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ArribaAbajoJornada III

 

En la torre del alcázar de DON SANCHO. Á los cuatro ángulos cuatro puertecillas que se supone dar á los cuatro torreones. Una ventana en el fondo. Otra puerta á la derecha que se supone dar al caracol que da entrada á este salón. Una lámpara que pende del techo alumbra la escena.

 

Escena I

 

MELENDO cerrando la puerta del primer torreón de la derecha, prisión de la REINA.

 
MELENDO
¡Tamaña tenacidad!
Ó es muy grande su inocencia,
ó con osada impudencia
burlar al Rey quiere audaz.
En fin, cumplamos su ley, 5
pues ley es su voluntad.
Y ¡Dios mire con piedad
los arrebatos del Rey!
 

(Abre la puerta de la izquierda, por donde sale DON GARCÍA.)

 


Escena II

 

DON GARCÍA y MELENDO.

 
MELENDO
Salid, señor.
DON GARCÍA
¿Qué sucede,
Melendo?
MELENDO
Que libre estáis.
10
El Rey sus postreras órdenes
os quiere, Príncipe, dar,
y en su aposento aguardándoos
tras breve espacio estará.
DON GARCÍA
¿Y la Reina?
MELENDO
Todavía
15
en silencio pertinaz
se mantiene, y aun se niega
hasta con el Rey á hablar.
DON GARCÍA
Está bien.
MELENDO
¿Puedo, señor,
serviros en algo más? 20
DON GARCÍA
¿Dijo el Rey que con alguno
pudiera comunicar?
MELENDO
Dijo que, hasta hablaros él,
podrían veros no más
los escuderos que os sirven, 25
si de ellos necesitáis.
DON GARCÍA
Traedme á Lucas de Arjona,
que con él me bastará.
MELENDO
Todo el día importunándome
anduvo ese hombre tenaz, 30
por entrar un punto á veros.
DON GARCÍA
Es criado muy leal;
id por él, que al aposento
del Rey me acompañará
dentro de breves momentos. 35
MELENDO
Que Dios os guarde.
DON GARCÍA
Id en paz.


Escena III

 

DON GARCÍA.

 
¡Oh! ¡La fortuna me ampara!
¡Crédito el mundo me da!
¡Libre estoy!... Mas ¡quién pudiera
¡ay de mí! volverse atrás! 40
¡Quién me diera, como una hoja
de un árbol seco, arrancar
este día de los tiempos
sin que volviera jamás!


Escena IV

 

DON GARCÍA y ARJONA.

