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ArribaAbajoEl caló jergal

TRANSFORMACIÓN DE LA GERMANÍA.-El estudio que acabamos de realizar está hecho en presencia del Vocabulario de J. Hidalgo, y es representativo de la sociedad delincuente que existía en los comienzos del siglo XVII y de su lenguaje.

En ese tiempo existía otra sociedad más naturalmente diferenciada y más naturalmente delincuente que la primera.

La germanía es un retoño anómalo de una sociedad nacional, producto de afinidades de elementos reunidos por comunidad de tendencias y condensados en las grandes poblaciones donde esas tendencias pudieran realizarse.

El gitanismo no es un retoño, es un cuerpo extraño, pues lo constituye la ingerencia en la sociedad nacional de un pueblo errante, apegado a su lengua, a sus costumbres y a sus tradiciones, y sin más adaptación al pueblo en que se ingiere que la puramente nutritiva.

La germanía, por nacer de elementos nacionales y por caracterizar vicios nacionales, se exteriorizó, se manifestó, se entroncó literariamente y fue conocida en las intimidades de sus costumbres y su lengua.

El gitanismo adquirió pronto notoriedad; pero no obstante servir de apelativo para caracterizar determinadas condiciones, y no obstante la singularización literaria que le prestan el príncipe de nuestros ingenios al tomarlo como asunto de sus obras escénicas (principalmente en la comedia Pedro de Urdemalas) y de sus novelas (La Gitanilla, Coloquio de los perros) y las ampliaciones de Espinel, Meneses y el Dr. Jerónimo de Alcalá, fue tan desconocido en sus principales caracteres, que, además de ignorar por completo su lenguaje503, y además de las confusiones de H. de Luna y del Dr. Sancho de Moncada, actualmente demuestran el extravío en que se vivió las definiciones del Diccionario de la lengua. (Véase LA HAMPA).

La transformación de la germanía nos ofrece un fenómeno curioso de contacto entre estas dos sociedades.

Los gitanos, por su natural y por su modo de vivir, son más afines a la sociedad delincuente que a la sociedad común. De esta última, sólo tienen rudimentarias tendencias industriales y especificadas tendencias comerciales; y de la primera tienen el ser naturalmente inclinados a la exacción y al engaño, característicos de su comercio.

En los siglos XVI y XVII la germanía tuvo más personalidad y más imperio que el gitanismo, y lo demuestra el que en su lenguaje no aparezca casi ninguna influencia caracterizada del «caló», mientras que en éste se introducen algunas voces de germanía. Ciento siete se mencionan más adelante.

Omitiremos en esta parte de nuestro estudio toda referencia filológica conducente a demostrar el origen de los gitanos y la fecha de su probable emigración. En este punto hay dos opiniones: la de Ascoli, que afirma que el humilde idioma cíngaro excede en nobleza a la misma lengua palica, y que es, por lo tanto, el que más se aproxima al sánscrito, lo que le induce a armonizar esta conclusión con la teoría prehistórica de Bataillard; y la de Miklosich, que encuentra semejanzas entre el cíngaro y los modernos lenguajes arianos de la India, refiriendo el momento de la emigración a la época en que esos dialectos se formaron, es decir, después del período pracrito.

Más interés tiene, para nuestro objeto, el estudio de la incorporación al cíngaro de palabras de las lenguas procedentes de los distintos pueblos con quienes se relacionaron en su ruta emigratoria. Así la teoría que los hace dimanar de Egipto, queda desautorizada con la ausencia de elementos árabes en su idioma. En cambio las palabras persas, armenias, griegas, eslavas, valacas, magiares, alemanas, francesas, españolas, italianas e inglesas, son, además de comprobantes del itinerario emigratorio evidenciadoras de las relaciones transitorias o permanentes del pueblo cíngaro, con los países que recorrieron en su ruta y con los que eligieron para permanecer en sus dominios.

En este punto hace Colocci una afirmación bien encaminada, y es la de que el pueblo cíngaro en el momento de su aparición en Europa, se encontraba en un estado de cultura tan inferior, que apenas había sobrepasado el nivel del hombre primitivo. Su lengua se reducía, por lo tanto, a indicar únicamente los objetos de primera necesidad y los que caen bajo el dominio de los sentidos. Era una lengua extraordinariamente pobre, y se enriqueció a la vez que las ideas de los europeos iban penetrando en el espíritu de los cíngaros. Para esto adoptaron el modo más natural, el de aceptar la cosa indicada al propio tiempo que el vocablo indicador, al cual dieron una estructura aparente o una terminación cingaresca.

De este modo, los catorce tipos principales de los dialectos cíngaros estudiados hasta la fecha (greco-turco o tchinghiane, rumano, húngaro, eslavón, alemán, polaco-lituano, ruso, finno, escandinavo, anglo-sajón o gipso, galaico o welso, italiano, vasco y español o gitano) se distinguen por haberse mantenido más fieles a la pureza de la vieja lengua cíngara, como ocurre con los gitanos de Turquía, Italia y Gales, o por haber absorbido mayor cantidad de vocablos, locuciones y formas extrañas.

El modo de absorción es lo más interesante a nuestro objeto. Los cingarismos que pueden señalarse en la lengua inglesa, en la francesa, en la castellana, etc., constituyen un curioso fenómeno, que se podría llamar de endósmosis y exósmosis filológica. El contacto de la lengua cíngara no se verifica inmediatamente con la lengua nacional, sino con un modo particularismo de esa lengua, por la sencillísima razón de que la sociedad cíngara se puso en contacto inmediato, no con la sociedad civil de cada nación, sino con una parte de esa sociedad, afine por sus costumbres y sus tendencias a las tendencias y costumbres de los cíngaros. En una palabra, los cíngaros hallaron su primera afinidad en las asociaciones delincuentes o picarescas de cada país y establecieron contacto lingüístico con cada jerga nacional. De aquí que los cingarismos de la lengua inglesa procedan de kennick o cant o slang de los ladrones ingleses; que los cingarismos de la lengua francesa procedan del argot, y que los cingarismos del castellano procedan de la transformación de la germanía en caló jergal. El fenómeno de absorción se verifica por contacto de la lengua cíngara con la lengua jergal, y después, por contacto de la jerga con la lengua madre de que procede.

El complemento del fenómeno consiste en la penetración en la lengua cíngara de abundantes palabras jergales del idioma con que se puso en contacto, y si en el argot, por ejemplo, existen abundantes cingarismos la tropa de cíngaros que encontró Leland en Bélgica hablaba correctamente la langue verte. Si en el castellano familiar, y aun en el propio Diccionario de la Academia, existen bastantes gitanismos, en el caló se cuentan ciento siete voces de germanía.

