Jornada tercera |
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Salen cuatro GRANDES.
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GRANDE 1º | Tan
sin tiempo me he venido | | a consejo. |
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GRANDE 3º | Algún antojo habrá
sido, | | para acabar de perder | | el reino, como el sentido. | |
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GRANDE 1º | Él es mi rey
natural, | | mas no me parece bien | | su proceder. |
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GRANDE 2º |
Siendo
tal, | | ¿a quién le agrada? |
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GRANDE 4º | Y
¿a quién | | no le parece muy mal? | |
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GRANDE 3º | ¡Perseguir
con tanto exceso | | un hermano, sin razón! | |
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GRANDE 2º |
¡Pues tener al Duque preso | | tantos años! |
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GRANDE 4º |
Malo
es eso, | | y peor es la ocasión. | |
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GRANDE 3º | Ya
¿qué honra habrá segura, | | si es que es de todos
cabeza, | | por guardalla, la aventura? | |
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GRANDE 1º | Y ya
de nuestra tibieza | | por las calles se murmura. | |
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GRANDE 2º |
¿Qué remedio puede haber? | |
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GRANDE 3º | Siendo rey, está en su mano | | cuanto
quisiere hacer. | |
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GRANDE 4º | El rey, en siendo tirano, | | luego lo deja de ser. | |
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GRANDE 3º | Ya viene, y algún misterio | | encierra
el venir así. | |
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GRANDE 4º | Quien no se gobierna
a sí, | | mal gobernará a su imperio. | |
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Salen el REY, la REINA, la INFANTA, el DUQUE y NÍSIDA;
siéntanse en tres sillas, y el REY en medio.
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REY | No os maraville el ver que así
os reciba, | | en el mismo lugar, la misma alteza | | que pudo
coronar mi frente altiva, | | dando el ligero peso a mi cabeza; | | que, como sois pilares donde estriba | | el supremo valor de
mi grandeza | | quiero con vuestro gusto, en quien confío, | | dar nuevo ser al pensamiento mío. | | Y
para ver la causa si es bastante, | | fundada en mi razón,
pura y sencilla, | | y porque el dalla oído no os espante, | | como estar esperando os maravilla, | | pues traigo prevenido
lo importante | | por si alguno me culpa antes de oílla. | | Estadme atentos todos, que a millares | | os daré las
disculpas y ejemplares. | | El que a
Roma fundó, juez severo, | | repudios en sus leyes consentía; | | y así, Servilio Spurio fue el primero | | que dellos
se valió en dichoso día. | | Pompeyo repudió,
el Magno y fiero, | | a Antístata y Mucía. Bien
podía. | | El César a Pompeya, Sila a Lelia, | |
Claudio César a Emilia, Plaucia y Elia. | | A
Pompeya, Nerón, y Constantino, | | antecesor del fuerte
Carlomagno, | | de María dejó el ser divino, | |
sin dar por ello nota de tirano. | | En Francia abrió
Childerico el camino, | | y Carlos y Luis le hicieron llano, | | dejando, porque el mundo lo permita, | | a Leonor, Aldoberta
y Margarita. | | A decir infinitos me
obligaba, | | mas porque no digáis que cito reyes | | que,
por su condición esquiva o brava, | | no tuvieron o no
guardaron leyes, | | en la vieja el Señor licencia daba | | que desde el rey hasta el que guarda bueyes | | dejase su mujer
honrada y bella, | | con sólo que llegase a aborrecella. | | Pues yo llegué a este punto,
llegue el día | | de mí con tantas veras deseado: | | a mi mujer repudio. Ya no es mía. | | Pues perdió
mi valor, pierda mi lado. | |
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Levántase la REINA
de la silla.
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REY | Ya Leonora también, porque conviene, | | quito el derecho que en mi reino tiene. | | No
os admiréis, que yo decir podría | | lo que Emilio,
persona valerosa, | | que al senado, que culpa le ponía | | por dejar su mujer cuerda y hermosa, | | mostrando el pie y
zapato que traía, | | de una obra sutil, bella y hermosa, | | les dijo: «Aunque os parece tan perfeta, | | nadie puede saber
lo que me aprieta». | | Y agora, por
seguir de mi albedrío | | el bien nacido y acertado gusto, | | y por dar sucesor al reino mío, | | pues es tan convenible
como justo, | | vuelve, Nísida, en brasa el pecho frío, | | y trueca en gustos míos tu disgusto. | | Y tú
y tu padre, como prendas mías, | | ocupad estas sillas,
ya vacías. | |
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REINA | Ya, Rey,
en esta ocasión, | | aunque llore mis disgustos, | | conozco
bien tu razón, | | porque son buenos tus gustos | | y mis
partes no lo son. | | Pero el alma te
asegura | | que hubieran sido, señor, | | iguales a la luz
pura | | de los cielos, si a mi amor | | se igualara mi hermosura. | | Pero aunque muchas tuviera, | | llenas
de belleza y gracia, | | la tuya no mereciera; | | que es tan grande
mi desgracia, | | que más que todas pudiera. | | Aunque
en suerte tan forzosa, | | algo tengo de dichosa, | | pues viéndome
desta suerte, | | si lo adviertes, en la suerte | | te habré
parecido hermosa. | | En una cosa querría | | que tu rigor se corrija, | | pues ninguno merecía | | este
ángel desta hija, | | que es tan tuya como mía. | | Restitúyela en su estado, | | que una madre desdichada | | no le quita un padre honrado. | |
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INFANTA | No te ofrezca, madre amada, | | más dolor ese
cuidado. | | De ver el tuyo perder, | | dolor en mi pecho reina; | | que por mí ya echo de ver | | que mal podré yo ser reina | | pues tú lo dejas
de ser. | | Por volverte a tu contento, | | oyera el Rey, mi señor, | | a sus pies mi sentimiento; | | mas quitándome el valor, | | me quita el atrevimiento. | |
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REY | El mudarme es excusado. | | Subid,
sentaos a mi lado. | | ¿Qué esperáis? |
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DUQUE | Sólo
esperaba | | que te hablase quien te hablaba, | | a su respeto
obligado. | | Mas, pues a obligarme
vienes, | | sabe, Rey, que mi opinión | | no codiciara esos
bienes | | cuando tuvieras razón, | | cuanto y más
que no la tienes. | | ¿Qué honrados
ejemplos fueron | | los que a esto te animaron? | | De reyes que
no tuvieron | | ley ninguna, o no guardaron | | la de Dios, que
merecieron. | | Y si el mismo que la
dio | | en el Sinaí a Moisén | | los repudios aprobó, | | en aquélla estaba bien, | | y en ésta de gracia
no; | | que ahora será violento | | lo que entonces justo trato. | | ¿No advierte tu pensamiento | | que entonces era contrato | | lo que ahora es sacramento? | |
Deja tan ciegos antojos, | | y da fuerzas
al sentido, | | volviendo el alma a los ojos; | | que yo a mi reina
he servido, | | y me ofenden sus enojos. | | Y
cuando Dios soberano | | no lo estorbara por eso, | | saliera tu
intento vano, | | y, puesto a sus pies, la mano | | mil veces la
adoro y beso. | |
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Arrodíllase delante la REINA.
