Jornada I |
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Salen CIPRIANO, vestido de estudiante, y CLARÍN y MOSCÓN, de gorrones, con unos libros.
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CIPRIANO | En la amena soledad | | de aquesta apacible estancia, | | bellísimo laberinto | | de flores, rosas y plantas, | | podéis dejarme, dejando | 5 | conmigo -que ellos me bastan | | por compañía- los libros | | que os mandé sacar de casa; | | que yo, en tanto que Antioquía | | celebra con fiestas tantas | 10 | la fábrica de ese templo | | que hoy a Júpiter consagra, | | y su traslación -llevando | | públicamente su estatua | | adonde con más decoro | 15 | y honor esté colocada-, | | huyendo del gran bullicio | | que hay en sus calles y plazas, | | pasar estudiando quiero | | la edad que al día le falta. | 20 | Idos los dos a Antioquía, | | gozad de sus fiestas varias, | | y volved por mí a este sitio | | cuando el sol cayendo vaya | | a sepultarse en las ondas, | 25 | que entre obscuras nubes pardas | | al gran cadáver de oro | | son monumentos de plata. | | Aquí me hallaréis. |
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MOSCÓN | No puedo, | | aunque tengo mucha gana | 30 | de ver las fiestas, dejar | | de decir antes que vaya | | a verlas, señor, siquiera | | cuatro o cinco mil palabras. | | ¿Es posible que en un día | 35 | de tanto gusto, de tanta | | festividad y contento, | | con cuatro libros te salgas | | al campo solo, volviendo | | a su aplauso las espaldas? | 40 |
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CLARÍN | Hace mi señor muy bien; | | que no hay cosa más cansada | | que un día de procesión | | entre cofadres y danzas. | |
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MOSCÓN | En fin, Clarín, y en principio, | 45 | viviendo con arte y maña, | | eres un temporalazo | | lisonjero, pues alabas | | lo que hace, y nunca dices | | lo que sientes. |
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CLARÍN | Tú te engañas, | 50 | que es el mentís más cortés | | que se dice cara a cara; | | que yo digo lo que siento. | |
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CIPRIANO | Ya basta, Moscón; ya basta, | | Clarín; ¡que siempre los dos | 55 | habéis con vuestra ignorancia | | de estar porfiando y tomando | | uno de otro la contraria! | | Idos de aquí y, como digo, | | volved aquí cuando caiga | 60 | la noche envolviendo en sombras | | esta fábrica gallarda | | del universo. |
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MOSCÓN | ¿Qué va, | | que aunque defendido hayas | | que es bueno no ver las fiestas, | 65 | que vas a verlas? |
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CLARÍN | Es clara | | consecuencia: nadie hace | | lo que aconseja que hagan | | los otros. |
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MOSCÓN | (Por ver a Livia, | | vestirme quisiera de alas). | 70 | (Vase.) |
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CLARÍN | (Aunque, si digo verdad, | | Livia es la que me arrebata | | los sentidos. Pues ya tienes | | más de la mitad andada | | del camino, llega, Livia, | 75 | al na y sé, Livia, liviana). | | (Vase.) |
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CIPRIANO | Ya estoy solo, ya podré, | | si tanto mi ingenio alcanza, | | estudiar esta cuestión | | que me trae suspensa el alma | 80 | desde que en Plinio leí | | con misteriosas palabras | | la difinición de dios; | | porque mi ingenio no halla | | este dios en quien convengan | 85 | misterios ni señas tantas, | | esta verdad escondida | | he de apurar. |
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(Sale el DEMONIO, de galán, y lee CIPRIANO.)