Con tales datos, el estudio del caló, para quien se proponga hacerlo, ofrece las siguientes orientaciones. Primeramente se debe definir el grupo de palabras que constituyen la lengua originaria, antes de que se amplificase en contacto con algunos idiomas del Oriente y, con los europeos. Después procede la diferenciación de las palabras agregadas y de las acingaradas por influjo de los diferentes contactos lingüísticos. Y, por último, queda el estudio particular de las agregaciones y de los agitanamientos en el caló que, por este contacto y por la endósmosis y exósmosis lingüística de que hemos hablado anteriormente, constituye, si no un idioma del acerbo nacional, un idioma nacionalizado por las relaciones que ha conseguido establecer con la lengua patria.

Imposible es para nosotros, el deslinde de la primera diferenciación, y aun suponemos que en el estado actual de la lexicografía cíngara no haya elementos bastantes para que los mejor preparados puedan acometer esa obra, que se intentará algún día.

La segunda diferenciación también ofrece dificultades de importancia si se ha de realizar de un modo completo. A nuestro fin es suficiente citar algún, ejemplo de agregaciones de palabras procedentes de los países de ruta. En el caló existen palabras procedentes del griego (drom, camino; petul, herradura); del latín (papira, carta, naipe; papiri, vale, bono; superbio, soberbio); del búlgaro garlo, cuello (búlgaro gürlo, eslavo górlo); del turco truján, tabaco (turco tatun.)

La tercera diferenciación es más fácil, pero no tan sencilla como parece. Los puristas del caló, señaladamente el Sr. Sales Mayo, se lamentan de que se hayan introducido en esta lengua numerosos barbarismos que descubren en los introductores la ignorancia de los fundamentos del idioma gitano. Atribuye esta adulteración lingüística a una literatura emanada de los aficionados al gitanismo, que tuvo su incremento en Andalucía a principios de este siglo. Entre los adulteradores señalaba al fraile agustino Manso de Sevilla, y a varios monjes de la cartuja de Jerez, quienes, por la famosa yeguada que criaban en los herbajes de su convento, mantenían frecuentes relaciones con los principales chalanes gitanos.

Muy particularizada nos parece la fuente de esas adulteraciones, sobre todo cuando no se trata de un fenómeno local, sino general en todos los dialectos cíngaros, y cuando ninguno de esos dialectos ofrece, como mantenedor de una obra literaria resultante del cultivo de cada lengua, la cohesión suficiente para conservar una independencia lingüística que en idiomas completamente cimentados no se puede conseguir si se someten al influjo de influencias corruptoras. Bastaría citar el ejemplo del castellano en alguna de las Repúblicas hispano-americanas.

El caló se desvirtúa de muchos modos, y en él, como en todos los idiomas, aparece la tendencia al neologismo, que lo ha de formar, no con sus elementos propios, que son pocos y pobres, sino con los elementos extraños o con la fusión de estos elementos con la lengua con que se relacionan. Por ejemplo: en caló, cuarinda significa cuaresma. También significa cuaresma ostarinda, que tiene la propia significación de «cuadragésima», porque ostar es cuatro, ostardeque catorce y ostardí cuarenta. De aquí que el neologismo se haya formado con la raíz cuar, de cuaresma, y la terminación inda, de ostarinda.

La influencia de la germanía es más caracterizada, demostrándose no solamente por los nombres que se incorporan al caló, si que también por las derivaciones y agitanamientos de esos nombres y por alguna palabra de estructura jergal que parece invención de los gitanos.

Del germanesco farda (bulto o lío de ropa), agitanado en fardi, han formado el verbo afargar (arropar, cubrir con ropa). De comba (tumba) han formado el verbo combar (tumbar, derribar). De ficar (jugar), ficaró (jugador). De garandar (vagabundear), garandón (vagabundo). De grano (ducado de once reales), grané (ducado). De boche (verdugo), buchil. De alares (zaragüelles), jalares (calzones). De «valones» balunes (pantalones), y balunes parñes (calzoncillos blancos).

La noche, en una de sus denominaciones (sorna) y lo que se relaciona con ella, aparece más especulado en el caló que en germanía. Sornar es dormir (como en germana), sornibar y asornar, adormecer, y sornindoy, sueño504. El germanesco picoa (olla) ha determinado el gitanesco picote (vaso, receptáculo, barril). Los términos bocata, boquí (hambre), boqué (apetito), sonanta (guitarra), potosia (bolsa, faltriquera), remachar (entremeter, procurar, alcahuetear) y remarar (rematar, acabar), formado este último del verbo gitano merar (padecer, perecer, morir) y un prefijo, ¿no acusan evidentes influencias jergales?

En el Diccionario de caló de Sales Mayo, se encuentran, de primer examen, los siguientes neologismos, que acusan la transformación gitana en contacto con nuestra lengua nacional. Acatao (asociado), acatar (asociar), afargar (arropar), alipiar (limpiar), ancli (gafa, lente), anclisó (anteojo), ancrisó (antecristo), andándula (zorra), andró (camino), angelo (deseo, apetito), anguja (congoja), anguñó (anhelo), arberú (alameda, arbolado), arberuqué (álamo), arcojuné (arco), arcojuñí (arca, depósito), arcoprindar (arcabucear, fusilar), asornar (adormecer), ayunisarar (ayunar), bachijuñí (bachillería, habladuría), bachurí (de ba y churí, cuchillo = bayoneta), baluñé (calzón corto), baniché (bachiller), banichería (bachillería), bansaquí (banca, juego), bansiné (de ban y silne, fuerte, firme = banco), Barnojina (de barno y jinar, contar, numerar = Barcelona), berdejí (lagarto), bijutela (bizcotela), birdoche (diligencia), Bobaní (de bobi, haba = Habana), bocata (hambre), bufaire (de bufar, soplar, y aire = delator), calcó (zapato), caltrabó (presidio), cambroquia (de cam, sol = parroquia), Castumba (de cas y tumba, apócope de tumbardó, purgatorio = Castilla), Catesca (de cate golpe, por extensión golpe de gente = junta, asamblea), Ciria (Pascua), combar (tumbar, derribar), cuarinda (cuaresma), chapalatear (nadar), Chaute (Ceuta), duquel (doblón), encalomar (germanesco lomar = llevar), encorvar (germanesco corvado, muerto = asesinar), enteguisarar (entregar), fardí (ropa, ropaje), ficaró (de ficar, jugar = Jugador), filuche (de fila, cara = rostro), flamear (chancear, bromear), floja (elipsis de aflojar = cuenta), fondela (taberna, figón), foranó (ciudadano), frujerio (fruto), Gabia (Francia), ganisarar (ganar), ganisardí (ganancia), garandón (vago, vagabundo), gastjen (gusto), gobrelen (gobierno), golar (gemir, vocear), gole (voz), goliche (acto, declaración), grané (ducado), involvisarar (envolver), jalares (pantalones), leverbena (alameda, enramada), liniarí (licor), liniarista (licorista), lirenar (leer), lirestre (letra), Llundun (Londres), Madrilati (Madrid), mamisarar (mamar), mesuna (mesón, posada), neguisarao (negado), orondo (hurto), otorguisarelar (otorgar), pancherito (de panche, cinco = quinto, recluta), partisarelar (partir, dividir), pispiri (pimienta), platisarar (pagar), Pontesqueró (Pontífice), potesqueró (cabo militar), potosia (bolsa, faltriquera), prestisarar (prestar), probisarar (probar), punsabar (punzar), punsabela (picadura), punsabó (picador), renicar (renegar), revueltisarar (revolver), saludisar, saludisarar (saludar), serdañí (germanesco cerda = navaja), sirvisarelar (servir), sobresarelar (sobrar, guardar), sonanta (guitarra), superbio (soberbio), tapisarela (tapadera), tasarelar (tardar), tentisarar (tentar), terelar (tener), tintiri (tinten), trensa (prensa), trinquelar (apretar), ultrajisarar (ultrajar) y voltisarar (extender, correr, divulgar).

