Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
IndiceSiguiente


Abajo

El médico de su honra

Comedia famosa

Pedro Calderón de la Barca


[Nota preliminar: Edición a cargo de Santiago Fernández Mosquera. Grupo de investigación Calderón de la Barca. Proyecto TC/12.]



PERSONAS QUE HABLAN EN ELLA
 

 
DON GUTIERRE.
REY DON PEDRO.
INFANTE DON ENRIQUE.
DON ARIAS.
DON DIEGO.
DOÑA MENCÍA DE ACUÑA.
LEONOR.
JACINTA,   una esclava.
INÉS,   criada.
TEODORA,   criada.
COQUÍN,   lacayo.
LUDOVICO,   sangrador.
SOLDADOS.
UN VIEJO.
MÚSICA.





ArribaAbajoJornada I

 

Suena ruido de caja y sale cayendo el INFANTE DON ENRIQUE y DON ARIAS y DON DIEGO y algo detrás el REY DON PEDRO, todos de camino.

 
DON ENRIQUE
¡Jesús mil veces!
DON ARIAS
¡El cielo
te valga!
REY
¿Qué fue?
DON ARIAS
Cayó
el caballo y arrojó
desde él al Infante al suelo.
REY
Si las torres de Sevilla5
saludan de esa manera,
¡nunca a Sevilla viniera,
nunca dejara a Castilla!
¡Enrique! ¡Hermano!
DON DIEGO
¡Señor!
REY
¿No vuelve?
DON ARIAS
A un tiempo ha perdido
10
pulso, color y sentido.
¡Qué desdicha!
DON DIEGO
¡Qué dolor!
REY
Llegad a esa quinta bella
que está del camino al paso,
don Arias, a ver si acaso,15
regocijo un poco en ella
cobra y salud el Infante.
Todos os quedad aquí
y dadme un caballo a mí,
que he de pasar adelante,20
que, aunque este horror y mancilla
mi rémora pudo ser,
no me quiero detener
hasta llegar a Sevilla.
Allá llegará la nueva25
del suceso.

 (Vase.) 

DON ARIAS
Esta ocasión
de su fiera condición
ha sido bastante prueba.
¿Quién a un hermano dejara
tropezando desta suerte30
en los brazos de la muerte?
¡Vive Dios!
DON DIEGO
Calla y repara
en que, si oyen las paredes,
los troncos, don Arias, ven
y nada nos está bien.35
DON ARIAS
Tú, don Diego, llegar puedes
a esa quinta y di que aquí
el Infante, mi señor,
cayó. Pero no; mejor
será que los dos así40
le llevemos donde pueda
descansar.
DON DIEGO
Has dicho bien.
DON ARIAS
Viva Enrique, y otro bien
la suerte no me conceda.
 

(Llevan al INFANTE, y sale DOÑA MENCÍA y JACINTA, esclava herrada.)

 
DOÑA MENCÍA
Desde la torre los vi45
y, aunque quién son no podré
distinguir, Jacinta, sé
que una gran desdicha allí
ha sucedido. Venía
un bizarro caballero50
en un bruto tan ligero
que en el viento parecía
un pájaro que volaba,
y es razón que lo presumas,
porque un penacho de plumas55
matices al aire daba.
El campo y el sol en ellas
compitieron resplandores,
que el campo le dio sus flores
y el sol le dio sus estrellas,60
porque cambiaban de modo
y de modo relucían
que en todo al sol parecían
y a la primavera en todo.
Corrió, pues, y tropezó65
el caballo de manera
que lo que ave entonces era,
cuando en la tierra cayó
fue rosa, y así en rigor
imitó su lucimiento70
en sol, cielo, tierra y viento,
ave, bruto, estrella y flor.
JACINTA
¡Ay, señora! En casa ha entrado...
DOÑA MENCÍA
¿Quién?
JACINTA
...un confuso tropel
de gente.
DOÑA MENCÍA
Mas ¿que con él
75
a nuestra quinta han llegado?
 

(Salen DON ARIAS y DON DIEGO y sacan al INFANTE y siéntanle en una silla.)

 
DON DIEGO
En las casas de los nobles
tiene tan divino imperio
la sangre del Rey que ha dado
en la vuestra atrevimiento80
para entrar desta manera.
DOÑA MENCÍA
(¿Qué es esto que miro? ¡Ay, cielos!)
DON DIEGO
El infante don Enrique,
hermano del rey don Pedro,
a vuestras puertas cayó85
y llega aquí medio muerto.
DOÑA MENCÍA
¡Válgame Dios, qué desdicha!
DON ARIAS
Decidnos a qué aposento
podrá retirarse, en tanto
que vuelva al primero aliento90
su vida. Pero ¿qué miro?
¡Señora!
DOÑA MENCÍA
¡Don Arias!
DON ARIAS
Creo
que es sueño fingido cuanto
estoy escuchando y viendo.
¿Que el infante don Enrique,95
más amante que primero,
vuelva a Sevilla y te halle
con tan infeliz encuentro
puede ser verdad?
DOÑA MENCÍA
Sí es,
¡y ojalá que fuera sueño!100
DON ARIAS
Pues ¿qué haces aquí?
DOÑA MENCÍA
De espacio
lo sabrás, que ahora no es tiempo
sino sólo de acudir
a la vida de tu dueño.
DON ARIAS
¿Quién le dijera que así105
llegara a verte?
DOÑA MENCÍA
Silencio,
que importa mucho, don Arias.
DON ARIAS
¿Por qué?
DOÑA MENCÍA
Va mi honor en ello.
Entrad en ese retiro,
donde esté un catre cubierto110
de un cuero turco y de flores,
y en él, aunque humilde lecho,
podrá descansar. Jacinta,
saca tú ropa al momento,
aguas y olores que sean115
dignos de tan alto empleo.

