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El dorso de la página

Mihai Eminescu

Traducción de Ricardo Alcantarilla

[...] se puede considerar por ejemplo como tapa del volumen (también llamada cubierta) cubierta para quien no quiera leerla o como así llamado: Avant-propos, expresándome en francés, o incluso del capítulo de escrituras -si vamos a entenderlo bien-. Y veréis por qué: para quien solo lee el título de un libro, la parte más interesante del libro -es decir, la que le interesa- es el título mismo, para quien solo lee el prólogo de un libro, la parte más interesante es solamente el prólogo, porque solo lee eso.

Quise rectificar el título de la portada. ¿Cómo? Esta obra buena *** no está traducida del chino, según como el abajo firmante o mejor el no abajo firmante ha tenido el honor de decir en la segunda fila de escritores hacedores de época, sino aquella ha sido solo una estratagema a través de la cual el humilde de mí he querido hacer para que se me lea por lo menos la pre-introducción de esta novela original.

¿Diciendo que la novela es original no significaría cortarme las aguas de la cabeza del lugar? Sin embargo, con todo esto, no voy a vender a nadie mentiras; si alguien desea ver desarrollándose ante sus ojos un modelo, algo completo, algo perdurable, como las novelas por ejemplo de Paul de Kock1, perdón -de Madam George Sand2, entonces le aconsejo mejor que se deje la lectura desde este punto y coma para no quitarle la libertad, para que no se pierda lo importante; porque lo que busca no lo va a encontrar.

Y si todavía este libro de pobreza (arcaísmo: declaración de hambruna) de autor rumano no debería asustar a alguien que lea estas líneas, entonces empezaré así para este cínico valiente también dicho:

Prefacio

La coqueta dama: El mundo -tiene un establecimiento de foto- y litografía en el que fabrica cada día miles y miles de billetes por minuto, como se diría, que tiene por un lado, un nombre cualquiera dictado tal de Señora Mundo -bajo el nombre todavía el Monseñor colector de tipografías Destino tiene la insolencia de poner lo que quiere su Señora, lo que se le ocurra a su Señor, no lo que le ha dictado.

Así por ejemplo la señora Mundo dicta:El señor Destino escribe:
Señor PETRICĂ MOFTPETRICĂ CompteMOFT/E
farsante en general y en particularpolítico
COSTEA URLĂCONSTANTIN URLATORIANO
Con la violapoeta y gran hombre de letras
TACHE CARAGHIOZLĂCCONSTANTIN CARAGGIO
Comedianteartista dramático
COLTUC BĂRZEAPrince COLTUQE BARZE
Pastor o en el caso queMinistro Secretario de Estado
siga a Bostano Negocios & c.
STAN ÎNJURĂTURĂDON ESTEVAN DE LAS JURADORES
Borracho o perreroperiodista
De este modo, por ejemplo ha sucedido que la señora Mundo dicte: 
M. E. 
folletinista molesto 
y el señor Destino escriba: 
M. E. 
Apuntador de Teatro 

Otra más. En el reverso de estos billetes que circulan por el suelo están escritas cosas indescifrables, y aún así ellas se descifran totalmente entonces cuando el billete comienza a circular. Los billetes no circulan todos en una determinada dirección; ellos varían en sus términos. Cuanto más corto es el término -tanto el reverso está más vacío y después que expira el término sabes perfectamente cuanto valor interno tenía el billete- hasta la expiración el billete tiene el derecho y el resto del mundo tiene el deber de dudar, esperar o desesperar.

Es todavía una individualidad la que tiene la pretensión de no engañar en su apreciación. Esta individualidad se llama Boca del mundo. La diferencia característica, específica y esencial, entre el Mundo y la Boca del mundo es sorprendente:

  • El mundo en general es bueno, la boca del mundo es mala
  • El mundo es justo, la boca del mundo injusta
  • El mundo es eternamente el mismo, la boca del mundo cada día otra

La diferencia entre el mundo y su boca es aquella entre conocimiento y palabra -entre fondo y forma- entre materia eterna y cuerpo pasajero.

Sucede entonces que el señor Destino, en vez de interpretar el dictado de la Señora Mundo correctamente lo interpreta mal, por ejemplo:

El Mundo Destino  
L. SCHUBERT L.SCHUBERT
Genial compositormuerto de hambre en Viena
L. BURGHARDTL. BURGHARDT
Genial poetamuerto de hambre en Berlín
M-me...Genial poeta
M-me...Mendigo en París
TORQUATO TASSOGenial épico
TORQUATO TASSOIdiota

Etc. y así hasta el infinito. Las máquinas de la tipografía de la Señora Mundo son eternas; ellas también se llaman leyes; la combinación curiosa con las del coleccionista Destino son por tanto curiosas; ellas se llaman: circunstancias.