Con esto solo hay más que suficiente para la afirmación de que hubo contacto entre estas dos sociedades emancipadas de la sociedad común y atraídas por sus tendencias y modo de vivir, realizándose el fenómeno sociológico de que las sociedades extrañas a una nacionalidad ingresen en ésta, no indiferentemente por cualquier lado, sino por el grupo más afine a su índole y a sus costumbres; realizándose después un fenómeno complementario, y es que la sociedad nueva, verificada la compenetración, se convierte en estímulo de las costumbres y los gustos que en la sociedad nacional coinciden con los de la sociedad agregada, y los aviva o los transforma, influyendo entonces más de lo que fue influida al verificarse la primera adaptación.

Así ocurre que el caló, ligeramente impregnado de germanía, es el núcleo de una nueva jerga, y las «vías jergales» le sirven para introducirse, no solo en el lenguaje delincuente, sino en todos los sitios en donde la jerga tuvo acceso, verificándose con la suplantación de la germana por el caló, el acceso de éste al lenguaje de ciertas capas sociales y después al de ciertos géneros literarios, siguiendo con esto la misma senda que le dejó trazada la germanía precursora, y que a ésta le facilitó un modo de ser del carácter nacional.

La lengua gitana, la música gitana, la poesía gitana, los bailes gitanos, los modales gitanos y los trajes gitanos, que se encuentra con representación en determinadas parcelas de nuestro lenguaje y de nuestros gustos, testimonian la realidad de ese influjo, que ha venido a constituir un género local, calificado con una palabra que, no obstante desconocerse su significado, debe tener el sentido y la estructura de las palabras jergales, háyase formado con determinantes del caló o con determinantes de éste y de la jerga con que está en contacto.

Lo flamenco denomina una sociedad, unas actitudes, un modo de sentir, una música y un baile. De un hombre singularizado por su guapeza, presunción y rumbo, se dice que es muy flamenco, y se llama flamenca la mujer que se distingue por una equivalente apostura: hay cante flamenco, comprendidas la música y las palabras, y hay baile flamenco, y en consonancia con todo costumbres flamencas.

¿Pero esto es de hoy, es decir, de la época a que corresponde la ingerencia de los gitanos en la sociedad nacional? En manera alguna. Lo característico de lo flamenco es anterior. Existía en nuestras costumbres antes de la inmigración de los gitanos. Daba carácter a determinadas sociedades de determinadas regiones de la Península. Actualmente se dice por reciprocidad lo mismo «género flamenco» que «género andaluz» y el parentesco entre lo flamenco y lo gitano se especifica con conmemoraciones alusivas.

Sin esas conmemoraciones, se demostraría el parentesco por la ingerencia del caló en el lenguaje popular de Andalucía, de donde ha ido difundiéndose a otras regiones, hasta vulgarizar algunos términos. Debe advertirse que existe un modo de imitación de lo andaluz, consistente en adoptar la «majeza en los andares» y el «ceceo» y desinencia de las palabras en la pronunciación. Por esta «simpatía andaluza» ha deslizado el caló algunos de sus términos, que se han remontado al Diccionario de la Lengua con el disfraz de «provincialismos de Andalucía».

Dedúcese que Andalucía es la región de España donde los gitanos se fijaron más arraigadamente, como lo demuestra, aún más que lo numérico de su población, el entronque de su lenguaje en aquel lenguaje, de su música en aquella música y de sus aficiones en aquellas aficiones, de tal modo que podría decirse, para explicar la simpatía de ese entronque, que en lo andaluz había algo de gitano y en lo gitano algo de andaluz, y que por ese algo refrescan uno y otro su personalidad sin desnaturalizarla.

En otro estudio (LA HAMPA) tratamos con más detenimiento esta influencia, y allí se expone que toda sociedad delincuente no es una distanciación anormal de la sociedad civil sino una caracterización de determinadas tendencias de esa sociedad; y que así como hubo una hampa de tendencias equivalentes a lo flamenco, hubo otra hampa delincuente.

De las dos hampas fue centro Andalucía, y aun hoy se puede confirmar, pues lo que sobrevivo de la jerga, allí flota emparentada con el caló, que ha influido poderosamente, no sólo en la jerga criminal, sino en la jerga aflamencada.

Entre las palabras del caló que se han generalizado constituyendo parte de la jerga aflamencada actual, pueden ser citadas las siguientes: arate (sangre: las prostitutas dicen «estoy con el arate» cuando menstrúan), barbiana (mujer de rumbo: de barbal, barbán, aire: alude a los movimientos ambladores), bulero (embustero), bulo (mentira), burel (toro: jerga taurómaca), buten (exclamación admirativa: de bute, mucho), calé (moneda de cuartos), cate (de caste, golpe: «te voy a dar un cate» = te voy a dar una bofetada), curda (embriaguez), curdo (borracho) (muy usadas las dos y son auténticas del caló, sin más que suprimirles el acento final), camelar (en el sentido de seducir y de engañar: muy usada, como su derivado camelo, engaño), curelar (trabajar: se emplea en la jerga taurómaca), clisos (ojos: de clisé, ojo), chachipé, chipé (exclamación admirativa: significa verdad, realidad y se emplea en este sentido traduciéndola en «¡Olé por la verdad!» cuando se aplaude a un cantador o a un bailador), chai (prostituta: en caló significa niña, mocita), chanelar (entender), chalao (en la acepción de enamorado: de charlao, loco), chingar (cohabitar), chota (delator), chupendo (beso: de chupendar, besar), Debel (Dios), dicar (ver), diñar (dar), diquelar (mirar), gaché, gachó (varón, mancebo), gachí (hembra, muchacha), jamar (comer), jindama (miedo, cobardía: jerga taurómaca), jurical (generoso, expléndido), jonjana (engaño), lacha (vergüenza), libanar (escribir), lumia (prostituta: de lumiaga, lumiasca), magué (miembro viril), mangue (me, mí), merar (morir), mui (boca), najar (marchar, huir: najarse, «salir de naja»), parné (dinero), peñascaró (aguardiente), pinreles (pie: de pindré, pinré), piños (dientes), privar (beber: se ha formado el sustantivo privelo, caña para beber vino), quilé (miembro viril), randa (ratero, ladrón: de randé, que significa lo mismo), sandunga (gracejo, garbo).

