Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice




ArribaJornada III

 

Salen CARLOS, POLILLA, DON GASTÓN y el de BEARNE.

 
BEARNE
   Carlos, nuestra amistad nos da licencia
de valernos de vós para este intento.
CARLOS
Ya sabéis que es segura mi obediencia.
BEARNE
   En fe de eso, os consulto el pensamiento.
POLILLA
Va de consulta, y salga la propuesta, 5
que todo lo demás es molimiento.
BEARNE
   Ya vós sabéis que no ha quedado fiesta,
fineza, obstentación, galantería,
que no haya sido de los tres compuesta
   para vencer la injusta antipatía 10
que nos tiene Diana, sin debella
ni aun lo que debe dar la cortesía.
    Pues habiendo salido vós con ella,
la obligación y el uso de la suerte,
por no favoreceros, atropella, 15
   y la alegría del festín convierte
en queja de sus damas y en desprecio
de nosotros, si el término se advierte.
   Y de nuestro decoro haciendo aprecio,
más que de nuestro amor, nos ha obligado 20
solamente a vencer su desdén necio;
   y el gusto quedará desempeñado
de los tres, si la viésemos vencida
de cualquiera de todos al cuidado.
   Para esto, pues, traemos prevenida 25
yo y don Gastón la industria que os diremos,
que si a esta flecha no quedare herida,
   no queda ya camino que intentemos.
CARLOS
¿Qué es la industria?
DON GASTÓN
Que pues para estos días
todos por suerte ya damas tenemos, 30
   prosigamos en las galanterías
todos sin hacer caso de Diana,
pues ella se escusó con sus porfías.
   Que si a ver llega su altivez tirana,
por su desdén, su adoración perdida, 35
si no de amante, se ha de herir de vana;
   y en conociendo indicios de la herida,
nuestras finezas han de ser mayores,
hasta tenerla en su rigor vencida.
POLILLA
   No es ése mal remedio, mas, señores, 40
eso es lo mismo que a cualquier doliente
el quitarle la cena los doctores.
BEARNE
   Pero si no es remedio suficiente,
cuando no alivie o temple la dolencia,
sirve de que no crezca el accidente. 45
   Si a Diana la ofende la decencia
con que la festejamos, porfialla
sólo será crecer su resistencia.
   Ya no queda más medio que dejalla;
pues si la ley que dio Naturaleza 50
no falta en ella, ansí hemos de obligalla,
   porque en viendo perdida la fineza
la dama, aun de aquel mismo que aborrece,
sentirlo es natural en la belleza.
   Que la veneración de que carece, 55
aunque el gusto cansado la desprecia,
la vanidad del alma la apetece;
   y si le falta lo que el alma aprecia,
aunque lo calle allá su sentimiento,
la estará a solas condenando a necia. 60
   Y cuando no se logre el pensamiento
de obligarla a querer, en que lo sienta
queda vengado bien nuestro tormento.
CARLOS
    Lo que, ofendido, vuestro amor intenta,
por dos causas de mí queda aceptado: 65
una, el ser fuerza que ella lo consienta,
   porque eso su desdén nos ha mandado;
y otra, que, sin amor, ese desvío
no me puede costar ningún cuidado.
BEARNE
    Pues la palabra os tomo.
CARLOS
Yo la fío.
70
BEARNE
Y aun de Diana el nombre a nuestro labio
desde aquí le prohíba el albedrío.
DON GASTÓN
   Ese contra el desdén es medio sabio.
CARLOS
Digo que de mi parte lo prometo.
BEARNE
Pues vós veréis vengado nuestro agravio. 75
DON GASTÓN
   Vamos y, aunque se ofenda su respeto,
en festejar las damas prosigamos
con más finezas.
CARLOS
Yo el desvío acepto.
BEARNE
   Pues si a un tiempo todos la dejamos,
cierto será el vencerla.
CARLOS
Ansí lo creo.
80
BEARNE
Vamos, pues, don Gastón.
DON GASTÓN
Bearne, vamos.
BEARNE
Logrado habéis de ver nuestro deseo.
 

(Vanse.)

