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El maestro de hacer comedias

Drama en tres actos en verso

Enrique Pérez Escrich





 
              PERSONAJES               ACTORES
 
                  JUSEPA VACA. DOÑA TEODORA LAMADRID.
DOÑA INÉS. DOÑA ENRIQUETA LIRÓN.
LEONA. DOÑA CLOTILDE LOMBÍA.
NIÑO 1.º SEÑORITA CONCEPCIÓN MATA.
NIÑO 2.º SEÑORITA DOLORES BUENO.
ALONSO MORALES. DON JOSÉ MATA.
MAESE SÁNCHEZ. DON ANTONIO VICO.
SALVADOR, viejo de ochenta años. DON JULIO PARREÑO.
EL CONDE DE GRANADA. DON LUIS TORRES.
EL MARQUÉS DE HELICHES. DON MANUEL VICO.
EL CAPITÁN IBARROLA. DON JUAN MELA.
JUAN RANA. DON JOSÉ ALISEDO.
CUADRADO. DON FRANCISCO BENAVIDES.
REDONDO. DON MARIANO RUIZ.
OLMEDO. DON PEDRO MORENO.


     Una posadera, un comediante, una comedianta, un ciego, comediantes, comediantas, cortesanos, pajes, guardias del rey, ronda de noche, músicos, acompañamiento, etc., etc.



     La acción se finge, los actos primero y tercero, en Madrid; el segundo en Aranjuez, a últimos del reinado de Felipe III.



[1]



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Acto I

 
 

Interior de una posada en el siglo XVII. Gran puerta al fondo, que da paso a la calle. Puertas laterales numeradas a derecha e izquierda. Una escalera practicable conduce al corredor del piso principal, en el que se ven algunas puertas que dan frente al público. Suspendido de una viga del centro del teatro pende un gran farol. Una ventana a la derecha de la puerta del foro. Algunas mesas, taburetes y bancos de pino colocados por la escena. Es de noche.

          
 
 

Escena I

 

EL MARQUÉS, REDONDO y CUADRADO, sentados en derredor de una mesa, comen y beben. JERÓNIMO trabajando de zapatero a la luz de un candil junto a una mesa llena de herramientas de su oficio.

          
 
JERÓNIMO (Dice los primeros versos con esa entonación peculiar de los ciegos cuando recitan por las calles su chácharas y romances.)
«El zurdillo de la costa
»está ya muy consolado,
»de ver a María Heredia
»en la galera remando.
»A malas lanzadas mueras, 5
»comedianta ringorrango,
»deshonradora de zurdos,
»y zurda de los honrados.
»Porque el pelo no te corten
»cuatro doblones has dado; [2] 10
»mas donde está lo raído
»poco importa lo rapado». (1)
EL MARQUÉS ¿Oís?
REDONDO          Es nuestro romance,
que en alas la Fama lleva.
CUADRADO Así de los histriones 15
castigamos la soberbia.
EL MARQUÉS La pluma mojáis en hiel.
CUADRADO Cuando hagan nuestra comedia,
las sátiras serán loas,
y la amarga hiel jalea. 20
REDONDO ¿Es justo que dos ingenios
como nosotros se vean
postergados? ¿No rendimos
a Plauto y Terencio venia?...
CUADRADO ¿No nos ajustamos siempre 25
a sus preceptos y reglas?...
JERÓNIMO «Todo lo tiene bueno la Baltasara;
»todo lo tiene bueno, también la cara». (2)
REDONDO (Levantando la voz.) No todos lo hacen así,
porque hay quien, del arte en mengua, 30
pone al servicio del vulgo
su inspiración callejera.
JERÓNIMO Oigan el nuevo romance
de un melenudo poeta,
tan chato de entendimiento 35
como angosto de mollera,
que zaherir quiere al gran hombre,
¡al fénix Lope de Vega!...
porque no sé en dónde dijo,
si en cháchara o en tragedia: 40
«El vulgo es necio, y pues lo paga, es justo
»hablarle en necio para darle gusto».
 

(Aparte a REDONDO y CUADRADO.)

 
EL MARQUÉS Es preciso que ese hombre
a nuestro bando se venga;
jefe de los mosqueteros 45
que en los corrales atruenan, [3]
de mucho servirnos puede.
CUADRADO Pero es difícil empresa
conquistar a un hombre-vulgo
que al vulgo capitanea. 50
EL MARQUÉS Lo veremos. Maese Sánchez
(Dirigiendo la palabra al zapatero después de llenar un vaso de vino.)
en este vaso le espera
un moscatel más añejo
que los coloquios de Rueda.
 

(El zapatero se levanta, se acerca a la mesa del MARQUÉS, coge el vaso, lo mira al trasluz, bebe con calma, y después de limpiarse la boca con el mandil, dice.)

