Escena
IV
|
|
DON GARCÍA
y ARJONA.
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|
|
ARJONA |
Buenas nuevas. Todo se ha |
|
cumplido á pedir de
boca. |
|
Pero, dejadme admirar, |
|
señor, vuestra
perspicacia |
|
y vuestra serenidad. |
50 |
Yo lo oía y lo dudaba, |
|
y quien os viera explicar |
|
de esta rebelión la
historia |
|
delante del tribunal, |
|
¡vive Dios que la
tuviera |
55 |
por relación tan veraz, |
|
tan clara, tan innegable...! |
|
|
|
DON GARCÍA |
Basta, Arjona, por piedad. |
|
¡Ojalá que antes mi
lengua |
|
enmudeciera!
¡Ojalá |
60 |
que un rayo me hiciera polvo |
|
al concebir tal maldad! |
|
|
|
|
DON GARCÍA |
Arjona,
|
|
mientras me hizo vacilar |
|
el miedo y la incertidumbre, |
65 |
y la ambición infernal |
|
me sostuvo, á todo
osé; |
|
mas la negra soledad |
|
de esa torre, en que he pasado |
|
todo el día, á
despertar |
70 |
ha vuelto en mí la
razón, |
|
y holgárame, Arjona,
asaz, |
|
para salir de esta angustia |
|
algún camino encontrar. |
|
|
|
ARJONA |
Ya estáis, señor,
fuera de ella. |
75 |
Yo presenté al tribunal |
|
los testigos que citasteis, |
|
y aunque con bastante
afán |
|
y harto temor, porque alguno |
|
quisiera volverse
atrás, |
80 |
juramos lo que vos mismo |
|
les quisisteis declarar, |
|
y probamos que aquí
obrasteis |
|
en virtud del poder Real |
|
que os dió en secreto la
Reina; |
85 |
mas que su deslealtad |
|
conociendo, al Rey y al reino |
|
quisisteis de ella guardar. |
|
Que sorprendiéndoos
también |
|
ella y Sesé vuestro
plan, |
90 |
en su antecámara misma |
|
os iban á asesinar, |
|
habiendo comprado el brazo |
|
de un vigoroso
gañán |
|
con quien en secreto hablaron |
95 |
antes de haceros llamar |
|
á su presencia, en su
cámara |
|
para más seguridad |
|
la misma Reina
ocultándole; |
|
todo lo que, si es verdad |
100 |
que es una impostura grande, |
|
nadie lo podrá negar, |
|
porque todo el mundo
vió |
|
que estaba aquel
Satanás |
|
con el acero en la mano, |
105 |
y con él pronto á
lidiar |
|
vos, señor, al mismo
tiempo. |
|
|
|
|
ARJONA |
Ya está
|
|
también, por mi buena
industria, |
|
colocado en buen lugar. |
110 |
|
|
|
ARJONA |
Nada de eso,
|
|
nadie con ese hombre da; |
|
mas como yo le he colgado |
|
con ellos grande amistad, |
|
y han dicho todos que él
solo |
115 |
robó el caballo,
además |
|
de matar al que servía |
|
la caballeriza Real, |
|
y con pase de la Reina |
|
se salió de la ciudad, |
120 |
está condenado, á
habérsele, |
|
á la pena capital. |
|
El Rey además, furioso |
|
del silencio que en guardar |
|
se obstinan Sesé y la
Reina, |
125 |
crédito mayor os da. |
|
Y en fin, la Junta y los
grandes |
|
tan confundidos están, |
|
y las leyes tan
explícitas, |
|
que nada que temer hay. |
130 |
Ya veis que en todo parece |
|
de parte nuestra el azar. |
|
|
|
|
|
DON GARCÍA |
Aunque todo va derecho |
|
á nuestro bien, de lo
hecho |
135 |
me da espanto, me da horror. |
|
Es mi madre. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Di,
|
|
¿no habría mejor
camino |
|
por donde echar su destino? |
|
|
|
ARJONA |
Hay uno, mucho que sí. |
140 |
|
|
|
ARJONA |
Que vos ante el Rey
|
|
declaréis vuestra
impostura, |
|
y cambiéis de sepultura |
|
con la Reina. |
|
|
|
ARJONA |
No hay más remedio.
