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El condenado por desconfiado

Comedia famosa

Tirso de Molina


[Nota preliminar: Edición a cargo de Luis Galván. Grupo de investigación GRISO. Proyecto TC/12.

Texto base: Segunda parte de las comedias del maestro Tirso de Molina. Madrid, Imprenta del Reino, 1635, fols. 179-201 (ejemplares de la BNE y BNF).

Cotejado con la suelta: El condenado por desconfiado. Comedia famosa, del M. Tirso de Molina (Sevilla, h. 1626). Ejemplares de Copenhague y Friburgo; y con otras seis sueltas posteriores (conservadas en BNF, Universidad de Pennsylvania, Biblioteca Histórica Municipal de Madrid, Instituto del Teatro de Barcelona, Biblioteca de Castilla-La Mancha).]



Representola Figueroa.



HABLAN EN ELLA LAS PERSONAS SIGUIENTES
 

 
PAULO,   de ermitaño.
PEDRISCO,   gracioso.
EL DEMONIO.
OTAVIO, y LISANDRO.
CELIA, y LIDORA, su criada.
ENRICO.
GALVÁN, y ESCALANTE.
ROLDÁN.
CHERINOS.
ANARETO,   padre de Enrico.
ALBANO,   viejo.
UN PASTOR.
UN GOBERNADOR.
UN ALCAIDE.
UN PORTERO.
UN JUEZ.
UN MÚSICO.
ALGUNOS VILLANOS.





ArribaAbajoJornada I

 

Sale PAULO de ermitaño.

 
PAULO
¡Dichoso albergue mío,
soledad apacible y deleitosa
que al calor y al frío
me dais posada en esta selva umbrosa
donde el huésped se llama5
o verde hierba o pálida retama!
Agora, cuando el alba
cubre las esmeraldas de cristales,
haciendo al Sol la salva,
que de su coche sale por jarales,10
con manos de luz pura
quitando sombras de la noche obscura,
salgo de aquesta cueva
que en pirámides altos destas peñas
naturaleza eleva,15
y a las errantes nubes hace señas
para que noche y día,
ya que no hay otra, le haga compañía.
Salgo a ver estos cielos,
alfombra azul de aquellos pies hermosos.20
¿Quién, ¡oh celestes velos!,
aquesos tafetanes luminosos
rasgar pudiera un poco
para ver...? Ay de mí, vuélvome loco.
Mas ya que es imposible,25
y sé cierto, Señor, que me estáis viendo
desde ese inacesible
trono de luz hermoso, a quien sirviendo
están ángeles bellos,
más que la luz del Sol hermosos ellos,30
mil glorias quiero daros
por las mercedes que me estáis haciendo,
sin saber obligaros.
¿Cuándo yo merecí que del estruendo
me sacarais del mundo,35
que es umbral de las puertas del profundo?
¿Cuándo, Señor divino,
podrá mi indignidad agradeceros
el volverme al camino,
que si yo no conozco, es fuerza el veros, 40
y tras esta vitoria,
darme en aquestas selvas tanta gloria?
Aquí los pajarillos,
amorosas canciones repitiendo,
por juncos y tomillos,45
de vos me acuerdan, y yo estoy diciendo:
si esta gloria da el suelo,
¿qué gloria será aquélla que da el cielo?
Aquí estos arroyuelos,
girones de cristal en campo verde,50
me quitan mis desvelos
y son causa a que de vos me acuerde,
tal es el gran contento
que infunde al alma su sonoro acento.
Aquí silvestres flores55
el fugitivo tiempo aromatizan,
y de varios colores
aquesta vega humilde fertilizan.
Su belleza me asombra;
calle el tapete y berberisca alfombra.60
Pues con estos regalos,
con aquestos contentos y alegrías,
bendito seas mil veces,
inmenso Dios que tanto bien me ofreces.
Aquí pienso seguirte,65
ya que el mundo dejé para bien mío;
aquí pienso servirte,
sin que jamás humano desvarío,
por más que abra la puerta
el mundo a sus engaños, me divierta.70
Quiero, Señor divino,
pediros de rodillas humilmente
que en aqueste camino
siempre me conservéis piadosamente.
Ved que el hombre se hizo75
de barro, y de barro quebradizo.
 

(Sale PEDRISCO con un haz de hierba, pónese PAULO de rodillas y elévase.)

 
PEDRISCO
Como si fuera borrico
vengo de hierba cargado,
de quien el monte está rico.
Si esto como, desdichado,80
triste fin me pronostico.
¿Que he de comer hierba yo,
manjar que el cielo crió
para brutos animales?
Deme el cielo en tantos males85
paciencia. Cuando me echó
mi madre al mundo, decía:
«Mis ojos santo te vean,
Pedrisco del alma mía».
Si esto las madres desean,90
una suegra y una tía
¿qué desearán? Que aunque el ser
santo un hombre es gran ventura,
es desdicha el no comer.
Perdonad esta locura95
y este loco proceder,
mi Dios, y pues conocida
ya mi condición tenéis
no os enojéis porque os pida
que la hambre me quitéis100
o no sea santo en mi vida.
Y si puede ser, Señor,
pues que vuestro inmenso amor
todo lo imposible doma,
que sea santo y que coma,105
mi Dios, mejor que mejor.
De mi tierra me sacó
Paulo, diez años habrá,
y a aqueste monte apartó;
él en una cueva está,110
y en otra cueva estoy yo.
Aquí penitencia hacemos,
y sólo hierbas comemos,
y a veces nos acordamos
de lo mucho que dejamos115
por lo poco que tenemos.
Aquí al sonoro raudal
de un despeñado cristal,
digo a estos olmos sombríos:
«¿Dónde estáis, jamones míos,120
que no os doléis de mi mal?
Cuando yo solía cursar
la ciudad y no las peñas
-memorias me hacen llorar-
de las hambres más pequeñas125
gran pesar solíais tomar.
Erais jamones leales,
bien os puedo así llamar,
pues merecéis nombres tales,
aunque ya de las mortales130
no tengáis ningún pesar».
Mas ya está todo perdido;
hierbas comeré afligido,
aunque llegue a presumir
que algún mayo he de parir135
por las flores que me comido.
Mas Paulo sale de la cueva obscura;
entrar quiero en la mía tenebrosa
y comerlas allí.
 

