Escena
IV
|
|
El REY y
DON PEDRO
SESÉ.
|
REY |
Sesé, lee ese
pergamino; |
|
en él están todas
juntas |
|
las graves acusaciones |
|
que á ti y á la Reina
imputan. |
40 |
Los testigos que lo afirman |
|
y el Príncipe que os
denuncia, |
|
las han sellado y firmado. |
|
Ahora, si disculpa alguna |
|
tienes, dámela; de no, |
45 |
con madurez y mesura |
|
lo ha pesado de mis nobles |
|
y mis prelados la Junta, |
|
y os sentencia como infames |
|
á sufrir la pena
última. |
50 |
|
|
DON PEDRO |
Señor, no habrá en
vuestros reinos |
|
quien con más valor la
sufra; |
|
pero iremos al martirio, |
|
don Sancho, no á pena
justa. |
|
|
|
REY |
Pues bien, explícate,
Pedro, |
55 |
líbrame ya de esta
angustia: |
|
solos estamos aquí, |
|
solos; nadie nos escucha: |
|
por cuanto encierran sagrado |
|
cielos y tierra, si oculta |
60 |
hay en tu pecho una causa, |
|
una razón, una excusa |
|
que os justifique á mis
ojos, |
|
por compasión, Sesé,
búscala. |
|
|
|
DON PEDRO |
Señor, desde que mis
hombros |
65 |
pudieron con la armadura, |
|
hasta que el peso del casco |
|
me encalveció, la vez
única |
|
es ésta en que habéis
tenido |
|
en mi fe y en mi honra duda. |
70 |
Amigo me habéis
llamado, |
|
señor, desde vuestra
cuna; |
|
como amigo os he servido |
|
en vuestras varias fortunas. |
|
He cuidado vuestra casa, |
75 |
os he velado en la obscura |
|
soledad del campamento, |
|
y en las lides más
sañudas |
|
he puesto el pecho mil veces |
|
ante las lanzas morunas |
80 |
para defender el vuestro: |
|
y ha cincuenta años, en
suma, |
|
que las gotas de mi sangre |
|
se derraman una á una |
|
por vuestro honor y grandeza, |
85 |
por vuestra prez y ventura. |
|
Jamás intenté
venderos, |
|
ni os han extraviado nunca |
|
mis consejos del camino |
|
de la virtud; y ahora juntas |
90 |
¿creéis que al fin de
una vida |
|
que tal lealtad ilustra, |
|
pude hacer tantas infamias, |
|
reo ser de tantas culpas? |
|
|
|
REY |
¡Oh, sí, sí!
Cuando recuerdo |
95 |
los fuertes lazos que anudan |
|
nuestra amistad, la limpieza |
|
de tu honor, que no deslustra, |
|
ninguna mancha bastarda; |
|
cuando oigo la voz robusta |
100 |
con que en tu favor me grita |
|
mi corazón, se me
anublan, |
|
Pedro, los ojos en
lágrimas, |
|
y mi conciencia se turba |
|
al ver que os condenan pruebas |
105 |
que tú ni nadie recusa. |
|
Ante vuestro tribunal |
|
tuvisteis las lenguas mudas. |
|
¿Por qué ¡vive
Dios! por qué, |
|
si la inocencia os escuda, |
110 |
no os defendéis de las
leyes |
|
que os abren infame tumba? |
|
|
|
DON PEDRO |
Don Sancho, mil y mil veces |
|
os lo dije en oportunas |
|
ocasiones; vuestras leyes |
115 |
son incompletas y absurdas: |
|
con ellas el inocente |
|
sucumbe, el malvado triunfa, |
|
y los más atroces
crímenes |
|
á su sombra se
consuman. |
120 |
Acusa un vil á un
sencillo, |
|
y con infernal astucia |
|
destruye todas las pruebas |
|
que han de obrar en contra
suya. |
|
Sus delitos le atribuye, |
125 |
como vuestro hijo, lo jura; |
|
los jueces vense indecisos, |
|
y él, para borrar su
duda, |
|
se ve joven y alentado, |
|
ve que aquel á quien
acusa |
130 |
es viejo, ó mujer, ó
débil, |
|
y con audacia segura |
|
dice: «Aquí estoy con
mi lanza |
|
pronto á sostener mi
injuria». |
|
La ley lo consiente, y siempre |
135 |
vence la fuerza y la astucia. |
|
Y ¡vive Dios, rey don
Sancho, |
|
que á ser, cual era,
robusta |
|
mi mano, yo con el
Príncipe, |
|
empeñaría la
lucha! |
140 |
Mas ¡ay, el cielo á
los débiles |
|
contra los fuertes no ayuda! |
|
|
|
REY |
Mas esa es la ley que rige, |
|
y ésa es fuerza que se
cumpla. |
|
Sincérate, pues, ante
ella, |
145 |
pues ante ella te denuncian. |
|
|
|
DON PEDRO |
Rey don Sancho, si en vuestra
alma |
|
no está escrita mi
disculpa; |
|
si con vos no me defiende |
|
vuestra convicción, que
acuda |
150 |
el verdugo; este es mi cuello; |
|
ni yo sé dar más
excusa, |
|
ni á saberla la
daría: |
|
sabéis mi honor y mi
alcurnia. |
|
|
|
|
DON PEDRO |
Son falsas
|
155 |
apariencias. |
|
|
REY |
Pero abundan
|
|
los testigos. |
|
|
|
REY |
Te han hallado veces muchas |
|
en el cuarto de la Reina |
|
en altas horas nocturnas. |
160 |
|
|
DON PEDRO |
Velado he por vuestros reinos |
|
con ella, y las damas suyas |
|
no faltaron de su
cámara |
|
jamás. |
|
|
REY |
Hoy mismo, disputa
|
|
escandalosa mantuvo |
165 |
contra el Príncipe, en su
pública |
|
antesala, en favor tuyo. |
|
|
|
DON PEDRO |
Era su causa la injusta, |
|
y yo cumplía las
órdenes |
|
de mi Rey. |
|
|
REY |
Con maña astuta
|
170 |
te sorprendió tus
secretos. |
|
|
|
DON PEDRO |
Y yo sus tramas obscuras: |
|
supe que vuestro caballo |
|
era la señal oculta |
|
de una rebelión. |
|
|
REY |
Dispuesta
|
175 |
para sofocar la tuya, |
|
para guardar de vosotros |
|
mi corona. |
|
|
DON PEDRO |
¡Virgen pura!