 (Vase JACINTA.) 

DON ARIAS
Los dos, mientras se adereza,
aquí al Infante dejemos
y a su remedio acudamos,
si hay en desdichas remedio.120

 (Vanse los dos.) 

DOÑA MENCÍA
Ya se fueron, ya he quedado
sola. ¡Oh, quién pudiera, ah, cielos,
con licencia de su honor
hacer aquí sentimientos!
¡Oh, quién pudiera dar voces125
y romper con el silencio
cárceles de nieve donde
está aprisionado el fuego,
que ya, resuelto en cenizas,
es ruina que está diciendo:130
«Aquí fue amor»! Mas ¿qué digo?
¿Qué es esto, cielos, qué es esto?
Yo soy quien soy. Vuelva el aire
los repetidos acentos
que llevó, porque, aun perdidos,135
no es bien que publiquen ellos
lo que yo debo callar,
porque ya con más acuerdo
ni para sentir soy mía,
y solamente me huelgo140
de tener hoy qué sentir
por tener en mis deseos
qué vencer, pues no hay virtud
sin esperiencia. Perfeto
está el oro en el crisol,145
el imán en el acero,
el diamante en el diamante,
los metales en el fuego,
y así mi honor en sí mismo
se acrisola cuando llego150
a vencerme, pues no fuera
sin esperiencias perfeto.
¡Piedad, divinos cielos!
¡Viva callando, pues callando muero!
Enrique sueña.
DON ENRIQUE
¿Quién llama?
155
DOÑA MENCÍA
¡Albricias...
DON ENRIQUE
¡Válgame el cielo!
DOÑA MENCÍA
...que vive tu Alteza!
DON ENRIQUE
¿Dónde
estoy?
DOÑA MENCÍA
En parte, a lo menos,
donde de vuestra salud
hay quien se huelgue.
DON ENRIQUE
Lo creo,
160
si esta dicha, por ser mía,
no se deshace en el viento,
pues consultando conmigo
estoy si despierto sueño
o si dormido discurro,165
pues a un tiempo duermo y velo.
Pero ¿para qué averiguo,
poniendo a mayores riesgos
la verdad? Nunca despierte,
si es verdad que agora duermo,170
y nunca duerma en mi vida,
si es verdad que estoy despierto.
DOÑA MENCÍA
Vuestra Alteza, gran señor,
trate prevenido y cuerdo
de su salud, cuya vida175
dilate siglos eternos,
fénix de su misma fama,
imitando al que en el fuego
ave, llama, ascua y gusano,
urna, pira, voz y incendio,180
nace, vive, dura y muere,
hijo y padre de sí mesmo,
que después sabrá de mí
dónde está.
DON ENRIQUE
No lo deseo,
que, si estoy vivo y te miro,185
ya mayor dicha no espero
ni mayor dicha tampoco,
si te miro estando muerto,
pues es fuerza que sea gloria
donde vive ángel tan bello,190
y así no quiero saber
qué acasos ni qué sucesos
aquí mi vida guiaron
ni aquí la tuya trujeron,
pues con saber que estoy donde195
estás tú vivo contento;
y así ni tú qué decirme
ni yo qué escucharte tengo.
DOÑA MENCÍA
(Presto de tantos favores
será desengaño el tiempo.)200
Dígame ahora, ¿cómo está
vuestra Alteza?
DON ENRIQUE
Estoy tan bueno
que nunca estuve mejor;
sólo en esta pierna siento
un dolor.
DOÑA MENCÍA
Fue gran caída;
205
pero en descansando pienso
que cobraréis la salud,
y ya os están previniendo
cama donde descanséis.
Que me perdonéis os ruego210
la humildad de la posada,
aunque disculpada quedo.
DON ENRIQUE
Muy como señora habláis,
Mencía. ¿Sois vos el dueño
desta casa?
DOÑA MENCÍA
No, señor;
215
pero de quien lo es sospecho
que lo soy.
DON ENRIQUE
Y ¿quién lo es?
DOÑA MENCÍA
Un ilustre caballero,
Gutierre Alfonso Solís,
mi esposo y esclavo vuestro.220
DON ENRIQUE
¿Vuestro esposo?
DOÑA MENCÍA
Sí, señor.
No os levantéis, deteneos;
ved que no podéis estar
en pie.
DON ENRIQUE
Sí puedo, sí puedo.