 
JERÓNIMO ¡Bueno es la fe!...
EL MARQUÉS                              ¿Se trabaja? 55
JERÓNIMO Poniendo estoy medias suelas
a unas botas de Miguel
Cervantes de Saavedra.
El gran autor del Quijote
poco en la corte pelecha; 60
con su espada y con su pluma,
pobre fue, pobre se queda.
En cambio hay otros ingenios
(Dirigiendo una sonrisa y una mirada maliciosa a los poetas.)
que a los magnates se pegan
para chuparlos la sangre, 65
como hacen las sanguijuelas;
poetillas que a la sopa
del Parnaso nunca llegan,
y escriben con hiel romances
contra todo el que se eleva. 70
EL MARQUÉS Punzante está el buen Jerónimo.
JERÓNIMO Como vivo de la lezna
y a más frecuento el teatro,
rozándome con poetas
y cómicos, he aprendido 75
a hacer sangre con la lengua.
EL MARQUÉS Mucho queréis a Cervantes.
JERÓNIMO ¡Oh! ¡Le quiero muy de veras!...
porque es un autor que vale [4]
mucho más de lo que él piensa. 80
EL MARQUÉS ¿Y os paga bien el trabajo?
JERÓNIMO Pague o no, mientras yo pueda
no ha de llevar botas rotas
ni zapatos sin orejas.
Cuando ayer fui a devolverle 85
su cinturón de correa,
que a puro de remendado
su origen pierde de cuenta,
mirándome de hito en hito
y moviendo la cabeza, 90
me dijo entre alegre y triste:
-Llegáis en hora tan negra,
maese Sánchez, que no puedo
pagaros vuestra faena;
pero tomad este tomo 95
de mi pobre Galatea;
vendedlo por lo que os den,
y os ruego tengáis paciencia,
pues detrás de un tiempo malo,
otro peor nos espera.- 100
EL MARQUÉS ¡Pobre Miguel!
JERÓNIMO                          Sí, tan pobre...
que se reduce su herencia
a una espada enmohecida,
tan gloriosa como vieja;
un traje roto y raído, 105
una capa con troneras,
por donde huyen esperanzas
y desengaños se albergan;
cuatro sillas, un tintero,
unos libros y una mesa. 110
Y al hombre que por su patria
perdió una mano en la guerra;
al que, cautivo en Argel,
fue ejemplo de fortaleza;
al que escribió el Don Quijote, 115
Persiles y Galatea;
al que nos dio en el Parnaso
de su bondad una prueba,
le nombran alcabalero
por única recompensa, [5] 120
vergonzosa ocupación
para hombres como Saavedra.
EL MARQUÉS Mucho sabe el zapatero.
JERÓNIMO Pues, Marqués, no sé de letra;
mas tengo buena memoria, 125
y como el teatro enseña
y acudo todas las tardes
al corral de la Pacheca,
a fuerza de oír, aprendo;
que al fin algo se le pega 130
al que anda con comediantes,
cortesanos y poetas.
  (El zapatero se sienta junto a su mesa y vuelve a emprender su trabajo.)
EL MARQUÉS ¿Sabéis, mi querido Sánchez,
que a Madrí esta noche llega
Alonso Morales?
JERÓNIMO                             Sí, 135
con su mujer la Jusepa
Vaca.
EL MARQUÉS           Y toda la farándula
que nos traen de su tierra.
CUADRADO Al fin y al cabo, serán,
comediantes de la legua. 140
REDONDO Garnacha, o barco de caña,
que por los pueblos navega
con el equipaje puesto,
por ahorrarse la maleta,
y cobra por cada entrada 145
un dinerillo a la puerta.
JERÓNIMO ¿Conocéis vos a Morales?
REDONDO No.
JERÓNIMO        Pues refrenad la lengua,
que cuando el rey Don Felipe
venir a Madrid le ordena 150
para que en su misma corte
le represente comedias,
algo tendrá el comediante
que hasta un rey su fama llega.
EL MARQUÉS Sois partidario de Alonso 155
a juzgar por la defensa
que dél hacéis... [6]
JERÓNIMO                           Ya veremos
cuando salgan a la escena:
si son buenos, mucho aplauso;
si son malos, mucha gresca. 160
Soy vulgo, y el vulgo juzga
por éste (Señalando el corazón.), nunca por ésta.
(Señalando la cabeza.)
Si éste dice que le gusta,
entonces se mueven éstas,
(Juntando con las manos como el que aplaude.)
y es en vano que los sabios 165
luego hacen con triquiñuelas,
rebuscando defectillos
y comentando las reglas;
pues cuando la infantería
desde los patios atruena, 170
cuando las mujeres gritan
¡Víctor! desde la cazuela,
cuando las gradas y bancos,
con los aplausos retiemblan,
hay que quitarse el sombrero 175
y rendir al vulgo venia;
que si una vez se equivoca,
son muchas más las que acierta.
Ahora, con vuestro permiso,
pues Cervantes se impacienta, 180
voy a concluir sus botas,
que está descalzo, y me espera.
(El zapatero se sienta junto a su mesa y coge su trabajo, cantando a media voz.)
   «Damas hace y graciosas
       »María Heredia;
»sal en unos, y en otros 185
       »flor y canela». (3) [7]
 
 

Escena II

 

Dichos, JUAN RANA, OLMEDO y dos comediantes por la puerta del foro con MARIBLANCA la posadera.

 
JUAN (Desde el foro, hablando con la POSADERA, que le ha salido al encuentro.)
Buenas noches, Mariblanca.
POSADERA Señor Juan, buenas las tenga.
JUAN ¿Llegaron los comediantes?
POSADERA No llegaron, mas se esperan. 190
JUAN Tengo ganas de abrazar
a Morales y a Jusepa,
que antiguos amigos son
y gloria de nuestra escena.
¿Quién está allí?
POSADERA                            Es el Marqués 195
de Heliches y los dos poetas
que en el corredor de arriba
hace unos días se hospedan.
JUAN ¡Ah! ¡Las musas del Marqués!...
¡Mala gente!
POSADERA                      No es muy buena. 200
JUAN Poetillas de aguachirle,
escritores sin conciencia,
ingenios sietemesinos,
que a sueldo ponen su vena
el anónimo empleando 205
para herir honras ajenas.
¿Vinieron los guitarristas
y los cantores?
POSADERA                         Esperan
JUAN en el portal.
                    Cuando llegue
la gente...
POSADERA                 Yo estaré alerta. 210
JUAN Que nada falte.
POSADERA                          Está bien.
JUAN Pon allí en aquella mesa
algo que echar a perder
y un jarro de Cariñena, [8]
porque es sabido que un trago 215
fortalece la paciencia.
 

(La POSADERA desaparece y vuelve a salir al momento con un jarro, vasos y algunos comestibles, que coloca en la mesa que se halla al extremo opuesto de la que ocupa EL MARQUÉS. JUAN se dirige a la mesa seguido de OLMEDO, aparentando no haber visto al MARQUÉS, y dice levantando la voz.)

 
JUAN Pues sí, amigos, es Alonso
el príncipe de la escena;
Claramonte le apellida
maestro de hacer comedias, 220
y Claramonte es un hombre
cuya opinión se respeta.
OLMEDO Pues hay quien dice que Alonso
al hablar tartamudea.
JUAN Un ingenio cabelludo, 225
mal zurcidor de comedias,
desecho de los corrales
antes que fama adquiriera,
una sátira escribió
en tercetos que apedrean, 230
para decirnos que Alonso
no sirve para la escena.
OLMEDO Dicen que masca las frases
como si fuesen de cera.
JUAN Envidia, lepra del alma 235
que a los hombres envenena
cuando contemplan de abajo
al que brilla, al que se eleva.
OLMEDO El conde Villamediana
también sus vicios afea. 240
JUAN Pero en cambio, le enaltece
el gran Lope de la Vega.
(Se quita el sombrero y le imitan los comediantes que le rodean.)
OLMEDO Ante ese nombre me callo.
CUADRADO (Aparte al MARQUÉS.) ¿Oís, Marqués, la defensa
que hacen de Morales?
EL MARQUÉS                                      Sí; 245
cómicos son que le esperan [9]
para trabajar con él;
gente, en fin, de su ralea,
que con un barco de caña
han recorrido la legua. 250
Venceremos.
REDONDO                       ¿Quién lo duda?
EL MARQUÉS Mas no olvidéis que interesa
ir reuniendo las sátiras.
CUADRADO Eso corre de mi cuenta.
Villamediana y Quevedo 255
pondrán en juego su vena
pintándonos de relieve
las virtudes de Jusepa;
y como Alonso es celoso,
será la victoria nuestra. 260
JUAN ¡Calla! ¡Es maese Jerónimo!
  (Dirigiéndose al zapatero.)
Ahí tenéis al Mecenas
de los cómicos, al Vargas
Machuca de las comedias.
JERÓNIMO No tanto...
JUAN                   Hoy llega Morales. 265
JERÓNIMO ¿Sí? Que sea enhorabuena.
JUAN De oficio le llama el rey
a la corte, que en las fiestas
reales ha de poner
una comedia de Vega. 270
JERÓNIMO Allá veremos si Alonso
vale lo que se vocea.
JUAN Gran fama goza.
JERÓNIMO                            La fama
miente mucho, por ser hembra.
JUAN Pues por lo mismo, maese, 275
debemos rendirle venia.
Mas ¡calle! ¡Señor Marqués!
EL MARQUÉS ¡Juan!
 

(JUAN RANA, los comediantes, EL MARQUÉS, CUADRADO y REDONDO bajan al proscenio, saludándose afectuosamente. MAESE JERÓNIMO les dirige una mirada y sigue trabajando, pero sin perder ni una sola palabra del diálogo. El actor que desempeñe [10] este papel debe procurar entretener con cierta discreción cómica todos los mutis que tiene.)