|
|
A partir, para obligaros, |
|
vuestra dignidad augusta, |
180 |
para obligaros en él |
|
á hacer su total
renuncia. |
|
|
|
REY |
De eso os acusa á
vosotros, |
|
que viendo que su bravura |
|
os malograba el proyecto, |
185 |
hicisteis por mano oculta |
|
robar mi mismo caballo, |
|
que era su señal
última. |
|
|
|
DON PEDRO |
Ved lo que decís, don
Sancho, |
|
que el robo no fué obra
suya |
190 |
ni nuestra, fué de un
tercero |
|
enviado vuestro. |
|
|
REY |
¡Impostura
|
|
semejante! ¿Enviado
mío? |
|
|
|
DON PEDRO |
No puede en eso haber duda: |
|
trajo vuestra firma y sello. |
195 |
|
|
|
DON PEDRO |
Vuestra injusta
|
|
intención veo, don
Sancho, |
|
manifiesta. |
|
|
REY |
Y yo la tuya,
|
|
pues de tus mismos delitos |
|
aun a mí propio me
culpas. |
200 |
|
|
DON PEDRO |
¿Negáis vuestra firma
y sello? |
|
Basta, señor, que se
ofusca |
|
vuestra razón, y
olvidando |
|
vuestro decoro, me insulta |
|
vuestro labio; y si
creéislo |
205 |
como el labio lo pronuncia, |
|
sois fiscal que me acrimina, |
|
no juez que recto me juzga. |
|
Vuestro hijo os codició el
reino |
|
con ambiciosa locura, |
210 |
y yo el reino os
defendía |
|
con voluntad absoluta. |
|
Si á mí sus faltas me
cargan |
|
y mi lealtad me usurpan, |
|
y escucháis vos las
palabras |
215 |
de los que así me
calumnian, |
|
yo os juro, Rey, por el Dios |
|
que se sienta en las alturas, |
|
que me sirven de
vergüenza |
|
las heridas que me cruzan |
220 |
el pecho, que por ti expuse |
|
con lealtad bien
estúpida. |
|
|
|
REY |
Con esas mismas palabras |
|
protesta quien os acusa. |
|
|
|
DON PEDRO |
Pues miente como un villano. |
225 |
|
|
|
DON PEDRO |
La que nunca
|
|
mereció ver en pro suyo |
|
mi espada leal desnuda. |
|
|
|
|
DON PEDRO |
El no haberlo sido
|
|
es el pesar que me abruma |
230 |
hoy, que hacia mí, sin
razón, |
|
vuestra voluntad se muda. |
|
|
|
REY |
¿Sin razón?
¡Viven los cielos! |
|
Y ¿en cuál tu
inocencia fundas, |
|
si á nada me has
respondido, |
235 |
ni hay un testigo que arguya |
|
en tu favor, cuando en contra |
|
testimonios se acumulan? |
|
|
|
DON PEDRO |
Entonces, ¿en qué se
para |
|
vuestra majestad
sañuda? |
240 |
Pues que os estorbo en la
tierra, |
|
abridme la sepultura. |
|
De mí para deshaceros |
|
no os andéis buscando
arbitrios, |
|
decid: Me importa que
muera, |
245 |
y haced que la ley se cumpla. |
|
|
|
REY |
Basta, que esa pertinacia |
|
con que mi poder insultas |
|
y mi venganza provocas, |
|
mi clemencia sobrepuja. |
250 |
Veo la diestra falacia |
|
con que evitas mis preguntas |
|
y las cuestiones complicas |
|
con falsedades absurdas; |
|
veo que me niegas todas |
255 |
mis reconvenciones justas, |
|
esquivándote de todas |
|
por no resolver ninguna. |
|
Y en ese afán
despechado |
|
con que mi coraje azuzas, |
260 |
veo que, al verte perdido, |
|
la muerte con ansia buscas. |
|
|
|
DON PEDRO |
Sí, rey don Sancho, la
busco, |
|
que á mi dolor más se
ajusta, |
|
que tu ingratitud odiosa, |
265 |
la más deshonrada
tumba. |
|
|
|
|
DON PEDRO |
Pronto sea;
|
|
su obscuridad no me asusta, |
|
que es pabellón de
reposo |
|
[...] na conciencia pura. |
270 |
(Sale MELENDO.)
