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El maleficio de la mariposa1

Federico García Lorca



PERSONAJES
 

 
DOÑA CURIANA.
CURIANA NIGROMÁNTICA.
CURIANITA SILVIA.
DOÑA ORGULLOS,   madre de Curianita Silvia.
MARIPOSA.
CURIANITO EL NENE,   hijo de doña Curiana.
ALACRANITO EL CORTAMIMBRES.
GUSANO 1.º.
GUSANO 2.º.
GUSANO 3.º.
CURIANITA SANTA.
CURIANA CAMPESINA 1.ª.
CURIANA CAMPESINA 2.ª.
Otras curianas campesinas.
Curianas guardianas.



ArribaAbajoPrólogo

Señores: La comedia que vais a escuchar es humilde e inquietante, comedia rota del que quiere arañar a la luna y se araña su corazón. El amor, lo mismo que pasa con sus burlas y sus fracasos por la vida del hombre, pasa en esta ocasión por una escondida pradera poblada de insectos donde hacía mucho tiempo era la vida apacible y serena. Los insectos estaban contentos, sólo se preocupaban de beber tranquilos las gotas de rocío y de educar a sus hijuelos en el santo temor de sus dioses. Se amaban por costumbre y sin preocupaciones. El amor pasaba de padres a hijos como una joya vieja y exquisita que recibiera el primer insecto de las manos de Dios. Con la misma tranquilidad y la certeza que el polen de las flores se entrega al viento, ellos se gozaban del amor bajo la hierba húmeda. Pero un día... hubo un insecto que quiso ir más allá del amor. Se prendó de una visión que estaba muy lejos de su vida... Quizá leyó con mucha dificultad algún libro de versos que dejó abandonado sobre el musgo un poeta de los pocos que van al campo, y se envenenó con aquello de «yo te amo, mujer imposible». Por eso, yo suplico a todos que no dejéis nunca libros de versos en las praderas, porque podéis causar mucha desolación entre los insectos. La poesía que pregunta por qué se corren las estrellas es muy dañina para las almas sin abrir... Inútil es deciros que el enamorado bichito se murió. ¡Y es que la Muerte se disfraza de Amor! ¡Cuántas veces el enorme esqueleto portador de la guadaña, que vemos pintado en los devocionarios, toma la forma de una mujer para engañarnos y abrirnos las puertas de su sombra! Parece que el niño Cupido duerme muchas veces en las cuevas vacías de su calavera. ¡En cuántas antiguas historietas una flor, un beso o una mirada hacen el terrible oficio de puñal! Un viejo silfo del bosque, escapado de un libro del gran Shakespeare, que anda por los prados sosteniendo con unas muletas sus alas marchitas, contó al poeta esta historia oculta en un anochecer de otoño, cuando se fueron los rebaños, y ahora el poeta os la repite envuelta en su propia melancolía. Pero antes de empezar quiero haceros el mismo ruego que a él le hizo el viejo silfo aquel anochecer de otoño, cuando se fueron los rebaños. ¿Por qué os causan repugnancia algunos insectos, limpios y brillantes que se mueven graciosamente entre las hierbas? ¿Y por qué a vosotros los hombres, llenos de pecados y de vicios incurables, os inspiran asco los buenos gusanos que se pasean tranquilamente por la pradera tomando el sol en la mañana tibia? ¿Qué motivo tenéis para despreciar lo ínfimo de la Naturaleza? Mientras que no améis profundamente a la piedra y al gusano, no entraréis en el reino de Dios. También el viejo silfo le dijo al poeta: «Muy pronto llegará el reino de los animales y de las plantas; el hombre se olvida de su Creador, y el animal y la planta están muy cerca de su luz; di, poeta, a los hombres que el amor nace con la misma intensidad en todos los planos de la vida; que el mismo ritmo que tiene la hoja mecida por el aire tiene la estrella lejana, y que las mismas palabras que dice la fuente en la umbría las repite con el mismo tono el mar; dile al hombre que sea humilde, ¡todo es igual en la Naturaleza!». Y nada más habló el viejo silfo. Ahora, escuchad la comedia. Tal vez os riais al oír hablar a estos insectos como hombrecitos, como adolescentes. Y si alguna honda lección sacáis de ella, id al bosque para darle las gracias al viejo silfo de las muletas, un anochecer tranquilo, cuando se hayan marchado los rebaños.