 
JUAN            Perdone vuecencia.
EL MARQUÉS ¿Se viene a esperar a Alonso?
JUAN Me encargó le dispusiera 280
interina habitación,
mientras casa se le encuentra.
EL MARQUÉS (En tono de burla y saludando a JUAN con afectación cómica.)
Aquí os presento a Juan Rana,
gloria y prez de nuestra escena,
favorito de la corte 285
y amigo de la nobleza,
cuyo talento y donaire
tanto en palacio se aprecia,
que hasta el rey le honró una noche
convidándole a su mesa. 290
Algunas damas le temen
por su viperina lengua,
pero muchas más le buscan
y en oírle se recrean;
que el ingenio es don del cielo, 295
de gran valor en la tierra.
JUAN (Le saluda respetuosamente, y siguiendo el mismo tono de burla, dice.)
Gracias, Marqués; mas es justo
que os pague en igual moneda;
que el que lisonjas recibe,
debe también devolverlas. 300
Aquí os presento al Marqués
de Heliches, noble Mecenas,
gran protector del teatro,
aunque más que de ellos, de ellas;
sobrino del Conde-Duque 305
y casado con la Cerda;
que en esta corte de España,
grave por demás y austera,
donde se halla en su zenit
la golilla y la reserva, 310
él vive alegre, montado
en las costumbres francesas, [11]
sin temer al qué dirán
ni importarle la etiqueta.
Él nos trajo las tres gracias 315
de la toledana vega,
enriqueciendo el teatro
de nuestra corte con ellas;
pues las hermanas Andrade,
a quien llaman las tenientas, 320
soles son que resplandecen
por su ingenio y su belleza.
De las tres, no sé si es Ana,
Feliciana o Micaela
la mejor, pues son mejores 325
las tres cuando representan,
y mucho mejor cuando hacen
en su casa las comedias,
con ese traje que Hipérides
a Frine nos representa. 330
EL MARQUÉS Añadid, maese Juan,
(Con altivez, pero procurando dominarse.)
en vuestra picante arenga
que soy el hombre más feo
que por Madrid se pasea,
y será de mi persona 335
la pintura más completa.
JUAN Si os ofendí, perdonad...
EL MARQUÉS Sois el bobo en las comedias,
y al bobo se le concede
para las chanzas licencia. 340
JERÓNIMO (Levantando la voz y con cierto tonillo dice, a tiempo que machaca la suela precipitadamente.)
Aquí huele a chamusquina.
¿Quién de usarcedes se quema?
 

(Se oye por el fondo ruido de un carruaje, voces, mucha animación. Cruza por el fondo un gran carromato, al que siguen algunos curiosos con guitarras, panderetas, etc., etc., etc.)

 
LEONA (Gritando desde dentro del carromato.)
¡Soooó!¡Detengan la galera
de los cómicos reales!... [12]
JUAN ¡Ellos! ¡Jusepa! ¡Morales!... 345
 
(Se dirige corriendo hacia el foro, seguido de OLMEDO y los comediantes.)
 
VOCES (Dentro.) ¡Víctor!
JERÓNIMO (Aparte.)               Ya llegó la fiera
al patio de la posada.
EL MARQUÉS Vamos, si gustáis, arriba,
que algo es fuerza que se escriba
celebrando su llegada. 350
 

(CUADRADO enciende un velón y sube, seguido del MARQUÉS y REDONDO, al corredor del piso principal, entrando los tres en la puerta del centro; JERÓNIMO los mira de reojo y dice con cierta entonación, como si cantara.)

 
JERÓNIMO Tres eran, tres, las hijas de Elena;
tres eran, tres, y ninguna era buena.
 

(Se oye música de sonajas, panderetas y guitarras en el foro, y una voz que canta lo siguiente.)

 
VOZ    Ya ha llegado a la corte
       Jusepa Vaca,
que es de los comediantes 355
       la flor y nata.
           Viene con ella
el divino maestro
       de hacer comedias. (Cesa la música.)
 
 

Escena III

 

JERÓNIMO trabajando junto a su mesa. Por el foro ALONSO, JUSEPA, LEONA, JUAN, OLMEDO, la POSADERA, comediantes, comediantas, etc., etc., etc. Todos rodean con muestras de alegría a ALONSO y a JUSEPA.

 
ALONSO Gracias, Juan! ¡Gracias, señores! 360
VOCES ¡Víctor! ¡Víctor!...
JUAN                                ¡Bienvenidos!
LEONA (Con gravedad cómica, colocándose en medio de todos.)
Aquí estamos reunidos [13]
los comediantes mejores.
Bien puede quedar contento
con ellos su majestad, 365
pues reúne esta trinidad
ingenio (A JUSEPA.), gracia (Señalándose ella misma.),
                                               [y talento. (Por ALONSO.)
Y si aquí me alabo yo
entre parientes y extraños,
es porque hace muchos años 370
que mi abuela se murió. (Saluda.)
ALONSO ¡Calla, loca!
LEONA                     ¡Punto en boca!
El galán manda que calle,
y aunque por charlar estalle
callo, pues me llama loca. 375
JUAN (Señalando a LEONA.) Y esta rapaza, ¿qué tal?
ALONSO Es, si loas representa,
picante cual la pimienta,
salada como la sal.
LEONA ¿Cómo queréis que no sepa 380
dar a una loa intención,
cuando mis maestros son
Morales y la Jusepa?...
De niña me recogieron (Con ternura.),
con tierno amor me criaron, 385
lo que sé me lo enseñaron,
cuanto tengo me lo dieron.
Y tanto es lo que les quiero,
que la gratitud me ahoga.
(Cambiando de repente en tono cómico.)
En fin, yo soy una soga 390
que va detrás del caldero.
JUSEPA ¡Ven! ¡Me sofoca tu calma!
Charla y charla, has olvidado
que en la galera han quedado
tres pedazos de mi alma. 395
 

(JUSEPA y LEONA se dirigen precipitadamente hacia el foro.)

 
JUAN Pues ya en la corte te hallas,
¡fortuna y prosperidad!...
ALONSO Mucho temo, a la verdad,
las teatrales batallas. [14]
JUAN ¿No ves aquel zapatero? 400
ALONSO Sí.
JUAN      Es un hombre importante.
ALONSO ¡Bah!
JUAN           El Júpiter tonante,
el terrible mosquetero.
Con su gente es el terror,
el fiero huracán que estalla, 405
es el vulgo, que avasalla
al cómico y al autor.
ALONSO Juan, no prosigas la historia,
pues me enseña esa pintura
el dolor y la amargura 410
y la prosa de la gloria.
 
 

Escena IV

 

Dichos, JUSEPA, LEONA, el viejo SALVADOR y dos niños, formando un grupo, aparecen en el foro. El anciano se apoya en los brazos de LEONA y JUSEPA.

 
JUSEPA (Desde el foro.) ¡Plaza al cómico más viejo
que hoy en los teatros queda!
¡Al discípulo de Rueda!
¡Al maestro de Vallejo! 415
ALONSO ¡Mi padre!
 

(Corre a su encuentro. Todos les abren paso, y llegan dulcemente abrazados hasta el proscenio.)