 (Sale DON ARIAS.) 

DON ARIAS
Dame, gran señor, las plantas,225
que mil veces toco y beso,
agradecido a la dicha
que en tu salud nos ha vuelto
la vida a todos.

 (Sale DON DIEGO.) 

DON DIEGO
Ya puede
vuestra Alteza a ese aposento230
retirarse, donde está
prevenido todo aquello
que pudo en la fantasía
bosquejar el pensamiento.
DON ENRIQUE
Don Arias, dame un caballo;235
dame un caballo, don Diego.
Salgamos presto de aquí.
DON ARIAS
¿Qué decís?
DON ENRIQUE
Que me deis presto
un caballo.
DON DIEGO
Pues, señor...
DON ARIAS
Mira...
DON ENRIQUE
Estase Troya ardiendo
240
y, Eneas de mis sentidos,
he de librarlos del fuego.

 (Vase DON DIEGO.) 

¡Ay, don Arias, la caída
no fue acaso, sino agüero
de mi muerte! Y con razón,245
pues fue divino decreto
que viniese a morir yo
con tan justo sentimiento
donde tú estabas casada,
por que nos diesen a un tiempo250
pésames y parabienes
de tu boda y de mi entierro.
De verse el bruto a tu sombra
pensé que, altivo y soberbio,
engendró con osadía255
bizarros atrevimientos
cuando, presumiendo de ave,
con relinchos cuerpo a cuerpo
desafiaba los rayos
después que venció los vientos;260
y no fue sino que, al ver
tu casa, montes de celos
se le pusieron delante
por que tropezase en ellos,
que aun un bruto se desboca265
con celos y no hay tan diestro
jinete que allí no pierda
los estribos al correrlos.
Milagro de tu hermosura
presumí el feliz suceso270
de mi vida, pero ya
más desengañado pienso
que no fue sino venganza
de mi muerte, pues es cierto
que muero y que no hay milagros275
que se examinen muriendo.
DOÑA MENCÍA
Quien oyere a vuestra Alteza
quejas, agravios, desprecios,
podrá formar de mi honor
presunciones y concetos280
indignos de él, y yo agora,
por si acaso llevó el viento
cabal alguna razón
sin que en partidos acentos
la trocase, responder285
a tantos agravios quiero,
porque donde fueron quejas
vayan con el mismo aliento
desengaños. Vuestra Alteza,
liberal de sus deseos,290
generoso de sus gustos,
pródigo de sus afectos,
puso los ojos en mí:
es verdad; yo lo confieso.
Bien sabe de tantos años295
de esperiencias el respeto
con que constante mi honor
fue una montaña de hielo
conquistada de las flores,
escuadrones que arma el tiempo.300
Si me casé, ¿de qué engaño
se queja, siendo sujeto
imposible a sus pasiones,
reservado a sus intentos,
pues soy para dama más305
lo que para esposa menos?
Y así, en esta parte ya
disculpada, en la que tengo
de mujer, a vuestros pies
humilde, señor, os ruego310
no os ausentéis desta casa,
poniendo a tan claros riesgos
la salud.
DON ENRIQUE
¡Cuánto mayor
en esta casa le tengo!
 

(Salen DON GUTIERRE ALFONSO y COQUÍN.)

