 al 62 que fue el último número de Cuadernos de Ruedo Ibérico una vez que la editorial se había trasladado ya a Barcelona. Fueron un total de 62 números concentrados en 44 entregas, publicados entre 1965 y 1979.

La revista no sólo supuso un instrumento de oposición política al régimen franquista sino que intentaba recuperar la historia de la Guerra Civil dando una visión distinta a la impuesta por la dictadura y acabó convirtiéndose en la plataforma intelectual de los exiliados españoles.





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