(Vase, y sale PAULO.)

 
PAULO
¡Qué desventura
y qué desgracia cierta, lastimosa!140
El sueño me venció, viva figura,
por lo menos imagen temerosa,
de la muerte cruel, y al fin rendido,
la devota oración puse en olvido.
Siguiose luego al sueño otro, de suerte,145
sin duda, que a mi Dios tengo enojado,
si no es que acaso el enemigo fuerte
haya aquesta ilusión representado.
Siguiose al fin, ay Dios, de ver la muerte.
¡Qué espantosa figura! Ay, desdichado,150
si el verla en sueños causa tal quimera,
el que vivo la ve, ¿qué es lo que espera?
Tirome el golpe con el brazo diestro;
no cortó la guadaña; el arco toma:
la flecha en el derecho, y el siniestro155
el arco mismo que altiveces doma.
Tirome al corazón; yo, que me muestro
al golpe herido, porque al cuerpo coma
la madre tierra como a su despojo,
desencarcelo el alma, el cuerpo arrojo.160
Salió el alma en un vuelo, en un instante
vi de Dios la presencia. ¡Quién pudiera
no verle entonces! ¡Qué cruel semblante,
resplandeciente espada y justiciera
en la derecha mano! Y arrogante,165
como ya por derecho suyo era,
el fiscal de las almas miré a un lado,
que aun en ser vitorioso estaba airado.
Leyó mis culpas, y mi guarda santa
leyó mis buenas obras, y el Justicia170
Mayor del cielo, que es aquél que espanta
de la infernal morada la malicia,
las puso en dos balanzas; mas levanta
el peso de mi culpa y mi justicia
mis obras buenas tanto, que el Juez Santo175
me condena a los reinos del espanto.
Con aquella fatiga y aquel miedo
desperté, aunque temblando, y no vi nada
si no es mi culpa, y tan confuso quedo,
que si no es a mi suerte desdichada,180
o traza del contrario, ardid o enredo,
que vibra contra mí su ardiente espada,
no sé a qué lo atribuya. Vos, Dios santo,
me declarad la causa deste espanto.
¿Heme de condenar, mi Dios divino,185
como este sueño dice, o he de verme
en el sagrado alcázar cristalino?
Aqueste bien, Señor, habéis de hacerme:
¿qué fin he de tener? Pues un camino
sigo tan bueno, no queráis tenerme190
en esta confusión, Señor eterno:
¿he de ir a vuestro cielo o al infierno?
Treinta años de edad tengo, Señor mío,
y los diez he gastado en el desierto,
y si viviera un siglo, un siglo fío195
que lo mismo ha de ser; esto os advierto.
Si esto cumplo, Señor, con fuerza y brío,
¿qué fin he de tener? Lágrimas vierto.
Respondedme, Señor, Señor eterno.
¿He de ir a vuestro cielo o al infierno?200
 

(Aparece el DEMONIO en lo alto.)

 
DEMONIO
Diez años ha que persigo
a este monje en el desierto,
recordándole memorias
y pasados pensamientos,
y siempre le he hallado firme205
como un gran peñasco opuesto.
Hoy duda en su fe, que es duda
de la fe lo que hoy ha hecho,
porque es la fe en el cristiano
que sirviendo a Dios y haciendo210
buenas obras, ha de ir
a gozar dél en muriendo.
Éste, aunque ha sido tan santo,
duda de la fe, pues vemos
que quiere del mismo Dios,215
estando en duda, saberlo.
En la soberbia también
ha pecado, caso es cierto;
nadie como yo lo sabe,
pues por soberbio padezco.220
Y con la desconfianza
le ha ofendido, pues es cierto
que desconfía de Dios
el que a su fe no da crédito.
Un sueño la causa ha sido;225
y el anteponer un sueño
a la fe de Dios, ¿quién duda
que es pecado manifiesto?
Y así me ha dado licencia
el juez más supremo y recto230
para que con más engaños
le incite agora de nuevo.
Sepa resistir valiente
los combates que le ofrezco,
pues supo desconfiar235
y ser como yo soberbio.
Su mal ha de restaurar
de la pregunta que ha hecho
a Dios, pues a su pregunta
mi nuevo engaño prevengo.240
De ángel tomaré la forma,
y responderé a su intento
cosas que le han de costar
su condenación, si puedo.
 

(Quítase el DEMONIO la túnica, y queda de ángel.)