 
                  Larga jornada
para vuestra edad ha sido.
SALVADOR ¡Hijo mío, no has querido
que me quedase en Granada!...
ALONSO ¡Separarme yo de vos!... 420
¡Dejaros siendo tan viejo!...
Padre, ése es un consejo
que nos veda seguir Dios.
Conmigo habéis de vivir,
siempre conmigo hais de estar, 425
veros quiero al despertar,
veros antes de dormir.
Lejos de vos, la zozobra [15]
mi corazón sobresalta,
pues me parece que os falta 430
todo lo que a mí me sobra.
SALVADOR ¡Soy una carga pesada!
¡Tullido! ¡De años cargado!...
ALONSO Dejad que os vea a mi lado,
aunque no servís de nada. 435
 

(ALONSO debe recitar el parlamento con esa ternura filial que nace del fondo de un alma agradecida y cariñosa, procurando llevar la convicción al público de que existe el puro y dulce amor de la familia entre los hijos del arte.)

 
¿Tullido no estaba yo
desde el día en que nací
hasta aquel en que cumplí
seis años?¿Quién me cuidó?
¿Quién sufrió con santa calma 440
los males del pequeñuelo?
Vos, padre, y la que en el cielo
está. ¡Madre de mi alma!...
Dejad pues, por mi salud,
que yo os pague con cariño 445
todo lo que os debe el niño
de amor y de gratitud.
Dejad, pues, vanos desvelos,
que no me han de convertir;
vos ya no podéis vivir 450
sin ver a estos pequeñuelos.
Ellos os prestan calor,
ellos son vuestra alegría,
sin ellos no hay poesía
para un anciano señor. 455
Pues son infancia y vejez
crepúsculos diferentes
que se envían sonrientes
su hermosa luz a la vez.
Y mientras uno no advierte 460
que da un paso hacia la vida,
mirándole el otro, olvida
que da un paso hacia la muerte.
En su amistad no hay engaños; [16]
si riñen, no rompen lanzas; 465
y aunque uno ríe esperanzas
y otro llora desengaños,
cuando se juntan los dos
hay algo que fortalece,
que sube al cielo, y merece 470
una sonrisa de Dios.
¡Tronco añoso! (Por el viejo.) ¡Verde rama!
(Por el niño más pequeño.)
vivid juntos para amar.
Ahora, a comer y a rezar;
luego, del rezo a la cama; 475
y dormid sin que el afán
del porvenir os espante,
que aquí queda el comediante
para ganaros el pan.
 

(Movimiento general de cariño hacia ALONSO; éste besa la frente de su padre y a los niños, y los acompaña hasta la puerta del cuarto, por donde desaparecen JUSEPA, LEONA, el viejo y los niños. ALONSO despide a los músicos y acompañamiento, que se van por el foro. MAESE JERÓNIMO guarda las herramientas, coge las botas, la capa, se enjuga los ojos y se levanta diciendo.)

 
JERÓNIMO ¡Me ha conmovido, y entiendo 480
que hombre de bien y buen hijo
es buen cómico, de fijo;
éste (Señalando al corazón.) me lo está diciendo!
(Luego, dirigiéndose a ALONSO, que vuelve a la escena.)
Señor Morales, yo soy
jefe de los mosqueteros, 485
de cómicos y copleros
el terror; mas desde hoy,
que con gozo os he escuchado,
vuestro soy con alma y vida,
que esta lágrima perdida 490
(Llevándose una mano a los ojos.)
me dice: ponte a su lado.
Ya no temáis las derrotas
que os preparan los danzantes; [17]
y adiós, que Miguel Cervantes
está esperando sus botas. 495
ALONSO La amistad que me brindáis
acepto con alegría.
 

(Se dan las manos.)

 
JERÓNIMO Sabréis lo que vale el día
que al escenario salgáis. (Vase por el foro.)
 
 

Escena V

 

ALONSO, JUAN y OLMEDO.

 
JUAN Buen principio!
OLMEDO                           ¡Sí, pardiez!... 500
ALONSO El apoyo que me ofrece
acepto, que en todas partes
ganar amigos conviene,
porque un cómico, señores,
es la víctima paciente 505
que el mal humor del que paga
sufre resignado siempre.
Y si de silbas o sátiras
se le antoja defenderse,
le mandan luego a la cárcel 510
y le multa el presidente.
¡Ah! ¡Qué bien que dice Rojas
cuando en su romance advierte
que «no hay vil negro en España
»ni esclavo en Argel se vende, 515
»que no tenga mejor vida
»que un farsante y mejor suerte.
»Escribiendo y estudiando
»desde las cinco a las nueve,
»y de las nueve a las doce 520
»se están ensayando siempre:
»comen, vanse a la comedia,
»y salen de allí a las siete.
»Y cuando han de descansar
»los llaman el presidente, 525
»los oidores, los alcaldes,
»los fiscales, los regentes,
»y a todos van a servir [18]
»a cualquier hora que quieren.
»Que esto es aire: yo me admiro 530
»cómo es posible que pueden
»estudiar toda su vida,
»y andar caminando siempre,
»pues no hay trabajo en el mundo
»que pueda igualarse a éste; 535
»con el agua, con el sol,
»con el aire, con la nieve,
»con el frío, con el hielo,
»y comer y pagar fletes:
»sufrir tantas necedades, 540
»oír tantos pareceres». (4)
JUAN Gran verdad dices, Alonso.
ALONSO ¡Ah, querido Juan! A veces
cuando hipócritas malvados,
de esos que rezando ofenden 545
a Dios, nos llaman histriones,
y piden que se nos niegue
la sagrada sepultura
como judíos y herejes,
en mi pecho el entusiasmo 550
por la gloria desfallece.
JUAN Y cuando el público se halla
de tus palabras pendiente,
y lo haces sentir y llora
y te aplaude y se conmueve 555
y ruge y te victorea,
di, Alonso, ¿qué es lo que sientes?
ALONSO Siento una voz que me dice:
Comediante, el ruido ése
es el arte que se venga; 560
es la inspiración, que viene,
compañera de la gloria,
a ampararte y protegerte;
es el bálsamo que cura
las heridas que te infieren; 565
es el eco de la fama,
que cariñoso te advierte [19]
que mañana han de ensalzarte
los que hoy hundirte pretenden.
Todo está recompensado. 570
JUAN Todo, sí, menos la muerte,
porque traidora nos quita
lo que devolver no puede.
ALONSO ¡Quién sabe lo que hay después
de esa parca que se teme! 575
Pero cuestiones son éstas
que discutirlas no deben
los cómicos, pues la Santa
en mala opinión los tiene.
Y ahora dadme vuestra venia, 580
permitidme que me ausente,
pues el conde de Granada
saber que he llegado debe,
y a tan noble protector
es justo que me presente 585
con el polvo del camino,
a decirle que me tiene
esclavo a su voluntad,
cautivo de sus mercedes.
JUAN Nosotros te acompañamos. 590
ALONSO Acepto.
  (Dirigiéndose a la puerta de la habitación de JUSEPA.)
              Jusepa, breves
instantes voy a salir.
 
 

Escena VI

 

Dichos y JUSEPA.

