Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaActo III


Escena I

 

GIL, SEGUNDO. GIL aparece dormido en una butaca. Después de una larga pausa, sale don SEGUNDO muy pensativo; viene de la calle.

 
SEGUNDO
Si me lanzo, ¿por qué tiemblo?
Si tiemblo, ¿por qué me lanzo?

 (Pausa.) 

¿Será el primer despropósito
de una mujer?... ¿El adagio
no asegura, y la experiencia5
lo confirma a cada paso,
que la mujer y la gata
de quien la trata? ¿No es claro
que la paciencia consigue
más que el mérito? ¿Mil lauros10
no atribuye todo el mundo
a la ocasión? ¿No me hallo
siempre cerca... sin que nadie
lo extrañe? ¿No entra en el cálculo
de muchas que son prudentes15
favorecer con su halago
más que a un lindo vocinglero
a un camastrón redomado?
Pues si tengo en favor mío
ocasión, silencio, trato...,20
¿por qué tiemblo?

 (Pausa.) 

Si me voy,
he de volver. No hay cuidado
que aguije como un deseo
consentido. Es necesario
adelantar... como grulla...25
un pie en tierra y otro en alto.
Atisbo, miro seguro
el terreno, doy un paso
en firme y vuelvo a la misma
posición. Y así... despacio...30
Y siempre en la pista y siempre
a lo somormujo...
 

(GIL ronca fuerte.)

 
¡Diablo!...
Es Gil. ¡Y cómo requiebra
el sueño! Si me congracio
con él, si logro que ayude35
mi plan... ¿Gil?

 (Despertándolo.) 

GIL

 (Levantándose despavorido.) 

¡Ladró...!
SEGUNDO

 (Deteniéndolo.) 

¡Muchacho!
GIL
¿Es usted?
SEGUNDO
¿Sueñas?
GIL

 (Restregándose los ojos.) 

Soñaba...
SEGUNDO

 (Con extrañeza.) 

¡Has dormido aquí!
GIL
Me cuajo
donde quiera: fui sereno
y me quedó ese resabio.40
SEGUNDO
Pero...
GIL
Y usted ¿por qué viene
de visita tan temprano?
SEGUNDO
Como está fuera de casa
don Diego y yo me levanto
muy de mañana, he venido45
a ver si se ofrece algo
a tu señora.
GIL
(No sabe
la vuelta.)
SEGUNDO
¿Se ha levantado?
GIL
No, señor.
SEGUNDO
Se acostaría
acaso muy tarde.
GIL
Acaso.
50
SEGUNDO
Dicen que ha habido esta noche
ladrones en este barrio.
Tú ¿no sabes?...
GIL
No sé nada.
SEGUNDO

 (Con cariño.) 

Pero, Gil, ¿por qué eres zafio
conmigo? ¿Por qué me pones55
tan mal gesto?
GIL
(¡Ay, qué marrajo!)
SEGUNDO
Cuando yo... Pero ¿no escuchas
lo que te digo?
GIL
(Hoy lo clavo.)
Señor, y a usted, ¿qué le importa
encontrarme duro o blando?60
SEGUNDO
Hombre..., si entro en una casa,
me gusta ver agasajo
en todos, y si un perrillo
me ladra, paso un mal rato.
GIL
Pues descuide usted, que yo65
morderé, pero no ladro.
SEGUNDO
Siempre tengo que arrancarte
las palabras...
GIL
Es que pago
en la moneda...
SEGUNDO
¿Pues yo?...
GIL
Pues usted ¿no es reservado70
conmigo?
SEGUNDO
¡Cómo!... ¿Qué dices?
GIL
¿Piensa usted que yo me mamo
el dedo?
SEGUNDO
¡Gil!... ¿Qué pretendes
decirme?
GIL
Que es un agravio,
una afrenta, no fiarse75
de mí... ¿Soy turco?
SEGUNDO

 (Con alegría.) 