A la boca del mundo los periodistas le han dado otra denominación, más hermosa -algo así como hinchado y simpático al mismo tiempo- la han llamado: Opinión pública.

La opinión pública -La boca del mundo- es inmanente y emana del público (denominación elevada para: Mundo).

Los periodistas son maliciosos -han hecho el mundo de su sexo: Público sustantivo genérico masculino, cuando Mundo es sustantivo genérico femenino es decir fémina- y después le han dado opinión, es decir reflexiones, cuando todos saben que Gente, o sea femenina, tiene solo boca, pero no cabeza, reflexiones, opiniones.

Lo que dicta la señora Gente es seguro como el fondo y como lo absoluto, lo que escribe el señor Destino es relativo, es forma de aquel fondo, de aquella materia. Por ejemplo, si la señora Gente dicta: A. Creata, tonto en piel de hombre, también el Destino escribe: A. Creata, ministro de las instrucciones, entonces este ministro no es sino la forma o la formalidad del fondo, solo es la ropa que viste el cuerpo, no es sino la denominación Ministro lo que viste al individuo tonto, no es sino el bonete gris que viste, que esconde la calvicie.

Siendo, por tanto, que la señora Gente o el señor Público es aquella que da el tacto tanto a la existencia como al juicio sobre un humilde individuo, como el abajo -o no abajo firmante, por eso me tomo también yo la libertad de dirigir la siguiente indicación a través de la que pido el permiso o carta de viaje, por antigüedad, para recorrer el extenso Imperio de la Señora o del Señor.

Señora o Señor:

No puedo y no negaré que la influencia que ejercen sobre mí es grande, por eso tomaré el mérito de declarar en voz alta que una buena y puede que la mejor parte de mi alma es obra de ustedes y que, si yo soy malo, la causa es que usted es malo o mala, si soy escéptico, la causa es que usted es escéptica o escéptico, etc.

He metido otro mal por tanto en usted. Usted dice que en rumano todo lo que escribo está mal escrito, por lo que también lo no escrito -y lo que no está escrito no se puede leer.

Pero la causa es usted mismo o misma.

El reverso: para quien no lee no se escribe. Y he escrito y usted no ha leído, hoy usted ya no lee, pero la inactividad no está loca para escribir para que usted no lea.

La mercancía con la que pienso pasar por su imperio está escrita. Quisiera no pasar, sino que pase. Quisiera que se compre, pero no quisiera que sea vendida a alguien o vendida para alguien -sobre el uso común pedido de unos y otros-. En fin, no pido un libro de paso, sino una permanencia lo más larga que se pueda.

De todas formas le digo, si le interesa, como paso yo, ¿cómo vivo yo? O, si hubiera sido este el fin de mis escritos mejor no haberlos escrito, porque mi valentía, tan grande como sea, no ha llegado todavía hasta allí, para creer que le va a interesar de un grado tal que lea como se encuentra mi humilde personalidad. Le escribo, se lo digo sinceramente, para que tenga, no el derecho pero por lo menos el pretexto, de pretender una respuesta, y aquella respuesta, que usted llama crítica, no se lo pido sino en el mismo grado en su interés, sino también en el mío. Por eso, me dirá o me permitirá por lo menos observar en usted lo que le o me parezca muy importante o sin importancia para que me lo comunique también a mí, cosa que va a probar que no soy pretencioso.

Termino no sin saludarle, porque por muy pequeño que soy y por muy grande que sea usted, sin embargo de aquella mayor parte de usted le parece bien que sea igual que la mía, es decir, iguales entre sí, porque también formo parte de la parte mayor de usted, cuya parte de arriba quiere, según la opinión de unos de los suyos, malvados.

Sin embargo saludo a todos aquellos niños buenos que, apoyándome, saludarán favorablemente esta carta; pero, como los saludos aéreos y desconocidos son imposibles tampoco les voy a dar recibo cuando paguen, por eso le doy a usted plenos poderes ejecutivos para que los salude a todos en mi lugar; cosa que le va a ser más agradable que si la ejecución de este deseo hubiese estado seguro en mi poder.

En fin, si consideran que no tengo fondo y me voy a mantener solo con el crédito personal (igual que muchos otros) o con el robo de otros (es decir como muchos) -me doy a usted vacío a mí, como no ha dado a otros y deme en su veredicto pleno carte de calicie.

Le hubiera escrito mucho más, pero... por qué se va a enfadar tanto con la tarjeta de visita de un hombre, cuando su preocupación más grande es usted mismo... Me permito solo firmar como suyo,

amigo o (enemigo) -da igual

M. E.

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