 
ARJONA
Señor...
DON GARCÍA
Arjona, ¿qué traes?
45
ARJONA
Buenas nuevas. Todo se ha
cumplido á pedir de boca.
Pero, dejadme admirar,
señor, vuestra perspicacia
y vuestra serenidad. 50
Yo lo oía y lo dudaba,
y quien os viera explicar
de esta rebelión la historia
delante del tribunal,
¡vive Dios que la tuviera 55
por relación tan veraz,
tan clara, tan innegable...!
DON GARCÍA
Basta, Arjona, por piedad.
¡Ojalá que antes mi lengua
enmudeciera! ¡Ojalá 60
que un rayo me hiciera polvo
al concebir tal maldad!
ARJONA
¡Señor!... ¿Qué decís?
DON GARCÍA
Arjona,
mientras me hizo vacilar
el miedo y la incertidumbre, 65
y la ambición infernal
me sostuvo, á todo osé;
mas la negra soledad
de esa torre, en que he pasado
todo el día, á despertar 70
ha vuelto en mí la razón,
y holgárame, Arjona, asaz,
para salir de esta angustia
algún camino encontrar.
ARJONA
Ya estáis, señor, fuera de ella. 75
Yo presenté al tribunal
los testigos que citasteis,
y aunque con bastante afán
y harto temor, porque alguno
quisiera volverse atrás, 80
juramos lo que vos mismo
les quisisteis declarar,
y probamos que aquí obrasteis
en virtud del poder Real
que os dió en secreto la Reina; 85
mas que su deslealtad
conociendo, al Rey y al reino
quisisteis de ella guardar.
Que sorprendiéndoos también
ella y Sesé vuestro plan, 90
en su antecámara misma
os iban á asesinar,
habiendo comprado el brazo
de un vigoroso gañán
con quien en secreto hablaron 95
antes de haceros llamar
á su presencia, en su cámara
para más seguridad
la misma Reina ocultándole;
todo lo que, si es verdad 100
que es una impostura grande,
nadie lo podrá negar,
porque todo el mundo vió
que estaba aquel Satanás
con el acero en la mano, 105
y con él pronto á lidiar
vos, señor, al mismo tiempo.
DON GARCÍA
Pero ¿y ese hombre?
ARJONA
Ya está
también, por mi buena industria,
colocado en buen lugar. 110
DON GARCÍA
¿Preso también?
ARJONA
Nada de eso,
nadie con ese hombre da;
mas como yo le he colgado
con ellos grande amistad,
y han dicho todos que él solo 115
robó el caballo, además
de matar al que servía
la caballeriza Real,
y con pase de la Reina
se salió de la ciudad, 120
está condenado, á habérsele,
á la pena capital.
El Rey además, furioso
del silencio que en guardar
se obstinan Sesé y la Reina, 125
crédito mayor os da.
Y en fin, la Junta y los grandes
tan confundidos están,
y las leyes tan explícitas,
que nada que temer hay. 130
Ya veis que en todo parece
de parte nuestra el azar.
DON GARCÍA
Pero, Arjona...
ARJONA
¡Qué, señor!
DON GARCÍA
Aunque todo va derecho
á nuestro bien, de lo hecho 135
me da espanto, me da horror.
Es mi madre.
ARJONA
Pero...
DON GARCÍA
Di,
¿no habría mejor camino
por donde echar su destino?
ARJONA
Hay uno, mucho que sí. 140
DON GARCÍA
¿Cuál? ¿Cuál?
ARJONA
Que vos ante el Rey
declaréis vuestra impostura,
y cambiéis de sepultura
con la Reina.
DON GARCÍA
¿Esa es la ley,
Arjona?
ARJONA
No hay más remedio.
145
Si os habéis vos de salvar,
fuerza ha de ser derribar
á todo el que esté por medio.
La pena del acusado
cae en el acusador 150
si sale aquél vencedor;
conque moriréis quemado.
DON GARCÍA
Y tú, tú que tantas trazas
hallas siempre para todo,
¡me abandonas de este modo! 155
¡Callas!... ¡Oh, me despedazas
el alma, Arjona!
ARJONA
Señor,
me estáis confundiendo, y callo,
porque remedio no os hallo
si os falta vuestro valor. 160
DON GARCÍA
No son de pavor, Arjona,
los pesares que me oprimen,
es que veo que mi crimen
pesa más que la corona;
es que me espanta el castigo 165
que les impone mi encono,
y que me espanta ese trono
que con su sangre consigo.
Si huyéramos...
ARJONA
Imposible.
DON GARCÍA
Ausente el acusador... 170
ARJONA
Fuera el peligro mayor
para vos.
DON GARCÍA
Y ¿no es posible,
burlando la vigilancia
del Rey don Sancho, fugarnos
ambos á dos, y ampararnos 175
de Cataluña ó de Francia?
ARJONA
Imposible: no hay camino
que por el Rey no se guarde,
don García, y ya es muy tarde
para torcer el destino. 180
DON GARCÍA
De ese modo...
ARJONA
Es lo mejor
que en el empeño sigáis,
hasta donde más podáis,
con inflexible valor.
Si vencéis, aun la esperanza 185
tenéis de calmar la ley,
su vida pidiendo al Rey:
todo quien vence lo alcanza.
DON GARCÍA
¡Ira de Dios! Seguiré.
El infierno es quien lo hace: 190
seguiré, pues que le place.
Vamos.
ARJONA
¿Dónde?
DON GARCÍA
Yo no sé.
El Rey me aguarda, á él me voy;
lo que exigirá no sé,
mas todo lo emprenderé 195
según sintiéndome estoy.
De mi maldad me amedrento,
y este afán, esta agonía,
no sé si es, ¡por vida mía!
furor ó arrepentimiento. 200
La fortuna arrastro en pos
de mí, mas con tal afán,
que presumo que así irán
los réprobos ante Dios.
Sí, soplo infernal me anima 205
de espíritu tan perverso,
que abriría al universo
a mis plantas ancha sima.
Un vértigo, un torbellino
me arrebata en pos de sí. 210
Vamos, Arjona, de aquí,
y cúmplase su destino.