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DEMONIO | (Aunque hagas | | más discursos, Cipriano, | | no has de llegar a alcanzarla, | 90 | que yo te la esconderé). | |
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CIPRIANO | Ruido siento en estas ramas. | | ¿Quién va? ¿Quién es? |
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DEMONIO | Caballero | | un forastero es que anda | | en este monte perdido | 95 | desde toda esta mañana, | | tanto que, rendido ya | | el caballo, en la esmeralda | | que es tapete destos montes | | a un tiempo pace y descansa. | 100 | A Antioquía es el camino | | a negocios de importancia; | | y apartándome de toda | | la gente que me acompaña, | | divertido en mis cuidados, | 105 | caudal que a ninguno falta, | | perdí el camino y perdí | | criados y camaradas. | |
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CIPRIANO | Mucho me espanto de que | | tan a vista de las altas | 110 | torres de Antioquía así | | perdido andéis. No hay, de cuantas | | veredas a aqueste monte | | o le línean o le pautan, | | una que a dar en sus muros, | 115 | como en su centro, no vaya: | | por cualquiera que toméis | | vais bien. |
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DEMONIO | Esa es la ignorancia: | | a la vista de las ciencias | | no saber aprovecharlas. | 120 | Y supuesto que no es bien | | que entre yo en ciudad estraña | | donde no soy conocido, | | solo y preguntando, hasta | | que la noche venza al día, | 125 | aquí estaré lo que falta; | | que en el traje y en los libros | | que os divierten y acompañan | | juzgo que debéis de ser | | grande estudiante, y el alma | 130 | esta inclinación me lleva | | de los que en estudios tratan. | | (Siéntase.) |
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DEMONIO | No; | | pero sé lo que me basta | | para no ser ignorante. | 135 |
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CIPRIANO | Pues ¿qué ciencia sabéis? |
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CIPRIANO | Aun estudiándose una | | mucho tiempo, no se alcanza, | | ¿y vos -¡grande vanidad!- | | sin estudiar sabéis tantas? | 140 |
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DEMONIO | Sí, que de una patria soy | | donde las ciencias más altas | | sin estudiarse se saben. | |
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CIPRIANO | ¡Oh, quién fuera de esa patria!, | | que acá mientras más se estudia, | 145 | más se ignora. |
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DEMONIO | Verdad tanta | | es ésta, que sin estudios | | tuve tan grande arrogancia | | que a la cátedra de prima | | me opuse, y pensé llevarla, | 150 | porque tuve muchos votos; | | y, aunque la perdí, me basta | | haberlo intentado; que hay | | pérdidas con alabanza. | | Si no lo queréis creer, | 155 | decid qué estudiáis, y vaya | | de argumento; que aunque no | | sé la opinión que os agrada, | | y ella sea la segura, | | yo tomaré la contraria. | 160 |
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CIPRIANO | Mucho me huelgo de que | | a eso vuestro ingenio salga. | | Un lugar de Plinio es | | el que me trae con mil ansias | | de entenderle, por saber | 165 | quién es el dios de quien habla. | |
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DEMONIO | Ése es un lugar que dice | | -bien me acuerdo- estas palabras: | | «Dios es una bondad suma, | | una esencia, una substancia, | 170 | todo vista y todo manos». | |
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DEMONIO | ¿Qué repugnancia | | hallas en esto? |
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CIPRIANO | No hallar | | el dios de quien Plinio trata; | | que, si ha de ser bondad suma, | 175 | aun a Júpiter le falta | | suma bondad, pues le vemos | | que es pecaminoso en tantas | | ocasiones: Dánae hable | | rendida, Europa robada. | 180 | Pues ¿cómo en suma bondad, | | cuyas acciones sagradas | | habían de ser divinas, | | caben pasiones humanas? | |
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DEMONIO | Ésas son falsas historias | 185 | en que las letras profanas | | con los nombres de los dioses | | entendieron disfrazada | | la moral filosofía. | |
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CIPRIANO | Esa respuesta no basta, | 190 | pues el decoro de Dios | | debiera ser tal, que osadas | | no llegaran a su nombre | | las culpas, aun siendo falsas; | | y apurando más el caso, | 195 | si suma bondad se llaman | | los dioses, siempre es forzoso | | que a querer lo mejor vayan; | | pues ¿cómo unos quieren uno, | | y otros otro? Esto se halla | 200 | en las dudosas respuestas | | que suelen dar sus estatuas. | | Por que no digáis después | | que alegué letras profanas... | | A dos ejércitos, dos | 205 | ídolos una batalla | | aseguraron, y el uno | | la perdió: ¿no es cosa clara | | la consecuencia de que | | dos voluntades contrarias | 210 | no pueden a un mismo fin | | ir? Luego, yendo encontradas, | | es fuerza, si la una es buena, | | que la otra ha de ser mala. | | Mala voluntad en Dios | 215 | implica el imaginarla: | | luego, no hay suma bondad | | en ellos, si unión les falta. | |
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DEMONIO | Niego la mayor porque | | aquesas respuestas, dadas | 220 | así, convienen a fines | | que nuestro ingenio no alcanza, | | que es la providencia; y más | | debió importar la batalla | | al que la perdió el perderla, | 225 | que al que la ganó el ganarla. | |
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CIPRIANO | Concedo; pero debiera | | aquel dios, pues que no engañan | | los dioses, no asegurar | | la vitoria; que bastaba | 230 | la pérdida permitirla | | allí, sin asegurarla. | | Luego, si Dios todo es vista, | | cualquiera dios viera clara | | y distintamente el fin; | 235 | y al verle, no asegurara | | el que no había de ser. Luego, | | aunque sea deidad tanta, | | distinta en personas, debe | | en la menor circunstancia | 240 | ser una sola en esencia. | |
