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31

Véase Le divan, de Farazdaq, traducción Bouchet, pp. 53-54 y passim.

 

32

La mezcla de prosa y verso se encuentra ya en griego (Menipo de Gadara), luego en Petronio y en la Consolación de Boecio; pero ya dice W. von Christ: «Tal mezcla de estilo, en tal extensión, no es griega sino oriental y recuerda las maqāmāt árabes» (Geschichte der griechischen Literatur, 1920, p. 89). La mezcla de prosa y verso es normal en autores árabes y judíos de España (véase, por ejemplo, el citado The Book of Delight de J. ben Meiz Zabara, judío catalán del siglo XII, traducido por M. Hadas, con una introducción de Merriam Sherwood, Nueva York, 1932, p. 41). Aunque la autoridad de Von Christ no nos asegurara de que el fenómeno no es griego sino oriental, las diferencias entre Ibn Ḥazm y Boecio son esenciales. Éste no puede decir como Ibn Ḥazm: «Sobre este asunto tengo una poesía de la cual cito...» (cita unos versos y continúa). «Tengo también una poesía sobre la semejanza de una voz melodiosa sin haberla oído realmente, que en parte dice: "El ejército de amor se ha detenido en mi oído, / Y se ha manifestado a mis ojos". Y sobre el tema de ser diferente la imagen real de la imaginada por el amado, cuando llegan a verse: "Me dijeron cómo eras, pero hasta que he contemplado / lo que me habían descrito no me he dado cuenta de que era vana habladurías". Y sobre lo contrario de esto» (es decir, volviendo esto del revés), «digo: "Me han dicho cómo eras, pero hasta que no nos reunimos / Y mis ojos te vieron, la imagen imaginada no se hizo verdadera"» (p. 29). El tema se prolonga y estira a continuación en un cuentecito en prosa, y sigue así el fluir sin reposo, con paso a veces de la conciencia del autor que habla a la conciencia de otra persona en la que el autor se desliza. Ya se sabe que esta forma literaria dejó su huella en Aucassin et Nicolette, Desde otro punto de vista y con otros fines alude a las maqāmāt I. González-Llubera, «Un aspecte de la novel·listica oriental a la literatura medieval europea», en Estudis Universitaris Catalans, XXII, 1936, pp. 463-473.

 

33

El fragmento de la traducción portuguesa da un texto mejor: «Desto eu fiz hūa trova: "¡Ay que tristeza tamanha!"» (en RFE, I, 1914, p. 171).

 

34

Ya que, ya cuanto deben ser seudomorfosis árabes, aunque ahora no tenga a mano la prueba de ello.

 

35

Trad. Nykl, pp. 50, 51, 57, y passim.

 

36

Es muy significativo que un redactor de la Grande e general Estoria, escrita bajo la dirección de Alfonso el Sabio, al traducir a Ovidio dejara a éste la responsabilidad de las metáforas: «En este lugar pone Ovidio unas semejanças de la manera a que se paró allí Philomena, e diz que tremía como la cordera a quien prende el lobo e la llaga... Et assí cuemo cuenta Ovidio, levaval [Progne a su hijito] cuerno lieva la tigre el cervatiello de leche por somo de las selvas del monte Ganie» (Parte II, fols. 188 v.º, 194 v.º). Agradezco al profesor Lloyd Kasten la copia del episodio de Progne y Filomena de la General Estoria que ha puesto a mi disposición. Cuando este bellísimo texto se publique, poseeremos un eslabón que nos falta en el desarrollo de la prosa artística en castellano, que debe mucho a esta sabrosa y original versión del latín de Ovidio.

 

37

El tono exaltado de la poesía andaluza conservada por la tradición popular es de ascendencia árabe. Quien compare los Cantos populares españoles, coleccionados por F. Rodríguez Marín, con la lírica árabe hallará que esto es cierto. Las comparaciones, exageraciones e imágenes llamadas ahora «andaluzas» y populares son formas decaídas de la más alta poesía del Al-Andalus islámico. La poesía erótica en el folklore europeo es distinta. No puedo ahora detenerme a probar esta afirmación.

 

38

Cercamón, siglo XII, ed. Jeanroy, p. 27.

 

39

Chrestomathie de Bartsch, 1927, p. 164.

 

40

En otro caso hay un verso parecido: «Esta dueña me ferió de saeta enarbolada» (597), cuya fuente es el Pamphilus de amore.