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El cine de vanguardia y su exhibición en La Coruña republicana. El caso del Teatro Linares Rivas

Luis Miguel Quiroga Valcarce






ArribaAbajo1. Introducción

Según Peter Wollen existen dos vanguardias: una, asociada con las diversas tendencias de las Bellas Artes, profundamente marcada por trayectorias formalistas; otra, más crítica con los modos formales dominantes y en posición dialéctica ante las nociones de lo político social1. Esta última será la que va a tener una mayor incidencia en ciertos sectores culturales, cuyo público cinematográfico va a ser receptor de los films al uso de espectáculo y ocio; pero también de los films que se apartan de la visión transmitida por el cine dominante, es decir, de aquéllos que se oponen a las normas y valores del cine generalizado.

En cierto modo, podemos afirmar que la recepción del cine de vanguardia, en las salas de exhibición de la España prerrepublicana, tuvo su hito relevante con la llegada a las pantallas comerciales del cine soviético, anteriormente censurado por la dictadura primorriverista. Esta cinematografía representaba la ruptura en el aspecto ideológico, pero también formal, con el entramado de la tradición decimonónica que en el primer tercio del siglo XX tenía todavía un evidente peso específico sobre la sociedad gallega predominantemente rural y ajena, en buena medida, a las transformaciones operadas en otros lugares del mundo.

No cabe duda, pues, que el cine de vanguardia, en el sentido que nosotros le otorgamos, iba a servir de acicate para llevar a cabo la obra de modernización que la Segunda República se había propuesto. Por eso, ya en los límites del nuevo régimen, un anuncio de la prensa diaria del año 1930 proclama lo siguiente:

El pueblo del pecado

Es la primera película rusa presentada en España.

Como español y como persona moderna, debe asistir a su proyección.

El martes, 20; en el Teatro Rosalía Castro2.






ArribaAbajo2. La distribución

De la mano de Ricardo M. de Urgoiti, mediante su distribuidora Filmófono (dedicada a la importación y distribución de films en el mercado español), pudieron presentarse en nuestras salas los primeros títulos soviéticos y las obras de los mejores directores europeos del momento: René Clair, C. T. Dreyer, G. W. Pabst, Marc Allégret, Julien Duvivier, etc. Estas cintas se contrataban en París gracias al representante de Filmófono, el crítico Juan Piqueras3.

Aunque muchas distribuidoras europeas tenían puesto el veto al cine procedente de la Unión Soviética por su contenido ideológico, tanto Urgoiti como otros distribuidores regionales vinculados a ideas progresistas propiciaron, dentro de sus posibilidades, la divulgación de la cinematografía más discutida en su momento.

El distribuidor coruñés más destacado en este aspecto fue Rodrigo Vara Lafuente, quien por su labor en la región noroeste obtiene los dos premios creados por la casa Filmófono, para el agente que alcanzara una mayor cifra de producción en el año 1934. Su éxito es elogiado por la prensa porque gracias a su perseverancia «ha sabido conquistar el mercado cinematográfico de nuestra región»4. Tanto él como otros colegas viajan con relativa frecuencia a Madrid y Barcelona para visionar films de posible interés. A su vez, los exhibidores gallegos acuden a La Coruña para ponerse al corriente de los films que circularán durante la temporada para ver si son de su conveniencia y, por consiguiente, establecer contratos con una u otra distribuidora. Todo ello constata el tamiz existente a la hora de establecer las programaciones, aunque como es lógico dentro del mercado primarían los criterios financieros salvo excepciones.




ArribaAbajo3. La exhibición: el caso del Teatro Linares Rivas

El Teatro Linares Rivas constituía una sala comercial atípica dentro del panorama de la exhibición en la ciudad herculina.

Su inauguración data del 3 de abril de 1920, dedicado tanto a los espectáculos escénicos como cinematográficos, aunque con preponderancia de estos últimos.

Entre sus características destacan las siguientes:

- patio, sin plateas, con 590 butacas.

- palcos, en el piso principal, en número de siete centrales y dieciséis laterales.

- en el piso segundo, una galería en doble fila con 149 butacas; detrás, 68 de anfiteatro y, a espaldas de éste, la entrada general.

- el escenario, cerrado por un cortinaje de terciopelo verde, tiene a su pie el foso de la orquesta5.

