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Corpus Barga inicia en las páginas del Boletín de la Unión de Intelectuales Españoles en Francia una polémica sobre «La reconquista de la inteligencia española», 17 (abril de 1946), pp. 1-2, en la que intervienen a lo largo de ese año 1946, sucesivamente, José María Semprún y Gurrea («La reconquista del castillo interior (comentario a Corpus Barga)», 18 (mayo), pp. 1-4), José María Quiroga Pla («La inteligencia española. Reconquista y creación», 19 (junio), pp. 1-2), Antonio Porras («Reconquista de la inteligencia», 22 (septiembre), pp. 1-3), Jesús Izcaray, («Franco y su huella o el cautiverio de la inteligencia española», 23 (octubre), pp. 1-2) y J. Chicharro de León («Sobre la reconquista de la inteligencia española (apostillas marginales»), 24 (noviembre), pp. 3-4).

 

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A propósito de su artículo «Dictatorship and Literature in the Spanish World» (Books Abroad, 25/3 (verano de 1951), pp. 223-226), Robert G. Mead, Jr. inicia una larga polémica sobre franquismo, literatura y libertad intelectual en la que intervienen, entre otros, José Luis L. Aranguren, Arturo Barea, Dwight L. Bolinger, Julián Marías, Ramón J. Sender y Guillermo de Torre, una polémica que he analizado en «El Puente imposible»: el lugar de Sender en la polémica sobre el exilio español de 1939», en AA.VV., El lugar de Sender. Actas del I Congreso sobre Ramón J. Sender (Huesca, 3-7 de abril de 1995), editadas por Juan Carlos Ara Torralba y Fermín Gil Encabo. Huesca-Zaragoza, Instituto de Estudios Altoaragoneses-Institución Fernando el Católico, 1997, pp. 279-294.

 

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«La literatura soviética, la literatura del gran país donde se construye el comunismo, es la literatura más democrática del mundo, realista, humanista, al servicio del pueblo, de su felicidad. Aprender de ella, tener en cuenta siempre ese maravilloso espejo de experiencias, buscar su camino y escuchar sus lecciones, debe ser la preocupación de cada escritor progresivo, de cada uno de nosotros. ¡Estudiar en ella y acorazarse contra la decadente literatura burguesa!», afirmaba Arconada en ob. cit., p. 33.

 

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Semprún, «En la ideología del comunismo está la verdadera salida para la juventud intelectual española». Cultura y Democracia, 4 (abril de 1950), pp. 65-68.

 

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Adolfo Sánchez Vázquez, en el tomo segundo de su edición sobre Estética y marxismo antes citada, reproduce dos textos de Lenin: «Sobre la cultura proletaria» y «La organización del Partido y la literatura del Partido» (ob. cit., pp. 220-224 y 368-372, respectivamente).

 

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J. Semprún, «Nada: la literatura del capitalismo decadente». Cultura y Democracia, 2 (febrero de 1950), pp. 41-46. Joan Estruch Tobella afirma que «la coyuntura» en que se publicó esta revista, «dirigida por Jorge Semprún», sólo permitió «que Cultura y Democracia fuera un portavoz de las posturas dogmáticas y estrechas vigentes en el movimiento comunista acerca del arte y la literatura. Buena muestra de ello son los artículos de Semprún» (El PCE en la clandestinidad, 1939-1956, ob. cit., p. 158).

 

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«Uno de los principales métodos de lucha en el mundo del arte y la literatura es la crítica artística y literaria. (...) La crítica artística y literaria constituye un problema complejo y requiere muchos estudios especiales. Aquí sólo voy a insistir en el problema básico: los criterios en la crítica» (Mao Tse-tung, intervenciones en el foro de Yenán sobre arte y literatura. Barcelona, Editorial Anagrama, 1974, p. 42).

 

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Mao Tse-tung, ob. cit., p. 7.

 

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Mao Tse-tung, ob. cit., pp. 13-14.

 

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En Cultura y Democracia, 2 (febrero de 1950), p. 18. Adolfo Sánchez Vázquez, que reproduce la resolución (ob. cit., pp. 245-249), anota que «después del XX Congreso del PCUS, se ha considerado en la URSS que las resoluciones de 1946-1948 contenían algunas inexactitudes y caracterizaciones infundadas de algunos escritores y artistas soviéticos. (...) Con el fin de rectificar estas inexactitudes y errores el CC del PCUS adoptó una resolución especial el 28 de mayo de 1958 «Sobre la rectificación de los errores cometidos en la apreciación de las óperas La gran amistad, Bagdan Jmelinski y De todo corazón» en la que esos errores e inexactitudes se atribuyen a la situación creada por el culto de la personalidad de Stalin (ob. cit., p. 249, nota 3).