(¡Ya caigo!)
GIL
Pues, señor, ¿de qué servimos
en las casas los criados?
SEGUNDO
Explícate: ¿tú adivinas
mi secreto?
GIL
Cazo largo.
80
SEGUNDO
En fin...
GIL
Usted la camela.
SEGUNDO
¿Y tú te allanas?
GIL
Me allano,
¿por qué no?
SEGUNDO
Cierto, ¿qué tiene
de particular?... (¡Qué hallazgo!)
Y vas a servirme...
GIL
En todo.
85
SEGUNDO
(¡Si estoy por darle un abrazo!)
Y di, ¿cómo empezaremos?
Tú desengáñate: en tanto
que no hay amores, no medran
los sirvientes.
GIL

 (Con socarronería.) 

¡Ya he empezado
90
a servir a usted!
SEGUNDO
¿Me engañas?
GIL
No, señor.
SEGUNDO
¿Y cómo? ¿Y cuándo?
GIL
Sí, ya le he dicho que usted
se abrasa...
SEGUNDO
¡Sí que me abraso!
GIL
Y anda que bebe los vientos95
por ella.
SEGUNDO
Y habrá pensado
sin duda que el mandadito
iba de mi parte.
GIL
Tanto
no diré.
SEGUNDO
Conque ella sabe
que la adoro... ¡Buen presagio!100
Lo sabe Elena y me trata
como siempre.
GIL
No lo extraño.
SEGUNDO

 (Dudoso e impaciente.) 

Yo sí, no sé qué pensar.
GIL

 (Con mucha calma.) 

Pierda usted el sobresalto,
señor. No extrañe usted nada.105
SEGUNDO
¿Y por qué?
GIL
Porque es el caso...,
la verdad, que yo aturdido...
SEGUNDO
¿Qué has hecho?
GIL
Errar el mandado,
y en vez de dárselo al ama
se lo espeté...
SEGUNDO
¿A quién?
GIL
Al amo.
110
SEGUNDO
¡Horror!... ¡Al mismo don Diego!
GIL
Al marido mismo.
SEGUNDO
¡Bárbaro!...
¡Asesino!
GIL
Pues ¿qué tiene
de particular?
SEGUNDO
No salgo
de mi estupor. ¿Nada encuentras115
de particular?
GIL
Es claro.
No es malo que usted lo haga,
¿y que yo lo diga es malo?
SEGUNDO
(¡Ay de mí!) ¿Y él?...
GIL
La verdad,
no le gustó.
SEGUNDO
(Estoy pisando
120
un volcán. Querrá vengarse
cuando vuelva... Yo me marcho...)
GIL
Se va.
 

(Vuelve don SEGUNDO.)

 
Vuelve. Tiene azogue.
SEGUNDO
(Elena de mi arrebato
nada sabe. Le diré125
que me calumnia ese ganso,
que me defienda con Diego
cuando vuelva. Aquí la aguardo:
esto es mejor. Siento ruido:
ella sale.
 

(Sale DIEGO.)

 
¡Cielo Santo!)
130


Escena II

 

DIEGO, SEGUNDO, GIL.

 
SEGUNDO
(¡Ha vuelto para cogerme
in fraganti!)

 (Quiere irse.) 

DIEGO
¿Quién?
SEGUNDO
(No escapo.)
DIEGO
¿Segundo?
SEGUNDO
Yo...
DIEGO
¿Qué te ocurre?
SEGUNDO
(¡Ay qué calma!) Me han contado
tu vuelta y que hubo ladrones135
anoche...
DIEGO
Sí, se alarmaron
sin motivo.
SEGUNDO
Pues adiós.
DIEGO
No, no te vayas.
SEGUNDO
(¡Qué amargo
momento!)
DIEGO
Tengo que hablarte
de un asunto...
SEGUNDO
(¿Y ya qué hago?
140
Ni sé mirarle, ni hablar,
ni correr, ni estar parado.)
DIEGO
(Allí está. Bueno sería
traer gente, hacerle escarnio
de todo Madrid.)
GIL

 (Observando a DIEGO.) 

(Apuesto
145
que está pensando los palos
que le ha de dar.)
SEGUNDO
Mi señora
tal vez me estará esperando...
DIEGO

 (A GIL.) 