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REY | Eres villano, eres fiero, | | pero, sin tu gusto, espero | | la mano de un cielo hermoso. | |
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NÍSIDA | Cortáramela
primero, | | pues de mi valor confío | | y apruebo su parecer; | | porque si el ser de mujer | | es, por
mi desdicha, mío, | | también es suyo mi ser. | | Ya no creer, como creo, | | que tanto
mi honor desdora | | lo injusto de tu deseo, | | por la Reina,
mi señora, | | a quien con lágrimas veo, | | aunque
mil reinos me des, | | haré tus intentos vanos, | | pues
no hay humano interés | | que me saque de sus manos | |
para besarle los pies. | |
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Arrodíllase delante
la REINA, y ella la abraza.
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REINA | Consuelo
de mi tristeza, | | abrazarme es lo mejor. | |
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GRANDE 4º | ¡Gran
nobleza! | | ¡Gran desdicha, gran rigor! | | ¿A
esta pena me condena? | | Por los cielos soberanos | | que me deja
el alma llena | | de rabia. ¿Todos, villanos, | | os alegráis
de mi pena? | | Esto miro casi ciego. | | Mas que me ha de dar confío | | la venganza algún
sosiego, | | cuando con aliento mío | | salga de mi pecho
el fuego. | | Todo lo pienso abrasar. | | Llevad al Duque cruel | | adonde solía estar, | | y llevad
también con él | | su hija al mismo lugar. | | Cárguente,
pues me condenas, | | de cadenas y de hierros, | | como me cargas
de penas. | |
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DUQUE | Más me espantan estos yerros | | que
el hierro de las cadenas. | |
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REY | Llevadlos
luego, que es justo. | |
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REY | Con tormentos destruillos, | | que luego pienso seguillos | | para conseguir mi gusto. | | Vase. |
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DUQUE | Reina,
consuélete el cielo. | |
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REINA | Con vosotros va el consuelo | | desta mujer afligida. | |
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Abrázanse, y vanse el DUQUE y NÍSIDA
por una parte, y la REINA y GRANDES por otra.
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GRANDE 1º |
Pon límite a los extremos | | de tu dolor. |
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GRANDE 2º | Nuestras vidas te ofrecemos. | |
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GRANDE 4º | Cuando
el Rey no te lo dé. | |
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Vanse. Salen LEÓNIDO
y un PASTOR viejo.
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PASTOR | Pues,
como digo, hijo, huyeron todos, | | y dejaron al joven mal logrado | | revolcando en su sangre, y en sus brazos | | a ti cubierto
della. Así me dijo: | | «Dalde baptismo y estimalde mucho; | | que es hijo...», y acabó con harta lástima | | de todos los presentes. Sospechamos | | que algunos bandoleros,
por roballe, | | le quitaron la vida; y enterrándole, | | yo te llevé a mi casa, y parecías | | casi recién
nacido, donde luego | | mi mujer te dio el pecho, y sobre el
tuyo, | | al quitarte mantillas harto ricas, | | te halló
una cruz, y en ella una sortija, | | que es la mesma que llevas
de ordinario | | al cuello, por mi ruego y tu obediencia. | | Neguéte
esta verdad por no perderte, | | pero, al fin, tus honrados
pensamientos | | a buscar nuevo estado te obligaron. | | El cielo
afable, poderoso y santo, | | a ti suerte te dé y a mí
consuelo. | |
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LEÓNIDO | De nuevo, padre amado, te agradezco | | la vida y la crianza que te debo; | | y el ver que parto de
tu humilde amparo | | no te cause pesar, que yo esperaba | | sólo
tener edad para partirme | | a buscar mi ventura, buena o mala; | | que, aunque es verdad que sólo me dijiste | | que en
una peña, al sol, al aire, al hielo, | | me hallaste,
y lo demás callaste tanto, | | nunca creí del
pensamiento mío | | que nacía de humilde y baja
casta. | | Dame tu bendición. |
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Vase el PASTOR y sale CELAURO.
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LEÓNIDO | Ya, mi querida Infanta, más me animo | | a esperar tus favores y mis glorias. | | Tras ti me lleva el
alma, que me tienes. | |
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CELAURO | ¡Oh,
joven fuerte, | | oh, ángel de mi guarda, que te hallo | | siempre presente a las desdichas mías! | | Después
que, como sabes, me llevaron | | el alma, y me dejaste tan sin
ella, | | llevó cargo de darme aviso cierto | | un criado
del Duque, muy amigo, | | y volver no le veo, con que he visto | | volver al Duque preso a su castillo, | | que es el que ves
tan cerca de nosotros. | | No sé qué novedad habrá
obligado | | a mi hermano cruel, o qué habrá hecho | | de mi Nísida hermosa. |
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LEÓNIDO | No
te aflijas. | | ¿Qué nombre tiene el que llevaba el cargo | | de avisarte? |
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LEÓNIDO | Iré
a buscalle | | a la corte y, no hallándole, posible | |
será informarme yo si algún suceso | | te promete
disgusto. |
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CELAURO | Eres
divino, | | eres remedio de las penas mías. | | Guíete
el cielo mientras yo te aguardo | | tan cerca del camino que
no puedas | | pasar sin que te vea. |
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LEÓNIDO | Adiós,
yo parto | | a buscarte consuelo en pena tanta, | | (y a ver también
a mi querida Infanta). | |
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Vanse y salen el REY, y el
DUQUE, maniatado y con una cadena, y NÍSIDA, y tres
CRIADOS, con dos fuentes, en la una una daga y en la otra
un vaso de veneno.
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DUQUE | Ten
respeto y ten recelo, | | que serán intentos vanos, | |
como me quitas las manos, | | quitar la justicia al cielo. | |
¿Eres cristiano? ¿Eres hombre? | | O...
