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El celoso don Lesmes

Comedia nueva en tres actos

Vicente Rodríguez de Arellano



PERSONAJES
 

 
EL DUQUE DE GANDÍA.
D. LESMES DE SALAZAR.
EL TÍO GIL INESTROSA.
DOÑA MARCELA INESTROSA.
DOÑA ROSA.
D. LEONARDO.
D. ANDRÉS.
D. FRANCISCO.
LUCÍA.
MARCOS.
CRIADO 1.º
CRIADO 2.º
CRIADO 3.º
MORO 1.º
MORO 2.º
CRIADO 4.º




  —1→  

ArribaAbajo Acto primero

 

Medio salón de palacio, y en él el DUQUE, DON FRANCISCO, y el TÍO GIL, y ROSA.

 
FRANCISCO
No se habrá visto en el mundo
empeño más sin ejemplo,
cada vez que lo contemplo
me parece sin segundo.
DUQUE
El bueno de Salazar
camina a su fin aprisa.
GIL
Él ha dado en ser la risa
y escándalo del lugar.
ROSA
En verdad que es fuerte cosa
de sus celos la manía.
FRANCISCO
Mucho más cuando en Gandía
logra aplausos de virtuosa
su mujer Doña Marcela,
con quien necios la casaron
sus padres.
DUQUE
Sacrificaron
una inocente ovejuela.
FRANCISCO
Él es un fiero hidalgote,
avaro, y tan horroroso,
que con él sería hermoso
y gallardo Don Quijote.
DUQUE
Cosas muy originales
me cuentan de su locura.
FRANCISCO
Con él, fue una criatura
el celoso Carrizales.
GIL
Yo os haré una relación
de sus cosas en un todo.
DUQUE
Ya a escucharla me acomodo.
GIL
Pues estad con atención:
sus padres aquí vinieron,
y por servir empezaron,
pero tanto se estrecharon,
que un gran caudal adquirieron.
Eran ambos Asturianos,
—2→
y llegaron a engendrar
a Don Lesmes Salazar,
único entre los humanos.
De sus padres la avaricia
sus potencias no aprendieron,
pues con él juntas nacieron
la miseria y la codicia;
muertos sus padres amados
inventario hizo a rigor,
y se halló dueño y señor
de cincuenta mil ducados.
Luego a Félix de Inestrosa
deudo suyo, le pidió
su hija, y él se la dio
viendo herencia tan cuantiosa.
El buen Félix era viudo,
y andaba siempre enfermizo,
con que por mucho que hizo
acompañarla no pudo.
Como hermano suyo, en mí
descansó de tanto enredo,
y así por fuerza de Oviedo
a Marcela traje aquí.
Esta boda lastimera
ya no fui en hacerla tardo,
mas Lesmes nos dio un petardo
que al diablo no le ocurriera.
Él que por nada se ataja,
aunque la pasión lo emboba,
bien que tiene una corcova
lo mismo que una tinaja,
con artificiosa trama
este defecto encubrió,
pues enfermo se fingió,
y nos recibió en la cama.
Así fue la boda hecha
sin caer en tal cautela,
con que la pobre Marcela
tuvo que aguantar la mecha.
Casarse, y dar en celoso
fue una cosa en mi entender,
y a su infelice mujer
puso en encierro horroroso
su rigor no es ponderable
ni es posible comprehenderlo;
pero pues habéis de verlo
Es en vano que yo os hable.
A risa mueve y tormento,
mirar que continuamente
trae del cuello pendiente
la llave de su aposento,
y así con tan caprichosa
traza vil, porque os asombre,
parece que es gentil hombre
de cámara de su esposa.
Vanamente le reñí,
en vano le aconsejé,
hasta que ya me cansé
y a V. E. acudí.
Y ahora pues a Gandía
ha venido a recrearse,
yo espero que ha de dignarse
de remediar la manía
de Lesmes, pues es notorio
que por extraño y cruel,
pasa Marcela con él
las penas del Purgatorio.
DUQUE
Absorto estoy, y admirado.
ROSA
Es un hombre sin concierto.
FRANCISCO
Señor, darle penitencia.
DUQUE
Eso tengo proyectado;
pero decid, ¿cómo a vos
os tiene en su compañía?
GIL
Como ella es sobrina mía,
él ha creído por Dios
que ninguno ha de mirar
su honor como yo, y es cierto:
pero si me tiene muerto,
¿y no le puedo aguantar?
Fuera de que es un Nerón
con su infelice mujer,
y esto no llega a entender
que agravia su estimación.
DUQUE
¿Y es avisado?
GIL
Es muy rudo,
tan necio como avariento,
no tiene conocimiento
de cosa alguna.
ROSA
Lo dudo.
GIL
¿Por qué Señora?
ROSA
Porque
lo de esconder la corcova
en la cama, no es de boba
condición.
  —3→  
GIL
Pienso que fue
eso, un aviso casual
nacido de su deseo,
porque en toda España creo
que no hay mayor animal.
No ha salido del lugar
en su vida un cuarto de hora,
baste deciros, Señora,
que jamás ha visto el mar,
con estar de aquí tan cerca.
DUQUE
De sí propio es enemigo,
Y le he de dar el castigo
justo, a porfía tan terca.
Las cartas que recibí
de vos no aprecié en verdad,
pues tan rara ceguedad
imposible la creí.
Vine a Gandía en efecto,
al paso que a recrearme
también a desengañarme,
y me informé de secreto;
unos tocando este punto
me han dicho que es hombre loco,
otros que es vil.
GIL
Dicen poco,
Señor, porque es todo junto.
DUQUE
Ya, pues que estuve informado
de remediarlo traté,
y el castigo consulté
con D. Andrés, un criado
que es mi Mayordomo, el cual
se prestó a mis intenciones,
porque en esto de invenciones,
es un hombre original.
Dispusimos pues -pero esto
por ahora baste ya-
el suceso lo dirá,
que ha de ser muy manifiesto.
Venid que os informaré
porque la pobre Marcela
no se asuste.
GIL
Centinela,
contra D. Lesmes seré.
DUQUE
Vamos D. Francisco, Rosa,
tú creo me aguardarás.
ROSA
Mi genio, Señor, tendrás
pronto a cualesquiera cosa.
Con las Damas me uniré,
y juntas discurriremos
contra los viles extremos
de hombre de tan poca fe.
FRANCISCO
Si os llegáis a conjurar
contra él, le temo, Señora.
GIL
De esta vez llegó tu hora,
D. Lesmes de Salazar.
 