Su aforo era de 1.165 espectadores, sobrepasando ligeramente al Teatro Rosalía, por lo cual era uno de los locales de espectáculos preferido por el público no sólo por su amplitud, sino también por la programación ofrecida y distintos alicientes.

En la etapa republicana, una excepción en la programación la constituye la alternativa semanal de los denominados «Viernes Atlas». Gracias a los cuales los espectadores podrán ver desde la primavera de 1933 una selección amplia de distintas cinematografías, aunque dicha estructura de programación dure poco tiempo. De todos modos, tanto antes como después -aunque sin dicha denominación- el Teatro Linares Rivas fue el adalid de la programación de cine europeo de vanguardia en La Coruña.

Cuando se inauguran los «Viernes Atlas», se dice:

(...) A base de películas extraordinarias, de técnica depurada, fuertes y emotivas; cintas de vanguardia, plenas de novedad y motivo de apasionamiento.

Para la inauguración de los «Viernes Atlas» estreno de la formidable producción rusa, enteramente explicada en español, La línea general.

Obra debida al genio de Eisenstein (...)6.



Estas sesiones estaban abiertas totalmente al público, sin ningún tipo de restricción, con aires modernizadores de apertura a la confrontación polémica, en consonancia con la nueva coyuntura social y política derivada del bienio radical en curso.

Entre los éxitos de los «Viernes Atlas» podemos citar, entre otros, los siguientes:

- El camino de la vida (Putyovka v zhizn, 1931), producción soviética del director Nikolai Ekk, de la que la prensa señala: «Es una obra de vigor asombroso. Es el poema del trabajo alegre y redentor. No es tendenciosa en el sentido que es de suponer»7.

- Hampa (Berlin - Alexanderplatz, 1931), producción alemana de la marca Allianz, dirigida por Jutzi. Este film se incluye en el grupo que Kracauer calificaba de antiautoritarios, humanistas y pacifistas8.

- Las maletas del señor O.F. (Die Koffer des Herm O.F., 1931), producción alemana dirigida por Granowsky, de la que la publicidad indicaba: «Una película al margen de las vulgaridades del cine sonoro»9.

- Maternidad (Frauennot-Frauenglück, 1930), película antiabortista de producción suiza10.

Estos ejemplos dan una idea de cómo, efectivamente, se oponían en estas sesiones especiales diferentes cinematografías europeas frente al cine estadounidense dominante; aunque éste también tenía obras que se apartaban de la superficialidad imperante, tan denigrada por los intelectuales y humanistas en las publicaciones periódicas. Así, por ejemplo, Sin novedad en el frente (All Quiet on the Western Front, 1930), Soy un fugitivo (I am a Fugitive from a Chain Gang, 1932), etcétera.

Pero la peculiaridad del Teatro Linares Rivas como cinematógrafo vanguardista no reside solamente en ésas y otras sesiones especiales, sino que también debe tenerse en cuenta su relevancia en el aspecto cuantitativo; ya que según clasificación estadística para el período 1931-1936, aunque la superioridad del cine estadounidense es evidente, no obstante la suma del total de los films de países europeos (incluyendo a la URSS) se acerca significativamente (306 frente a 441 de Estados Unidos); con lo cual se comprueba la importancia concedida al cine occidental frente al norteamericano en esta sala de estreno. Veamos, a continuación, el análisis cuantitativo de sus programaciones:

Número de títulos exhibidos en el Teatro Linares Rivas, clasificados por países, durante la II República

Estados Unidos........................................441
Alemania........................................147
Francia........................................74
España........................................44
Gran Bretaña........................................14
Unión Soviética........................................11
Austria........................................7
Italia........................................4
Suiza........................................3
México........................................3
Checoslovaquia........................................1
Polonia........................................1
Argentina........................................1
Sin clasificar........................................55

(Fuente: prensa diaria; elaboración propia)11

Estos datos contrastan con nitidez con los resultados ofrecidos por las exhibiciones de otra de las salas de estreno: el cine Savoy, la sala cinematográfica de la alta sociedad, la cual dedica con mucha amplitud en los márgenes cuantitativos gran atención al cine procedente de Hollywood con nula presencia del cine de la Unión Soviética. El cine europeo en conjunto casi es cuatriplicado por el estadounidense.