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DEMONIO | Importó para esa causa | | mover así los afectos | | con su voz. |
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CIPRIANO | Cuando importara | | el moverlos, genios hay, | 245 | que buenos y malos llaman | | todos los doctos, que son | | unos espíritus que andan | | entre nosotros, dictando | | las obras buenas y malas, | 250 | argumento que asegura | | la inmortalidad del alma; | | y bien pudiera ese dios, | | con ellos, sin que llegara | | a mostrar que mentir sabe, | 255 | mover afectos. |
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DEMONIO | Repara | | en que esas contrariedades | | no implican al ser las sacras | | deidades una, supuesto | | que en las cosas de importancia | 260 | nunca disonaron. Bien | | en la fábrica gallarda | | del hombre se ve, pues fue | | sólo un concepto al obrarla. | |
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CIPRIANO | Luego, si ése fue uno solo, | 265 | ése tiene más ventaja | | a los otros; y, si son | | iguales, puesto que hallas | | que se pueden oponer | | -ésta no puedes negarla- | 270 | en algo, al hacer el hombre, | | cuando el uno lo intentara, | | pudiera decir el otro: | | «No quiero yo que se haga». | | Luego, si Dios todo es manos, | 275 | cuando el uno le criara, | | el otro le deshiciera, | | pues eran manos entrambas | | iguales en el poder, | | desiguales en la instancia. | 280 | ¿Quién venciera destos dos? | |
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DEMONIO | Sobre imposibles y falsas | | proposiciones no hay | | argumento. Di, ¿qué sacas | | de eso? |
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CIPRIANO | Pensar que hay un Dios, | 285 | suma bondad, suma gracia, | | todo vista, todo manos, | | infalible, que no engaña, | | superior, que no compite, | | Dios a quien ninguno iguala, | 290 | un principio sin principio, | | una esencia, una substancia, | | un poder y un querer solo; | | y cuando como éste haya | | una, dos o más personas, | 295 | una deidad soberana | | ha de ser sola en esencia, | | causa de todas las causas. | |
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DEMONIO | ¿Cómo te puedo negar | | una evidencia tan clara? | 300 | (Levántase.) |
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DEMONIO | ¿Quién deja | | de sentir que otro le haga | | competencia en el ingenio? | | Y aunque responder no falta, | | dejo de hacerlo, porque | 305 | gente en este monte anda, | | y es hora de que prosiga | | a la ciudad mi jornada. | |
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DEMONIO | Quedad en paz. | | (Pues tanto tu estudio alcanza, | 310 | yo haré que el estudio olvides, | | suspendido en una rara | | beldad. Pues tengo licencia | | de perseguir con mi rabia | | a Justina, sacaré | 315 | de un efecto dos venganzas). | | (Vase.) |
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CIPRIANO | No vi hombre tan notable. | | Mas, pues mis criados tardan, | | volver a reparar quiero | | de tanta duda la causa. | 320 | (Salen LELIO y FLORO.) |
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LELIO | No pasemos adelante; | | que estas peñas, estas ramas | | tan intrincadas que al mismo | | sol le defienden la entrada, | | sólo pueden ser testigos | 325 | de nuestro duelo. |
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FLORO | La espada | | sacad; que aquí son las obras, | | si allá fueron las palabras. | |
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LELIO | Ya sé que en el campo muda | | la lengua de acero habla | 330 | desta suerte. | (Riñen.) |
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CIPRIANO | ¿Qué es aquesto? | | Lelio, tente; Floro, aparta; | | que basta que esté yo en medio, | | aunque esté en medio sin armas. | |
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LELIO | ¿De dónde, di, Cipriano, | 335 | a embarazar mi venganza | | has salido? |
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FLORO | ¿Eres aborto | | destos troncos y estas ramas? | | (Salen MOSCÓN y CLARÍN.) |
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MOSCÓN | Corre, que con mi señor | | han sido las cuchilladas. | 340 |
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CLARÍN | Para acercarme a esas cosas | | no suelo yo correr nada; | | mas para apartarme, sí. | |
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CIPRIANO | No habléis más palabra. | | Pues ¿qué es esto? Dos amigos | 345 | que por su sangre y su fama | | hoy son de toda Antioquía | | los ojos y la esperanza, | | uno del Gobernador | | hijo y otro de la clara | 350 | familia de los Colaltos, | | ¿así aventuran y arrastran | | dos vidas que pueden ser | | de tanto honor a su patria? | |
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LELIO | Cipriano, aunque el respeto | 355 | que debo por muchas causas | | a tu persona este instante | | tiene suspensa mi espada, | | no la tienes reducida | | a la quietud de la vaina. | 360 | Tú sabes de ciencias más | | que de duelos, y no alcanzas | | que a dos nobles en el campo | | no hay respeto que les haga | | amigos, pues sólo es medio | 365 | morir uno en la demanda. | |
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FLORO | Lo mismo te digo, y ruego | | que con tu gente te vayas, | | pues que riñendo nos dejas | | sin traición y sin ventaja. | 370 |
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CIPRIANO | Aunque os parece que ignoro | | por mi profesión las varias | | leyes del duelo que estudia | | el valor y la arrogancia, | | os engañáis; que nací | 375 | con obligaciones tantas | | como los dos a saber | | qué es honor y qué es infamia; | | y no el darme a los estudios | | mis alientos acobarda, | 380 | que muchas veces se dieron | | las manos letras y armas. | | Si el haber salido al campo | | es del reñir circunstancia, | | con haber reñido ya | 385 | esa calumnia se salva; | | y así, bien podéis decir | | desta pendencia la causa: | | que yo, si, habiéndola oído, | | reconociere al contarla | 390 | que alguno de los dos tiene | | algo que se satisfaga, | | de dejaros a los dos | | solos os doy la palabra. | |
