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Canto X



I
                Dicen, que un si es no es largo y pesado
Se hizo el Exordio de el passado Canto;
Y yo reconociéndome obligado
A la restitución, seré otro tanto
Más breve en el presente. Antes dejado
Todo Exordio, me meto como un Santo
A hablar de Elvira en derechura, y sólo
Siguiendo el manuscrito de Bartolo. 6920
 
II
La Fénix del País Elvira era,
Cortés, atenta, a todos accesible
(En lo honesto se entiende), no ligera,
Antes sabia en hablar, el imposible
Venció, siendo Muger (y no severa)
De aprender a callar, quando ocurría,
Y la materia assí lo permitía.
(Cosa que a muchos les será increíble.)
 
III
Era costumbre suya, y un santo uso
No hablar jamás de aquello, que ignorava, 6930
Y con aquel saber alto, e infuso
Aun mucho que sabía lo callava.
Era capaz de mantener recluso
Un secreto en el pecho, quando hablava:
O Muger! O Deidad! O gran portento!
No se ha visto otro igual en siglos ciento.
 
IV
Y quién no admirará esta maravilla,
Esta virtud, quizá sin semejante,
Bajo un manto, una cofia, una mantilla?
Pero demos un salto, y adelante 6940
Caminemos. Era Elvia una sencilla,
Que su hablar era obrar, siendo, constante
Que mucho más hacía, que parlava.
Siglo feliz, que tal Muger gozava!
 
V
Pero ya atormentadas las orejas
Con tu Elvira nos tienes (dirá alguno)
Todas son cosas buenas, pero añejas,
Y tanto que quizá no avrá ninguno
Que las ignore, y Tú, si no las dejas,
Te harás molesto a todos, e importuno. 6950
Háblanos ya de Tulio, pues cansados
Nos tienes ya de puro Enelvirados.
 
VI
A quien me hablare assí, con su licencia
Le diré, que quando él quiera meterse
A Historiador, podrá con su conciencia,
Buena o mala, a su modo allá entenderse
Aora debe callar, y con paciencia
Oír mi relación sin ofenderse;
Porque si es bueno todo lo que digo,
Que hable de Elvira, o de Tulio, importa un hijo 6960
 
VII
Si el Autor (verbi grazia) de Morgante
Hizo, si no me engaño, siete Cantos,
Después que avía muerto aquel Gigante,
Que era su Héroe; no podré otros tantos
Hacer yo de Elvia, mientras que su Infante,
Crezca, se ponga en bragas, haga Santos,
Y otras cosas emprenda con gran gloria,
Dignas de eternizarse en la memoria?
 
VIII
Y si hasta aquí de mí no descontentos
Todos estáis, en adelante espero 6970
No lo estaréis, ni creo que violentos
Aunque hablara de Elvira un Siglo entero
Assí, pues, chitón todos; dad atentos
Oídos al Autor, hombre sincero,
Que en su idioma Caldeo, Árabe, o Godo
Continúa la Historia de este modo.
 
IX
Luego que Elvira fue de Marco Esposa,
Ella dejó el govierno de la Casa,
Y la informó de todo, como cosa
Tan precisa al manejo, y a la bassa 6980
De el gasto Marco en ella se reposa,
Y todo el tiempo con sus libros passa,
Por la tarde, la noche, y la mañana,
Y va a comer si suena la campana.
 
X
Como por su fortuna avía logrado
Una Muger de tanto entendimiento
Y tanto juicio, puso a su cuidado
El govierno casero: pensamiento,
Que alguno juzgará desacertado,
Y aun dirá, que el buen Marco fue un Jumento, 6990
O quando menos menos un Orate,
Porque hizo aquel tremendo disparate.
 
XI
Que su hazienda verá malvaratada,
Y que avrá de tragar mal que no quiera
Mil píldoras al fin de la jornada
Duras de digerir, pero qualquiera
Que echa esta cuenta, la echa mui errada,
Porque Marco ningún mentecato era,
Y siempre se mostró mui satisfecho
De su Muger, que era Dama de provecho. 7000
 
XII
Ni se arrepentió en toda su vida
De aquella su feliz condescendencia,
Porque Elvia era Muger mui detenida,
Prudente, y sobre todo de conciencia.
Marco observó su hazienda mui lucida
A fuerza de govierno, y de prudencia,
Sin temer, que por ella al fin la Casa
Llegasse nunca a ser tabula rasa.
 
XIII
Para que una Muger disipadora
(Decía Marco, y con razón por cierto) 7010
Passe después a ser Ahorradora;
No hai medio más seguro, ni más cierto,
Que interesarla a ser Governadora
De la casa, y se verá el acierto
En que cesa el prurito envegecido,
De esparramar las Rentas del Marido.
 
XIV
Por el contrario, viéndose tratada;
Como si fuera estraña, en casa propia,
No repara en gastar, no es limitada,
Y todo quanto ve todo se apropia; 7020
Aunque el Marido tenga rica entrada
Le reduce en dos días a la inopia,
Dejándole en camisa y zaragüelles,
Y más si el Señor es flojo de muelles.
 
