1
Antonio Di Benedetto, Mundo animal, Mendoza, D'Accurzio, 1953, p. 6. A partir de aquí y para agilizar la lectura, nos referiremos a esta edición como MA1. Las citas se incorporan al texto entre paréntesis.
2
Cf. Marta Elena Castellino, «Inquietud religiosa y discurso parabólico en Mundo animal de Antonio Di Benedetto», Piedra y Canto. Cuadernos del Centro de Estudios de Literatura de Mendoza, Mendoza, CELIM, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, Ediciones Culturales de Mendoza, n.º 3 (1995), p. 41.
3
Antonio Di Benedetto, «Borrador de un reportaje», en Mundo animal, 2.ª ed., Buenos Aires, Compañía General Fabril Editora, 1971, p. 9.
4
Ibid.
5
Cf. Graciela Maturo, «La aventura vital en la creación de Antonio Di Benedetto», Estudio preliminar a Antonio Di Benedetto, Páginas de Antonio Di Benedetto seleccionadas por el autor, Buenos Aires, Celtia, 1987, p. 18 y Marta Castellino, Art. cit., pp. 37-45.
6
Cf. Graciela Maturo, Art. cit., p. 18. Gaspar Pío del Corro, «Zama», zona de contacto, Córdoba, Ediciones Argos, 1992, p. 27. Malva Filer, La novela y el diálogo de los textos. «Zama» de Antonio Di Benedetto, México, Oasis, 1982, p. 17.
7
Marta Castellino, Art. cit., p. 41.
8
Cf. Gaspar Pío del Corro, Op. cit., p. 28, nota 1.
9
«Tomaba las migas de la mesa del comedor. No me gusta lo bastante nada más que la corteza del pan. Dejo la miga. Más desde que una señora atemorizaba a su niño [...] diciéndole que no comiera miga, que engorda, que la miga es el alimento de los tontos y de los mudos»
(MA1, p. 17).
«Tomaba las sobras de la mesa del comedor. No me gusta lo bastante nada más que la corteza del pan. Dejo la miga y pesada pulpa. Más aún desde que una señora atemorizaba a su niño [...] diciéndole que no comiera miga, que engorda, que la miga es el alimento de los tontos y de los mudos»
(MA1, p. 19).
10
«En la escuela, en el día siguiente y en muchos otros días que no sé cuántos serán, pero fueron quizás todos los de un mes [...]» (MA1, p. 53).
«En la escuela, en el día siguiente y en muchos otros días que no sé cuántos fueron, quizás todos los de un mes [...]» (MA2, p. 67).