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LELIO | Pues con esa condición | 395 | de que, en sabiendo la causa, | | nos has de dejar reñir, | | yo me prefiero a contarla. | | Yo quiero a una dama bien, | | y Floro quiere a esta dama: | 400 | ¡mira tú cómo podrás | | convenirnos, pues no hay traza | | con que dos nobles celosos | | den a partido sus ansias! | |
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FLORO | Yo quiero a esta dama, y quiero | 405 | que no se atreva a mirarla | | ni aun el sol; y pues no hay | | medio aquí, y que la palabra | | nos has dado de dejarnos | | reñir, a un lado te aparta. | 410 |
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CIPRIANO | Esperad, que hay que saber | | más. ¿Es esta dama, dama | | a la esperanza posible, | | o imposible a la esperanza? | |
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LELIO | Tan principal es, tan noble, | 415 | que, si el sol celos causara | | a Floro, aun de él no podrá | | tenerlos con justa causa, | | porque presumo que el sol | | aun no se atreve a mirarla. | 420 |
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LELIO | ¡Pluguiera a los cielos | | que a tanta dicha llegara! | | Que, aunque es en estremo pobre, | 425 | la virtud por dote basta. | |
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CIPRIANO | Pues, si a casaros con ella | | aspiráis los dos, ¿no es vana | | acción, culpable y indigna, | | querer antes disfamarla? | 430 | ¿Qué dirá el mundo, si alguno | | de los dos con ella casa | | después de haber muerto al otro | | por ella? Que, aunque no haya | | ocasión para decillo, | 435 | decillo sin ella basta. | | No digo yo que os sufráis | | el servirla y festejarla | | a un tiempo, porque no quiero | | que de mí partido salga | 440 | tan cobarde; que el galán | | que de sus celos pasara | | primero la contingencia, | | pasará después la infamia; | | pero digo que sepáis | 445 | de cuál de los dos se agrada, | | y luego... |
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LELIO | Detente, espera; | | que es acción cobarde y baja | | ir a que la dama diga | | a quién escoge la dama. | 450 | Pues ha de escogerme a mí | | o a Floro; si a mí, me agrava | | más el empeño en que estoy, | | pues es otro empeño que haya | | quien quiera a la que me quiere; | 455 | si a Floro escoge, la saña | | de que a otro quiera quien quiero | | es mayor. Luego, escusada | | acción es que ella lo diga, | | pues con cualquier circunstancia | 460 | hemos en apelación | | de volver a las espadas, | | el querido, por su honor, | | y el otro, por su venganza. | |
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FLORO | Confieso que esa opinión | 465 | recibida es y asentada, | | mas con las damas de amores | | que elegir y dejar tratan. | | Y así, hoy pedírsela intento | | a su padre. Y pues me basta, | 470 | habiendo al campo salido, | | haber sacado la espada, | | mayormente cuando hay | | quien el reñir embaraza, | | con satisfación bastante | 475 | la vuelvo, Lelio, a la vaina. | |
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LELIO | En parte me ha convencido | | tu razón, y aunque apurarla | | pudiera, más quiero hacerme | | de su parte, o cierta o falsa. | 480 | Hoy la pediré a su padre. | |
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CIPRIANO | Supuesto que aquesta dama | | en que los dos la sirváis | | ella no aventura nada, | | pues que confesáis los dos | 485 | su virtud y su constancia, | | decidme quién es; que yo, | | pues que tengo mano tanta | | en la ciudad, por los dos | | quiero preferirme a hablarla | 490 | para que esté prevenida | | cuando a eso su padre vaya. | |
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FLORO | Justina, | | de Lisandro hija. |
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CIPRIANO | Al nombrarla | | he conocido cuán pocas | 495 | fueron vuestras alabanzas; | | que es virtuosa y es noble. | | Luego voy a visitarla. | |
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FLORO | El cielo en mi favor mueva | | su condición siempre ingrata. | 500 | (Vase.) |
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LELIO | Corone amor, al nombrarme, | | de laurel mis esperanzas. | | (Vase.) |
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CIPRIANO | ¡Oh, quiera el cielo que estorbe | | escándalos y desgracias! | | (Vase.) |
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MOSCÓN | ¿Ha oído vuesa merced | 505 | que nuestro amo va a la casa | | de Justina? |
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CLARÍN | Sí, señor. | | ¿Qué hay, que vaya o que no vaya? | |
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MOSCÓN | Hay que no tiene que hacer | | allá usarced. |
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MOSCÓN | Porque yo por Livia muero, | | que es de Justina criada, | | y no quiero que se atreva | | ni el mismo sol a mirarla. | |
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CLARÍN | Basta, que no he de reñir | 515 | en ningún tiempo por dama | | que ha de ser esposa mía. | |
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MOSCÓN | Aquesa opinión me agrada, | | y así es bien que diga ella | | quién la obliga o quién la cansa. | 520 | Vámonos allá los dos | | y escoja. |
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CLARÍN | De buena gana, | | aunque ha de escogerte temo. | |
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MOSCÓN | ¿Ya tienes de eso confianza? | |
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CLARÍN | Sí, que escogen lo peor | 525 | siempre las Livias ingratas. | | (Vanse.) |
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(Salen JUSTINA y LISANDRO.)