(Vanse.)

 
 

(Sala de casa particular: a la izquierda del teatro puerta practicable; enfrente otra, y a un lado de ésta, mesilla con recado de escribir, y encima de ella una rejilla con portezuela correspondiente al teatro. Aparece D. LESMES en traje de casa, con una gran corcova, sentado junto a la mesilla. Traerá colgada al cuello una gran llave.)

 
LESMES
Me parece que he oído
las siete en el campanario,
y pues la hora es precisa
en que acostumbro del gasto
diario tomar la cuenta,
quiero llamar al criado,
antes de abrir la rejilla.
Hola Marquillos, ¿muchacho?
MARCOS

 (Dentro.) 

¿Qué me manda su mercé?
LESMES
¿Estás, dime, preparado
para tomarte la cuenta
del manduco cotidiano?
MARCOS
Sí señor.
LESMES
Pues vaya en gracia,
apropínqüate que ya abro.

  (Abre.) 

MARCOS
Item más...
LESMES
¡Estás en ti!
majadero, ¿aún no empezamos
y ya comienzas con mases?
MARCOS
Primeramente.
LESMES
Despacio,
porque me cuesta hora y media
el hacer los garabatos
de las letras, pues escribo
como un mayorazgo: vamos.
MARCOS
. Pues ponga usted Señor mío
en primer lugar un cuarto
—4→
de perejil.
LESMES
¿Verdolaga?
MARCOS
¿Que digas tal?
LESMES
Yo me aspo:
prosigue que ya está puesto.
Dios ponga tiento en tus labios.
MARCOS
Dos reales...
LESMES
Dos lancetas.
MARCOS
De carnero.

 (Levántase.) 

LESMES
Verbum caro!
tú pretendes que te rompa
con el tintero los cascos.
MARCOS
Si el carnero...
LESMES
Tú lo eres:
¿cuántas veces te he mandado
que nunca así me le nombres?
MARCOS
¿Pues cómo Señor?
LESMES
Borracho,
llámale ariete al carnero,
que así no horroriza tanto.
MARCOS
Item
 

(Sale MARCELA por la izquierda.)

 
MARCELA
¿Esposo?
 

(Al verla D. LESMES cierra con furia la rejilla, y se levanta.)

 
LESMES
¿Hay tal cosa?
Cuando estoy con el criado
haciendo la cuenta, ¿sales
sin decir aquí me encajo?
MARCELA
¿Pues qué tenemos con eso?
LESMES
¿Qué tenemos? mucho, y malo.
Treinta mil veces te he dicho
y de decirlo me canso,
que no quiero que te vean
mis criadas, ni criados,
ni los que están por criar
y vendrán de aquí a mil años.
MARCELA
¿Pues qué peligro hay en ello?
LESMES
Yo me entiendo.
MARCELA
No lo alcanzo,
y eso os manía.
LESMES
No hay tal:
las mujeres de recato
no han de mirar en su vida
sino a aquel que han enganchado.
MARCELA
¿No te mueve, di, cruel,
La paciencia con que aguanto
de tus celos las locuras
para permitirme un rato
de alivio en mi desventura?
¿hasta cuándo, hombre tirano,
hasta cuando han de durar
tus caprichos?
LESMES
¿Hasta cuándo?
la respuesta es como el agua,
esto durará hasta tanto
que a uno de los dos nos lleven
los Ángeles o los Diablos.
MARCELA
Lesmes...
LESMES
Marcela...
MARCELA
Por Dios...
LESMES
Ni tampoco por los Santos.
MARCELA
Que mires...
LESMES
Si estoy ya ciego.
MARCELA
Que me estás precipitando
a una locura.
LESMES
Con eso
te escusarás de trabajos.
MARCELA
¿No te mueves?
LESMES
Soy de piedra.
MARCELA
¿No te ablandas?
LESMES
Un guijarro
soy desde el pie hasta el cogote.
GIL