XV
Gasta y más gasta, y como se divierta
Un pito se la da, nada la importa,
Que el Marido y los hijos (ella muerta)
Se ahorquen a la larga o a la corta,
O que pidan el pan de puerta en puerta.
Por esso (dice el buen Autor Laporta) 7030
A los Maridos yo aconsejaría,
Fiarlas la menuda economía.
 
XVI
Una Baca y un Buey antiguamente
Con el arado el fosso a las Ciudades
Abrían; mas la Baca era inherente
A las murallas siempre propiedades
O enigmas, que advertían sabiamente
Que a las hembras en todas las edades
El cuidado de adentro debido era
Como a los hombres todo lo de afuera. 7040
 
XVII
Sí Señores, el cargo de la Casa
De la hembra ha de ser, ni será vano,
Porque assí no estarán (como aora passa)
Lo más de el día mano sobre mano.
A todo han de atender con regla y tasa,
Que un ahorro diario (como es llano)
Aunque parezca poco de presente
De el año al fin no es cosa indiferente,
 
XVIII
Mas qué Muger podremos oi hallar,
Que en los dijes que trae sobre sí 7050
No pudiera muchísimo ahorrar
Sin que la hiciesse falta? No es assí?
Pero diránme: deja de charlar,
En asunto, que no te toca a Ti,
Frayle o Prete, que seas temerario
Y ande, y vete a rezar en tu Breviario.
 
XIX
Tienen razón, las dejo, y punto en boca,
Porque sé, que no estoi mucho en su gracia
(Bien, que ésta para mí sería poca,
Como no padeciesse otra desgracia). 7060
A mi Elvira me vuelvo, que no es loca,
Y su egemplo tendrá más eficacia,
Mas, si no le tuviere en nuestras Bellas,
No será mío el mal, será de ellas.
 
XX
Aunque Marco era un hombre liberal,
Y más quando un bribón le embaucava;
Aunque heredó del Padre un gran Caudal,
Y proveído de dinero estava;
Aunque en Roma heredó aquel Capital,
De que yo allá al principio os hablava, 7070
No por esso menor la economía
Era en Elvia, y a fe que bien hacía.
 
XXI
No sustentava el Gato con rosquillas,
Ni con vizcochos pájaros, ni perros;
Con el dinero hacía maravillas,
En las cuentas jamás cometió yerros:
Por sus manos hacía las morcillas,
Y huvo días en que hiló quarenta zerros;
Nunca supo gastar un real por vicio,
Porque abría la bolsa con gran juicio. 7080
 
XXII
Su casa siempre igual, siempre arreglada,
Provisión siempre avía de reserva;
Al Rezivo la Data era ajustada,
Y no comía la cosecha en hyerva,
A pan prestado no era acostumbrada,
Ni a la fruta coger verde, y acerba.
Siempre a su tiempo hacía provisión
De trigo, vino, azeyte, y de carbón.
 
XXIII
De quedar siempre atrás, nunca adelante
Gustava nuestra Elvira de passar; 7090
Ni en bayle, ni en festín, ni en Cortejante
De plata un solo real supo gastar:
Assí ni en Mercader, ni en Comerciante
Contrajo nunca deuda que pagar,
Y todo sin faltar a la decencia:
O qué Muger de garbo y de prudencia!
 
XXIV
La casta de estas hembras se ha perdido
Mas no de aquellas, que en un día sólo
Con la Casa, con hijos, con Marido
Dan en Tierra, como hacen con un bolo; 7100
O Mugeres! O sexo empedernido!
(Grita, y exclama aquí nuestro Bartolo)
No tiene compasión, no le da pena
El destrozar assí la hacienda agena?
 
XXV
De el Marido las Rentas desbaratan,
Y en esto iguales son lindas, y feas.
Mas yo no culpo a las que assí las tratan,
Culpo sí a los grandíssimos Badeas
De los Maridos, porque no las atan;
Que ellas a la verdad son menos reas, 7110
Pues al fin la Muger, sea quien fuere,
Sólo hace aquello, que el Marido quiere.
 
XXVI
Son las Mugeres de un buen natural.
Pero este natural temprano, o tarde
Se estraga, si es un bestia, un animal
El marido, o un hombre tan cobarde,
Que no sabe reñir, quando hacen mal.
Entonzes Dios nos libre, y Dios nos guarde,
Las Mugeres sin freno, y sin petrina
Corren precipitadas a su ruina. 7120
 
XXVII
Ellas en el gastar, naturalmente
Económicas son; pero al contrario,
Si desconfía de ellas imprudente
El Marido mezquino, o temerario;
Capazes son, si Dios se lo consiente,
De empobrecer a Creso con su Erario,
El qual (si no nos miente un tal Raymundo)
Fue el mayor que jamás se vio en el mundo.
 
XXVIII
Gastan sin tino en mesas suntuosas
Y sus hijos lo ayunan en la cena. 7130
Gastan en juegos, en dijes, y en mil cosas,
A qual más loca. Dalas grande pena
Si sus galas no son aún más costosas,
Que las que Enrique Octavo a Ana Bolena
Regaló, y nos dicen que costaron
Un millón los que assí nos lo espetaron.
 