|
145 |
Si os habéis vos de
salvar, |
|
fuerza ha de ser derribar |
|
á todo el que esté
por medio. |
|
La pena del acusado |
|
cae en el acusador |
150 |
si sale aquél vencedor; |
|
conque moriréis
quemado. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Y tú, tú que tantas
trazas |
|
hallas siempre para todo, |
|
¡me abandonas de este
modo! |
155 |
¡Callas!... ¡Oh, me
despedazas |
|
el alma, Arjona! |
|
|
ARJONA |
Señor,
|
|
me estáis confundiendo, y
callo, |
|
porque remedio no os hallo |
|
si os falta vuestro valor. |
160 |
|
|
DON GARCÍA |
No son de pavor, Arjona, |
|
los pesares que me oprimen, |
|
es que veo que mi crimen |
|
pesa más que la corona; |
|
es que me espanta el castigo |
165 |
que les impone mi encono, |
|
y que me espanta ese trono |
|
que con su sangre consigo. |
|
Si huyéramos... |
|
|
|
DON GARCÍA |
Ausente el acusador... |
170 |
|
|
ARJONA |
Fuera el peligro mayor |
|
para vos. |
|
|
DON GARCÍA |
Y ¿no es posible,
|
|
burlando la vigilancia |
|
del Rey don Sancho, fugarnos |
|
ambos á dos, y
ampararnos |
175 |
de Cataluña ó de
Francia? |
|
|
|
ARJONA |
Imposible: no hay camino |
|
que por el Rey no se guarde, |
|
don García, y ya es muy
tarde |
|
para torcer el destino. |
180 |
|
|
|
ARJONA |
Es lo mejor
|
|
que en el empeño
sigáis, |
|
hasta donde más
podáis, |
|
con inflexible valor. |
|
Si vencéis, aun la
esperanza |
185 |
tenéis de calmar la
ley, |
|
su vida pidiendo al Rey: |
|
todo quien vence lo alcanza. |
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Ira de Dios!
Seguiré. |
|
El infierno es quien lo hace: |
190 |
seguiré, pues que le
place. |
|
Vamos. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Yo no sé.
|
|
El Rey me aguarda, á
él me voy; |
|
lo que exigirá no
sé, |
|
mas todo lo emprenderé |
195 |
según sintiéndome
estoy. |
|
De mi maldad me amedrento, |
|
y este afán, esta
agonía, |
|
no sé si es, ¡por vida
mía! |
|
furor ó
arrepentimiento. |
200 |
La fortuna arrastro en pos |
|
de mí, mas con tal
afán, |
|
que presumo que así
irán |
|
los réprobos ante Dios. |
|
Sí, soplo infernal me
anima |
205 |
de espíritu tan
perverso, |
|
que abriría al universo |
|
a mis plantas ancha sima. |
|
Un vértigo, un
torbellino |
|
me arrebata en pos de
sí. |
210 |
Vamos, Arjona, de aquí, |
|
y cúmplase su destino. |
|
|
|
Escena
VI
|
|
La REINA y
MELENDO.
|
|
|
|
|
REINA |
Gracias, caballero;
|
|
cumplid vuestro deber.
¿Qué nuevo insulto |
|
venís á hacerme? |
|
|
MELENDO |
Duéleme,
señora,
|
|
que me tratéis así,
cuando á ofreceros |
|
venía mi favor desde esta
hora... |
230 |
|
|
|
MELENDO |
Reina, escuchad: yo he
presenciado
|
|
vuestro juicio, y he visto que os
condenan |
|
las pruebas. |
|
|
REINA |
Falsas son, falsas, Melendo.