|
¡Hola! Volvedle á su
encierro. |
|
|
|
|
(MELENDO
cierra.)
|
REY |
Pues defenderse rehusan, |
|
que el cielo se lo demande |
|
y sus destinos se cumplan. |
|
|
|
Escena
V
|
|
El REY. Luego
DON
GARCÍA.
|
REY |
Pero ¡qué altivo
tesón! |
275 |
¡Oh, de ese viejo el
acento, |
|
para agravar mi tormento |
|
renueva mi confusión! |
|
¡Gran Dios, si fuera
posible... |
|
Pero no; ¿cómo
podría |
280 |
caber en mi hijo García |
|
pensamiento tan horrible? |
|
Así mi pena inclemente |
|
á tanto extremo ha
llegado, |
|
que temo hallarle culpado |
285 |
y temo hallarle inocente. |
|
|
|
|
REY |
García, ¿tal vez la
hora |
|
llegó ya? |
|
|
DON GARCÍA |
Pronto la aurora
|
|
va á alumbrar nuestro
dolor. |
290 |
|
|
REY |
También como yo padece. |
|
¡Infeliz! |
|
|
DON GARCÍA |
Sí, padre, mucho;
|
|
y esta pena con que lucho, |
|
por horas é instantes
crece... |
|
|
|
|
DON GARCÍA |
De mí no soy
dueño;
|
295 |
y en mi ardiente
frenesí... |
|
ya no encuentro para mí |
|
ni tranquilidad ni
sueño. |
|
|
|
REY |
Y ¿por qué?
¿Porque leal |
|
á mi defensa acudiste, |
300 |
y el esplendor defendiste |
|
de mi corona Real? |
|
¿Porque, afrontando el
encono |
|
de altivos conspiradores, |
|
entregaste á los
traidores |
305 |
que profanaron mi trono? |
|
|
|
|
REY |
Tu corazón
|
|
con mis palabras aflijo. |
|
|
|
|
REY |
El vasallo y el hijo
|
|
cumplieron su
obligación. |
310 |
Ahora ya no hay qué
esperar |
|
sino morir. |
|
|
|
REY |
¡Y era tu madre!
García, |
|
ven, ven conmigo á
llorar; |
|
llora su infelice suerte, |
315 |
ya que el destino cruento |
|
te escogió por
instrumento |
|
de su castigo y su muerte. |
|
Llora, y luego á
sostener |
|
nuestra justicia te apresta, |
320 |
para cumplir lo que resta |
|
de tu penoso deber. |
|
|
|
|
|
DON GARCÍA |
¿No hallará clemencia
en vos? |
|
|
|
REY |
¡Clemencia! Téngala
Dios |
325 |
de mi negra desventura. |
|
Contra su torpe malicia, |
|
como esposo y como rey, |
|
fié al brazo de la ley |
|
su crimen y mi justicia. |
330 |
Y yo su tremendo fallo |
|
respetaré, porque
así |
|
la ley se respete en mí |
|
como en su primer vasallo. |
|
Mas si no puedo estorbar |
335 |
su riguroso suplicio, |
|
y este horrible sacrificio |
|
es ya fuerza consumar, |
|
no vea yo en ti, hijo
mío, |
|
ese afán que no te
deja, |
340 |
ese dolor que te aqueja |
|
desesperado y sombrío. |
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Ah! Consideradlo vos; |
|
y si ver mi alma pudierais, |
|
yo sé que os
estremecierais. |
345 |
|
|
REY |
Pon tu confianza en Dios. |
|
Deber fué en ti, no
malicia, |
|
y hoy, para mejor probanza, |
|
aquí sostendrá tu
lanza |
|
tu inocencia y mi justicia. |
350 |
|
|
DON GARCÍA |
(Si eterno este dolor es, |
|
ya no hay para mí
existencia.) |
|
|
|
REY |
(Acercándose á la
cortina de la tienda.)
|
¡De día ya! |
|
|
DON GARCÍA |
(Mi conciencia
|
|
me va arrastrando á sus
pies.) |
|
Señor... |
|
|
REY |
Mira, ya veloz
|
355 |
el alba á rayar
comienza. |
|
|
|
DON GARCÍA |
(De temor y der
vergüenza, |
|
ni doy aliento á mi
voz.) |
|
|
|
REY |
Adiós; voy á
disponer |
|
que la ceremonia empiece. |
360 |
|
|
|
REY |
¿Qué te
estremece?
|
|
Cumplamos nuestro deber. |
|
(Vase.)
|
|
|
Escena
VII
|
|
DON GARCÍA
y ARJONA.