 (Dentro.) 

Abre Lesmes.
LESMES
Los livianos
había de ser.

 (Abre y cierra.) 

GIL
¿Qué es esto?
¿por qué estáis alborotando
la casa?
MARCOS
Por ese necio.
LESMES
Por esa loca.
GIL
Lo alcanzó,
¿no es fuerte cosa que siempre
habéis de estar regañando?
LESMES
Tío Gil, eterno tío,
con ribetes de cuñado,
¿queréis dejarnos en paz?
GIL
Ya verás que poco tardó
en hacerlo, me iré a Asturias,
veremos quién lleva el gato
—5→
al agua, y también...
LESMES
Por Dios,
que parecéis un muchacho
de la escuela, yo no digo
sino que en nuestros rebatos
no os metáis.
GIL
Quiero meterme,
que ya de sufrir me canso
tus locuras, y Marcela,
no merece tan ruin trato.
LESMES
¡Válgame el día primero
de Noviembre! que a un casado
que no se mete con nadie,
y está metido en su cuarto
como un Cartujo, ¡no quieran
dejarle en paz!
GIL
Y digamos,
¿quién tiene la culpa de ello?
¿no estás siempre predicando
a Marcela, si en la Iglesia
escupió, si miró a un lado,
si tosió, si bostezó,
y otras mil patas de gallo?
últimamente, ayer mismo
no la estuviste matando...
¿y por qué? ¿porque miró
al muchachuelo, al monago
que ayudaba a misa?
LESMES
Cierto:
¿mas no crecen los monagos?
GIL
Eres el mayor borrico
que come pan.
LESMES
No agraviando a ninguno.
GIL
Pues, la llave
siempre del cuello colgando.
LESMES
¡Hay tal maza!
GIL
Mire usted
¿qué venera de Santiago?
¿piensas que los cerrajeros
hacen llaves, y candados
para poder encerrar
de la mujer el recato?
pero dejando esto aparte,
vístete de gala, y vamos.
LESMES
¿A qué parte?
GIL
A visitar
al Duque, que te ha enviado
a llamar.
LESMES
A mí.
GIL
A ti,
¿lo dudas?
LESMES
¡San Atilano
me valga! ¿qué quiere el Duque?
GIL
¿Qué sé yo?
LESMES
Pues yo no salgo
de casa, porque ya advierto
que la noche va cerrando,
y no lo he hecho en mi vida.
MARCOS
Pero siendo sus vasallos,
parece desobediencia,
y es peligroso enojarlo.
GIL
Déjale, sobrina mía,
que no salga, ¿y qué cuidado?
responderé que no quiere,
y verás que nos hallamos
en casa con dos docenas
de ministros y criados,
y le encajan en la cárcel
atado de pies y manos.
LESMES
Tío infernal, ¿no habrá un medio
para quedar escusado?
decid que estoy con tercianas.
GIL
¿Yo mentirle? guarda Pablo;
¿para que luego lo sepa,
y en mí descargue el nublado?
LESMES
¿No hay remedio?
GIL
No le encuentro.
LESMES
Vamos, pues es necesario,

 (A vestirse empieza.) 

pero pretexto la fuerza.
GIL
Que llamen a un Escribano,
para que dé un testimonio
de ella en tu favor.
LESMES
¡Un brazo
diera porque un garrotillo
pusiera mudo al menguado
de mi Tío, qué hablador!
¡qué machaca y qué pelmazo!
GIL
¿Qué es lo que entredientes rezas?
LESMES
Nada rezo, y mucho masco.
¿Habrá viejo más maldito?
GIL
¿No sabes lo que reparo?
parece que por instantes
Lesmes, te se va aumentando
la joroba.
LESMES
A vmd. la calva,
con que estaremos pagados.
  —6→  
GIL
No está malo el promontorio.
LESMES
No, pues el de vmd. no es barro,
pues que parece un remate
de violón en lo pelado;
pero a bien que lo componen
las canas, aunque caballo
parezca por lo tordillo.
GIL
Dejémonos de picarnos
y acaba.
LESMES
¡Ah! si vmd. acabara
tan presto como yo acabo.
GIL
Te entra bien el peluquín.
LESMES
Me entra una legión de diablos
en el cuerpo.
MARCOS
Qué papel
será este, cielo santo.
GIL
Ea vámonos que es tarde,
abre el castillo encantado.