ArribaAbajoActo I

 

La escena representa un prado verde y humilde bajo la sombra densa de un gran ciprés. Una veredita casi invisible borda sobre la hierba un ingenuo arabesco. Más allá del pradito, una pequeña charca rodeada de espléndidas azucenas y unas piedras azules... Es la hora casta del amanecer. Y todo el prado está cubierto de rocío... A la vera del caminito se ven las madrigueras de los insectos como un minúsculo y fantástico pueblo de cuevas. De su casa sale DOÑA CURIANA con un manojito de hierbas a guisa de escoba. Es una cucaracha viejísima, a la que falta una de sus patas, que perdió a consecuencia de un escobazo que le dieron en una casa donde se alojaba siendo todavía joven y reluciente. Los martillos formidables de la aurora ponen al rojo la plancha fría del horizonte...

 

Escena I

 

DOÑA CURIANA y la CURIANA NIGROMÁNTICA.

 
DOÑA CURIANA

 (Asomándose al prado.) 

¡Mañana clara y serena!
Ya rompe el primer albor.
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (Con un cucurucho de estrellas y un manto de musgo seco.) 

Que Dios te bendiga, ¡oh vecina buena!
DOÑA CURIANA
¿Dónde vais, señora, de rocío llena?
CURIANA NIGROMÁNTICA
Vengo de soñar que yo era una flor
hundida en la hierba.
DOÑA CURIANA
¿Cómo soñáis eso?
CURIANA NIGROMÁNTICA
Sueño que las dulces gotas de rocío
son labios de amores que me dejan besos
y llenan de estrellas mi traje sombrío.
DOÑA CURIANA

 (Regañona.) 

Mas pensad, señora, que por la poesía...
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (Tristemente.) 

¡Ay doña Curiana, qué vais a decir!
DOÑA CURIANA
Pudierais coger una pulmonía
que hiciera pedazos su sabiduría.
Tendríamos todas mucho que sentir.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Mi alma tiene gran tristeza, ¡vecina!
Me dijo ayer tarde una golondrina:
«Todas las estrellas se van a apagar».
Dios está dormido, y en el encinar
vi una estrella roja toda temblorosa
que se deshojaba como una enorme rosa.
La vi perecer
y sentí caer
en mi corazón
un anochecer.
«Amigas cigarras -grité- ¿veis las estrellas?».
«Un hada se ha muerto», respondieron ellas.
Fui junto a los troncos del viejo encinar
y vi muerta el hada del campo y del mar.
DOÑA CURIANA
¿Quién la mataría?
CURIANA NIGROMÁNTICA
La mató el amor.
DOÑA CURIANA
Mirad cómo quiebra el primer albor.
CURIANA NIGROMÁNTICA
¿Y vuestro buen hijo, cómo sigue?
DOÑA CURIANA
Bien.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Ayer le vi triste.
DOÑA CURIANA
Lo noté también;
anda enamorado.
CURIANA NIGROMÁNTICA
De Silvia quizá.
DOÑA CURIANA
Según él, es de algo que nunca tendrá.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Va a ser un poeta, y no es nada extraño;
su padre lo fue.
DOÑA CURIANA
Un gran desengaño
me llevé con él.
CURIANA NIGROMÁNTICA
¡Era un corazón!
DOÑA CURIANA
¡Ay!, apaleaba mi caparazón.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Pero conservaba siempre el troje lleno.
DOÑA CURIANA
Mas eso no impide que fuera muy bueno.
CURIANA NIGROMÁNTICA
En fin, callaremos, yo mucho le amé.
¿Y esa pierna coja?
DOÑA CURIANA
Anoche noté
el ruin dolorcillo que tanto me irrita.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Poneos las hojas de una margarita;
lavaos con rocío y no andéis; tomad
estos polvos santos de cráneo de hormiga,
tomadlos de noche con mastranzo.
DOÑA CURIANA
Amiga,
que el Gran Cucaracho os pague en amor
y que en vuestros sueños os convierta en flor.

 (Acariciadora.) 

Desechad tristezas y melancolías;
la vida es amable, tiene pocos días,
y tan sólo ahora la hemos de gozar.
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (Como soñando.) 

Todas las estrellas se van a apagar.
DOÑA CURIANA
No penséis en eso, vecina doctora,
mirad la alegría que nos trae la aurora.
CURIANA NIGROMÁNTICA
¡Ay, lo que yo vi junto al encinar!
DOÑA CURIANA
No pensar en eso, idos a acostar...
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (Volviendo a la realidad en una brusca transición.) 