|
DON GARCÍA |
(Al verle.)
|
¡Tan presto, Arjona!
|
375 |
|
|
ARJONA |
Ya comienza del alba el
resplandor, |
|
y ya el pueblo las gradas del
palenque |
|
á ocupar turbulento
comenzó. |
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Maldito quien me trajo hasta
este trance, |
|
maldita, sí, mi
estúpida ambición! |
380 |
|
|
ARJONA |
Ya no es hora, señor, de
meditarlo, |
|
el día va á
rayar. |
|
|
DON GARCÍA |
Déjame, Arjona;
|
|
siento que mi osadía me
abandona. |
|
|
|
|
DON GARCÍA |
Vacilo, sí; no sé
ocultarlo.
|
|
Aquel hombre fatal...,
¡él era, él era! |
385 |
|
|
ARJONA |
Sombra de la turbada
fantasía. |
|
|
|
|
|
DON GARCÍA |
Todo ese hombre lo puede en contra
mía. |
|
Quien del fuego voraz le puso
fuera, |
|
de las aguas también lo
sacaría. |
390 |
|
|
ARJONA |
¡Del fuego os
acordáis! Pues ¿no os dije? |
|
De su quinta una cava, hasta la
ermita |
|
por senda subterránea
dirige: |
|
Torras la halló, y
entrándose por ella, |
|
fué como dió con la
mujer. |
|
|
DON GARCÍA |
¡Maldita
|
395 |
mi imprevisión! En una y
otra cita, |
|
allí acechóme su
infernal destreza. |
|
|
|
ARJONA |
Mas le cuesta el acecho la
cabeza. |
|
|
|
DON GARCÍA |
Del secreto poder que le
acompaña, |
|
todo lo temo, Arjona; en todas
partes |
400 |
mis pasos sigue su presencia
extraña |
|
sin que le estorben puertas ni
baluartes. |
|
Todo le es familiar, todo lo
encuentra |
|
fácil en contra mía;
favorece |
|
todo su fuga: en el alcázar
entra |
405 |
tras de mí en las
prisiones..., y parece |
|
que, sombra de mí mismo
desprendida, |
|
los instantes me cuenta de la
vida; |
|
y si un soplo de calma me
adormece, |
|
brota, dice aquí
estoy, y en la tendida |
410 |
cavidad del espacio desparece. |
|
|
|
ARJONA |
Superstición del
corazón medroso, |
|
don García: aunque
impávido y astuto, |
|
es un hombre no más, y de
hombre á hombre... |
|
|
|
DON GARCÍA |
No me vieras ¡por Dios!
irresoluto |
415 |
para emprender la lid, si
solamente |
|
de lidiar se tratara frente
á frente. |
|
|
|
ARJONA |
Mas ¿qué de él
teméis ya? Del Rey vasallo, |
|
notorio siendo que robó el
caballo, |
|
y estando pregonada su cabeza, |
420 |
no se presentará. |
|
|
DON GARCÍA |
¡Ven, insensato!
|
|
Si ningún defensor no se
presenta, |
|
¿no ves, imbécil, que
á mi madre mato? |
|
Y es idea ¡ay de mí!
que me amedrenta. |
|
|
|
ARJONA |
Aun la podéis salvar: si
nadie acude, |
425 |
sois dueño de su vida:
suplicante |
|
á don Sancho acudid, ante
ella misma... |
|
|
|
DON GARCÍA |
(Horrorizado.)
|
¿Yo? ¿Yo me he de
poner de ella delante |
|
otra vez? No, jamás...:
piensas en vano: |
|
primero que sufrir tal
agonía, |
430 |
los ojos, Lucas, con mi propia
mano, |
|
y el corazón, feroz me
arrancaría. |
|
|
|
ARJONA |
Pues aun es tiempo..., desistid
cobarde, |
|
desmentíos; mas ved que en
esa hoguera |
|
que del verdugo ante las plantas
arde, |
435 |
el uno de los dos fuerza es que
muera. |
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Sella, asesino vil, sella
esa boca, |
|
porque tu pecho miserable
abriga |
|
sangre de hiena y corazón de
roca! |
|
|
|
ARJONA |
Señor, tan sólo
vuestro bien me obliga, |
440 |
porque con vos me salvo ó
con vos muero; |
|
mas perdonad, señor, que tal
os diga: |
|
ceder ahora, es decir al mundo
entero |
|
que ni valiente sois, ni
caballero. |
|
|
|
|
ARJONA |
Se dirá de vos con mengua y
saña,
|
445 |
«Nada en tal hombre por
entero cupo: |
|
ni crimen ni virtud fué en
él hazaña, |
|
ni aun ser infame, sino á
medias, supo...» |
|
¡Gran memoria de un
Príncipe de España! |
|
|
|
DON GARCÍA |
Pues bien; si no me cumple esa
memoria, |
450 |
si al crimen nada más
caminar puedo, |
|
tal borrón dejaré
sobre mi historia, |
|
que á la futura edad imponga
miedo. |
|
(Tumulto fuera.)