 
PAULO
Dios mío, aquesto suplico:245
¿salvareme, Dios inmenso?
¿Iré a gozar vuestra gloria?
Que me respondáis espero.
DEMONIO
Dios, Paulo, te ha escuchado
y tus lágrimas ha visto.250
PAULO
¡Qué mal el temor resisto!
Ciego en mirarlo he quedado.
DEMONIO
Me ha mandado que te saque
de esa ciega confusión,
porque esa vana ilusión255
de tu contrario se aplaque.
Ve a Nápoles y a la puerta
que llaman allá del Mar,
que es por donde tú has de entrar
a ver tu ventura cierta260
o tu desdicha; verás
cerca de allá -estame atento-
un hombre...
PAULO
¡Qué gran contento
con tus razones me das!
DEMONIO
...que Enrico tiene por nombre,265
hijo del noble Anareto;
conocerasle, en efeto,
por señas, que es gentil hombre,
alto de cuerpo y gallardo.
No quiero decirte más,270
porque apenas llegarás
cuando le veas.
PAULO
Aguardo
lo que le he de preguntar
cuando yo le llegue a ver.
DEMONIO
Sólo una cosa has de hacer.275
PAULO
¿Qué he de hacer?
DEMONIO
Verle y callar,
contemplando sus acciones,
sus obras y sus palabras.
PAULO
En mi pecho ciego labras
quimeras y confusiones.280
¿Sólo eso tengo de hacer?
DEMONIO
Dios que en él repares quiere,
porque el fin que aquél tuviere,
ese fin has de tener.
 

(Desaparece.)

 
PAULO
¡Oh misterio soberano!285
¿Quién este Enrico será?
Por verle me muero ya.
¡Qué contento estoy, qué ufano!
Algún divino varón
debe de ser, quién lo duda.290
 

(Sale PEDRISCO.)

 
PEDRISCO
Siempre la fortuna ayuda
al más flaco corazón.
Lindamente he manducado,
satisfecho quedo ya.
PAULO
¿Pedrisco?
PEDRISCO
A esos pies está
295
mi boca.
PAULO
A tiempo ha llegado.
Los dos habemos de hacer
una jornada al momento.
PEDRISCO
Brinco y salto de contento.
Mas ¿dónde, Paulo, ha de ser?300
PAULO
A Nápoles.
PEDRISCO
¿Qué me dice?
¿Y a qué, padre?
PAULO
En el camino
sabrá un paso peregrino;
plegue a Dios que sea felice.
PEDRISCO
¿Si seremos conocidos305
de los amigos de allá?
PAULO
Nadie nos conocerá,
que vamos desconocidos
en el traje y en la edad.
PEDRISCO
Diez años ha que faltamos;310
seguros pienso que vamos;
que es tal la seguridad
deste tiempo que en un hora
se desconoce el amigo.
PAULO
Vamos.
PEDRISCO
Vaya Dios conmigo.
315
PAULO
De contento el alma llora.
A obedeceros me aplico,
mi Dios; nada me desmaya,
pues vos me mandáis que vaya
a ver al dichoso Enrico.320
¡Gran santo debe de ser!
Lleno de contento estoy.
PEDRISCO
Y yo, pues contigo voy
(no puedo dejar de ver,
pues que mi bien es tan cierto,325
con tan alta maravilla,
el bodegón de Juanilla
y la taberna del tuerto.)
 

(Vanse, y sale el DEMONIO.)

 
DEMONIO
Bien mi engaño va trazado:
hoy verá el desconfiado330
de Dios y de su poder
el fin que viene a tener,
pues él propio lo ha buscado.
 

(Vase, y sale OTAVIO y LISANDRO.)

 
LISANDRO
La fama desta mujer
sólo a verla me ha traído.335
OTAVIO
¿De qué es la fama?
LISANDRO
La fama
que della, Otavio, he tenido,
es de que es la más discreta
mujer que en aqueste siglo
ha visto el napolitano340
reino.
OTAVIO
Verdad os han dicho.
Pero aquesa discreción
es el cebo de sus vicios;
con ésa engaña a los necios,
con ésa estafa a los lindos;345
con una otava o soneto
que con picaresco estilo
suele hacer de cuando en cuando,
trae a mil hombres perdidos,
y por parecer discretos350
alaban el artificio,
el lenguaje y los concetos.
LISANDRO
Notables cosas me han dicho
desta mujer.
OTAVIO
Está bien.
¿No os dijo el que aqueso os dijo355
que es desta mujer la casa
un depósito de vivos?
Y que nunca está cerrada
al napolitano Enrico
ni al alemán, ni al inglés,360
ni al húngaro, armenio o indio,
ni aun al español tampoco,
con ser tan aborrecido
en Nápoles.
LISANDRO
¿Eso pasa?
OTAVIO
La verdad es lo que digo,365
como es verdad que venís
della enamorado.
LISANDRO
Afirmo
que me enamoró su fama.
OTAVIO
Pues más hay:
LISANDRO
Sois fiel amigo.
OTAVIO
...que tiene cierto mancebo370
por galán, que no ha nacido
hombre tan mal inclinado
en Nápoles.
LISANDRO
Será Enrico,
hijo de Anareto el viejo,
que pienso que ha cuatro o cinco375
años que está en una cama
el pobre viejo tullido.
OTAVIO
El mismo.
LISANDRO
Noticia tengo
dese mancebo.
OTAVIO
Os afirmo,
Lisandro, que es el peor hombre380
que en Nápoles ha nacido.
Aquesta mujer le da
cuanto puede, y cuando el vicio
de juego suele apretalle,
se viene a su casa él mismo385
y le quita a bofetadas
las cadenas, los anillos.
LISANDRO
¡Pobre mujer!
OTAVIO
También ella
suele hacer sus ciertos tiros,
quitando la hacienda a muchos390
que son en su amor novicios,
con esta falsa poesía.
LISANDRO
Pues ya que estoy advertido
de amigo tan buen maestro,
allí veréis si yo os sirvo.395
OTAVIO
Yo entraré con vos también;
mas ojo al dinero, amigo.
LISANDRO
Con invención entraremos.
OTAVIO
Direisle que habéis sabido
que hace versos elegantes400
y que a precio de un anillo
unos versos os escriba
a una dama.
LISANDRO
Buen adbitrio.
OTAVIO
Y yo, pues entro con vos,
le diré también lo mismo.405
Ésta es la casa.
LISANDRO
Y aun pienso
que está en el patio.
OTAVIO
Si Enrico
nos coge dentro, por Dios
que recelo algún peligro.
LISANDRO
¿No es un hombre solo?
OTAVIO
¿Sí?
410
LISANDRO
Ni le temo, ni le estimo.
 