El prado está silencioso.
Ya parte el rocío a su cielo ignorado,
el viento rumoroso
hasta nosotras llega perfumado.
DOÑA CURIANA
¿También sois poeta, doctora vecina?
Nosotras, las pobres, con nuestra cocina
tenemos bastante.
CURIANA NIGROMÁNTICA
No seas vulgar.
DOÑA CURIANA

 (Un poco disgustada.) 

En mi clase todas sabemos cantar
y chupar las flores. ¡Qué os habéis creído!
CURIANA NIGROMÁNTICA
Con razón te daba palos tu marido;
cocina y poesía se pueden juntar.
Hasta luego, amiga, voy a descansar.

 (Se va.) 

DOÑA CURIANA
Que la luz os guíe.
Yo voy a barrer
mi puerta con brisa del amanecer.

 (Se pone a barrer cantando.) 

Un gusanito me dijo
ayer tarde su querer;
no lo quiero hasta que tenga
dos alas y cuatro pies.


Escena II

 

DOÑA CURIANA y CURIANITA SILVIA.

 
 

Por el lado izquierdo de la escena llega la CURIANITA SILVIA, arrogante y madrugadora. SILVIA, en su clase de insecto repugnante, es encantadora; brilla como el azabache y sus patas son ágiles y delicadas. Es hija de DOÑA ORGULLOS, curiana que cuenta más de un año de edad, y es el mejor partido del pueblo. Trae una diminuta margarita a guisa de sombrilla, con la que juega graciosamente, y se toca de un modo delicioso con el caparazón dorado de una teresita.

 
DOÑA CURIANA
Madrugadora venís,
niña encantadora y bella.
CURIANITA SILVIA
¿Niña me decís? Ha tiempo
que ya salí de la escuela.
DOÑA CURIANA
¿Os molestáis porque os llamo
niña? Pues diré doncella
o doncellita.
CURIANITA SILVIA

 (Coquetonamente.) 

No es eso.
DOÑA CURIANA
¿Qué os pasa entonces?
CURIANITA SILVIA
Tristezas que estoy pasando
sin que nadie se dé cuenta.
DOÑA CURIANA
Tan joven y ya tan triste.
¡Bueno que lo esté esa vieja
de Nigromanta! Vos
aun sois demasiado nueva
y nada os falta en el mundo.
CURIANITA SILVIA

 (Ingenuamente.) 

No he visto más que esta tierra.
DOÑA CURIANA

 (Pensativa.) 

¿Os ha dicho la doctora
que se apagan las estrellas
porque se había muerto un hada
o no sé qué... lo que cuenta?
CURIANITA SILVIA
Nada me dijo.
DOÑA CURIANA
Entonces
¿por qué tenéis la tristeza
que os consume y os marchita?
¿De qué sufrís?
CURIANITA SILVIA
¡Ay abuela!
¿No tuvisteis corazón
cuando joven? Si os dijera
que soy toda un corazón...
DOÑA CURIANA

 (En un arranque de indignación.) 

Aquí sois todos poetas
y mientras pensáis en eso
descuidáis vuestras haciendas,
tenéis vuestras casas sucias
y sois unas deshonestas
que dormís fuera de casa,
sabe Dios con quién.
CURIANITA SILVIA
Paciencia
necesito para oírla.
Me insultáis.
DOÑA CURIANA
No es que yo quiera
insultarte, niña Silvia.
Es que me da mucha pena
verte triste y desolada
tan sin causa.
CURIANITA SILVIA
Causa cierta
tienen estos mis pesares.
DOÑA CURIANA

 (Cariñosa.) 

¿Puedo aliviártelos, nena?
CURIANITA SILVIA
Mis pesares son tan hondos
como la laguna aquella.

 (Con angustia.) 

¿Dónde está el agua
tranquila y fresca
que calme
mi sed inquieta?
DOÑA CURIANA

 (Asustada.) 

Silvia, calmaos, por favor;
sed juiciosa y sed serena.
CURIANITA SILVIA

 (Soltando la margarita en el suelo.) 

¿Por qué sendero
de la pradera
me iré a otro mundo
donde me quieran?
DOÑA CURIANA

 (Enérgica.) 