Escena V

 

Dichos y MELENDO.

 
MELENDO
El Rey aguarda, señor.
DON GARCÍA
Voy.
 

(Vanse DON GARCÍA y ARJONA.)

 
MELENDO
No sé qué de funesto
revela ese hombre en su gesto, 215
que el mirarle da pavor.
Algún horrible secreto
le acosa con saña fiera,
porque si él el justo fuera,
no anduviera tan inquieto. 220
Mas ella..., ¡pobre mujer!
En fin, por si la interesa,
este escrito voy apriesa
en sus manos á poner.

 (Abre la torre en que está la REINA.) 



Escena VI

 

La REINA y MELENDO.

 
REINA
¿Quién es?
MELENDO
Señora, yo.
REINA
Mi carcelero.
225
MELENDO
Pésame de ello...
REINA
Gracias, caballero;
cumplid vuestro deber. ¿Qué nuevo insulto
venís á hacerme?
MELENDO
Duéleme, señora,
que me tratéis así, cuando á ofreceros
venía mi favor desde esta hora... 230
REINA
¿Cómo?
MELENDO
Reina, escuchad: yo he presenciado
vuestro juicio, y he visto que os condenan
las pruebas.
REINA
Falsas son, falsas, Melendo.
MELENDO
Señora, así lo entiendo,
y á fe que me ha espantado ver á un hijo 235
acusando á su madre, y no comprendo
que, tan noble cual vos, una matrona
de su esposo manchara la corona.
REINA
¿Eso más?
MELENDO
Don García así lo dijo.
REINA
¡Villano!
MELENDO
Que á Sesé con torpe audacia
240
ofrecisteis el trono, y en secreto
conspirabais los dos con tal objeto;
que él os le sorprendió, y hecho á la parte
no hallando otro remedio,
el Rey tan lejos y él tan vigilado, 245
alzó otro bando con silencio y arte
para salvar el reino amenazado.
Y en fin, que vuestros muchos desafueros
y escandalosas tramas,
solamente á su Rey descubriría 250
y con testigos cien los probaría,
dispuesto estando á mantenerse en todo
y á mostrar sus servicios verdaderos
á voluntad del Rey de cualquier modo.
Le oyó en secreto el rey don Sancho; y luego 255
de larga conferencia,
salió iracundo y respirando fuego
para firmar no más vuestra sentencia.
REINA
¡Gran Dios!
MELENDO
Interpusieron pronto ruego
los grandes y prelados; 260
mas por él con dureza rechazados,
confirmaron sentencia tan extraña
midiendo sus razones por su saña.
REINA
¿Así la lealtad de tantos años,
el amor y la fe, don Sancho olvida, 265
crédito dando á pérfidos amaños?
MELENDO
Mas espera que vos...
REINA
Nunca, Melendo;
antes mil veces perderé la vida.
MELENDO
Mas si inocente sois, una palabra
decid que os justifique.
REINA
No la tengo,
270
Melendo; en vano lidia
la inocente virtud con la perfidia.
En el confuso dédalo enredado
de esas acusaciones impostoras,
mi lengua y mi razón se perdería, 275
y cayendo en un lazo preparado,
más criminal tal vez. parecería.
MELENDO
Mas ved que quiere oiros.
REINA
Es en vano,
nada tengo que hablar; pues leyes tiene,
que mi causa por ellas mida y vea, 280
ellas dirán lo que á su honor conviene:
y si él mal las emplea,
á Dios responda cuando tiempo sea.
Así se lo diréis. Soy inocente,
y justificación no necesito, 285
y si cree el universo en mi delito,
ante su Dios el universo miente.
MELENDO
Miente, sí, miente; mas importa mucho
que limpia ante él aparezcáis, señora,
y tal vez haya medio... Un hombre ahora 290
me lo juró también...
REINA
(¡Cielos, qué escucho!)
MELENDO
Y no osando en la torre darle entrada,
os escribió estas letras, y me dijo
que podríais por él ser libertada.
REINA
Dadme, dadme.
MELENDO
Leed.
REINA

 (Leyendo.) 