 
DON GUTIERRE
Deme los pies vuestra Alteza,315
si puedo de tanto sol
tocar, ¡oh, rayo español!,
la majestad y grandeza.
Con alegría y tristeza
hoy a vuestras plantas llego,320
y mi aliento, lince y ciego,
entre asombros y desmayos,
es águila a tantos rayos,
mariposa a tanto fuego:
tristeza de la caída325
que puso con triste efeto
a Castilla en tanto aprieto;
y alegría de la vida
que vuelve restituida
a su pompa, a su belleza,330
cuando en gusto vuestra Alteza
trueca ya la pena mía.
¿Quién vio triste la alegría?
¿Quién vio alegre la tristeza?
Y honrad por tan breve espacio335
esta esfera, aunque pequeña,
porque el sol no se desdeña,
después que ilustró un palacio,
de iluminar el topacio
de algún pajizo arrebol.340
Y, pues sois rayo español,
descansad aquí, que es ley
hacer el palacio el rey:
también hará esfera el sol.
DON ENRIQUE
El gusto y pesar estimo345
del modo que le sentís,
Gutierre Alfonso Solís,
y así en el alma le imprimo,
donde a tenerle me animo
guardado.
DON GUTIERRE
Sabe tu Alteza
350
honrar.
DON ENRIQUE
Y aunque la grandeza
desta casa fuera aquí
grande esfera para mí,
pues lo fue de otra belleza,
no me puedo detener,355
que pienso que esta caída
ha de costarme la vida,
y no sólo por caer,
sino también por hacer
que no pasase adelante360
mi intento; y es importante
irme, que hasta un desengaño
cada minuto es un año,
es un siglo cada instante.
DON GUTIERRE
Señor, ¿vuestra Alteza tiene365
causa tal que su inquietud
aventure la salud
de una vida que previene
tantos aplausos?
DON ENRIQUE
Conviene
llegar a Sevilla hoy.370
DON GUTIERRE
Necio en apurar estoy
vuestro intento, pero creo
que mi lealtad y deseo...
DON ENRIQUE
Y si yo la causa os doy,
¿qué diréis?
DON GUTIERRE
Yo no os la pido,
375
que a vos, señor, no es bien hecho
examinaros el pecho.
DON ENRIQUE
Pues escuchad: yo he tenido
un amigo tal que ha sido
otro yo.
DON GUTIERRE
Dichoso fue.
380
DON ENRIQUE
A este en mi ausencia fié
el alma, la vida, el gusto
en una mujer. ¿Fue justo
que, atropellando la fe
que debió al respeto mío,385
faltase en ausencia?
DON GUTIERRE
No.
DON ENRIQUE
Pues a otro dueño le dio
llaves de aquel albedrío:
al pecho que yo le fío
introdujo otro señor;390
otro goza su favor.
¿Podrá un hombre enamorado
sosegar con tal cuidado,
descansar con tal dolor?
DON GUTIERRE
No, señor.
DON ENRIQUE
Cuando los cielos
395
tanto me fatigan hoy
que en cualquier parte que estoy
estoy mirando mis celos,
tan presentes mis desvelos
están delante de mí400
que aquí los miro, y así
de aquí ausentarme deseo,
que, aunque van conmigo, creo
que se han de quedar aquí.
DOÑA MENCÍA
Dicen que el primer consejo405
ha de ser de la mujer;
y así, señor, quiero ser
-perdonad si os aconsejo-
quien os dé consuelo. Dejo
aparte celos y digo410
que aguardéis a vuestro amigo
hasta ver si se disculpa,
que hay calidades de culpa
que no merecen castigo.
No os despeñe vuestro brío;415
mirad, aunque estéis celoso,
que ninguno es poderoso
en el ajeno albedrío.
Cuanto al amigo, confío
que os he respondido ya;420
cuanto a la dama, quizá
fuerza, y no mudanza, fue:
oídla vos, que yo sé
que ella se disculpará.
DON ENRIQUE
No es posible.

 (Sale DON DIEGO.) 

DON DIEGO
Ya está allí
425
el caballo apercebido.
DON GUTIERRE
Si es del que hoy habéis caído,
no subáis en él y aquí
recebid, señor, de mí
una pía hermosa y bella,430
a quien una palma sella,
signo que vuestra la hace,
que también un bruto nace
con mala o con buena estrella.
Es este prodigio, pues,435
proporcionado y bien hecho,
dilatado de anca y pecho;
de cabeza y cuello es
corto, de brazos y pies
fuerte, a uno y otro elemento440
les da en sí lugar y asiento,
siendo el bruto de la palma
tierra el cuerpo, fuego el alma,
mar la espuma y todo viento.
DON ENRIQUE
El alma aquí no podría445
distinguir lo que procura:
la pía de la pintura
o, por mejor bizarría,
la pintura de la pía.
COQUÍN
Aquí entro yo. A mí me dé450
vuestra Alteza mano o pie,
lo que está -que esto es más llano-
o más a pie o más a mano.
DON GUTIERRE
Aparta, necio.
DON ENRIQUE
¿Por qué?
Dejalde; su humor le abona.455
COQUÍN
En hablando de la pía,
entra la persona mía,
que es su segunda persona.
DON ENRIQUE
Pues ¿quién sois?
COQUÍN
¿No lo pregona
mi estilo? Yo soy, en fin,460
Coquín, hijo de Coquín,
de aquesta casa escudero,
de la pía despensero,
pues le siso al celemín
la mitad de la comida;465
y en efeto, señor, hoy,
por ser vuestro día, doy
norabuena muy cumplida.
DON ENRIQUE
¿Mi día?
COQUÍN
Es cosa sabida.
DON ENRIQUE
Su día llama uno aquel470
que es a sus gustos fiel,
y lo fue a la pena mía.
¿Cómo pudo ser mi día?
COQUÍN
Cayendo, señor, en él;
y, para que se publique,475
en cuantos lunarios hay
desde hoy dirá: «A tantos cay
San Infante don Enrique».
DON GUTIERRE
Tu Alteza, señor, aplique
la espuela al ijar, que el día480
ya en la tumba helada y fría,
huésped del undoso dios,
hace noche.
DON ENRIQUE
Guárdeos Dios,
hermosísima Mencía;
y, por que veáis que estimo485
el consejo, buscaré
a esta dama y della oiré
la disculpa. (Mal reprimo
el dolor cuando me animo
a no decir lo que callo.490
Lo que en este lance hallo
ganar y perder se llama,
pues él me ganó la dama
y yo le gané el caballo.)
 

(Vase el INFANTE, DON ARIAS y DON DIEGO y COQUÍN.)