 (Abriendo.) 

LESMES
Como vmd. no se modere,
yo creo que con un canto,
el melón de la cabeza,
se lo he de hacer dos pedazos.
GIL
Marcela, a Dios.
MARCOS
Él os guarde.
LESMES
Pronto vuelvo.

 (Viene y cierra.) 

MARCOS
Pues me hallo
ya sola, a la escasa luz
que comunica a este cuarto
esta lámpara, pretendo
salir de tantos cuidados
como me causa el papel,
que con modo tan extraño
me dio mi Tío; así dice.

 (Lee.) 

He hecho al Duque relación de cuanto padeces, y movido a compasión determina poner remedio por un medio ingenioso; nada te asuste de cuanto veas y oigas, y haz lo que te aconsejen.

 (Repone.) 

Misterios, y enigma raros
son estos, que no comprendo.
Vuelvo a leer,

 (Golpes en el foro.) 

pero de espanto
me llenan el corazón
estos golpes que sonaron
en el seno de la tierra:
si doy voces, no adelanto
nada, pues ninguno puede
entrar aquí a darme amparo,
¿qué haré? mas segunda vez
suena el ruido, y temerario
un hombre en mi gabinete
distingo; por mas que hago
por animarme me corta
el aliento, el sobre salto.
 

 (Sale DON ANDRÉS.) 

ANDRÉS
No os asustéis, dama hermosa,
del suceso inopinado
que advertís, pues se dirige
solamente a consolaros,
Mayordomo soy del Duque.
MARCOS
¡Pero cómo habéis llegado
a este sitio que ni el sol
favorece con sus rayos!
ANDRÉS
Muy bien sabéis que esta casa
está frontera al Palacio
de su Excelencia: en lo antiguo
un Señor, amó a un milagro
de beldad, que aquí vivía,
y como este es cuarto bajo,
para poder mantener
secreto en todo su trato,
hizo cavar una mina
que termina en el espacio
de ese gabinete, pero
con disimulo tan raro,
que nadie distinguir puede
el pavimento imitado
del verdadero; unos goznes
lo sostienen: registrando
yo el Palacio, hallé la boca
de la mina, e informado
de su dirección y objeto,
lo que oísteis me contaron,
veníos por ella conmigo,
que lo demás, más despacio
sabréis de la boca misma
de su Excelencia.
MARCOS
¿Y si en tanto
volviese aquí mi marido?
ANDRÉS
Él irá ahora a Palacio
y le detendrán; demás
Señora, que para cuando
quiera volver hay lugar
para poder retiraros
sin peligro, pues la mina
atraviesa todo el ancho
—7→
de la calle, y esta casa
tiene la puerta a otro barrio;
de modo que cinco veces
ir, y volver sin reparo
podéis, mientras que Don Lesmes,
llega desde aquí a Palacio.
MARCOS
No quisiera que mi honor...
ANDRÉS
Hacéis al Duque un agravio.
MARCOS
Pues vamos, Señor, al punto.
ANDRÉS
Hermosa Marcela, vamos.
MARCOS
Dios quiera por este medio
dar fin a tantos trabajos.

 (Éntrase.)  

ANDRÉS
Hoy, si Dios no lo remedia,
vuelvo loco al Asturiano.

 (Éntrase.) 

 

(Salón largo de Palacio, y en él DON FRANCISCO y ROSA.)

 
FRANCISCO
Pues esta ocasión se ofrece,
¿no escucharéis con agrado,
hermosísimo prodigio,
las penas que por vos paso?
ROSA
Oíd Señor Don Francisco;
este sitio es un sagrado
donde las ansias de amor
son delito; yo le guardo,
como criada del Duque,
el respeto necesario,
con que si no os atendiere
de mí no podréis quejaros;
a más de que a mis oídos
no los tengo acostumbrados
a escuchar dulces finezas
que el corazón halagando,
con visos de obligaciones
llevan oculto el estrago.
FRANCISCO
Señora, un amor tan puro
como el mío, que en lo casto
de su intención, al deseo
está siempre contrastando,
en ninguna parte ofende;
no tampoco cortesano
me hagáis; muy bien sé
el decoro que se merece el Palacio
del Duque; mas con lo fino
de mi proceder hidalgo,
y mis justas intenciones,
pienso que no le profano;
y perdonadme que os diga
que si no habéis escuchado
jamás finezas amantes,
también en mí se ignoraron
asechanzas engañosas
contra el pudor y recato
de las Damas como vos,
pues aun más que de mi honrado
nacimiento, de ajustar
a él mis acciones me alabo.
ROSA
No es mi intención ofenderos.
FRANCISCO
Yo tan solo satisfago
a vuestras razones.
ROSA
Pues,
para que veáis que os hago
más favor del que pensáis,
con su Excelencia estrecharos
podéis, pues tanto os estima;
y si aprueba el nupcial lazo
de nuestros dos corazones,
veréis como sé apreciaros.