 
POLILLA
   Señor, esta es brava traza
y medida a tu deseo,
que esto es echarte el ojeo, 85
por que tú mates la caza.
CARLOS
    Polilla, ¡mujer terrible!
¡Que aun no quiera tan picada!
POLILLA
Señor, ella está abrasada,
mas rendirse no es posible. 90
   Ella te quiere, señor,
y dice que te aborrece,
mas lo que ira le parece
es quintaesencia de amor;
   porque, cuando una mujer 95
de los desdenes se agravia,
bien puede llamarlo rabia,
mas es rabiar por querer.
   Día y noche está tratando
cómo vengar su congoja; 100
mas no temas que te coja,
que ella te dará bien blando.
CARLOS
¿Qué dice de mí?
POLILLA
Te acusa,
dice que eres un grosero,
desatento, majadero. 105
Y yo, que entiendo la musa,
   digo: «Señora, es un loco,
un sucio»; y ella después
vuelve por ti y dice: «No es,
que ni tanto ni tan poco». 110
   En fin, por que sus desvelos
no se logren, yo imagino
que ahora toma otro camino
y quiere picarte a celos.
   Conoce tú la varilla; 115
y si acaso te la echa,
disimula y di a la flecha,
riendo: «Hágote cosquilla»,
que ella te se vendrá al ruego.
CARLOS
¿Por qué?
POLILLA
Porque, aunque se enoje,
120
quien cuando siembra no coge,
va a pedir limosna luego;
   esto es, señor, evidencia.
Lope, el fénix español,
de los ingenios el sol, 125
lo dijo en este sentencia:
   «Quien tiene celos y ofende,
¿qué pretende?
La venganza de un desdén;
y si no le sale bien, 130
vuelve a comprar lo que vende.»
   Mas ya los príncipes van
sus músicas previniendo.
CARLOS
Irme con ellos pretendo.
POLILLA
Con eso juego te dan. 135
CARLOS
    Diana viene.
POLILLA
Pues cuidado
y escápate.
CARLOS
Voyme luego.

  (Vase.)  

POLILLA
Vete, que, si nos ve el juego,
perderemos lo envidado.
 

(Cantan dentro, y va saliendo DIANA.)

 
MÚSICOS
Pastores, Cintia me mata; 140
Cintia es mi muerte y mi vida;
yo de ver a Cintia vivo
y muero por ver a Cintia.
DIANA
    ¡Tanta Cintia!
POLILLA
Es el reclamo
del bearnés.
DIANA
¡Finezas necias!
145
POLILLA

  (Aparte.) 

Todo esto es echar especias
al guisado de mi amo.
DIANA
   Por no ver estas contiendas
de que a sus damas alaben,
deseo ya que se acaben 150
aquestas Carnestolendas.
POLILLA
    Eso es ya rigor tirano.
Deja, señora, querer,
si no quieres; que eso es ser
el perro del hortelano. 155
DIANA
   Pues ¿no es cosa muy cansada
oír músicas precisas
de Cintias, Lauras, Fenisas,
cada instante?
POLILLA
Si te enfada
   ver tu nombre en verso escrito, 160
¿qué han de hacer sino cintiar,
laurear y fenisar,
que dianar es delito?
   Y el bearnés tan fino está
con Cintia, que está en su pecho, 165
que una gran décima ha hecho.
DIANA
Y ¿cómo dice?
POLILLA
Allá va.
   «Cintia el mandamiento quinto
quebró en mí, como saeta;
Cintia es la que a mí me aprieta, 170
y yo soy de Cintia el cinto.
Cintia y cinta no es distinto;
y pues Cintia es semejante
a cinta, soy fino amante,
pues traigo cinta en la liga. 175
Y esta décima la diga
Cintor el representante.»
DIANA
   Bien por cierto; mas ya suena
otra música.
POLILLA
Y galante.
DIANA
Ésta será de otro amante. 180
POLILLA
Reventando está de pena.
MÚSICOS

  (Aparte.) 

   No iguala a Fenisa el fénix,
que, si él muere y resucita,
Fenisa da vida y mata;
más que el fénix es Fenisa. 185
DIANA
    ¡Qué finos están!
POLILLA
¡Jesús!
Mucha cosa, y aún mi pecho.
Oye lo que a Laura he hecho.
DIANA
¿También das músicas?
POLILLA
Pus.
   Laura, en rigor, es laurel; 190
y pues Laura a mí me plugo,
yo tengo de ser besugo,
por escabecharme en él.
DIANA
   Y Carlos ¿no me pudiera
dar música a mí también? 195
POLILLA
Si él llegara a querer bien,
sin duda se te atreviera;
mas él no ama, y tú el concierto
de que te dejase hiciste,
con que al punto que dijiste: 200
«Id con Dios», vio el Cielo abierto.
DIANA
   Que lo dije ansí confieso;
mas él porfiar debía,
que aquí es cortés la porfía.
POLILLA
Pues ¿cómo puede ser eso, 205
   si a las fiestas han de ir,
y es desprecio de su fama
no ir un galán con su dama,
y tú no quieres salir?
DIANA
   ¿Que pudiera ser no infieres 210
que saliese yo con él?
POLILLA
Sí, señora, pero él
sabe poco de poderes.
   Mas ya galanes y damas
a las fiestas van saliendo; 215
cierto que es un mayo ver
las plumas de los sombreros.
DIANA
Todos vienen con sus damas,
y Carlos viene con ellos.
POLILLA

  [Aparte.] 