(Sale CELIA leyendo un papel, y LIDORA con recado de escribir.)

 
CELIA
Bien escrito está el papel.
LIDORA
Es discreto Severino.
CELIA
¿Pues no se le echa de ver?
LIDORA
Notablemente.415
CELIA
La letra es buena.
LIDORA
Ya entiendo.
CELIA
Las razones de ignorante.
OTAVIO
Llega, Lisandro atrevido.
LISANDRO
Hermosa es, por vida mía.
Muy pocas veces se ha visto420
belleza y entendimiento
tanto en un sujeto mismo.
LIDORA
Dos caballeros, si ya
se juzgan por el vestido,
han entrado.
CELIA
¿Qué querrán?
425
LIDORA
Lo ordinario.
OTAVIO
Ya te ha visto.
CELIA
¿Qué mandan vuesas mercedes?
LISANDRO
Hemos llegado atrevidos,
porque en casas de poetas
y de señores no ha sido430
vedada la entrada a nadie.
LIDORA
Gran sufrimiento ha tenido,
pues la llamaron poeta,
y ha callado.
LISANDRO
Yo he sabido
que sois discreta en extremo,435
y que de Homero y de Ovidio
excedéis la misma fama;
y así yo y aqueste amigo
que vuestro ingenio me alaba,
en competencia venimos440
de que para cierta dama
que mi amor puso en olvido
y se casó a su disgusto,
le hagáis algo; que yo afirmo
el premio a vuestra hermosura,445
si es, señora, premio digno
el daros mi corazón.
LIDORA
Por Belerma te ha tenido.
OTAVIO
Yo vine también, señora,
pues vuestro ingenio divino450
obliga a los que se precian
de discretos, a lo mismo.
CELIA
¿Sobre quién tiene de ser?
OTAVIO
Una mujer que me quiso
cuando tuvo qué quitarme,455
y ya que pobre me ha visto,
se recogió a buen vivir.
LIDORA
Muy como discreta hizo.
CELIA
A buen tiempo habéis llegado;
que a un papel que me han escrito460
querría responder ahora;
y pues decís que de Ovidio
excedo la antigua fama,
haré ahora más que él hizo;
a un tiempo se han de escribir465
vuestros papeles y el mío.

 [A LIDORA.] 

Da a todos tinta y papel.
LISANDRO
¡Bravo ingenio!
OTAVIO
Peregrino.
LIDORA
Aquí está tinta y papel.
CELIA
Escribid, pues.
LISANDRO
Ya escribimos.
470
CELIA
¿Tú dices que una mujer
que se casó?
LISANDRO
Aqueso digo.
CELIA
Y tú a la que te dejó
después que no fuiste rico.
OTAVIO
Así es verdad.
CELIA
Y yo aquí
475
le respondo a Severino.
 

(Escriban, y sale GALVÁN y ENRICO con espada y broquel.)

 
ENRICO
¿Qué se busca en esta casa,
hidalgos?
LISANDRO
Nada buscamos;
estaba abierta y entramos.
ENRICO
¿Conóceme?
LISANDRO
¿Aquesto pasa?
480
ENRICO
Pues váyanse noramala,
que, voto a Dios, si me enojo...
No me haga Celia del ojo.
OTAVIO
¿Qué locura a aquesta iguala?
ENRICO
...que los arroje en el mar,485
aunque está lejos de aquí.
CELIA
Mi bien, por amor de mí.
ENRICO
¿Tú te atreves a llegar?
Apártate; voto a Dios
que te dé una bofetada.490
OTAVIO
Si el estar aquí os enfada,
ya nos iremos los dos.
LISANDRO
¿Sois pariente, o sois hermano
de aquesta señora?
ENRICO
Soy
el diablo.
GALVÁN
Ya yo estoy
495
con la hojarasca en la mano.
Sacúdelos.
OTAVIO
Deteneos.
CELIA
Mi bien, por amor de Dios.
OTAVIO
Aquí venimos los dos,
no con lacivos deseos,500
sino a que nos escribiese
unos papeles.
ENRICO
Pues ellos,
que se precian de tan bellos,
¿no saben escribir?
OTAVIO
Cese
vuestro enojo.
ENRICO
¿Qué es cesar?
505
¿Qué es de lo escrito?
OTAVIO
Esto es.
 