XXIX
Lejos se vean siempre de mi casa
Mugeres de tal raza, y tal hechura,
Pues sobre estar de todo tan escasa,
Me gastarían hasta mi figura. 7140
Tiempo vendrá (que al fin el tiempo passa)
En que lloren su error, y su locura.
Mas de que servirá el dolor, ni el llanto,
Quando ya no hai remedio a yerro tanto?
 
XXX
Mas olá! que esto no; no es exortar
Las Mugeres a ser interessadas,
Como alguno pudiera sospechar.
Sólo intento, que seais limitadas
Y discretas, Señoras, en gastar,
Se entiende de las cosas reservadas 7150
A vosotras, mas no de las agenas,
Y aun este gasto siempre en cosas buenas.
 
XXXI
Nuestra Elvira imitava las hormigas,
Que prudentes, pensando en lo futuro;
De el grano, que desprenden las espigas
En el verano, su almazén seguro
Proveen recogiendo hasta las migas,
De el pan tanto blando, como duro,
Mientras que las Zigarras con su canto
Rebientan, porque no hacen otro tanto. 7160
 
XXXII
Viene después el riguroso imbierno,
Y la hormiga que estava proveída;
Encuentra qué comer, o duro, o tierno
Mas la Zigarra, muda, y encogida
Passa aquel tiempo en un silencio eterno,
Si ya de un árbol viejo desprendida
De hambre no muere; o de rubor se esconde
En un sucio augero, o no sé dónde.
 
XXXIII
Quántas Mugeres hai en nuestros días,
Que imitan las Zigarras chocharreras, 7170
Y a las Hormigas no? Las almas pías
Se compadecen de ellas mui de veras:
Porque el tiempo presente en alegrías
Passan, sin advertir las venideras
Edades, es decir la edad futura,
En que se muda el tiempo, y la figura.
 
XXXIV
La Muger; quando joven, sin gastar
Buena figura podrá cierto hacer,
Pero triste, si no tiene que dar,
Quando llegue la pobre a envegezer, 7180
Y peor, si a otros quiere incomodar.
Este era de Elvira el parecer,
Y por no verse ella en este Lince,
Con su ucha se armava a todo trance.
 
XXXV
Y si a la Hormiga la he parangonado,
Ciertamente no fue para afrentarla:
Debe entenderse el símil limitado
Al empeño, que hizo en imitarla
En su fatiga, y próvido cuidado.
Que en el resto jamás supo copiarla 7190
En aquel vicio ruin, y nada bueno
De ir a robar el trigo, y grano ageno.
 
XXXVI
Mas O! y qué pocas hoi se han conocido,
Que no imitan aquella bestezuela
En robar la Panera del Marido,
Y el bolsillo tal vez, si éste no vela;
Ignorando el proverbio tan sabido
Aun de los mismos Niños de la Escuela,
Que la Arina, y los pájaros robados
Se convierten en bichos, o en salvados. 7200
 
XXXVII
Lo robado a ninguno le aprovecha,
Testigo es el Ladrón que hurta un cavallo,
Que le monta, le alaga, y le coecha,
Mas el bruto no puede tolerallo:
Corre, brinca, se empina, un charco azecha,
Y sin poder el triste embarazalle,
Levanta con las ancas la gualdrapa,
Da en el charco con él, y luego escapa.
 
XXXVIII
Lo peor es, que alguna vez le arroja
Contra un peñasco, que le descuaderna, 7210
Y de la vida al pobre le despoja,
Passando desde allí a la muerte eterna.
Queda la Tierra, con la sangre, roja,
Vuelan los Buitres a la carne tierna,
Y al Cadáver, en premio de su robo,
Sepultura en su panza da algún Lobo.
 
XXXIX
Ninguna cosa agena, o mal ganada
Quería Elvira, que en su Casa entrasse,
Como lo debe hacer la gente honrada.
Ni yo la vi jamás, que se apropiasse 7220
Una auja, un dedal, una nonada,
Ni Marco olió, que nunca examinasse
Su bolsillo, naveta, o faltriquera:
Cosa increíble, si otro la digera.
 
XL
Si un uso, si una rueca, si un pañuelo
Comprara, o fuesse sólo triste obillo,
Si la daba el antojo de algún velo,
Si jugando quizá algún dinerillo
Perdía, luego al punto con desvelo
Lo iba todo a pagar de su bolsillo, 7230
Y no de el de el Marido; porque en esso
Era Elvia escrupulosa, hasta el exceso.
 
XLI
Y aunque era en todo juego afortunada,
Raras vezes se sabe aver jugado,
Dejando esto a la gente descansada,
U olgazana que juzga bien passado
El tiempo, que en jugar está empleada,
Con la baraja en mano, o con el dado,
Alegando que assí se evita el ozio,
Como si fuera el juego un gran negozio. 7240
 
XLII
Un juego honesto al hombre le conserva
Alegre, sea Frayle, Cura, o Lego,
Mas jugar con exceso el alma enerva.
Jugad, pues, decía Elvia, no lo niego,
Mas con tal precaución, con tal reserva,
Que sea diversión, no empleo el juego.
Y Elvira (por decir la verdad neta)
Nunca quiso jugar a la Basseta,
 
XLIII
Decía, que era un juego desbarrado,
Propio de los que quieren arruinarse. 7250
Prueva clara, que ya en el retirado
Tiempo de Elvira acostumbrava usarse
La Basseta que a tantos ha arruinado,
De la qual procurando retirarse
Ella jugava al hombre, o al Tresillo,
Y el pozo no passava de un realillo.
 