Señores, si esta mujer, 220
viendo ahora este desprecio,
no se rinde a querer bien,
ha de ahorcarse, como hay Credo.
 

(Salen todos los galanes con sus damas, y ellos y ellas con sombreros y plumas.)

 
MÚSICOS
    A festejar sale Amor
sus dichosos prisioneros, 225
dando plumas sus penachos
a sus arpones soberbios.
BEARNE
Príncipes, para picarla
es este el postrer remedio.
DON GASTÓN
Mostrarnos finos importa. 230
CARLOS
Mi fineza es el despego.
BEARNE
Cada instante, Cintia hermosa,
me olvido de que soy vuestro,
porque no creo a mi suerte
la dicha que la merezco. 235
CINTIA
Más dudo yo, pues presumo
que el ser tan fino es empeño
del día, y no del amor.
BEARNE
Salir del día deseo
por venceros esa duda. 240
DON GASTÓN
Y vós, si dudáis lo mesmo,
veréis pasar mi fineza
a los mayores estremos,
cuando sólo deuda sea
de la fe con que os venero. 245
DIANA
Nadie se acuerda de mí.
POLILLA
Yo por ninguno lo siento,
sino por aquel menguado
de Carlos, que es un soberbio.
¿Tiene él algo más que ser 250
muy galán y muy discreto,
muy liberal y valiente,
y hacer muy famosos versos
y ser un príncipe grande?
Pues ¿qué tenemos con esto? 255
BEARNE
Conde de Fox, no perdamos
tiempo para los festejos
que tenemos prevenidos.
DON GASTÓN
Tan feliz día logremos.
DIANA
¡Qué tiernos van!
POLILLA
Son menguados.
260
DIANA
Pues ¿es malo el estar tiernos?
POLILLA
Sí, que es cosa de capones.
BEARNE
Proseguid el dulce acento
que nuestra dicha celebra.
CARLOS
Yo seré imán de sus ecos. 265
 

(Vanse pasando por delante de DIANA, sin reparar en ella.)

 
MÚSICOS
A festejar sale Amor
sus dichosos prisioneros, [etc.]
DIANA
¡Qué finos van y qué graves!
POLILLA
¿Sabes qué parecen éstos?
DIANA
¿Qué?
POLILLA
Priores y abadesas.
270
DIANA
Y Carlos se va con ellos...
Sólo d'él siento el desdén;
pero de abrasarle a celos
es ésta buena ocasión...
Llámale tú.
POLILLA
¡Ah, caballero!
275
CARLOS
¿Quién llama?
POLILLA
Appropinquación
ad parlandum.
CARLOS
¿Con quién?
POLILLA
Mecum.
CARLOS
Pues ¿para eso me llamas,
cuando ves que voy siguiendo
este acento enamorado? 280
DIANA
¿Vós enamorado? ¡Bueno!
Y ¿de quién lo estáis?
CARLOS
Señora,
también yo aquí dama llevo.
DIANA
¿Qué dama?
CARLOS
Mi libertad,
que es a quien yo galanteo. 285
DIANA
Cierto que me había dado
gran susto.
POLILLA

  (Aparte.)  

¡Bueno va esto!
Ya está más allá de Illescas
para llegar a Toledo.
DIANA
¿La libertad es la dama? 290
¡Buen gusto tenéis, por cierto!
CARLOS
En siendo gusto, señora,
no importa que no sea bueno,
que la voluntad no tiene
razón para su deseo. 295
DIANA
Pero ahí no hay voluntad.
CARLOS
Sí hay tal.
CONDE
O yo no lo entiendo,
o no la hay; que no se puede
dar voluntad sin sujeto.
CARLOS
El sujeto es el no amar, 300
y voluntad hay en esto;
pues si quiero no querer,
ya quiero lo que no quiero.
DIANA
La negación no da ser,
que sólo el entendimiento 305
le da al ente de razón
un ser fingido y supuesto;
y así es esa voluntad,
pues sin causa no hay efecto.
CARLOS
Vós, señora, no sabéis 310
lo que es querer; y así en esto
será lisonja deciros
que ignoráis el argumento.
DIANA
No ignoro tal, que el discurso
no ha menester los efectos 315
para conocer las causas,
pues sin la experiencia d'ellos
las ve la filosofía;
pero yo ahora lo entiendo
con experiencia también. 320
CARLOS
Pues ¿vós queréis?
DIANA
Lo deseo.
POLILLA

  ([Aparte.] 