|
¿Oyes? Ya ruge el pueblo
ahí agolpado, |
|
del horrible espectáculo
sediento: |
455 |
voy ¡vive Dios! a
dársele colmado; |
|
nunca le vió más
bárbaro y sangriento. |
|
(Suenan las trompetas.)
|
¡Ah, pronto la
señal! |
|
|
ARJONA |
(Asomándose á la
tienda.)
|
El sol asoma.
|
|
|
|
DON GARCÍA |
(Poseído de un
vértigo.)
|
¡Oh infierno,
regocíjate! ¡Como ésta |
|
no han preparado tus furores
fiesta |
460 |
ni en los circos idólatras
de Roma! |
|
|
|
|
(Trompetas.)
|
|
(VOCES
fuera.)
|
VOCES |
¡Pregón,
pregón! ¡Silencio! |
|
|
ARJONA |
Los heraldos
|
|
ya el combate pregonan. |
|
|
DON GARCÍA |
¡Esto es hecho!
|
|
Cada cual ante Dios con su
derecho. |
|
|
|
HERALDO |
(Dentro.)
|
«Oid, oid, oid. Vasallos de
don Sancho, Rey de Navarra, de Aragón y de Castilla. El buen
caballero don García, Príncipe de estos reinos, ha
aceptado el combate á que, en uso del derecho que las leyes
les conceden, han apelado la reina doña Nuña y don
Pedro de Sesé, acusados de criminal inteligencia y
descubierta rebelión. Y siendo entrambos crímenes de
lesa majestad, las leyes les condenan á la pena del fuego,
si al transponer el sol la línea del horizonte no se
presenta caballero alguno que quiera mantener su causa. Si esto
aconteciere, y el acusador saliere vencido, sufrirá la misma
pena en lugar de los acusados, como la ley lo dispone; si saliere
vencedor, serán quemados en este mismo palenque los
acusados, con él cuerpo del caballero su defensor, que dando
desde luego condenados á la pena capital todos los que
resultaren cómplices de su traición. El Rey ofrece
asimismo doscientos marcos de oro á cualquier vasallo suyo
que asegure la persona del traidor que extrajo de las Reales
Caballerizas su mejor caballo de batalla, asesinando para ello
á su guardia y palafreneros. Esta es la justicia del Rey.
Vasallos del Rey, acatad la justicia del Rey. ¡Viva don
Sancho, Rey de Navarra!»
|
|
|
|
|
|
DON GARCÍA |
¡Qué agonía,
gran Dios! Cíñeme, Arjona, |
|
esa fatal espada, |
|
y que quede á favor de esta
celada |
|
encubierta á mi pueblo mi
persona. |
|
(Se cala la
visera.)
|
¡Oh! Estoy seguro que en mi
horrible gesto |
470 |
se ve mi odioso crimen
manifiesto. |
|
|
|
|
(VOCES DEL
PUEBLO.)
|
UNA |
¡Allí están!
¡Allí están! |
|
|
|
OTRA |
¡Ya traen á los
acusados! |
|
|
|
OTRA |
¡Quién tal pensara de
tan buen caballero como don Pedro! |
|
|
|
OTRA |
Por eso mismo es más grande
su delito. |
475 |
|
|
OTRA |
Bien dicho. El Rey les había
colmado de beneficios. |
|
|
|
OTRA |
Y lo vendían, mientras
él conquistaba á los moros
nuevos señoríos. |
|
|
|
OTRA |
Son unos infames; les van á
atar á los postes de hierro
como á los villanos. |
|
|
|
|
OTRAS |
¡Viva la justicia del
Rey! |
480 |
|
|
|
|
(Tumulto.)
|
|
OTRAS |
Ya bajan los jueces del campo. |
|
|
|
|
|
(Uno de los jueces del campo.)
|
JUEZ DEL CAMPO |
«Vasallos del Rey, oid. La
hora del juicio ha llegado ya. La liza queda abierta desde este
punto; y si al pasar el sol la línea del horizonte no
anuncian los clarines un defensor, el verdugo cumplirá con
su deber».
|
|
|
|
|
|
(Muchas VOCES.)
|
|
|
(Aplausos, ruido, etc.)
|
DON GARCÍA |
¡Ea! Ha llegado la tremenda
hora. |
|
Siento que Dios del corazón
me arranca |
|
el germen de su fe
consoladora, |
|
y en las venas la sangre se me
estanca. |
|
¡Sí, sí; de
esta diabólica contienda |
490 |
viene todo el infierno á ser
testigo! |
|
Vértigo..., sed de crimen me
devora. |
|
¡Ea, corre los lienzos de esa
tienda, |
|
y el infierno desde hoy sea
conmigo! |
|
|
|
|
(ARJONA manda
á los pajes con una seña que abran la tienda.
Éstos corren a un tiempo la cortina partida en dos que
cierra su fondo y que cubre el teatro, y aparece un vasto palenque,
cuyos andamios están llenos de gente del pueblo. En el fondo
de este palenque se ve un altar; delante de él, el verdugo,
que, con una tea encendida está pronto á encender la
leña hacinada alrededor de la REINA y de DON PEDRO, que estarán atados
á dos postes de hierro y uno á cada lado del altar.