|
|
|
|
MELENDO |
Señora, así lo
entiendo, |
|
y á fe que me ha espantado
ver á un hijo |
235 |
acusando á su madre, y no
comprendo |
|
que, tan noble cual vos, una
matrona |
|
de su esposo manchara la
corona. |
|
|
|
|
|
|
MELENDO |
Que á Sesé con torpe
audacia
|
240 |
ofrecisteis el trono, y en
secreto |
|
conspirabais los dos con tal
objeto; |
|
que él os le
sorprendió, y hecho á la parte |
|
no hallando otro remedio, |
|
el Rey tan lejos y él tan
vigilado, |
245 |
alzó otro bando con silencio
y arte |
|
para salvar el reino
amenazado. |
|
Y en fin, que vuestros muchos
desafueros |
|
y escandalosas tramas, |
|
solamente á su Rey
descubriría |
250 |
y con testigos cien los
probaría, |
|
dispuesto estando á
mantenerse en todo |
|
y á mostrar sus servicios
verdaderos |
|
á voluntad del Rey de
cualquier modo. |
|
Le oyó en secreto el rey don
Sancho; y luego |
255 |
de larga conferencia, |
|
salió iracundo y respirando
fuego |
|
para firmar no más vuestra
sentencia. |
|
|
|
|
MELENDO |
Interpusieron pronto ruego
|
|
los grandes y prelados; |
260 |
mas por él con dureza
rechazados, |
|
confirmaron sentencia tan
extraña |
|
midiendo sus razones por su
saña. |
|
|
|
REINA |
¿Así la lealtad de
tantos años, |
|
el amor y la fe, don Sancho
olvida, |
265 |
crédito dando á
pérfidos amaños? |
|
|
|
|
REINA |
Nunca, Melendo;
|
|
antes mil veces perderé la
vida. |
|
|
|
MELENDO |
Mas si inocente sois, una
palabra |
|
decid que os justifique. |
|
|
REINA |
No la tengo,
|
270 |
Melendo; en vano lidia |
|
la inocente virtud con la
perfidia. |
|
En el confuso dédalo
enredado |
|
de esas acusaciones
impostoras, |
|
mi lengua y mi razón se
perdería, |
275 |
y cayendo en un lazo
preparado, |
|
más criminal tal vez.
parecería. |
|
|
|
MELENDO |
Mas ved que quiere oiros. |
|
|
REINA |
Es en vano,
|
|
nada tengo que hablar; pues leyes
tiene, |
|
que mi causa por ellas mida y
vea, |
280 |
ellas dirán lo que á
su honor conviene: |
|
y si él mal las emplea, |
|
á Dios responda cuando
tiempo sea. |
|
Así se lo diréis. Soy
inocente, |
|
y justificación no
necesito, |
285 |
y si cree el universo en mi
delito, |
|
ante su Dios el universo
miente. |
|
|
|
MELENDO |
Miente, sí, miente; mas
importa mucho |
|
que limpia ante él
aparezcáis, señora, |
|
y tal vez haya medio... Un hombre
ahora |
290 |
me lo juró
también... |
|
|
|
MELENDO |
Y no osando en la torre darle
entrada, |
|
os escribió estas letras, y
me dijo |
|
que podríais por él
ser libertada. |
|
|
|
|
|
REINA |
(Leyendo.)
|
«Señora, si es
imposible que nos veamos, no olvidéis que las leyes os
permiten apelar al juicio de Dios, y no ha de faltar una lanza que
se rompa en vuestra defensa, mientras aliente quien está
pronto á morir por salvar el honor de la Reina de
Navarra».
|
(Representando.)
|
¿Dónde está
el hombre
|
295 |
que esta carta
escribió? |
|
|
MELENDO |
Por un postigo
|
|
que al río da, con
misteriosa seña |
|
ha poco me llamó y
habló conmigo; |
|
mas si os inspira ese hombre
confianza |
|
y os importa el hablarle, |
300 |
todo por vos lo arriesgo,
iré á buscarlo, |
|
y entrará, de las
sombrás al abrigo, |
|
hasta vuestra prisión. |
|
|
REINA |
¡Oh! Hacedlo, amigo,
|
|
que ese hombre es mi
esperanza. |
|
|
|
MELENDO |
Pues fiaos de mí: traza
oportuna |
305 |
buscaré de traerle en el
momento; |
|
mas que vuelva á salir de
este aposento |
|
antes que empiece á
despuntar la luna; |
|
tal vez un centinela le
vería |
|
y todo de una vez se
perdería. |
310 |
|
|
|
|
Escena
IX
|
|
La REINA y
DON RAMIRO.
|
|
DON RAMIRO |
(Interrumpiendo.)
