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801

Estos dos últimos ensayos serán luego reeditados en Poesía española contemporánea, México, Ediciones Era, 1969.

 

802

«Los manuales suelen basarse en otros; que el historiador no puede dedicarse a la totalidad del pasado. Alguna vez dije que el plagio debió inventarse para ese tipo de obras. El manualero es escritor de tercera o cuarta mano, porque no puede llevar a cabo su cometido de otra manera. Su excelencia no depende de su saber sino del de los demás, de la claridad de la exposición, del escoger sus fuentes y, tal vez, de tener algunas ideas y un fin (...). Copié, recorté, condensé en busca de cierta unidad de lo que creo que, por hoy, se acerca más a lo cierto» (Aub 1966, 9).

 

803

Como señala Ignacio Soldevila (1995, 11), en los manuales de literatura española publicados en el país durante los primeros años de la dictadura franquista -toma como ejemplo el de Ángel Valbuena Prat y el de José María Castro Calvo- «las referencias a los escritores del exilio hacen hincapié en la obra anterior a la guerra, o se refieren a la posterior a 1939 deteniéndose sólo en los aspectos que no tienen incidencias políticas. En otros casos -el manual de Gonzalo Torrente Ballester (...)- cuando aluden a esas obras de autores 'comprometidos', lo hacen como si no las hubieran leído, precaución que, evidentemente, era necesaria, en la medida en que la simple posesión o la circulación de tales obras estaba prohibida».

 

804

«He dado más importancia al estudio general de cada época literaria que al interés, tan frecuente en los manuales, por hacer una lista erudita y completa de todos los autores pertenecientes a ella (...). Muchas lagunas y omisiones han sido voluntarias y obedecen al carácter elemental de este compendio o a un criterio de valoración» (Chabás 1952, 5-6). Y señala Aub: «Frente a una obra tan importante, cuando de un manual se trata, caben dos soluciones: hacer un catálogo de autores y sus obras (objeto más bien de diccionario) o detenerse exclusivamente en lo más representativo para dar al lector -o al estudiante- una idea del desenvolvimiento general. Aun siendo el más injusto, es el criterio aquí seguido» (Aub 1963, 8).

 

805

De las deficiencias de Literatura española contemporánea dio cuenta Javier Pérez Bazo (1978), «Los equívocos juicios de Juan Chabás, Vicente Aleixandre y la Generación del 27», en el Suplemento de Informaciones de las Artes y las Letras (27 de abril); y, con más detalle, en Pérez Bazo, 1992, 253 y ss. Por lo demás, omito deliberadamente en la bibliografía final la injuriosa reseña de J. Villa Pastur a Literatura española contemporánea (1898-1950), en Archivum, III (1953), pp. 438-442.

 

806

Robert Jammes incide en la labor crítica de Chabás, más como novelista que como historiador de la literatura, en «Apuntes sobre Literatura española contemporánea (1898-1950) de Juan Chabás», en Pérez Bazo, J., coordinador (1989), «Homenaje a Juan Chabás», Dianium, Denia, pp. 129-136.

 

807

Vid. Soldevila 1995, 11-15.

 

808

«Llamamos voluntad de estilo al propósito de dignificar la expresión literaria, al empeño de dar al lenguaje mayor fuerza expresiva, al afán de ganar para la palabra nuevos valores de precisión; en suma, a ese paciente anhelo de conseguir el más alto grado de perfección posible para el instrumento del escritor: su idioma, su habla literaria» (Chabás 1952, 13).

 

809

Guillermo Carnero, «Presentación» (Lloréns, 1981, p. 8).

 

810

Véase también en Ínsula, «Trayectoria poética final de Pedro Salinas (apuntes)», 300-301 (noviembre-diciembre 1971), pp. 4-5, y «El conversador», 314-315 (enero-febrero 1973), p. 5.