¡Cuidado, que va apuntando
la varita de los celos!
Úntate muy bien las manos
con aceite de desprecios, 325
no se te pegue la liga.
DIANA
Si éste tiene entendimiento,
se ha de abrasar, o no es hombre.
POLILLA
Eso fuera a no estar hecho
él defensivo y pegado.) 330
CARLOS
De oíros estoy suspenso.
DIANA
Carlos, yo he reconocido
que la opinión que yo llevo
es ir contra la razón,
contra el útil de mi reino, 335
la quietud de mis vasallos,
la duración de mi imperio.
Viendo estos inconvenientes,
he puesto a mi pensamiento
tan forzosos silogismos, 340
que le he vencido con ellos.
Determinada a casarme,
apenas cedió el ingenio
al poder de la verdad
su sofístico argumento, 345
cuando vi, al abrir los ojos,
que la nube de aquel yerro
le había quitado al alma
la luz del conocimiento.
El Príncipe de Bearne, 350
mirado sin pasión...
POLILLA
(¡Helos!
¡Al aceite, que traen liga!)
DIANA
[...] es tan galán caballero,
que merece la atención
mía, que harto lo encarezco. 355
Por su sangre, no hay ninguno
de mayor merecimiento;
por sus partes, no le iguala
el más galán, más discreto.
Lo afable en los agasajos, 360
lo humilde en los rendimientos,
lo primoroso en finezas,
lo generoso en festejos,
nadie lo tiene como él.
Corrida estoy de que un yerro 365
me haya tenido tan ciega,
que no viese lo que veo.
CARLOS
(Polilla, aunque sea fingido,
¡vive Dios que estoy muriendo!
POLILLA
¡Aceite, pesia mi alma, 370
aunque te manches con ello!)
DIANA
Y ansí, Carlos, determino
casarme; mas antes quiero,
por ser tan discreto vós,
consultaros este intento. 375
¿No os parece que el de Bearne
que será el más digno dueño
que dar puedo a mi corona?
Que yo por el más perfecto
le tengo de todos cuantos 380
me asisten. ¿Qué sentís d'ello?
Parece que os demudáis.
¿Estrañáis mi pensamiento?

  (Aparte.  

Bien he logrado la herida,
que del semblante lo infiero; 385
todo el color ha perdido:
eso es lo que yo pretendo.)
POLILLA

 ([Aparte.] 

¡Ah, señor!
CARLOS
Estoy sin alma.
POLILLA
Sacúdete, majadero,
que se te pega la liga.) 390
DIANA
¿No me respondéis? ¿Qué es eso?
Pues ¿de qué os habéis turbado?
CARLOS
Me he admirado, por lo menos.
DIANA
¿De qué?
CARLOS
De que yo pensaba
que no pudo hacer el cielo 395
dos sujetos tan iguales,
que estén a medida y peso
de unas mismas cualidades
sin diferencia compuestos,
y lo estoy viendo en los dos, 400
pues pienso que estamos hechos
tan debajo de una causa,
que yo soy retrato vuestro.
¿Cuánto ha, señora, que vós
tenéis ese pensamiento? 405
DIANA
Días ha que está trabada
esta batalla en mi pecho,
y desde ayer me he vencido.
CARLOS
Pues aquese mismo tiempo
ha que estoy determinado 410
a querer, ello por ello.
Y también mi ceguedad
me quitó el conocimiento
de la hermosura que adoro;
digo, que adorar deseo, 415
que cierto que lo merece.
DIANA

 ([Aparte.] 

(Sin duda logré mi intento.)
Pues bien podéis declararos,
que yo nada os he encubierto.
CARLOS
Sí, señora, y aun hacer 420
vanidades del acierto.
Cintia es la dama.
DIANA
¿Quién? ¿Cintia?
POLILLA

  [Aparte.] 

¡Ah, buen hijo! Como diestro,
herir por los mismos filos,
que esa es doctrina del negro. 425
CARLOS
¿No os parece que he tenido
buena elección en mi empleo?
Porque ni más hermosura
ni mejor entendimiento
jamás en mujer he visto. 430
Aquel garbo, aquel sosiego,
su agrado, ¿no hace dichosa
mi pasión? ¿Qué sentís dello?
Parece que os he enojado.
DIANA

  [Aparte.] 

Toda me ha cubierto un hielo. 435
CARLOS
¿No respondéis?
DIANA
Me ha dejado
suspensa el veros tan ciego,
porque yo en Cintia no he hallado
ninguno d'esos estremos:
ni es agradable, ni hermosa, 440
ni discreta, y ese es yerro
de la pasión.
CARLOS
¿Hay tal cosa?
Hasta ahí nos parecemos.
DIANA
¿Por qué?
CARLOS
Porque a vós de Cintia
se os encubre el rostro bello, 445
y del de Bearne a mí
lo galán se me ha encubierto;
conque somos tan iguales,
que decimos mal a un tiempo:
yo, de lo que vós queréis, 450
y vós, de lo que yo quiero.
DIANA
Pues si es gusto, cada uno
siga el suyo.
CARLOS

  ([Aparte.] 