Por sobre los andamios se cierra el horizonte con pintorescas
montañas. El sol acaba de salir por encima de unos cerros
desiguales, y derramando sobre la escena la rosada luz de la
mañana.)
|
DON PEDRO |
Señora, ¿no
tenéis otra esperanza? |
495 |
¡Oh! Si mi brazo fuerte
todavía |
|
estuviera... |
|
|
REINA |
El de Dios á todo
alcanza.
|
|
|
|
DON PEDRO |
Creo que Dios también nos
abandona. |
|
|
|
REINA |
Sólo él puede
apreciar nuestra agonía; |
|
que inútiles con él
dolo y falsía, |
500 |
lo que castiga ve y lo que
perdona. |
|
|
|
DON PEDRO |
No tengo esa virtud; soplo
mundano |
|
me anima aún el
corazón terreno, |
|
y voy la hiel de que le siento
lleno |
|
sobre ellos á verter. |
(Al PUEBLO.)
|
Pueblo villano,
|
505 |
Rey infame..., escuchad. |
|
|
|
(VOZ DEL
PUEBLO.)
|
|
|
|
|
(El PUEBLO calla
después de largo chicheo.)
|
|
DON PEDRO |
Rey fiero,
|
|
sin fe ni ley: el Dios á que
apelamos, |
|
que indefensos morir nos deja
infiero; |
|
mas ante él de tus leyes
protestamos. |
510 |
Ella inocente, y yo buen
caballero, |
|
al tribunal de Jesucristo
vamos, |
|
y al inmolarme con tal vil
castigo, |
|
Rey, Príncipe, villanos...,
yo os maldigo. |
|
|
|
|
(DON GARCÍA
se tapa la cara con las manos, exhalando un «¡ay!»
desesperado.)
|
|
|
(VOCES DEL
PUEBLO.)
|
|
|
|
|
(La REINA
demuestra voluntad de hablar.)
|
|
|
|
|
|
(Otro largo chicheo. El PUEBLO calla.)
|
REINA |
Sin culpa muero;
|
|
mas aunque Dios por causa
soberana, |
|
que indefensos morir nos deja
infiero, |
|
yo como Reina moriré, y
cristiana. |
520 |
Sí; yo inocente, y él
buen caballero, |
|
seremos ante Dios esta
mañana; |
|
mas aunque me inmoláis, no
os guardo encono. |
|
Hijo, esposo, vasallos..., yo os
perdono. |
|
|
|
|
|
|
(DON GARCÍA
pone mano á la daga. ARJONA le detiene.)
|
ARJONA |
Señor, teneos.
|
525 |
¿Qué queréis
intentar? |
|
|
|
|
|
|
|
UNA VOZ |
Ninguno les abona.
|
|
Culpables son, pues Dios les
abandona. |
|
|
|
OTRAS |
Ya dan los jueces la
señal... |
|
|
OTRAS |
La hoguera
|
530 |
va á prender ya el
verdugo. |
|
|
DON GARCÍA |
¡No, no quiero;
|
|
no puede más mi
corazón de fiera. |
|
¡Sálvese,
sí! |
|
|
|
(DON GARCÍA
va á salir de la tienda, en cuyo momento suena la
seña de un agudo clarín. DON GARCÍA se
detiene.)
|
|
|
Escena
VIII
|
|
Dichos y DON
RAMIRO.
|
|
(Se presenta DON
RAMIRO armado de pies á cabeza: el esclavo
etíope, de quien se hace mención en los anteriores
actos, vestido á la oriental, con turbante blanco y con un
collar de oro en señal de esclavitud, conduce de la brida el
hermoso caballo de batalla del REY DON SANCHO, magníficamente
caparazonado y empenachado. Un paje con los colores de la Casa Real
de Navarra y Castilla trae el escudo y la lanza de DON RAMIRO. Éste tira un
guantelete á los pies de DON GARCÍA y dice en alta
voz:)
|
DON RAMIRO |
Aquí estoy, llego á
tiempo todavía; |
|
y os declaro á la faz del
mundo entero |
535 |
torpe y vil impostor, mal
caballero, |
|
calumniador infame, don
García. |
|
|
|
|
OTRAS |
Ése es el que le ha
robado. |
|
|
|
OTRAS |
¡Qué descaro,
qué atrevimiento! |
540 |
|
|
OTRAS |
No puede combatir, no es
caballero, |
|
está declarado traidor y
condenado á muerte. |
|
|
|
|
OTRAS |
¡Sí, sí, que
muera también con ellos! |
|
|
|
|
UNA |
Ningún villano puede
ceñirse armadura Real. |
|
|
|
OTRAS |
¡Muera, muera! Allá
van los jueces del campo. |
|
|
|
|
|
(Los jueces del campo, con algunos soldados, se dirigen
hostilmente hacia DON
RAMIRO. Éste toma rápidamente el escudo de
manos del paje, y descolgando el hacha de armas del
caparazón del caballo, los hace retroceder.)
|
DON RAMIRO |
¡Mentís! Derechos
tengo á esta armadura, |
|
yo puedo entrar con ella en la
batalla. |
550 |
|
|
|
|
REY DE ARMAS |
¡Paso al Rey, paso al
Rey! |
|
|
REY |
¿Quién
atrevido
|
|
mi ley insulta y su delito
ostenta, |
|
y con mis propias armas se
presenta? |
|
|
|
|
|
|
|
(DON RAMIRO se
acerca al oido del REY.
