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«El hombre acecha», como eje de la poesía de guerra

Ramón Fernández Palmeral

Miguel Hernández (El hombre acecha)

Manuel-Roberto Leonís Ruiz (pr.)


Ensayo e ilustraciones de Ramón Fernández Palmeral


ArribaAbajoPrólogo

Me honra, a la vez que me hace feliz, que un buen amigo, un dilecto amigo, como es Ramón, me confíe amablemente el prólogo de su obra.

Pintor, poeta, investigador infatigable, alma y carne viva de la Revista Literaria PALMERAL (Poético-Artístico) -que con cariño añoramos-. Pero por encima de todo ello reside el ser humano: Ramón es el mejor amigo de todos sus amigos, genial creador artístico tanto en lo pictórico (con sus pinceles serafines), asimismo con su plumilla, y con su teclado para realizar poemas con los que a veces forma figuras geométricas (quizá con el deseo de unir ambas devociones creadoras) y artículos de investigación, mas también de denuncia e indignación (cuando blande su cortante espada de coral). En su arte, además del gozo y la admiración, con frecuencia todos podemos hallar sin ambages la luz generosa que comprende. Recordaré aquí la primera estrofa de la oda que un día le dedicara mi modesta pluma: «Ramón, tienes pleno tu corazón de niño/ que riega tu sangre singular y artística/ de sustancia y excepcional gracia de armiño/ para las creadoras Pictórica y Poética».

Tengo, tenemos la dicha de contar con Ramón Fernández en el grupo de Poetas y Literatos del Instituto Miguel Hernández de Alicante, de compartir y deleitarnos codo con codo en recitales, reuniones, foros... Tanto con Ramón, como con el resto de poetisas y poetas colegas. Además de notable pintor, es un vivaz poeta de geniales ideas y conmovedoras metáforas. En alada memoria recuerdo uno de sus versos: Soy león que se come la corteza del aire... Investigador nato de un claro y nítido olfato, cuando coge una pista no se le despista, llega al final («ratón de biblioteca» le llamamos cariñosamente) y entonces nos revela lo insospechado.

En este inmenso ensayo sobre el amazónico y universal Miguel Hernández, Ramón Fernández abre mil afluentes de caudales dulces: cascadas, arroyos... minuciosamente y con precisión de detalles en todos los vericuetos, en los que no deja un remanso inerme sin imprimirles la fuerza de su imaginación -casi sin límite- al tratar sobre la vida y las composiciones del admirado poeta, respecto del cual tengo la seguridad, a la vista de este pequeño libro, pero de un gran peso específico, que Fernández ha obtenido información (según nos dice en la pág. 9) de las respectivas tesis doctorales de Odón Betanzos Palacios y de Aitor Luis Larrabide Achútegui, ambas de gran importancia investigadora (de entre las catorce tesis doctorales existentes sobre Miguel). Pero en especial lo que advierto, presiento, sé, es que tenemos ante nosotros no sólo un gran investigador, sino alguien que está muy por encima del mero nivel informativo, que aporta conocimientos de textos literarios de muy diversa naturaleza. Ramón es un pensador que desmenuza, aventa: hechos, pasajes, personas, el entorno... para hilar -con su telar- un nuevo y fenomenal tejido. Un perfecto estudioso, sino por carrera, sí, por vocación hacia nuestro querido poeta Miguel Hernández.

En este sorprendente ensayo ilustrado: El hombre acecha. Pone sobre los amasados poemas una dulcísima guinda con sus dibujos surrealistas de excelente factura e interpretación plástica. Son como visiones impetuosas y arrolladoras, vivamente expresivas de cada uno de los poemas, que enaltecen poderosos el vuelo de la imaginación. Dibujos realizados con verdadero arte de ingenio que por sí solos ya merecerían un libro. Pero Ramón no se conforma sólo con eso. Abre los versos y hace una ingente y sagaz disección de los mismos y de Miguel -al cual, como buen hernandiano, comprende, estudia y ama-, los sangra, se los coloca en la cabeza y en los labios con frecuencia, para saborearlos... para alimentarse con ellos.

Párese el lector en la pág. 59, El vuelo de los hombres, donde el autor hace una objeción -en la que me identifico- referente al intercambio de gloria por historia. En la pág. 61 [...con mi canción espera...], mas como bien hace observar Fernández, debía rimar en serventesio, y sacrifica -quizá- su verso por razón de métrica.

Por último, reiterar mi agradecimiento -que en su día hice personalmente- por la dedicatoria que Ramón me ofrece en el inefable dibujo realizado en la pág. 89, el 19. -Canción última. Y hacer observar que es plausible su observación de poner admiración en el último verso: ¡Dejadme la esperanza!

Orihuela (Alicante), agosto de 2004.

Manuel-Roberto Leonís Ruiz.




ArribaAbajoIntroducción

Miguel Hernández es un poeta del pueblo, un poeta auténtico, dotado de una increíble capacidad asimilativa que posee ese duende, intuición, «sonidos negros» de los que habló García Lorca sobre el flamenco: ese «duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre». Esa sangre-tesoro, dignidad del líquido hermano, tan generosamente derramada por MH en su cosmovisión poética, porque «su voz era un chorro de sangre»1 ausente de toda falacia metafórica donde no habitan falsedades ni higueras foscas. Poeta nacido de las raíces del pueblo con un marcado destino trágico, amigo de sus amigos, un alma pura, que supo llevar y comunicar su angustia vital hasta las últimas consecuencias y mantener la dignidad y fidelidad a las propias creencias e ideas políticas. Un joven de la Vega Baja que tenía prisa por ser reconocido como dramaturgo y poeta como si, llevado por un sino de luna, visionara que su vida iba a ser tan corta como el trino de un «ruy-señor»2. Además nos los dice gráficamente y sólo veo piedras como diamantes eclipsados (v. 14. soneto 22 de El rayo que no cesa). Quiso vivir «con prisa magnífica de muerte», escribió Carmen Conde.

Para ser un poeta verdadero, comprometido con su tiempo y su obra es necesario tener «casta», haber sufrido ¡Ay de quien no esté herido, de quien jamás se siente / herido por la vida...!, escribió en su poema «El Herido» de connotaciones guerreras y uno de los más patéticos de este trabajo que presento: «EL HOMBRE ACECHA COMO EJE DE LA POESÍA DE GUERRA», puesto que ser sincero, y sobre todo, poseer la iluminación del genio es «carecer de los límites corporales», de los que nos habló el sevillano Vicente Aleixandre, o fluir de atávica sangre, sobre lecho de sedientos ríos sin márgenes ni riberas que den límite al líquido sediento, es una de la cualidades más sobresalientes que no podemos olvidar en Miguel: ruiseñor que cantó encima de los fusiles.

Con EL HOMBRE ACECHA (1939) de Miguel Hernández, además de ser un libro imprescindible en la obra hernandiana y de guerra, nos hallamos ante una joya bibliográfica, un volumen histórico en la panorama español, una obra rarísima, una fortuna de poseerlo, puesto que en la primavera 1939 fue destruida toda la edición en Valencia, 50.000 ejemplares preparados para salir a la calle, excepto dos «capillas» que milagrosamente se salvaron de la hoguera: uno hallado en la biblioteca del extremeño Antonio Rodríguez Moñino, y otro en la colección de José María Cossío, hoy Biblioteca-Museo de la Casona de Tudanca (Santander), que editaron una edición facsímil en junio de 1981, de cuya edición me he servido para los comentarios críticos a este trabajo. Las publicaciones anteriores a 1981 fueron recopilaciones selectivas de manuscritos y borradores, ya que el original entregado a la imprenta de Valencia se ha perdido.

De toda la obra poética hernandiana, es este uno de los poemarios que ejercen una atracción irresistible sobre el autor del presente ensayo. Además durante los años de la guerra civil escribió: Viento del Pueblo; El hombre acecha, y en prisión Cancionero y romancero de ausencias, quizá debido a la carga dramática, garra y sentir verídico que guardan entre las sombras de un pasado trágico, y, sobre todo, por su hondura cabal de un hombre dolorido y enrabietado contra las injusticias y tropelías cometidas contra el pueblo llano y contra él mismo, por todo ello, considero que El hombre acecha, auténtico poemario de guerra, merece un análisis detenido y una atención más exhaustiva, de la que hasta ahora se le ha prestado por los investigadores. «Versos como aristas, con palabras enjutas, con expresiones de honda y breve verdad»3. Además escribió teatro, un teatro prácticamente desconocido, que no por desconocido es menos importante, si leemos los estudios del indiscutible especialista en esta área como es Jesucristo Riquelme.

Estos tres libros de poesía de guerra merecerían un estudio global, por contener numerosa poesía urgente o de guerra, objeto de este ensayo, además son poemas sociales y de muerte, (la muerte-amor de la que hablara Ramón Sijé), tal vez la más valiente que se escribiera, por su compromiso y evidentes peligros tangibles, y, sobre todo, por esa descarga de rabia, desolación ante la impunidad y la injusticia, que llevaron a muchos poetas a tomar la pluma y las armas, empujados por un turbio río bélico de una época trágica para las dos Españas.

Una selección de estos poemas bélicos ya los editó Leopoldo de Luis como Poemas sociales de guerra y de muerte, Alianza Editorial, 1977.

El hombre acecha, según la edición príncipe, facsímil de la Casona de Tudanca, más otras publicaciones poéticas de otros autores contemporáneos, nos servirán como eje principal o parámetros para ahondar en la poesía española durante la guerra incivil: la denominada «poesía de guerra», «de urgencia», «de lucha y combate», «de resistencia», tan olvidada y denostada, en la que participaron excelentes escritores y poetas republicanos y que tomaron la poesía como arma ideológica y sobre todo propagandista política en busca de la libertad y defensa de la República. Después llegó la derrota en abril de 1939, la desolación, la cárcel y exilio para los supervivientes, entre los que podemos destacar a otro poeta alicantino, a Juan Gil-Albert natural de Alcoy se exilio a México y no regresó hasta 1947 para ser sometido a la censura franquistas. En aquella tragedia española quedaron en el limbo trágico del olvido muchos escritores y poetas, algunos, todavía anónimos y olvidados, como los hermanos poetas Francisco y Enrique Salinas (Jefe de Sanidad de Alicante, durante la República), ambos presos en el Reformatorio de Adultos de Alicante. Algún día se recuperarán estos poetas olvidados alicantinos, tío y padre de la conocida poetisa callosina Rosario Salinas Marcos. Nos queda también Vicente Bautista Belda, pintor y escritor de Callosa cuya memoria caudal imprescindible, Santiago Moreno Grau, Carlos Fenoll, Jesús Poveda…

No es fácil tarea intentar comprender el dolor y el penar, el sufrimiento que siente el poeta orcelitano, el poeta «peritolunero», en la composición de algunos de estos poemas de ira y rabia como es El hombre acecha. También es verdad que he hallado algunas metáforas surrealistas que no he podido descifrar, bien por oscuras o hermetismo o quizás por estar demasiado enraizadas en su cosmovisión poética, que son de una intimidad psicológica o espiritual que sólo el abismo de su yo y de su subconsciente pudieron alimentar. Algunas fórmulas líricas son de una factura que, únicamente le son concedidas a los tocados por los dioses, como podremos leer en ese latido de cartas; o ese quitar la piel al sol; retoñarán aladas; rayo amarrado; reliquias de mi cuerpo que pierdo a cada herida... Otros poetas podrán igualarlas pero jamás superarlas.