¿he sido vasallo infiel? | |
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NÍSIDA | Si es tirano y es
cruel, | | ¿para qué le buscas nombre? | |
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DUQUE | ¿En
qué Libia te criaste? | | ¿Qué haces? |
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REY | Calla,
traidor, | | que has de temer mi rigor, | | pues mi favor no estimaste. | |
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DUQUE | ¿Temes tú al del cielo
justo? | |
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REY | Para darte más pesar, | | tú mismo
le has de rogar | | que te ofenda y me dé gusto, | | o
ese tu pecho importuno | | pasará esta daga fiera. | |
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DUQUE |
Aunque mil pechos tuviera, | | y cien mil en cada uno. | |
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REY | Y
si ella el de mis antojos | | no aprueba y tiene por bueno, | | ha de pagar con veneno | | el que me dio por los ojos; | | porque
en este vaso está, | | y tan cruel como cierto. | |
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NÍSIDA |
El de oírte no me ha muerto, | | y ése ¿matarme
podrá? | | Inútiles medios
trazas | | contra mi honrada aspereza. | |
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DUQUE | Pues que es mía
su nobleza, | | vencerá tus amenazas, | | que
es razón. |
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REY | Que
no hay razones. | | Mueve en mi favor los labios. | |
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DUQUE | Para
decir mis agravios | | y contar tus sinrazones. | | Pero
acabe tu rigor | | con esa daga esta vida, | | que la boca de la
herida | | podrá decillas mejor; | | que
para decir tu mengua, | | con mi agravio averiguada, | | le dará
mi sangre honrada | | con cada gota una lengua, | | y
quizá con mis alientos | | alguna te alcanzará, | | y tocándote podrá | | darte honrados pensamientos. | | Pero no querrán los cielos, | | porque, para hacerte honrado, | | harto limpia te la han dado | | tus bien nacidos agüelos. | | Mas
vence en esta jornada, | | en un tirano homicida, | | una maldad
adquirida | | a una nobleza heredada. | | Destas
injurias te venga. | | ¿Qué esperas? Dame la muerte, | | que mi lengua ha de ofenderte | | todo el tiempo que la tenga. | |
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REY | Pero no, dejalde estar; | | que pues mata con
pesar | | ha de morir con pesares. | | Y
tú, rigurosa, exenta. | |
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DUQUE | Ahora sí, el alma
siente | | penas. |
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REY | O
bebe, o consiente | | con mi gusto y en su afrenta. | | Aquí
el escoger te toca: | | mira cuál tienes por bueno, | |
el ardor deste veneno | | o el aliento desta boca, | | que
reina te puede hacer, | | como tu valor merece. | |
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DUQUE | Mira,
hija, que te ofrece | | lo que imposible ha de ser, | | pues
la ley, que vive en ti, | | de Cristo, no da lugar. | |
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REY | Mira
que puedes ganar | | dos vidas con sólo un sí. | |
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DUQUE | Precia el alma, y no la vida. | |
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REY | Sé con entrambos piadosa. | |
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NÍSIDA | Si del
uno estoy quejosa, | | por el otro estoy corrida. | | Déjame,
padre y señor, | | que contra tales intentos | | me esfuerzan
mis pensamientos, | | que son hijos de mi honor. | | Y
tú, demonio infernal, | | que das en desierto voces, | | pues que tan bien me conoces, | | ¿por qué me tratas
tan mal? | | ¿De tu aliento he de gustar, | | enemigo, cuando fuera | | tal que subirme pudiera, | | como me
puede bajar? | | Y, pues me le ofreces,
di, | | ¿por qué me diste a escoger?, | | ¿qué veneno
puede haber | | menos fiero para mí? | | Dame
el que está en ese vaso, | | que a darme salud te inclina, | | porque será medicina | | a las desdichas que paso. | |
Pues que con él me darás, | | como tú, enemigo, sabes, | | la purga de los jarabes | | que ha mil siglos que me das. | |
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DUQUE | ¡Oh,
hija, más que dichosa! | | Muere, y mi muerte dilata. | |
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REY | Eres extremo de ingrata, | | con ser extremo de hermosa, | | y pues por mi desventura | | tan mal
a tratarme vienes, | | que ya aborrezco desdenes, | | como adoro
tu hermosura, | | y con este presupuesto, | | bebe el veneno. |
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REY | Con mi aliento te lo doy, | | porque te mate más
presto. | | Dale el veneno, y aliéntale. |
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NÍSIDA | Eres del todo cruel, | | pues por venir desa suerte | | le temo más que la muerte | | que viene escondida en él. | | Pero
ya. (Mas ¡ay de mí!, | | que esta desdichada empresa | | por ti, Celauro, me pesa, | | porque al fin te pierdo a ti. | | De que soy tuya me acuerdo, | | y que
en morir te destruyo, | | mas también mi honor es tuyo, | | y te ofendo si le pierdo). | | Está dudando. |
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NÍSIDA | (Viva, pues por ti le estimo...) | |
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REY |
Con lo que duda me animo. | |
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DUQUE | De lo que duda me espanto. | |
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NÍSIDA | (...Y muera yo, pues
abona | | tan buen parecer mi suerte). | |
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REY | Toma, en lugar de
la muerte, | | mis reinos y mi corona, | | pues
tú sola la mereces. | |
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DUQUE | En tu intento persevera, | | que otra corona te espera | | del martirio, a que te ofreces. | |
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REY | Deja tu injusta porfía, | | ocasión de mis enojos. | |
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|
DUQUE | Hija mía de mis
ojos, | | sé honrada, pues eres mía. | | ¿Qué
dudas? ¿Dó está el valor? | | ¿Quién te
detiene y demuda? | | La que su honor pone en duda, | | harto pierde
de su honor. | |
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NÍSIDA | ¡Ay, Celauro, por ti muero, | | y por ti vivir quisiera! |
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REY | Vuelve, mi bien, por los dos. | |
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NÍSIDA | Padre, adiós; Celauro, adiós. | |
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DUQUE | Pues por él mueres, a él vas. | | Haz,
hija, lo que te toca. | |
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REY | ¿Qué
hacer quieres? | | Espera un poco. |
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REY | ¡Tapalde la infame boca! | | Que
hace eternos mis enojos, | | esforzando su querella. | |
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|
DUQUE | Cuando
no pueda con ella, | | su lengua pondré en mis ojos | |
y entenderáme. |
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REY | ¡Traidor! | | ¡Y aun ésos te sacarán! | |
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|
DUQUE | Mis agravios
le hablarán, | | que son lenguas de mi honor. | |
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|
El REY está tapándole la boca y los ojos al
DUQUE.
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NÍSIDA | ¡Ah,
Rey! ¿No basta el efeto | | que hace tu crueldad en mí, | | sino en mi padre? |
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|
REY | Por
ti | | se le guarda algún respeto. |
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NÍSIDA | Y
tú, de mi pecho fiel | | confía, padre y señor, | | que ofendes a mi valor | | pues tan poco fías dél; | | pero verás mis aceros... | |
|
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|
Va a beber el veneno, y detiénela el REY.
