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11

Por la época del año en que se estaban realizando estos juegos de cañas el sol estaba saliendo, desde un punto de vista astrológico, de la zona de influencia de Leo (la constelación del león). (N. del E.)

 

12

Soto: «al». (N. del E.)

 

13

Los antiguos griegos creían que el sol (Helios) viajaba todos los días desde el Oriente al Occidente en un carro arrastrado por cuatro caballos blancos. Al final de su viaje diario, el carro del dios Helios, también identificado a veces con Apolo, descendía hacia el océano. Una vez fuera de la vista de la gente, podía descansar mientras le llevaban de vuelta hacia el Oriente para que pudiera volver a dar comienzo a un nuevo día (Smaller Classical Dictionary). En cierto sentido, cada atardecer el carro de este dios parecía caer a las aguas del mar y eso es, precisamente, lo que parece sugerir el poeta en estos dos versos.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que los juegos de cañas de los que tratamos empezaron a media tarde y que, por lo tanto, Alarcón no se puede estar refiriendo con estas palabras a la hora del día en que tuvieron lugar. En mi opinión, estas referencias al carro de Apolo son, más bien, una simple muestra de erudición muy a tono con el estilo culteranista de la obra. (N. del E.)

 

14

El pueblo llano. (N. del E.)

 

15

Tradicionalmente, la nobleza se adquiría por herencia (nobleza de sangre) o por haber desempeñado algún cargo de alta responsabilidad en la administración del Reino (nobleza de oficio). (N. del E.)

 

16

Es evidente que lo que pretende Alarcón con estas palabras es darle mayor categoría al lugar. Desde un punto de vista estrictamente arquitectónico, sin embargo, la comparación es algo pobre. De hecho, los anfiteatros, donde se realizaban, entre otras cosas, los juegos y luchas de gladiadores, eran considerablemente más pequeños que los circos, en los cuales se celebraban principalmente las carreras de cuádrigas. En cualquier caso, tanto los circos como los anfiteatros de la antigüedad eran tenidos en alta estima y sólo se diferenciaban en la forma y en el tipo de espectáculos que albergaban. Quevedo, por lo que parece, tenía la misma opinión que yo en lo que se refiere a esta estrofa en concreto del poema de Alarcón («Comento» 589). (N. del E.)

 

17

A modo de resumen, esta estrofa nos informa de que las cañas se celebraron en agosto (de 1623) y que la Plaza Mayor de Madrid, donde tuvieron lugar, estaba llena de gente de toda clase y condición que quería presenciar este magnífico espectáculo. (N. del E.)

 

18

Soto: «tabíes». (N. del E.)

 

19

Estos versos se refieren a las ricas telas de todas clases que, según la costumbre de la época, decoraban las calles de Madrid y, especialmente, la Plaza Mayor los días en que se celebraba algo especial. (N. del E.)

 

20

El azul del despejado cielo de verano de Madrid podía competir, según Alarcón, con el esplendor del verdor de los prados en la primavera. (N. del E.)