He querido recordar una parte de la biografía de Miguel Hernández, la que he creído más próxima a la época de la contienda civil, una breve biografía de aproximación en la que pretendo recopilar, sin pretensiones inéditas, en momentos decisivos y reveladores de su creación de la poesía bélica, puesto que para conocer en detalle y profundidad su vida y su obra ya existen documentados libros, tesis, ensayos, obra completa y libros biográficos como el ya célebre del alicantino José Luis Ferris4 (o bien, consultar la página web de la Fundación Cultural Miguel Hernández)5, o mis monográficos en Orihuela Digital.

También me he valido de la información de la tesis doctoral de Aitor L. Larrabide Miguel Hernández y la crítica, Actas del I Congreso de 1992, y también la Odón Betanzos, la Antología Comentada (I, Poesía) de Francisco Esteve y (II, Prosa) de Jesucristo Riquelme. Enumerar aquí todo los autores, sería imposible. A todo ellos mi agradecimiento.

He dedicado un apartado a nuestra poesía de guerra o de urgencia o de exaltación guerrera, de la que quiero recuperar algunos valiente autores olvidados o imposibles de encontrar en librerías, agotados, sobre todo debido más que nada al interés suscitado durante estos últimos años por los libros relacionados de nuestra guerra civil, escritores que se atrevieron a defender públicamente y por escrito las ideas en las que creían en busca de su libertad o la solución del conflicto.

También dedicaré un capítulo monográfico que recoge el viaje que M. Hernández, realizó a Rusia (Moscú y Jarkov en Ucrania), en compañía de cuatro artistas españoles en representación del teatro de la República; por entender que este viaje marcó su vida y le fortaleció en su ideología política y espíritu vital, a pesar de que regresó muy decepcionado. Además ahondaremos en su actividad como miliciano-soldado para acabar este ensayo son sus encarcelamientos y muerte. Y un análisis detallado y a la vez arriesgado de cada uno de los poemas de El hombre acecha. Más unas ilustraciones de las que soy autor, llevado por los dictados del poeta a través de sus conmovedores versos y metáforas, llenar la metáfora a imágenes, como un taxidermista de versos.

Rafael Alberti, Vicente Aleixandre junto con Arturo del Hoyo, Guerrero Zamora fueron las primeras personas que se interesaron por dar a la luz, después de su muerte física y «muerte civil» la merecida e indiscutible obra poética del inmortal oriolano. Las primeras publicaciones son: El rayo que no cesa y otros poemas, edición de Rafael Alberti, Colección Rama de Oro, Buenos Aires, noviembre de 1942 y Homenaje a M. Hernández. La Habana. Palacio Municipal. 1943. Noticias sobre M. Hernández, de Juan Guerrero Zamora en Cuadernos de política y Literatura. Madrid 1951. Obras escogidas, Madrid Aguilar, 1952, con prólogo de Arturo del Hoy.

Tan importante y reconocida es la obra del «peripoeta» o «lunipoeta», o «perilunero» que hoy en día figura entre los más importantes y universales como lo demuestra la Base Teseo del Ministerio de Cultura donde figuran 14 tesis doctorales, numerosas biografías y ensayos. O en la presencia e impacto en los Estados Unidos que ya estudiara Maricel Mayor Marsán en las Actas del II Congreso Internacional, 2002, una hernandiana que no necesita presentación y que lucha afanadamente por la cultura española en los Estados Unidos, a través de revista Baquiana digital y el Anuario, en Miami. O también la abundante bibliografía hernandiana y anotada por la Dr. Isabel Cristina Díez Ménguez, de la Universidad Complutense de Madrid, en las Actas del II Congreso Internacional 2002. Datos que nos apunta al interés despertado por su vida y su obra. Y además el poeta posee una Fundación Cultural en Orihuela que dirige el incansable periodista Juan José Sánchez Balaguer que vela por las investigaciones de su vida y su obra, y los trabajos que pueden ser estimados por su rigurosidad. Se trabaja sobre las deseadas obras de remodelación de la natalicia del poeta en la calle San Juan 82, de Orihuela, conde se pretende instalar un museo virtual. Lucía Izquierdo, nuera del poeta, que desde Elche, vela con celo por los derechos de autor y el buen nombre, así como el Centro Hernandiano de Estudios e Investigación de Elche que dirige Rafael Navarro Mallebrera. La Universidad de Elche se llama Miguel Hernández con varias facultades en Elche, San Juan y Orihuela.

En la propuesta de conmutación de la pena treinta años por la de veinte años y un día, dada en Madrid el 10 de diciembre de1943, se le calificaba en hechos probados como «Poeta de la revolución».






ArribaAbajo1.- Biografía breve

Miguel Hernández Gilabert nació de Orihuela el domingo 30 de Octubre de 1910, y falleció en al enfermería del Reformatorio de Adultos de Alicante a las 5'30 horas de la mañana del sábado Santo del 28 de marzo de 1942, de una afección pulmonar que acabó en tuberculosis, además padecía de hipertiroidismo, contrajo el tifus en el Reformatorio y ya venía enfermo de Ocaña. Hoy en día, el Reformatorio (Juzgados de Benalúa) desapareció, y en su lugar se levanta una escultura de hierro del escultor Agar Blasco. Fue reconocido por el médico Antonio Barbero que certificó su muerte tres días después. No se le pudieran cerrar los ojos «sus fases de terror, con tríada de fijeza, insistencia de esplendor en la mirada»6.

Era hijo de Miguel Hernández Sánchez7 y de Concepción Gilabert Giner (Concheta). A la familia le apodaban «Visenterre». El matrimonio tuvo siete hijos que fueron: Vicente (1906), Elvira (1908), Miguel (1910), Concepción, Josefa (murió a los 5 años), Montserrate y Encarnación (1917). Miguel fue bautizado en la parroquia de El Salvador con los nombres de Miguel Domingo, posiblemente por dos razones, una que nació en domingo y otra es que el cura Domingo Aparicio tenía la costumbre de ponerle su nombre a cuanto bautizaba. En el Registro civil consta en la Sección 1º, Tomo 60, folio 1888.

Había nacido en calle San Juan, 809, otros autores dicen que en el nº 82, y otros en el 72, a los cuatro años se trasladó con la familia a la calle Arriba, hoy Miguel Hernández, 73. Alumno de preescolar en el colegio llamado de Montserrate, cinco años en el Ave María, tuvo también un profesor particular y luego en el Colegio de Santo Domingo, antigua Universidad Literaria, de la Compañía de Jesús, asistía a las clases gratuitas para obtener el bachiller10. Su padre le sacó de Santo Domingo con catorce años y medio, su padre lo necesitaba para repartir la leche, en realidad el pastor del rebaño familiar era su hermano mayor Vicente. Se ha dudado de su pobreza, según últimos estudios, su padre no era un pastor sino un ganadero, que enviaba ganado de casi toda la zona de Orihuela a Barcelona en ferrocarril11 a su hermano Francisco «Corro». Escolarización, sin embargo, a la que no todos los niños de su época podían aspirar. Su padre era un modesto contratante de ganado al que no le iban mal los negocios. El mito del poeta cabrero le vino muy bien en sus viajes a la Corte, el primero en alentar este mito fue José María Ballesteros en un artículo titulado «Pastores poetas». Este aspecto de campesino y de niño maltratado, humilde pastor con su morena tez de hombre de campo, puro y verdadero, conferían más mérito a su labor, si cabe, a sus inicios poéticos, no exentos de calidad y elaboración, bajo la dirección de Ramón Sijé y sus amigos de Orihuela12, católicos practicantes y con la fructífera lectura de los clásicos españoles y otros libros religiosos, no obstante, pretendió mostrarse bajo el halo de «la bendición de los dioses, homéridas y musas» comentado en mi ensayo De la creación poética (2003). Se le conocía como una persona risueña y sencilla, de ojos saltones y vivos, su amigo Efrén Fenoll le llamó: «el ángel de la poesía»13. Aunque renunciar a su condición de hacer obras en nombre de Dios en la carta que escribió en junio del 35 a Juan Guerrero Ruiz14 , a la sazón secretario del Ayuntamiento de Alicante, en cuya misma carta le pedía el favor de que buscara alojamiento en la isla de Tabarca para Pablo Neruda.

En Orihuela toma amistad con su vecino y poeta Jesús Poveda y Carlos Fenoll (1912-1972), «el poeta panadero» que es quien en realidad le descubrió y le facilitó su primera publicación en el semanario El Pueblo de Orihuela, administrado por Eladio Belda, quien le vendió una máquina de escribir usada (Corona 300 Pts), puesto que estaba cansado de ir a casa del vicario Luis Almarcha donde usaba la famosa Alder. Conoce a José Ramón Marín Gutiérrez (Ramón Sijé, seudónimo que tomó de la etimología del griego alma: psitjé, y el nombre posiblemente del de Juan Ramón Jiménez, puesto que era el poeta de más prestigio en su tiempo). Otra versión ingeniosa y acertada es la de Manuel-Roberto Leonís, y es la de un anagrama o emblema entresacado de las letras de su nombre y primer apellido:

josé marín

ramón sijé

Conoce también a Jesús Poveda en la tertulia de la tahona, o en lo que se ha quedado en llamar «veladas en la tahona», porque Ramón Pérez Álvarez, insiste en sus artículos Hacia Miguel... que la tertulia nunca existió y que Carlos Fenoll mintió para ganar gloria. Pero esta tertulia o velada, como se le quiera llamar, existió porque se crean La Farsa, representaciones de teatro entre amigos, y a la que se incorporó más tarde Paco Díe15 , Ramón Pérez, Manuel Molina, Adolfo Lizón y Gabriel Sijé. Y de ella nació el cuadernillo de poesía Silbo, del que se imprimieron tan sólo 2 números. Carlos Fenoll dice se reunían en la panadería, y que también iba Ramón Sijé, a partir de 1932, para festejar a su hermana Josefina. Vicente Ramos habla de la tertulia de la tahona.

A los 21 años fue declarado excedente de cupo para realizar el servicio militar, lo que le causó gran disgusto, e incluso reclamó en la caja de reclutas de Alicante. Según Manuel-Roberto Leonís, en la ya citada conferencia dada en El Campello (14-02-03), Miguel fue nombrado Presidente fundador de las Juventudes Socialistas, gracias a su amigo Augusto Pescador Sarget desde agosto del 31 hasta su primer viaje a Madrid. Su valiente deseo de huir de Orihuela y del yugo de su padre, quedó frustrado, no obstante, su deseo de gloria poética y valentía, le animaron a emanciparse, porque ya con 21 años, según el Código Civil de su tiempo, era mayor de edad. Recaudó dinero de sus amigos entre ellos de Juan Benllod, recomendaciones que buscó del abogado y ex-alcalde y diputado en Cortes José Martínez Arenas, a través de Ramón Sijé, para Concha Albornoz. También escribió una carta lastimera y llena de falsa modestia a Juan Ramón Jiménez, a Madrid, para que le recibiera, y éste ni le contestó. A MH se le reconoce ser autor de unas 500 cartas.