 (Vase.) 

FRANCISCO
Con eso de mis suspiros
me daré por bien pagado.
Pero el Duque y Don Andrés,
divertidos van entrando.
 

(Retírase a un lado, y salen DON ANDRÉS, y el DUQUE.)

 
DUQUE
Qué, ¿está en casa?
ANDRÉS
Sí Señor.
DUQUE
Sería mucho su espanto.
ANDRÉS
Con la prevención del Tío,
fue menos su sobresalto,
ahora se está poniendo de gala.
DUQUE
Muy bien pensado.
Mas ¿D. Francisco?
FRANCISCO
¿Señor?
DUQUE
Pues estáis puesto en el caso
de la burla de D. Lesmes,
¿qué os parece?
FRANCISCO
Que habrá ratos
muy divertidos con él.
 

(Sale CRIADO I. En la antesala esperando el TÍO GIL, y D. LESMES, están ya.)

 
DUQUE
Pues retiraos,
D. Andrés, por si es preciso
valernos del otro chasco
que tenemos prevenido,
que es un consejo acertado,
que no os conozca.
  —8→  
ANDRÉS
Está bien.

 (Vase.) 

DUQUE
Diles que entren.
 

(Vase el CRIADO.)

 
FRANCISCO
El petardo
más gracioso que se ha visto
ha de ser el proyectado.
 

(Salen D. LESMES y GIL.)

 
LESMES
Deme su... yo no sé cómo,
por quien soy se me ha
olvidado tío, Gil, el cumplimiento.
GIL
Excelencia, mentecato.
LESMES
Excelencia, sí señor;
a besar, o bien sus manos
o piernas, que para mí
lo mismo es uno que entrambos.
GIL
Buena entrada de pavana.
FRANCISCO
El hombre es en todo extraño.
DUQUE
¿Sois D. Lesmes Salazar?
LESMES
El mismo de cabo a rabo.
DUQUE
No lo creo.
LESMES
Pues Señor,
iremos a preguntarlo
a mi Madre al otro mundo.
DUQUE
El que procede villano,
no cumpliendo los deberes
en que le puso su estado,
no es quien es: por esta causa
no extrañéis que repugnando
esté en creer que sois D. Lesmes.
Decid, ¿cuándo os ha faltado
vuestra esposa?
LESMES
Señor, nunca,
siempre la encierro en mi cuarto,
porque no pueda faltarme.
DUQUE
¿Y es ese buen agasajo?
LESMES
Al menos es buen consejo,
en un hombre que es casado.
DUQUE
Y porque vos seáis necio,
¿Marcela, ha de estar pasando
una vida tan cruel?
¿sabeis que sois un vasallo?
¿sabéis que yo no tolero
hombres tan viles, y bajos
como vos? Sabéis...
LESMES
Señor,
¿cómo puede saber tanto
quien como yo nada estudia,
sino es el catón cristiano,
Oliveros de Castilla,
y alguna vez Carlo Magno?
Pero volviendo a Marcela,
Señor Duque, ¿en donde estamos?
¿estamos, aquí o en babia?
¿no dice si no me engaño,
el refrán, que cualquiera puede
hacer de su capa un sayo?
¿no es mi esposa mi mujer?
¿no me lo dijo el Vicario?
¿no he de dar yo cuenta de ella?
pues para qué nos cansamos:
¿queréis que la deje suelta,
y que se ande a picos pardos,
o a pardos picos, que escuche
requiebros de los alanos,
que andan a caza de orejas,
y la calienten los cascos?
Pues no señor, no señor,
al buen callar llaman Sancho,
el que bien guarda, bien halla,
y como dice el adagio,
a puerta que hallan cerrada,
atrás se vuelven los diablos.
DUQUE
Vuestras razones concluyen.
LESMES
No hablo por boca de ganso.
DUQUE
Se conoce.
LESMES
¡Oh! esta cantera
si la hubieran cultivado
bien, bien, bien, bien, a estas horas
sería yo Padre Santo.
 

(Sale el CRIADO.)

 
Doña Rosa, y Doña Laura
licencia están aguardando
para entrar.
DUQUE
Vengan al punto.
 

(Vase CRIADO.)

 
GIL
Ahora es ello:
reventando
estoy de risa en pensar
cuál quedará el mentecato
de mi sobrino.
 

(Salen ROSA, y MARCELA de gala.)