Anda y dile que no espere.
SEGUNDO
(Me echó la garra.)
GIL

 (A DIEGO, con intención.) 

Y si acaso
150
el motivo me pregunta,
¿lo digo?
DIEGO

 (Con extrañeza.) 

¿Y a qué ocultarlo?
GIL
(Y es verdad: sepa las mañas
de su esposo.)


Escena III

 

DIEGO, SEGUNDO.

 
DIEGO
Oye.
SEGUNDO
(¡Ha llegado
mi hora!)
DIEGO

 (En voz baja y poniéndole la mano sobre el hombro.) 

¿Sabes que tengo
155
al traidor entre mis manos?
SEGUNDO
(Esto es hecho.)
DIEGO

 (Consultándole.) 

¿Qué castigo...?
SEGUNDO
Su perdón: el más bizarro.
DIEGO
¡Su perdón!...
SEGUNDO

  (En tono suplicante y contrito.) 

Piensa que nadie
se libra de un temerario160
pensamiento. Dios perdona:
perdona tú.
DIEGO
¡Qué cristiano
te has vuelto!
SEGUNDO
Miro por ti,
miro por ella. El escándalo
mata. Tú ¿no estás seguro165
de Elena? ¿No es el encanto
de todos?
DIEGO
(¡Ah!)
SEGUNDO
¿Qué te importan
las culpas de otro? Ofuscado
una vez ¿no padeciste
un grave error? Si despacio170
lo miras, quizás ahora
padezcas el mismo engaño.
DIEGO
Ahora... (¿Qué iba a decir?
Ni a un amigo, ni a un hermano,
ni a nadie...)
SEGUNDO
(¿Qué pensará?)
175
DIEGO
Ve y espera en mi despacho.
SEGUNDO
Voy. (Le obedezco lo mismo
que un niño. ¡Si de ésta escapo!...)


Escena IV

 

DIEGO.

 
DIEGO
¿Qué hacer? En caso tan grave,
¿quién se ha visto ni se ve?180
Ella dudosa en mi fe,
yo mudo y él bajo llave.
Y en verdad que cuando veo
al bravo Amadís de Gaula
encerrado en una jaula185
para mi propio recreo,
a pesar del padecer
que el recelo me ocasiona,

 (Sonriendo.) 

cierta risa juguetona
inunda todo mi ser.190
Y al reírme... siento el frío
de la duda, se oscurece
mi espíritu y me parece
que de mí propio me río.
Si ella resulta culpable,195
él de aquí no sale vivo.

 (Pausa. Recordando.) 

Que se turbó es positivo;
que algo calla es indudable.
Ambos con igual empeño
hemos estado entre abrojos,200
estudiándonos los ojos
y espiándonos el sueño.
Pero ¿por fuerza ha de ser
culpa lo que oculta Elena?
Si ella siempre ha sido buena...205
Si le ha conocido ayer...
¡Es posible, Dios bendito!
¿No es todo menos violento
que pasar en un momento
de la inocencia al delito?210

 (Pausa.) 

Paulina pudo también
ser causa... Y ahora pudiera...

 (Se dirige a la habitación de PAULINA.) 

Es muy niña y aunque quiera
ocultar... ¿Paulina?
PAULINA

 (Dentro y algo sobresaltada.) 

¿Quién?
DIEGO
Sal.
PAULINA
Dios te guarde.


Escena V

 

DIEGO, PAULINA.

 
DIEGO
¡Ah, qué adusto
215
semblante!...
PAULINA
Sí, mala vengo,
Diego.

 (Apoyándose en su hombro.) 

DIEGO
¿Pues qué tienes?
PAULINA
Tengo
un malestar...
DIEGO
Pues, el susto
no te ha dejado dormir.
En mal hora se empeñó220
Elena...
PAULINA
No, si fui yo
la que me empeñé en venir.
DIEGO
¿Tú?
PAULINA
Sí.
DIEGO
Dime: cuando entré
no estabas aquí.
PAULINA

 (Volviendo la cara.) 