Éste se estremece, y volviéndose á los suyos,
dice:)
|
REY |
Atrás, señores;
retiraos. |
|
|
DON GARCÍA |
¡Cielo!
|
|
Con sola una palabra..., aun al Rey
mismo... |
|
|
|
DON RAMIRO |
(Á DON GARCÍA.)
|
Ya lo veis..., á no ser por
mi buen celo |
|
por vuestra alma, la echáis
en el abismo. |
|
|
|
REY |
¡Oh! Concluid ¡por
Dios! si este secreto |
560 |
sabéis. ¿Quién
sois? |
|
|
DON RAMIRO |
(Con calma.)
|
Señor, antes de todo
|
|
que inocentes no sean el
objeto |
|
de la mofa del vulgo. |
|
|
|
DON RAMIRO |
Que libres sean, ó en voz
alta
|
|
al vulgo vil relataré esa
historia. |
565 |
|
|
|
DON RAMIRO |
Al punto vengan,
|
|
y en silencio escuchando se
mantengan. |
|
(El REY hace una
señal, y van á traer á la REINA y SESÉ. La tienda se cierra como
al principio del acto.)
|
Pues os mostráis, don
Sancho, tan celoso |
|
de vuestro Real honor, que una
sospecha |
|
mal probada por labio
mentiroso, |
570 |
presa tan noble á los
verdugos echa, |
|
quiero, señor, que
doña Nuña sepa, |
|
antes que el duelo con mi vida
acabe, |
|
lo que en el alma de sus jueces
cabe |
|
cuando creen que la infamia en ella
quepa. |
575 |
|
|
Escena
IX
|
|
Dichos. La REINA y
SESÉ, á una
seña de DON
RAMIRO.
|
DON RAMIRO |
Ya están aquí...;
silencio, estadme atentos; |
|
vos también escuchadme, don
García, |
|
y si después de oirme unos
momentos |
|
la espada alzáis,
encontraréis la mía. |
|
(Todos escuchan con asombro y ansiedad. DON RAMIRO domina la escena, y recita
con dignidad y calma.)
|
Conocí una mujer..., su
nombre Caya. |
580 |
|
|
|
DON RAMIRO |
Es grande historia. Esta
matrona,
|
|
casada con un noble de
Vizcaya, |
|
su sien ceñía con
feudal corona. |
|
Un mancebo..., su nombra no hace al
caso, |
|
se prendó de su garbo y
hermosura; |
585 |
y ella incauta, él audaz,
paso tras paso |
|
fuéles prendiendo amor en
red segura. |
|
Él amante, altanera la
matrona, |
|
«á todo (la dijo
él) por ti me atrevo: |
|
¿quieres cambiar por otra
esa corona?» |
590 |
Y ella, que le entendió,
picó en el cebo. |
|
Una noche el Barón, su noble
esposo, |
|
a manos pereció de unos
bandidos; |
|
dolióse ella del caso
lastimoso, |
|
mas siguieron de entonces
más unidos |
595 |
los dichosos amantes. ¡Ay!
¿Qué dicha |
|
es segura en la tierra? El mozo
osado |
|
heredó á poco un
reino, y por desdicha |
|
de Caya, otra mujer con el
reinado. |
|
El la aceptó, pues le
traía en prenda |
600 |
otra corona más, y aunque
fingía |
|
falaz con Caya, al fiin cayó
la venda |
|
que el corazón amante la
cubría. |
|
Dejóla el Rey, y en vez del
matrimonio |
|
que la ofreció, del reino
desterróla |
605 |
firmándola un inútil
testimonio |
|
para un infante que del Rey
quedóla. |
|
Y esta mujer, errante y
expatriada... |
|
(Se
interrumpe.)
|
|
|
|
DON RAMIRO |
Sucumbió tras largo
duelo,
|
|
a su hijo dando de la edad
pasada |
610 |
noticia, y por el Rey pidiendo al
cielo. |
|
|
|
REY |
¡Dios mío! ¿Y
aquel hijo? |
|
|
DON RAMIRO |
Asió una lanza,
|
|
y en Palestina y Francia
aventurero |
|
vivió, guardando siempre una
esperanza |
|
de ser al fin un noble
verdadero. |
615 |
Topó en Francia por fin
á una condesa |
|
que á otro príncipe
estaba prometida, |
|
la sedujo y huyó con la
francesa, |
|
y aquí vinieron á
pasar la vida. |
|
|
|
|
DON RAMIRO |
Á favor del pergamino
|
620 |
que dió el Rey á su
madre, pasó este hombre |
|
vida sin porvenir y sin
destino, |
|
sin descubrir su origen ni su
nombre. |
|
Dió el caso, que á un
traidor, que conspiraba |
|
por impensado azar, halló la
huella, |
625 |
y como en nada este hombre se
ocupaba, |
|
dió en seguir
holgazán el rastro de ella. |
|
Dios les puso á los dos
frente por frente, |
|
y por doquier se hallaban:
disponía |
|
el uno en unas ruinas plazo y
gente, |
630 |
y el otro sus secretos
sorprendía. |
|
Y... |
|
|
|
DON RAMIRO |
Ya en concluir veo que tardo;
|
|
secreto es que callárosle no
debo, |
|
(Á la REINA.)