 
LAS DOS
A Vuecencia
las dos besamos las manos.
DUQUE
Señoras, muy bien venidas.
LESMES
¿Qué es lo que miro? ¡canario!
¿no es aquella mi mujer?
vaya, yo estoy turulato,
y del enojo que tengo
tiemblo como un azogado.
Tío Gil.
  —9→  
GIL
¿Qué es lo que quieres
LESMES
¿Qué quiero? ¡gentil despacho!
¿pues no veis allí a Marcela?
GIL
A lo menos un retrato
muy suyo es la tal señora,
sino que la tuya es algo
más morena, y ojialegre.
LESMES
O yo estoy descomulgado,
o es ella; pero al salir
cerré más que a cal y canto
la puerta si por ventura
la llave..., mas si la traigo
en este bolsillo ¿cómo
pudo salirse del cuarto
esa mujer? de esta vez
para el hospital atado
salgo de aquí.
DUQUE
¡Qué confuso
está el hombre!
FRANCISCO
No es el chasco para menos.
LESMES
Algún duende
anda conmigo jugando,
o me han trocado los ojos.
DUQUE
Doña Laura, ¡habéis estado
divertida en la apacible
orilla del mar!
MARCELA
Tan manso
soplaba el viento...
LESMES
¡Qué viento,
ni qué soplos, ni qué manso!
eso es decir que soy tal,
y por tu poco recato
morirás.
 

(Empuñando se arroja, y le tienen GIL y DON FRANCISCO.)

 
GIL
Tente, atrevido.
FRANCISCO
¿Qué hacéis?
DUQUE
¡Pues cómo insensato
a perderme así el respeto
os arrojáis temerario!
LESMES
Como yo no sé por dónde
la mujer me habéis robado.
DUQUE
¿Quién aquí es vuestra mujer?
LESMES
La propia que estaba hablando
con vos.
DUQUE
¿Esta?
LESMES
La misma.
MARCELA
No vi capricho más raro
que el vuestro, ¿pues cuando yo
os he visto, ni tratado
en los días de mi vida?
LESMES
¡Estamos acomodados!
¡ella también me lo niega!
DUQUE
Oíd; la que estáis mirando
es Doña Laura Quiñones,
parienta mía.
LESMES
No es malo
venderme gato por liebre:
no, no entiendo de arrumacos,
ni piensen alucinarme,
pues cuando iban a Santiago,
ya volvía yo con conchas.
Señora Marcela, vamos,
que en casa tengo que hacer,
y un cuenta que ajustaros
bonita, y de pelo arriba.
DUQUE
Si porfiáis, mis criados
haré que por un balcón
os arrojen; sosegaos,
y decid vos qué hay en esto.
GIL
Que esa dama es un traslado
admirable de Marcela,
y esto pudo arrebatarlo.
DUQUE
Pues si toda vuestra casa
tenéis con tantos candados,
¿por dónde venir podía?
LESMES
¿Qué sé yo?
DUQUE
¿No habéis dejado
en su cuarto a vuestra esposa?
LESMES
Sí Señor.
DUQUE
¿Pues cómo tanto
os engañáis presumiendo?
LESMES
Ni presumo, ni me engaño;
ella es mi esposa, mi esposa,
como tres y dos son cuatro,
pues siendo yo su marido
¿quieren lavarme los cascos?
DUQUE
Ya es esa mucha locura,
y antes que tal desacato
castigue como es debido,
idos Don Lesmes.
LESMES
Volando;
y si otra vez aquí vuelvo,
que me pongan...
GIL
¿Qué menguado?
LESMES
Una coroza tan larga
—10→
como desde aquí a Moucayo.
 

(V. y GIL.)

 
ROSA
Brava mosca lleva el hombre.
FRANCISCO
No es para menos el caso.
MARCELA
Si he de decir la verdad,
yo señor estoy temblando
que en casa se precipite
y haga conmigo un estrago.
DUQUE
No temáis, bella Marcela,
que todo está preparado
de modo que no tengáis
que temer.

 (Sale D. ANDRÉS.) 

Se hizo de pasmo
Don Andrés.
ANDRÉS
Él por la calle,
va corriendo como un gamo.
MARCOS
De ese modo será fuerza
irme al instante.
ANDRÉS
No es malo;
Don Francisco, acompañadla,
y escondeos entre tanto
que los demás os seguimos.
FRANCISCO
Está bien: Señora, vamos.
MARCELA
En V. E. confío.

 (Vanse.) 

DUQUE
Nunca os faltará mi amparo.
ANDRÉS
Pues no ha de llegar tan presto
como piensa el mentecato
a su casa.
DUQUE
¿Cómo así?
ANDRÉS
En la calle dos criados
le esperan con varias trazas
para embarazarle un rato.
ROSA
Ha sido buen pensamiento.
DUQUE
Creo que no remediamos
cosa alguna, porque está
el buen hombre rematado.
ANDRÉS
Si esta no pega, la otra
dejará su juicio sano,
que o me he de pelar las barbas;
o he de curar este fatuo.
 

