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1

La filmografía de cine «colonial» español es tan menguada como poco interesante. El ejemplo más representativo es ¡Harka! (1941, dir. Carlos Arévalo), cinta muy deficiente en todos los aspectos.



 

2

En aquellos días, la enseñanza de la Historia de España presentaba como época de oro el periodo entre los Reyes Católicos y Felipe II, abominando decididamente de la Ilustración y el siglo XIX, por considerarlos sujetos a perniciosas influencias extranjeras. Vid. al respecto Rafael Valls Montés, La interpretación de la Historia de España, y sus orígenes ideológicos, en el bachillerato franquista (1938-1953). (Valencia: ICE, 1984).



 

3

En la novelización de la película, publicada en Barcelona por Ediciones Bistagne (s. d.), no figuran estas frases.



 

4

La imprecisión en la imagen del enemigo no es rara en los films de esa época: los negreros de La manigua sin Dios (1946, dir. Arturo Ruiz Castillo) tampoco tienen nacionalidad, pero en este caso puede ser porque en rigor histórico deberían ser portugueses...



 

5

Agustín Sánchez Vidal, El cine de Florián Rey (Zaragoza: Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1991), p. 311.



 

6

Este compositor ruso ya había sido utilizado por Florián Rey (también de forma bastante incoherente) en el remake de La aldea maldita (1942).



 

7

Luis Quesada, La novela española y el cine. (Madrid: Ediciones JC, 1986), p. 189.






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