|
Escuchadme; lo sé
todo:
|
345 |
la diabólica astucia con que
supo |
|
don García volver por raro
modo |
|
contra vos lo que en él tan
solo cupo; |
|
sé de don Sancho y de la
Junta el fallo, |
|
y sé que me condena |
350 |
a morir por ladrón de su
caballo, |
|
lo cual me trae á mí
con poca pena; |
|
sé que es justificaros
imposible |
|
en plazo corto, que harto
enmarañado |
|
el nudo veo de su trama
horrible; |
355 |
mas sé también que el
término alargado |
|
de la sentencia vuestra, yo en mi
brío |
|
y en mis razones vuestra causa
fío. |
|
Vos escribid al Rey; vuestra
inocencia |
|
protestad; como horrendo
sacrificio, |
360 |
apelad de su bárbara
sentencia |
|
al juicio del Señor, que es
el buen juicio. |
|
Yo retaré entretanto
á don García |
|
de vil calumniador, campo
pidiendo |
|
para luchar con él; esto en
el día |
365 |
lo permite la ley, y no
pudiendo |
|
negarlo á nadie, la victoria
es mía. |
|
|
|
REINA |
Mucho fiáis; mas
ignoráis, sin duda, |
|
que es preciso probar... |
|
|
DON RAMIRO |
No os dé cuidado;
|
|
secreto talismán tengo en mi
ayuda, |
370 |
con el que todo me será
allanado. |
|
|
|
REINA |
Vedlo todo despacio, y que no os
ciegue |
|
vuestro buen corazón; ese
combate |
|
con un Príncipe Real, tal
vez se os niegue. |
|
|
|
DON RAMIRO |
¿Porque infante no soy?
¡Qué disparate! |
375 |
Con sólo una palabra que
á don Sancho |
|
le diga yo al oído, |
|
le tengo de dejar tan
convencido, |
|
que ha de abonarme y le
vendrá muy ancho. |
|
|
|
REINA |
Mas ved que don García |
380 |
es hoy el justador más
afamado. |
|
|
|
DON RAMIRO |
Por lo que hace á su
esfuerzo, es cuenta mía. |
|
Con tigreis y leones me he
probado, |
|
y no cedo á hombre alguno en
osadía. |
|
|
|
REINA |
Mas si entretanto vos en red
traidora |
385 |
caéis, y el plazo tiene
fin... |
|
|
DON RAMIRO |
Señora,
|
|
ya os he dicho que puede mi
palabra |
|
hacer temblar al Rey; pero
primero |
|
fuerza es que paso á su
justicia me abra, |
|
siendo de vuestro honor el
caballero. |
390 |
Si sucumbo, aun me queda la
esperanza |
|
de esta palabra oculta; mas si
venzo, |
|
con ayuda de Dios y de mi
lanza, |
|
de decirla á don Sancho me
avergüenzo, |
|
que él se
avergonzaría al escucharla. |
395 |
Si vengo, sin decirla, á la
inocencia, |
|
me vuelvo á desterrar de su
presencia, |
|
antes que en su presencia
pronunciarla. |
|
|
|
REINA |
Ser tan incomprensible y
misterioso |
|
cuanto tenéis de bravo y
generoso, |
400 |
arcángel protector de mi
existencia, |
|
que por doquiera á la
defensa mía |
|
salís, entre la niebla
más sombría |
|
vuestra razón velando y
vuestro nombre, |
|
¿quién sois?
¿Qué recompensa |
405 |
de mí esperáis? |
|
|
DON RAMIRO |
Ninguna; mas no hay hombre
|
|
que abrace con más fe
vuestra defensa. |
|
Ni leonés habrá ni
habrá navarro |
|
que dé por vos más
pronto la existencia, |
|
ni que por vos combate más
bizarro, |
410 |
más premio sin buscar que su
conciencia. |
|
|
|
REINA |
Mas decidme á lo menos
vuestro nombre, |
|
vuestro linaje; sepa en
quién espero. |
|
|
|
DON RAMIRO |
Sólo á vos le
callará, y no os asombre; |
|
si sin ira ni horror le
pronunciarais, |
415 |
valiera en vuestro labio el mundo
entero. |
|
|
|
|
|
REINA |
¿Con él á
vuestro padre avergonzarais? |
|
|
|
|
|
DON RAMIRO |
Vuestro solo caballero,
|
|
el solo amigo que valeros
puedo, |
420 |
y que todo por vos ha de
intentarlo |
|
mientras un soplo de esperanza
quede. |
|
Mas oigo hablar...; aprisa...
entrad, señora, |
|
en el cubo otra vez: si me
descubren, |
|
que aquí no os hallen.