Esto es imposible, Silvia.
Os volvéis loca.
CURIANITA SILVIA
Me queda
mucho tiempo que llorar.
Yo me enterraré en la arena
a ver si un amante bueno
con su amor me desentierra.
DOÑA CURIANA
Estás muy enamorada,
ya lo sé. Mas en mi época
las jóvenes no pedíamos
los novios a boca llena,
ni hablábamos en parábolas
como hablas tú. La vergüenza
estaba más extendida
que en estos tiempos. Se cuenta
de una curiana muy santa
que permaneció soltera
y vivió seis años. Yo
dos meses tengo y soy vieja.
¡Todo por casarme! ¡Ay!

 (Lagrimeando.) 

CURIANITA SILVIA

 (Muy romántica.) 

¡Amor, quién te conociera!
Dicen que eres dulce y negro,
negras tus alas pequeñas,
negro tu caparazón
como noche sin estrellas;
tus ojos son de esmeraldas,
tus patas son de violeta.
DOÑA CURIANA
Estás más loca que un grillo
que conocí allá en su cueva,
que se las daba de listo,
de gran mago y de profeta.
Era un pobre desdichado;
a mí me dio una receta
para curar el amor.
CURIANITA SILVIA

 (Intrigada.) 

¿Qué decía la receta?
DOÑA CURIANA
Dese a los enamorados
dos palos en la cabeza
y no se los deje nunca
tumbarse sobre las hierbas.
CURIANITA SILVIA
Os chanceáis, señora.
DOÑA CURIANA
Silvia, ¿y quién no se chancea
viendo a una joven bonita
cometer tantas simplezas?
CURIANITA SILVIA

 (Aparte.) 

Ella ignora que a su hijo
es a quien amo.
DOÑA CURIANA
Discreta
sois sin embargo al hablar
de la causa que os apena.
¿Y dónde está vuestro amor?
¿Muy lejos?
CURIANITA SILVIA
Está tan cerca
que el aire me trae su aliento.
DOÑA CURIANA
¡Es un mozo de la aldea!
Lo teníais bien oculto.
¿Y él os ama?
CURIANITA SILVIA
Me detesta.
DOÑA CURIANA
¡Cosa rara, vos sois rica!
En mi tiempo...
CURIANITA SILVIA
La princesa
que él aguarda no vendrá.
DOÑA CURIANA
¿Qué tal es?
CURIANITA SILVIA
Me deleitan
su cuerpo chico y sus ojos
soñadores de poeta.
Tiene un lunar amarillo
sobre su pata derecha,
y amarillas son las puntas
divinas de sus antenas.
DOÑA CURIANA
¡Aparta! Es mi hijo.
CURIANITA SILVIA
¡Yo lo amo con locura!
DOÑA CURIANA

 (Como soñando.) 

Ella es rica. ¡Qué torpeza
la de esta criatura rara!
¡Yo haré que la ame por fuerza!

 (Compungida y fingiendo lo que no siente.) 

¡Ay cuánto debe sufrir!

 (Aparte.) 

¡Tiene magníficas rentas!
¡Pobrecita de mis carnes!
¡Sangrecita de mis venas,
te casaré con mi hijo!
CURIANITA SILVIA

 (Ruborizándose.) 

Lo adivinasteis.
DOÑA CURIANA

 (Abrazándola con ternura.) 

Piensa
que tengo ya muchos días
y te adiviné la pena.
CURIANITA SILVIA
¡Ay, qué dicha! ¡Qué alegría!
DOÑA CURIANA

 (Mimosa en extremo.)  

Límpiate esa cara tierna
y deja tus lagrimitas
al pie de esas azucenas.
Voy a llamar a mi hijo
para que te vea.
CURIANITA SILVIA
Reina
seré de este prado verde,
pues tengo amor y riquezas.


Escena III

 

CURIANITO EL NENE, DOÑA CURIANA y SILVIA.

 
 

CURIANITO EL NENE es un gentil y atildado muchachito, cuya originalidad consiste en pintarse las puntas de las antenas y la pata derecha con polen de azucena. Es poeta y visionario, que, aleccionado por la CURIANA NIGROMÁNTICA, de la que es discípulo, espera un gran misterio que ha de decidir su vida... Trae en una de sus patas -manos- una cortecita de árbol donde estaba escribiendo un poema... DOÑA CURIANA viene a su lado, encomiando la fortuna de SILVIA. Ésta se dedica a coquetear con la margarita a un lado y a otro, y, colocándose una patita sobre la cara, suspira arrobada. Ya quema el sol.

 
CURIANITO

 (Aparte.) 