 
JUSEPA ¡Tan tarde!
ALONSO                   ¡Bah! No te inquietes;
voy a ver al Conde.
JUSEPA                                 Dile
que por él ruego a Dios siempre, 595
con mis hijos, con tu padre,
que con el alma le quieren.
Y si vieras a su esposa, [20]
mi noble hermana de leche,
dile que mañana iré 600
a verla.
ALONSO             Adiós; no me esperes.
  (Dándola un abrazo.)
JUSEPA No me acuesto que no vengas;
mas aguarda que te arregle
un poco. (Le limpia la golilla y los puños.)
ALONSO (En voz baja y haciéndole una caricia.)
               ¡Presumidilla!
Cierra bien cuando me aleje, 605
que eres por demás hermosa
y en la corte hay mala gente.
JUSEPA ¡Bah! ¡Soy madre de tus hijos!
ALONSO Quien bien ama, celos tiene.
JUSEPA Injustos.
ALONSO               ¡Pero atormentan! 610
JUSEPA Sin motivo.
ALONSO                     ¡Y enloquecen!
(Acercándola hacia sí, dice en voz baja.)
El fénix Lope de Vega
ha dicho, Jusepa, que eres
la cómica más gallarda
y hermosa que España tiene. 615
En el jardín del teatro
las flores son las mujeres,
cuyo perfume los hombres
por vanidad apetecen.
Guarda el tuyo para mí 620
y quiéreme siempre, ¡siempre!...
que amándome me das vida,
y no amándome, la muerte.
JUSEPA ¡Anda, tonto!
ALONSO (Queriendo abrazarla.) ¡Que me quieras!
JUSEPA ¡Que no estamos solos!... Vete. 625
 

(JUSEPA le acompaña hasta el foro, a cuyo tiempo entra DOÑA INÉS vestida de hombre, con el embozo subido. ALONSO se detiene a mirarla con marcado recelo. EL MARQUÉS, REDONDO y CUADRADO se asoman al corredor del piso principal.)

 
EL MARQUÉS El campo nos dejan libre. [21]
DOÑA INÉS ¡Fatalidad! ¡Cuánta gente!
Si me conocen...
JUAN (Desde el foro.) ¡Alonso!
¿Vamos?...
ALONSO (Distraído y mirando a DOÑA INÉS.)
                   ¿Quién será este
embozado?
EL MARQUÉS (Desde arriba.Aún no se fueron 630
arriba.
 

(Se ocultan los tres en el cuarto, dejando la puerta entreabierta para ver lo que pasa en la escena.)

 
JUSEPA            ¡Cuánto me quiere!...
 
 

Escena VII

 

JUSEPA junto a la ventana, DOÑA INÉS en medio del teatro. Durante esta escena EL MARQUÉS se asomará de vez en cuando a la puerta de su habitación.

 
DOÑA INÉS Tiemblo y me aterra el pensar
que me pueden conocer.
Si el Conde llega a saber...
¡Oh! Es preciso terminar. 635
JUSEPA (Desde la ventana.) ¡Siempre celos! ¡Ay de mí!
¡Cuando por él mí alma vive!...
DOÑA INÉS En la carta que me escribe
me exige que venga aquí.
¡Ea! ¡Acabemos!... ¡Valor! (Dando un paso.) 640
Tengo miedo... tengo frío... (Deteniéndose.)
Pero es preciso, Dios mío,
que está en sus manos mi honor.
 

(Se dirige hacia la puerta número 3, a cuyo tiempo JUSEPA se dirige también a su habitación. Se encuentra con DOÑA INÉS, la que da un grito y se queda desembozada. JUSEPA retrocede, la mira, duda y dice.)

 
JUSEPA ¡Vos aquí! ¡Vos disfrazada!
¿Qué es esto?
DOÑA INÉS                       El cielo te envía. 645
JUSEPA ¡Tiembla vuestra mano fría! [22]
¡De mí apartáis la mirada!
Decidme... ¿por qué calláis?
¿Quién turba vuestro reposo?
¿No os ama ya vuestro esposo? 650
¿O es que vos ya no le amáis?
¡Alzad la frente abatida,
responded aunque no os cuadre,
que en los pechos de mi madre
ambas bebimos la vida! 655
Vos condesa, yo villana,
no os ofendáis aunque os riña;
recordad que siendo niña
me llamabais vuestra hermana;
pensad la dicha infantil 660
de nuestras cunas; y aunque era
mi cuna tosca madera,
la vuestra rico marfil,
hasta mi cuna os veníais,
y cuando en mi cuna estabais 665
con ternura le abrazabais,
en mis brazos os dormíais,
y os hallaban sonriente
cuando nacía el sol bello,
con vuestro brazo en mi cuello 670
y vuestra boca en mi frente.
Si aquel amor recordáis,
hablad, no me ocultéis nada.
¿Por qué os hallo disfrazada,
condesa? ¿Por qué tembláis? 675
¿Por qué acobarda el rubor
vuestro rostro conturbado?
¿Quién está aquí amenazado,
vuestra vida o vuestro honor?
DOÑA INÉS (Con resolución.) Los dos.
JUSEPA (Aterrada.)                         ¡Ah!
DOÑA INÉS (Dirigiendo una mirada en derredor.)
                                                      Jura guardar 680
cuanto aquí vas a saber.
JUSEPA ¡Lo juro!
DOÑA INÉS                Puedes leer. (Dándola una carta.)
JUSEPA ¡Condesa!... Me hacéis temblar!
  (JUSEPA se acerca a la mesa, donde habrá [23] un velón encendido, y comienza a leer la carta con voz conmovida.)
«Si la ausencia no ha borrado
de vuestra frágil memoria 685
un juramento sagrado,
oíd, condesa, la historia
de una dama y un soldado.
No muy lejos de esta villa,
del río en la fresca orilla, 690
flor perdida en la pradera,
se halla una ermita sencilla
donde a Jesús se venera.
Allí los amantes van
cuando amor su pecho inflama, 695
y allí fueron con afán
un soldado y una dama
la velada de San Juan.
Detienen ambos la planta
al ver bañado de luz 700
un altar que se levanta,
y en el altar, puesta en cruz,
de Cristo la imagen santa.
Cubre sus sienes divinas
una corona de espinas, 705
y por el hierro deshecho
entre gotas purpurinas
muestra una herida su pecho.
Al pie de este santo altar
la dama se puso a orar, 710
y después con firme acento
hizo a Cristo un juramento
que le vengo a recordar:
-Por esa sangre, Señor,
que veo en tu frente impresa, 715
juro guardarle mi amor,
y si falto a mi promesa,
quítame vida y honor.-
Esto ante Cristo juró,
y con amante arrebato 720
del casto seno arrancó
un medallón y un retrato,
que al soldado le entregó. [24]
-Parte a la guerra de Hungría,
le dijo, do el rey te envía 725
a defender nuestra fe;
contigo va el alma mía,
pues nunca te olvidaré.-
Luego del templo salieron,
en el bosque se internaron, 730
un beso de amor se dieron
y nuevamente juraron
lo que después no cumplieron.
Hoy, que el soldado regresa
y halla a la dama casada, 735
¿qué ha de hacer, noble condesa,
con la que así una promesa
olvida ante Dios jurada?
Decidle a la fementida
que, de amor mi pecho herido, 740
su juramento no olvida,
y que el soldado ha venido
por su amor o por su vida;
que no pretenda esquivar
su presencia: al dar las nueve 745
en mi posada ha de estar,
y si a faltarme se atreve,
la iré a su casa a buscar».
 