«Señora, si es imposible que nos veamos, no olvidéis que las leyes os permiten apelar al juicio de Dios, y no ha de faltar una lanza que se rompa en vuestra defensa, mientras aliente quien está pronto á morir por salvar el honor de la Reina de Navarra».

 (Representando.) 

¿Dónde está el hombre
295
que esta carta escribió?
MELENDO
Por un postigo
que al río da, con misteriosa seña
ha poco me llamó y habló conmigo;
mas si os inspira ese hombre confianza
y os importa el hablarle, 300
todo por vos lo arriesgo, iré á buscarlo,
y entrará, de las sombrás al abrigo,
hasta vuestra prisión.
REINA
¡Oh! Hacedlo, amigo,
que ese hombre es mi esperanza.
MELENDO
Pues fiaos de mí: traza oportuna 305
buscaré de traerle en el momento;
mas que vuelva á salir de este aposento
antes que empiece á despuntar la luna;
tal vez un centinela le vería
y todo de una vez se perdería. 310
REINA
Id, volad, caballero.
MELENDO
Un momento aguardad.


Escena VII

 

La REINA.

 
Y ¿en quién espero?
¿Cúya esta letra es? ¿Quién es ese hombre?
¿Es tal vez un amigo verdadero,
ó es algún arrestado aventurero 315
que se promete así cobrar renombre?
Debajo de estas líneas mal trazadas
no puso firma, ni señal, ni nombre.
En fin, quien quier que sea,
pues me ofrece una lanza 320
que en la defensa de mi honor emplea,
es en la tierra mi única esperanza.
Y vos, Señor, que en la invisible altura
tras la cortina azul del limpio cielo
medís la intensidad de mi amargura, 325
no me dejéis morir en tanto duelo.
Solo del justo protección segura
sois; pues veis mi inocencia, a vos apelo;
atajad de los hombres la malicia,
y mostradles, Señor, vuestra justicia. 330


Escena VIII

 

La REINA, DON RAMIRO y MELENDO.

 
DON RAMIRO
Sí, se la mostrará.
REINA
¡Vos!

 (Reconociéndole á la luz de la lámpara.)  

DON RAMIRO
Yo, señora;
que infatigable vuestro honor velando,
mostraré la justicia vengadora
del Dios inmenso que os está juzgando.
MELENDO

 (Á RAMIRO.) 

Tomad; temo que alguno nos sorprenda; 335
con ese saco tosco de soldado
mostraos por si acaso disfrazado,
y aquí que hacéis la centinela entienda.
DON RAMIRO
Gracias.
MELENDO
Mas breve sed, que el Rey en breve
á la torre venir acaso debe. 340
DON RAMIRO
Pocos momentos bastarán.
MELENDO
Yo guardo
el caracol estrecho...;
mas encajaos pronto ese tabardo,
y adiós.
DON RAMIRO
Prémieos él lo que habéis hecho.


Escena IX

 

La REINA y DON RAMIRO.

 
REINA
Caballero...
DON RAMIRO

 (Interrumpiendo.) 