XLIV
Ni ganar, ni perder mucho dinero
En el juego supo Elvia, o no lo quiso
Ni por él empeñar un candelero,
O vender a un Adonis, o a un Narciso. 7260
La caja, o el relox, o alfiletero
U otro dije precioso, y más preciso
Que callo aunque a tal qual dé poco gusto
Que el hablar pan por pen no siempre es justo.
 
XLV
Ciertos puntos encuentro en esta historia,
En que mi pluma poco se fatiga,
Pues vuestra comprehensión viva, y notoria
Bien los entiende, sin que yo lo diga,
Y aun intenta tal vez darme más gloria
De aquella, que merece mi fatiga, 7270
Quando en ella descubre una chimera,
Que yo no he dicho, ni decir quisiera.
 
XLVI
Mas no basta entender lo que leyerais:
Es menester también aprovecharos
De lo bueno que hallareis, o que oyereis,
Y debéis, para hacerlo assí, aplicaros
Lo que haceros al caso conociereis,
Y tratar sobre todo de emendaros:
Para este santo fin único y solo
Escrivió aquesta Historia Juan Bartolo. 7280
 
XLVII
Si lo queréis hacer diversamente,
De nada os servirá la tal historia,
Antes vendréis a defraudar la mente
De aquel valiente Autor (que esté en la gloria)
Cuyo fin no fue hacer reír la gente
Si la Vara, tal vez, usó censoria,
Sólo sí desterrar, o hacer ceniza
Todo lo que él condena, o critiquiza.
 
XLVIII
Assí el discreto Cómico reprende
(O reprender debiera) los pecados 7290
De éste, y de aquél, que la Comedia entiende~
Para que en otro al verlos censurados;
Él en sí los corrija, y los emiende.
A este fin los Theatros inventados
Fueron, para aprender a costa agena
A evitar lo que en otros se condena.
 
XLIX
El Teatro debiera realmente
Ser (digámoslo assí) como una Escuela
De virtud; pero temo grandemente,
Que en hacer que lo sea no se zela. 7300
Concurre en tropa a él toda la gente,
Y hasta la media noche se está en vela
Y aun se alarga tal vez a la mañana,
Bien que en él más se pierde, que se gana.
 
L
No gana poco (dice cierto Autor)
El que al Teatro va, y vuelve a su Casa
Tan malo como fue, mas no peor;
Porque, a vista de aquello que allí passa,
Es chimera esperar volver mejor,
O por lo menos ignorancia crasa. 7310
Pues en él (salvo siempre mejor juicio)
Se enseña, sí, no se condena el vicio.
 
LI
Todo obgeto, es a qual más arriesgado,
Lúbrico, y peligroso de mirarse.
Báilase allí, y se salta a lo alocado,
Se ve lo que debiera recatarse,
La modestia, el pudor se echan a un lado,
Y suelen en las Farsas enseñarse
Con la voz y el egemplo cosas tales,
Que inspiran las costumbres más bestiales. 7320
 
LII
No se sabe inventar una Comedia
Que no esté de amorosas necedades
Atestada: lo mismo la Tragedia.
Óyense en ella obscenas liviandades,
O un insulso Bufón, que nos atedia.
Vense gestos, posturas, e impiedades
Se oyen tal vez, que dejan impresiones
Capazes de apestar los corazones.
 
LIII
Mas no quiero decir, que acaso hoi día
El Teatro no esté emendado en parte; 7330
En prosa y verso se ve la Poesía
Dramática brillar con gusto, y arte;
Todo es mucha verdad; mas todavía
(Como dice mui bien un tal Lassarte)
El Teatro pudiera reformarse,
Sin tanto chichisvear, ni amoricarse.
 
LIV
Sé, que a muchos fastidia mi franqueza,
Y que de otro sentir son cien Autores,
Que venero, inclinando la cabeza,
Mas paréceme a mí, que sin amores 7340
Se podrá componer alguna Pieza,
Que divierta a Señoras y Señores,
Juntando en lo discreto y lo bien hecho
La honesta diversión con el provecho.
 
LV
No ignoro, que las gentes gustan poco
De oír representar cosas funestas;
Que al Teatro no van, ni yo tampoco,
Para volver después tristes y mestas.
Mas mil asuntos hai (y aun yo los toco)
De diversiones plácidas y honestas, 7350
Que dan cierto placer dulce y sereno,
Sin ensuziarse en el amor obsceno.
 
LVI
Va al Theatro un muchacho, una muchacha,
Y tanto aquél como ésta en él observa
Ciertas cosas, que entonzes no las tacha,
Mas después en la mente las conserva,
Las revuelve; y con ellas se emborracha,
Y él atrevido se hace, ella proterva,
Comenzando los dos corazoncillos
A sentir ciertos lazos, ciertos grillos. 7360
 
LVII
Nuevo pensar, nuevo querer se enciende
En los dos tiernos pechos: de aquí luego
Un cierto no sé qué, que no se entiende,
Sienten, un nuevo hyelo, un nuevo fuego,
Que por todo su cuerpo al fin se estiende,
Y vuelven otra vez a impulso ciego
Al mismo sitio que antes conocieron,
Donde la paz con el candor perdieron.
 
