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741

Albert Béguin, ob. cit., p. 370.

 

742

Gilbert Durand, Structures anthropologiques de l'imaginaire, París, Bordas, 1969, p. 229.

 

743

Cfr. Bernard Sicot, Quête de Luis Cernuda, París, L'Harmattan, 1995, primera parte: «La mére», pp. 19-168.

 

744

Cfr. Jean Delay, La jeunesse d'André Gide, 2 vol., París, Gallimard, 1956.

 

745

León Felipe, «Mi regreso», en Electra Haro, editora, ob. cit., pp. 413-414.

 

746

«Editorial», Las Españas, 1 (octubre de 1946), p. 2.

 

747

A partir de su muerte, la figura de Miguel Hernández estaría casi siempre presente en las revistas en que colaboraban los españoles exiliados en México. Véase, por ejemplo, Francisco Giner de los Ríos, «Miguel Hernández», Cuadernos Americanos, año I, 6 (noviembre-diciembre 1942), p. 178; el dibujo de José Moreno Villa que encabeza el primer número de Litoral (julio 1944); «El hijo. Último poema de Miguel Hernández», Las Españas, 6 (septiembre 1947), p. 7; Juan Rejano, «Dos tiempos de llanto al morir el poeta Miguel Hernández», Nuestro Tiempo, año I, 1 (julio 1949), pp. 48-50; José Pascual Buxó, «La poesía de Miguel Hernández (Notas para un ensayo)», Ideas de México, 9-10 (enero-abril 1955), pp. 60-71 (texto precedido por una selección de «Poemas de Viento del pueblo»); y Gustav Siebenmann, «Miguel Hernández (1910-1942). Retrato de un poeta español», Boletín informativo de la Unión de intelectuales Españoles en México, 11 (enero-marzo 1960), pp. 13-18.

 

748

Juan Larrea, «Como un solo poeta», La Voz de Madrid, (13 de agosto de 1938); reproducido en España Peregrina, 2 (15 de marzo de 1940), p. 80.

 

749

Véanse las dos notas anónimas, «Apoteosis del esperpento», España Peregrina, 2 (marzo 1940), p. 83; y «Memorias de ultratumba. La hora de los novísimos», España Peregrina, 5 (junio 1940), p. 23; la primera, una reseña del ingreso de Adriano del Valle en la Real Academia Española («Después de elevar en alas de la fuerza al bajisonante José María Pemán hasta la Presidencia de la Real Academia Española, no se ha tenido escrúpulo en encumbrar de oficio a Adriano del Valle para hacer de él un figurón con que disimular ilustres ausencias»; la segunda, una nota sobre Musa Musae, «una flamante academia con veleidades tabernícolas recién formada en Madrid», a la que asisten numerosas personalidades literarias del régimen, todos reunidos «bajo la presidencia fraternal de Manuel Machado, tarareador impenitente con su camisa nueva del más que nunca alcurnioso estribillo: soy de la raza mora, vieja amiga del sol». El único texto en entablar una discusión en cierta forma literaria es la fuerte réplica de Larrea a «En respuesta a la Salutación de Rubén Darío» de José María Pemán. Véase Larrea, «¿Rubén Darío contra Bolívar?», España Peregrina, 7 (agosto 1940), p. 31.

 

750

Francisco Giner de los Ríos, «La actual poesía española», Cuadernos Americanos, año II, 4 (julio-agosto 1943), p. 243. El artículo también incluye comentarios sobre los poetas exiliados, así como un importante apéndice bibliográfico sobre la obra realizada por estos últimos.