Resulta de las pruebas alegadas, la justificación de las transformaciones de dos jergas nacionales, como producto de dos contactos con la gitanería. Una es la transformación de la jerga que podemos llamar «hampona» en «flamenca»: otra la de la germanía, («hampa delincuente») en caló jergal.

¿Qué jerga se transformó primeramente? Dada la intromisión de palabras «germanescas» en el caló, primera fase de este cambio, se podría sostener que el contacto con la delincuencia asociada fue el primero.

Así parece, y aunque en el hecho se confirma, pudo no ser así. Los gitanos nunca han constituido mancomunidad con los germanos, es decir, con la delincuencia asociada nacional. Se señalará el hecho de alguna agregación de individualidades de un grupo en el otro, pero en ningún tiempo aparece comunidad social entre estas dos sociedades afines, aunque independientes entre sí.

La comunidad debió verificarse de otro modo, por otra afinidad que no quebranta la independencia étnica o la inmunidad profesional. Los gitanos se han compenetrado con otros pueblos (el húngaro y el ruso) por influencia artística. La música gitana y el baile gitano coincidieron seguramente con la índole de la música y del baile de los pueblos con quienes se entroncaron de este modo. Tal música y tal baile no constituyen propiamente espectáculo; constituyen un modo de asociación por el deleite, un devaneo colectivo, una juerga, como en Andalucía se dice, y esa juerga, por la representación y las tendencias de los elementos femenino y masculino que en ella toman parte, con gracia elementos que no tienen que ver con la delincuencia, con la verdadera delincuencia asociada, pero que con ella se codean por participar de gustos artísticos semejantes; y de aquí que el gitano, codeándose con unos y con otros e influyendo según su personalidad en cada uno ingiriera en el lenguaje de cada agrupación palabras de su lenguaje propio, nutriendo así la jerga aflamencada, la de las prostitutas y la de los delincuentes, para formar tres ramas del caló, en que se descubre la participación correlativa de la influencia gitana en todos sus aspectos.

El hecho es que la influencia del caló no es unilateral, y que, al ponerse en contacto con sociedades que se confunden en un mismo devaneo, aunque se diferencian por sus modos de vivir, cada sociedad acusa su modo de simpatía tomándole al caló lo que le toman todos y, a la vez, los términos profesionales que le interesan.

De este modo se ha verificado, en mi entender, la transformación de la germanía, y no por contacto propiamente delincuente, que no ha existido sino por excepción, o ha existido en el hacinamiento carcelario, donde la jerga tiene medios más que suficientes de relacionarse y de transformarse; pero, para que esta transformación se cumpliera, fue preciso que la germanía decayese de su personalidad, y esta decadencia, además de reconocer otros motivos fundamentales, sólo pudo ocurrir cuando se manifestó una personalidad sucesora.

Estudiando ahora el hecho, corresponde manifestar de qué modo influyó la germanía en el caló y éste en aquélla.

PALABRAS DE GERMANÍA INCORPORADAS AL CALÓ.-Albaire, almiforero, artillar, avispedar, babosa, baraustador, baraustar, bedilla, boliche, bornar, borne, bufaire505, calcó, calcorró, candujo, clauca, cobarba, cortecero, corteza506, coto, crioja, culebra, chepo, destebrechar507, durlín, encorbar, engibar, espillante, espillar, estival, fárfaro, fazo, ficar, fila, filuche508, fisberta, follosas, forano509, fuñar, fustanque, garabo, garandar, gardo, garfiña, garlar, garlear, garbo, gelfe, gerta, goloria, gomarra, goruñón510, granar, granote511, gridaor512, guindarar, gurapa, habillar513, halares, hurgamandera, ilustres514, jaez, joyosa, labrado, leiva515, lima, longuiso, mancar, mizo, moa, nabato, napa, niebla, nube, orí, ovil, pala, palmenta, palmentero516, peltraba, penchicarda, pescada, picoa, picosa, piltra, pisa, pitaflo, planeta517, primicha518, remollar519, revesa, sacoime, sierra, soniche, sornar, sucarro, tablante, talona520, tallón, tarafe, tasca, tasquera, tronga, vigolero521, zardioqui522, (Diccionario caló-castellano, por don Francisco Quindalé.)

De estas palabras hemos eliminado chapescar y güeltre, considerando que son palabras de caló incorporadas al lenguaje germanesco. La segunda no figura en el Vocabulario de Hidalgo. Alguna otra eliminación pudiera hacerse por igual motivo; pero no tratándose de una cuestión enteramente dilucidada, nos referimos a las indicaciones hechas en notas precedentes.

PALABRAS DE GERMANÍA QUE AÚN SE USAN.-La germanía, como asociación y como lengua, representa en nuestro país el mayor grado de prosperidad y organización de las asociaciones delincuentes. La germanía ya no existe con tal nombre, pero existe con su propia tendencia, acomodada a la condición de los tiempos y sin variar de índole. Su vocabulario no se conserva íntegro, habiendo sido sustituido en gran parte por el caló y en alguna por palabras jergales nuevas. Para conocer las palabras que sobreviven me valgo de las investigaciones inéditas de un modesto funcionario de establecimientos penales, D. Manuel Lugilde, que ha recogido esas palabras de boca de presos y gitanos, y de los estudios del magistrado D. Manuel Gil Maestre, que en su larga vida de instructor de causas ha catalogado algunas palabras de la jerga que hablan los delincuentes de las grandes poblaciones.

En mi concepto, guiándome por informaciones directas, el vehículo de conservación de las palabras que sobreviven de la germanía, es el caló, y la región de España que más las ha resguardado Andalucía. No hay que repetir que el medio más favorable para el cultivo jergal es el de la cárcel y el presidio.

Colección del Sr. Lugilde: abanico523, acerrador, arpía, acerrar, aellas, afufa, afufar524, agostar, aire525, alarde, alarse526, albaire, albaneguero527, albanés, alcancía, alcandora, alcatife, alcatifero, alcorque, aliviador, alivio528, almifor, almifora, almiforero, alta, altanero529, altanado, amparo530, ancla, ancha, anillos, antojos, antuviar, antuviada, anublar531, anublarse532, apartador533, apasionado, apretado, arbolado, arifarmo534, arredognar, arredornarse, arrobiñar, arrojado535, artife, artifara, artifero, astar, avisado, avisar, avispado536, avispar, avispón, avispedar, avizor, avizores, azor, azorero, bailador, baile, bailito537, bailón, bailar, bajamano538, bajamanero539, balante, balanza, ballesta, ballestón540, banastero, banasto, banco, baraustar, baraustador, baraustado, barbado, barbudo541, basilea, batel542, bederre, bedilla, bellerife, vellido, vellosa. Como nos parece que la rebusca peca de demasiado erudita, por haberla practicado, seguramente, entre verdaderos eruditos de la jerga, no añadimos más número de palabras por entender que no darían idea de las que verdaderamente tienen curso ordinario en el lenguaje jergal contemporáneo.