(Rasga los papeles.)

 
ENRICO
Vuelvan por ellos después,
porque ahora no hay lugar.
CELIA
¿Los rompiste?
ENRICO
Claro está
y si me enojo...
CELIA
¡Mi bien!
510
ENRICO
...haré lo mismo también
de sus caras.
LISANDRO
Basta ya.
ENRICO
Mi gusto tengo de hacer
en todo cuanto quisiere;
y si voarcé lo quiere,515
sor hidalgo, defender,
cuéntese sin piernas ya,
porque yo nunca temí
hombres como ellos.
LISANDRO
¿Qué ansí
nos trate un hombre?
OTAVIO
Callá.
520
ENRICO
Ellos se precian de hombres,
siendo de mujer las almas.
Si pretenden llevar palmas
y ganar honrosos nombres
defiéndanse desta espada.525
 

(Acuchíllelos.)

 
CELIA
¡Mi bien!
ENRICO
Aparta.
CELIA
Detente.
ENRICO
No
me detendrá el mismo infierno.
CELIA
¿Qué es aquesto? ¡Ay, desdichada!
LIDORA
Huyendo van que es belleza.
GALVÁN
¡Qué cuchillada le di!530
ENRICO
Viles gallinas, ¿ansí
afrentáis vuestra destreza?
CELIA
Mi bien, ¿qué has hecho?
ENRICO
Nonada,
gallardamente le di,
a aquél más alto le abrí 535
un jeme de cuchillada.
LIDORA
¡Bien el que entra a verte gana!
GALVÁN
Una punta le tiré
a aquél más bajo y le eché
fuera una arroba de lana. 540
Terrible peto traía.
ENRICO
¿Siempre, Celia, me has de dar
disgusto?
CELIA
Basta el pesar;
sosiega, por vida mía.
ENRICO
¿No te he dicho que no gusto545
que entren estos marquesotes
todos guedejas, bigotes,
adonde me dan disgusto?
¿Qué provecho tienes dellos?
¿Qué te ofrecen, qué te dan550
éstos que contino están
rizándose los cabellos?
De peña, de roble o risco
es al dar su condición;
su bolsa hizo profesión555
en la orden de San Francisco.
¿Pues para qué los admites?
¿Para qué los das entrada?
¿No te tengo yo avisada?
Tú harás algo que me incites560
a cólera.
CELIA
Bueno está.
ENRICO
Apártate.
CELIA
Oye, mi bien,
porque sepas que hay también
alguno en éstos que da.
Aqueste anillo y cadena565
me dieron éstos.
ENRICO
A ver.
La cadena he menester,
que me parece muy buena.
CELIA
¿La cadena?
ENRICO
Y el anillo
también me has de dar agora.570
LIDORA
Déjale algo a mi señora.
ENRICO
¿Ella no sabrá pedillo?
¿Para qué lo pides tú?
GALVÁN
Ésta por hablar se muere.
LIDORA
Mal haya quien bien os quiere,575
rufianes de Bercebú.
CELIA
Todo es tuyo, vida mía;
y, pues yo tan tuya soy,
escúchame.
ENRICO
Atento estoy.
CELIA
Sólo pedirte querría580
que nos lleves esta tarde
a la Puerta de la Mar.
ENRICO
El manto puedes tomar.
CELIA
Yo haré que allá nos aguarde
la merienda.
ENRICO
¿Oyes, Galván?
585
Ve a avisar luego al instante
a nuestro amigo Escalante,
a Cherinos y Roldán,
que voy con Celia.
GALVÁN
Sí haré.
ENRICO
Di que a la Puerta del Mar590
nos vayan luego a esperar
con sus mozas.
LIDORA
¡Bien a fe!
GALVÁN
Ello habrá lindo bureo,
mas que ha de haber cuchilladas.
CELIA
¿Quieres que vamos tapadas?595
ENRICO
No es eso lo que deseo.
Descubiertas habéis de ir,
porque quiero en este día
que sepan que tú eres mía.
CELIA
Como te podré servir,600
vamos.
LIDORA
Tú eres inocente.
¿Todas las joyas le has dado?
CELIA
Todo está bien empleado
en hombre que es tan valiente.
GALVÁN
¿Mas que no te acuerdas ya605
que te dijeron ayer
que una muerte habías de hacer?
ENRICO
Cobrada y gastada está
ya la mitad del dinero.
GALVÁN
¿Pues para qué vas al mar?610
ENRICO
Después se podrá trazar,
que ahora, Galván, no quiero.
Anillo y cadena tengo,
que me dio la tal señora;
dineros sobran ahora.615
GALVÁN
Ya tus intentos prevengo.
ENRICO
Viva alegre el desdichado,
libre de cuidado y pena,
que en gastando la cadena
le daremos su recado.620
 

(Vanse, y sale PAULO y PEDRISCO de camino graciosamente.)

