61
J. de Arguijo, Obra poética, ed. de S. B. Vranich, Clás. Castalia, 40 (Madrid, 1971), vv. 1-20, p. 242.
62
Cf. Poesía, ed. de D. Alonso (Madrid, Cátedra, 1988), pp. 248-50.
63
Cf. vv. 124-28, en la ed. de D. Alonso, ahora con estudio preliminar de J. F. Alcina y F. Rico (Barcelona, Crítica, 1993), pp. 80-81.
64
Carmina,
I, 9. Tal influencia es claramente perceptible en los versos de
Góngora «Cuando cubra las
montañas / de blanca nieve el enero...»
(estrofa
3, en D. Alonso, ed., Góngora y el
«Polifemo», 5a. ed., Madrid, Gredos, 1967, p. 79). Horacio, a su vez, en las dos
primeras estrofas imita a Alceo, fragm. 34 de Bergk [que debe de corresponder al
n°. 312 de la ed. de Ferraté], según F.
Villeneuve en la ed. de
Odes et
épodes, 9a. ed. (París, «Les Belles
Lettres», 1970), p.
17.
65
Cf., vol. II, p. 81. El propio D. Alonso, ibid. puntualiza que la oda horaciana pudo muy bien llegar a Góngora a través de la versión, con cierto espíritu popular -digamos nosotros- de Francisco de Medrano (cf. su «Ode» V, «A Luys Ferri, entrando el hibierno», ed. cit. de D. Alonso, pp. 199-200).
66
Ambiente que no se mantiene, tanto en Horacio como en Góngora, a lo largo de todo el poema.
67
Letrilla X, en Antonio Carreira, ed., Nuevos poemas atribuidos a Góngora (Barcelona, Sirmio, 1994), pp. 69-71 (cf. p. 69).
68
Letrilla XIII, pp. 83-86.
69
Apud Quevedo, Obras completas. I. Poesía original, ed. de J. M. Blecua (Barcelona, Planeta, 1968), pp. 29-30.
70
Cf. ed. cit., n°. 123, p. 100.