Realizó múltiples viajes a Madrid16. Su primer viaje a finales de 1931 duró cuatro meses y medio. En Madrid inició sus primeros contactos, visitó a Concha Albornoz, hija del entonces ministro de Gracia y Justicia, quien la remite a Ernesto Giménez Caballero, editor de La Gaceta Literaria que tenía el suplemento El Robinsón Literario de España17. Quien le hace un «esperpento» de entrevista, burlesca si cabe18. También, periodista el yeclano Francisco Martínez Corbalán le hizo una entrevista en la revista Estampa, que en su momento, tuvo escasa repercusión, esta entrevista mucha más cuidada. A través de Ernesto Giménez llegó la amistad con Arturo Serrano Plaja, quizá, queda por investigar la verdadera influencia de este poeta y periodista madrileño en el ánimo político de MH. De recomendación en recomendación, de promesas en promesas, le dan «largas» y regresa a Orihuela muy abatido y decepcionado. En su primer viaje sufrió grandes penalidades, hambre y el desprecio de cuantos le conocían, puesto que nadie lo quería en su círculo de amistades por el aspecto de campesino que tenía y la falta de recursos, sus poemas juveniles no fueron suficiente aval. No dejó de escribir a su amigo Sijé para que le buscara dinero, para regresar a Orihuela porque se iba a morir de penalidades en Madrid. De regreso en la estación de Alcázar de San Juan fue detenido por al guardia civil y estuvo en el calabozo, por falsa identidad, ya que había perdido su cédula de identificación.

Regresa a Orihuela y se coloca en la tienda del padre de Sijé. Empieza a escribir, tras el frustrante primer viaje de aprendizaje. En octubre de 1932 y con motivo del homenaje a Gabriel Miró, es cuando conoce a los poetas cartageneros: Antonio Oliver, Carmen Conde, y a María Cegarra, con la que mantuvo afectuosa correspondencia, posiblemente destinataria de algunos poemas de El Rayo que no cesa. En 1933 fue Raimundo de los Reyes, redactor-jefe de La Verdad de Murcia, quien le presentó a Federico García Lorca19, cuando Miguel fue a llevar las galeradas de Perito en Luna, Lorca refinado y en apogeo de éxitos no recibió buena impresión del campesino Miguel, mantuvieron una corta y agitada correspondencia de reproches, y MH cometió el error, propio de los impulsos de la imprudente juventud: la de quejarse de su mala fortuna poética de Perito en lunas ante un divo de la época, con ese enfado «he maldecido las putas horas u malas que di a leer un verso a nadie» en busca de la palabra consoladora, y una falsa modestia, puesto que entre consolar y dar lástima existe una membrana fina y peligrosa, la del desprecio así mismo. Porque MH consideraba que había nacido poeta. Nadie quiera a su alrededor a los «quejicas» depresivos o a los que le lamen con descaro los zapatos de los divos.

El segundo viaje a Madrid en marzo de 1934 fue más fructífero que el primero, llevaba en su equipaje la mejor recomendación posible: su libro Perito en lunas, de influencia gongorina, y alto valor cromático o impresionista. «Poeta rústico y acomplejado, consciente de una rudeza que debía superar a todo costa», según página 9 del estudio de Agustín Sánchez Vidal, (Alhambra 1976). Quiso incluirse con estas octavas reales en la generación del 27. También llevaba un acto del auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve... Recorre el Madrid literario y gracias a un reencuentro con al escritor Enrique Azcoaga, amigo de Plaja, inicia colaboraciones en las Misiones Pedagógicas20 que le permiten viajar por varios pueblos de La Mancha (Valdepeñas) y Salamanca, donde se cuenta que visitó el aula donde diera clases fray Luis de León y en un acto de místicas espiritual besó la piedras que pisara el traductor de Virgilio y Horacio. En estas giras MH presenta el guiñol (teatro pequeño). A. L. Larrabide describe «La Tarumbra. Guiñol satírico al servicio de la guerra», que Miguel escribió para otro guiñol en 1937.

Asiste a las tertulias de la filósofa velaña María Zambrano21 plaza del Conde de Barajas en Madrid, y conoce a los poetas de guerra: Rafael Alberti, Rafael Dieste (dirige el guiñol), Miguel Prieto, Antonio Prieto y al pintor murciano Ramón Gaya. María Zambrazo también fue misionera pedagógica en 1933 con Rafael Dieste por los Pirineos y Cáceres. En el 2 de 1934, la revista El Gallo Crisis, Miguel le dedicó «LA MORADA-Amarillas». Años después María escribió «Presencia de Miguel Hernández» en El País.

Miguel publica en Cruz y Raya la revista de José Bergamín, en la redacción fue presentado al vallisoletano don José M.ª Cossío y Martínez-Fortún, el cual le dio, al año siguiente, un empleo como secretario para el último tomo de la enciclopedia de Los Toros, que componía para Espasa-Calpe. Otros autores comentan que fue Raimundo de los Reyes quien le recomendó a Cossío para la obtención de un trabajo fijo con el que mantenerse en Madrid22.

En este viaje es cuando conoce al chileno Pablo Neruda y a su primera mujer Maria Antonio. Ese mismo años hace un cuarto viaje donde conoce a los pintores de la Escuela de Vallecas, escuela vanguardista madrileña. Lleva a cabo un proyecto con Benjamín Palencia para la ilustración de El silbo vulnerado, y conoce al escultor Alberto Sánchez23. También se reencuentra con el pintor de Orihuela: Francisco Díe García, el que le hizo el cartelón para su conferencia en la Universidad de Cartagena cuando presentó su Perito en lunas, que fue, a su vez, quien le presentó a la pintora gallega Maruja Mallo24, con la que, se dice, que MH tuvo una relación amorosa de iniciación, aunque ella sólo dice de Miguel que «le parecía maravilloso». ¿Por qué? Se le atribuye como destinataria de la mayoría de los poemas de El rayo..., entre ellos Me llamo barro... Aunque esto son hipótesis infundadas. Formaliza relación con la andaluza Josefina Manresa Marhuenda, hija de un guardia civil, destinado en Orihuela, costurera, trabajaba en la calle San Juan, y luego en la fábrica de seda, mujer pura y recatada, es la destinataria del soneto 4.- Me tiraste un limón... y del 11.- Te mueres de casta...

En un quinto viaje durante 1935, conoce a Vicente Aleixandre al que le pidió que le regalara, argumentando falta de recursos y admiración, La destrucción o el amor, Premio Nacional de Literatura (1933), libro que influyó en Miguel por el surrealismo y la idea del amor-destrucción. Aleixandre era un hombre muy abierto a los jóvenes noveles, se conocieron a mediados de junio 1935 cuando Miguel asistió al banquete-homenaje que organizó Gerardo Diego en el restaurante Biarritz de Madrid. Cuenta el poeta Luis Antonio de Villena que cuando conoció a Aleixandre y fue a su casa de la sierra de Madrid, se presentó como: «de Villena» con cierto aire de nobleza, para que el poeta sevillano le aceptara con mejor agrado.

Se fundan varias revistas en Orihuela: la Voluntad, Actualidad, El clamor de la verdad, y El Gallo Crisis25 simbología que viene a decirnos: Cristo en peligro, adviértase la semejanza entre Crisis y Cristo, una revista de tendencia neocatólica en armonía al filo fascismo de Ernesto Giménez, al que conocía porque estudiaba Derecho por libre en la Universidad de Murcia y Sijé le mandaba los apuntes a Madrid. En la Navidad de 1935 muere su amigo Ramón Sijé, tras veinte días de agonía, tenía 22 años, y MH escribe una elegía. El 14 de abril de 1936, MH subido a una escalera leyó unas palabras de recuerdo por su amigo y dio nombre temporal a la plaza de Sijé. Y hoy día no existe la plaza sino una calle paralela a Santo Domingo y la travesía que va al aplaza de la Fundación MH.

En este quinto viaje a Madrid MH llevó su obra de teatro «El torero más valiente», obra que no pudo estrenar.

A primeros del año 1936 publica El rayo que no cesa, un conjunto de sonetos liberados de sus anteriores libros: El Silbo vulnerado e Imagen de mi huella, con cierto surrealismo aleixandrino y nerudianos, que lo encumbran a la fama. Rompe con su novia Josefina y mantiene correspondencia con María Cegarra, que era perito químico.

El 18 de julio del 36 se hallaba en Madrid, y toma partido en defensa de la República, se incorpora voluntario el 23 de septiembre en el 5º Regimiento de de Zapadores, Minadores, 2ª Cía, 3ª Sección, Valentín González «El Campesino», carnet número 120.395. Destinado en Cubas y varios frentes de Madrid. En noviembre del 36 le trasladan a la Primera Brigada Móvil de Choque, llamado Batallón del Talento, a Alcalá de Henares donde hubo grandes bombardeos, el poeta cubano Pablo de la Torriente Brau, que era Comisario Político y Jefe del departamento de Cultura, que le nombró Comisario Cultural. En diciembre mataron a Pablo de la Torriente en Majadahonda y en los primeros días del mes de enero de 1937 está con el sevillano Antonio Aparicio en el cementerio de Montjuic en Barcelona, para el entierro (a Pablo pretendías expatriar su cadáver a Cuba pero no puedo ser y está en Barcelona todavía). Aunque su gran camarada era el sevillano con el que permaneció prácticamente junto hasta el final de la guerra, salvo unos meses de 1937, que Miguel estuvo en el frente de Andalucía, así lo cuenta Aparicio en una especie de evocación y memorias en 1953 a la revistas Guatemala 6. (pág. 167-131). Esta amistad fue comentada en un artículo de José María Barrera López, catedrático de la Universidad de Sevilla en 199226 .

El 36 fue un año doloroso para la cultura: asesinan a Federico García Lorca en Víznar (GR), mueren Vale-Inclán, don Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu, Muñoz Seca Villaespesa, José María Hinojosa fusilado en Málaga 22-08-36.

El febrero es destinado al «Altavoz del Frente Sur», en Jaén con el comandante Carlos (Vittorio Vidali, italiano). El 9 de Marzo de 1937 se casó por lo civil en Orihuela con Josefina Manresa (comenta Josefina que no fue por la Iglesia porque no había quien los casara), su novia del pueblo. Al día siguiente salieron de viaje para Alicante y Alcoy, a visitar a su cuñado. Y desde allí para Jaén, donde estaba destinado Miguel, en abril de ese año, murió la madre de Josefina (22-04-37), ella se tuvo que venir a Cox y hacerse cargo de las hermanas menores. Manolo, el hermano de Josefina, que tenía 17 años se fue con Miguel al frente de Andalucía al que colocó en Intendencia, murió de una bala perdida. Participa en las actividades de «Altavoz del frente» en Jaén. Compone Aceituneros. Está con Herrera Petere.

