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61

J. Semprún, «La angustia de Eugenio Montes». Independencia, 3 (1 de diciembre de 1946), pp. 8 y 7.

 

62

«Fieles a la declaración de Marx, según la cual la filosofía no sólo debe interpretar el mundo sino también debe cambiarle», los escritores marxistas oponen a la estética existencialista una ética, una teoría de la acción revolucionaria. (...) A las críticas frecuentes de sus adversarios que les acusan de subestimar los factores humanos, los marxistas responde diciendo (...) que en la época actual la realización de la humanidad y del humanismo corre a cargo de la clase obrera, que, suprimiendo las actuales condiciones sociales en las cuales el trabajador es un hombre enajenado, no liberará solamente a ella misma, sino a toda la humanidad», escribe J. Semprún en «Corrientes ideológicas». Independencia, 7 (31 de mayo de 1947), p. 6.

 

63

«Turno a la discrepancia». Independencia, 5 (febrero-marzo de 1947), p. 4.

 

64

«Y hoy, las obras de un Sartre, por ejemplo, no son sólo juegos de una imaginación perversa: son el reflejo desesperado, pesimista y envilecedor de la decadencia de esa misma burguesía», afirma J. Semprún en «Panorama de la cultura bajo el franquismo». Cultura y Democracia, 3 (marzo de 1950), pp. 61-66.

 

65

J. Semprún, «Ardiente proximidad». Independencia, 5 (febrero-marzo de 1947), pp. 4-6.

 

66

J. Semprún, Adiós, luz de veranos... Barcelona, Tusquets, colección Andanzas-333, 1998, traducción de Javier Albiñana (título original: Adieu, vive clarté...).

 

67

Experiencia concentracionaria relatada por Semprún en, por ejemplo, El largo viaje (Barcelona, Seix-Barral, Biblioteca Breve-388, 1976, traducción de Jacqueline y Rafael Conte; primera edición: Le grand voyage. París, Éditions Gallimard, 1963) y en La escritura o la vida (Barcelona, Tusquets, colección Andanzas-237, 1995, traducción de Thomas Kauf, título original: L'écriture ou la vie).

 

68

«Al lector». Cultura y Democracia, París, 1 (enero de 1950), p. 1.

 

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César M. Arconada, en «Por una Literatura Al Servicio de la Democracia y del Pueblo» (Cultura y Democracia, 5 (mayo-junio de 1950), pp. 27-33), escribe que, «acabada la guerra nacional liberadora, España encalló en uno de los más despiadados arrecifes de su historia y sobre el pueblo se extendió una negra, desolada, horrible noche, insondable como un abismo, estéril como un desierto, implacable como el azote de un vendaval» (ob. cit., p. 28), por lo que afirma con rotunda y sorprendente contundencia que «en el régimen de Franco la literatura no ha existido, no existe y no puede existir» (ob. cit., p. 30).

 

70

J. Semprún, «Panorama de la cultura bajo el franquismo». Cultura y Democracia, 3 (marzo de 1950), pp. 61-66.