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Carmelo Delgado Cintrón, La educación jurídica en Hostos: Los escritos de la etapa española, Revista Jurídica de la Universidad de Puerto Rico. Volumen 60, (1991), p. 141.

 

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Además tiene la oportunidad de pasar días como invitado de las familias Lastarria, Estrada y Mitre, por mencionar algunas. Además de la parte social pudo examinar las bibliotecas personales y sostener intercambios de ideas.

 

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Como Hostos es polígrafo, las disciplinas que abarca son múltiples, nos interesa su dedicación al Derecho y de éste el constitucionalismo, la enseñanza de Derecho Constitucional y sus Lecciones de Derecho Constitucional.

 

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Escribiendo en La Tribuna de Buenos Aires, el 7 de noviembre de 1873, dice: «sólo en el ejercicio de la razón común y personal tienen las bases la ciencia, el derecho y el arte».

 

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Rodolfo Rivarola, La Constitución Argentina y sus principios de ética política. Rosario, Editorial Rosario, 1944, p. 184.

 

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El mero hecho de tener que enfrentar su idealidad por la independencia de Cuba a las realidades del poder, respaldado por los grandes intereses, cuando le plantea al presidente Sarmiento que respalde la revolución cubana y éste le contesta que el mercado de exportación de tasajo de la República Argentina hacia Cuba española y a España era voluminoso y no podía complacerle, es una lección.

 

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Casi cien años después, un jurista y economista chileno de proyección internacional, vinculado al Banco Interamericano de Desarrollo y al Fondo Monetario Internacional, Felipe Herrera, explica en emocionadas palabras la influencia hostosiana en aquellas tierras cuando afirma que:

Años más tarde, al iniciar mi vida de estudiante universitario, mis ojos inquietos de adolescente volvieron a leer otra vez el mismo nombre en letras de bronce sobre la testera de la primera aula de la Escuela de Derecho. Dentro del aula, ya no supe sólo su nombre, sino de la figura y del Ideario de Eugenio María de Hostos. Mi viejo profesor Gabriel Amunátegui le dedicó un extenso panegírico. Se refirió a su obra, no sólo en el campo teórico de la ciencia política y del derecho constitucional sino también como uno de sus antecesores de esta cátedra de la Universidad de Chile. Lo comparó a Andrés Bello y Domingo Faustino Sarmiento no sólo por su calidad de americano completo sino además como hijos adoptivos de Chile que muchos habían contribuido al desarrollo intelectual y social de su segunda patria. Lo describió como un hombre que, nacido en Puerto Rico, había actuado y luchado en España, en Francia, en Estados Unidos y en toda América Latina siempre guiado por «un profundo sentido de la unidad de nuestros pueblos».



 

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Juan Gabriel Araya, «Hostos en Chile: 1872-1873», en Hostos para Todos. Anuario Hostosiano, Vol. I Núm. 1, 1988, p. 53.

 

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Sarmiento, en su exilio chileno, participa en la educación y el periodismo, se le encomendaban trabajos gubernamentales; amigo del Rector Andrés Bello integra una comisión en 1843, designada por este para la adopción de un libro de lecturas para las escuelas primarias. Además componían dicha comisión: Rafael Minvielle, el mencionado Sarmiento, Antonio Varas y José Victorino Lastarria.

 

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Domingo Faustino Sarmiento, Chile: descripciones, viajes, episodios, costumbres. Selección y prólogo de Narciso Binayán, Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1961. Sarmiento en el destierro. Edición ordenada, con notas y un estudio por Armando Donoso. Buenos Aires, M. Gleizer, 1927.