Diligente ahora, |
425 |
si os permiten con qué, al
tremendo juicio |
|
de Dios la apelación tened
escrita |
|
y confiad en él, que en este
mundo, |
|
sólo de Dios el justo
necesita. |
|
Silencio: entrad, entrad. |
|
|
Escena
X
|
|
DON RAMIRO.
Después DON
GARCÍA. DON
RAMIRO corre el cerrojo de la puerta por donde entró
la REINA.
|
DON RAMIRO |
Cierro por fuera:
|
430 |
suben..., veamos lo que aquí
me espera. |
|
(Se cubre bien con el saco de
soldado, aparentando estar de centinela.)
|
|
|
DON GARCÍA |
(Dentro.)
|
Ya basta, ¡vive Dios! Me
importa hablarla, |
|
y orden traigo del Rey. |
(En la escena.)
|
¡Tanta osadía,
|
|
y en defender la entrada tanto
empeño |
|
ese necio Melendo! |
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Tal vez tiene razón!
¿Á qué su sueño |
|
turbar? Tranquila acaso en su
inocencia, |
|
duerme sin miedo á la fatal
sentencia, |
|
mientras que yo ¡ay de
mí! tiemblo y me agito |
|
en continuo velar, y aquí en
mi pecho, |
440 |
de la conciencia el torcedor
maldito |
|
halla en mi corazón
ámbito estrecho. |
|
Sí, por doquier me espanta
mi delito, |
|
y en torno de mi mesa y de mi
lecho |
|
ronda, y ante mis ojos se
presenta, |
445 |
y ante mí marcha y ante
mí se sienta. |
|
Mas venzamos las necias
aprensiones |
|
del corazón cobarde...; es
fuerza hablarla: |
|
apartaos, quiméricas
visiones; |
|
este es el torreón...; voy
á llamarla. |
450 |
(DON GARCÍA
va á poner mano al cerrojo que ha corrido DON RAMIRO. Éste, al verlo,
avanza dos pasos hacia él. DON GARCÍA se
detiene.)
|
Mas ¡cielos!
¿Quién está aquí? |
|
|
|
DON RAMIRO |
Un centinela, señor, |
|
que juzga á inmenso
favor |
|
de Dios hallaros así. |
|
|
|
|
DON RAMIRO |
Sólo un momento
|
455 |
que me oigáis... |
|
|
|
DON RAMIRO |
Noticias son
|
|
para vos de gran contento. |
|
El que el caballo os
robó... |
|
|
|
DON GARCÍA |
¿Cómo, qué?
¿Dónde está ese hombre? |
460 |
¿Tú le conoces?
¿Su nombre |
|
sabes? ¿Le han cogido? |
|
|
DON RAMIRO |
No;
|
|
pero de saber acabo |
|
que os ha retado,
señor, |
|
como á vil calumniador, |
465 |
y mirad que es hombre bravo. |
|
|
|
|
DON RAMIRO |
Aun hay más.
|
|
Ya sé que nadie os da
miedo |
|
en la lid, mas un enredo |
|
pierde al mismo
Satanás. |
470 |
|
|
DON GARCÍA |
Acaba, no me entretengas |
|
con necias
bachillerías. |
|
|
|
DON RAMIRO |
No son intenciones mías |
|
perder el tiempo en arengas; |
|
pero ya que os hallo
aquí, |
475 |
voy á haceros conocer |
|
lo que os importa saber |
|
para gobernaros. |
|
|
|
DON RAMIRO |
El Rey, con una francesa |
|
os trataba un matrimonio. |
480 |
|
|
|
|
|
|
DON GARCÍA |
¿Qué diablos
estás diciendo, |
|
mentecato? Tú estás
loco. |
|
|
|
DON RAMIRO |
Escuchad, que poco á
poco |
485 |
lo iréis, señor,
entendiendo. |
|
|
|
|
DON RAMIRO |
La Condesa huyó,
|
|
con un galán, de su
casa; |
|
su buen padre, hecho una
brasa, |
|
que les siguieran mandó |
490 |
por doquiera...