Escuchadme; lo sé todo:
345
la diabólica astucia con que supo
don García volver por raro modo
contra vos lo que en él tan solo cupo;
sé de don Sancho y de la Junta el fallo,
y sé que me condena 350
a morir por ladrón de su caballo,
lo cual me trae á mí con poca pena;
sé que es justificaros imposible
en plazo corto, que harto enmarañado
el nudo veo de su trama horrible; 355
mas sé también que el término alargado
de la sentencia vuestra, yo en mi brío
y en mis razones vuestra causa fío.
Vos escribid al Rey; vuestra inocencia
protestad; como horrendo sacrificio, 360
apelad de su bárbara sentencia
al juicio del Señor, que es el buen juicio.
Yo retaré entretanto á don García
de vil calumniador, campo pidiendo
para luchar con él; esto en el día 365
lo permite la ley, y no pudiendo
negarlo á nadie, la victoria es mía.
REINA
Mucho fiáis; mas ignoráis, sin duda,
que es preciso probar...
DON RAMIRO
No os dé cuidado;
secreto talismán tengo en mi ayuda, 370
con el que todo me será allanado.
REINA
Vedlo todo despacio, y que no os ciegue
vuestro buen corazón; ese combate
con un Príncipe Real, tal vez se os niegue.
DON RAMIRO
¿Porque infante no soy? ¡Qué disparate! 375
Con sólo una palabra que á don Sancho
le diga yo al oído,
le tengo de dejar tan convencido,
que ha de abonarme y le vendrá muy ancho.
REINA
Mas ved que don García 380
es hoy el justador más afamado.
DON RAMIRO
Por lo que hace á su esfuerzo, es cuenta mía.
Con tigreis y leones me he probado,
y no cedo á hombre alguno en osadía.
REINA
Mas si entretanto vos en red traidora 385
caéis, y el plazo tiene fin...
DON RAMIRO
Señora,
ya os he dicho que puede mi palabra
hacer temblar al Rey; pero primero
fuerza es que paso á su justicia me abra,
siendo de vuestro honor el caballero. 390
Si sucumbo, aun me queda la esperanza
de esta palabra oculta; mas si venzo,
con ayuda de Dios y de mi lanza,
de decirla á don Sancho me avergüenzo,
que él se avergonzaría al escucharla. 395
Si vengo, sin decirla, á la inocencia,
me vuelvo á desterrar de su presencia,
antes que en su presencia pronunciarla.
REINA
Ser tan incomprensible y misterioso
cuanto tenéis de bravo y generoso, 400
arcángel protector de mi existencia,
que por doquiera á la defensa mía
salís, entre la niebla más sombría
vuestra razón velando y vuestro nombre,
¿quién sois? ¿Qué recompensa 405
de mí esperáis?
DON RAMIRO
Ninguna; mas no hay hombre
que abrace con más fe vuestra defensa.
Ni leonés habrá ni habrá navarro
que dé por vos más pronto la existencia,
ni que por vos combate más bizarro, 410
más premio sin buscar que su conciencia.
REINA
Mas decidme á lo menos vuestro nombre,
vuestro linaje; sepa en quién espero.
DON RAMIRO
Sólo á vos le callará, y no os asombre;
si sin ira ni horror le pronunciarais, 415
valiera en vuestro labio el mundo entero.
REINA
¿Mánchale el crimen?
DON RAMIRO
No; pero le odiarais.
REINA
¿Con él á vuestro padre avergonzarais?
DON RAMIRO
No.
REINA
¿Sois, pues...
DON RAMIRO
Vuestro solo caballero,
el solo amigo que valeros puedo, 420
y que todo por vos ha de intentarlo
mientras un soplo de esperanza quede.
Mas oigo hablar...; aprisa... entrad, señora,
en el cubo otra vez: si me descubren,
que aquí no os hallen. Diligente ahora, 425
si os permiten con qué, al tremendo juicio
de Dios la apelación tened escrita
y confiad en él, que en este mundo,
sólo de Dios el justo necesita.
Silencio: entrad, entrad.


Escena X

 

DON RAMIRO. Después DON GARCÍA. DON RAMIRO corre el cerrojo de la puerta por donde entró la REINA.

 
DON RAMIRO
Cierro por fuera:
430
suben..., veamos lo que aquí me espera.

 (Se cubre bien con el saco de soldado, aparentando estar de centinela.) 

DON GARCÍA

 (Dentro.) 

Ya basta, ¡vive Dios! Me importa hablarla,
y orden traigo del Rey.

 (En la escena.) 