 
DON GUTIERRE
Bellísimo dueño mío,495
ya que vive tan unida
a dos almas una vida,
dos vidas a un albedrío,
de tu amor y ingenio fío
hoy que licencia me des500
para ir a besar los pies
al Rey, mi señor, que viene
de Castilla, y le conviene
a quien caballero es
irle a dar la bienvenida.505
Y, fuera desto, ir sirviendo
al infante Enrique entiendo
que es acción justa y debida,
y aquí debí a su caída
el honor que hoy ha ganado510
nuestra casa.
DOÑA MENCÍA
¿Qué cuidado
más te lleva a darme enojos?
DON GUTIERRE
No otra cosa, ¡por tus ojos!
DOÑA MENCÍA
¿Quién duda que haya causado
algún deseo Leonor?515
DON GUTIERRE
¿Eso dices? No la nombres.
DOÑA MENCÍA
¡Oh, qué tales sois los hombres!
Hoy olvido, ayer amor;
ayer gusto y hoy rigor.
DON GUTIERRE
Ayer, como al sol no vía,520
hermosa me parecía
la luna; mas hoy, que adoro
al sol, ni dudo ni ignoro
lo que hay de la noche al día,
y escúchame un argumento:525
una llama en noche obscura
arde hermosa, luce pura,
cuyos rayos, cuyo aliento
dulce ilumina del viento
la esfera; sale el farol530
del cielo y a su arrebol
toda la sombra reduce:
ni arde, ni alumbra, ni luce,
que es mar de rayos el sol.
Aplico agora: yo amaba535
una luz, cuyo esplendor
bebió planeta mayor
que sus rayos sepultaba;
una llama me alumbraba,
pero era una llama aquella540
que eclisas divina y bella,
siendo de luces crisol,
porque hasta que sale el sol
parece hermosa una estrella.
DOÑA MENCÍA
¡Qué lisonjero os escucho!545
Muy paralógico estáis.
DON GUTIERRE
En fin, ¿licencia me dais?
DOÑA MENCÍA
Pienso que la deseáis mucho;
por eso cobarde lucho
conmigo.
DON GUTIERRE
¿Puede en los dos
550
haber engaño, si en vos
quedo yo y vos vais en mí?
DOÑA MENCÍA
Pues, como os quedáis aquí,
adiós, don Gutierre.
DON GUTIERRE
Adiós.
 

(Vase DON GUTIERRE. Sale JACINTA.)

 
JACINTA
Triste, señora, has quedado.555
DOÑA MENCÍA
Sí, Jacinta, y con razón.
JACINTA
No sé qué nueva ocasión
te ha suspendido y turbado,
que una inquietud, un cuidado
te ha divertido.
DOÑA MENCÍA
Es así.
560
JACINTA
Bien puedes fiar de mí.
DOÑA MENCÍA
¿Quieres ver si de ti fío
mi vida y el honor mío?
Pues escucha atenta.
JACINTA
Di.
DOÑA MENCÍA
Nací en Sevilla, y en ella565
me vio Enrique; festejó
mis desdenes, celebró
mi nombre. ¡Felice estrella!
Fuese y mi padre atropella
la libertad que hubo en mí.570
La mano a Gutierre di;
volvió Enrique y, en rigor,
tuve amor y tengo honor:
esto es cuanto sé de mí.
 

(Vanse y sale LEONOR y INÉS con mantos.)

 
INÉS
Ya sale para entrar en la capilla;575
aquí le espera y a sus pies te humilla.
DOÑA LEONOR
Lograré mi esperanza,
si repite a mi agravio la venganza.
 

(Sale el REY, un VIEJO y SOLDADOS.)

 
DENTRO
¡Plaza!
SOLDADO 1.º
Tu Majestad aqueste lea.
REY
Yo le haré ver.
SOLDADO 2.º
Tu Alteza, señor, vea
580
este.
REY
Está bien.
SOLDADO 2.º
(Pocas palabras gasta.)
SOLDADO 3.º
Yo soy...
REY
El memorial aqueste basta.
SOLDADO 3.º
(Turbado estoy; el temor resisto.)
REY
¿De qué os turbáis?
SOLDADO 3.º
¿No basta haberos visto?
REY
Sí basta. ¿Qué pedís?
SOLDADO 3.º
Yo soy soldado;
585
una ventaja.
REY
Poco habéis pedido
para haberos turbado.
Una jineta os doy.
SOLDADO 3.º
Felice he sido.
VIEJO
Un pobre viejo soy; limosna os pido.
REY
Tomad este diamante.590
VIEJO
¿Para mí os le quitáis?
REY
Y no os espante,
que para darle de una vez quisiera
sólo un diamante todo el mundo fuera.
DOÑA LEONOR
Señor, a vuestras plantas
mis pies turbados llegan;595
de parte de mi honor vengo a pediros
con voces que se anegan en suspiros,
con suspiros que en lágrimas se anegan,
justicia a vos; señor, a vos apelo.
REY
Sosegaos, señora, alzad del suelo.600
DOÑA LEONOR
Yo soy...
REY
No prosigáis de esa manera.
Salíos todos afuera.