(¡Ah!)
DIEGO
Responde,
¿dónde estabas?
PAULINA
No sé dónde.
225
Elena me dijo...
DIEGO
¿Qué?
PAULINA
(Si ella lo ha callado y yo
descubro...)
DIEGO
¿Qué me decías
de Elena?
ELENA

  (Saliendo.) 

Felices días.
DIEGO
(¡Ah! No la trajo y la echó.)230


Escena VI

 

ELENA, DIEGO, PAULINA.

 
PAULINA
(Aquí estaba...

 (Reprendiéndose.) 

Y ¿desconfío
de ella? ¡Ay Dios!...)
ELENA

 (Observando a DIEGO.) 

Esa mirada...
PAULINA
(Desde que soy desgraciada
pienso mal a pesar mío.
Dios me ampare.)
ELENA

 (A DIEGO.) 

¿Qué te obliga
235
a apartar de mí los ojos?
DIEGO

 (Después de mirarla fijamente.) 

Nada.
ELENA
¡Diego!
DIEGO
Son antojos
que sabrás sin que los diga.
ELENA
No más tu silencio aumente
la inquietud en que me abraso.240
PAULINA
(¡Eh!... Yo sabré todo el caso
cuando Elena me lo cuente.)
ELENA
¿No me sacas de este abismo?
DIEGO
(¡Calma! Si digo que sé
mi ignominia, aquí tendré245
que darle muerte ahora mismo.
¡Silencio!...)
ELENA
¿Por qué te alteras?
DIEGO

 (Cambiando de asunto.) 

Dice la niña...
ELENA
¿Qué pasa?
DIEGO

 (Observando a su mujer.) 

Que anoche se vino a casa
sin que tú se lo exigieras.250
ELENA
¿Y qué?
DIEGO
Nada, yo creía
que tú...
ELENA
(¿Qué quiere indicarme?)
PAULINA
Pues ¿no puedo yo quedarme
cuando quiera?
DIEGO
Sí, hija mía.
PAULINA
Tú no quieres.
DIEGO
¡Yo!
ELENA
(No acierta
255
mi mente...)
DIEGO
Todo al contrario.
PAULINA

 (Con cariñosa ironía.) 

Sí... ¿Por qué has puesto el armario
delante de nuestra puerta?
DIEGO
Decía el tío...
ELENA

 (Mirando al armario y como asaltada de una idea.) 

(¡Si estará...!)
DIEGO
Que sólo hallabas placer260
aquí.
PAULINA
Tú, que tu mujer
se encontraba siempre allá.
ELENA
(Está la llave quitada.)
PAULINA
Y evitando la porfía,
amanecimos un día265
con la puerta interceptada.
Porque no venga. Con Dios.
ELENA

 (De pronto.) 

No, no te vayas.
PAULINA

 (Observando a ELENA.) 

¿Sí?
ELENA
Espera.
DIEGO

 (Observándolas.) 

(Quieren hablarse. Si oyera
lo que han de hablarse las dos...)270

 (DIEGO se dirige a la puerta que conduce a la calle.) 

PAULINA

 (Acercándose a DIEGO.) 

Si vas a mi casa, di
a Pedro...
DIEGO
No, si no voy.

 (Sale.) 

ELENA
(Si él guarda la llave, estoy
segura...) Espérame aquí...

 (Entra en su habitación.) 

PAULINA

 (Cerca del armario.) 

Bien.


Escena VII

 

PAULINA. Después DIEGO.

 
PAULINA
¡Qué confusa batalla
275
de dudas!... ¿Cómo se fue?
DON JUAN

 (Dentro del armario.) 

¿Paulina?
PAULINA
¡Ah!
DON JUAN

 (Mete un papel por las junturas de las tablas.) 

Toma y lee.
PAULINA
¡Gran Dios!

 (PAULINA está un momento dudosa. Se acerca al fin a tomar el papel y se encuentra con DIEGO.) 

¡Ah!
DIEGO

 (DIEGO toma el papel.) 

¡Chist! Vete y calla.

  (DIEGO se adelanta y lee el papel. PAULINA queda en el fondo.) 