¡Tanta osadía,
y en defender la entrada tanto empeño
ese necio Melendo!
DON RAMIRO
(¡Oh! Don García.)
435
DON GARCÍA
¡Tal vez tiene razón! ¿Á qué su sueño
turbar? Tranquila acaso en su inocencia,
duerme sin miedo á la fatal sentencia,
mientras que yo ¡ay de mí! tiemblo y me agito
en continuo velar, y aquí en mi pecho, 440
de la conciencia el torcedor maldito
halla en mi corazón ámbito estrecho.
Sí, por doquier me espanta mi delito,
y en torno de mi mesa y de mi lecho
ronda, y ante mis ojos se presenta, 445
y ante mí marcha y ante mí se sienta.
Mas venzamos las necias aprensiones
del corazón cobarde...; es fuerza hablarla:
apartaos, quiméricas visiones;
este es el torreón...; voy á llamarla. 450
 

(DON GARCÍA va á poner mano al cerrojo que ha corrido DON RAMIRO. Éste, al verlo, avanza dos pasos hacia él. DON GARCÍA se detiene.)

 
Mas ¡cielos! ¿Quién está aquí?
DON RAMIRO
Un centinela, señor,
que juzga á inmenso favor
de Dios hallaros así.
DON GARCÍA
¿Qué quieres?
DON RAMIRO
Sólo un momento
455
que me oigáis...
DON GARCÍA
No es ocasión;
déjame.
DON RAMIRO
Noticias son
para vos de gran contento.
El que el caballo os robó...
DON GARCÍA
¿Cómo, qué? ¿Dónde está ese hombre? 460
¿Tú le conoces? ¿Su nombre
sabes? ¿Le han cogido?
DON RAMIRO
No;
pero de saber acabo
que os ha retado, señor,
como á vil calumniador, 465
y mirad que es hombre bravo.
DON GARCÍA
Yo á nadie temo.
DON RAMIRO
Aun hay más.
Ya sé que nadie os da miedo
en la lid, mas un enredo
pierde al mismo Satanás. 470
DON GARCÍA
Acaba, no me entretengas
con necias bachillerías.
DON RAMIRO
No son intenciones mías
perder el tiempo en arengas;
pero ya que os hallo aquí, 475
voy á haceros conocer
lo que os importa saber
para gobernaros.
DON GARCÍA
Di.
DON RAMIRO
El Rey, con una francesa
os trataba un matrimonio. 480
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
Pues llevóle el demonio.
DON GARCÍA
¿Qué?
DON RAMIRO
Os robaron la Condesa.
DON GARCÍA
¿Qué diablos estás diciendo,
mentecato? Tú estás loco.
DON RAMIRO
Escuchad, que poco á poco 485
lo iréis, señor, entendiendo.
DON GARCÍA
¡Voto á...
DON RAMIRO
La Condesa huyó,
con un galán, de su casa;
su buen padre, hecho una brasa,
que les siguieran mandó 490
por doquiera... ¡Inútilmente!
No parece ni uno ni otro.
Pues bien; ese hombre..., el del potro,
ha escrito á vuestro pariente
el buen Conde de Bigorre, 495
diciendo que la robasteis
vos, y á todos la ocultasteis
guardándola en esa torre.
DON GARCÍA
Mas cuando ese hombre me achaca
el rapto de esa doncella, 500
¿qué espera de mí? ¿Qué de ella?
O ¿qué consecuencia saca?
DON RAMIRO
Una, señor, muy sencilla:
que á acusaros de raptor
envía un embajador, 505
el de Bigorre á Castilla.
DON GARCÍA
¿Y qué? Tan sandia impostura
desmentiré.
DON RAMIRO
Aunque lo hagáis,
la cosa no es tan segura
como vos lá imagináis. 510
DON GARCÍA
No te entiendo.
DON RAMIRO
El robador
de la doncella, el amante,
es también ese tunante...,
el del caballo, señor.
DON GARCÍA
Me confundes cada instante 515
más.
DON RAMIRO
Pues poco hay que entender:
¿no habéis preso á la mujer
que tenía ese bergante
en la quinta que con fuego
destruisteis para así 520
cogerle rehenes?
DON GARCÍA
Sí.
DON RAMIRO
Pues bien; él os torció el juego.
Os dejó que la cogierais,
para obligaros después
á que, probando quién es, 525
de ella á Francia respondierais.
DON GARCÍA
Pero en mi poder estando...
DON RAMIRO
¡Quia! A ofenderla, ¡vive Dios!
dará Francia sobre vos,
por la venganza clamando. 530
De modo que con lo mismo
que os pensabais vos salvar,
os va ese hombre á colocar
á la boca de un abismo.
DON GARCÍA
Todo lo comprendo ya. 535
¿Conque ese hombre, esa quimera,
conmigo por dondequiera
para contrariarme va?
DON RAMIRO
Ya veis, dondequiera os reta.
Y aquí por calumniador, 540
y allá en Francia por raptor,
á su capricho os sujeta.
DON GARCÍA
Que venga, pues, ¡vive Dios!
Pues me hace tan cruda guerra,
no cabemos en la tierra 545
á un mismo tiempo los dos.
DON RAMIRO
No le llaméis, que, á mi ver,
si gritáis con tal vigor,
se os pudiera aparecer,
y estáis sin armas, señor. 550
DON GARCÍA
Que venga, nada me espanta;
pero el traidor no vendrá.
DON RAMIRO