Estuvo en el asalto del Santuario de la Virgen de la Cabeza (Andújar), defendido por el capitán Cortés de la Guardia Civil, según contó en el Ateneo de Alicante. Y en el artículo La rendición de la Cabeza Frente Sur, 13 de 6 de mayo, y el 23 otro artículo La rendición del cerro faccioso mes el 56 de Ayuda, Madrid. Tras la desbandada republicana al final de la guerra civil (1-abril del 39) vino el exilio27, MH, intenta en vano pedir asilo político en el Consulado de Chile a través de Carlos Morla Lynch encargado de negocios de Chile, quien se lo denegó, según Neruda, y desmentido por Arturo del Hoyo28. Se entrevista en Madrid con Cossío, donde parece ser que le ofreció cobijo en su finca de Tudancia en Santander29. Decide marchar a Andalucía con la posible intención de buscar cobijo o viajar Méjico. En Villaluenga del Rosario (Cádiz) tuvo una entrevista con su amigo el poeta y terrateniente Pedro Pérez Clotet30, editor de la revista Isla, para meterse en la ganadería, a quien había conocido en Madrid en agosto de 1933. En Sevilla se entrevistó con Romero Morube, y como no encontró cobijo, marchó para al frontera de Portugal, donde el día 4 de mayo de 1939 es detenido cerca de Rosal de la Frontera (norte de la provincia de Huelva, carretera N-433 de Sevilla a Lisboa) por la policía portuguesa al cruzar clandestinamente la frontera, puesto que la dictadura de Salazar no acogía a los refugiados españoles, fue entregado a la policía española que lo ingresan en el depósito Municipal de Rosal y luego posó a Sevilla de donde es trasladado a la de Torrijos en Madrid, donde meses más tarde el 15 septiembre 1939 es puesto en libertad sin procesamiento31, por cuestiones administrativas, o debido a las presiones de sus amigos intelectuales. Se dirigió a Cox en busca de Josefina y de su hijo, luego viaja a Orihuela, desde donde escribe José María Cossío y le pide un anticipo. Es el día 29 de Septiembre del 1939, el de su onomástica cuando es detenido de nuevo en Orihuela. Lo relata con detalle Manuel-Roberto Leonís, en su ya citada conferencia sobre MH:

[...] «Por la tarde sale con Justino Marín y en la puerta de Eusebio Escolano, diputado de le CEDA..., es insultado por José María Martínez "Patagorda" oficial del Juzgado Municipal, que se la tenía jurada, [puesto que] había estado en Cox buscándole, [lo denunció] al inspector Manuel Morell Roger, [que fue quien le detuvo] fue encarcelado en los sótanos del Seminario..., la prisión de San Miguel..., en sus cartas decía que le daban comer peor que a los cerdos».



Es ingresado en la cárcel de Toreno de Madrid donde se reencontró conoció a Antonio Buero Vallejo quien le hizo el famoso retrato que sirve de logotipo para la Fundación de Miguel Hernández en Orihuela, puesto que Antonio Buero y él ya se conocieron en el hospital de Benicasim en 193832. Fue sentenciado a pena de muerte por un Consejo de Guerra bajo la acusación de participación al lado de la República y sus actividades comunistas. En las acusaciones figuraba su participación en el Santuario de la Virgen de la Cabeza, su viaje a Rusia y su pertencía a la Asociación de Intelectuales Antifascistas, y su nombre en poemario de la guerra civil. Y gracias, sobre todo, a la intermediación de José Cossío, Dionisio Ridruejo y José Alfaro, consiguieron por su mediación que le rebajaran la pena de muerte a una inferior en junio de 194033, por el general Varela34, a la de treinta años. Manuel Muñoz Hidalgo, dice que Cossío fue el único que avaló a Miguel. «Entregó un uniforme en el Ministerio para ayudar a Miguel, y si no hubiera sufrido tantos cambios de prisión» el canje por otros prisioneros hubiera sido posible (Información 7-10-2002)

Luego pasó por un rosario de cárceles, un total de 13 prisiones: Toreno, Palencia, Yeserías, Ocaña, hasta llegar el 29 junio de 1941 al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde le «fallecieron» por las miserias de la mala vida carcelaria y la desatención médica. También se sabe por Juan Guerrero Zamora, en el libro «Proceso a MH». (Editorial Dossat, Madrid, 1990) que Pablo Neruda en París comentó el encarcelamiento de Miguel a Teresa León y a la poetisa francesa Marie Anne Commène, que intercedieron a través del anciano Monsellor Braudillart, amigo de Franco, a quien le hablaron de la fe católica de Miguel, y al que le enviaron como pruebas un ejemplar de su auto sacramental. Aunque esta hipótesis, tan romántica no se sustenta documentalmente.

Con el ya referido libro de José Luis Ferris, una de las biografías más completas y documentadas que se han escrito hasta ahora, parece que se ha dicho todo, que no queda nada por investigar, lo leo con desolación ante la muralla de datos, y nombres, aunque, parta mi alivio, me dijeron Juan José Sánchez y Aitor. L. Larrabide de la Fundación MH de Orihuela que todavía queda mucho por investigar, no se ha dicho todo, y esto me reconforta.

Y así es, porque en el Archivo Militar de Guadalajara, y gracia al Coronel Director, me ha facilitado documentos de la propuesta de la conmutación de las penas (muerte y treinta años) por veinte años y un día, revisada por la Comisión Provincial de examen de penas de Madrid, propuesta número 12.443, fechada el 18 de marzo de 1943, en los hechos probados dice literalmente, que le conmutó la pena por la de veinte años y un día de reclusión mayor y accesorias correspondientes a esta pena. Se extinguirá el 3-05-1959.

Hechos probados: Que el procesado Miguel Hernández Gilabert, de antecedentes izquierdistas se incorporó voluntariamente en los primeros días del Alzamiento Nacional al 5º Regimiento de milicias pasando más tarde al Comisariado Político de la 1ª Brigada de choque, e interviniendo entre otros hechos en la acción contra el Santuario de Santa María de la Cabeza. Dedicado a actividades literarias era miembro activo de la alianza de intelectuales antifascistas [sin mayúsculas] habiendo publicado numerosas poesías y crónicas contra el Movimiento Nacional, haciéndose pasar por el «Poeta de la revolución».



A la vez, también me ha facilitado fichas y el expediente número 10.768 donde se certifica la resolución ministerial de fecha 10 de diciembre de 1943, de la conmutación de la pena de treinta por la de veinte años y un día de reclusión mayor con la accesorias inherentes, por estimar el caso comprendido en 9 del Grupo III, con las firmas del Auditor Presidente. Los vocales: Militar y Judicial y el asesor del Ministerio del Ejército.

El Expediente Penitenciario que consta de sesenta documentos lo cedió la Dirección de Instituciones Penitenciaras a la Fundación. En el 1 otoño 2003 de la revista El Eco Hernandiano aparece el artículo de su recuperación.


ArribaAbajo a) Creación poética hernandiana

Los poetas no nacen espontáneamente como las flores, sino que se construyen bajo las lecturas de sus maestros y, de alguna manera, con los antecedentes de la poesía universal, más un halo de intuición, riesgo y valor se puede alcanzar cierta destreza, nada más, porque el poeta auténtico va por dentro como un dolor. La poesía madura de MH hay que comprenderla desde el contexto del estado bélico de la guerra civil española y un largo penar por cárceles hasta su muerte. «Probablemente, la pasión hernandiana, sin la guerra y el trágico destino de este autor, habría tomado un cariz muy diferente», anota Ricardo Bellveser. En apenas diez años consiguió elevarse a la cumbre de la poesía española del siglo XX. Evolucionó desde su formación inicial con el clasicismo del Siglo de Oro hacia una poesía ideológica, política, religiosa y social.

Miguel era de formación religiosa, no autodidacta, su mentor fue ramón Sijé, después rompió con éste, y se pasó a la «poesía sin pureza» por la influencias de Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, considerados neorrománticos, de aquí su fuerza creativa y radicalidad, su originalidad en sus inicios fue un seguidor de otros poetas clásicos, un epígono, pero quién no lo es, tener un mentor, un guía, un maestro es una fortuna y una de las fórmulas más ventajosas para aprender la técnica como en todo arte y aprehender la esencia del ser interior que clama. Su obra queda incluido en la «generación del 36»35 o poesía de guerra o como la calificó Eduardo Iáñez en su Historia de la Literatura, (Tomo 9): «poesía civil combativa». Sin embargo, hemos de hacer notar que cuando un poeta incluye algunos guiños a la obra de otro poeta al que admira, lo que hace es rendir un homenaje deliberado al maestro. Había leído a los clásicos: Virgilio, y a los áureos: San Juan de la Cruz, Garcilaso, Lope de Vega, a Quevedo, a Góngora, Calderón, a Zorrilla, y también a los del 27, como es lógico y necesario en cualquier poeta que se precie y se quiera dedicar de por entero al oficio de poeta. Él quiso unirse a los del 27, pero llegó tarde, además no tenía estudios universitarios como la mayoría de los componentes de esa generación. No es que sea conveniente leer a nuestros antecesores, sino que es imprescindible y necesario investigar sus versos.

El primer poema publicado de MH lo fue en el semanario El Pueblo de Orihuela, el lunes día 13-01-1930, por mediación de Carlos Fenoll, cuya primera estrofa recojo aquí:




Pastoril


Junto al río transparente
que el astro rubio colora
y riza el aura naciente
llora Leda la pastora.
[...]



En la revista Voluntad, la primera revista de Sijé y Jesús Poveda dirigida por Manuel Martínez Fabregat, publicó El Nazareno, que lo presentó firmando con Miguel Hernández Giner, el segundo apellido de su madre, en lugar de Gilabert. En la segunda revista El clamor de la verdad: (se publicó un número se editó en homenaje al busto de Gabriel Miró en Orihuela) «Limón» y «Yo. La madre mía»36. Con una veintena de publicaciones y algunos recitales se creyó dueño del mundo poético y necesitaba abrir nueva y más altas puertas del Olimpo cultural: las de Madrid.

Su primer libro es Perito en lunas37 (20 de enero 1933) con un prólogo de Ramón Sijé con frases en francés y ese apelativo «querencioso de pastorería de sueños», consta de 42 octavas reales, acertijos, orfebrería de metros y simetría. Libro pagado por el vicario de Orihuela don Luis Almarcha, más tarde obispo de León, (425 pesetas de las de antes). Miguel quiso devolverlas pero Almarcha no aceptó, le dijo, según testigos que se las quedara para el próximo libro. Editado en Murcia, «Sudeste», trescientos ejemplares, cuyo director de la colección era el poeta murciano Raimundo de los Reyes38. Salió a la calle el 20 de enero de 1933. Lo presentó el 29-04-33, en el Ateneo de Alicante junto a Sijé. Para una mayor información visitar la página Simbología secreta de Perito en Lunas, de Miguel Hernández, por Ramón Fernández Palmeral, de próxima publicación en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

Miguel quiso hacer en este libro un homenaje tardío a Góngora, tal como ya lo hicieran los de la generación del 27, en el III Centenario de la muerte del cordobés en el Ateneo de Sevilla, puesto que, como he comentado, deseaba ser incluido en esa generación de poetas intelectuales. Le mandó un ejemplar a Gerardo Diego (1896-1987). Aitor L. Larrabide publicó un interesante artículo en la revista Portada de Orihuela ( 337, 1ª quincena de Junio), «Miguel Hernández visto por Gerardo Diego», donde entresaco la conclusión de que Gerardo Diego no apreció en su momento los indudables méritos de Perito en lunas, porque no es hasta 1949 en Mundo Hispánico, cuando a toro pasado, escribe eso de: «Otro gran poeta, cuya muerte lloramos porque su poesía se hallaba todavía en proceso de crecimiento...».

Pero M. Hernández no plagia a Góngora ni a Guillén, de entenderse así, todo aquel que escribe octavas reales (ocho endecasílabos consonantes (ABABABCC), sigue los pasos del barroquismo del cordobés Luis de Góngora (1561-1627), que su la vez, las octavas tiene origen pretarquista, introducidos en España por Garcilaso de la Vega. Y Bruna Cinti, escribió en Revista Occidente, número 139: «Visiones sumergidas de Miguel Hernández», donde comenta que «las imágenes hernandianas tienen dimensiones telúricas y cósmicas, raíces ancestrales e hilozoístas.» Y Ricardo Bellveser en Un siglo de poesía valenciana (Prometeo, 1975, pág. 45). «La innegable influencia gongorina se halla en todos los poemas de este periodo, así como la de Manrique, y su propósito de homologación de lo natural, de lo que le rodea y le sucede.»