Malo es esto.
POLILLA
Encima viene la tuya:
no se te dé nada de eso.) 455
CARLOS
Pues ya, con vuestra licencia,
iré, señora, siguiendo
aquel eco enamorado;
que el disfrazaros mi intento
fue temor, que ya he perdido, 460
sabiendo que mi deseo,
en la ocasión y el motivo,
es tan parecido al vuestro.
DIANA
¿Vais a verla?
CARLOS
Sí, señora.
DIANA

  ([Aparte.] 

¡Sin mí estoy! ¿Qué es esto, cielos? 465
POLILLA
Para largo, que la pierde.)
CARLOS
Adiós, señora.
DIANA
Teneos,
aguardad. ¿Por qué ha de ser
tan ciego un hombre discreto,
que ha de oponer un sentido 470
a todo un entendimiento?
¿Qué tiene Cintia de hermosa?
¿Qué discursos, qué conceptos
os la han fingido discreta?
¿Qué garbo tiene? ¿Qué aseo? 475
POLILLA

  [Aparte.] 

Cinco, seis y encaje, cuenta,
señor, que la va perdiendo
hasta el codo.
CARLOS
¿Qué dices?
DIANA
Que ha sido mal gusto el vuestro.
CARLOS
¿Malo, señora? Allí va 480
Cintia; miralda, aun de lejos,
y veréis cuántas razones
da su hermosura a mi acierto.
Mirad en lazos prendido
aquel hermoso cabello, 485
y si es justo que en él sea
yo el rendido y él el preso.
Mirad en su frente hermosa
cómo junta el rostro bello,
bebiendo luz a sus ojos, 490
sol, luna, estrellas y cielo.
Y en sus dos ojos mirad
si es digno y dichoso el hierro
que hace esclavos a los míos,
aunque ellos sean los negros. 495
Mirad el sangriento labio,
que, fino coral vertiendo,
parece que se ha teñido
en la herida que me ha hecho;
aquel cuello de cristal, 500
que, por ser de garza el cuello,
al cielo de su hermosura
osa llegar con el vuelo;
aquel talle tan delgado,
que yo pintarle no puedo, 505
porque es él más delicado
que todos mis pensamientos.
Yo he estado ciego, señora,
pues sólo ahora lo veo;
y del pesar de mi engaño 510
me paso a loco, de ciego;
pues no he reparado aquí
en tan grande desacierto
como alabar su hermosura
delante de vós. Mas d'esto 515
perdón os pido, y licencia
de ir a pedírsela luego
por esposa a vuestro padre,
ganando también a un tiempo
del Príncipe de Bearne 520
las albricias de ser vuestro.

  (Vase.)  

DIANA
¿Qué es ésto, dureza mía?
Un volcán tengo en mi pecho.
¿Qué llama es esta que el alma
me abrasa? Yo estoy ardiendo. 525
POLILLA

  [Aparte.] 

Alto, ya cayó la breva,
y dio en la boca por yerro.
DIANA
¿Caniquí?
POLILLA
Señora mía,
¿hay tan grande atrevimiento?
¿Por qué con él no embestiste 530
y le arrancaste a este necio
todas las barbas a araños?
DIANA
Yo pierdo el entendimiento.
POLILLA
Pues pierde también las uñas.
DIANA
¡Caniquí, este es un incendio! 535
POLILLA
Eso no es sino bramante.
DIANA
¿Yo arrastrada de un soberbio?
¿Yo rendida de un desvío?
¿Yo sin mí?
POLILLA
Señora, quedo,
que eso parece querer. 540
DIANA
¿Qué es querer?
POLILLA
Serán torreznos.
DIANA
¿Qué dices?
POLILLA
Digo de amor.
DIANA
¿Cómo amor?
POLILLA
No, sino huevos.
DIANA
¡Yo amor!
POLILLA
Pues ¿qué sientes tú?
DIANA
Una rabia y un tormento. 545
No sé qué mal es aqueste.
POLILLA
Venga el pulso, y lo veremos.
DIANA
Déjame, no me enfurezcas;
que es tanto el furor que siento,
que aun a mí no me perdono. 550
POLILLA
¡Ay, señora! Vive el cielo
que se te ponen azules
las venas, y es mal agüero.
DIANA
Pues ¿de aqueso qué se infiere?
POLILLA
Que es pujamiento de celos. 555
DIANA
¿Qué dices, loco, villano,
atrevido, sin respeto?
¿Celos yo? ¿Qué es lo que dices?
¡Vete de aquí! ¡Vete luego!
POLILLA
Señora...
DIANA
¡Vete, atrevido,
560
o haré que te arrojen luego
de una ventana!
POLILLA
¡Agua va!
Voyme, señora, al momento,
que no soy para vaciado.

  ([Aparte.] 

Madre de Dios, ¡cuál la dejo! 565
Voyme, que, donde hay pañal,
el caniquí tiene riesgo.)

  (Vase.)  