(Un reloj da las nueve de la noche. JUSEPA y DOÑA INÉS se miran aterradas. EL CAPITÁN IBARROLA aparece embozado en la puerta del foro, cruza la escena pausadamente, abre la puerta número 3 y entra dejándola entornada.)

 
JUSEPA ¡Jesús!
DOÑA INÉS (Señalando con terror al CAPITÁN.)
           ¡Es él! ¡Ay de mí!
  (Hace un movimiento como para seguir al CAPITÁN, y JUSEPA la detiene.)
JUSEPA ¿Qué vais a hacer?
DOÑA INÉS                               ¡No lo sé!... 750
JUSEPA ¿Le amáis?
DOÑA INÉS                   Amor le juré
JUSEPA ¿Le amáis? ¡Respondedme!...
DOÑA INÉS (Después de un momento de vacilación.) Sí. [25]
JUSEPA ¿Será verdad lo que he oído?...
¡Amarle siendo casada!
La mujer que vive honrada, 755
ama sólo a su marido.
DOÑA INÉS Escucha...
JUSEPA                  ¡La boca cierra,
y antes que tu honor sucumba,
abre en el pecho una tumba
y en ella tu amor entierra! 760
¡Ay si olvidas un momento,
con vergonzosa torpeza,
que del honor la pureza
la mancha hasta un pensamiento!
DOÑA INÉS ¿Olvidas que en su poder 765
prendas guarda de mi amor?
JUSEPA No hay prenda como el honor
si es honrada la mujer.
DOÑA INÉS Dejadme, y pronto verás
que lo que anhelo consigo. 770
JUSEPA Llevas en ti un enemigo,
y si entras sucumbirás.
DOÑA INÉS ¡Ah!...
JUSEPA (Cambiando de tono.) Perdonad, hice mal
si aquí, con loco arrebato,
hace un momento que os trato 775
como si fuerais mi igual.
DOÑA INÉS Hermana mía, ¡ay de mí!
Todo me aterra y me espanta.
JUSEPA ¿Creéis que esta comedianta
os ama, señora? (Con excesiva ternura.)
DOÑA INÉS                           ¡Oh! Sí. 780
JUSEPA Pues confiad en mi amor,
que, honrada y agradecida,
aun a costa de mi vida
he de salvar vuestro honor.
¿Qué intentas?
JUSEPA                         Nada temáis. 785
DOÑA INÉS Responde. ¿Qué vas a hacer?
JUSEPA Vos a ese hombre no hais de ver,
pues viéndolo os mancilláis.
DOÑA INÉS Mas preciso es que te advierta
que él a venir me ha obligado. [26] 790
JUSEPA Vuestro honor está enclavado
en el umbral de esa puerta.
Pasad... pasad... Yo os respondo
que al primer paso que deis
vida y honor hundiréis 795
en un abismo sin fondo.
DOÑA INÉS ¡Qué vergüenza!
JUSEPA                            Os salvaré,
a despecho de vos misma,
de esa lucha en que se abisma
vacilante vuestra fe. 800
Guardo esta carta; el puñal
(Guarda la carta y quita a la condesa la daga del cinto y se la pone ella.)
en el cinto me acomodo.
Como voy resuelta a todo,
un arma no viene mal.
Alzad la frente abatida; 805
soy la dama que arrogante
le va a decir a su amante:
-Quiero mi honor o tu vida.-
No disputéis un papel
que con orgullo apetezco; 810
dejadme hacer, que os ofrezco
alcanzar gloria con él.
¿Quién en la escena expresó
de la vida las pasiones,
quién hizo las transiciones 815
con tanta verdad cual yo?
La fiereza del chacal,
de la gacela el temor,
la ardiente pasión de amor,
la ternura maternal, 820
todo lo supe expresar,
y hoy, al ver vuestros enojos,
no han de faltarle a mis ojos
lágrimas que derramar,
lágrimas que a enternecer 825
van el pecho de un valiente;
mas si se muestra inclemente,
yo sé lo que debo hacer.
Yo ablandaré el corazón [27]
de ese amante despechado; 830
por algo Dios le ha hospedado
en este mismo mesón.
Calmad la angustia cruel;
voy a salvar vuestra fama,
y pues soy la primer dama, 835
dejadme el primer papel.
DOÑA INÉS ¡Ah!
 

(La condesa le besa las manos agradecida. JUSEPA se dirige hacia la puerta de su cuarto y dice, levantando la voz.)

 
JUSEPA        ¡Leona!
 

(LEONA aparece en la puerta del cuarto, y JUSEPA, señalando a la condesa, le dice.)

 
                      ¿Sabes quién es?
LEONA ¡La condesa!
DOÑA INÉS                      ¡Oh, Dios!
LEONA                                        ¿Qué pasa?
JUSEPA Nadie ha de saber que en casa
tenemos a Doña Inés. 840
LEONA ¿Nadie?
JUSEPA               Nadie, ni mi esposo,
y no olvides un instante
que una imprudencia es bastante
para perder su reposo.
Dame un manto.
 

(LEONA entra en la habitación y vuelve a salir a los pocos momentos con un manto, que ayuda a poner a JUSEPA.)

 
                           Ahora esperad. 845
En la victoria confío;
y por vuestro honor y el mío
a Dios fervorosa orad.
LEONA ¿Vais a salir del mesón?
JUSEPA No.
LEONA        Vuestro acento me aterra. 850
JUSEPA ¡Necia! Calla, mira y cierra
la puerta. ¡Valor, corazón!
 

(Las obliga a entrar en el cuarto número 2, y después de un momento de lucha consigo misma, entra con resolución en el cuarto número 3. Momento de pausa.) [28]

 
 

Escena VIII

 

EL MARQUÉS, CUADRADO y REDONDO en el corredor.

 
EL MARQUÉS (Desde arriba, mirando al escenario.)
Se fueron. ¡Gracias al diablo!
Bajemos.
 

(Bajan con precaución y como si temieran ser vistos. CUADRADO y REDONDO llevan unos pliegos de papel en las manos.)

 
CUADRADO                   Nadie se ve.
EL MARQUÉS Parece que a la Jusepa 855
ya le ha caído que hacer.
¿Visteis cómo le abrazaba?
REDONDO Y le besaba también.
CUADRADO Un amante es un recurso.
EL MARQUÉS ¡Oh! Sí, para la mujer; 860
pero lo que es al marido
no debe sentarle bien.
CUADRADO Por eso no me he casado.
EL MARQUÉS Descuidad, ya os casaréis.
Pero manos a la obra, 865
que Alonso puede volver,
y es preciso que se encuentre
en cada puerta un cartel.
CUADRADO Las tres gracias toledanas
vencerán, señor Marqués. 870
EL MARQUÉS Si logramos derrotarle
ante la corte y el rey,
una de vuestras comedias
en la Cruz se ha de poner.
REDONDO ¡Dios os oiga!
CUADRADO                        ¡Dios os premie, 875
señor, el noble interés
que os tomáis por dos ingenios
que postergados se ven!
EL MARQUÉS Vos, Redondo, en la ventana
de centinela os ponéis, 880
avisándonos si viene,
no nos vaya a sorprender...
 