(Calle. Salen dos CRIADOS del DUQUE.)

 
CRIADO 1.º
Pues que vamos tan seguros,
el paseo prosigamos
por esta calle, mas siempre
vigilantes, y avistando
por si viniere Don Lesmes.
CRIADO 2.º
No tengas de eso cuidado,
CRIADO 1.º
¿Le conocerás?
CRIADO 2.º
Pues hombre,
¿con quién puedo equivocarlo
si se ve de media legua,
aun de noche lo elevado
de su joroba?
CRIADO 1.º
A fe mía
que sabes bien ponderarlo.
CRIADO 2.º
Si la vista no me engaña,
dos bultos atravesando
vienen la calle; ellos son.
CRIADO 1.º
Pues pongámonos al paso
que yo el primero saldré.
 

(Ocúltanse a un lado, y salen GIL y D. LESMES, y éste precipitado.)

 
LESMES
Quisiera ser un caballo
para correr.
 

(Sale CRIADO 1.º)

 
Caballeros,
esperad un breve rato.
LESMES
Pa música está la zorra,
y la iba siguiendo un galgo;
apartad.
CRIADO
Oídme os digo.
LESMES
Perdone por Dios, hermano,
que estoy sordo.
CRIADO
Mal conviene
este pretexto afectado
con las respuestas que escucho.
LESMES
Pues decid prontito y claro.
CRIADO
¿Me informaréis donde vive
en esta calle en que estamos,
la comadre de parir?
LESMES
¿Pues qué, amigo, estáis de parto?
CRIADO
O sois bufón, o sois loco.
¿Cuando estoy con tal cuidado
salís con impertinencias
que son tan fuera del caso?
LESMES
¿Sermoncito?, bueno es esto
cuando vengo echando rayos
para salir de las dudas
que entre cuero y carne traigo.
CRIADO
Si no mirara...
LESMES
No viera.
CRIADO
Había de hacer.
LESMES
Reparo
en no detener a nadie.
GIL
Hombre, habla más sosegado.
CRIADO
Os dejo para quien sois.

 (Vase.) 

LESMES
Viva Vmd. más de mil años
ello ya salí de casa,
—11→
pero pagó bien el pato.
 

(Va a entrarse, y sale el otro CRIADO 2.º)

 
CRIADO
¿Quién va allá?
LESMES
¿Llueven molestos?
santo Dios, ¿en dónde estamos?
CRIADO
Quién va allá, digo.
LESMES
Respondo
con el mayor agasajo,
que soy un hombre de bien
que va a su casa.
CRIADO
No hay paso.
LESMES
¿Por qué?
CRIADO
Porque yo no quiero.
LESMES
Razón es de pie de banco.
CRIADO
Pues no hay otra.
LESMES
Y esa sobra.
CRIADO
Eche por el otro lado,
porque si más se detiene
llevará un pistoletazo.
LESMES
La confitura es muy buena,
pero se agradece; vamos
Tío Gil.
CRIADO
Aguárdese.
LESMES
Señor mío, si me aguardo,
¿cómo quiere que me vaya?
GIL
Éste es algún desalmado
jaquetón, habla con modo.
CRIADO
¿Trae espada?
LESMES
No señor.
CRIADO
¿Cómo, si la estoy mirando?
LESMES
Es que la espada que llevo
tiene la hoja de palo.
CRIADO
Paréceme algo cobarde.
LESMES
Sí señor, y más que algo.
CRIADO
Pues ¿por qué sale de casa?
LESMES
Porque me ha engañado
el diablo.
CRIADO
Pues si otra vez...
LESMES
Chúpate esa.
CRIADO
Le hallo en la calle...
LESMES
Canario...
CRIADO
Le he de hacer...
LESMES
Laus tibi Christe.
CRIADO
La cabeza dos pedazos.

 (Vase.) 

LESMES
¡Que no te cayese encima
todo el rafe de un tejado,
hombre, maza o tabardillo!
GIL
Lesmes camina despacio
porque no puedo seguirte.
Mas, ¿dónde vas que a este lado
te dejas la casa? ¿estás
en ti?
LESMES
¡No señor, que traigo
un almacén de quimeras
metidas en el armario
de la cabeza!

 (Éntrase.) 

GIL
Pues deja,
que todavía falta algo.

 (Vase.) 

 

(Sala de la casa de D. LESMES, como anteriormente, y sale MARCELA, como en su primera salida.)

 
MARCELA
Mucho tarda mi marido,
¡cuál vendrá! terrible chasco
se lleva; si Dios quisiera
que con este desengaño
conociese sus errores,
él viviera sosegado,
y yo menos infeliz.
Pero ya, si no me engaño,

 (Ruido.) 

ha venido según suenan
las llaves y los candados.
 

(Entra precipitado DON LESMES con una luz, y luego GIL.)