|
REY | Detente. ¡Extraños rigores!, | | ¿que son
mis brazos peores | | que los de la muerte fieros? | | ¿Cómo
a ser tan malo vengo? | | Pero ¿cómo puede ser? | | Que
algo bueno he de tener | | por el buen gusto que tengo. | | ¿Por
qué a la muerte te ofreces, | | y no a mi amor inmortal? | |
|
|
NÍSIDA | Porque escojo el menor mal, | | y tan malo me
pareces, | | que el morir tengo por
justo, | | porque imaginando estoy | | que no soy buena, pues soy | | tan agradable a tu gusto. | |
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|
REY | ¿Tanto
a aborrecerme vienes? | |
|
|
NÍSIDA | Tanto, que te estoy mirando | | y mil muertes me estás dando | | por una que me detienes. | |
|
|
REY | Mucho mi paciencia pruebas. | |
¡Bebe el veneno, traidora! | |
|
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|
REY | Señora, | | espérate, no lo bebas. | | Mas
¿qué digo?, ¿por qué no? | | La vida quisiera
darte, | | mas ¿mi hermano ha de gozarte, | | ya que no te gozo
yo? | | De vosotros soy vencido, | | celos:
muera mi enemiga, | | que a mayor daño se obliga | | un
celoso aborrecido. | | Ya, ingrata,
el morir es cierto, | | bebe el veneno. |
|
|
|
REY | Aunque la muerte me dé | | el pesar
de haberte muerto. | |
|
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DUQUE | Hija,
serás, | | Bebe NÍSIDA el veneno. | de honor puro, claro espejo. | |
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|
|
REY | ¡Espera, no bebas más! | | Para
poderme matar | | deja la metad siquiera. | |
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|
NÍSIDA | Porque
favor pareciera, | | no te lo quise dejar. | |
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|
REY | ¿Que,
aun envuelta en un favor, | | la muerte no quiso darme? | | Conoció
bien que el matarme | | hubiera sido el mayor. | |
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|
DUQUE | Hija,
yo, que te animaba, | | te seguiré donde vas; | | que siempre
se siente más | | la muerte que más se alaba. | |
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NÍSIDA | ¿Tú lloras,
padre querido, | | cuando tu honor se asegura? | |
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|
DUQUE | No soy
de piedra por ventura, | | aunque de toque lo he sido. | |
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|
REY | Pero
rabio, estoy de modo | | que de mí mismo no sé; | | pero, pues esto acabé, | | ya pienso acabar con todo. | | Daré a mi hermano la muerte | | que él ha dado a mi esperanza. | | Sea larga la venganza, | | pues fue tan corta la suerte. | | Habla aparte con los
CRIADOS. | Oíd: Celauro
vendrá | | aquí, donde pierdo el seso, | | obligado
del suceso, | | que yo sé que lo sabrá. | | Si
a muerte no le condena, | | si no le quita el vivir | | el pesar
de ver morir | | a su gloria y a mi pena, | | esperalde
a la salida | | para que podáis matalle, | | donde el más
oculto valle | | tenga su muerte escondida. | | Esto
haced, imaginando | | que yo por su causa muero | | y en mi palacio
os espero, | | (donde os mataré en llegando). | | Alto, por el DUQUE. | Matad ese
infame, abismo | | de su maldad y mis penas, | | o quitalde las
cadenas, | | para que se mate él mismo. | | Quitan
las cadenas al DUQUE. | Que, pues
a tal punto llego, | | por los cielos soberanos, | | que, cuanto
alcancen mis manos, | | verá su sangre y mi fuego. | | Todo
lo pienso acabar, | | pues mi esperanza acabó, | | para
al fin morirme yo | | de cansado de matar. | |
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Vanse el REY
y los CRIADOS.
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DUQUE | Mi
hija, mis ojos bellos, | | pues ya pienso darte abrazos, | | dame
tus divinos brazos, | | y llévame al cielo en ellos. | |
|
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DUQUE | ¡Hija
mía! | | Acompañarte imagino, | | que es muy áspero
el camino | | y has menester compañía. | |
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|
DUQUE | Penas
son éstas | | para no hacerse mortales. | | ¡Ay santo honor,
mucho vales, | | pero a mí mucho me cuestas! | | Por
justo precio te das | | a mis pensamientos buenos; | | que, al
fin, si no vales menos | | no pudieras costar más. | |
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NÍSIDA |
¡Ay Celauro! ¡Ay triste suerte! | |
¡Ay padre amado! ¡Ay de mí! | | Adorándote viví, | | y vengo a morir sin verte. | | Amigo
dulce ¿qué harás, | | muerta el alma que te adora? | | Más siento mi muerte agora | | por lo que tú
sentirás. | | (¿Diré a
mi padre mi empleo? | | Ocúpame la vergüenza; | | mas
no hay cosa que no venza | | el ansia deste deseo. | | Yo
se lo quiero decir; | | mas ¿si me querrá escuchar? | |
¡Si lo pudiese obligar | | a que lo hiciese venir!) | |
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|
DUQUE | ¿Hace
el veneno su efeto? | |
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NÍSIDA | Aún no tiene tanto
brío. | | Cierto pensamiento mío | | me tiene el
pecho inquieto. | | El cielo justo lo
ordena | | para que en esta ocasión... | |
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DUQUE | Descansa
tu corazón, | | dame parte de tu pena. | |
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DUQUE | Si
la has hecho, | | viendo que la pagas ya, | | ¿adónde, hija,
estará | | más secreta que en mi pecho? | | Descansar
puedes conmigo, | | que mi palabra te doy | | que honrado padre
te soy, | | y he de serte fiel amigo. | |
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NÍSIDA | Consuelo
y ánimo das | | a esta triste. |
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DUQUE | Hija
querida, | | quisiera darte la vida. | |
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NÍSIDA | Oye, para
darme aún más: | | por
tu gusto me crié, | | de tres años no cabales, | | con la Reina, mi señora, | | y deste tirano, madre. | | Permitió el cielo que fuese, | | dando principio a estos
males, | | cuando de la misma edad | | era Celauro el Infante; | | y como, padre del alma, | | siempre en ocasiones tales | | suele
hacer los gustos unos | | el ser unas las edades, | | tanto fuimos
desde entonces | | el uno al otro agradables, | | que nuestras
almas conformes | | vieron efetos notables; | | pues las amas,
en llorando | | tiernos de niños y amantes, | | iban a buscar
al uno | | para que el otro callase. | | Muchas cosas te dijera | | de ternezas semejantes, | | que a enternecerte bastaban, | | y
pudieran disculparme; | | que aunque ha tanto que pasaron | | no
fuera mucho acordarme, | | pues tan presentes las tengo, | | como
si ahora pasasen. | | Con ellas y con los años | | crecieron
las voluntades, | | y tanto, que el niño amor, | | con nuestra
edad, se hizo grande. | | Pues, como grande, en efeto, | | pudo
a Celauro obligalle | | a más fuertes sentimientos | | y
a mayores libertades. | | Palabra me dio de esposa | | para que
yo le otorgase | | la prenda más deseada | | y difícil
de alcanzarse. | | Aquí me acaba la pena | | que, con esto,
pienso darte, | | porque, rendida a su gusto, | | ninguno pude
negalle. | | Un año le tuvo, y cuando | | fue a padecer
en la cárcel, | | a mí me dejó en el mes | | donde la muerte esperase. | | Libróme Dios de sus manos, | | sacando a su luz un ángel | | a quien escondió
la tierra; | | el cómo, el cielo lo sabe. | | Lo que agora
te suplico, | | si es posible, amigo, padre, | | que quien me quiso
en la vida, | | en la muerte venga a honrarme, | | dándome
mano de esposo, | | pues estando tú delante, | | harás
con tu bendición | | que la del cielo me alcance. | | Mas
ya ha rato que el veneno | | se esfuerza por acabarme; | | ¿qué
mucho, pues ha tenido | | mil cosas que le ayudasen? | | Mortales
bascas me aprietan | | de su ardor incomportable. | | Ya, padre,
pues te ofendí, | | es muy justo que lo pague. | | Ya el
consuelo que te pido | | vendrá tarde, aunque le llames; | | que siempre a los desdichados, | | no llega, o llega tarde. | |
|
|
DUQUE | Hija mía... Mas de modo | | llega furiosa la muerte, | | que no puedo responderte | | sino que es desdicha todo. | |
|
|
|
Sale, CELAURO y CELANDINO, CRIADO.
|
CELAURO | Pues
no ha sido menester, | | para hallarte, poca dicha. | |
|
|
DUQUE | Llega,
y mira tu desdicha | | para podella creer. | |
|
|
CELAURO | ¡Cielo!