¡Que no me caso, madre!
Ya os he dicho mil veces
que no quiero casarme.
DOÑA CURIANA

 (Llorando.) 

Tú lo que tienes ganas
es de martirizarme.
CURIANITO
Yo no la quiero, madre.
DOÑA CURIANA
Pero si eso es igual...
CURIANITO
Sin amor no me caso.
DOÑA CURIANA
Ella tiene un cristal
precioso, que encontró
una noche su abuelo,
muy azul; él creyó
que era un trozo de cielo.
Tiene casa espaciosa,
el troje bien repleto.
¡Mira, si es una sosa!
¡Requiébrala discreto!
Dile que te enamora
su carita de estrella;
que te pasas las horas
sólo pensando en ella.
¡Te tienes que casar!

 (En voz alta.) 

Hazlo sólo por mí.
Yo me voy a guisar,
quedaos los dos aquí.

 (Vase.) 



Escena IV

 

SILVIA y CURIANITO EL NENE.

 
 

SILVIA se tapa del sol con la margarita y suspira anhelante. CURIANITO se sienta en una piedrecita blanca y mueve las antenas con lentitud.

 
CURIANITO

 (Leyendo la corteza que trae en su pata-mano.) 

¡Oh amapola roja que ves todo el prado,
como tú de linda yo quisiera ser!
Pintas sobre el cielo tu traje encarnado
llorando el rocío del amanecer.


Eres tú la estrella que alumbra a la aldea,
sol del gusanito buen madrugador.
¡Que cieguen mis ojos antes que te vea
con hojas marchitas y turbio color!


¡Quién fuera una hormiga para poder verte
sin que se tronchara tu tallo sutil!
Yo siempre a mi lado quisiera tenerte
para darte besos con miel del abril.


Pues mis besos tienen la tibia dulzura
del fuego en que vive mi rara pasión;
y hasta que me lleven a la sepultura
latirá por ti este corazón...
CURIANITA SILVIA

 (Soñadora, aparte.) 

¡Qué apasionado madrigal
el que cantó!

 (Volviéndose a CURIANITO.) 

Muy buenos días, ¿cómo estás?
CURIANITO
Bien ¿y tú?
CURIANITA SILVIA
Yo...
busco una cosa sin cesar.
CURIANITO
¿Cosa?
CURIANITA SILVIA
El amor.
CURIANITO
Es muy difícil de encontrar.
CURIANITA SILVIA
Mi corazón busca los besos.
CURIANITO
Los tendrás.
CURIANITA SILVIA
Creo que no.
¿Cuándo te casas?
CURIANITO
Mi ilusión
está prendida en la estrella
que parece una flor.
CURIANITA SILVIA
¿No es fácil que se seque
con un rayo de sol?
CURIANITO
Yo tengo el agua clara
para calmar su ardor.
CURIANITA SILVIA
¿Y dónde está tu estrella?
CURIANITO
En mi imaginación.
CURIANITA SILVIA

 (Con tristeza.) 

La verás algún día.
CURIANITO
Yo seré su cantor:
le diré madrigales
del dulce viento al son.
CURIANITA SILVIA
¿Te acuerdas de la tarde
que en el sendero en flor
me dijiste: «Te quiero»?
CURIANITO
¡Aquello ya pasó!
Hoy no te quiero, Silvia.
CURIANITA SILVIA

 (Llorando.) 

Ya lo sé.
CURIANITO
Por favor,
te ruego que no llores.
CURIANITA SILVIA
Me duele el corazón.
(¡Ay de mí!, no me quiere.)
CURIANITO

 (Se acerca a consolarla.) 

¡No llores más, por Dios!
 

(Estando muy juntitos, pasan por la calle dos CURIANITAS, niñas y revoltosas. Una de ellas lleva una mosca atada con una brizna de yerba seca.)

 
LAS CURIANITAS

 (A voces.) 

El novio y la novia,
eo, eo, oh...
CURIANITA SILVIA
Ojalá fuera cierto
lo que dice esa voz.
CURIANITO
¡No llores, niña Silvia!
CURIANITA SILVIA
Me duele el corazón.
LAS CURIANITAS

 (Yéndose.)  

El novio y la novia,
¡eo!, ¡eo!, ¡oh!
CURIANITA SILVIA
¡Ay de mí, desdichada!
CURIANITO
¡Qué triste situación!