DIANA
   ¿Fuego en mi corazón? No, no lo creo.
Siendo de mármol, ¿en mi pecho helado
pudo encenderse? No, miente el cuidado. 570
Pero ¿cómo lo dudo, si lo veo?
   Yo deseé vencer, por mi trofeo,
un desdén. Pues si es quien me ha abrasado
fuego de amor, ¿qué mucho que haya entrado
donde abrieron las puertas al deseo? 575
   D'este peligro no advertí el indicio,
pues para echar el fuego en otra casa
yo le encendí, en la mía hizo su oficio.
   No admire, pues, mi pecho lo que pasa;
que quien quiere encender un edificio 580
suele ser el primero que se abrasa.
 

(Sale el de BEARNE.)

 
BEARNE
   Gran vitoria he conseguido,
si mi dicha es cierta ya;
mas aquí Diana está.
A vuestras plantas rendido, 585
señora, perdón os pido
de venir tan arrojado
con la nueva que me han dado;
que yo pienso que aun es poco,
siendo vuestro, el venir loco 590
de un favor imaginado.
DIANA
   No os entiendo, ¿habláis conmigo?
¿Qué favor decís?
BEARNE
Señora,
el de Urgel me ha dicho ahora
que d'él ha sido testigo, 595
y que yo el laurel consigo
de ser vuestro.
DIANA
Necio fue,
si os dijo lo que no sé,
y vós si lo habéis creído.
BEARNE
Ya lo dudó mi sentido, 600
mas quien lo creyó es mi fe.
   Que, como milagro fuera
de vós el tener piedad,
os negara el ser deidad,
si mi amor no lo creyera. 605
En el pecho que os venera,
haber más fe es más trofeo;
y pues fe ha sido el deseo
de imaginaros deidad,
perdonad mi necedad 610
por la fe con que lo creo.
DIANA
   Pues ¿no es más atrevimiento
creeros digno de mi amor?
BEARNE
No, que vós, con el favor,
podéis dar merecimiento; 615
y en esto mi pensamiento,
antes que en mí el merecer,
creyó de vós el poder.
DIANA
Y ¿él os ha dicho ese error?
BEARNE
Sí, señora.
DIANA

  [Aparte.] 

Esto es peor
620
que lo que acaba de hacer,
   porque supone estar yo
despreciada, y él amante,
pues al Príncipe al instante
el aviso le llevó; 625
que él nunca lo hiciera, no,
si a mí me quisiera bien.
Amor, la furia detén,
pues ya mi pecho has postrado,
que en él este hombre ha labrado 630
el desdén con el desdén.
BEARNE
   Señora, yo el modo erré
de acetar vuestro favor
y lo que fuera mejor;
enmendando el yerro, iré 635
a vuestro padre, y diré
la gracia que os he debido,
y rogaré agradecido
que interceda en mi pasión,
por mi dicha y el perdón 640
de haber andado atrevido.

  (Vase.)  

DIANA
   ¿Qué es esto que me sucede?
Yo me quemo, yo me abraso;
mas si es venganza de Amor,
¿por qué su rigor estraño? 645
Esto es amor, porque el alma
me lleva el desdén de Carlos.
Aquel hielo me ha encendido;
que Amor su deidad mostrando,
por castigar mi dureza, 650
ha vuelto la nieve en rayos.
Pues ¿qué he de hacer, ay de mí,
para enmendar este daño
que en vano el pecho resiste?
El remedio es confesarlo. 655
¿Qué digo? ¿Yo publicar
mi delito con mi labio?
¿Yo decir que quiero bien?
Mas Cintia viene: el recato
de mi decoro me valga; 660
que tanto tormento paso
en el ardor que padezco,
como en haber de callarlo.
 

(Salen CINTIA y LAURA.)

 
CINTIA
Laura, no creo mi dicha.
LAURA
Pues la tienes en la mano, 665
lógrala, aunque no la creas.
CINTIA
Diana, el justo agasajo
que, por ser tu sangre yo,
te he debido, ahora aguardo
que sea con tu favor 670
el que requiere mi estado.
Carlos, señora, me pide
por esposa, y en él gano
un logro para el deseo,
para mi nobleza un lauro. 675
Enamorado de mí,
pide, señora, mi mano;
sólo tu favor me falta
para la dicha que aguardo.
DIANA

  [Aparte.] 