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JUSTINA | No me puedo consolar | | de haber hoy visto, señor, | | el torpe, el común error | | con que todo ese lugar | 530 | templo consagra y altar | | a una imagen que no pudo | | ser deidad; pues que no dudo | | que al fin, si algún testimonio | | da de serlo, es el demonio, | 535 | que da aliento a un bronce mudo. | |
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LISANDRO | No fueras, bella Justina, | | quien eres, si no lloraras, | | sintieras y lamentaras | | esa tragedia, esa ruina | 540 | que la religión divina | | de Cristo padece hoy. | |
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JUSTINA | Es cierto, pues al fin soy | | hija tuya, y no lo fuera, | | si llorando no estuviera | 545 | ansias que mirando estoy. | |
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LISANDRO | ¡Ay, Justina!, no ha nacido | | de ser tú mi hija, no, | | que no soy tan feliz yo. | | Mas -¡ay, Dios!-, ¿cómo he rompido | 550 | secreto tan escondido? | | Afecto del alma fue. | |
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LISANDRO | No sé. | | Confuso estoy y turbado. | |
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JUSTINA | Muchas veces te he escuchado | 555 | lo que ahora te escuché, | | y nunca quise, señor, | | a costa de un sufrimiento, | | apurar tu sentimiento | | ni examinar mi dolor; | 560 | pero viendo que es error | | que de entenderte no acabe, | | aunque sea culpa grave, | | que partas, señor, te pido | | tu secreto con mi oído, | 565 | ya que en tu pecho no cabe. | |
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LISANDRO | Justina, de un gran secreto | | el efecto te callé | | la edad que tienes porque | | siempre he temido el efecto, | 570 | mas viéndote ya sujeto | | capaz de ver y advertir, | | y viéndome a mí que, al ir | | con este báculo dando | | en la tierra, voy llamando | 575 | a las puertas del morir, | | no te tengo de dejar | | con esta ignorancia, no, | | porque no cumpliera yo | | mi obligación con callar, | 580 | y así, atiende a mi pesar | | tu placer. |
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LISANDRO | (Mi pena es mucha, | | pero esto es ley y razón). | |
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JUSTINA | Señor, desta confusión | 585 | me rescata. |
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LISANDRO | Pues escucha. | | Yo soy, hermosa Justina, | | Lisandro... No de que empiece | | desde mi nombre te admires; | | que, aunque ya sabes que es éste, | 590 | por lo que se sigue al nombre | | es justo que te le acuerde, | | pues de mí no sabes más | | que mi nombre solamente. | | Lisandro soy, natural | 595 | de aquella ciudad que en siete | | montes es hidra de piedra, | | pues siete cabezas tiene; | | de aquella que es silla hoy | | del romano imperio. -¡Oh, llegue | 600 | del cristiano a serlo, pues | | Roma solo lo merece!-. | | En ella nací de humildes | | padres, si es que nombre adquieren | | de humildes los que dejaron | 605 | tantas virtudes por bienes. | | Cristianos nacieron ambos, | | venturosos descendientes | | de algunos que con su sangre | | rubricaron felizmente | 610 | las fatigas de la vida | | con los triunfos de la muerte. | | En la religión cristiana | | crecí industriado, de suerte | | que en su defensa daré | 615 | la vida una y muchas veces. | | Joven era cuando a Roma | | llegó encubierto el prudente | | Alejandro, papa nuestro, | | que la apostólica sede | 620 | gobernaba sin tener | | donde tenerla pudiese; | | que como la tiranía | | de los gentiles crueles | | su sed apaga con sangre | 625 | de la que a mártires vierte, | | hoy la primitiva Iglesia | | ocultos sus hijos tiene; | | no porque el morir rehúsan, | | no porque el martirio temen, | 630 | sino porque de una vez | | no acabe el rigor rebelde | | con todos y, destruida | | la Iglesia, en ella no quede | | quien catequice al gentil, | 635 | quien le predique y le enseñe. | | A Roma, pues, Alejandro | | llegó; y yendo oculto a verle | | recibí su bendición, | | y de su mano clemente | 640 | todos los órdenes sacros | | a cuya dignidad tiene | | envidia el ángel, pues sólo | | el hombre serlo merece. | | Mandome Alejandro, pues, | 645 | que a Antioquía me partiese | | a predicar de secreto | | la ley de Cristo. Obediente, | | peregrinando a merced | | de tantas diversas gentes, | 650 | a Antioquía vine; y cuando | | desde aquesos eminentes | | montes llegué a descubrir | | sus dorados chapiteles, | | el sol me faltó y, llevando | 655 | tras sí el día, por hacerme | | compañía, me dejó | | a que le sostituyesen | | las estrellas, como en prendas | | de que presto vendría a verme. | 660 | Con el sol perdí el camino | | y, vagando tristemente | | en lo intrincado del monte, | | me hallé en un oculto albergue | | donde los trémulos rayos | 665 | de tanta antorcha viviente | | aun no se dejaban ya | | ver porque confusamente | | servían de nubes pardas | | las que fueron hojas verdes. | 670 | Aquí, dispuesto a esperar | | que otra vez el sol saliese, | | dando a la imaginación | | la jurisdición que tiene, | | con las soledades hice | 675 | mil discursos diferentes. | | Desta suerte, pues, estaba, | | cuando de un suspiro leve | | el eco, mal informado, | | la