Las octavas de Fábula de Polifemo y Galatea (1613) de Luis de Góngora, el tema «está inspirado en un pasaje de las Metamorfosis», del poeta romano Ovidio, que relata los amores del fauno Acis y de la ninfa Galatea. El cíclope Polifemo, que también amaba a ésta, ciego de furor aplasta con una roca a Acis39. Por la misma correlación o reciprocidad todo aquel poeta que escribe sonetos con una elaboración rigurosa, en dura lucha con las palabras, la rima y la métrica, debería estar influenciado por Lope de Vega.

Miguel escribe Imagen de tu huella, El silbo vulnerado con evidentes rasgos religiosos, publicado en Orihuela en El Gallo Crisis que como el auto sacramental deben mucho a la poesía mística de San Juan de la Cruz, y de Baltasar de Alcázar, según José María Balcells. «Poesía de factura clásica...», confesado por el propio Miguel. Aunque a mi entender, también se ve reflejada la mano impresionista y colorista de Gabriel Miró. Cromatismo estudiado por Concha Zardoya40 . La que escribiera en Ínsula número 544/92. «El hombre acecha es un anatema contra la guerra, las cárceles y el hambre. El psicologismo ascensional combate ahora con el descenso y la caída.».

Miguel pudo tomar la idea del silbo de unos versos de Góngora. El primer silbo se lee el v. 8 de la octava real sexta, de la Fábula de Polifemo y Galatea:


[...]
que un silbo junta y un peñasco sella.



El segundo se lee en el v.7, de la octava 22, de la misma obra.


[...]
¡Revoca, Amor, los silbos, o a su dueño...



El tercero se lee en Soledades, en una silva.


[...]
más que el silbo al ganado.



Su segundo libro es El rayo que no cesa (compuesto entre 1934-1935) publicado en enero de 1936, lo conforman 30 composiciones: 27 sonetos, dos poemas y una elegía, editado en la colección Héroes de Madrid, por el matrimonio Altolaguirre, son poemas de amor y desamor, desesperados, algunos de sutil y sugerente erotismo, como el ya referido Me llamo barro, donde magistralmente el poeta se metamorfosea bien en barro, en lengua, amapolas, gavilán..., etc., con tal de conseguir tocar a la amada por el tacón de su zapatos, otras veces por el talón del pie. Es según José María Balcells «un conjunto amoroso excepcional en el que expresó su angustia lírica con gran fuerza expresiva, ya en gran medida dentro del prisma de la poética de la impureza nerudiana.». Con el que no estoy del todo de acuerdo, porque estos sonetos siguen el estilo barroco de Garcilaso de la Vega y del Aleixandre de Espadas como labios (1932), no en vano repite cinco veces espada. La elegía a Ramón Sijé recibió elogios en El Sol de Juan Ramón Jiménez, en la sesión: «Con la inmensa minoría». Poemas amorosos dedicados a su novia Josefina, así como algunos otros a Maruja Mallo y María Cegarra, según las arriesgadas deducciones de José Luis Ferris, sin tener en cuenta el doble significado del poeta. Poemas marcados por la influencia positiva de su segundo viaje a Madrid, tras conocer la poesía impura de Neruda y Aleixandre, se vuelve barroco y surrealista. Algunos de estos sonetos son de lo mejor que se han escrito en lengua castellana. Sobre El rayo..., ver mi ensayo: Los símbolos secretos en El rayo que no cesa.

Viento del pueblo, publicado en Valencia por Socorro Rojo, 1937, con prólogo del filólogo T. Navarro Tomás, cuyo nombre no aparece en la edición príncipe. Se lo dedicó a Aleixandre, con ese pretensioso declaración de principios: «Vicente: A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida...» Aunque ya le había dedicado una oda sobre 1935: «Oda entre arena y piedra...» Busca Miguel una poesía útil que llegue al corazón del pueblo llano, escrita para ser recitada en las trincheras, aldeas y pueblos, y busca emparejarlas con el cancionero popular con la intención de «mantener la moral del soldado, para adoctrinarle a propósito de la causa...», según José María Balcells. Es su primer libro de poesía de guerra, de tono «viril y apasionado», canta el dolor de un pueblo en guerra, preso de un feroz odio a sus propios hermanos que han desenfundado las «garras» del instinto salvaje y del tigre. Impregnado de terrible amargura con metáforas animalistas: fieras, hienas, liebres, podencos... Quizá sea uno de los libros al que más estudios le han dedicado los especialistas, entre ellos José Carlos Rovira y Carmen Alemany, « es un libro heterogéneo y publicado por razones de propaganda política y que su organización carece de una estructura definida»41.

Poemas sacudidos por los vientos bélicos y sangrantes. Versos épicos de llanto con la «Elegía primera» a F.G. Lorca. Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas. Verso que tomó Juan Benet para su libro Herrumbrosas lanzas, prosa hermética sobre la guerra civil y el espacio simbólico de Región alegoría de nuestra historia. Elegía segunda al jefe cubano Pablo de la Torriente Brau, muerto en la defensa de Madrid a finales del 36. Canta a los niños yunteros, a la juventud, a los camaradas: Rosario dinamitera. Pasionaria.

El hombre acecha, es una obra que sigue la línea del libro anterior, quizá con más hondura, a pesar de que abarca temas diversos. 19 poemas, algunos escritos en su viaje a Rusia, son sobrecogedores, y preludian al siguiente libro inacabado, y considerado su obra maestra: Cancionero y romancero de ausencias (1938-1939), 110 poemas que escribe desde la muerte de su primogénito Manuel Ramón, que murió con 10 meses, y en las cárceles hasta septiembre de 1939 que los entregó a su esposa Josefina. Poemas de la oscuridad del alma, del aislamiento interior y del dolor físico y moral, donde resume sus experiencias carcelarias y tragedia familiar, la proximidad de la angustia del cáliz de la muerte, no es un libro sino un conjunto de poesía de la experiencia, comprometida, de guerra y de muerte, lo escribió en un cuaderno a lápiz y no lo vio publicado. Se han escrito extensos ensayos por Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia, José Carlos Rovira y Carmen Alemany, Darío Puccini, Agustín Sánchez Vidal.

Últimos poemas, resaltar el tríptico amoroso Hijo de la luz y de la sombra, como de lo más logrado, obra maestra, de Miguel Hernández, dedicado a la muerte de su primer hijo Manuel Ramón, que murió por una diarrea que le duró varios meses, y a la falta de medicinas. Carmen, su cuñada, iba todo los días de Cox a La Murada, pedanía de Orihuela, a por leche para el niño. Al segundo hijo, Manuel Miguel le conoció muy poco tiempo. Éste se casaría con Lucía Izquierdo.

Miguel Hernández es un poeta de inspiración, directo, sencillo y sincero, que elevó su fatalidad al mito de la pena hernandiana. Es uno de los primeros en renunciar al preciosismo en favor del lenguaje llano y próximo, poemas para ser declamados en lugares públicos, de exaltación a la lucha.




ArribaAbajo b) Creación teatral

Hernández escribió teatro, un teatro singular, llevado por su evolución ideológica, y que dividió en tres núcleos, según Mariano de Paco y Frcº Javier Díez de Revenga, son: auto sacramental, teatro social y teatro de guerra. Como ya se ha dicho Miguel quería ser dramaturgo. Le atraía el teatro social de Lorca, Alberti o Max Aub42.

En su segundo viaje a Madrid llevará consigo los dos primeros actos de su auto sacramental La danzarina bíblica, que a José Bergamín no le agradó por su alusión cristiana en época republicana, y acabó llamándose Quién te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras43. En mi opinión es un desafortunado título, difícil de recordar. Es un auto calderoniano de los llamados: autos filosóficos y teológicos (creación-caída-redención). El teatro era la verdadera vocación inicial de Miguel, donde usó, en sus inicios el seudónimo de Antonio López. Así, Vicente Ramos señala que el poeta de Orihuela «cifró sus primitivas intenciones no en la poesía, sino en el teatro, sin duda bajo el estímulo de las represtaciones que llevaba a cabo en la Casa del Pueblo»44. Al grupo teatral le puso el nombre de «La Falsa», idéntico nombre al de la publicación que tanto le gustaba y llevaba casi siempre en el bolsillo.

Sus piezas teatrales son:

-La Gitana. Obra perdida, posiblemente basada en su madre (Concheta) a la que llamaba «gitana, oscura y perdida».

-Quien te ha visto y quien te ve ya la sombra de lo que eras o La danzarina bíblica. (1934)

-El torero más valiente. (1934)

-Los hijos de la piedra. (1935)

- El labrador de más aire. (1937)

-Teatro en la guerra, La cola, El hombrecillo, El refugiado, Los sentados y el pastor de la muerte. (1937).

Para conocer exhaustivamente el teatro de Miguel, no podemos olvidar los múltiples trabajos de Jesucristo Riquelme Pomares, publicados en el Instituto Juan Gil-Albert, en revista Empireuma (que dirige José Luis Zerón), o en la revista digital El Eco Hernandiano. En Antología Comentada (II, Prosa) Ediciones la Torres, Madrid, 2002.

Durante las Misiones Pedagógicas (febrero y mayo 1935), Miguel presentó el guiñol (Tetras pequeño). Además de que preparó y escribió para el Subcomisariado la presentación de otro guiñol: «La Tarumba. Guiñol satírico al servicio de la guerra» 1937, según Aitor. L. Larrabide (1995)






ArribaAbajo2.- Poesía urgente o de guerra

La guerra civil supuso un revulsivo para toda la poesía española, tanto de uno como de otro bando, sacándola del oscuro surrealismo en que se hallaba, tras la muerte de las vanguardias, puesto que cuando la tragedia cae sobre los poetas aparece el hombre bajo los signos de la creación acuciante, la dura necesidad, le llevan a recapacitar sobre las dificultades de la existencia, en la patria histórica, en la crueldad de los más bajos instintos del ser humano, a pensar en el prójimo, en las víctimas y en los más débiles, aparece la poesía revolucionaria y comprometida. Es momento de absorber las conquistas de las generaciones precedentes, acudir a los supervivientes, toda ayuda es poca, y todos, salvo los desterrados o los que huyeron, ponen los pies en la tierra quemada. No olvidemos que en Llamo a los poetas, Miguel invoca a los poetas más reconocidos de su tiempo para que se unan con su voz y su presencia a la lucha armada, que pongan silla en la tierra, es decir, que salgan de sus bibliotecas, cátedras y mundos académicos, para tomar contacto con la realidad bélica, amenaza cierta y real.

Al inicio de la guerra civil el Gobierno de la República a través de la Junta de Defensa y sus mecanismos de propaganda, se apresura a orientar actividades culturales para demostrar normalidad en la zona republicana y que dar a entender que la situación quedaba controlada, lo que, sin duda, induciría a mejorar la moral de los soldados y de las gentes. Se multiplican las actividades culturales en el 1937: Exposición Internacional de París en la Casa de España; el II Congreso Internacional de Intelectuales Antifascistas por la Defensa de la Cultura, en Madrid y Valencia; la Alianza de Intelectuales Antifascistas45 . Pocos días después del levantamiento militar de las tropas destinadas en Marruecos, la República reunió a todo sus poetas proponiéndoles la creación inmediata, urgente, del Romancero de la guerra civil...46 Se quiere esgrimir la poesía como evidente fuerza comunicativa, tal y como si fueran invisibles armas bélicas. A la salida de este romancero se recibieron miles de colaboraciones en la redacción.

