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381

Entre la extensa información que proporciona la revista sobre el acto de inauguración solemne del Ateneo Español de México, que tuvo lugar el 16 de marzo de 1949, se anuncia entre las actividades a celebrar durante el mes de abril: «Martes 26. Lectura de la obra teatral El emplazado, por su autor D. Paulino Masip». Las Españas, 12 (29 de abril de 1949), p. 13.

 

382

A. Caballé, ob. cit., p. 39.

 

383

Matilde Mantecón de Souto, «índice biobibliográfico del exilio español en México», en AA.VV. El exilio español en México, 1939-1982. México, Fondo de Cultura Económica-Salvar Editores, 1982, p. 810.

 

384

P. Masip, El diario de Hamlet García. Barcelona, Anthropos, Memoria Rota-11, 1987, p. 335.

 

385

María Teresa González de Garay, «Apéndices bibliográficos» a su edición de El gafe, ob. cit., p. 233.

 

386

P. Masip, El emplazado. México, Sociedad General de Autores de México, s. f., p. 7. A partir de este momento seguiré con El emplazado (abreviatura: EE) el mismo modo de citación que con El hombre que hizo un milagro (ver nota 38). Así, en este caso: [EE: 7]. También en este caso, cuando el texto corresponda a una acotación dramática, se citará en cursiva.

 

387

Ya comentamos antes que Ricardo Doménech constituye la excepción crítica que confirma la regla. Doménech, con forzosa brevedad, valora estéticamente a El emplazado como superior a su juicio a El hombre que hizo un milagro: «El emplazado, más lograda técnicamente, es también una farsa, sobre un hombre de negocios. Éste, Pedro, ha sido desahuciado por los médicos. Abandona los negocios y, después de varias aventuras amorosas, descubre un día el verdadero amor y, con ello, la verdad de sí mismo. Pero no se piense que Masip quiere llegar a fáciles moralejas. El humor, su mejor aliado, le salva de ese peligro, como también del convencionalismo del desenlace -Pedro, atropellado casualmente por un tranvía- que, en otro contexto, resultaría dudoso. El lenguaje de Masip es claro, lineal, sin estridencias» (ob. cit., p. 228).

 

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Max Aub, en esa invención de discurso académico que no es sino el sueño de una utopía que no pudo ser, escribió: «Dos autores dieron lo que era de esperar de sí: Paulino Masip y Claudio de la Torre. El primero, después del estreno, casi privado, de Dúo, conoció el éxito con La frontera. El hombre que hizo un milagro le dio toda clase de bienes: quedó el campo por suyo: La trampa, De quince llevo una, Hamlet García, El trompo, Nueva primavera, El fuego, y diez comedias agradables o ácidas han hecho de él, al mismo tiempo, un autor generalmente aplaudido y estimado por los entendidos; equilibrio difícil de conseguir» (El teatro español sacado a luz de las tinieblas de nuestro tiempo, edición de Javier Pérez Bazo. Segorbe, Archivo-Biblioteca Max Aub, 1993, p. 14 del facsímil).

 

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Paulino Masip (1899-1963) hizo brillante carrera periodística antes y durante la guerra; estrenó en 1934-35 La frontera, El báculo y el paraguas y Dúo, que presagiaban un comediógrafo de primer orden. Emigrado, escribió dos excelentes comedias: El hombre que hizo un milagro y El emplazado, que no llegaron a estrenarse» (Max Aub, Manual de historia de la literatura española. Madrid, Akal Editor, 1974, p. 522; primera edición: México, Editorial Pormaca, 1966, 2 volúmenes).

 

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Rafael Tasis, «Novelas y cuentos de Paulino Masip». Índice de Artes y Letras, Madrid (julio-agosto de 1955), p. 24.