¿Qué humano albedrío | | a esto fue poderoso? | | ¡Eclipsado sol hermoso! | | ¡Luz del alma! |
|
|
|
CELAURO | ¿Que esto la
suerte permita? | |
|
|
NÍSIDA | Y yo lo permito ya, | | por este
bien que me da, | | esta vida que me quita. | | Ahora
la muerte venga, | | que no me hallará quejosa; | | pero
has de hacer una cosa | | para que entero le tenga. | | Mi padre, de nuestro amor, | | sabe lo más importante; | |
dame la mano, bastante | | a darme gusto y honor. | | ¿Eres
mi esposo? |
|
|
|
NÍSIDA | Y yo soy tuya también; | | dame la
mano. |
|
|
CELAURO | Mi bien, | | ya era tuya, y te la doy. | |
|
|
NÍSIDA | ¡Alegre
y dichosa palma! | | ¡Esposo amigo! |
|
|
|
NÍSIDA | No me la dejes ahora | | hasta que me deje el
alma, | | ¿Que ya eres mío de
veras? | |
|
|
|
NÍSIDA |
¡Qué gloria hubiera en mí | | si largos años
lo fueras! | | Pero es tan corta mi
suerte, | | que vengo a pagalle parte | | de la gloria del ganarte | | con la pena del perderte. | |
|
|
CELAURO | ¿Perderme?
Contigo irá | | al cielo un alma, que fuera | | tras la
tuya, aunque supiera | | que era cierto el ir allá. | |
Pues ¿habías de morirte, | |
y yo no morir de enojos? | | Desangrado por los ojos | | moriré
para seguirte. | |
|
|
DUQUE | ¿Quién
no muere contemplando | | suceso tan lastimero? | | Yo, de enternecido
muero, | | y de muerto estoy callando. | |
|
|
NÍSIDA | ¡Ah
Señor! No llores tanto... | |
|
|
|
NÍSIDA | ...Porque yo venga a sentir | | más
que mi muerte tu llanto. | | Ya muero. |
|
|
|
NÍSIDA | ¡Ay esposo! ¡Ay muerte! Espera. | | ¿Cómo
es posible que muera | | quien puede darte ese nombre? | |
|
|
CELAURO |
¡Mi bien, mi bien! ¡Suerte esquiva, | | tu inclemencia ha sido mucha! | |
|
|
DUQUE | Quien esto mira y escucha, | | ¿cómo es posible que viva? | |
|
|
NÍSIDA | ¿A
quién daré mis querellas? | | El Rey... |
|
|
|
NÍSIDA | El Rey entre oscuras
sombras, | | líbrate, Celauro, dellas. | | Padre,
Celauro, ¿qué has hecho?... | | el furor al Rey aplaca, | | que de tus brazos me saca, | | pues no puede de tu pecho. | |
Tuya soy. |
|
|
|
|
DUQUE | En la muerte
muestra el hombre | | las costumbres de la vida; | | y
esto bien claro se vio | | en el ángel que estoy viendo, | | pues muere agora temiendo | | lo que viviendo temió. | | Virgen del cielo piadosa, | | ayudalde.
¡Hija querida! | | ¿no me respondes? |
|
|
CELAURO | Mi
vida, | | ¿óyesme, querida esposa? | | ¿Sordos,
amiga del alma, | | a mis voces tus oídos? | |
|
|
DUQUE | Ya de
todos los sentidos | | llevó la muerte la palma. | |
|
|
|
DUQUE |
¡Jesús mil veces, Señor! | | ¡Favor aquí! |
|
|
|
|
|
DUQUE | Sí. | | Ya al cielo te levantas, | | ya sus
claras estrellas | | con inmortales pies pisas y mides. | | Ya
entre las almas santas | | escuchas mis querellas, | | y a todo
el Cielo mi consuelo pides. | | Si con mi gusto mides | | el tuyo,
pide al cielo | | que me lleve tras ti, y tendré consuelo. | | En penas tan notables, | | por mi mano
arrancadas | | ..................................... | | ..................................... | | ...................................... | | no cubre el cielo
vuestra blanca nieve, | | que aunque este cielo llueve, | | con
mortales desmayos, | | no arroja nieve, porque engendra rayos; | | serán mi venganza, | | iguales
con mi mengua, | | pues acude al dolor mi sangre fría | | con tan justa esperanza. | |
|
|
CELAURO | ¡Ah, cielo! Dame lengua, | | o quítame la vida, ya no mía, | | pues ha llegado
el día | | que al alma triste asombra, | | viendo su claro
sol trocado en sombra. | | Si sueño
o devaneo, | | ¿es verdad o es engaño? | | ¡Muerta Nísida!
Cielo, dulce esposa... | | Pero ¿cuál es el daño? | | Que es mío y no lo creo. | | Mas tu mano es injusta
y poderosa, | | que a mi Nísida hermosa | | me llevas, ciclo
amigo. | | ¡Mil veces de lo dicho me desdigo! | | Ya
sé que en un cristiano | | fue loco pensamiento; | | mas
pagaráme el alma, que he perdido, | | aquella injusta
mano | | que ha sido el instrumento | | de mi justo castigo; si
lo ha sido, | | de mí fue merecido. | | Mas ¿es bien empleado | | que pague un ángel lo que yo he pecado? | | Mas
¿qué estoy esperando? | | Págueme el Rey y el
mundo | | el triste eclipse de mis luces bellas, | | tantas almas
sacando, | | que al cielo, y al profundo, | | le faltará
lugar donde ponellas; | | pero, si estoy sin ellas, | | ¿qué
vitoria o qué palma | | has de poder llevar, brazo sin
alma? | | Si tú fuiste alimento, | | mi bien, del alma mía, | | si en todas mis acciones
te invocaba, | | si con tu dulce aliento | | volaba, si quería | | alcanzar los favores que alcanzaba | | ¿cómo no imaginaba | | que, siendo en flor cogida | | tu beldad, acabase así
mi vida? | | Pero ¿fue por ventura | |
Píramo más amante? | | ¿Tengo menos valor o menos
daños? | | En mayor desventura | | ¿seré menos costante? | | ................................. | |
|
|
|
Saca la espada
para matarse, y le detiene el DUQUE.