Esto es justicia de Amor. 680
¡Uno tras otro el agravio!
¿Ya no me doy por vencida?
¿Qué más quieres, dios tirano?
CINTIA
¿No me respondes, señora?
DIANA
Estaba, Cintia, mirando 685
de qué modo es la fortuna
en sus inciertos acasos.
Anhela un pecho infeliz,
con dudas y sobresaltos,
diligencias y deseos, 690
por un bien imaginado;
sólo porque le desea,
huye d'él, y es tan ingrato,
que de otro que no le busca
se va a poner en la mano. 695
Yo, de su desdén herida,
procuré rendir a Carlos,
obliguéle con favores,
hice finezas en vano:
siempre en él hallé un desvío; 700
y sin buscarle tu halago,
lo que huyó de mi deseo
se va a rendir a tus brazos.
Yo estoy ciega de ofendida,
y el favor que me has rogado 705
que te dé, te pido yo
para vengar este agravio.
Llore Carlos tu desprecio,
sienta su pecho tirano
la llama de tu desvío, 710
pues yo en la suya me abraso.
Véngame de su soberbia,
hállete su amor de mármol;
pene, suspire y padezca
en tu desdén, y llorando 715
sufra...
CINTIA
Señora, ¿qué dices?
Si él conmigo no es ingrato,
¿por qué he de dar yo un castigo
a quien me hace un agasajo?
¿Por qué me has de persuadir 720
lo que tú estás condenando?
Si en él su desdén no es bueno,
también en mí será malo.
Yo le quiero, si él me quiere.
DIANA
¿Qué es quererle? ¿Tú de Carlos 725
amada, yo despreciada?
¿Tú con él casarte, cuando
del pecho se está saliendo
el corazón a pedazos?
¿Tú logrando sus cariños, 730
cuando su desdén helado,
trocando efecto la causa,
abrasa mi pecho a rayos?
Primero, ¡viven los cielos!,
fueran las vidas de entrambos 735
asunto de mi venganza,
aunque con mis propias manos
sacara a Carlos del pecho,
donde, a mi pesar, ha entrado,
y para morir con él 740
matara en mí su retrato.
¿Carlos casarse contigo,
cuando yo por él me abraso,
cuando adoro su desvío
y su desdén idolatro? 745
Pero ¿qué digo? ¡Ay de mí!
¿Yo así mi decoro ultrajo?
Miente mi labio atrevido,
miente; mas él no es culpado,
que si está loco mi pecho, 750
¿cómo ha de estar cuerdo el labio?
Mas yo me rindo al dolor,
para hacer de uno dos daños.
Muera el corazón y el pecho,
y viva de mi recato 755
la entereza, Cintia amiga;
si a ti te pretende Carlos,
si da Amor a tu descuido
lo que niega a mi cuidado,
cásate con él, y logra 760
casto amor en dulces lazos.
Yo sólo quise vencerle,
y éste fue un empeño vano
de mi altivez, que ya veo
que fue locura intentarlo, 765
siendo acción de la fortuna;
pues, como se ve en sus casos,
siempre consigue el dichoso
lo que intenta el desdichado.
El ser querida una dama 770
de quien desea no es lauro,
sino dicha de su estrella;
y cuando yo no la alcanzo,
no se infiere que no tengo
en mi hermosura y mi aplauso 775
partes para merecello,
sino suerte para hallarlo.
Y pues yo no la he tenido
para lo que he deseado,
lógrala tú, que la tienes; 780
dale de esposa la mano,
y triunfe tu corazón
de sus rendidos halagos.
Enlace... Pero ¿qué digo,
que me estoy atravesando 785
el corazón? No es posible
resistir a lo que paso.
Toda el alma se me abrasa.
¿Para qué, cielos, lo callo,
si por los ojos se asoma 790
el incendio que disfrazo?
Yo no puedo resistirlo.
Pues, cuando lo mienta el labio,
¿cómo ha de encubrir el fuego
que el humo está publicando? 795
Cintia, yo muero; el delirio
de mi desdén me ha llevado
a este mortal precipicio
por la senda de mi engaño.
El Amor, como deidad, 800
mi altivez ha castigado;
que es niño para las burlas
y dios para los agravios.
Yo quiero, en fin, ya lo dije,
y a ti te lo he confesado, 805
a pesar de mi decoro,
porque tienes en tu mano
el triunfo que yo deseo.
Mira si, habiendo pasado
por la afrenta del decirlo, 810
te estará bien el dejarlo.

  (Vase.)  

LAURA
¡Jesús! El cuento del loco.
Él por él está pasando.
CINTIA
¿Qué dices, Laura, qué dices?
LAURA
Viendo prohibido el plato, 815
Diana se ahitó de amor
y del desdén ha sanado.
CINTIA
¡Ay, Laura! Pues ¿qué he de hacer?
LAURA
¿Qué, señora? Asegurarlo,
y al de Bearne, que es fijo, 820
no soltarle de la mano
hasta ver en lo que para.
CINTIA
Calla, que aquí viene Carlos.
 

(Salen POLILLA y CARLOS.)