Colección del Sr. Gil Maestre. Están tomadas de algunas obras de nuestra literatura contemporánea las siguientes palabras germanescas: nube, alares543, garlar, gente, fanales544, chuchi545, clarisa546, arroscar, murguir547, arrobiñar548, corrincho, capiscol, coba549, albaires, paloma, carona, aires, bolu550, gura, bravo, nuestramo, brivias551, barquero552, vellerife553, engibar554, zoniche555, chapitel, chislama556, sardioque557, enrejao558, anillos, dar calle al angustiao559, venga injurias, altonáa560.

Aparecen mezclados con otros de la jerga actual, los siguientes términos germanescos: calcos, piltra, lima (corrupción llima), trena, culebra, paloma, farda, sornar, chapescar, pelusa (en vez de pelosa = la manta), cierto (el muerto; transformación de cierta, la muerte) y tlapo (que en germanía se decía taplo). En la jerga catalana se conserva el nombre de marca para designar a la mujer, habiendo permutado en marquincha la marquida. (Revista general de Legislación y jurisprudencia, tomo LXXXII, págs. 465 y siguientes).

De otras obras, más o menos novelescas, podría tomar listas de palabras jergales conservadas o derivadas de la germanía; pero ninguna reúne el carácter de investigación directa, que es el exigible en los estudios positivos.

En mis visitas a las cárceles y establecimientos penales, que no han sido especialmente encaminadas a la investigación del lenguaje jergal, he podido convencerme de que, en efecto, queda alguna memoria de la germanía, más viva en ciertos delincuentes, que pueden pasar con razón por eruditos de la jerga.

Pero de lo que se trata no es de acudir a esa erudición (que tal vez constituya el defecto de las investigaciones del Sr. Lugilde), sino de conocer la difusión del lenguaje jergal en la delincuencia asociada.

Puede afirmarse que, hoy por hoy, la jerga es más pobre que en los siglos XVI y XVII, y que los términos más generalizados son aquellos que podríamos llamar de clasificación y técnica delincuente.

Esta jerga consta de algunas palabras de germanía íntegramente conservadas; de algunas derivaciones de los términos germanescos; de otras derivaciones del caló, que es el que más inmediatamente la influye, y de bastantes neologismos jergales. Lo más generalizado es el léxico correspondiente a la técnica profesional.

De todos modos, la germanía es un estudio indispensable para conocer el tipo invariablemente picaresco de nuestra delincuencia asociada, y aun hoy, en algunos remansos de las grandes poblaciones andaluzas, podría verse la misma sociedad que tuvo por jefe a Monipodio (véase el artículo, La periferia, de mi obra LA VIDA PENAL EN ESPAÑA). Esta sociedad ha reducido y ha transformado su imperio paralelamente a nuestra transformación social; pero aún es lo que fue y aún puede pintársela como la pintaron nuestros autores picarescos y como ella se pintó en su lenguaje.

Por lo tanto, el estudio de la germanía, lejos de ser algo equivalente a las tendencias actuales de la arqueología criminal, es tan positivamente antropológico como el de cualquier otro entronque que haya de descubrir los particulares de la naturaleza de los pícaros y de la picardía, que define con bastante propiedad el aspecto íntimo de las que merecen seguir siendo denominadas sociedades picarescas.

EL CALÓ.-Es el sucesor de la germanía. En el estudio acerca de LA HAMPA se dan noticias y datos suficientes para poder explicarse la influencia de los gitanos y los hampones entre sí, sin que se pueda asegurar que estas dos sociedades se hayan confundido nunca. Entre ellas no existe más que cierta vecindad y cierta semejanza, que por contacto y simpatía han determinado, una especie de injerto recíproco. De este modo puede decirse que actualmente la que podemos llamar germanía, está agitanada y el caló agermanado.

No importa al alcance de este estudio otra cosa que precisar el hecho, y por lo mismo se prescinde del estudio del caló, que es el dialecto que habla en España un pueblo errante. Lo que nos importa es su influencia en el lenguaje y en los procedimientos de los delincuentes españoles, y el caló que éstos hablan no se debe confundir con el estudio del dialecto que lo origina.

CALÓ CRIMINAL.-Para que se juzgue de la naturaleza del caló que hablan los delincuentes, empezaré por presentar una colección de palabras recogidas por encargo mío en uno de nuestros establecimientos penales y catalogadas con el título de caló carcelario. Estas palabras se pueden distribuir en cuatro grupos: primero, palabras de germanía; segundo, neologismos jergales; tercero, palabras de caló; cuarto, neologismos gitanos, palabras agitanadas y entronques del caló con la jerga.

Primer grupo: piltra (cama), viuda (horca).

Segundo grupo: cal561 (fiscal); pasma562 (policía secreta); diablo, trullo (calabozo); castes (castigo); gañoteo563 (horca); bola (libertad); tralla564 (cadena y, por extensión, grillos); cucos (cabos de vara); tirante565 (bastón); sorna566 (oro); paleta, pluma (cuchara); la falla567 (la baraja).

Tercer grupo: Jambo-baró568 o baranda569 (comandante de presidio); estaribel570 (cárcel); buchí571 (verdugo); parné (dinero); lama (plata); manró (pan); libanar (escribir); churí (puñal); currelar (trabajar); la bocata (el hambre).

Cuarto grupo: dunorré-barí572 (mayor, administrador de presidio); jundo-gaché573 (empleado del cuerpo); burnó574 (juez); jundo-pasma575 (empleado de la policía); jundunarer576 (la tropa); berí o berón577 (el presidio); burda578 (puerta); recañí579 (reja de ventana); currupen (castigo de obra); la mugí580 (la muerte); la rastrí581 (la cadena y por extensión los grillos); flima582 (calderilla, moneda de cobre); papiros chinorrís583 (los billetes de Banco); gañipén o gábi584 (el rancho); balebal (jamón); balichó585 (tocino); cerdañí586 (navaja); farda (ropa); bien fardao (bien vestido).

Resulta que de 46 denominaciones, dos son germanescas, 14 jergales, 11 de caló y 19 neologismos de caló y palabras agitanadas. La preponderancia del caló es evidente. Entre la germanía y la jerga suman 16 palabras, y entre el caló y sus modificaciones, 30. Esta modificación puede servir, en mi concepto, como guía para formar juicio de la composición de la jerga actual.