|
DUQUE | ¡Oh sucesos
extraños! | | ¡Hijo! |
|
|
CELAURO | Ya
me corrijo, | | padre del alma, pues me llamas hijo. | | Dame
tu honrado ejemplo, | | pon tus pies en mi boca, | | llega tu pecho
al mío, ya defunto. | | Con cuanto en ti contemplo, | |
me regala y me toca; | | que en efeto tomó de todo punto, | | en infelice punto | | su ser divino aquella | | que fue mi sol
y la eclipsó mi estrella. | |
|
|
DUQUE | No
ha de estar desa suerte | | un pecho como el tuyo. | | ¡Yo le consuelo,
mísero cuitado! | | ¿No ves que con tu muerte | | más
mi vida destruyo? | |
|
|
CELAURO | Moriré, pues que me quieres,
consolado. | | ¿Quiéresme, padre amado? | |
|
|
DUQUE | Pues en
tus brazos muero, | | y te estoy consolando, bien te quiero. | |
|
|
CELAURO | Pero ¿Nísida muerta, | | y yo, muriendo, vivo? | | Y ¿no voy a vengar en un tirano | |
afrenta que es tan cierta, | | dolor que es tan esquivo? | | Muera
a mis manos mi enemigo hermano, | | que el cielo soberano, | |
pues voy furioso y loco, | | si de mí le defiende, no
hará poco. | |
|
|
|
CELAURO | No me des ese nombre | | hasta vengar mi afrenta
y tus enojos. | |
|
|
DUQUE | Mejor lo considera; | | que siempre yerra
el hombre | | que se deja llevar de sus antojos. | |
|
|
CELAURO | No
llevará en despojos | | la tierra tu hija bella | | hasta
que yo, vengado, venga a vella. | | Cortaré
la cabeza | | al Rey en su palacio. | |
|
|
DUQUE | Mira que es imposible,
cobra acuerdo. | |
|
|
CELAURO | De mi mal la aspereza | | no sufre más
espacio. | | Dirás que estaba loco, si me pierdo; | | que
fuera no ser cuerdo, | | si al insufrible peso | | destos pesares
no perdiera el seso. | | Comienza, espada
mía, | | a ser, como imagino, | | rigor del cielo, y de
la tierra espanto. | |
|
|
|
Vase CELAURO con la espada desnuda.
|
DUQUE | Estorbarle querría | | su loco desatino, | | si me diese lugar mi amargo llanto. | | Llevaréisme
entretanto | | ese ángel, prenda amada, | | por mil causas
dichosa y desdichada. | |
|
|
|
Llévanse los CRIADOS
a NÍSIDA, y vanse todos y salen los tres CRIADOS a
quien mandó el REY matar a CELAURO.
|
CRIADO 1º |
Que me pesa te confieso, | | mas sirvo
a mi rey. |
|
|
|
|
CRIADO 1º |
O trae perdido el seso, | | o su desdicha
adevina. | |
|
|
CRIADO 2º | Sus acciones son de loco: | | ya camina
poco a poco, | | ya corre, y ya no camina, | | ya
voces y ojos levanta | | al cielo, ya los compone | | y ya en la
tierra los pone | | callando. |
|
|
|
|
CRIADO 2º | El
lugar mejor | | es para darle la muerte. | |
|
|
CRIADO 3º | Ya es
costumbre de la suerte | | a traiciones dar favor. | |
|
|
|
Todo
esto dicen como que ven venir a CELAURO, y pónense
a un lado del tablado, y sale CELAURO.
|
CELAURO | Esposa,
dame la mano, | | y recibe estos abrazos. | | Mas ¿qué hacéis,
cansados brazos? | | Todo es señas y aire vano. | | ¿No
vi tu hermosa figura | | y tus espaldas después? | | La
muerte sin duda es | | el envés de la hermosura. | | ¿Huyes?
Seguirte no puedo, | | porque ya el pecho desmaya. | | Para que
a vengarte vaya | | dame valor, y no miedo. | | ¿Qué
horror es éste? ¡Ay de mí! | | Que a espantarte
no te obligo... | | O llévame allá contigo, | | o
no me dejes sin ti. | | Oye ¿conmigo
rigores? | |
|
|
|
Éntrase como que va tras aquella
sombra que finge representalle la imaginación, y síguenle
los CRIADOS.
|
CRIADO 1º | Ahora va descuidado: | | dale tú por ese lado | | y yo por éste. |
|
|
CELAURO |
¡Ah
traidores! | | Vuelve a salir por la otra parte. | ¿No veis que mi brazo fuerte | | para
vengarme no es malo? | | Pero ¡en mi sangre resbalo, | | y tropiezo
con mi muerte! | | El cielo justo y
benino | | a esta muerte me condena, | | aunque esta muerte no
es pena, | | pues consuelo la imagino. | | Mas por áspero
camino | | este consuelo me envía, | | Nísida; que bien podía | | hacer como entonces
fuera, | | porque en tus brazos muriera | | quien en tu pecho vivía. | | ¿Dónde está, querida
esposa, | | aquel acertado empleo, | | aquel llegar con deseo | |
de mirar tu cara hermosa, | | el verte alegre o quejosa, | | el
beber tu dulce aliento, | | el celar mi pensamiento | | del viento,
porque pensaba?... | | Pero todo al fin se acaba, | | resuelto
en ceniza, al viento. | | Por vengarte,
gloria mía, | | quisiera ser de importancia; | | ......................................... | | hubiera sido en Hungría. | | Pero, loca fantasía, | | no es bien que así te remontes. | | No hay cristianos Rodamontes. | | Nísida, al cielo pedilde | | que me dé la muerte humilde | | entre estos soberbios
montes. | | Cristiano en efeto soy; | | procuradme allá la palma, | | porque ya, esposa del
alma, | | a veros con Cristo voy. | | ¡Ay, cielo! |
|
|
|
Sale LEÓNIDO.
|
LEÓNIDO | Del
todo estoy | | sin sentido, o estas
voces | | son lastimeras y atroces. | | ¿Qué es lo que mis
ojos ven? | | ¿Qué veo? ¿A quién miro? |
|
|
CELAURO |
¿A
quién? | | Tu amigo, ¿no me conoces? | |
|
|
LEÓNIDO | Señor,
¡qué gran desventura! | | ¿Cúya es la mano cruel?... | |
|
|
CELAURO | ¿Cúya preguntas? De aquel | | que ha tanto que
lo procura. | | Mas, pues el cielo te
envía | | siempre a que me des favores, | | pues ahora los
mejores | | quiero para el alma mía. | | Soy
en efeto cristiano, | | y aunque malo pude ser, | | quisiera ahora
tener | | la cruz bendita en la mano. | |
|
|
LEÓNIDO | ¿Cómo
a mi dolor resisto? | |
|
|
CELAURO | Hazla de palo siquiera; | | que
la cruz es la bandera | | de los soldados de Cristo. | |
|
|
LEÓNIDO |
Una traigo aquí harto bella, | | que no la aparto de mí; | | creo que con ella nací, | | porque murieses con ella. | |
|
|
|
Saca la cruz de esmeraldas
y zafiros y tómala en la mano CELAURO.
|
CELAURO |
Para mi bien la trujiste. | |
|
|
|
CELAURO | Casi muerto el corazón | | me salta. ¿Qué me dijiste? | | ¿Qué
sentidos me enseñaron? | | ¿Con ella naciste, amigo? | | Dime. |
|
|
LEÓNIDO | Que
con ella, digo, | | recién nacido me hallaron; | | que
yo de mi nacimiento | | no pude más alcanzar. | |
|
|
CELAURO |
Del todo vuelvo a cobrar | | el casi perdido aliento. | | De
desangrado moría, | | y con la alegre ocasión, | | va acudiendo al corazón | | la sangre que antes salía. | |
|
|
LEÓNIDO | Con tus muertas alegrías | | consuelas mi pecho fiel. | |
|
|
CELAURO | Lee, amigo ese papel, | |
que ha que guardo muchos días. | |
|
|
|
Dale el papel,
y léele LEÓNIDO.