LVIII
Mas si al Teatro van en compañía
El Amante y la Amada; a Dios! qué llama! 7370
La Hogueraza de Troya era mui fría
Respeto a la que a aquél, y a aquesta inflama.
Piérdese en el Teatro cada día,
Lo que en una Doncella más se ama;
Porque hai en él, aunque en diversos grados
Grande comodidad de hacer pecados.
 
LIX
Las jóvenes Mugeres van provistas
De atractivos y gracias comúnmente,
Y muchas van no más que a hacer conquistas.
Los hombres se calientan fácilmente. 7380
Con las Mozas mezcladas van, o mixtas
Las Doncellas, y allí lo que se siente
Lo que se ve, se palpa, y se suspira
Fuego, incendio, y amor todo respira.
 
LX
Finalmente el Teatro ha decaído
De su ser primitivo, y si tuviera
Yo un hijo, o una hija, no haría ruido,
Mas sin hacerle: no los consintiera
Que fuessen al Teatro, a la Escuela de Cupido,
Que assí llamo al Teatro yo; y quisiera 7390
Que esto mismo también lo practicassen
Todos los que con hijos se encontrassen.
 
LXI
Quando no sea más que por no verlos
Tomar gusto a tan vivas diversiones;
Porque entonzes no hai forma de traerlos
A otras, que por mil varias razones
Les convendrían más. Ni hai convencerlos
Con argumentos, ni demostraciones,
Porque a un gusto y estómago estragado
Sólo le gusta lo que le ha arruinado. 7400
 
LXII
Los Padres racionales y Cristianos
Desvían a sus hijos inocentes
De quanto puede hacerlos poco sanos.
De el mismo modo los que son prudentes
Los deben desviar de aquellos vanos
Concursos, que corrompen a las gentes.
Y entre todo, si mucho no me engaño,
El Teatro es el que hace mayor daño.
 
LXIII
Mas no por esso crean aver hecho
Todo lo que hai que hacer, ni que a su cargo 7410
Sólo con hacer esto han satisfecho.
El mar de los peligros es mui largo;
Para obiar los escollos con provecho
Deberán (y yo mucho se lo encargo)
A un hombre consultar docto y prudente;
O a un práctico piloto inteligente.
 
LXIV
Mas, volviendo al asunto, Elvia era tal,
Como quisiera yo a la Esposa mía
Si me inclinara al yugo conjugal.
No tenía otra igual su economía, 7420
Guardava bajo llave azeyte, y sal
El queso, la manteca, y no quería
Fiar a nadie, aunque mezquina no era
En la Bodega entrar, ni en la Panera.
 
LXV
Era criada suya una mozuela,
A quien quería mucho desde infante,
Porque anduvieron juntas a la Escuela;
Mas la llave del vino ni un instante,
Confiar quiso a aquella muchachuela
Desde una vez que la cogió in fragante 7430
Mojando la palabra; y la bobona
Se halló al fin, sin querer, con media mona,
 
LXVI
Acostumbraba Elvira fuera de eso
Con su sello sellar frascos y Botas,
Dejando con el lacre el tapón preso;
Porque sus gentes eran mui devotas
De beber vino con algún exceso;
Pues como dixo Séneca en sus Notas
Criados bebedores hai sin tino,
Que un río agotarán (id est) de vino. 7440
 
LXVII
Los de aquel tiempo tenían tanto amor
A sus Amos, su hazienda, y sus doblones,
Que no robaban cosas de valor,
Sino quando tenían ocasiones,
Hurtar el vino, y más si era el mejor,
Lo hacían por cumplir sus devociones.
La familia de Elvira (es cosa cierta)
Era fiel; pero Elvira siempre alerta.
 
LXVIII
Oy estas precauciones son ociosas,
Porque todos, Criados, y Criadas 7450
Personas fieles son, y escrupulosas,
Ni puede aver contra ellos bien fundadas
Quejas; y, si las hai, son calumniosas.
Por eso ellas se dan por agraviadas
De cierto Abate Nelli, hombre de fama,
Que gente vil y sórdida las llama.
 
LXIX
Mas no tiene razón el tal Abate,
Y casi le querría yo enseñar
A no ser a lo menos tan Orate,
Y a ser más circunspecto en el hablar. 7460
Mas si es muerto, sería un Boterate
Yo mismo, si anduviérale a inquietar,
Que pelear contra un muerto es cobardía,
O quando menos vil superchería.
 
LXX
Porque dirían, que esto era querer
Adquirir con orgullo un honor vano.
Contra quien no se puede defender
El pelear, es el acto más villano.
Un hombre de valor la ha de emprender
Con quien le espera con la espada en mano; 7470
Y yo, donde me veis, soi tan valiente,
Que mi pecho ventajas no consiente.
 