Escena V

 

ALACRANITO EL CORTAMIMBRES, CURIANITO EL NENE, DOÑA CURIANA y, después, DOÑA ORGULLOS.

 
 

CURIANITO se separa apresuradamente de la CURIANITA SILVIA al ver llegar a ALACRANITO EL CORTAMIMBRES. ALACRANITO es un viejo leñador que vive en el bosque y que frecuentemente baja al pueblo para emborracharse. Es glotón insaciable y mala persona. Habla con voz aguardentosa.

 
CURIANITO
Seca tus lágrimas.
CURIANITA SILVIA
Voy.
ALACRANITO

 (Viene borracho, cantando y tambaleándose.) 

Que las hojitas del mastranzo
son dulcecitas de tomar.
Tatará, tatará, tatará.

 (Se rasca la cabeza con su pinza monstruosa.) 

Hay ganado en la cabeza.

 (Cantando.) 

Tatará, tatará, tatará.

 (Dirigiéndose a CURIANITO.) 

¡Salud, niño!

 (A SILVIA, moviendo cómicamente la pinza.) 

¡Oh alteza!
¡San Cucaracho os dé paz!
 

(Los otros dos personajes están molestísimos.)

 
¿Estorbo quizás, señores,
en este prado florido?
¿Hablan ustedes de amores
y tratan de hacerse un nido?
Si os molesto, yo me voy,

 (Guiñando maliciosamente y dándole a CURIANITO con la pinza en el vientre.) 

para que os podáis besar.
CURIANITO

 (Muy enfadado.) 

Puedes quedarte.
ALACRANITO
Me estoy.
CURIANITA SILVIA
¡Qué impertinente!
ALACRANITO
Gozar
del amor en primavera.
Tú eres poeta, habrás visto
cómo está la sementera.
CURIANITO

 (Indignado.) 

Cállate ya.
ALACRANITO
¡Si no chisto...!
¡Si uno no sabe ni hablar!
Me he criado en familia,
en medio de un olivar...
CURIANITA SILVIA

 (Muy triste.) 

¡Ay!
ALACRANITO
¿Qué os pasa, linda negra?
CURIANITA SILVIA
Nada.
ALACRANITO
¿Nada? ¡Tiene gracia!
¿Os molesta vuestra suegra?
CURIANITA SILVIA
¡Imbécil!
ALACRANITO

 (Muy serio.) 

La alistogracia
también tiene sus pesares.
Tengo mi filosofía,
pues son muchos los azares
de esta larga vida mía.
Y aunque pobre soy decente.
¿Que me emborracho?... Pues bien:
¿no se emborracha la gente?
Yo soy un viejo inocente.
CURIANITO

 (Aparte.) 

Un canalla.
CURIANITA SILVIA
Un glotón.
ALACRANITO
¿Quién
sus defectos no pregona?
Me gusta mucho comer,
pero soy buena persona.
CURIANITO
Calla y vete a tu bosque.
CURIANITA SILVIA
Déjanos ya, hermano.
ALACRANITO

 (Impertérrito y relamiéndose de gusto.) 

Ahora mismo me acabo de comer un gusano
que estaba delicioso, blando y dulce, ¡qué rico!
A su lado tenía la cría, un nene chico,
 

(SILVIA y CURIANITO se horrorizan.)

 
que no quise comer, me daba repugnancia.
CURIANITA SILVIA
¡San Cucaracho mío!
CURIANITO
¿Por qué causaste mal?
ALACRANITO

 (Entusiasmado y sin oír.) 

Y no me comí al nene por estar en lactancia.
Y a mí me gustan grandes ¡que sepan!
CURIANITO
¡Criminal!
Tú no sabes, infame, que un hogar has deshecho
matando al gusanito para te alimentar.
ALACRANITO
Si tú quieres, me doy buenos golpes de pecho,
y que San Cucaracho me perdone.
CURIANITO
Matar
es un pecado grave que no perdona él.
CURIANITA SILVIA
¡Ay, pobre gusanito sin madre!
ALACRANITO

 (Irónico.) 

¡Ay poetas!,
¡si supierais lo dulce que tenía la piel!
CURIANITO
¡Me indignas!
CURIANITA SILVIA

 (Con fuerza.) 

¡Qué canalla!
ALACRANITO

 (Relamiéndose.) 

Tened las lenguas quietas,
que estáis muy comestibles ambos a dos.
CURIANITA

 (Corriendo a refugiarse en la casa de DOÑA CURIANA.) 