 
POLILLA
Las unciones del desprecio,
señor, la vida le han dado. 825
¡Gran cura hemos hecho en ella!
CARLOS
Si es cierto, gran triunfo alcanzo.
POLILLA
Haz cuenta que ya está sana,
porque queda babeando.
CARLOS
Y ¿has conocido que quiere? 830
POLILLA
¿Cómo querer? Por San Pablo,
que me vine huyendo d'ella,
porque la vi querer tanto,
que temí que echase el resto
y me destruyese.
CINTIA
¿Carlos?
835
CARLOS
¿Cintia hermosa?
CINTIA
Vuestra dicha
logra ya triunfo más alto
que el que en mi mano pretende.
Vuestro descuido ha triunfado
del desdén que no ha vencido 840
en Diana el agasajo
de los príncipes amantes.
Ella os quiere; y yo me aparto
de mi esperanza, por ella
y por vós, si es vuestro el lauro. 845
CARLOS
¿Qué es lo que decís, señora?
CINTIA
Que ella me lo ha confesado.
POLILLA
¡Toma, si purga, señor!
No hay en la botica emplasto
para las mujeres locas 850
como un parche de mal trato.
Mas aquí su padre viene,
y los príncipes: ¡al caso,
señor, y aunque esté rendida,
declárate con resguardo! 855
 

(Salen el CONDE DE BARCELONA y los príncipes.)

 
CONDE
   Príncipe, vós me dais tan buena nueva,
que es justo que os la acepte, y aunque os deba
lo que a vuestra persona,
pago en daros mi hija y mi corona.
DON GASTÓN
Pues aunque yo, señor, no haya tenido 860
la dicha que Bearne ha conseguido,
siempre estaré contento
de que él haya logrado el vencimiento
que tanto he deseado,
por la parte que debe a mi cuidado; 865
y el parabién le doy d'este trofeo.
CARLOS
Y también le admitid de mi deseo.
BEARNE
Carlos, yo le recibo,
y el mío os apercibo,
pues en Cintia lográis tan digno dueño, 870
que envidiara el empeño,
a no lograr el mío.
 

(Sale DIANA al paño.)

 
DIANA
¿Dónde me lleva el loco desvarío
de mi pasión? Yo estoy muriendo, cielos,
de envidias y de celos. 875
Mas los príncipes todos se han juntado,
y mi padre con ellos;
sin alma llego a vellos,
pues si su fin no alcanza,
yo tengo de morir con mi esperanza. 880
CONDE
Carlos, pues vós pedís a mi sobrina,
yo, pagando el deseo que os inclina,
os ofrezco su mano;
y pues tanto sosiego en esto gano,
háganse juntas todas 885
las bodas de Diana y vuestras bodas.
DIANA
¡Cielos, yo estoy mi muerte imaginando!
POLILLA

  [Aparte.] 

Señor, Diana allí te está escuchando,
y has menester un modo muy discreto
de declararte, por que tenga efeto, 890
que va con condiciones el partido,
y, si yerras el cabe, vas perdido.
CARLOS
Yo, señor, a Barcelona
vine, más que a pretender,
a festejar de Diana 895
la hermosura y el desdén;
y aunque es verdad que de Cintia
el hermoso rosicler
amaneció en mi deseo
a la luz del querer bien, 900
la entereza de Diana,
que tan de mi genio fue,
ha ganado en mi albedrío
tanto imperio, que no haré
cosa que no sea su gusto, 905
porque la hermosa altivez
de su desdén me ha obligado
a que yo viva por él;
y puesto que haya pedido
mi amor a Cintia, ha de ser 910
siendo ansí su voluntad,
pues la mía suya es.
CONDE
Pues ¿quién duda que Diana
de eso muy contenta esté?
POLILLA
Eso lo dirá Su Alteza, 915
por hacerme a mí merced.

  (Sale.)  

DIANA
Sí diré. Pero, señor,
¿vós contento no estaréis,
si yo me caso, que sea
con cualquiera de los tres? 920
CONDE
Sí, que todos son iguales.
DIANA
Y vosotros ¿quedaréis
de mi elección ofendidos?
BEARNE
Tu gusto, señora, es ley.
DON GASTÓN
Y todos la obedecemos. 925
DIANA
Pues el príncipe ha de ser
quien dé a mi prima la mano;
y quien a mí me la dé,
el que vencer ha sabido
el desdén con el desdén. 930
CARLOS
Y ¿quién es ése?
DIANA
Tú solo.
CARLOS
Dame ya los brazos, pues.
POLILLA
Y mi bendición os caiga,
por siempre jamás, amén.
BEARNE
Pues ésta, Cintia, es mi mano. 935
CINTIA
Contenta quedo también.
LAURA
Pues tú, Caniquí, eres mío.
POLILLA
Sacúdanse todos bien,
que no soy sino Polilla:
¡mamóla vuesa merced! 940
Y con esto, y con un vítor
que pide, humilde y cortés,
el ingenio, aquí se acaba
El desdén, con el desdén.



Anterior Indice