LXXI
Yo no puedo sufrir ciertos Poetas,
Que teniendo algún pleyto literario
Afectan ser personas mui discretas.
Mientras se halla en estado el adversario
De decir su razón, estánse quietas,
Pero si es un viejo octagenario,
Y más si ya murió, como Sangüesos
Se echan sobre él, y róenle los huesos. 7480
 
LXXII
Esto es un proceder vil y cobarde,
Que no puede caber en pecho honrado;
Al anciano es razón que se le guarde
El respeto debido. Al enterrado
Sus cenizas honrar mañana y tarde.
Mientras vive el Autor robusto, es dado
Al crítico atacarle, si quisiere
Pero no quien ni aun sabe quién le hyere.
 
LXXIII
Quienquiera, que obra assí, es semejante
A la cobarde bestia, al vil Jumento, 7490
Que, quando vio al León agonizante
Dos cozes le espetó, y lleno de viento,
En tono victorioso, y de triunfante
Fue a contar a otros asnos aquel cuento.
Los jumentos el triunfo celebraron,
Y tres noches enteras rebuznaron.
 
LXXIV
Si alguno criticar quiere esta historia,
Por cierto hará una gruesa villanía;
Porque el que la escribió con tanta gloria
Ha siglos, que murió de perlesía. 7500
Yo sólo la traduje a la memoria
De el Caldeo, en que el otro la escribía;
Y quando llegue al fin seré mui viejo,
O quizá avré dejado ya el pellejo.
 
LXXV
Por esto vuestra Crítica se mueva
A otra parte, y a mí dégeme quieto.
Si quiere de sus armas hacer prueva,
Hágala, si gustara, en un Soneto
O en otra obra que sea cosa nueva,
Pues la mía ya es vieja con efeto, 7510
Y es pan mui duro para aquellos dientes,
Que gustan de bocados mui recientes.
 
LXXVI
Volviendo, pues, a hablar de los Criados,
Casi estava tentado a engrandecerlos,
A no saber que estáis bien enterados
De lo que hoi día son. Si a defenderlos
Me dedicasse, quizá a todos pasmados
Os dejaría, quando haría verlos
Adornados, no ya de vizios viles,
Mas de virtudes y hábitos gentiles. 7520
 
LXXVII
Verbigracia la costumbre rancia
De no decir verdad: aquel esmero
En cultivar la bárbara ignorancia,
Que en ellos reyna con dominio entero.
En constante amistad, y sin jactancia,
Con todo Bodegón, y Tabernero.
Aquella caridad, conque el Gremio ama
Al dado, al naype, al ocio, y a la cama.
 
LXXVIII
Pudiera hablar de aquellas disensiones,
Que con sus artificios y mentiras 7530
Suelen sembrar en muchas ocasiones
Entre los Amos, con perversas miras.
De sus blasfemias, y murmuraciones,
Votos, Retos, furores, rabias, iras.
Obras piadosas que de quando en quando
Con tierna devoción van practicando.
 
LXXIX
De el escrúpulo que hace su conciencia
En callar el secreto, que supieron,
Esperando ganar indulgencia
En decir lo que vieron, y no vieron. 7540
Pues qué? de su admirable continencia,
Y de el egemplo, que a sus hijos dieron?
Quánto pudiera hablar de su malicia,
De su voracidad, y su codicia?
 
LXXX
Oh! y quánto a mí me huvieran celebrado
Más de un Amo de nuestra edad presente,
Que (si mal no me huvieren informado)
De sus Criados no es mui diferente:
Mas sería mui largo, y he pensado
Dejarlo aquí; mayor y specialmente 7550
Que Elvira me hace señas con el guante
De que su Relación vaya adelante.
 
LXXXI
Pues, como iba diciendo de mi cuento,
Quanto de ello se diga será poco.
La mitad de sus prendas no las cuento,
Y quando me parece, que ya toco
Al fin, me hallo al principio, y descontento
Al Auditorio dejo, y a mí loco.
Porque es de Elvira el mérito una bola;
Que no tiene cabeza, pies, ni cola. 7560
 
LXXXII
Por la mañana siempre a hora discreta
Se alzava Elvira, acostándose temprano.
Assí lo dice el Histórico Poeta,
Que se llama... se llama... (Ah! sí) Lucano.
Antes de la Oración alegre y quieta
Se recogía aun en el Verano,
Y passava la noche (ita Plutarco)
Con su labor, su rueca, y con su Marco.
 
LXXXIII
Válgame Dios! qué delicado assunto,
He tocado aora yo! y si la prática 7570
Decir quisiera de hoi sobre este punto
Haría un solecismo en la Gramática.
No es menester echar el contrapunto
A todo lo que ocurre, y la Pramática
Se ha de observar no sólo en el vestir.
Sino en oír, ver, observar y no decir.
 
LXXXIV
Ya murió tiempos ha la antigua moda
De decir cada uno lo que siente.
Lo que antes se aplaudía, hoi se chapoda,
Y es menester hablar diversamente. 7580
Yo perro quiero ser de toda boda,
Y me esfuerzo a alabar todo viviente.
Los ojos tal vez sierro, y bebo frío
No me meto en dibujos, y me río.
 