PAULINA
¡Yo sueño!... ¿Ese escrito?... ¡Ya
comprendo lo que ha de ser!...280
Sin duda logró romper
alguna tabla y querrá
por mi casa... Me ha ultrajado:
no debo hablarle. Si accedo,
creerá que olvido... ¿No puedo285
valerme de algún criado?
Pero ¿y si alguno le ve
tan de mañana salir?...
¡Mi honra!... Puedo advertir
que le detengan... ¿Qué haré?290

  (Repara en la emoción de DIEGO.) 

Pero Diego... ¡Está mortal!
Una desgracia preveo,
si los dos... ¡No dudo!

 (Sale precipitadamente.) 

DIEGO
¡Creo
que lo he comprendido mal!...


Escena VIII

 

DIEGO. Vuelve a leer el papel.

 
DIEGO
«¡Perdona y sálvame! Yo295
mi conducta explicaré;
y si aquí he venido, fue
porque Elena me citó.
Tengo una tabla vencida:
si libre paso me das300
por tu casa, salvarás
muchas honras y una vida».
Elena dice... ¿Y con calma
miro...? El mal que me sucede
es tan grande que no puede305
entrar de un golpe en el alma.
¡Qué horroroso desconcierto!
¡En un momento perece
honra, amor!... Sí, sí, parece
imposible, pero es cierto.310
Voy a arrojarle su atroz
perfidia...

 (Se dirige al cuarto de Elena y se detiene.) 

No, no te creo

  (Llevándose la mano al corazón.) 

Muestras ira y es deseo
del soborno de su voz.

 (Pausa.) 

Él... ¡Lo puedo asesinar315
y arrastrar por los cabellos!
Pero... ¡mejor fuera que ellos
me acabaran de matar!

 (Cayendo en una silla.) 

¡Que esto pueda un desvarío!

 (Abismado y en voz baja.) 

¡Que tenga tantas dobleces320
un corazón!... ¡Cuántas veces
he estrechado sobre el mío
aquel abismo profundo
de iniquidad!... ¡Y creía
que entre mis brazos tenía325
toda la dicha del mundo!
¡Eh!... ¡Basta!

  (Se levanta.) 

De esa mujer
ya ni aun vengarme pretendo.
Sí, pero seguir viviendo
él y yo... no puede ser.330
¡De aquí lo saco! Segundo
será testigo, y que Dios
decida cuál de los dos
debe quedar en el mundo.
Lo mismo me importa... Aquí335
¿quién dichoso puede ser
si la dicha es la mujer
y la mujer es así?
¿Segundo?

 (Llamándole en voz baja y en la puerta.) 



Escena IX

 

DIEGO, SEGUNDO.

 
SEGUNDO

  (Mirando con temor a DIEGO.) 

Aquí está. (¿Qué nuevas
me aguardan?) Di, ¿qué meditas?340
DIEGO
(Es mejor... Dejaré escritas
dos letras...)
SEGUNDO
¿Qué?
DIEGO
No te muevas
de aquí.
SEGUNDO
¿Ese aspecto sombrío?...
DIEGO
¡Silencio!
SEGUNDO
Saber anhelo...
¿De qué se trata?
DIEGO
De un duelo.
345
SEGUNDO
¡Un duelo!
DIEGO
A muerte.

 (Entra en su despacho.) 

SEGUNDO
¡Dios mío!


Escena X

 

SEGUNDO. Después ELENA.

 
SEGUNDO
¡Ay de mí! ¡Quiere matarme!
Pero ¿qué he hecho yo?...
 

(Ruido en el armario. Don SEGUNDO se estremece.)

 
¡Ay!... También
creí que me amenazaban
los muebles. Pero ¿cuál es350
mi crimen, que así subleva
a todos? Porque pensé
y tuve intención... Pues de esto

 (Incómodo.) 

Dios solamente es el juez.
Si pensamientos merecen355
un castigo tan cruel,
tan bárbaro, ¿quién se libra
de que le estrujen la nuez?
¿Echo a correr?... ¿Qué dirán?
No, yo no quiero correr360
ni batirme.