¡Qué miedo!
CURIANITO

 (Asustadísimo, se esconde detrás de la piedra en que estaba sentado.) 

¡Alacranito!
ALACRANITO
Como vuestra carne y me quedo
tan ancho como estaba.
Mas no temáis, que yo
respeto a mis antiguos amigos.
 

(Salen de le cuevecita DOÑA CURIANA, que llega cojeando y hecha una furia, y SILVIA, asustadísima y llorando.)

 
DOÑA CURIANA

 (A voces.) 

¡Gran bribón!
¡Borracho empedernido!
¡Qué susto les has dado!
ALACRANITO

 (Con la risa del conejo.) 

Pura broma, señora.
DOÑA CURIANA

 (Dirigiéndose a CURIANITO.) 

¡Ay, cómo te has quedado!
¡Hijo mío! ¡Canalla!
¡Pobre Silvia!
ALACRANITO

 (Aparte.) 

Con ganas
comería sus patas.
DOÑA CURIANA
¡Infame!
ALACRANITO
Por las canas
os respeto, señora...

 (Dirigiéndose a CURIANITO.) 

No temas, Curianito.
CURIANITO

 (Muy receloso.) 

No temo.
DOÑA CURIANA

 (Furiosa. Aparte, con SILVIA.) 

Imposible.
CURIANITA SILVIA
No me quiere, repito.
Me dijo que él amaba
a una flor.
DOÑA CURIANA
¡El idiota!...
Mas yo haré que te quiera.
ALACRANITO

 (Cada vez más borracho, a CURIANITO.) 

Tenía una pata rota
y yo me la comí.
Era una hermosa araña.

 (Riendo a carcajadas.) 

¡Estaba tan sabrosa...!
 

(CURIANITO, que no le llega el caparazón al cuerpo, habla con voz temblorosa a causa del miedo horrible que siente a ser devorado por aquella pantera en forma de alacrán.)

 
CURIANITO
¿Cómo te diste maña
para cogerla?
ALACRANITO

 (Echándose encima de CURIANITO.) 

Así.
CURIANITO

 (Gritando.) 

¡Ay madre, que me mata!
 

(Se deshace del alacrán y huye con su madre.)

 
DOÑA CURIANA

 (Embarracada.) 

¡Vete, bandido infame!
ALACRANITO

 (Tambaleándose.) 

¡No seas timorata!
 

(Durante esta escena ha aparecido la CURIANITA NIÑA, que pasó antes con la mosca atada. ALACRANITO la divisa, llega junto a ella, le arrebata la mosca y la traga.)

 
LA CURIANITA

 (Llorando a gritos.) 

¡Ay mi mosca! ¡Mi mosca!
ALACRANITO
¡Oh, qué rico manjar!
CURIANITA SILVIA

 (Abrazándose a DOÑA CURIANA.) 

¡¡Socorro, que nos come!!
ALACRANITO

 (Para asustarlas, con voz cavernosa.) 

¡Os voy a devorar!
LA CURIANITA

 (Huye despavorida.) 

¡Ay madre, tengo miedo!...
 

(Fuera de la escena se oye ruido de voces y gritos de compasión.)

 
CURIANITA SILVIA
¿Qué es?
DOÑA CURIANA
¿Qué pasará?
 

(Entra en escena un grupo de CURIANAS CAMPESINAS, que traen en brazos a una MARIPOSA blanca con una ala rota. Viene desmayada. Las CURIANAS traen azadas sobre sus hombros, otras traen hoces. Con ellas viene la CURIANA NIGROMÁNTICA. Todos se acercan. ALACRANITO EL CORTAMIMBRES se queda tumbado en el santo suelo, ya en la cumbre de la borrachera.)

 
CURIANA NIGROMÁNTICA
¡Pobre mariposita herida!
CURIANA CAMPESINA
Morirá.
CURIANA NIGROMÁNTICA
Tiene muy poca vida,
pero se salvará.
CURIANA CAMPESINA
Cayó desde la punta de un terrible ciprés.
Se ha roto un ala.
CURIANA NIGROMÁNTICA
¡Pobre fantasma soñadora,
que sabes los secretos del agua y de las flores!
¡Qué desdicha de verte morir en esta aurora
llorada por los dulces profetas ruiseñores!
CURIANA CAMPESINA
¡Compasión me dio el verla tendida en la vereda!
CURIANA NIGROMÁNTICA
¡Qué suerte de nosotras, repugnantes y tristes!
¡Acariciar tus alas de blanquísima seda
y aspirar el aroma del traje con que vistes!
 