 
PEDRISCO
Maravillado estoy de tal suceso.
PAULO
Secretos son de Dios.
PEDRISCO
¿De modo, padre,
que el fin que ha de tener aqueste Enrico
ha de tener también?
PAULO
Faltar no puede
la palabra de Dios: el ángel suyo625
me dijo que si Enrico se condena
me he de condenar, y si él se salva
también me he de salvar.
PEDRISCO
Sin duda, padre,
que es un santo varón aqueste Enrico.
PAULO
Eso mismo imagino.
PEDRISCO
Ésta es la puerta
630
que llaman de la Mar.
PAULO
Aquí me manda
el ángel que le aguarde.
PEDRISCO
Aquí vivía
un tabernero gordo, padre mío,
adonde yo acudía muchas veces;
y más allá, si acaso se le acuerda,635
vivía aquella moza rubia y alta
que archero de la guarda parecía
a quien él requebraba.
PAULO
¡Oh, vil contrario!
Livianos pensamientos me fatigan.
¡Cuerpo flaco! Hermano, escuche.
PEDRISCO
Escucho.
640
PAULO
El contrario me tiene con memoria
y con pasados gustos...
PEDRISCO
Pues, ¿qué hace?
PAULO
En el suelo me arrojo desta suerte
para que en él me pise. Llegue, hermano,
 

(Échase en el suelo.)

 
píseme muchas veces.
PEDRISCO
En buen hora,
645
que soy muy obediente, padre mío.
 

(Písale.)

 
¿Písole bien?
PAULO
Sí, hermano.
PEDRISCO
¿No le duele?
PAULO
Pise, y no tenga pena.
PEDRISCO
¿Pena, padre?
¿Por qué razón he yo de tener pena?
Piso y repiso, padre de mi vida;650
mas temo no reviente, padre mío.
PAULO
Píseme, hermano.
 

(Dan voces deteniendo a ENRICO.)

 
ROLDÁN
Deteneos, Enrico.
ENRICO
Al mar he de arrojalle, vive el cielo.
PAULO
A Enrico oí nombrar.
ENRICO
¿Gente mendiga
ha de haber en el mundo?
CHERINOS
Deteneos.
655
ENRICO
Podrasme detener en arrojándole.
CELIA
¿Dónde vas? Detente.
ENRICO
No hay remedio.
Harta merced te hago pues te saco
de tan grande miseria.
ROLDÁN
¿Qué habéis hecho?
 

(Salen todos.)