Durante la guerra civil la maquinaria de la propaganda de la II República se puso en marcha a través de la Subsecretaría de Propaganda del Ministerio de Instrucción Pública, y edita el ya referido Romancero de la guerra civil... que contiene 35 romances de diferentes poetas, reconocidos, jóvenes autores, milicianos y «espontáneos cantores populares humanos e intensamente unidos por y contra la guerra», con una fuerza expresiva de hondo calado en la mortal de combatientes y civiles.

En el índice de los autores de este Romancero de la guerra civil, Santonja, introductor, ya apreció el error de que Beltrán Logroño aparece dos veces, una como Logroño y la otra como Beltrán Logroño. Cuyo índice recoge: Manuel Altolaguirre47. Lorenzo Varela48. Vicente Aleixandre. R. Beltrán Logroño. Herrera Petere49. Luis Pérez Infante. Mariano G. Fernández. Pedro Garfias50. José Bergamín51. Rafael Alberti. Rafael Dieste52. Antonio García Luque. Plá y Beltrán53. Emilio Prados54. Miguel Hernández55. V. de Boda56. Antonio Aparicio57. Arturo Serrano Plaja58. Ramón Gaya59. Felipe C. Ruanova y José María Quiroga. El libro se divide en: Romances heroicos, burlescos, de moros, líricos, de la defensa de Madrid y varios.

En el índice onomástico del libro aparece otro error, el nombre de Antonio Valera por el de Lorenzo.

Un poeta muy polémico y comprometido con la causa republicana fue el gaditano Rafael Alberti, afiliado al partido comunista De un momento a otro (1934-1939). Son dignos de recordar los poemas o romances beligerantes, A las Brigadas Internacionales. El último duque de Alba. Radio Sevilla, del que recojo una estrofa:


¡Que honor ir al herradero
del ronzal! ¿Qué insigne gracia
recibir en mis pezuñas,
clavadas con alcayatas,
las herraduras que Franco
ganó con arrojo en África!



Uno de los romances más satíricos de este libro son los del madrileño José Bergamín, El mulo de Mola. El traidor Franco, recojo una estrofa de este romance:


¡Traidor Franco, traidor Franco
tu hora será sonada!
Como una máscara del pueblo
te tira el nombre a la cara,
descubriendo la traición
que en tu nombre se amparaba.



Otro libro imprescindible de poemas de la guerra civil, es el de Ediciones Españolas. (Madrid-Valencia 1937), que editó Poetas en la España leal. En cuyo índice aparecen: Antonio Machado, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert, Miguel Hernández, León Felipe60, José Moreno Villa61, Emilio Prados, Arturo Serrano Plaja y Lorenzo Varela.

Recojo la nota aclaratoria existente al final del libro:

«El orden adoptado en el texto para la inserción de nombres, es el alfabético con una sola excepción, Antonio Machado, que preside estas páginas.

Los poemas que figuran en "POETAS EN LA ESPAÑA LEAL" han sido recopilados, con un prólogo, por la redacción de Hora de España.

Por no haber podido comunicar hasta ahora con Juan Ramón Jiménez, su nombre no figura aquí junto al de Antonio Machado. En cuanto a Vicente Aleixandre, enfermo en Madrid, ha tenido que suspender su labor literaria y con ella el poema que dedicaba a esta colección».



Es interesante conocer cómo la nota editorial excusa al ínclito Juan Ramón Jiménez, por no colaborar con un poema, anota el editor que no había podido comunicarse con él, y no podían comunicarse con él porque no estaba en España, cito un párrafo de Ricardo Gullón62:

«[...]La guerra, y más la guerra civil, tenía que herir como hirió al poeta: en las primera semanas de la contienda estableció y atendió en Madrid, con su mujer, una pequeña guardería infantil, pues nada le conmovió tanto como la repercusión de la lucha sobre los niños; después, el Gobierno republicano le alejó de la lucha designándole agregado cultural honorario en Estados Unidos. En septiembre de 1936 Zenobria y Juan Ramón regresaron a este país (Cherburgo a New York, trasatlántico Aquitania [...] En 1939 los Jiménez fueron a Florida, instalándose en Coral Gable [...]».



Vicente Aleixandre no fue un auténtico poeta de guerra, no se exilia a pesar de sus ideas izquierdistas, aunque colaborara con el poema El Fusilado en el Romancero de la guerra civil..., a pesar de que se le disculpa en este libro por su enfermedad63. No aparece en nada suyo en los libros ya nombrados. Pasión de la tierra, fue publicada en México en 1935, y La destrucción o el amor (1935 en Signo), y ya no es hasta Sombras del paraíso en 1944 cuando aparece obra nueva. Después de la guerra no se exilió es notable la influencia surrealista, visionario y una especie de panteísmo amoroso. Aleixandre influyó sobre la poesía joven de posguerra, comparable a la de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado. Premio Nacional de Literatura por La destrucción o el amor. Por la aparición de este libro en junio de 1935, hubo un homenaje-banquete en el restaurante Viráis, en cuya fotografía se ve entre otros a Miguel, María Zambrano, Plaja, Neruda o Gerardo Diego, organizador del evento.

Sin embargo, es curioso, cómo a estos dos poetas se les concedió el Premio el Premio Nobel de Literatura, evidentemente la Academia Sueca no iba a conceder un premio de tan relevante prestigio mundial a poetas o escritores si sospechaban que pudieran estar manchados de sangre. Pero MH tampoco no lo estuvo.

De este poemario Poetas en la España Leal, es digno de destacar del zamorano León Felipe, seudónimo de Felipe Camino Galicia, con los romances «Un perro negro duerme sobre la luz». «La insignia», de cuyo romance extraigo una estrofa:


El Evangelio no es más que una manera lírica de
hablar.
Metáforas,
metáforas retóricas.
Retórica todo.
Metáforas hechas sólo para adornar el sermón
melifluo y dominical de los predicadores
elegantes.



El erudito, filólogo y académico Dámaso Alonso, a pesar de pertenecer a la generación del 27, no figura entre los autores de romances o poemas de la guerra civil. Hay un lapso de tiempo entre el pliego suelto, , de 1925 hasta Hijos de la Ira. Revista de Occidente en 1944.

Un poeta injustamente olvidado, por pertenecer al bando nacional es el gaditano José María Pemán, que publicó en Zaragoza, 1938, Poema de la Bestia y el Ángel. Tres cantos que a su vez se subdividen en poemas monotemáticos. Otro libro imprescindible y antológico para conocer la poesía de la guerra civil española, tanto de un bando como del otro, es el de César de Vicente Hernando, Poesía de la guerra civil española (1936-1939) AKAL-Nuestros Clásicos.1994, donde el autor apunta «en toda escritura subyace una poética y una matriz ideológica y es posible, por lo tanto, rastrear su genealogía política-estética».

He leído muchos poemas sobre la guerra civil, pero a toro pasado, o sea, publicados con posterioridad a 1939. Un interesante poema del valenciano Guillermo Palomar64, publicado en Silbo, Alicante, 1990, se titula El Alba (1939), con influencia de Miguel en Canción Primera:


Ay! miseria humana...
girones que arrancan al soldado muerto
llevan en las garras...



Otros escritores extranjeros y que lucharon en las Brigadas Internacionales, o el socorrido periodista Ernest Hemingway y su alegato contra la guerra Adiós a las Armas, Por quién doblan las campanas. El hispanista Gerald Brenan, El laberinto español. Me gustaría anotar que Azorín, alicantino de Monóvar, de la generación del 98, periodista, novelista, no poeta y sí crítico literario, anarquista en su periodo juvenil valenciana, y Académico de la Lengua en 1924, pertenecía a la Agrupación de Intelectuales al servicio de la República, personaje muy influyente, residente en Madrid, no tuvo contactos con su paisano Miguel Hernández, o quizá queda por investigar este vacío. En octubre de 1936 Azorín salió para París con su mujer Julia Guinda, donde conoció a Marañón, Menéndez Pidal, Ortega y Gasset, Pérez de Ayala, Baroja y otros intelectuales exiliados Su silencio sobre los acontecimientos de España es total. En agosto de 1939, regresa a Madrid, escribe cuentos y sus memorias65. José Payá Bernabé posee mucha información, y José Ferrándiz Lozano, especialista en Azorín, es autor de «La relación entre Azorín y Franco fueron inexistentes»:

«¿Cobarde o patriota? Los acercamientos al último tercio de la vida de Azorín, desde 1936 a su fallecimiento en 1967, han sido muchas veces parciales. Para los opositores a Franco fue un cobarde acomodaticio al régimen. Para los franquistas era un patriota. Salvo excepciones muy contadas, los investigadores de las dos últimas décadas han eludido incluso el estudio de esta época en la biografía del escritor. Ramón F. Llorens, profesor de la Universidad de Alicante, ha puesto en entredicho algunos tópicos sobre este período en su libro El último Azorín (1936-1967)».



Es de lamentar, que también hubo poetas del pueblo que no llegaron a publicar o que las tropas franquistas destruyeron sus obras en los registros a que sus domicilios fueron sometidos. Poetas extranjeros también escribieron poemas sobre la guerra civil española. El libro «Poesía anglo-norteamericana de la guerra civil española», de Ramón López Ortega, Salamanca. Junta de Castilla y León, 1986. Recoge autores como: Valentine Ackland, George Barker, Clive Branson, Ray Fuller, Bill Harrington, A.M. Elliot. Por el bando nacional se publicó Cancionero de la guerra, editado por Edición Española, 1939, edición de José Montero Alonso, se recogen los siguientes nombre: Marquina, Ricardo León, Fernando Ardanin, José María Pemán, Emilio Camére, los hermanos Álvarez Quintero, Manuel Machado, Felipe Sessona, Agustín de Foxá, José M.ª Alfaro, Manuel de Góngora, Gerardo Diego, José del Río Saínz, Tomás Borrás, Marino Tomás, Urrutia... Otro interesante libro es la Antología poética del Alzamiento, Gerardo Diego, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Manuel Machado. De la que se dicho, erróneamente, que no tiene «ningún interés», todo los libros tienen algún interés. En la página 112 del libro Propaganda poética en MH de María Gómez Patiño, IJGA, Alicante 1999, dice: «Entre los intelectuales de la parte nacionalista, o afines, ocupa un lugar importante: Dionisio Ridruejo, Pedro Lían Entralgo, Rafael García Serrano, Eugenio d´Ors, Gonzalo Torrente Ballester, Ernesto Giménez Caballero, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, Ángel M. Pascual, Yzurdiaga, Manuel Alcón y Saénz de Tejada.»