  (Se sienta con ira.) 

ELENA
(¡Ya no hay duda!
¡Guardar con tal interés
la llave!...)
SEGUNDO
¡Elena! Usted puede...
ELENA
¿Qué?
SEGUNDO
(Si la alboroto, creerán
que tiemblo...)
ELENA
Esa palidez,
365
ese sobresalto...
SEGUNDO
¿Yo?
Pues si estoy tranquilo...
ELENA
¿Y él?
¿Dónde está Diego?
SEGUNDO
Le aguardo.
ELENA

 (Con inquietud.) 

Pero ¿qué pasa?
SEGUNDO
Pues bien,
quiere salir a batirse...370
ELENA
¡Batirse!... ¡No me engañé!
SEGUNDO
¿Usted sospechaba?...
ELENA
¡Todo!
SEGUNDO
Vuelve...

 (Mirando a la puerta por donde entró DIEGO.) 

ELENA
Retírese usted.
Yo sola...
SEGUNDO
(Esto no es huir.)
ELENA
¡Pronto!
 

(SEGUNDO quiere dirigirse a la puerta de la calle. Sale DIEGO. Retrocede y se mete en la habitación de ELENA.)

 
SEGUNDO
Si avanzo, me ve.
375


Escena XI

 

ELENA, DIEGO.

 
DIEGO
Esto se acabó. ¿Quién...?
ELENA
¿Diego?
DIEGO
(¡Ella!)
ELENA
Yo soy quien te espera.
¿Dónde vas?
DIEGO
(¿De qué manera
la echaré?)
ELENA
¡Yo te lo ruego!...
DIEGO
¿El qué?
ELENA
¡Descúbreme el alma!
380
DIEGO
(¡Oh!)
ELENA
Tu impaciencia reporta,
que en fin... lo que más importa
se ha de tratar con más calma.
Si algo callé...

  (Con mucha intención.) 

DIEGO
(¿De qué modo...?)
ELENA
Por prudencia o temor ciego,385
habla, pregunta.
DIEGO
Sí, luego,
no tiembles... Lo sabrás todo.
Ve... y una carta hallarás
ahí dentro; quizás consiga...
ELENA
¡Nada quieres que te diga!390
¡Nada me dices!
DIEGO
¿No vas?
ELENA
(¡Ay de mí! Quiere que calle,
que no hablemos de... ¿Qué haré?
¿De qué modo empezaré
sin que su cólera estalle?)395
DIEGO

 (En tono amenazador.) 

¡Elena!
ELENA
Si estoy callada.
DIEGO
¿Te vas?

  (Reprimiéndose.) 

¿Tendré que sacarte
de aquí?
ELENA
Si no voy a hablarte...
Descuida, no diré nada.

 (Pausa corta.) 

¡Tú quedaras satisfecho400
si el alma hablara sin voces!
Y... ¡cómo no me conoces
si me tienes en tu pecho!
DIEGO
(¡Y yo escucho!...)
ELENA
Di la pena,
el error que te fascina.405
DIEGO
(De este modo se camina
a la infamia.) Vete, Elena...
ELENA
Pues dime... si es tu deber.
Hablemos... Yo te prometo...
Si Dios no quiere secreto410
entre marido y mujer;
sólo la muerte, ten calma,
rompe obligación tan fuerte.
¡Mientras no llega la muerte
los dos se deben el alma!415
DIEGO
¡Pues bien!

 (Dirigiéndose al fondo.) 

ELENA

 (Cogiéndole de un brazo.) 

¡Oh!
DIEGO

 (Aparentando calma.) 