|
LEÓNIDO | «Amigo,
de las señas que han de llevar los que tienen cargo
de buscar a nuestro perdido hijo, es la más esencial,
que llevaba al cuello una cruz de esmeraldas y zafiros, y
en ella una sortija de un diamante». | ¿Qué
es lo que mirando estoy? | | ¿Qué he ganado y qué
he perdido? | |
|
|
CELAURO | Hijo del alma querido, | | tu padre, aunque
muerto, soy. | |
|
|
LEÓNIDO | De nuevo
ahora naciera, | | cobrando valor profundo, | | cuando la opinión
del mundo | | por tu hijo me tuviera. | | Mas
con el dolor crecido | | cerca de la muerte estoy. | | Desdichado
soy, pues soy | | antes muerto que nacido. | |
|
|
CELAURO | No,
hijo mío, eso no; | | que otra fénix has de ser, | | pues vienes a renacer | | cuando quedo muerto yo. | |
|
|
|
CELAURO |
Paga por mí tus abrazos; | | pon en tu cuello mis brazos, | | que aun abrazarte no puedo. | |
|
|
LEÓNIDO | El
pecho sangre despida, | | que sólo lágrimas llora. | |
|
|
CELAURO | ¡Ay, hijo!, y ¿qué diera ahora | | por una sola
hora de vida? | | Mas, pues tan corta
es mi suerte, | | que mucha menos espero, | | mirar por tu vida
quiero | | antes que llegue mi muerte. | |
|
|
LEÓNIDO | Mira,
señor, por el bien | | del alma, y déjame a mí. | |
|
|
CELAURO | Pues ¿no ves, hijo, que así | | miro por ella
también? | | ¿Qué medio
hallaré mejor | | con que deje averiguado | | que es mío
el ser que te he dado, | | y que es tuyo mi valor? | | Mas
ya imagino y confío | | que todo el mundo, y Hungría, | | en viendo una firma mía, | | te tendrán por hijo
mío. | | ¿Con qué escribiré?
¡Ah, cruel! | |
|
|
|
CELAURO |
Mas ¿no es esta sangre roja? | | Y ¿no es blanco este papel? | | Entrad, valerosa mano, | | y estimad
mi buen acuerdo, | | pues de la sangre que pierdo | | sale el remedio
que gano. | | Metiéndose la mano en el pecho y
sacando sangre de la herida, escribe en las espaldas del
papel, y déjese caer en los brazos de LEÓNIDO. | Tenme. |
|
|
LEÓNIDO | ¡Valor
extremado! | | ¿Qué pecho de duro acero | | no se enternece? |
|
|
CELAURO | Ya
muero, | | hijo, con menos cuidado. | | Agora,
mi prenda amada, | | para que a tu honor acudas, | | si con tu
mano me ayudas, | | yo te ceñiré mi espada. | | Pues
a tu lado la pones, | | recibe mi bendición, | | y espera
mi maldición | | si la empleas en traiciones. | |
|
|
LEÓNIDO |
En mi mano ten por cierto | | que ha
de ser honrada y fiera. | |
|
|
CELAURO | Otra cosa te dijera: | | hijo
mío, el Rey me ha muerto. | | Tu
eres honrado y podrás... | | mas, por ser del cielo amigo, | | que te vengues no te digo, | | sino que ofendido estás. | |
|
|
LEÓNIDO | Ninguna pena, señor, | | esos cuidados te den; | | que tú me lo dices bien, | |
y yo lo entiendo mejor. | |
|
|
CELAURO | Abrázame;
que la palma | | ofrezco ya. |
|
|
|
CELAURO | Y
cuando esté | | del todo el cuerpo sin alma, | | adonde
el Duque, tu agüelo, | | está, llevalle podrás, | | y junto le enterrarás | | de mi Nísi... |
|
|
LEÓNIDO |
¡Justo
cielo! | | ¡Qué! ¿Me dejas y
te vas? | | ¡Padre tan presto perdido! | | Sin duda te he conocido | | para perderte no más. | | Ya
partiste ¡Cielo santo!, | | si me queréis consolar, | |
no me escuchéis el llorar | | hasta convertirme en llanto. | | Porque se acaben los días | | que han de hacerme eterna guerra, | | haced, ojos, en la tierra, | | un mar de lágrimas mías. | | ¡Ay,
ojos, qué bien hacéis!, | | pues con sangre la
mezcláis, | | porque así me consoláis, | | creyendo que la veréis. | | Pero
la tierna tristeza | | suspended, fiera esperanza, | | y lo que
ha de ser venganza | | no se convierta en terneza. | | Y
así juro y prometo, en este punto, | | por todo cuanto
bueno habita el cielo, | | de por sí cada cosa, y todo
junto, | | a la sangre heredada de mi
agüelo, | | por quien es bien que mi valor remonte, | | y
a la que riega y entristece el suelo, | | poniendo
por testigos a este monte, | | campos, árboles, plantas
y espesura, | | con que adorna y compone su horizonte, | | de
no mirar del cielo la luz pura, | | ni a la tierra, ni a mí,
que puedo hacello, | | ocupado en mirar mi desventura, | | ni
mirar de Leonora el rostro bello, | | ni ponerme vestido más
honrado, | | ni cortarme la barba y el cabello, | | de
ir ardiendo al calor, al frío helado, | | y de nunca
el acero desta espada | | en vaina se ha de ver, ni yo en poblado, | | de no llevar la cara levantada, | | de no comer sino silvestre fruta, | | con los dientes cogida
y arrancada, | | como bruto animal y
bestia bruta, | | y si mi tierno llanto y mi querella | | me viniese
a dejar la boca enjuta, | | de no buscar
el agua y no bebella | | sin primero enturbiar su claro hermoso, | | quitando la ocasión de verme en ella, | | de
no ofrecerme al sueño o al reposo, | | sino al tronco
de un árbol arrimado, | | vigilante de mi agravio, y
no medroso, | | hasta que el brazo ahora
levantado, | | tan lleno de valor y de osadía, | | me saque
de ofendido y de obligado, | | hasta
poder beber helada y fría, | | enjugando estas lágrimas
que bebo, | | del Rey la sangre, injustamente mía, | | para
vengar entonces, como debo, | | ofensas hechas al valor altivo | | deste segundo Aquiles, a quien llevo | | muerto en los hombros,
y en el alma vivo. | |
|
|
|
Vase LEÓNIDO, llevándose
a su padre muerto en los brazos, y sale el REY.
|
REY | Injusta mano mía, | | de
ti salió el rigor que me tormenta; | | quité la
luz al día, | | y agora, en las tinieblas de mi afrenta, | | me consume y me asombra, | | del muerto sol, la imaginada sombra. | | Quien tal hizo, ¿qué espera? | | ¿Es verdad que maté mi prenda amada? | | ¡Ay, alma injusta
y fiera, | | de algún demonio entonces incitada! | | ¡Ay,
corazón! ¿Qué has hecho? | | Salta a pedazos de
mi airado pecho. | | Ya rabio, ya me
admiro, | | ya lloro, ya me aíro, ya recelo. | | Desde la
tierra miro | | la espada, a tu justicia, impíreo cielo, | | y que la pide aquella | | que fue mi sol, y la eclipsó
mi estrella. | | ¿Cómo perdí
el sentido? | | ¿Qué culpas cometí a mi pena iguales? | | Vosotros habéis sido | | causa de todo, celos infernales; | | que tan penosos duelos | | ¿quién pudiera causarlos,
sino celos? | |
|
|
|
Sale un GRANDE.