¡Inútilmente! |
|
No parece ni uno ni otro. |
|
Pues bien; ese hombre..., el del
potro, |
|
ha escrito á vuestro
pariente |
|
el buen Conde de Bigorre, |
495 |
diciendo que la robasteis |
|
vos, y á todos la
ocultasteis |
|
guardándola en esa
torre. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Mas cuando ese hombre me
achaca |
|
el rapto de esa doncella, |
500 |
¿qué espera de
mí? ¿Qué de ella? |
|
O ¿qué consecuencia
saca? |
|
|
|
DON RAMIRO |
Una, señor, muy
sencilla: |
|
que á acusaros de
raptor |
|
envía un embajador, |
505 |
el de Bigorre á
Castilla. |
|
|
|
DON GARCÍA |
¿Y qué? Tan sandia
impostura |
|
desmentiré. |
|
|
DON RAMIRO |
Aunque lo hagáis,
|
|
la cosa no es tan segura |
|
como vos lá
imagináis. |
510 |
|
|
|
DON RAMIRO |
El robador
|
|
de la doncella, el amante, |
|
es también ese
tunante..., |
|
el del caballo, señor. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Me confundes cada instante |
515 |
más. |
|
|
DON RAMIRO |
Pues poco hay que entender:
|
|
¿no habéis preso
á la mujer |
|
que tenía ese bergante |
|
en la quinta que con fuego |
|
destruisteis para así |
520 |
cogerle rehenes? |
|
|
|
DON RAMIRO |
Pues bien; él os
torció el juego. |
|
Os dejó que la
cogierais, |
|
para obligaros después |
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á que, probando quién
es, |
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de ella á Francia
respondierais. |
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DON GARCÍA |
Pero en mi poder estando... |
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DON RAMIRO |
¡Quia! A ofenderla,
¡vive Dios! |
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dará Francia sobre vos, |
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por la venganza clamando. |
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De modo que con lo mismo |
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que os pensabais vos salvar, |
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os va ese hombre á
colocar |
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á la boca de un abismo. |
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DON GARCÍA |
Todo lo comprendo ya. |
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¿Conque ese hombre, esa
quimera, |
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conmigo por dondequiera |
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para contrariarme va? |
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DON RAMIRO |
Ya veis, dondequiera os reta. |
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Y aquí por calumniador, |
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y allá en Francia por
raptor, |
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á su capricho os
sujeta. |
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DON GARCÍA |
Que venga, pues, ¡vive
Dios! |
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Pues me hace tan cruda guerra, |
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no cabemos en la tierra |
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á un mismo tiempo los
dos. |
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DON RAMIRO |
No le llaméis, que, á
mi ver, |
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si gritáis con tal
vigor, |
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se os pudiera aparecer, |
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y estáis sin armas,
señor. |
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DON GARCÍA |
Que venga, nada me espanta; |
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pero el traidor no
vendrá. |
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DON RAMIRO |
(Descubriéndose.)
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Sí, don García,
aquí está; |
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brotó bajo vuestra
planta. |
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DON RAMIRO |
Oid, don García.
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Ya veis que os tengo en un
caos; |
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aun es tiempo, retractaos, |
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porque la victoria es
mía. |
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DON GARCÍA |
¿Tuya? Sueñas;
robador |
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de la hacienda de tu Rey, |
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te ha condenado la ley |
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declarándote traidor. |
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Ni aun siquiera te
oirán, |
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que testigos infinitos |
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te probaron mil delitos |
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que á morir te
llevarán. |
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DON RAMIRO |
No os ciegue el furor,
garcía; |
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mi causa está ya
segura: |
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meditadlo con cordura, |
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que aun para ello os doy un
día. |
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DON GARCÍA |
No vivirás ni una hora. |
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¡Nuño, Melendo,
traición, |
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acudid al torreón! |
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Veremos quién vence
ahora. |
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(DON
GARCÍA, desde la puerta que se supone dar al caracol,
llama bajando un escalón, de modo que oculte medio cuerpo en
el bastidor, volviendo la espalda á la escena. DON RAMIRO le empuja, cierra y corre
el pasador.)
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