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Capítulo XIV

Condiciones económicas del cultivo del albaricoquero(24)

     El cultivo del albaricoquero requiere tierras sueltas y areniscas y algo de agua; cargan más de fruto en las tierras calientes, y los frutos son acuosos y poco azucarados en las frescas.

     Su reproducción. -Se multiplican por semilla, por injerto y por barbados. En las localidades abrigadas de España se siembran por Octubre y Noviembre, y en las frías por Enero y Febrero. Los albaricoqueros procedentes de semillas dan fruto pequeño, amargo y únicamente útil para dulce seco; pero en cambio dan excelentes patrones para recibir el injerto del albaricoque y del ciruelo.

     Variedades. -Muchos son los caracteres que permiten establecer las variedades de esta especie: Duhamel describió 10, y Bon Jadinier 15, sin que a pesar de ello se haya llegado a una verdadera clasificación.

     La lista que han dado hasta hoy los autores conceptuados de más observadores, es la siguiente:

     1, A. precoz. -2, A. blanco. -3, A. angurnoes. -4, A. común. -5, A. holandés. -6, A. provenzal. -7, A. portugués. -8, A. albérchigo. -9, A. avellana. -10, A. de Nancy. -11, A. real. -12, A. Pourret. -13, A. negro. -14, A. musch. -15, A. gran musch, musch.

     Los albaricoques de Toledo, muy apreciados, de almendra dulce, es sin duda la variedad de un árbol vigoroso introducido en España por los árabes, de fruto perfumado, surcado profundamente por un lado y comprimido por el otro, de carne no adherente al hueso.

     Los primeros albaricoques que se consumen en la corte, vienen a mediados de Mayo de la provincia de Valencia y procedentes de variedades precoces; los de Toledo siguen en orden a los valencianos, y a éstos suceden los de la campiña de Madrid, que llegan al mercado desde últimos de Junio hasta mediados de Agosto, siendo los más tardíos el común, el llamado francés y el de Nancy.

     Veamos ahora las condiciones económicas de cómo se cultiva este frutal en España.

     El cultivo de dicha planta, en Toledo singularmente, que es donde más importancia tiene, en opinión nuestra, lejos de obedecer a un verdadero plan cultural, es puramente accidental y caprichoso, mantenido tan sólo por la tradición y las costumbres en determinados terrenos.

     En efecto; en los llamados Cigarrales de Toledo, que más que fincas productivas son posesiones de recreo, en donde alternando con el olivo, la vid y otras plantas se ven los albaricoqueros, no puede decirse en rigor, que estos últimos constituyen el objeto principal de la explotación; son más bien un accesorio que rara vez ofrecen un producto remunerador.

     Por esta razón se comprenderá la dificultad de contestar con precisión a cada una de las cuestiones o preguntas que abraza el cuestionario que tenemos a la vista.

     Esto no obstante, intentaremos hacerlo del mejor modo posible(25).

     Contestación. -En el término de Toledo no conocemos finca alguna en que al cultivo del albaricoquero se dedique una fanega de tierra. No ha medio, por lo tanto, de hacer la comparación entre estos frutales, es decir, el valor de sus productos con los cereales, prados o tierras destinadas a hortalizas.

     Lo único que podemos decir es que los árboles de que se trata se crían por lo común en tierras de secano, pues los citados cigarrales ocupan los sitios más elevados, más accidentados e impropios para otros cultivos.

     No ha medio de detallar los gastos de cultivo, interés del capital-tierra, contribuciones, etc., ni tampoco sabemos el valor de los productos, porque la contabilidad es punto menos que desconocida en tales fincas. Esto no puede extrañar a nadie, porque lo mismo sucede en la generalidad de las explotaciones agrícolas de la provincia.

     Bien conocemos que esto es un mal, pero desgraciadamente en este país la explotación de la tierra deja mucho que desear en lo que a su aspecto económico se refiere.

     Puede formarse un plantío de albaricoqueros o alberchigal, del modo siguiente:

     Se toman almendras dulces o amargas (se prefieren éstas), y se colocan en agua por espacio de veinticuatro horas, a fin de que se ablande el hueso para facilitar la germinación.