ArribaAbajoa) Miliciano-poeta-periodista

El 18 de Julio de 1936 Miguel Hernández tenía 25 año y se encontraba en Madrid, aunque el día 29 mismo mes viaja a Orihuela, el 13 de Agosto unos anarquistas asesinan en Elda al padre de Josefina Manresa en un tiroteo, guardia civil llamado Manuel Manresa Pamies66 , según entrevista con Carmen Manresa67, junto a cinco guardias más, uno de ellos el cabo José Marcos Praes. El 25 de septiembre Miguel toma partido por la República el Gobierno elegido en las urnas y legalmente constituido, «se entregó con entusiasmo a la lucha en la contienda civil, y actuó generosa, casi ingenuamente». Y decide tomar parte activa con las armas y una poesía combativa que duele y perdura en el tiempo más que las heridas de las balas. Es consecuente con la situación en la zona republicana, hemos de recordar que Alicante no se sublevó. Él tomó partido por la República como todos sus compañeros madrileños de la Alianza de Intelectuales Antifascistas (AIA), sita en C/. Marqués del Duero, 5. Conoce a Alberti, Azcoaga, Prados, Garfias, Petere, Plaja, Aparicio, Bergamín..., allí conoce también a Langston Hugles y a Stepfen Spender68. Además semejante actitud le presuponía ser soldado útil, ya que se le negó el servicio militar por exceso de cupo, y quizá era la oportunidad que no tuvo antes, una pequeña satisfacción personal. Porque también es verdad que para la mentalidad de aquella época, los mozos que se libraban del servicio militar parecían menos hombres.

Téngase en cuenta que sus amigos de Madrid incluido algunos pintores de la Escuela de Vallecas69: Benjamín Palencia, Maruja Mallo, Alberto Sánchez, defendían el orden constitucional establecido en la urnas, así como su protector Vicente Aleixandre.

Miguel se incorpora voluntario al Quinto Regimiento de Zapadores (aunque él dijo que fue por su reemplazo) y Minadores, 2ª Cía. 3ª Sección, es destinados a Cubas de la Saga (Madrid), cayó enfermo por enfriamiento agudo y estuvo ingresado dos día en el Hospital del Rey. Por su amistad con el malagueño Emilio Prados Such le destinan a la 1ª Compañía del Cuartel General de Caballería como Comisario Cultural70 , estuvo en varios frentes: Alcalá de Henares donde conoció al jefe cubano Pablo de la Torriente y Antonio Aparicio, en Valdemoros, Pozuelo de Alarcón, Majadahonda, Boadilla del Monte. En febrero del 37 es destinado al periódico «Frente Sur». Le acompaña Pedro Garfias (Córdoba) y José Herrera Petere. Escribe artículos en periódicos en revistas y hojas de guerra, «el uso poético y creativo de su lenguaje periodístico se refleja hasta en momentos de máxima crispación política e ideológica desde las mismas trincheras» según la tesis de María Gómez y Patiño (Propaganda poética de MH, pág. 27), en un trabajo imprescindible para los expertos, recoge los 29 textos que escribiera Hernández al servicio de la propaganda republicana con cierto «contenido panegírico que exaltaba sus rasgos militares...», (nota del prólogo de Miguel Ruiz a tesis de María Gómez y Patiño). Según esta autora, Miguel tenía un discurso-poético-propagandístico. Sin perder ni un momento de vista la contextualización de su producción discursiva.

La propaganda de esa época, por ambos bandos, era una manipulación periodística de la realidad. Miguel ejerció una forma de periodismo tesis de J. Manuel Carcasés, y dirigida por el profesor Francisco Esteve, y el propio artículo de Esteve «Miguel Hernández, periodista» en las Actas del I Congreso Internacional, 2002.

El 9 de marzo del 37 estaba en la provincia de Jaén con el Comandante Carlos Contreras (Vittorio Vidali, italiano) hay una foto de MH junto a Vittorio y al diputado Martínez Cartón, jefe de la XVI Brigada, del ejército franco populista. Visitó los frentes recitando poemas de Viento del Pueblo y El hombre acecha, con poemas como Aceituneros (de Jaén). Estuvo en la conquista del Santuario de la Virgen de la Cabeza defendido por el capitán Cortes de la Guardia Civil, según contó el propio poeta en el Ateneo de Alicante. Miguel pasó a Extremadura y estuvo en el frente de Castuela. Donde escribió Carta del esposo soldado. Luego destinado en la 6ª División, encuadrada en el XXI Cuerpo de Ejército, figuró en el Ejército de maniobras del Sector de Levante. Combate en el frente de Teruel y posible conquista de la ciudad turolense, nos da testimonio en El soldado y la nieve...

En 1 de Julio de 1937 está en Valencia para asistir al Congreso de Escritores en Defensa de la Cultura, que firmó junto a otros escritores la «Ponencia Colectiva» en Valencia y publicada en Hora de España, número 8. Donde se reunieron numerosos intelectuales para celebrar el II Congreso Internacional de Intelectuales en Defensa de la Cultura. (Recojo la nota de Gonzalo Santonja)71. En ese Congreso Miguel conoció a Octavio Paz, en Letras de México 1942 escribió: «...llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas..»72 En dicho congreso asistieron además de Octavio, otros extranjeros: Pablo Neruda, Nicolás Guillén73, Ernest Hemingway, el poeta peruano César Vallejo, Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, Andrés Malraux, Luis Aragón, Jean Causso. La ya célebre y referida Ponencia se puede leer completa por Internet74, quiero recoger un párrafo por alusiones a Miguel y a Juan Gil-Albert75.

«Porque lo que menos importa ya es el hecho en sí mismo de que este grupo, esté total, absolutamente integrado, no sólo por distintos significados de sensibilidad, no sólo por distintas concepciones de nuestra profesión y decidida vocación de artistas, escritores y poetas, sino por individuos que, como procedencia social, pueden marcar distancias tales como las que hay entre el origen enteramente campesino de Miguel Hernández, por ejemplo, y el de la elevada burguesía refinada que pueda significar Gil-Albert;...»



En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un homenaje en el Ateneo de Alicante, donde fue presentado por el músico José Juan Pérez, y como testigo de excepción asistió Vicente Ramos76. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, Órgano del Partido Comunista. Discurso que apareció publicado el 10 de noviembre de 37 en el mismo semanario, con una alocución que empieza: «Siempre será la guerra la vida de todo poeta...» Días después salió en viaje para Rusia en tren desde Valencia junto a cuatro españoles más, que nos merece un apartado.

Leopoldo de Luis en la antología que tituló: Miguel Hernández poemas sociales, de guerra y de muerte. (Alianza Editorial 655. Madrid, 1989). En la selección dedicada a la poesía de guerra, páginas 51 a la 76, recoge dieciséis poemas, entresacados de Viento del pueblo (1937), Pastor de la muerte (1938), El hombre acecha (1938), Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), titulados: Sentado sobre los muertos. Viento del pueblo me llevan. Nuestra juventud no muere. Llamo a la juventud. Recoged esta voz. Rosario, dinamitera. Juramento de la alegría. De Pastor de la muerte. Canción Primera. El soldado y la nieve. El herido. El tren de los heridos. Madre España. Guerra. La vejez de los pueblos. Vino, dejó las armas.

Todos los poemas son sobrecogedores, sin embargo, Sentado sobre los muertos, contiene una carga emocional y unas imágenes surrealistas de alta factura, posiblemente escrito a los dos meses del inicio de la guerra civil (incivil). En los versos: beso zapatos vacíos/ y empuño rabiosamente/ la mano del corazón..., nos trae la imagen de un desolado campo de batalla con heridos que han perdido los zapatos, este es uno de los símbolos de la muerte, cuando en un accidente de tráfico aparecen zapatos, nos indica que, casi con toda seguridad, ha habido muertos, el impacto es de tal magnitud que los zapatos salen volando de los pies. Y Miguel, en un acto casi de santidad, besa los zapatos vacíos de los muertos acto de divina humildad, semejante a cuando Jesús lavó y besó los pies a los apóstoles. Al final del poema nos habla del estoicismo de la muerte aquí estoy para vivir/ mientras el alma me suene,/. Considera a la muerte como un accidente de la vida que llega cuando el alma decide callar. Las conocidas heridas: la muerte y la vida, la vida de la muerte, el amor y la vida, son dos antagonismos que nunca coinciden, puesto que la vida no conoce a la muerte, pero la muerte sí conoce a la vida.

Desde su detención en la frontera con Portugal, pasó por innumerables de cárceles (trece): desde Huelva a Sevilla, Conde de Toreno (Madrid), Torrijos, Palencia, Yesería, Ocaña (Toledo) y Alicante el 29-06-41. En la enfermería del Reformatorio de Adultos, el 4 de marzo de 1942 celebró la boda religiosa, le convencieron para que su esposa no perdiera derechos dentro del nuevo régimen franquista. El expediente carcelario completo consta de sesenta documentos. Guerrero Zamora, y Gutiérrez Carbonell, se encargaron de poner en claro el Proceso penal a MH, por el que fue condenado a muerte en «El procesamiento sumarísimo de urgencia 21.001». Posteriormente conmutada la pena por 30 años y luego la de 20 años y un día, cuando ya había muerto.




ArribaAbajob) Viaje a Rusia

Si los viajes del poeta oriolano Miguel Hernández a Madrid fueron decisivos para su proyección poética y personal, en cambio, el viaje que realizó a Rusia con motivo del V Festival de Teatro Soviético en Moscú, representando a la delegación de la II República española, le supondría un destino trágico al finalizar la guerra civil, y además marcaría en Miguel un cambio ideológico y artístico como así lo reflejó en un artículo que apareció en el diario alicantino «Nuestra Bandera» a su regreso de la URSS. Un viaje periodístico por el país de los bolcheviques. Porque Miguel también ejerció una forma de periodismo como ya demostró J. Manuel Carcasés al defender su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias de la Información en la Complutense, y dirigida por el profesor Francisco Esteve, bajo el seudónimo de Antonio López que utiliza en algunos de sus trabajos periodísticos, y el ya mencionado trabajo de María Gómez y Patiño. Los últimos estudios sobre este viaje, además de los de Juan Cano Ballesta, uno de los más completos, y el no menos elogiado de Andrés Santana77 que duda sobre la afirmación que actualmente se hace de que Miguel volvió muy cambiado de la URSS, suposiciones al respecto.

La verdadera vocación de Miguel fue el teatro más que la poesía, él deseaba ser dramaturgo como su «amigo» Federico García Lorca quien recorría España con su compañía «La Barraca», «en un teatro de acción social» con dramas rurales, puesto que esta actividad suponía un medio más eficaz de ganarse la vida que con la poesía, que siempre va aneja a toda creatividad artística. Miguel admiraba y conoció a Lorca en Murcia cuando se lo presentó Raimundo de los Reyes en 1933 con motivo de una función de teatro en esa ciudad. También admiraba al dramaturgo Rafael Alberti (Numancia), al Bergamín de Mangas y Capirotes. Aunque los del 27 son epígonos del teatro de Lope de Vega, en la representación del drama social «Fuenteovejuna», o del mejor Zorrilla.

Las influencias de Lorca, Alberti, Azorín y la de otros autores en el teatro social de Miguel, han sido analizadas y expuestas por Jesucristo Riquelme en varios artículos publicados en la revista Empireuma, donde encuentra coincidencias en: Los hijos de la piedra, (1935) y El labrador de más aire, (1936), así como en su libro Antología Comentada (II, Prosa), 2002). Además ha sido elegido por la comisión de la «I Jornada Hernandiana a Rusia» para los futuros días 6 a 9 de junio actual, a la que asistirá una delegación de especialistas hernandianos: Jesucristo Riquelme y César Moreno.