 (Descubriéndose.) 

Sí, don García, aquí está;
brotó bajo vuestra planta.
DON GARCÍA
¡Gran Dios!
DON RAMIRO
Oid, don García.
555
Ya veis que os tengo en un caos;
aun es tiempo, retractaos,
porque la victoria es mía.
DON GARCÍA
¿Tuya? Sueñas; robador
de la hacienda de tu Rey, 560
te ha condenado la ley
declarándote traidor.
Ni aun siquiera te oirán,
que testigos infinitos
te probaron mil delitos 565
que á morir te llevarán.
DON RAMIRO
No os ciegue el furor, garcía;
mi causa está ya segura:
meditadlo con cordura,
que aun para ello os doy un día. 570
DON GARCÍA
No vivirás ni una hora.
¡Nuño, Melendo, traición,
acudid al torreón!
Veremos quién vence ahora.
 

(DON GARCÍA, desde la puerta que se supone dar al caracol, llama bajando un escalón, de modo que oculte medio cuerpo en el bastidor, volviendo la espalda á la escena. DON RAMIRO le empuja, cierra y corre el pasador.)

 


Escena XI

 

DON RAMIRO.

 
¡Tu furor me hace reír! 575
¿Piensas, necio, que al entrar
me he descuidado en mirar
por dónde debo salir?
¿Piensas en tu desvarío
que un navarro montañés 580
no saltará ochenta pies,
teniendo debajo el río?
¿No quieres que entre los dos
haya paz? Bien; haya guerra:
yo he cumplido con la tierra; 585
ahora que nos juzgue Dios.
 

(Se lanza por la ventana, y se oye el ruido de un cuerpo que cae al río, teniendo en cuenta el espacio de ochenta pies que tiene que recorrer en su caída. Pasado este efecto, la puerta se abre forzada, entrando por ella DON GARCÍA, MELENDO y soldados.)

 


Escena XII

 

DON GARCÍA, MELENDO, ARJONA y soldados.

 
DON GARCÍA
Aquí, aquí está ese traidor;
el que el caballo ha robado,
el que á la Reina ha ayudado.
MELENDO y
ARJONA
Aquí no hay nadie, señor. 590
DON GARCÍA
¡Dios! En esos torreones...
MELENDO

 (Viéndolos todos.) 

Y ¿cómo entrarles pudiera,
sí tienen todos por fuera
corridos los aldabones?
DON GARCÍA
Esa ventana...
ARJONA
Señor,
595
imposible por ahí es
un salto de ochenta pies.
DON GARCÍA
¿Qué es esto? ¡Dios vengador!
MELENDO

 (Asomándose por la ventana.) 

(¡Qué arrojo!)
DON GARCÍA

 (Espantado.) 

Si estaba aquí,
aquí mismo, en mi presencia. 600
TODOS
¿Quién, señor, quién?
DON GARCÍA
Mi conciencia.
Sosténme, Arjona. ¡Ay de mí!

 (DON GARCÍA desfallece como presa de un vértigo en los brazos de ARJONA.) 




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