Un caso semejante al del Teatro Linares Rivas, pero por motivos diferentes, lo constituye el Salón Teatro de Santiago de Compostela, donde la presencia del cine alemán es considerable con respecto a la media general de otros salones de cine. Esto es así -según Arias- porque dicha sala estaba controlada por los estamentos eclesiásticos, ya que pertenecía a la Casa Social Católica, lo que sin duda favorecía la presencia del cine germano, cuya ideología estaba más próxima a las inquietudes de los programadores, Mientras que el cine norteamericano de estos años era mucho más frívolo, lo que traería como consecuencia las severas campañas anticine inmoral propiciadas por los sectores clericales más integristas12.




ArribaAbajo4. Los comentarios

La exhibición del cine de vanguardia, del cine comprometido en su sentido más profundo con la cultura de las transformaciones, veía apoyada su actividad por parte de la prensa periódica con acogidas favorables y elogios remarcados; mientras, a la vez en fuerte contraposición, se escribían auténticas diatribas contra la influencia norteamericana en general y contra su cine en particular.

Dionisio Pérez, al final de su artículo «Contra la yanquilización del mundo», decía:

¿Cómo ha caído Europa en esta alucinación? Podría citar otros libros que se publicaron el año pasado, centenares de artículos recogidos de las revistas de toda Europa (...) que claman indignación, ira, aversión, odio, rabia ciega, cólera desatada contra la posibilidad de esta intentada yanquilización mundo (...)13.



Por su parte, Emilio Vuillermy en su artículo «Carta abierta al tío Sam», expone su preocupación ante el afán colonizador del Nuevo Mundo, en concreto mediante el cine: «La dictadura de los grandes señores de Hollywood se hace sentir duramente en todo el mundo. No ignorando la ambición y el orgullo de estos conquistadores, tenemos el derecho y el deber de defendernos contra sus brutales ofensivas»14.

Desde luego, esta acentuación del antiamericanismo en la sociedad europea de entreguerras se localizaba tanto en la extrema izquierda como en el nazismo. Según un miembro de una agrupación cultural proletaria: «Tratábamos de ver todo lo soviético y lo alemán prehitleriano y sentíamos desprecio hacia el cine americano»15.

En cuanto al cine soviético, aunque cuantitativamente representaba muy poco, tuvo sin embargo una importancia decisiva por su gran repercusión ideológica en un mundo en transformación acelerada, máxime teniendo presente que sus films representaban el mensaje implícito o no del primer país de la Historia que había alcanzado el socialismo revolucionario.

Por tanto, el aspecto cualitativo del cine soviético en las pantallas de Occidente rebasaba con mucho la importancia numérica de otras cinematografías. Así ocurría en Galicia, en los grandes núcleos urbanos, donde se sentía la agitación social en medio de las estructuras políticas cambiantes.

En general, los artículos publicados en la prensa periódica gallega hacen elogios de los films soviéticos, de su estructura formal y de sus contenidos socializantes y humanísticos, en contraste con los ataques dirigidos al cine cuyos fundamentos estaban en Wall Street. Debe tenerse en cuenta que muchos de esos ataques no suponían un rechazo del capitalismo como sistema político-social, sino que solamente repudiaban al cine estadounidense por su postura antimoral.

Con el cine soviético hasta los más irreconciliables con el arte de las imágenes en movimiento se convierten al cinema. Para los espíritus más refinados en el sentido pleno del término, el cine seguía siendo en muchos aspectos un espectáculo de barraca de feria; ya que para ellos el cine se definía por su vaciedad intelectiva, por ser un pasatiempo propio de porteras y nodrizas; además, el cine, por sus contenidos, significaba la corrupción.

Uno de estos espíritus sensibles, lleno de inquietud humanística, fue José Santacreu, quien según confiesa en un artículo publicado por El Pueblo Gallego cambió su criterio hacia el cine a raíz de su conocimiento del cine soviético:

(...) Algo formidablemente nuevo aparece en la pantalla que le da un tremendo sentido de humanidad y fuerza. Un vivo contenido de expresión y de vigor que rezuma substancia sabrosísima del meollo de lo auténticamente popular (...)

(...) El Arte como instrumento -como ariete-, para derrocar el agrietado sistema capitalista. Para fortalecer la conciencia reivindicativa de los trabajadores (...)16.