En tiempos de la II República y durante la guerra civil era frecuente viajar a Rusia, por las relaciones de ayuda que esta nación aportaba a la causa republicana española, sin olvidarnos del oro de Moscú a cambio de armas, ayuda no gratuita porque Stalin cobró incluso por el refugio de los niños de la guerra, el grupo que viajó a Moscú eran considerados, según Eugenio Fernández Granell, autor de El Guernica de Picasso (Fundación Picasso, Málaga 2002) los más afortunados, hijos de altos funcionarios del partido Comunista, y también hijos o huérfanos de modestos empleados, profesores, trabajadores y campesinos comunistas que habían luchado en la guerra como milicianos. Según el libro de Valentín González (El Campesino), Vida y muerte en la U.R.S.S. (Buenos Aires, 1951), «Mientras duró la guerra civil ellos (los niños) fueron bien tratados… el gobierno de la República sufragó todos sus gastos…». E.F. Granell comenta que tan pronto como terminó la guerra comenzó la represión de los profesores españoles, y el setenta por ciento acabaron en la prisión de Lubianka, campos de concentración o fusilados.

La Unión Soviética era para los intelectuales y artistas de todo el mundo el gran espejo donde mirarse, considerada como la «patria espiritual de los trabajadores del mundo», como dejó escrito M. Hernández. Alberti y su esposa M.ª Teresa León, José Bergamín habían viajado con anterioridad a Moscú.

La «Ponencia Colectiva» fue firmada por los intelectuales más jóvenes de la República, los que no eran partidarios de seguir la línea dura socialista, como era el caso de Alberti. Firmada por A. Sánchez Barbudo, Ángel Gaos, Antonio Aparicio, Arturo Serrano Plaja (secretario), Arturo Souto, Emilio Prados, Eduardo Vicente, Juan Gil Albert, J. Herrera Petere (apelativo de José Emilio Herrera Aguilera), Lorenzo Varela, Miguel Hernández, Miguel Prieto y Ramón Gaya.

En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un Homenaje en el Ateneo de Alicante, que fue presentado por el músico José Juan Pérez, Gabriel Baldrich y como testigo de excepción asistió Vicente Ramos. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, Órgano del Partido Comunista. Fue seleccionado para componer la delegación española, quizás porque era el mejor situado entre los dramaturgos republicanos, puesto que García Lorca había sido asesinado un casi un año antes, el 19 de agosto de 1936, y Rafael Alberti era considerado demasiado radical tomo la doctrina revolucionaria, además no figura en la «Ponencia Colectiva», aunque participó en la organización del II Congreso.

El Ministerio de Instrucción Pública designó esta vez a cinco artistas para asistir al V Festival de Teatro Soviético en Moscú. Los cinco viajeros de la delegación hispana, según Cano Ballesta, eran: Francisco Martínez Allende (director del teatro popular de Madrid y periodista en «Altavoz del Frente»), Miguel Hernández (poeta y dramaturgo), Casal Chapí78 , Miguel Prieto Anguita79 , Gloria Álvarez Santullano (actriz). El director de esta expedición fue Cipriano Rivas Cherif, autor y director teatral y cuñado de Manuel Azaña, aunque Cipriano debió de trasladarse desde Suiza, puesto que en esa época se hallaba de cónsul en Ginebra.

En esta expedición cultural, M. Hernández acudía como dramaturgo y no como poeta, como así se lo hizo saber en una carta a Josefina desde Valencia: «...que sirvan de estudios y beneficios del teatro que yo hago en España...»

El ferrocarril era el medio de transporte más usado, viajes con múltiples transbordos. La ruta férrea para llegar a Moscú, según un viaje que hizo el periodista Daniel Tapia Bolívar en los años treinta, era la línea Madrid-París-Berlín-Varsovia-Moscú (relatado en su libro Ha llovido un dedito, 1935). Los viajeros de la representación española buscaron una ruta mixta: tren y «aeroplano». Primero salieron en tren desde Valencia, punto de encuentro, el 29 de agosto de 1937, por ello algunos autores escriben que Miguel salió el día 26, pero desde Alicante. Escala en París día 30 del mismo mes, según la fecha de otra carta que le escribiera a Josefina desde la capital del Sena. Desde París a Moscú se continuó el viaje en aeroplano con escala en Estocolmo. Y siguiendo las huellas de su poema: «España en ausencia», en la estrofa tercera nos revela que pasó por Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia (para pasar de Francia a Holanda omite Bélgica). No pudieron cruzar el espacio aéreo de la Alemania de Hitler, aliada de Franco. A Hitler y a Mussolini, Miguel les dedicó un piropo: los dos mariconazos, (estrofa 15, del famoso poema Rusia).

El día 1 de septiembre se inauguraron los actos en el Teatro Bolchoi de Moscú, el Coro Piatnitski interpretó la canción rusa «La Estepa», según dio cuenta el rotativo soviético Izvestia el 2-09-37, y donde se recogen entrevistas a la representación española, según la traducción de Andrés Santana miembro de la embajada de España en Moscú), y cuya copia se halla hoy día en la Fundación Miguel Hernández de Orihuela, y autor de una ponencia en las Actas del II Congreso sobre Miguel, 2003. Según Alfonso Enrique Moya80 , salieron de Moscú y pernoctaron durante los días 11 y 14 Leningrado (cuna bolchevique) antigua San Petersburgo (en la foto que hay de Miguel en Rusia, detrás se ve la cúpula de la catedral de San Isaac de esta ciudad). El 14 escribió una carta desde el Hotel Astoria a Josefina. El día 17 bajaron a Yarkov en Ucrania, donde compuso el poema «La fábrica-ciudad». El 5 de octubre embarcaron de regreso para Copenhague, no sabemos ciertamente desde qué puerto, lo más lógico era salir desde Kaliningrado, tocar algún puerto danés, hasta el puerto del Támesis, y visitan Londres, cruzan el Canal de la Mancha y a París.

En esta ciudad del Sena, Miguel visitó a Octavio Paz y su esposa Elena Garro, a León Felipe, a Bertuca, según notas de Ramón Pérez Álvarez. Aprovechando esos días parisinos, Alejo Carpentier le graba la voz en un poema Canción del esposo soldado. Elena Garro comenta que Miguel «volvió de Rusia y su rostro se había vuelto solemne, como si la experiencia soviética le hubiera cambiado». Parece ser que visitó la Exposición Internacional de París, y vio el Guernica de Picasso (la República le pagó 150.000 francos a través de Max Aub), a Miguel no le gustaba el cubismo, quizás porque venía imbuido del «Realismo socialista» (tendencia o estilo generado en la Unión Soviética en la década de 1930 con fines propagandísticos y para que fuera entendido por el pueblo, que se difundió a otros países comunistas después de la II Guerra Mundial. Dicho movimiento, se fraguó en la extinta URSS durante la época de Iósiv Stalin y el primer paso hacia su establecimiento oficial fue en 1932, cuando el Comité Central decretó que todos los grupos artísticos independientes se disolvieran en favor de las nuevas formaciones controladas por el reciente Estado). La poesía de Miguel tomó este estilo realista: dirigida al entendimiento del pueblo, al estilo de los romances.

Juan Cano Ballesta escribe81 que visitó a Josefina Manresa en agosto de 1985, y halló «en sus archivos unas páginas muy valiosas, que nos ayudaría a entender la reacción del poeta ante la gran obra de Picasso». En unas cuartillas Juan Cano halló la siguiente frase: «Los pintores de hoy temen a la pintura, la rehúyen. Picasso es un ejemplo».

Viajó en tren a Barcelona, Valencia y Alicante. Según cuenta Vicente Escudero: «...y allí fue recibido [Alicante] por un grupo de amigos dispuestos a acompañarle en el viaje de regreso a Orihuela». Convertido en «Visenterre» comentó a su amigo Vicente Escudero que Rusia era como un pastel de gloria de Orihuela (arriba el soplillo, debajo la yema).

Miguel aprovecha la pesadez del viaje para escribir artículos, cartas o poemas. En el poema «Rusia», de su libro El hombre acecha, 1939, edición nonata, nos comenta el viaje, nos habla de los trenes, de la extensión de Rusia y de las minas de hierro de los Montes Urales, y, las describe como «vacas de oro yacente / que ordeñan los mineros...». De cómo protegían a los niños españoles que salieron para salvarlos de los desastres de la guerra. Alaba al camarada Stalin como ya lo había hecho Alberti, en la tumba de Lenin da vivas y escribiría: «Lenin con pie de mármol y voz de bronce quieto». Y finaliza con el deseo de dos naciones unidas: «La URSS y España, fuerzas hermanas», verso que daría título al artículo que publicó en Nuestra Bandera de Alicante, núm. 108, 10 de noviembre 1937, a su regreso de la Unión Soviética. Según nota de Juan Cano Ballesta (pág. 160, El hombre y su poesía), donde se transcribe parte del artículo, escribió: «Al pisar tierra de la URSS, volví a sentir sobre mi rostro el viento humano respirado por los hombres... En los trenes, en las calles, en los caminos, donde menos se esperaba, el pueblo soviético venía hacia nosotros con los brazos tendido de sus niños, sus mujeres, sus trabajadores...». Sin duda alguna el poder económico de la URSS difería en gran medida de la situación campesina y obrera que se vivía en España de los años treinta.

El poema «La Fábrica-Ciudad», está dedicado a la ciudad de Jarkov, junto a río Donets, en la región de Ucrania (al sur de Rusia y límite con Rumanía), al Este de Kiev. Un poema de elogio a la industria, en la primera estrofa hace una metáfora de tractores como ganadería sólida con cadenas, y más adelante con titán laborioso, o con una metáfora apasionada y potente: tractores capaces de arar el mundo. A los que compara con bueyes metálicos y con las cadenas que siempre llevan los tractores en la parte de atrás para enganchar a los remolques o arrastrar maquinaria accesoria, remarcando la idea de fuerza: con los metálicos dientes, elogios a la libertad por medio del trabajo, con adjetivos sobre el hierro, clamor de metales, laten motores, leones de azabache, fraguas el tornillo penetra como un sexo seguro.

Un tercer poema y que no se recoge en El hombre acecha, es el ya mencionado «España en ausencia» da la sensación que es el primero de los que escribiera en el viaje, en el que nos aporta datos del itinerario, meditaciones e impresiones, salvo el pareado final que evidencia su amor a España y sus añoranzas:


Ayer mandé una carta y un beso para España
donde está la mujer que yo más quiero.


(Josefina estaba embarazada).

Este viaje a Rusia llenó al poeta oriolano de entusiasmo socialista, conoció y admiró sobre todo al contemplar el evidente progreso industrial que habían logrado los obreros del antiguo país de los zares tiranos, asombrando al mundo obrero, ante la maquinaria agrícola, las ciudades, fábricas, y escribiría: Rusia edifica un mundo feliz y transparente/ para los hombres llenos de impulsos fraternales.

Escribe Andrés Santana:

«Creemos que las experiencias vividas por Miguel en las ciudades rusas de Moscú y Leningrado (actual san Petersburgo) y las ucranianas de Kiev y Jarkov lo hicieron salir muy cambiado de las aguas soviéticas».


(pág. 483 de las Actas del II Congreso)                


La conclusión a la que llego es que, este viaje a la Rusia bolchevique representado al teatro social y de acción política de estilo lopesco y lorquiano, e incluso albertino (a Lorca le costó la vida), fueron las pruebas que argumentaron en el Consejo de Guerra, sumario 21.001, presidido por Alfaro, para condenarle a muerte por un contrasentido: «adhesión a la rebelión». Los tres poemas comentados no pudieron ser publicados hasta después de su muerte. Pero Miguel Hernández no ha muerto, él vive entre nosotros a través de su legado personal, literario y la Universidad que lleva su nombre.

Ilustración





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