|
Vos la ofendida sois. |
(Al REY.)
|
Vos el mancebo;
|
|
don García el traidor, y yo
el bastardo. |
635 |
(DON RAMIRO presenta al REY el pergamino en cuestión,
hincando la rodilla en tierra.)
|
|
|
REY |
Sí, es mi firma. ¡Hijo
mío! |
|
|
|
(Abrazo rápido.)
|
DON RAMIRO |
Ahora, García,
|
|
ciertos de la verdad ambos
estamos; |
|
si me tiendes tu mano, ésta
es la mía; |
|
si en tu demanda estás, al
campo vamos. |
|
|
|
REINA |
Tened, tened; el dedo del
destino |
640 |
manifiesto está aquí,
y á la inocencia |
|
el justiciero Dios abre
camino. |
|
|
|
|
REINA |
(Interrumpiendo.)
|
Que no acrimino.
|
|
|
|
REY |
Yo revoco mi bárbara
sentencia. |
|
|
|
DON RAMIRO |
Y yo abrazo la causa de mi
hermano: |
645 |
deróguese la ley, y en su
delito |
|
sea el único juez... Dios
Soberano. |
|
(De rodillas.)
|
Su perdón os propongo. |
|
|
REINA |
Yo le admito.
|
|
(Á DON GARCÍA.)
|
Pastor tiene la Iglesia, cuya
mano |
|
tiene poder y crédito
infinito |
650 |
de atar y desatar... Tu culpa
llora, |
|
y de Roma no más
perdón implora. |
|
|
|
|
REINA |
Mas oye: don Ramiro debe
|
|
dar la mano á tu esposa
prometida, |
|
y en tu lugar también mando
que lleve |
655 |
tu parte de heredad por mí
traída. |
|
Sí: pues solo él
á defender se atreve |
|
mi calumniado honor con su honra y
vida, |
|
ved en qué precio su virtud
estimo: |
|
mi primogénito es; le
legitimo. |
660 |
|
|
REY |
Acepto. Abrid, heraldos, esa
tienda. |
|
(Lo hacen y vuelve á quedar á la vista del
público el palenque, cuya arena han ocupado ya los villanos,
que, contenidos por los soldados, forman un numeroso grupo
alrededor de la tienda.)
|
Pues mis armas vistió, ya es
caballero: |
|
pregonadlo á mi pueblo, y
que esto entienda. |
|
Yo le doy mi caballo: que
altanero |
|
sobre él las calles cruce;
de la rienda |
665 |
le lleven Reyes de armas, y que
atienda |
|
Navarra á que es su
Príncipe heredero. |
|
(Clarines y atabales en señal de pregón, y
algo lejos tumulto, vivas. Traen más al centro de la escena
el caballo de DON SANCHO.
El PUEBLO se agolpa en
derredor.)
|
(Á DON RAMIRO.)
|
Ea, á caballo
tú. |
|
|
REINA |
(Á DON GARCÍA.)
|
Tú, escolta toma,
|
|
y á implorar parte tu
perdón de Roma. |
|
|
|
DON GARCÍA |
(Con afán, y pronto
á partir.)
|
Sí, partiré; mas
á la vuelta mía, |
670 |
si traigo, madre, un corazón
sincero, |
|
¿puedo esperar de
vos... |
|
|
DON RAMIRO |
(Interrumpiéndolo y
atajando á la REINA, que va á
responder.)
|
Sí, don
García;
|
|
yo tras ti quedo; vé, y en
mi fe fía: |
|
buen hermano seré; buen
caballero. |
|
|
|
|
(DON RAMIRO y
DON GARCÍA se dan
la mano, y éste parte por la izquierda seguido de
ARJONA, que se
habrá confundido con la multitud durante la anterior escena.
DON RAMIRO monta á
caballo, alejandose todos en tumulto aclamándole. Los reyes
de armas, de pie sobre los andamios del palenque y tremolando los
pendones de Castilla, Navarra y Aragón, gritan cada cual
á su correspondiente turno.)
|
REY DE ARMAS |
(El que tiene el pendón de
Castilla, dice:)
|
¡Viva la Reina de
Castilla! |
675 |
|
|
|
REY DE ARMAS |
(El que tiene el de Navarra,
dice:)
|
¡Viva el rey don Sancho de
Navarra! |
|
|
|
|
REY DE ARMAS |
(El que tiene el de Aragón,
dice:)
|
¡Viva el príncipe don
Ramiro, Rey de Aragón! |
|
|
|
|
|
(Los villanos aplauden, tiran por alto los birretes, etc.
Tumulto.)
|