No es esto decir que entre nuestros delincuentes habituales o asociados se hallen muchos que puedan presumir de chamullar587 y chanelar588 desenvueltamente el dialecto español de la lengua cíngara. Esto ocurre por excepción, y solamente en aquellos que han hecho vida común con los gitanos, que tampoco todos los que lo son «de nación», como se decía antes, hablan la lengua de sus ascendientes. Es muy general encontrar gitanos (gitanas sobre todo) que no conservan memoria de su lengua primitiva. El único delincuente que he conocido hablando el caló con una incomprensible desenvoltura, fue un muchacho a quien vi rodeado de compañeros de su misma edad, parecido delito y semejante picardía, en un calabozo de la cárcel de Málaga.

Lo regular es que cada delincuente tenga un repertorio de palabras habituales, reduciéndolo a las más precisas para intercalarlas en la locución castellana. Por eso los vocabularios de caló no traducen ni el carácter, ni las variaciones, ni los límites de la jerga actual, y son perfectamente inútiles para conocer el verdadero lenguaje de los delincuentes589.

Los delincuentes no son buenos conservadores ni de la lengua que ellos hacen, y su tendencia a la variabilidad ha de conocerse, más que en ninguna otra cosa, en la alteración de las palabras que toman de otra lengua. Así se ve que no toman de esa lengua los términos más apropiados y que les comunican su tendencia metafórica, siempre propensos a desfigurar y a imponer su sentido traslaticio. No llaman, como en el caló propiamente dicho, a la cadena beriga, al presidio caltrabo y a la horca ustiri, sino que prefieren el agitanado rastri, el traslaticio beré o berón, el germanesco viuda o el jergal gañoteo. Generalmente con casi todas las palabras de preferencia ocurre lo mismo, y de aquí tantas permutaciones, alteraciones y defectos ortográficos y prosódicos. El sentido metafórico de la jerga comunicado al caló se ve al denominar al rancho gañipén o gabi (alterando el gancibé, ganciben), que es lo propio que si jergalmente se le llamara avaricia, consiguiéndose por este hecho denominarlo por la cualidad de su escasez y miseria y denominarlo con una palabra más oculta que la usual, expresando el mismo sentido. Otro ejemplo de traslación está en lo siguiente: el cajón, en la jerga actual, se llama pusca; pusca en caló significa escopeta, y escopeta jergalmente quiere decir palanqueta. Con la palanqueta se abre el cajón, y por eso lo llaman pusca. Otra modalidad es la de llamar al agujero chirroé, corrupción del adjetivo chinorré, que significa pequeño.

Aparecen alteraciones o derivaciones del caló en las siguientes palabras: chaborro = adolescente. (De chaboró = hijo); chibato = mozuelo (de chabal o de chabó); corbar = herir (de encorbar = asesinar); papiro, papil = billete de banco (de papira = carta, naipe, y de papíri = vale, bono); gatí = camisa (gaté); estarú = cárcel (estaribel); brija = cadena (beriga); farga = ropa (fardí); plima = peseta (derivación de flima = calderilla, derivado a su vez del caló flime = poco); chalada = huida (del caló chalar = ir, andar, caminar); esgarrabel = poner preso (de estaribel = cárcel); talabosa = ropa (de talarar = vestir); quel = cuarto piso (de quer = casa).

Aparecen modalidades y desinencias gitanas en las siguientes: guillalaor = cantador; espirrabao = muerto (probablemente deriva de espirar); apenao = condenado; andivelar = andar; changüí = presidiario novato; aguilinó = ratero (agitanando el aguileño germanesco); mojáa = puñalada (de mojar). Lo propio ocurre en la locución «estar de centinela» = aplacerar la coba, que corresponde a una locución jergal muy generalizada, dar la coba, que quiere decir entretener a una persona para que no se mueva o no se fije mientras se realiza un hecho que podría estorbarlo si se fijase. El sentido está tomado literalmente de la coba de la gallina. De la locución jergal de los jugadores irse al río, que quiere decir ocultar algo de la ganancia, y que los ladrones lo aplican a la ocultación de parte de lo robado, es traducción gitana dar len (len, en caló, es río).

Quedan otras palabras, en las que subsiste el régimen propiamente jergal observado en germanía, y son las siguientes: casa = chiscón, magra, borda590; ventana = clariosa; colchón = manso591; sábana = nubol592; faja = ronda593; calzoncillos = balumbres; chaleco = chupo594; gorra = parpusa; levita = sepia; dijes = colgajos; gabán de brazo = muleta595; dedo = dátil, tizo; dedos = largules; boca = coba596; pescuezo = troncho; cuerda = guindala597; grillos = ciseles; la prevención = la prevenda; el calabozo = el casto; noche = oscura; palanqueta = fuerza; llave falsa = maestra; robar = buscar, salvar, ostilar; fracturar = espaldar; atar = luar598; confesar = berrear599; librarse de la pena = burlarse.

CÓMO SE USA EL CALÓ.-Aparte las colecciones de palabras que me han servido para el análisis que queda hecho, tengo otras más que pueden completar este estudio. Contando la de «caló carcelario» que anteriormente se menciona, son siete y proceden tres de investigaciones directas hechas en los presidios, tres de delincuentes de la delincuencia asociada de Madrid, que se prestaron a facilitar listas de las palabras de caló usuales entre ellos, y una del Sr. Lugilde, producto de consultas a delincuentes de la última procedencia. Entre todas suman 477 palabras, no todas diferentes, pues algunas se hallan repetidas.

La colección número 1 es obra de un gitano del presidio de Ceuta, y se caracteriza por la mayor pureza de su origen. Sólo encuentro una palabra agitanada (balunes, balunes parñes) y los neologismos gitanos veo baró de rendunde (comandante de presidio) que encierra, tal vez, una locución irónica, si rendunde es una alteración de redundí (garbanzo), si veo es alteración de vea (huerta), y, en tal caso, sería el comandante el «superior o principal (baró) del huerto de los garbanzos», personificándose en esta leguminosa el rancho del presidio. Son de igual índole las siguientes: chino (alguacil), bedo de ran (cabo de presidio, denominación formada por elipsis de bedoró (mozo) y ran (vara) «mozo de vara»), estaña (dormitorio de penados, cuadra, traslación del significado propio de estaña, que califica la tienda, covacha o puesto de vender) y un pan di pen (calabozo, que es alteración del adjetivo panipén, mal, lo que equivale a decir que calabozo es «un mal»).

