Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

281

La autora reivindicaba ante la prensa esa larga etapa de su vida que fue el exilio tras su regreso a España: «Yo no concibo mi vida sin el exilio que he vivido. El exilio ha sido como mi patria, o como una dimensión de una patria desconocida pero que, una vez que se conoce, es irrenunciable. [...] Creo que el exilio es una dimensión esencial de la vida humana, pero al decirlo me quemo los labios, porque yo querría que no volviese a haber exiliados, sino que todos fueran seres humanos y a la par cósmicos, que no se conociera el exilio» [Zambrano, 1989].

 

282

En relación con la compleja imbricación de la experiencia personal y la circunstancia histórica con la reflexión ontológica de carácter general, véanse Revilla (pp. 13-21) y Bundgaard (pp. 43-45), en Revilla (editor). Confirman la lectura en clave autobiográfica de la obra, entre otros, Ortega Muñoz (p. 7) y Jiménez Millán (pp. 21-22).

 

283

Texto fechado el 14 de abril de 1977, simbólico aniversario del establecimiento de la República en el alba de la transición política española.

 

284

Con anterioridad se presentó un fragmento de la obra en el marco del Seminario sobre el pensamiento de María Zambrano celebrado en Almagro en junio-julio de 1983 -de cuya actividad queda constancia en AA. VV., El pensamiento de María Zambrano-, con el título Delirio y muerte de Antígona (Convento de los Padres Dominicos de Almagro, 2 de julio de 1983).

 

285

Participaron en él unas noventa personas: actores, músicos, masa coral (el Orfeón Universitario) e intérpretes vocales (entre los que se incluía una mezzosoprano, un barítono y un bajo). La partitura fue obra de Rafael Díez. El elevado coste del espectáculo y la complejidad de su realización escénica fueron la causa de que se llevaran a cabo muy pocas representaciones, aunque estuvo varios meses en el repertorio de la compañía.

 

286

«Entre las glosolalias y las onomatopeyas explosivas de los coros, y la semi-danza y la semi-plástica gestual de la interpretación trágica y los recitativos de los solistas oscilando entre los alaridos hirsutos y las melodías dulces y melancólicas, y el entramado de hierro batiente y notas de cristal en la percusión, el mundillo teatral malagueño no ha sabido a qué carta quedarse» [Romero Esteo, 42].

 

287

Director de cine y teatro, realizador de televisión y guionista, Castellón realizó la obra por encargo directo de María Zambrano, quien le confesó que no le gustaría morirse sin verla representada [Balbín]. Castellón era amigo personal de la autora desde sus años de exilio romano [Moreno]. Zambrano pudo llegar a ver un vídeo del montaje, de unos quince minutos [Durán].

 

288

Existe una divergencia entre la fecha de estreno que se ofrece encabezando la versión de Castellón (16 de agosto) y la que se deduce de las noticias de prensa sobre el estreno (13 de agosto). Véanse «Victoria Vera»; «Victoria Vera, Antígona y María Zambrano»; «Victoria Vera critica la política cultural del 'despilfarro'», y Ana Muñoz. Agradezco a M.ª Francisca Vilches de Frutos la información periodística que amablemente me ha facilitado sobre este montaje y a la Fundación María Zambrano de Vélez-Málaga su generosa atención a mis demandas.

 

289

La recepción que la obra obtuvo en medios periodísticos se debió, paradójicamente, al hecho de que este montaje supuso el retorno a los escenarios españoles, tras varios años de ausencia, de la actriz Victoria Vera. La obra contó también con la participación de Miguel Palenzuela, Manuel Salguero, Margarita Mas, Alicia Altabella, Claudia Gravi, Miguel Arribas, Fernando Huesca, Berta Gómez y José Luis Alonso. El espacio escénico fue concebido por Olaf Fernández; el vestuario, por Elisa Ruiz; la ambientación musical estuvo a cargo de Tomás Losa, y la producción fue responsabilidad de Justo Alonso.

 

290

El comentario más duro al respecto partió de Francisco Umbral, en una columna paradigmática de cómo pueden funcionar los prejuicios sexistas en las páginas de opinión.