mitad al dueño vuelve. | 680 | Retruje al oído todos | | mis sentidos juntamente, | | y volví a oír más distinto | | aquel aliento y más débil, | | mudo idioma de los tristes, | 685 | pues con él solo se entienden. | | De mujer era el gemido, | | a cuyo aliento sucede | | la voz de un hombre que a media | | voz decía desta suerte: | 690 | «Primer mancha de la sangre | | más noble, a mis manos muere, | | antes que a morir a manos | | de infames verdugos llegues». | | La infeliz mujer decía | 695 | en medias razones breves: | | «Duélete tú de tu sangre, | | ya que de mí no te dueles». | | Llegar pretendí yo entonces | | a estorbar rigor tan fuerte; | 700 | mas no pude porque al punto | | las voces se desvanecen | | y vi al hombre en un caballo | | que entre los troncos se pierde. | | Imán fue de mi piedad | 705 | la voz que ya balbuciente | | y desmayada decía, | | gimiendo y llorando a veces: | | «Mártir muero, pues que muero | | por cristiana y inocente». | 710 | Y siguiendo de la voz | | el norte, en espacio breve | | llegué donde una mujer | | que apenas dejaba verse | | estaba a brazo partido | 715 | luchando ya con la muerte. | | Apenas me sintió cuando | | dijo, esforzándose: «Vuelve, | | sangriento homicida mío, | | ni aun este instante me dejes | 720 | de vida». «No soy» -le dije- | | «sino quien acaso viene, | | quizá del cielo guiado, | | a valeros en tan fuerte | | ocasión». «Ya que imposible | 725 | es» -dijo- «el favor que ofrece | | vuestra piedad a mi vida, | | pues que por puntos fallece, | | lógrese en ese infelice | | en quien hoy el cielo quiere, | 730 | naciendo de mi sepulcro, | | que mis desdichas herede». | | Y espirando, vi... | (Sale LIVIA.) |
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LIVIA | Señor, | | el mercader a quien debes | | aquel dinero a buscarte, | 735 | y con la justicia, viene. | | Que no estás en casa dije; | | por esotra puerta vete. | |
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JUSTINA | ¡Cuánto siento que a estorbarte | | en aquesta ocasión llegue, | 740 | que estaba a tu relación | | vida, alma y razón pendientes! | | Mas vete ahora, señor; | | la justicia no te encuentre. | |
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LISANDRO | ¡Ay de mí! ¡Qué de desaires | 745 | la necesidad padece! Vase. | |
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JUSTINA | Sin duda entran hasta aquí | | porque siento ahí fuera gente. | |
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LIVIA | No son ellos; Cipriano es. | |
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JUSTINA | Pues ¿qué es lo que pretende | 750 | Cipriano aquí? | (Salen CIPRIANO, CLARÍN y MOSCÓN.) |
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CIPRIANO | Serviros, | | oh, señora, solamente. | | Viendo salir la justicia | | de vuestra casa, se atreve | | a entrar aquí mi amistad, | 755 | por la que a Lisandro debe, | | a sólo saber (¡turbado | | estoy!) si acaso (¡qué fuerte | | hielo discurre mis venas!) | | en algo serviros puede | 760 | mi deseo. (¡Qué mal dije! | | Que no es hielo, fuego es éste). | |
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JUSTINA | Guárdeos el cielo mil años, | | que en mayores intereses | | habéis de honrar a mi padre | 765 | con vuestros favores. |
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CIPRIANO | Siempre | | estaré para serviros. | | (¿Qué me turba y enmudece?). | |
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JUSTINA | Él ahora no está en casa. | |
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CIPRIANO | Luego, bien, señora, puede | 770 | mi voz decir la ocasión | | que aquí me trae claramente; | | que no es la que habéis oído | | sola la que a entrar me mueve | | a veros. |
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CIPRIANO | Que me oigáis. Yo seré breve. | | Hermosísima Justina, | | en quien hoy ostenta ufana | | la naturaleza humana | | tantas señas de divina, | 780 | vuestra quietud determina | | hallar mi deseo este día; | | pero ved que es tiranía, | | como el efecto lo muestra, | | que os dé yo la quietud vuestra, | 785 | y vos me quitéis la mía. | | Lelio, de su amor movido | | (¡no vi amor más disculpado!), | | Floro, de su amor llevado | | (¡no vi error más permitido!), | 790 | el uno y otro han querido | | por vos matarse los dos; | | por vos lo he estorbado (¡ay, Dios!); | | pero ved que es error fuerte | | que yo quite a otros la muerte | 795 | para que me la deis vos. | | Por escusar el que hubiera | | escándalo en el lugar, | | de su parte os vengo a hablar | | (¡oh, nunca a hablaros viniera!) | 800 | por que vuestra elección fuera | | arbitrio de sus recelos | | y juez de sus desvelos; | | pero ved que es gran rigor | | que yo componga su amor | 805 | y vos dispongáis mis celos. | | Hablaros, pues, ofrecí, | | señora, para que vos | | escogierais de los dos | | cuál queréis (¡infeliz fui!) | 810 | que a vuestro padre (¡ay de mí!) | | os pida. Aquesto pretendo; | | pero ved (¡yo estoy muriendo!) | | que es injusto (¡estoy temblando!) | | que esté por ellos hablando | 815 | y que esté por mí sintiendo. | |