La colección 3.ª (la 2.ª es la de caló carcelario) contiene 56 palabras escritas por un delincuente de Madrid. La mayor parte son gitanas. Parecen agitanadas profulo (cerilla; otros dicen pirfulo), san sibela (chitón), la bisui (buena vista) y jerre (guardia civil). Esta última puede derivar de jeró (cabeza, cumbre, almena) y haberse formado por una representación equivalente a la que en la jerga actual ha llamado a la guardia civil tricornio. Hace constar la maldición gitana «malos mengues te trajelen» (malos demonios te devoren). Son jergales de otra procedencia las palabras tralla (cadena), pañosa (capa) y clau (llave), y la locución va jacarandoso (va bien vestido).

La colección 4.ª es la más numerosa. Contiene 149 voces recogidas en uno de nuestros establecimientos penales, y la mayor parte corresponden al caló íntegramente. La germanía está representada por coba (boca), gao (pueblo), alares (pantalones), lima (camisa), nube (capa), piltra (cama), viuda (horca) y el agitanado cerdañí (de cerda, cuchillo). Los neologismos jergales, por ases (grillos; alteración y transmutación de «asas»), berrearse (delatar), borrega (moneda de cinco duros. ¿Alude al toisón?) guinda (alforja), lagarto (bolsa de dinero; por el color verde y la forma alargada de estas bolsas), mostagán (vino; de «mosto»), marrajo (candado; derivación y transmutación de «marrar»), sobre (chaqueta), safo (pañuelo) y tralla.

Son agitanadas apirabar (fornicar; alteración de pirabar y piraberar), beró (presidio, que puede ser traducción gitana del germanesco banasto = cárcel, toda vez que veró significa serón), burló (juego; puede ser traducción gitana del «juego de monte» (bur, monte) y completarse con burló (embuste); de aquí deriva burlote, que en la jerga actual califica la partida de juego de monte poco limpia), chunguitas (cosas malas; de chungalipén, chungaló, tentación, maldad de pensamiento), churriazo (puñalada; de churí, cuchillo, puñal), chupana (choza; ¿de «chopo?»), espá (llave; de espandar, abrir, rajar), guillabarse (cantarse; probablemente en el sentido de delatarse; si es así, puede derivar de guillao, loco), licha (calle; ¿de liché, vacío?), pusca (escopeta), pusca (delator; ¿es adaptación del germanesco tiro, engaño?; puscalí es pluma y puscanó cuadrillero de la Santa Hermandad) y sonanta (guitarra).

La colección 5.ª (65 palabras, casi todas gitanas) procedente de un delincuente de Madrid, conserva los términos germanescos coba, alares, lima y gao, con la significación de casa; los neologismos sobrepuesta, safo y berrearse, y los gitanismos sonanta e ir a beró (ir a presidio), y llama berre al juez (¿contracción de berrearse?) dátiles a los dedos, sorna al oro, morabio al vino (de «mora»), curda al borracho, tea a la navaja, brigili al corazón, filicho al chaleco (de filichi), barbián la «cosa buena», reblandañí la piedra y canariches los botones.

En la colección del Sr. Lugilde (94 palabras, gitanas en su mayoría), se conservan las palabras germanescas baldeo (con el significado de cuchillo), cerdañí, clauchí (llave), pelosa (manta), nube, alares y calcos (zapatos), y los neologismos espada, sobre y tea, con la locución diñar un teazo (dar una, puñalada), añadiéndose los neologismos polvorosa (plaza), moreno, (monte), floja (seda), banderilla (llave), trullo (tren), chupo (chaleco), cañas (medias), marmellas (tetas), cingla (cincha), guiñaera (baticola; ¿expresión irónica aludiendo al guiño del ojo?), costiñar (montar), comprinchar (comprar), implantirse (esconderse).

Por último, la colección 7.ª, apuntada por un delincuente de Madrid, no tiene en forma de léxico más que 15 palabras, dándose las demás en forma demostrativa y en cantares. Indica tres casos; uno de robo, otro de engaño y otro de seducción. Dice en el primero: «Vamos a chalar a un drón a randar porque chala un busnó con mucho sonague; va montado en un berda». Chalar es marchar, caminar, drón camino, randar robar, busnó es un extraño (pero aquí le dan el significado de paleto) y sonague es un neologismo que significa oro y derivará probablemente de sorna (oro): berda significa carro, y probablemente es una alteración de beré (galera, carro) y berdó, i (barco). En el segundo dice: «Vamos a llevarle a ese eray un gras nililo, porque tenela muchos jallares y vamos a engañisarle». Eray significa caballero, gras caballo (gra), nililo loco (no se sabe la procedencia de esa palabra), tenelar (de tener) es un ajergamiento lo mismo que engañisarle (de engañar) y jallares (de jayere, hacienda, fortuna) una alteración del gitano. En el tercero dice: «¿Tú te camelas aviyar con a manguis? A manguis tenelo muchos jayeres para diñártelos a tuguis para que jalleles y vistisieres. Comprendo que tenelas otro manus; pero yo tenelo más pelés que él y se la voyá quitizarar». Quiere decir: «¿Tú quieres (camelar) venir (abillar) conmigo (mangue)? Yo tengo muchos dineros (jayeres) para dártelos a ti, para que cobres (jayere significa también sueldo, paga, honorario) y vistas. Comprendo que tienes otro hombre (manú); pero yo tengo más cojones (pelé, huevo) y se la voy a quitar.»

Siguen los siguientes cantares:

  • Yo tenía un filichí (chaleco)
  • con camarinches (botones) de lama (plata)
  • una sobrepuesta (chaqueta) furre600
  • y una culebra (cinturón) con jaras (onzas).
  • Dicen que los quinaores601
  • llevan la vida en un hilo;
  • la lleven o no la lleven
  • quinaor es mi marido.
  • Para sicobar un mague602
  • tres cosas son menester:
  • una pusca (escopeta) y buen gras (caballo)
  • y tenelar buenos angles603.
  • El minche (vulva) de esa rumí (mujer)
  • dicen no tenela bales (pelos);
  • los he dicaito (visto) yo,
  • los tenela muy juncales (espléndidos).
  • Si no aviyelas (vienes) conmigo,
  • hazte cuenta que has marcado
  • en la tierra un enemigo.
  • Si me diñelas (das) tu minche604
  • yo te daré mi quiló605;
  • haremos una contrata
  • para pirabar (cohabitar) los dos.
  • Los tirajays (zapatos) que aviyelas (llevas)
  • en tus pulidos pinrés (pies),
  • a un compañerito mío
  • le han costado los parnés (dineros).
  • El mestipen606 me querías,
  • ahora estardo (preso) me aborreces:
  • ¡Desgraciado del que cae
  • en la mano de los jueces!