 
LESMES
Por fin, ya estoy en mi tierra,
aquí está, frío y helado
estoy como caldo gordo.
MARCELA
¿Cómo te has tardado tanto
mi Lesmes?
GIL
Vaya Señor,
¿está Vmd. desengañado?
LESMES
Ella es esta, y esta aquella
sin faltarles un ochavo:
mas miraré el gabinete
por quedar asegurado
del todo.

 (Éntrase.) 

GIL
¿Qué te parece?
MARCELA
Recelo que cavilando,
pierda el juicio.
GIL
Nadie pierde
lo que no tiene.
MARCELA
Mirando
anda todos los rincones.
GIL
Y los demás escuchando
estarán desde la mina.
MARCELA
Ya sale otra vez.

 (Sale.) 

¿Qué extraños
—12→
movimientos son los tuyos,
Lesmes, que tan demudado
estás, y toda la estancia
andas así registrando?
¿qué buscas?
LESMES
Te busco a ti.
GIL
Hombre, pareces borracho.
MARCELA
¡Ay Lesmes, que ya estás loco!
LESMES
Ay Marcela, al más pintado
pasándole lo que a mí
le sucediera otro tanto.
No saliste...
 

(Sale DON FRANCISCO embozado.)

 
FRANCISCO
¡Qué os importa!
LESMES
¿Qué es esto? ¿por donde diablos,
sin decir oste ni moste
ha entrado aquí este naranjo?
¿si es el demonio? porque otro,
¿cómo pudiera enredarnos?
un miedo como una casa
me ha cogido, y estoy dando
diente con diente.
 

(DON FRANCISCO se va acercando, y LESMES huyendo.)

 
FRANCISCO
Don Lesmes...
LESMES
Eche Vmd. por otro barrio.
FRANCISCO
Acercaos.
LESMES
¿Que me acerque?
en eso estoy yo pensando,
Barrabás, cata la Cruz.
 

(A estas palabras habrá llegado DON LESMES a la puerta de la izquierda, por la cual sale DOÑA ROSA con un velo, y le da una gran palmada, diciendo:)

 
ROSA
Pues lo hará mal de su grado.
LESMES
Las Letanías me valgan
de todos los calendarios
del mundo; oiga, no basta
echarme duendes al canto,
sino que también las brujas
vienen a matarme; huyamos,
Tío Gil.
ROSA
Todos se tengan.
MARCELA
El resistirlo es en vano.
LESMES
¿Por qué es vano resistirlo?
 

(Sale el DUQUE.)

 
Sólo porque yo lo mando.
GIL
Esto es peor que es el Duque.

 (A LESMES.) 

LESMES
Cómo Señora...
DUQUE
Sosegaos
Don Lesmes, que mi intención
sólo fue desengañaros
de la diligencia inútil
de todos vuestros cuidados
en encerrar a Marcela,
creyendo poner en salvo
así vuestro honor.
LESMES
¿Mas cómo
hasta aquí os habéis entrado?
DUQUE
Por una mina dispuesta
de tal modo que a ese cuarto
se dirige; a vuestra esposa
por ella llevé a Palacio
donde vistiendo otro traje
os quedasteis deslumbrado.
LESMES
¿Es cierto esto, Tío Gil?
GIL
Yo creo que sí.
LESMES
¡Pues me hallo
lucido!
DUQUE
Ya conocéis
que es necedad el mataros
en guardar vuestra mujer,
y así espero que enmendado...
LESMES
¿Enmendarme? sí por cierto.
FRANCISCO
¿No os mueve este desengaño?
LESMES
No señor.
DUQUE
¿Pues qué pensáis?
LESMES
¿No decís que habéis llevado
a ésta por la mina?
DUQUE
Sí.
LESMES
Pues la subiré al tejado
veremos si mináis
el aire.
DUQUE
No vi tal asno
en mi vida.
GIL
A esto se dijo
ya escampa, y llueven guijarros.
DUQUE
Sin embargo, en cierta cosa
que pudiéndola mandaros
os suplicaré, no creo
me dejaréis desairado.
LESMES
Según sea.
DUQUE
Porque a todos
deis un testimonio claro
de ser hombre de razón,
mañana a un día de campo,
—13→
que he prevenido vendréis
con vuestra esposa.
LESMES
Si me hago

 (Aparte.) 

de pencas, quizá otro enredo
me armarán como el pasado.
DUQUE
¿Qué decís?
LESMES
Que está muy bien,
por fin saldrá de mal año
la tripa
DUQUE
Yo os lo agradezco;
y pues es tarde, quedaos
con Dios.
 

(Vanse todos menos MARCELA y LESMES.)

 
MARCOS
Él guarde a V.E.
felices y eternos años.

 (Vase.) 

LESMES
Quién demonios me ha metido
entre tan fieros lagartos.

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