LXXXV
De quien todo condena y hace Crítica
Huye la gente, como escapa a un Toro;
Yo quiero parecer persona stítica
De palabras, hasta en el mismo Coro:
Sé ver, y sé callar según política,
Y aun remedar al mudo con decoro. 7590
Quando de hablar me viene gran prurito,
Cierro la boca, y tápome el garlito.
 
LXXXVI
Hace mal todo aquel, que azecha, o indaga
Lo que otro dice, o hace, y lo publica:
Hiere más una lengua, que una daga,
Y mucho más, si a las Mugeres pica:
No hai vívora que más estrago haga,
Que una hembra irritada, pobre, o rica.
Y assí con ellas, en sentir de Plauto,
Es menester vivir, y hablar mui cauto. 7600
 
LXXXVII
De el furor de la ira mugeril
Líbrenos Dios, y libre hasta los perros.
Antes quisiera verme en un Toril,
Que en las uñas de aquellas, que hilan zerros.
Recojo, pues, mi flauta y Tamboril,
Sin meterme en dibujos con sus yerros.
Y dejando el estilo acre, o satírico,
Quiero seguir de Elvira el panegírico,
 
LXXXVIII
Grandes cosas os tengo que decir,
Bien que el Canto esté ya para acabar. 7610
Rara vez (gran prodigio vais a oír!)
Se vio Elvira al Espejo consultar;
Chismes, cuentos, ni menos murmurar
Nunca los pudo ver, nunca sufrir.
Decía que era gran impertinencia
Hablar mal del ausente en su presencia.
 
LXXXIX
Como era una Muger tan gran Cristiana,
Decía: el difamar a una persona
Es pecado con cola, y tan villana,
Que Dios difícilmente lo perdona. 7620
Pero ya, si por santa, o por mui sana
Moda no se publica; se pregona
A lo menos por cosa indiferente,
Entre las hembras particularmente.
 
XC
Dicen con libertad quanto han sabido,
Preciándose de claras y sinceras,
Ni un pito se las da ver estendido
Lo que han dicho en las plazas, y en las eras,
Ni el saber, que lo cantan entre el ruido
De el palo y el jabón las Lavanderas, 7630
Siendo assí, que, en lugar de propalarlo,
Debieran, si es posible, sepultarlo.
 
XCI
Y es lo peor que siempre alguna cosa
Añaden al suceso, que se pinta.
Nunca camina el Texto sin la glosa,
Y lo saben hacer de buena tinta.
Oy así se tiene por escrupulosa
La que cuenta una cosa mui sucinta,
Y el caso, que refiere, no le aumenta
Con dos, o tres mentiras, o con treinta. 7640
 
XCII
A esto dicen: que deje la persona
De obrar mal, y no tendrá el disgusto
De que se diga. Qué razón tan mona!
Y dime: te daría a ti gran gusto
El saber, que en la calle se pregona
Todo lo que haces tú? Ni será justo,
Que, porque Tú no estés acreditada,
Pierda su honor una Muger honrada?
 
XCIII
Con su manto la santa caridad,
Cubrir debe las faltas de su Hermano, 7650
Mas perdióse aquel manto en nuestra edad,
O no hai quien le quiera echar la mano,
Primero vuestro seno examinad,
Y acaso encontraréis, que no está sano,
Y que la lepra, que notáis en otros
Tanto como a ellos, se pegó a vosotros.
 
XCIV
Entre otras muchas cosas, que saldrán,
Mostrava Elvia su grande entendimiento
En comer la vianda con el pan.
De este modo logró un temperamento, 7660
Que apostarlas podía al de un Jayán.
Nunca otro quiso usar medicamento
En sus males, que el grande de la dieta
Assí lo hace un mi amigo, que es Poeta.
 
XCV
La cama la ocupaba solamente
Quando algún mal sentía estraordinario.
No hacía lo que hacen comúnmente
Las Mugeres de hoi, que de ordinario
En ella un mes se están sin accidente,
Ni otro mal, que no sea imaginario. 7670
Quiero decir un mal que se figuran,
Y en esta su aprensión siempre ellas duran.
 
XCVI
Allá se idean ciertas convulsiones,
Que no tienen, o al sexo femenino
Son comunes, y aquellas abstracciones,
Con pervigilios, que no tienen tino:
Y hacen creer a simples y bobones
Que no pueden dormir. Gran desatino!
Quando me consta (y a esto apuesto un quarto)
Que duermen más que yo; y yo duermo harto. 7680
 
XCVII
Ellas comen (y bien) con apetito
(En esto las alabo, y buen provecho).
Beben al par de mí (sea Dios bendito),
Gordas están de cara, cuello, y pecho;
Sus colores parecen de un Corito;
Y dicen que están malas? Yo las echo
Mi bendición, y digo claramente,
Que si lo están, lo están adredemente.
 
XCVIII
Si yo fuera Dotor, yo las curara,
Y a mi Muger, si yo Marido fuera, 7690
Y tres baras de mal me ponderara,
Un medio dedo apenas la creyera.
No píldoras, no emplastos recetara,
Y en un instante buena la pusiera,
O haría lo que tantos infelizes,
Que se dejan llevar por las narizes.
 