(REDONDO se coloca junto a la ventana, mirando hacia la calle.) [29]

 
CUADRADO ¡Buen efecto va a causarle!
EL MARQUÉS Para un celoso como él
la broma es algo pesada; 885
pero en fin, ¡cómo ha de ser!
CUADRADO En cuanto lea estos versos,
se ata al pescuezo un cordel.
 

(EL MARQUÉS y CUADRADO pegan cuatro papeles sobre las puertas más próximas al proscenio, dos a la derecha y dos a la izquierda.)

 
EL MARQUÉS La letra es gruesa, y Morales
podrá leerlo muy bien. 890
(A CUADRADO.) ¡Y dicen que escribís mal!
CUADRADO Envidia, señor Marqués.
EL MARQUÉS El mundo es calumniador.
Concluid pronto.
CUADRADO                             Acabé.
REDONDO ¡Gente llega!
EL MARQUÉS                      Pues arriba, 895
y comience el entremés.
 

(Suben precipitadamente al corredor y entran en su habitación.)

 
 

Escena IX

 

ALONSO y JERÓNIMO por el foro.

 
ALONSO Pues sí, maese Jerónimo,
el Conde está en Aranjuez,
adonde partió ayer tarde
acompañando a su rey; 900
pero dice el mayordomo
que esta noche ha de volver
a Madrid, y que le extraña
que ya en la villa no esté.
Quise ver a la condesa, 905
y no la he podido ver,
que está enferma.
JERÓNIMO                              Pues mañana
será otro día.
ALONSO                      Así es
que a mi posada regreso, [30]
pues no me puedo tener; 910
que en la maldita galera
como sardina en tonel
he pasado nueve días.
JERÓNIMO Pues descansad.
ALONSO                            Sí lo haré.
(Cogiendo un velón y dando la mano a JERÓNIMO.)
¿Cuento con vos?
JERÓNIMO (Cogiendo un candil.) Para todo. 915
ALONSO ¡Gracias!
JERÓNIMO                ¡Bah! No me las deis.
ALONSO ¿Vivís en esta posada?
JERÓNIMO Un cuartuchito alquilé;
de día trabajo allí (Señalando su rincón.),
de noche me encierro en él, 920
y así se pasa la vida,
aunque no se pasa bien.
ALONSO Buenas noches... maese Sánchez.
JERÓNIMO Buenas las tenga.
ALONSO (Viendo el papel que se halla pegado sobre su puerta.)
                             ¡Ah!
JERÓNIMO (Viendo el papel.)       ¡Eh!
ALONSO ¡Qué es esto, Dios soberano!... 925
JERÓNIMO ¡Si yo supiera leer!...
Porque ahí algo hay escrito,
sí; pero ese algo ¿qué es?
Mi padre no me enseñó
de letra. ¡Qué bruto fue! 930
Digo, yo no lo soy menos,
pues no he querido aprender.
ALONSO ¡Infames!...
JERÓNIMO                    ¡Calla!... A Morales
también le han puesto cartel.
ALONSO ¡No es posible!... ¡No es posible!... 935
¡Si es verdad... la mataré!
JERÓNIMO ¡Señor Morales!...
ALONSO                               ¡Dejadme!
  (Recorre con la luz en la mano todos las puertas, leyendo con agitación. JERÓNIMO le sigue con la mirada.) [31]
JERÓNIMO Según por lo que se ve,
algo le escuece al maestro.
ALONSO ¡No... no... no... no puede ser! 940
JERÓNIMO ¡Calla! Ya tartamudea,
como decía el Marqués...
(Dándose un golpe en la frente.)
¡Ah! El Marqués... los ingenios...
¡Vaya! Empiezo a comprender.
Dios quiera que una comedia 945
escriban entre los tres,
y juro que los silbidos
se oirán en Carabanchel.
¡Señor Morales!...
ALONSO                               Ya he dicho,
maese, que me dejéis. 950
JERÓNIMO Algo os sucede.
ALONSO                           A mí nada...
  (Dando un grito y dirigiendo una mirada feroz a JERÓNIMO.)
¡Quiero estar solo!!!
JERÓNIMO (Retrocediendo.) Está bien.
 

(Se dirige hacia la escalera y comienza a subir. ALONSO enclavado en medio del teatro, con los papeles en la mano leyéndolos y gesticulando.)

 
No me acuesto hasta que sepa
lo que aquí va a suceder.
 

(Abre una de las puertas del corredor y entra, dejándola entornada. ALONSO continúa inmóvil junto a la mesa, leyendo los papeles que ha arrancado de las puertas.)

 
 

Escena X

 

ALONSO solo. Pausa.

 
ALONSO Apenas llego a esta villa, 955
ya la sátira me humilla;
que tiene el arte en su abono
que hay tanta y tanta polilla [32]
que le roe con encono.
  (Se acerca a la luz, exhala un suspiro y lee con trémulo acento.)
«Morales, tu hacienda cuida, 960
pues tu esposa recatada
tiene por cosa admitida
dar salida por entrada,
dar entrada por salida».
  (Estruja el papel entre las manos, y dice representando.)
¡Infames! ¡Me ahoga la ira!... 965
¡Celos que estáis aquí fijos!...
¡Sí, sí, el infierno os inspira!
¡No! ¡La madre de mis hijos
no es adúltera, es mentira!...
  (Lee otro papel.)
«En esta villa galante 970
la Inquisición no ha podido
conseguir un sólo instante
que cuando sale el marido
deje de entrar el amante.
¡Ay, Morales! ¡Cuántos males 975
tu mujer te va a causar
en estos sitios reales!
Pues cuando de casa sales
otro en casa suele entrar».
(Declamando.) ¡Será verdad, Dios eterno! 980
¡Ella un amante! ¡Oh baldón!
¡Siento aquí profundo, interno,
todo el fuego del infierno
quemándome el corazón!
¡Jusepa! (Llamando en voz alta.)
              Al cruzar la puerta, 985
en su rostro he de leer
mi vergüenza, y cuando advierta...
 

(Aparece JUSEPA en la puerta del cuarto número 3. Al verla, su marido lanza un grito de sorpresa, corre hacia ella, la coge bruscamente de un brazo y la conduce hacia la mesa, arrancándola el manto.) [33]

 
 

Escena XI

 

ALONSO y JUSEPA.

 
ALONSO ¿Tú con un manto cubierta?
  (Cambiando de entonación y como si quisiera dar a su acento un tinte de ironía.)
¿De dónde vienes, mujer?
JUSEPA (Aparte.) Tan pronto no lo esperaba. 990
¡Fatalidad! (Alto.) ¿Viste al Conde?
ALONSO No preguntes, y responde:
¿Dónde ibas?
JUSEPA (Con gran serenidad.) Me impacientaba
tu tardanza.
ALONSO                    Eso no es cierto.
JUSEPA (Aparte.) Preciso es disimular. 995
(Alto.) ¿Qué es esto? ¿Va a comenzar
de los celos el concierto?
Celos que fundados son,
pues yo pregunto, y tú callas.
¡Celos, terribles batallas 1000
que rompen el corazón!...
¡Mira!
 

(Enseñándole los papeles que ha arrancado de las puertas. JUSEPA lee uno y rechaza los demás con sentida indignación.)