     Una vez preparadas las almendras, se colocan dos en cada uno de los hoyos, previamente dispuestos, cuya operación o siembra se verifica a principios de invierno.

     Las dimensiones de esos hoyos han de tener media vara en cuadro y lo mismo de profundidad. La distancia de estos hoyos deberá ser de siete varas en todos sentidos.

     No creemos necesario entrar en más detalles acerca de la operación, que es análoga a la de otros frutales, pero sí añadiremos que nacidas las plantas y cuando han llegado a la edad de tres o cuatro años, se cortan los almendros entre dos tierras por el mes de Febrero, y en los nuevos brotes se injertan en Mayo siguiente.

     El injerto debe ser de canutillo, que es muy seguro, y para esto se tomarán las cortezas con yemas de los mejores albaricoqueros de hueso dulce.

     Muy variable es el coste de la plantación, pues depende en primer término de la naturaleza del terreno, de su mayor o menor fondo, de la época o estación del año en que se hayan de abrir los hoyos y de la manera de ajustar estos trabajos a jornal o a destajo.

     En este último caso, se suelen pagar unos seis céntimos de peseta por cada hoyo de las dimensiones indicadas.

     En los cigarrales, cuyo suelo ya hemos visto que es de malísima calidad y de poco fondo, un alberchigal necesita ocho o diez años para dar una renta apreciable después de injertado; y para adquirir todo su desarrollo y máxima producción, unos veinte años.

     Claro está que en condiciones agrológicas más favorables, esos plazos serán menores.

     Ya hemos dicho más arriba que no es posible establecer comparaciones de cosechas entre la unidad superficial de un plantío de albaricoques y uno sembrado de trigo, porque mientras esta gramínea ocupa toda la extensión de terreno, los frutales indicados alternan con el olivo, la vid y otras plantas.

     En los terrenos destinados a plantíos de albaricoqueros, no se siembran cereales ni mucho menos plantas forrajeras.

     Estos cultivos intercalados están condenados con razón por la teoría y la práctica.

     Por lo demás, debemos decir que la transformación de una tierra de pan llevar en alberchigal, ofrece pérdidas seguras y no hay ejemplos en esta localidad de semejante empresa. Más accesible nos parece el cultivar simultáneamente el albaricoquero y las hortalizas, con las precauciones necesarias.

     No se cultiva el albaricoquero asociado a los cereales, ni a las plantas pratenses, y si alguna vez en las huertas se cultivan algunos de aquellos frutales, sin número es muy reducido y, por consiguiente, no cabe hacer cálculos económicos sobre estas plantas.

     En el término de Toledo los arrendamientos de los cigarrales se hacen por uno o más años, pagando el colono al propietario la renta convenida por el aprovechamiento de la finca, en la que, según hemos dicho, se cultivan el olivo, la vid, almendros, perales y albaricoqueros.

     En el caso, no muy frecuente, de arrendar los cigarrales, es cuenta del colono todo lo que se refiere al laboreo y cultivo de las plantas cuyos productos le pertenecen.

     Bien quisiéramos haber suministrado los interesantes datos que se piden en el cuestionario, pero como hemos dicho al principio, el cultivo del albaricoquero en esta localidad no tiene, por hoy, la importancia que se le supone.

     Por lo demás, creemos que, tanto esta planta como otras muchas de la familia de las rosáceas, deberían cultivarse en grande escala en los ricos aluviones de la ribera del Tajo.

     Destino que se da al fruto. -El albaricoque se come crudo, en compota, en dulce seco, en mermelada, en pasteles, etc., etc.

     En algunos países donde encuentran difícil salida, por falta de vías de comunicación o alejamiento de mercado, se abren en dos partes los albaricoques maduros, al igual que se hace con los melocotones abridores, y después de secos al sol o en un horno, se conservan para el invierno en un paraje seco: la forma más frecuente de usarlo, consiste en ponerlos a remojo, cocerlos con azúcar y convertidos en compota, comerlos.

     La madera sirve para obras de torno. Está hermosamente veteada, se pulimenta con dificultad, pero tiene en su contra la de que se abre y descompone con facilidad.

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