 (Vanse.) 

Hablad agora, porque si venisteis
de parte del honor, como dijisteis,
indigna cosa fuera605
que en público el honor sus quejas diera
y que a tan bella cara
vergüenza la justicia le costara.
DOÑA LEONOR
Pedro, a quien llama el mundo Justiciero,
planeta soberano de Castilla,610
a cuya luz se alumbra este hemisfero;
Júpiter español, cuya cuchilla
rayos esgrime de templado acero
cuando blandida al aire alumbra y brilla,
sangriento giro, que entre nubes de oro615
corta los cuellos de uno y otro moro:
yo soy Leonor, a quien Andalucía
llama -lisonja fue- Leonor la bella,
no porque fuese la hermosura mía
quien el nombre adquirió, sino la estrella,620
que quien decía bella ya decía
infelice, que el nombre incluye y sella
a la sombra no más de la hermosura
poca dicha, señor, poca ventura.
Puso los ojos, para darme enojos,625
un caballero en mí, que ojalá fuera
basilisco de amor a mis despojos,
áspid de celos a mi primavera.
Luego el deseo sucedió a los ojos,
el amor al deseo, y de manera630
mi calle festejó que en ella vía
morir la noche y espirar el día.
¿Con qué razones, gran señor, herida
la voz, diré que a tanto amor postrada,
aunque el desdén me publicó ofendida,635
la voluntad me confesó obligada?
De obligada pasé a agradecida,
luego de agradecida a apasionada,
que en la universidad de enamorados
dignidades de amor se dan por grados:640
poca centella incita mucho fuego,
poco viento movió mucha tormenta,
poca nube al principio arroja luego
mucho diluvio, poca luz alienta
mucho rayo después, poco amor ciego645
descubre mucho engaño; y así intenta,
siendo centella, viento, nube, ensayo,
ser tormenta, diluvio, incendio y rayo.
Diome palabra que sería mi esposo,
que este de las mujeres es el cebo650
con que engaña el honor el cauteloso
pescador, cuya pasta es el Erebo,
que aduerme los sentidos temeroso.
El labio aquí fallece, y no me atrevo
a decir que mintió. No es maravilla:655
¿qué palabra se dio para cumplilla?
Con esta libertad entró en mi casa,
si bien siempre el honor fue reservado,
porque yo, liberal de amor y escasa
de honor, me atuve siempre a este sagrado.660
Mas la publicidad a tanto pasa
y tanto esta opinión se ha dilatado,
que en secreto quisiera más perdella
que con público escándalo tenella.
Pedí justicia, pero soy muy pobre;665
quejeme de él, pero es muy poderoso;
y ya que es imposible que yo cobre,
pues se casó, mi honor, Pedro famoso,
si sobre tu piedad divina, sobre
tu justicia, me admites generoso,670
que me sustente en un convento pido;
Gutierre Alfonso de Solís ha sido.
REY
Señora, vuestros enojos
siento con razón por ser
un adlante en quien descansa675
todo el peso de la ley.
Si Gutierre está casado,
no podrá satisfacer,
como decís, por entero
vuestro honor, pero yo haré680
justicia como convenga
en esta parte, si bien
no os debe restituir
honor que vos os tenéis.
Oigamos a la otra parte685
disculpas suyas, que es bien
guardar el segundo oído
para quien llega después;
y fiad, Leonor, de mí,
que vuestra causa veré690
de suerte que no os obligue
a que digáis otra vez
que sois pobre, él poderoso,
siendo yo en Castilla rey.
Mas Gutierre viene allí;695
podrá, si conmigo os ve,
conocer que me informasteis
primero. Aquese cancel
os encubra; aquí aguardad
hasta que salgáis después.700
DOÑA LEONOR
En todo he de obedeceros.

 (Escóndese, y sale COQUÍN.) 

COQUÍN
De sala en sala, pardiez,
a la sombra de mi amo,
que allí se quedó, llegué
hasta aquí, ¡válgame Alá!705
¡Vive Dios, que está aquí el Rey!
Él me ha visto y se mesura.
¡Plegue al cielo que no esté
muy alto aqueste balcón
por si me arroja por él!710
REY
¿Quién sois?
COQUÍN
¿Yo, señor?
REY
Vos.
COQUÍN
Yo
(¡válgame el cielo!) soy quien
vuestra Majestad quisiere
sin quitar y sin poner,
porque un hombre muy discreto715
me dio por consejo ayer
no fuese quien en mi vida
vos no quisieseis; y fue
de manera la lición
que antes, agora y después720
quien vos quisiéredes sólo
fui, quien gustareis seré,
quien os place soy; y en esto
mirad con quién y sin quién;
y así con vuestra licencia725
por donde vine me iré
hoy con mis pies de compás,
si no con compás de pies.
REY
Aunque me habéis respondido
cuanto pudiera saber,730
quién sois os he preguntado.
COQUÍN
Y yo os hubiera también
al tenor de la pregunta
respondido, a no temer
que en diciéndoos quien soy, luego735
por un balcón me arrojéis
por haberme entrado aquí
tan sin qué ni para qué,
teniendo un oficio yo
que vos no habéis menester.740
REY
¿Qué oficio tenéis?
COQUÍN
Yo soy
cierto correo de a pie,
portador de todas nuevas,
hurón de todo interés,
sin que se me haya escapado745
señor, profeso o novel;
y del que me ha dado más
digo mal, mas digo bien.
Todas las casas son mías;
y aunque lo son, esta vez750
la de don Gutierre Alfonso
es mi acesoria, en quien fue
mi pasto meridiano.
Un andaluz cordobés
soy, cofrade del contento;755
el pesar no sé quién es,
ni aun para servirle; en fin,
soy, aquí donde me veis,
mayordomo de la risa,
gentilhombre del placer760
y camarero del gusto,
pues que me visto con él.
Y por ser esto, he temido
el darme aquí a conocer,
porque un rey que no se ríe765
temo que me libre cien
esportillas batanadas
con pespuntes al envés
por vagamundo.
REY
En fin, ¿sois
hombre que a cargo tenéis770
la risa?
COQUÍN
Sí, mi señor;
y porque lo echéis de ver,
esto es jugar de gracioso
en palacio.