 
JUSEPA            ¡Oh! ¡Cuánta perfidia!...
ALONSO Defiende tu honra y tu honor.
JUSEPA ¡Cuándo vendrá un redentor
a terminar con la envidia!... 1005
ALONSO Cuando la mujer casada
no tenga su honor en poco.
JUSEPA Los celos te vuelven loco;
mi honra está aquí inmaculada.
ALONSO Habla, que es vano callar 1010
discúlpate si has faltado.
JUSEPA La mujer que no ha pecado
no se debe disculpar.
ALONSO ¿No ves que de tu honra dudo?
¡Habla, o pierdo la razón!... 1015
JUSEPA Soy madre, y mis hijos son [34]
de mi limpio honor escudo.
ALONSO Madres hay que hasta se vengan
de sus hijos, de sus padres.
JUSEPA Esas madres no son madres, 1020
por muchos hijos que tengan.
Ser madre no es dar a luz
sintiendo un dolor mortal:
consiste en la hermosa cruz
del calvario maternal, 1025
en sufrir duelos prolijos,
en dar la sangre del pecho,
en no deshonrar el lecho
donde acaricia a sus hijos.
ALONSO ¡Discúlpate!
JUSEPA                     ¿Para qué? 1030
ALONSO ¿No ves que de celos muero?
JUSEPA Pues de ellos curarte quiero,
y por eso no hablaré.
ALONSO (Ciego de cólera, coge una silla y la levanta, amenazando a su esposa.)
¡Jusepa!... ¡La ira... el furor
tu terco silencio aumenta! 1035
JUSEPA La silla el honor afrenta,
el hierro hiriendo da honor:
hierro tienes, hiere el pecho.
 

(ALONSO desnuda el puñal. JUSEPA retrocede, lanzando un grito. En este momento aparece LEONA, que se arroja sobre ALONSO. Éste mira hacia la puerta y ve a un hombre en su cuarto. JUSEPA cierra la puerta precipitadamente y se coloca delante como defendiendo la entrada.)

 
LEONA Maestro, ¿qué es lo que pasa?
ALONSO ¡Que he visto... un hombre en mi casa!... 1040
¡Infames!...
JUSEPA (A LEONA.) ¡Qué es lo que has hecho!...
UNA VOZ (Desde fuera.) ¡Plaza al Conde de Granada!
JUSEPA (Aparte.) ¡El Conde! ¡Fatalidad!
(A ALONSO.) Por tu honra y tu dignidad,
que el Conde no sepa nada. 1045
 

(ALONSO se queda inmóvil. JUSEPA habla [35] en voz baja con LEONA, que entra en el cuarto. Aparece por el foro EL CONDE DE GRANADA, seguido de pajes con hachones encendidos, y la ronda de noche. Uno de los pajes lleva en una bandeja, cubierta con un tapete, una comedia manuscrita.)

 
 

Escena XII

 

Dichos, el CONDE y acompañamiento.

 
EL CONDE (Entrando.) ¿Dónde está Alonso?
ALONSO                                                        Aquí estoy,
señor. (Inclinándose y besándole una mano.)
EL CONDE           A mis brazos ven,
tú, que eres gloria y sostén
del teatro. (Se abrazan.)
ALONSO                  Gracias, señor,
por honra tan distinguida 1050
al mirar mi pequeñez.
EL CONDE El rey se halla en Aranjuez
con su corte, de jornada;
pronto tendrás el honor
de verle, pues mensajero 1055
del gran Felipe Tercero,
mi augusto dueño y señor,
en busca tuya me envía,
y por mi mano te entrega
una comedia de Vega, 1060
que ha de hacer tu compañía
en el teatro Real.
Mañana tendrás corriente
el bagaje, y con tu gente
dejarás la capital. 1065
Los enredos de Celauro
la obra de Vega se llama,
y espero que nueva fama
alcances y nuevo lauro
representando el papel 1070
de Lupercio, que advertí
que está escrito para ti
y has de lucirte con él.
 

(EL CONDE toma de la bandeja la comedia [36] y la entrega a ALONSO, que durante la anterior relación habrá permanecido preocupado y sin fijarse en lo que le dice. Al observar su distracción, EL CONDE le coge cariñosamente la mano y le pregunta en voz baja.)

 
¿Qué pasa aquí? ¿Por qué inerte
está tu lengua en la boca? 1075
¿Te parece honra tan poca
la que haya venido a hacerte?...
¿Qué tienes? (Reconviniéndole con dulzura.)
ALONSO                      ¡Celos y amor!
EL CONDE ¡Pobre Alonso! ¡Siempre el mismo!
ALONSO No creáis que ahora me abismo 1080
en confusiones, señor.
(Bajando la voz y confidencialmente al CONDE.)
Oculta a un hombre esa ingrata
en su cuarto.
EL CONDE                      En mí confía;
yo sabré...
 

(Se dirige hacia la puerta. JUSEPA, al verle avanzar, se aterra.)

 
JUSEPA (Aparte.) ¡Virgen María!
¡Que si la encuentra la mata! 1085
  (JUSEPA, como tomando una resolución, rápida y colocándose resuelta delante de la puerta.)
¡No pasáis!
EL CONDE (Retrocediendo asombrado.) ¡Cómo!
ALONSO (Riéndose convulsivamente y señalándole con el dedo a JUSEPA.)
                                                                ¿Lo veis?
EL CONDE Tu honor en que pase estriba.
 

(JUSEPA saca el puñal y toma una actitud amenazadora.)

 
JUSEPA ¡Atrás! ¡Que mientras yo viva
por aquí no pasaréis!...
ALONSO ¡Yo entraré!
 

(Avanza resueltamente. En este momento aparece en la puerta el viejo SALVADOR, apoyado en el hombro de LEONA. ALONSO retrocede. [37] JUSEPA se abraza al anciano formando un grupo. SALVADOR rodea uno de los brazos por el cuello de JUSEPA y la besa en la frente.)

 
 

Escena XII

 

Dichos, SALVADOR y LEONA.

 
SALVADOR                Tú no entras, 1090
ni el noble Conde tampoco.
ALONSO ¡Ah! (Retrocediendo.)
SALVADOR         Porque la ofendes... ¡loco!
¡Si es honrada por demás!
ALONSO ¡Me vende!
SALVADOR                    Hijo, te engañas;
yo te respondo por ella, 1095
que es honrada como aquella
que te llevó en sus entrañas.
ALONSO He de entrar aunque no os cuadre,
pues dueño soy de mis bienes.
SALVADOR ¡Pues qué!... Porque me mantienes 1100
¿dejo yo de ser tu padre?
¡Ay si a ofenderme te atreves!
¡Ay si olvidas un instante
que tu sangre no es bastante
a pagar lo que me debes! 1105
ALONSO ¡Quiero entrar! (En un arranque de demencia.)
SALVADOR (Con suprema dignidad.) ¡Atrás, villano!
¡La honra vive en esta casa,
y su puerta nadie pasa
sin pasar sobre este anciano!
 

(ALONSO exhala un grito y cae anonadado a los pies de su padre. JUSEPA apoya su cabeza sobre el pecho del anciano. Todos muestran respeto a la majestad de las canas.)

 

FIN DEL ACTO PRIMERO

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