 
ENRICO
Llegome a pedir un pobre una limosna;660
doliome el verle con tan gran miseria,
y porque no llegase a avergonzarse
a otro desde hoy, cogile yo en los brazos
y le arrojé en el mar.
PAULO
¡Delito inmenso!
ENRICO
Ya no será más pobre, según pienso.665
PEDRISCO
Algún diablo limosna te pidiera.
CELIA
¿Siempre has de ser cruel?
ENRICO
No me repliques,
que haré contigo y los demás lo mismo.
ESCALANTE
Dejemos eso agora, por tu vida.
Sentémonos los dos, Enrico amigo.670
PAULO
A éste han llamado Enrico.
PEDRISCO
Será otro.
¿Querías tú que fuese este mal hombre
que en vida está ya ardiendo en los infiernos?
Aguardemos a ver en lo que para.
ENRICO
Pues siéntense voarcedes, porque quiero675
haya conversación.
ESCALANTE
Muy bien ha dicho.
ENRICO
Siéntese Celia aquí.
CELIA
Ya estoy sentada.
ESCALANTE
Tú conmigo, Lidora.
LIDORA
Lo mismo digo yo, seor Escalante.
CHERINOS
Siéntese aquí Roldán.
ROLDÁN
Ya voy, Cherinos.
680
PEDRISCO
¡Mire qué buenas almas, padre mío!
Lléguese más, verá de lo que tratan.
PAULO
¿Que no viene mi Enrico?
PEDRISCO
Mire y calle,
que somos pobres, y este desalmado
no nos eche en la mar.
ENRICO
Agora quiero
685
que cuente cada uno de vuarcedes
las hazañas que ha hecho en esta vida,
quiero decir hazañas, latrocinios,
cuchilladas, heridas, robos, muertes,
salteamientos y cosas deste modo.690
ESCALANTE
Muy bien ha dicho Enrico.
ENRICO
Y al que hubiere
hecho mayores males, al momento
una corona de laurel le pongan
cantándole alabanzas y motetes.
ESCALANTE
Soy contento.
ENRICO
Comience, seor Escalante.
695
PAULO
¡Que esto sufre el Señor!
PEDRISCO
Nada le espante.
ESCALANTE
Yo digo ansí:...
PEDRISCO
¡Qué alegre y satisfecho!
ESCALANTE
Veinte y cinco pobretes tengo muertos;
seis casas he escalado y treinta heridas
he dado con la chica.
PEDRISCO
¡Quién te viera
700
hacer en una horca cabriolas!
ENRICO
Diga Cherinos.
PEDRISCO
¡Qué ruin nombre tiene!
Cherinos, cosa poca.
CHERINOS
Yo comienzo:
No he muerto a ningún hombre, pero he dado
más de cien puñaladas.
ENRICO
¿Y ninguna
705
fue mortal?
CHERINOS
Amparoles la Fortuna.
De capas que he quitado en esta vida
y he vendido a un ropero, está ya rico.
ENRICO
¿Véndelas él?
CHERINOS
¿Pues no?
ENRICO
¿No las conocen?
CHERINOS
Por quitarse de aquestas ocasiones,710
las convierte en ropillas y calzones.
ENRICO
¿Habéis hecho otra cosa?
CHERINOS
No me acuerdo.
PEDRISCO
Mas que le absuelve ahora el ladronazo.
CELIA
¿Y tú qué has hecho, Enrico?
ENRICO
Oigan voarcedes:
ESCALANTE
Nadie cuente mentiras.
ENRICO
¿Yo soy hombre
715
que en mi vida las dije?
GALVÁN
Tal se entiende.
PEDRISCO
¿No escucha, padre mío, estas razones?
PAULO
Estoy mirando a ver si viene Enrico.
ENRICO
Haya, pues, atención.
CELIA
Nadie te impide.
PEDRISCO
Miren a qué sermón atención pide.720
ENRICO
Yo nací mal inclinado
como se ve en los efetos
del discurso de mi vida
que referiros pretendo.
Con regalos me crié725
en Nápoles, que ya pienso
que conocéis a mi padre,
que aunque no fue caballero
ni de sangre generosa,
era muy rico; y yo entiendo730
que es la mayor calidad
el tener en este tiempo.
Criome, al fin, como digo,
entre regalos, haciendo
travesuras cuando niño,735
locuras cuando mancebo.
Hurtaba a mi viejo padre,
arcas y cofres abriendo,
los vestidos que tenía,
las joyas y los dineros.740
Jugaba, y digo jugaba,
para que sepáis con esto
que de cuantos vicios hay
es el primer padre el juego.
Quedé pobre y sin hacienda,745
y yo me he enseñado hacerlo,
di en robar de casa en casa
cosas de pequeño precio.
Iba a jugar, y perdía;
mis vicios iban creciendo.750
Di luego en acompañarme
con otros del arte mesmo;
escalamos siete casas,
dimos la muerte a sus dueños;
los robadores partimos755
para dar caudal al juego.
De cinco que éramos todos,
sólo los cuatro prendieron,
y nadie me descubrió
aunque les dieron tormento.760
Pagaron en una plaza
su delito, y yo con esto,
de escarmentado, acogime
a hacer a solas mis hechos.
Íbame todas las noches765
solo a la casa del juego,
donde a su puerta aguardaba
a que saliesen de adentro.
Pedía con cortesía
el barato, y cuando ellos770
iban a sacar qué darme,
sacaba yo el fuerte acero,
que riguroso escondía
en sus inocentes pechos,
y por fuerza me llevaba775
lo que ganando perdieron.
Quitaba de noche capas;
tenía diversos hierros
para abrir cualquiera puerta
y hacerme capaz del dueño.780
Las mujeres estafaba,
y no dándome el dinero,
visitaba una navaja
su rostro luego al momento.
Aquestas cosas hacía785
el tiempo que fui mancebo;
pero escuchadme y sabréis
siendo hombre las que he hecho.
A treinta desventurados
yo solo y aqueste acero,790
que es de la muerte ministro,
del mundo sacado habemos.
Los diez muertos por mi gusto,
y los veinte me salieron,
uno con otro, a doblón.795
¿Diréis que es pequeño precio?
Es verdad; mas voto a Dios
que en faltándome el dinero,
que mate por un doblón
a cuántos me están oyendo.800
Seis doncellas he forzado;
dichoso llamarme puedo
pues seis he podido hallar
en este felice tiempo.
De una principal casada805
me aficioné; ya resuelto
habiendo entrado en su casa
a ejecutar mi deseo,
dio voces, vino el marido
y yo, enojado y resuelto,810
llegué con él a los brazos,
y tanto en ellos le aprieto
que perdió tierra; y apenas
en este punto le veo,
cuando de un balcón le arrojo815
y en el suelo cayó muerto.
Dio voces la tal señora;
y yo, sacando el acero,
le metí cinco o seis veces
en el cristal de su pecho,820
donde puertas de rubíes
en compás de cristal bello
le dieron salida al alma
para que se fuese huyendo.
Por hacer mal solamente,825
he jurado juramentos
falsos, fingiendo quimeras,
hecho máquinas, enredos.
Y a un sacerdote que quiso
reprehenderme con buen celo,830
de un bofetón que le di,
cayó en tierra medio muerto.
Porque supe que encerrado
en casa de un pobre viejo
estaba un contrario mío,835
a la casa puse fuego;
y sin poder remediallo
todos se quemaron dentro
y hasta dos niños hermanos
ceniza quedaron hechos.840
No digo jamás palabra
si no es con juramento,
un «pese» o un «por vida»,
porque sé que ofendo al cielo.
En mi vida misa oí,845
ni estando en peligros ciertos
de morir me he confesado,
ni invocado a Dios eterno.
No he dado limosna nunca,
aunque tuviese dineros;850
antes persigo a los pobres,
como habéis visto el ejemplo.
No respeto a religiosos;
de sus iglesias y templos
seis cálices he robado855
y diversos ornamentos
que sus altares adornan.
Ni a la justicia respeto;
mil veces me he resistido
y a sus ministros he muerto;860
tanto que para prenderme
no tienen ya atrevimiento.
Y finalmente, yo estoy
preso por los ojos bellos
de Celia, que está presente;865
todos la tienen respeto
por mí, que la adoro, y cuando
sé que la sobran dineros,
con lo que me da, aunque poco,
mi viejo padre sustento,870
que ya le conoceréis
por el nombre de Anareto.
Cinco años ha que tullido
en una cama le tengo,
y tengo piedad con él875
por estar pobre el buen viejo
y como soy causa al fin
de ponelle en tal extremo,
por jugarle yo su hacienda
el tiempo que fui mancebo.880
Todo es verdad lo que he dicho,
voto a Dios, y que no miento.
Juzgad ahora vosotros
cuál merece mayor premio.
PEDRISCO
Cierto, padre de mi vida885
que con servicios tan buenos,
que puede ir a pretender
éste a la corte.
ESCALANTE
Confieso
que tú el lauro has merecido.
GALVÁN
Y yo confieso lo mesmo.890
CHERINOS
Todos lo mesmo decimos.
CELIA
El laurel darte pretendo.
ENRICO
Vivas, Celia, muchos años.
CELIA
Toma, mi bien, y con esto
pues que la merienda aguarda,895
nos vamos.
GALVÁN
Muy bien has hecho.
CELIA
Digan todos: «Viva Enrico!».
TODOS
¡Viva el hijo de Anareto!
ENRICO
Al punto todos nos vamos
a holgarnos y entretenernos.900
 