 (Cúbrese.) 

REY
Está muy bien;
y pues sé quién sois, hagamos775
los dos un concierto.
COQUÍN
¿Y es?
REY
¿Hacer reír profesáis?
COQUÍN
Es verdad.
REY
Pues cada vez
que me hiciéredes reír
cien escudos os daré;780
y, si no me hubiereis hecho
reír en término de un mes,
os han de sacar los dientes.
COQUÍN
Testigo falso me hacéis,
y es ilícito contrato785
de inorme lesión.
REY
¿Por qué?
COQUÍN
Porque quedaré lisiado
si le aceto, ¿no se ve?
Dicen, cuando uno se ríe,
que enseña los dientes; pues790
enseñarlos yo llorando,
será reírme al revés.
Dicen que sois tan severo
que a todos dientes hacéis;
¿qué os hice yo, que a mí solo795
deshacérmelos queréis?
Pero vengo en el partido,
que, por que ahora me dejéis
ir libre, no le rehúso,
pues por lo menos un mes800
me hallo aquí como en la calle
de vida; y al cabo de él,
no es mucho que tome postas
en mi boca la vejez:
y así voy a examinarme805
de cosquilla. ¡Voto a diez,
que os habéis de reír! Adiós,
y veámonos después.
 

(Vase, y sale ENRIQUE, DON GUTIERRE, DON DIEGO y DON ARIAS, y toda la compañía.)

 
DON ENRIQUE
Deme vuestra Majestad
la mano.
REY
Vengáis con bien,
810
Enrique; ¿cómo os sentís?
DON ENRIQUE
Más, señor, el susto fue
que el golpe: estoy bueno.
DON GUTIERRE
A mí
vuestra Majestad me dé
la mano, si mi humildad815
merece tan alto bien,
porque el suelo que pisáis
es soberano dosel
que ilumina de los vientos
uno y otro rosicler;820
y vengáis con la salud
que este reino ha menester
para que os adore España
coronado de laurel.
REY
De vos, don Gutierre Alfonso...825
DON GUTIERRE
¿Las espaldas me volvéis?
REY
...grandes querellas me dan.
DON GUTIERRE
Injustas deben de ser.
REY
¿Quién es, decidme, Leonor,
una principal mujer830
de Sevilla?
DON GUTIERRE
Una señora
bella, ilustre y noble es,
de lo mejor desta tierra.
REY
¿Qué obligación la tenéis,
a que habéis correspondido835
necio, ingrato y descortés?
DON GUTIERRE
No os he de mentir en nada,
que el hombre, señor, de bien
no sabe mentir jamás,
y más delante del Rey.840
Servila y mi intento entonces
casarme con ella fue,
si no mudara las cosas
de los tiempos el vaivén.
Visitela, entré en su casa845
públicamente, si bien
no le debo a su opinión
de una mano el interés.
Viéndome desobligado,
pude mudarme después;850
y así, libre deste amor,
en Sevilla me casé
con doña Mencía de Acuña,
dama principal con quien
vivo fuera de Sevilla855
una casa de placer.
Leonor, mal aconsejada
-que no la aconseja bien
quien destruye su opinión-,
pleitos intentó poner860
a mi desposorio, donde
el más riguroso juez
no halló causa contra mí,
aunque ella dice que fue
diligencia del favor.865
¡Mirad vos a qué mujer
hermosa favor faltara
si le hubiera menester!
Y con engaño pretende,
puesto que vos lo sabéis,870
valerse de vos; y así
yo me pongo a vuestros pies,
donde a la justicia vuestra
dará la espada mi fe
y mi lealtad la cabeza.875
REY
¿Qué causa tuvisteis, pues,
para tan grande mudanza?
DON GUTIERRE
¿Novedad tan grande es
mudarse un hombre? ¿No es cosa
que cada día se ve?880
REY
Sí; pero de estremo a estremo
pasar el que quiso bien
no fue sin grande ocasión.
DON GUTIERRE
Suplícoos no me apretéis,
que soy hombre que en ausencia885
de las mujeres daré
la vida por no decir
cosa indigna de su ser.
REY
¿Luego vos causa tuvisteis?
DON GUTIERRE
Sí, señor; pero creed890
que, si para mi descargo
hoy hubiera menester
decirlo, cuando importara
vida y alma, amante fiel
de su honor, no lo dijera.895
REY
Pues yo lo quiero saber.
DON GUTIERRE
Señor...
REY
Es curiosidad.
DON GUTIERRE
Mirad...
REY
No me repliquéis,
que me enojaré, por vida...
DON GUTIERRE
Señor, señor, no juréis,900
que menos importa mucho
que yo deje aquí de ser
quien soy que veros airado.
REY
(Que dijese le apuré
el suceso en alta voz905
porque pueda responder
Leonor si aqueste me engaña,
y, si habla verdad, por que,
convencida con su culpa,
sepa Leonor que lo sé.)910
Decid, pues.
DON GUTIERRE
A mi pesar
lo digo: una noche entré
en su casa; sentí ruido
en una cuadra; llegué
y, al mismo tiempo que ya915
fui a entrar, pude el bulto ver
de un hombre que se arrojó
del balcón; bajé tras él
y, sin conocerle, al fin
pudo escaparse por pies.920
DON ARIAS
(¡Válgame el cielo! ¿Qué es esto
que miro?)
DON GUTIERRE
Y, aunque escuché
satisfaciones y nunca
di a mi agravio entera fe,
fue bastante esta aprehensión925
a no casarme, porque
si amor y honor son pasiones
del ánimo, a mi entender,
quien hizo al amor ofensa,
se le hace al honor en él,930
porque el agravio del gusto
al alma toca también.

