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Como, por ejemplo la participación activa de la Iglesia en el conflicto (tanto los apoyos de la jerarquía eclesiástica al «alzamiento» militar de Franco como, en el País Vasco, las simpatías de un sector alto del clero hacia la legalidad republicana encarnada en el gobierno autónomo del nacionalista vasco y católico José Antonio Aguirre); o la aparición del tema religioso como uno de los pilares ideológicos de la lucha (el apelativo de «Cruzada» para la insurrección, por ejemplo); o incluso en la geografía del exilio: primero a Europa y más tarde a América.

 

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CÁRCEL ORTÍ, Vicente, La persecución religiosa en España durante la Segunda República (1931-1939), Madrid, Rialp, 1990, p. 288-289.

 

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Los nombres de las vascas eran Norberta Torrealday, María Luisa Zorita, Fructuosa Audicana, María Esther Barrueta y María Eugenia Lores. Todas ellas quedaron definitivamente radicadas en Argentina.

 

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Declaraciones manuscritas de Efigenia Gallués Irignibel, religiosa de la Sagrada Familia de Urgell, Aldo Bonzi (Buenos Aires), 18-II-1992, en poder del autor. Nacida en Aibar, provincia de Navarra, el 21 de noviembre de 1910, había profesado en 1930 y su primer destino fue en la localidad de Belbis (Lérida, Cataluña), donde le sorprendió el inicio de la guerra.

 

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L'Obsservatore Romano, 14/15-IX-1936, pp. 1-2.

 

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«[...] Leopoldo José Conrado, uno de los fundadores del 'Distrito' marista argentino, en 1903, y que luego regresó a España. Murió mártir en 1936 junto con toda la Comunidad de Toledo. Era oriundo de Cárcar» ( Declaraciones manuscritas de Alfredo Catalán Bilbao, religioso marista, Buenos Aires, 3-II-1992, en poder del autor).

 

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Palabra tras la que se escondía, en muchas ocasiones, una simple dedicación al cultivo de la cultura o la lengua vasca, que pasa a ser proscrita en la práctica.

 

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«Discurso de Areilza en el Coliseo Albia (8-VII-1937)», Hierro, Bilbao, 9-VII-1937, p. 4.

 

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Por su reciente fallecimiento, estamos todavía a falta de una auténtica biografía de este vasco, de gran proyección tanto en Europa como en Argentina. Por el momento, nos tenemos que conformar con las fuentes periodísticas contemporáneas a él, de las que citamos una argentina y una vasca: «Iñaki de Azpiazu, un cura realmente joven», El Trabajo, 6-X-1959, Mar del Plata. «Iñaki de Azpiazu: la cárcel como apostolado», Deia, Bilbao, 24-I-1983.

 

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Fernando Urkia, abad general de los Canónigos Regulares de Letrán, fallecería el 18 de marzo de 1959. También él había recalado en Argentina en su exilio particular.

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