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JUSTINA | De tal manera he estrañado | | vuestra vil proposición, | | que el discurso y la razón | | en un punto me han faltado. | 820 | Ni a Floro ocasión he dado | | ni a Lelio, para que ansí | | vos os atreváis aquí; | | y bien pudiérades vos | | escarmentar en los dos | 825 | del rigor que vive en mí. | |
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CIPRIANO | Si yo, por haber querido | | vos a alguno, pretendiera | | vuestro favor, mi amor fuera | | necio, infame y mal nacido. | 830 | Antes por haber vos sido | | firme roca a tantos mares, | | os quiero, y en los pesares | | no escarmiento de los dos, | | que yo no quiero que vos | 835 | me queráis por ejemplares. | | ¿Qué diré a Lelio? |
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JUSTINA | Que crea | | los costosos desengaños | | de un amor de tantos años. | |
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JUSTINA | Que osado no sea | | vuestro amor. |
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JUSTINA | ¿Será más dios para vos | | que para los dos lo ha sido? | |
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JUSTINA | Pues ya yo he respondido | 845 | a Lelio, a Floro y a vos. | | (Vanse los dos.) |
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LIVIA | Pues ¿qué queréis vos? Y vos | | ¿qué queréis? |
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CLARÍN | Que usted ahora, | 850 | por si por dicha lo ignora, | | sepa que bien la queremos. | | Para matarnos nos vemos, | | pero, atentos a no dar | | escándalo en el lugar, | 855 | que uno escoja pretendemos. | |
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LIVIA | Es tan grande el sentimiento | | de que así me hayáis hablado, | | que mi dolor me ha dejado | | sin razón ni entendimiento. | 860 | ¡Que uno escoja! ¿Hay sufrimiento | | en lance tan importuno? | | ¡Uno yo! ¿Pues oportuno | | no es para tener (¡ay, Dios!) | | este ingenio a un tiempo dos, | 865 | que queréis que escoja uno? | |
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CLARÍN | ¿Dos a un tiempo, cómo quieres? | | ¿No te embarazarán dos? | |
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LIVIA | No, que de dos en dos los | | digerimos las mujeres. | 870 |
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MOSCÓN | ¿De qué suerte te prefieres | | a eso? |
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LIVIA | ¡Qué necia porfía! | | Queriéndoos la lealtad mía... | |
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LIVIA | Es | 875 | querer a cada uno un día. | | (Vase.) |
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MOSCÓN | Pues yo escojo este primero. | |
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CLARÍN | Mayor será el de mañana; | | yo le doy de buena gana. | |
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MOSCÓN | Livia, en fin, por quien yo muero, | 880 | hoy me quiere y hoy la quiero. | | Bien es que tal dicha goce. | |
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MOSCÓN | ¿Por qué lo dice? Concluya. | |
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CLARÍN | Por que sepa que no es suya | 885 | en dando que den las doce. | | (Vanse.) |
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(Salen FLORO y LELIO, de noche, cada uno por su puerta.)
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LELIO | Apenas la escura noche | | estendió su manto negro | | cuando yo a adorar la esfera | | de aquestos umbrales vengo; | 890 | que aunque hoy por Cipriano | | tengo suspenso el acero, | | no el afecto; que no pueden | | suspenderse los afectos. | |
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FLORO | Aquí me ha de hallar el alba; | 895 | que en otra parte violento | | estoy, porque, en fin, en otra | | estoy fuera de mi centro. | | ¡Quiera amor que llegue el día | | y la respuesta que espero | 900 | con Cipriano, tocando | | o la ventura o el riesgo! | |
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LELIO | Ruido en aquella ventana | | he sentido. |
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FLORO | Ruido han hecho | | en aquel balcón. | (El DEMONIO, al balcón.) |
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LELIO | Un bulto | 905 | sale della, a lo que puedo | | distinguir. |
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FLORO | Gente se asoma | | a él, que entre sombras veo. | |
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DEMONIO | Para las persecuciones | | que hacer en Justina intento, | 910 | a disfamar su virtud | | desta manera me atrevo. | | (Baja por una escala.) |
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LELIO | Mas ¡ay, infeliz! ¡Qué miro! | |
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FLORO | Pero ¡ay, infeliz! ¡Qué veo! | |
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LELIO | El negro bulto se arroja | 915 | ya desde el balcón al suelo. | |
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FLORO | Un hombre es que de su casa | | sale. No me matéis, celos, | | hasta que sepa quién es. | |
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LELIO | Reconocerle pretendo | 920 | y averiguar de una vez | | quién logra el bien que yo pierdo. | |
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(Llegan a él uno y otro con las espadas desnudas, y al llegar se hunde y quedan los dos afirmados.)