|
GRANDE | Sabe,
señor, que en tu palacio tienes | | casi todos los grandes
de tu tierra, | | y de gente de lustre hay infinita, | | y del
vulgo, hasta niños y mujeres. | |
|
|
|
GRANDE | Haber
llegado | | unos hombres villanos en el traje, | | y en los hombros
traían unas andas, | | que, cubiertas de luto y de tristeza, | | dieron admiración, y así los siguen | | con el
deseo de saber la causa. | | Ellos, callando a todo, aquí
han llegado, | | y dejando las andas a la puerta | | desta sala,
licencia pide el uno | | para hablarte en presencia de tu corte. | | Dime tu gusto ahora. |
|
|
REY | Extraños
modos | | de proceder; ve y diles que entren todos. | | Vase
el GRANDE. | ¿Qué
habrá sido la ocasión | | desta novedad? Sin falta | | que es en mi daño, pues salta | | en mi pecho el corazón. | |
|
|
|
Salen cuatro GRANDES y el PASTOR viejo, y LEÓNIDO,
en hábito de villano, con la espada desnuda, y otra
gente.
|
LEÓNIDO | (Valedme,
pecho alterado). | | Aparte. | Pues aquí obligado llego | | de vuestro acero, en el fuego | | de mis agravios templado, | | aunque honrado, de ofendido | | hice,
Rey, esta jornada, | | con esta desnuda espada | | y este vestido,
vestido. | | Porque así se representa | | a la razón. Que me ayuda, | | aquí, mi verdad
desnuda, | | y aquí, vestida, mi afrenta. | | Y
así pide, en la presencia | | de tu corte, mi esperanza, | | a tu justicia venganza, | | o para hacella licencia. | | También
con la causa vengo | | que me obliga a pretendella, | | porque
gustando de vella, | | veas la razón que tengo. | | Mas
licencia me has de dar, | | porque si hecho de ver | | que no lo
quieres hacer, | | me la pueda yo tomar. | |
|
|
REY | Sea
así, que tal estoy, | | y tal me contemplo aquí, | | que aun para matarme a mí | | licencia también
te doy. | |
|
|
|
Corre una cortina LEÓNIDO, y parecen
en unas andas CELAURO y NÍSIDA muertos, y el DUQUE
a sus espaldas.
|
|
|
|
Dale, y cae a los pies de CELAURO y
NÍSIDA; llegan los grandes y gente a querelle matar,
y el DUQUE le ampara.
|
|
|
LEÓNIDO | La licencia que me diste | | para
matarte he tomado. | |
|
|
REY | Justo castigo
me envía | | el cielo. |
|
|
|
DUQUE | Matadme a mí, que es mejor, | | pues
que la venganza es mía. | | ¿Es
posible que os altera, | | deudos míos, pueblo amado, | | que quien hizo este pecado | | le pague desta manera? | |
|
|
GRANDE 3º |
¿De un villano el desatino | | mata
al Rey? Muerte merece. | |
|
|
DUQUE | En el traje lo parece, | | y es
mi nieto y su sobrino. | | Hijo es éste
del Infante | | y de mi hija y su esposa. | | Su suerte maravillosa | | es muy cierta, no os espante. | | Sosegaos,
y aquesta firma | | ved que afirma esta verdad, | | y estotras
señas mirad, | | que del todo lo confirma, | | Toma
de manos de CELAURO el papel que escribió lleno de
sangre y de las manos de NÍSIDA la cruz que llevaba
al cuello. | que esta cruz
que aquí se ve | | es la que al cuello traía. | | Yo la conozco por mía, | | como de mi hija fue. | |
|
|
PASTOR |
Y yo digo que con ella | | lo hallé,
y lo puedo jurar, | | y muchos testigos dar | | de que pudo merecella. | |
|
|
GRANDE 4º | ¡Gran secreto el alto
cielo | | nos descubrió en este día! | |
|
|
GRANDE 2º |
Sin duda el cielo lo envía, | | y ha de ser nuestro consuelo. | |
|
|
GRANDE 4º | Pues que vimos sus
extremos, | | gobernará nuestra grey. | | ¿Queréisle
por vuestro rey? | |
|
|
TODOS | Por nuestro rey le queremos. | |
|
|
DUQUE |
No pronunciará mi boca | | lo
que dijisteis agora; | | que a la Infanta, mi señora, | | de derecho el reino toca. | |
|
|
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GRANDE 1º |
Por nuestro rey lo elegimos. | |
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DUQUE | No consiento en su elección. | | Y tú, ¿lo admites? |
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DUQUE | ¡Gran
desatino! | | Traidor eres. |
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LEÓNIDO | Ya
imagino | | el cómo no ser traidor. | | Calle,
que yo seré fiel. | |
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GRANDE 4º | Reciba, pues, tu
persona | | deste reino esta corona, | | que si ahora es de laurel, | | con mayor solemnidad, | | que yo por
todos lo juro, | | llevarás la de oro puro | | que otorgó
su santidad | | del pontífice
romano, | | en aquel dichoso día, | | a Esteban, que fue
en Hungría | | el primero rey cristiano. | | Ahora
con voz altiva | | digan todos, como es ley: | | ¡Viva nuestro
nuevo rey! | |
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TODOS | ¡Nuestro rey mil años viva! | |
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Sale la REINA, y la INFANTA, cubiertas de luto.
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REINA | Si, mis húngaros valientes, | | fue vuestro valor profundo, | | con ser asombro del mundo, | | ejemplo de extrañas gentes, | | si
en vosotros puede tanto | | ley, justicia, ¿qué razón...? | |
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LEÓNIDO | Sosiega tu corazón | | y pon riendas a
tu llanto. | | Atajarte quise ahora | | por satisfacerte más, | | y tú, Leonora, verás | | si es constante quien te adora. | | De
mi mano has de gustar | | que esta corona te dé; | | que
yo sólo la tomé | | para podértela dar. | |
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Quítase la corona y pónela a la INFANTA.
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INFANTA | Oblígame
tanto el vella | | de tu mano en esta parte, | | que no te pago
sin darte | | a mi persona con ella. | | Y
tanto en mi pecho está, | | esto, estimado por justo, | | que daré licencia al gusto, | | si mi madre me la da. | |
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REINA | No te la puedo negar. | | Pues
es justa, yo la doy. | |
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DUQUE | Y yo, hijos, tal estoy, | | que casi
pierdo el pesar... | |
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LEÓNIDO | Pues
doy principio a esta gloria... | |
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INFANTA | Por hacer, sin fin,
mi bien. | |
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LEÓNIDO | Y para dalle también, | | alegre,
a tan triste historia. | |
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