XCIX
Porque al fin cada día estamos viendo,
Que uno da un buen consejo a otro su amigo,
Y él no sabe (en cosa igual entiendo)
Lo que el otro aconseja hacer con sigo. 7700
Fuera de que aquel sexo es tan tremendo,
Tan astuto y falaz (sé lo que digo)
Que en sentir de un Autor, por nombre Pablo,
Es capaz de engañar al mismo Diablo.
 
C
Por lo demás, Señoras vuestros males
No siempre son, diciendo la verdad,
Aprensivos, fingidos, o ideales:
Tal vez sueños no son, son realidad,
Pero por lo común nunca son tales,
Que merezcan llamarse enfermedad. 7710
Malas estáis, es bien que aquí lo diga,
Mas sé yo que una paja la hacéis higa.
 
CI
Muchas vezes sólo es figura o sombra
De mal, pues tenéis buenos colores;
Y por una aprensión que os asombra
La burla sois de todos los Dotores.
Cierta vuestra pensión, que no se nombra,
Embía a la cabeza unos vapores
Que algo la cargan; y me causa risa,
Que por esto querráis dejar la Misa. 7720
 
CII
En esto, a la verdad, tengo temor
Que tal vez se introduzga algún abuso:
Y si sucede, que un Predicador
Se escandalize, y grite, ya le escuso.
Ánimo, pues, esfuerzo, y con valor
Señoras mías dejad esse mal uso.
Alzaos de la cama, si podéis,
Y andad a Misa, que no, no moriréis.
 
CIII
Pero alguno dirá: Frayle malvado
Este camino Tú nos lo enseñaste 7730
Quando estuviste un mes repantigado
En la cama, por un mal que soñaste.
No Señores, mi mal no fue soñado.
Fue un catharro, una fiebre, y esto baste
para creer, que si oprimí a la lana
De los colchones, fue de mala gana.
 
CIV
Testigos sois vosotros, que lo visteis,
Caros Amigos, que con singular
Amor, día y noche concurristeis
A verme, a darme aliento, y consolar, 7740
Y conmigo benignamente hicisteis
Lo que en tal caso se usa practicar.
Id est, con tierno, dulce, y plácido lenguage
Alentarme al valor, y aun al corage.
 
CV
Bien quisiera yo aora, y con razón,
(Ya que no pude entonzes otro tanto)
Dar las gradas de todo corazón
A los que en la ocasión de mi quebranto
Me mostraron tan grande compasión;
Mas no quiero interrumpir el Canto, 7750
Y espero (Dios mediante) firmemente
Cumplir con mi deber personalmente.
 
CVI
Y más que estoi resuelto por aora
A estar por muchos años sano y bueno;
Que el enfermar no es cosa que mejora
El gusto, ni la bolsa (ita Galeno)
Y quiero en adelante en toda hora
Estar contento, alegre, y mui sereno,
Porque oí, quando Niño, a una mi Tía,
Que hacía gran provecho la alegría. 7760
 
CVII
Mui bien sabía Elvira esta Receta,
Y en virtud de ella siempre alegre estava.
Por esso, como Sabia, y tan discreta
Nunca quartel a la tristeza dava.
Y por vivir en paz, tranquila, y quieta
En ninguna disputa se empeñava,
Siguiendo la Platónica dotrina,
Porque avía estudiado Medicina.
 
CVIII
Los aforismos Médicos sabía
De la Escuela (que fue) Salernitana. 7770
Mas médicos en casa no quería,
Porque gustava mucho de estar sana;
Antes bien los llamava cada día
Estirpadores de la estirpe humana,
Y que aquel que los da nimia creencia,
Hace al fin, aunque tarde, penitencia.
 
CIX
Sábenlo bien aquellos desgraciados
Que hoi sanos y robustos estarían,
Y están, en gracia de ellos, enterrados,
O a lo menos más tarde morirían. 7780
Yo suplico a mis Santos Avogados,
Que, si mi pronta muerte no querían,
Los alejen de mí como cien años,
Y después lluevan purgas, lluevan baños.
 
CX
No estragó Elvira no su gran salud
Con ciertas Mugeriles medicinas,
Especialmente allá en su juventud,
Como lo hacen cien Mozas malandrinas.
Muchas se han ido presto a la atahúd
(Pero todas cabezas golondrinas), 7790
O, con sus despropósitos bestiales,
Se han grangeado a sí mismas dos mil males.
 
CXI
O qué campo me ocurre aquí tan vasto
De correr, y saltar a mi talento!
Qué abundante, qué rico de buen pasto!
Pero mui fatigado ya me siento,
Y aleviar es razón de el baste, o basto
A este mi flaco, y mísero jumento,
Dexándole dormir un tanto quanto,
Y hacer podréis vosotros otro tanto. 7800
 
CXII
Mi ronca voz apenas ya se siente
De el más cercano a mí: no tengo aliento.
Si mañana volvéis, probablemente
Os diré, entre otras cosas que no cuento,
Lo que hizo Elvia con Tulio sabiamente
Aun antes de su mismo nacimiento.
Assí lo prometí en otro Tratado,
Y aora puntualmente me he acordado.
Fin del Canto X

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