 (Sale LEONOR.) 

DOÑA LEONOR
Vuestra Majestad perdone,
que no puedo detener
el golpe a tantas desdichas935
que han llegado de tropel...
REY
(¡Vive Dios que me engañaba!
La prueba sucedió bien.)
DOÑA LEONOR
...y oyendo contra mi honor
presunciones, fuera ley940
injusta que yo, cobarde,
dejara de responder,
que menos perder importa
la vida, cuando me dé
este atrevimiento muerte,945
que vida y honor perder.
Don Arias entró en mi casa.
DON ARIAS
Señora, espera, detén
la voz. Vuestra Majestad
licencia, señor, me dé,950
porque el honor desta dama
me toca a mí defender.
Esta noche estaba en casa
de Leonor una mujer
con quien me hubiera casado955
si de la parca el cruel
golpe no cortara fiera
su vida. Yo, amante fiel
de su hermosura, seguí
sus pasos y en casa entré960
de Leonor -atrevimiento
de enamorado- sin ser
parte a estorbarlo Leonor.
Llegó don Gutierre, pues;
temerosa, Leonor dijo965
que me retirase a aquel
aposento; yo lo hice.
¡Mil veces mal haya, amén,
quien de una mujer se rinde
a admitir el parecer!970
Sintiome, entró y, a la voz
de marido, me arrojé
por el balcón; y, si entonces
volví el rostro a su poder
porque era marido, hoy,975
que dice que no lo es,
vuelvo a ponerme delante.
Vuestra Majestad me dé
campo en que defienda altivo
que no he faltado a quien es980
Leonor, pues a un caballero
se le concede la ley.
DON GUTIERRE
Yo saldré donde...
REY
¿Qué es esto?
¿Cómo las manos tenéis
en las espadas delante985
de mí? ¿No tembláis de ver
mi semblante? Donde estoy,
¿hay soberbia ni altivez?
Presos los llevad al punto;
en dos torres los tened,990
y agradeced que no os pongo
las cabezas a los pies.

 (Vase.) 

DON ARIAS
Si perdió Leonor por mí
su opinión, por mí también
la tendrá, que esto se debe995
al honor de una mujer.

 (Vase.) 

DON GUTIERRE
(No siento en desdicha tal
ver riguroso y cruel
al Rey; sólo siento que hoy,
Mencía, no te he de ver.)1000

 (Vase.) 

DON ENRIQUE
(Con ocasión de la caza,
preso Gutierre, podré
ver esta tarde a Mencía.)
Don Diego, conmigo ven,
que tengo de porfiar1005
hasta morir o vencer.

 (Vanse.) 

DOÑA LEONOR
¡Muerta quedo! ¡Plegue a Dios,
ingrato, aleve y cruel,
falso, engañador, fingido,
sin fe, sin Dios y sin ley,1010
que como inocente pierdo
mi honor, venganza me dé
el cielo! ¡El mismo dolor
sientas que siento y a ver
llegues, bañado en tu sangre,1015
deshonras tuyas, por que
mueras con las mismas armas
que matas, amén, amén!
¡Ay de mí!, mi honor perdí.
¡Ay de mí!, mi muerte hallé.1020

 (Vase.) 


IndiceSiguiente