(Vanse.)

 
PAULO
Salid, lágrimas, salid;
salid a priesa del pecho,
no lo dejéis de vergüenza.
¡Qué lastimoso suceso!
PEDRISCO
¿Qué tiene, padre?
PAULO
Ay, hermano,
905
penas y desdichas tengo.
Este mal hombre que he visto
es Enrico.
PEDRISCO
¿Cómo es eso?
PAULO
Las señas que me dio el ángel
son suyas.
PEDRISCO
¿Es cierto?
910
PAULO
Sí, hermano, porque me dijo
que era hijo de Anareto,
y aqueste también lo ha dicho.
PEDRISCO
Pues aquéste ya está ardiendo
en los infiernos en vida.915
PAULO
Eso sólo es lo que temo.
El ángel de Dios me dijo
que si éste se va al infierno,
que al infierno tengo de ir,
y al cielo si éste va al cielo.920
¿Pues al cielo, hermano mío,
cómo ha de ir éste, si vemos
tantas maldades en él,
tantos robos manifiestos,
crueldades y latrocinios,925
y tan viles pensamientos?
PEDRISCO
¿En eso quién pone duda?
Tan cierto se irá al infierno
como el despensero Judas.
PAULO
Gran Señor, Señor eterno,930
¿por qué me habéis castigado
con castigo tan inmenso?
Diez años y más, Señor,
ha que vivo en el desierto
comiendo hierbas amargas,935
salobres aguas bebiendo,
sólo porque vos, Señor,
juez piadoso, sabio, recto,
perdonareis mis pecados.
¡Cuán diferente lo veo!940
Al infierno tengo de ir.
Ya me parece que siento
que aquellas voraces llamas
van abrasando mi cuerpo.
¡Ay, qué rigor!
PEDRISCO
Ten paciencia.
945
PAULO
¿Qué paciencia o sufrimiento
ha de tener el que sabe
que se ha de ir a los infiernos?
Al infierno, centro obscuro
donde ha de ser el tormento950
eterno y ha de durar
lo que Dios durare. ¡Ah, cielo!
¿Que nunca se ha de acabar?
¿Que siempre han de estar ardiendo
las almas? ¿Siempre? Ay de mí.955
PEDRISCO
Sólo oírle me da miedo.
Padre, volvamos al monte.
PAULO
Que allá volvamos pretendo;
pero no a hacer penitencia,
pues que ya no es de provecho.960
Dios me dijo que si aquéste
se iba al cielo, me iría al cielo,
y al profundo si al profundo.
Pues es ansí, seguir quiero
su misma vida. Perdone965
Dios aqueste atrevimiento;
si su fin he de tener,
tenga su vida y sus hechos,
que no es bien que yo en el mundo
esté penitencia haciendo,970
y que él viva en la ciudad
con gustos y con contentos,
y que a la muerte tengamos
un fin.
PEDRISCO
Es discreto acuerdo;
bien has dicho, padre mío.975
PAULO
En el monte hay bandoleros;
bandolero quiero ser,
porque así igualar pretendo
mi vida con la de Enrico,
pues un mismo fin tenemos.980
Tan malo tengo de ser
como él, y peor si puedo;
que pues ya los dos estamos
condenados al infierno,
bien es que antes de ir allá985
en el mundo nos venguemos.
PEDRISCO
Ah, Señor, ¿quién tal pensara?
Vamos y déjate deso,
y desos árboles altos
los hábitos ahorquemos.990
Viste galán.
PAULO
Sí haré;
y yo haré que tengan miedo
a un hombre que, siendo justo,
se ha condenado al infierno.
Rayo del mundo he de ser.995
PEDRISCO
¿Qué se ha de hacer de dineros?
PAULO
Yo los quitaré al demonio
si fuere cierto el traerlos.
PEDRISCO
Vamos, pues.
PAULO
Señor, perdona
si injustamente me vengo.1000
Tú me has condenado ya;
tu palabra, es caso cierto
que atrás no puede volver;
pues si es ansí tener quiero
en el mundo buena vida,1005
pues tan triste fin espero.
Los pasos pienso seguir
de Enrico.
PEDRISCO
Ya voy temiendo
que he de ir contigo a las ancas
cuando vayas al infierno.1010

 
 
FIN DE LA PRIMERA JORNADA
 
 

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