El primer hecho que se debe apreciar es el considerable número de palabras de caló que han tomado los delincuentes para su lenguaje. Estas palabras representan lo mismo que cualquier término de la jerga. Sirven para sustituir un concepto usual con otro disimulado, y no alteran en manera alguna la sintaxis. Lo que alteran son las desinencias y la estructura de algunas palabras tomadas directamente del castellano y que sufren un particular agitanamiento, como lo demuestran las siguientes: comprinchar, implantirse, tenela, engañisarle, manguis, tuguis, vistisieres. De todos modos la influencia es doble, porque ese agitanamiento se completa con un ajergamiento, como se ve en el pronombre personal mangue, ajergado en manguis, que se extiende al nominativo «tu», transformado en tuguis. De esta alteración de disinencias es ejemplo el cantar:


Tienes una boquirris
tan chiquitirris
que me la comeriba
con tomatirris.

De aquí que teniendo en cuenta que, no obstante el predominio de la jerga, subsiste, con algunos términos de germanía, la influencia jergal derivada del castellano, puede predecirse que este ajergamiento es un disolvente del caló; y como el caló, con la personalidad del gitano, tiende a desaparecer, la nueva jerga lo conservará términos tan transmutados que no podrán explicarse sin este precedente.

El caló se usa, dentro de la locución propiamente castellana, por intromisión de palabras, como se usa la jerga. De todos los documentos que he reunido, sólo uno desdice en parte la regla general, por la abundancia de palabras de caló. Es el cantar siguiente:


El chibel barba del breje
menjindé a los burós:
apincharé ararajay
y menda la pirabó607.

A un alarde propio de las investigaciones semiacadémicas del Sr. Lugilde se debe atribuir la traducción al caló de mi artículo Los dos verdugos, con el título de Dui buchas sos marardelan (Dos cosas que matan), donde los investigadores de la lengua cíngara pueden estudiar las alteraciones que ha sufrido el caló en el recinto de las cárceles608.

Con alteraciones y sin ellas el caló, en boca y manos de los delincuentes, ni se habla ni se escribe de ese modo. Presta las palabras, y tal cual locución acomodaticia o llamativa, y nada más. No es una lengua que se impone y suplanta a otra lengua, sino un disimulo que sustituye a otro disimulo, rigiéndose en esto por las mismas influencias jergales. El caló encuentra, por decirlo así, una organización lingüística y una organización profesional, y a ella se acomoda influyéndola en algún modo. Por lo tanto, el caló, en el lenguaje de los delincuentes, debe considerarse, no como una planta nueva, sino como un ingerto.

JERGAS REGIONALES.-El Sr. Gil Maestro ha recogido las siguientes palabras de la jerga que hablan los delincuentes catalanes: «aldeano es pixol; arruinado, najabát; arriba, superas; avisar que llega alguien, picar sera; amigo, consata; bofetón, mastae; buscar, busquiñar; balanzas, pasantas; bueno, barbal; calle, tiroldo; cerradura, pet; encontrar, tupiller; lío de tela, fajola de farga; mentira, taba; noche, laracha o aracha; paliza, atip; preso, estarado, caregat; piojo, gaul; soldado, sorxe, seroy; cabeza, tujoi; tener, agrabar; dedos bastes; hombre, pechul; cadena, tralla; escalera, escaluy; puerta, purtincha; cajón, roncín; tu mujer, la marquincha de tu cas; mujer, marca; señora, sumera; gallina, pica en terra».

De esas palabras tienen origen germanesco, gaul (germ. gao = piojo), marca y marquincha; tienen origen gitano, barbal, laracha, aracha, estarado y bastes; parecen agitanadas, busquiñar y purtincha; son jergales, forata y tralla, y son castellanas a modo jergal, taba y agrabar. Es decir, que la influencia predominante en la jerga española se deja conocer en el 50 por 100 de las palabras de la jerga regional, caracterizándose esta jerga por influencias evidentes de la lengua del país, y menos evidentes y acentuadas las de otras lenguas con las que puede hallarse en contacto, como ocurriría en Barcelona con el italiano y el francés.

En la jerga andaluza predominan conjuntamente las influencias germanescas y las gitanas, y abundan más que en ninguna otra región los neologismos jergales. En esa jerga el cuchillo es chori, significado traslaticio de choró, que en caló quiere decir mal, daño, perjuicio; el dinero suelto es graja esparruá (que así andaluzamente se transforma esparramada en esparramá y gitanescamente en esparruá; bolsillo del chaleco es foso (y en ese foso caen los dedos de los tomadores del dos); paraguas, medio mundo; la peseta, una misa; el real, un punto; alhacena, roperucho; libertad, libertarucho, y cárcel, carzuri.

OTRAS JERGAS.-No están estudiadas todas las jergas que se hablan en nuestro país. Entre las jergas delincuentes se mencionan el (caló presidial), el «caló de los andarios o quinquilleros», (Quinaores de guinas y cacarelos) y el «caló de los delincuentes de las grandes poblaciones». Entre las jergas no delincuentes figuran la «Garisma (gerigonza, gringo) de los ciegos», («O latín dos cegos», que dicen en Galicia) y la «Garisma de los canteros y picapedreros» de la provincia de Pontevedra.

De esta segunda he recogido las siguientes locuciones: Mariñar as iscas. «Hacer (mariñar) las (as) sopas (iscas)» Asives, asives e nexo me quilles ya jalrua de toi non perdegudimes. «Así, así (asives) y no me fastidies (quilles) y cállate la boca (jalrua; perdegudimes, abrir, decir).

El estudio de la «garisma» de los ciegos tiene mucho interés, pues confirma lo que dice el Lazarillo de Tormes de su ciego, que a los pocos días «le mostró gerigonza». También confirma los términos jergales que se emplean en las «Ordenanzas bribiáticas», publicadas por Mateo Alemán en su famosa novela picaresca, y confirman el parentesco y el contacto entre la delincuencia asociada y la mendicidad asociada, entre la «gerigonza» de los ciegos y la germanía de los rufianes y ladrones.

La abundancia de palabras de germanía se demuestra con decir que de las diez palabras que me han facilitado de la «garisma dos cegos», cinco son germanescas (hartón, grito, fardamenta, ansia y ansío), demostrándose la novedad en llamar genéricamente hartón al pan, y grito al pan de trigo, y fardamenta a la ropa, y ansío al río, porque lleva agua (ansia). Las otras palabras son segre (pan de centeno), maquinanta (caballería), cherpos (dineros), auretra rufar (aguardiente; de auretra, agua, y rufar, calentar) y pinza (muchacha).

En este cantar también se halla una palabra de germanía:


Esta roula n'o esqueiro
ha d'haber o vervo xiro
que o garlou unha xeva
pelicoria con colirio.
Esta noche (roula) en el molino
ha de haber gran algarada,
que nos lo ha dicho (garlou) una vieja
bota (pelicoria) con vino (colirio).

El verbo germanesco garlar y la estructura jergal de pelicoria (peli, de piel, el continente, y coria, de colirio, el contenido de la bota) indican lo interesante que sería el estudio de esta jerga y de otras de su índole, no para la investigación más completa del lenguaje de los delincuentes y sus similares, sino para el conocimiento de las manifestaciones jergales del idioma castellano.