También la prensa confesional católica supo reconocer los méritos creativos del cine soviético al mismo tiempo que ponía en entredicho su mensaje ideológico. Veamos, como ejemplo, el comentario publicado en El Ideal Gallego sobre Lo viejo y lo nuevo (Staroye i Novoye, 1929), de Eisenstein:

(...) La película La línea general es una obra bien dirigida por Eisenstein y que sirvió para exaltarlo a la cumbre de los creadores del cine. Es rusa, y como la inmensa mayoría de las rusas, no está hecha ni siquiera siguiendo el lema de el «arte por el arte», sino que tiene una franca tendencia proselitista. Con ella no estamos conformes, porque pugna con nuestra doctrina. En cuanto La línea general es meramente cinematográfica, utiliza inteligentemente los recursos técnicos. !Lástima que sea para servir una tendencia comunistoide!17.



Pese a que venimos señalando dos vertientes contrarias, a saber: la acogida intelectual del cine soviético y europeo en general frente a las diatribas contra el cine hollywoodiano; no debemos de olvidar que era éste el que triunfaba mayoritariamente, produciendo una huella de gran profundidad incluida dentro del concepto de aculturación (la sobreposición de la civilización estadounidense sobre los demás modos de vida, dado el predominio de sus canales comunicativos).

Por ello, es conveniente, para no distorsionar la realidad, constatar la presencia de otros escritos defensores de los films norteamericanos frente a la orientación de los europeos. Es el caso de Alfredo Serrano cuando defiende el cine-espectáculo norteamericano: la opereta, la revista y la alta comedia; al mismo tiempo que insiste en que la tendencia europea hacia el realismo, con sus ambientes pobres, su trama profunda y emotiva, llevarían al cine hacia su declive. Por tanto, reclama reflexión en todos aquellos escritores que publican artículos irritados contra el cinema insulso y sectario promocionado por la burguesía norteamericana18.

No obstante, el perfil del cine norteamericano de estos años lo confirma un historiador de Filadelfia, Lewis Jacobs, al decir que los temas sociales, políticos y económicos empezaban a interesar al hombre medio en una coyuntura favorable al progresismo que propiciaba una nueva escala de valores individuales y sociales; pero también reconoce que «la mayoría de las películas se nutren de la más aterradora banalidad»19.

Por otra parte, para finalizar, nos vamos a referir a los comentarios del orensano Antonio Román, quien con sus paisanos Carlos Velo y José Suárez, poseía una concepción fílmica inserta en las corrientes de la vanguardia europea y soviética, lo que confirma la gran repercusión de las citadas vanguardias en distintos sectores de la intelectualidad.

En una conferencia dada a través del micrófono de Radio Orense expone sus ideas fílmicas diciendo entre otras cosas lo que sigue:

(...) El film corto es la forma de cinema más apropiada para que el realizador pueda libremente expresar su personalidad, ya que en él no se opone la traba de un argumento complicado al que haya que sacrificarla; y es quizá ésta la razón que mejor explica su éxito creciente. Conocidos de todos los aficionados al cinema son los títulos Romanza sentimental de Eisenstein, T.S.F. y La melodía del mundo de Ruttmann, El mar de los cuervos de Jean Epstein, etc. (...)

En España, hasta hace muy poco nada se había hecho en este sentido, y los cines se veían obligados a incluir siempre en sus programas complementos extranjeros. Por fortuna, se inicia ahora una reacción, y este año, además de Canto de emigración, ya se llevan rodado unos cuantos, de los cuales son los más destacados Una de fieras de Maroto, Ir por lana de Fernando Delgado, Do, re, mi, fa, sol de Edgar Neville, Romanza rusa de Florián Rey y Almadrabas e Infinitos ambos de Fernando Mantilla y Carlos Velo20.






Arriba5. Conclusión

Tomando como eje temático la exhibición del cine vanguardista, en su acepción menos experimental y más dialéctica, en un cine de La Coruña republicana, hemos intentado una aproximación a las corrientes de opinión plasmadas en diversos comentarios periodísticos, que traslucen esencialmente la dicotomía entre la visión aportada por el cine dominante estadounidense y la dada a través de las vanguardias europeas y soviética, sirviendo esta última de impulso en la transformación de las fórmulas político-sociales de determinados colectivos progresistas, en tanto que los modelos hollywoodianos afectaban a un espectro mayor de la población.





 
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