(DOÑA CURIANA trae de su casa unas yerbas largas y delicadísimas, con que la CURIANA NIGROMÁNTICA limpia las heridas de la MARIPOSA.)

 
Dulce estrella caída de un ciprés soñoliento,
¿qué amarga aurora vieron tus ojos al caer?
CURIANITO
¡Oh, qué pena tan honda en el alma me siento!
CURIANITA SILVIA

 (A su madre, DOÑA ORGULLOS, que llega presurosa. Llorando.) 

Él no me quiere, madre.
DOÑA ORGULLOS

 (Muy seca.) 

¡Qué le vamos a hacer...!
CURIANITA SILVIA
Él quiere ya a una estrella.
DOÑA ORGULLOS
¡Qué se habrá figurado!
¡Tan pintado y tan feo!

 (Vase, volviendo la cabeza provocativamente.) 

CURIANAS
¡Mirad, ha suspirado!
CURIANAS
¡Abre los ojos!
LA MARIPOSA

 (Quedamente y entre sueños.) 

¡Quiero volar, quiero volar, el hilo es largo!
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (A DOÑA CURIANA.) 

Llevémosla a tu casa.
Sale de su letargo.
LA MARIPOSA
El hilo va a la estrella
donde está mi tesoro;
mis alas son de plata,
mi corazón es de oro;
el hilo está soñando
con su vibrar sonoro...
CURIANA NIGROMÁNTICA
Llevadla con cuidado
no le hagáis mucho daño.
 

(Las CURIANAS se llevan a la MARIPOSA a casa de DOÑA CURIANA. Dirigiéndose a DOÑA CURIANA.)

 
Dale el rocío añejo
y ponle un tibio paño
con emplastos de ortigas
y polen de azucenas.
DOÑA CURIANA
¿Le curará, doctora?
CURIANA NIGROMÁNTICA
Pronto se pondrá buena.
Además la receto baños de luna y siesta,
allá entre las umbrías de la vieja floresta.
¡Vamos a entrar a verla! ¡Es preciosa!
DOÑA CURIANA
¡Preciosa!


Escena VI

 

CURIANITO EL NENE, ALACRANITO EL CORTAMIMBRES y CURIANA NIGROMÁNTICA.

 
CURIANITO

 (Dirigiéndose a su amapola.) 

Amapola, ya he visto mi estrella misteriosa.
ALACRANITO

 (Tumbado panza arriba, en el prado, y como en un limbo caótico.) 

Me comí nueve moscas,
un lagarto, una abeja,
una colmena entera.
CURIANITO
Mi corazón se queja
¡de un amor que ya siente!
CURIANA NIGROMÁNTICA

 (Sale de la cuevecita y llega muy seria junto a CURIANITO. Poniéndole una mano en el hombro.) 

Curianito, tu suerte
depende de las alas de esa gran mariposa.
No las mires con ansias, porque puedes perderte.
Te lo dice tu amiga, ya vieja y achacosa.

 (Haciendo un círculo en la tierra con un palito.) 

Este círculo mágico lo dice claramente.
Si de ella te enamoras, ¡ay de ti!, morirás.
Caerá toda la noche sobre tu pobre frente.
La noche sin estrellas donde te perderás...
Medita hasta la tarde.

 (Vase.) 

CURIANITO

 (Declamando donjuanescamente.) 

¿Qué tengo en mi cabeza?
¿Qué madejas de amores me ha enredado aquí el viento?
¿Por qué ya se marchita la flor de mi pureza,
mientras otra flor nace dentro del pensamiento?
¿Quién será la que viene robando mi ventura
de alas estremecidas, blancas como el armiño?
Me volveré tristeza sobre la noche oscura
y llamaré a mi madre como cuando era niño.
¡Oh amapola roja que ves todo el prado!,
como tú de linda yo quisiera ser.
Calma las tristezas de este enamorado,
llorando el rocío del amanecer.
 

(Se sienta en la piedra y llora con la cabecita entre las manos. El ALACRANITO CORTAMIMBRES se levanta con dificultad y, dando tumbos, va cantando con su voz cavernosa.)

 
ALACRANITO
Que las hojitas del mastranzo
son dulcecitas, ay, de tomar.
Tatará, tatará, tatará.
 

(La escena está llena de luz.)

 
 

(Telón.)

 



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