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DEMONIO | (No sólo he de conseguir | | hoy de Justina el desprecio, | | sino rencores y muertes. | 925 | Ya llegan; ábrase el centro, | | dejando esta confusión | | a sus ojos). | (Húndese ahora.) |
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LELIO | Caballero, | | quienquiera que seáis, a mí | | me ha importado conoceros; | 930 | y a todo trance restado | | con esta demanda vengo. | | Decid quién sois. |
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FLORO | Si os obliga | | a tan valiente despecho | | saber en quién ha caído | 935 | vuestro amoroso secreto, | | más que el conocerme a vos | | me importa a mí el conoceros; | | que en vos es curiosidad | | y en mí es más, porque son celos. | 940 | ¡Vive Dios, que he de saber | | quién es de la casa dueño | | y quién a estas horas gana | | por ese balcón saliendo | | lo que yo pierdo llorando | 945 | a estas rejas! |
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LELIO | ¡Bueno es eso, | | querer deslumbrar ahora | | la luz de mis sentimientos, | | atribuyéndome a mí | | delito que sólo es vuestro! | 950 | Quién sois tengo de saber, | | y dar muerte a quien me ha muerto | | de celos, saliendo ahora | | por ese balcón. |
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FLORO | ¡Qué necio | | recato, encubrirse cuando | 955 | está el amor descubriendo! | |
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LELIO | En vano la lengua apura | | lo que mejor el acero | | hará. | (Riñen.) |
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LELIO | Quién ha sido saber tengo | 960 | hoy el admitido amante | | de Justina. |
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(Salen CIPRIANO, MOSCÓN y CLARÍN.)
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CIPRIANO | Caballeros, deteneos, | | si a aquesto puede obligaros | | haber llegado a este tiempo. | 965 |
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FLORO | Nada me puede obligar | | a que deje el fin que intento. | |
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FLORO | Sí, que con la espada | | en la mano, nunca niego | | mi nombre. |
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CIPRIANO | A tu lado estoy; | 970 | muera quien te ofende. |
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LELIO | Menos | | que temer me daréis todos | | que él me daba solo. |
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CIPRIANO | (A FLORO.) | Ya no estoy a tu lado, | | porque es fuerza estar en medio. | 975 | ¿Qué es esto? ¡En un día dos veces | | he de hallarme a componeros! | |
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LELIO | Ésta la última será, | | porque ya estamos compuestos; | | que con haber conocido | 980 | quién es de Justina dueño, | | no le queda a mi esperanza | | ni aun el menor pensamiento. | | Si no has hablado a Justina, | | que no la hables te ruego | 985 | de parte de mis agravios | | y mis desdichas, habiendo | | visto que Floro merece | | sus favores en secreto. | | De ese balcón ha bajado | 990 | de gozar el bien que pierdo; | | y no es mi amor tan infame | | que haya de querer, atento | | a celos averiguados, | | con desengaños tan ciertos. | 995 | (Vase.) |
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CIPRIANO | No has de seguirle | | (¡de haberle oído estoy muerto!), | | que, si es él el que ha perdido | | lo que has ganado, y dispuesto | | a olvidar está, no es bien | 1000 | apurar su sufrimiento. | |
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FLORO | Tú y él apuráis el mío | | con estas cosas a un tiempo; | | y así, a Justina no hables | | por mí; que, aunque yo pretendo | 1005 | a costa de mis agravios | | vengarme de sus desprecios, | | ya la esperanza de ser | | suyo cesó, porque creo | | que no es noble el que porfía | 1010 | sobre averiguados celos. | | (Vase.) |
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CIPRIANO | (¿Qué es esto, cielos? ¿Qué escucho? | | ¿El uno del otro a un tiempo | | unos mismos celos tienen, | | y yo de uno y otro los tengo? | 1015 | Los dos sin duda padecen | | algún engaño, y yo tengo | | que agradecerle, pues ya | | los dos desisten con esto | | de su pretensión. Desdichas | 1020 | -aunque haya sido consuelo | | este discurso buscado | | de mis ansias- le agradezco). | | Moscón, prevenme mañana | | galas; Clarín, tráeme luego | 1025 | espada y plumas, que amor | | se regala en el objeto | | airoso y lucido; y ya | | ni libros ni estudios quiero, | | por que digan que es amor | 1030 | homicida del ingenio. | | (Vase.) |
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