No has de decir
nada que mi intento tuerza.
ELENA
Tendrás que usar de la fuerza
si no me quieres oír.
DIEGO
¡Aparta!...
ELENA
Pues ¿no has oído
420
que soy tu mujer?
DIEGO
¡Oh, sí!
Ya lo sé.
ELENA
¿Tan mala fui
que lo sientes? ¿No lo he sido
atenta siempre a tu amor,
a tu llanto, a tu placer?425
¿Y no he de ser tu mujer
para tratar de tu honor?
DIEGO
¡No grites!
ELENA
Bien, eso sí.
Yo te hablaré como quieras,
pero habla.
DIEGO
¿No consideras
430
que por mi honor y por ti
me callo? ¿No has advertido,
en medio de tu despecho,
que el hombre de cuyo pecho
eterno huésped has sido,435
que en sus burlas y sus veras,
en sus virtudes y faltas,
pensaba... con voces altas
para que tú las oyeras,
una vez que se ha propuesto440
a tu vista enmudecer,
muy dura tiene que ser
la mordaza que le has puesto?
¿No ves que este acusador
silencio que te exaspera445
es la fineza postrera
que puede hacerte mi amor?
¿Y no adviertes que en seguida,
si te descubro mi pecho,
tendré que decir: «¿Qué has hecho450
de mi honor y de mi vida?»?
¡Un hombre a ti se presenta
y en solo un día!
ELENA
¡Oh! ¿Tú crees...?
DIEGO
Basta. Si hablar de esto... es
encenagarse en la afrenta.455
Déjeme usted, pues me vende...
ELENA
¡Oh!...
DIEGO
Conservar todavía
la parte de la honra mía
que sólo de mí depende.
ELENA
Oye y sabrás de qué modo460
ha entrado.
DIEGO
¿Y quién lo citó?
ELENA
¡Yo misma!... Calla, que yo
quiero decírtelo todo.
¡Calma! Tuvo la osadía
de hablar de amores conmigo...465
 

(Movimiento de ira en DIEGO.)

 
Oye y verás cómo digo...
DIEGO
¿No sigues?
ELENA
¿Qué te decía?
DIEGO

 (Con sarcasmo.) 

¿Ya no atinas?...
ELENA
¡Dios bendito!...
Cuando tu voz me condena,
¿también que me ahogue la pena470
es señal de mi delito?
¡Diego, que de esta manera
me trates!...
DIEGO
Di..., pierde el miedo.
Ya te escucho. (Ya no puedo
dejar de oírla, aunque quiera.)475
ELENA
Me habló... Ya te dije... En fin,
antes que yo respondiera,
me suplicó que saliera
a la reja del jardín.
Dije que sí, mas, ¡por Dios!,480
para que fuera Paulina
en mi lugar. Tú imagina...
La venganza de las dos;
el escarnio del que infiel...
DIEGO
¿Y ella supo...?
ELENA
Sí; y se aleja
485
de aquí y estaba en la reja
esperándole; mas él
detenido se quedó
sin duda al salir la gente
y, ¿lo creerás?, de repente,490
¡aún tiemblo!, aquí apareció.
Volviste tú, ¡tan de priesa
nos quiso vengar el cielo!,
y arrastrando por el suelo
se escondió bajo la mesa.495
DIEGO
(¡Oh!)
ELENA
Lo demás tú lo sabes.
Si aún dudas...
PAULINA
¿Elena?
ELENA
¡Ah! Ven.


Escena XII

 

DIEGO, ELENA, PAULINA. PAULINA entra creyendo encontrar a ELENA sola. Al ver a DIEGO se para.

 
ELENA
Pregúntale, yo no he hablado
con Paulina. Indaga...
PAULINA
¿Qué?
(Ya comprendo.)
DIEGO
(Este consuelo
500
que me inunda, ¿puede ser
engañoso?)
ELENA
Dime: anoche
¿qué te dije?
PAULINA
(¿Qué diré?)
ELENA
Mira que no necesito
disculpas y mira bien505
al hablar, que es la mentira
la que me puede perder.
PAULINA
Dijo Elena que a la reja
del jardín...
DIEGO
Basta, no des
más explicaciones...
ELENA

 (Mirándole llena de gozo.) 

¡Diego!
510
DIEGO
Perdóname.
ELENA

  (Echándose en sus brazos.) 

¡Ay! Otra vez
no dudes, por Dios... Te cuesta
muy caro y a mí también.
PAULINA
(Ya no habrá más pesadumbre
que la mía... Y el infiel515
quiere hablarme. ¿Qué podrá
decirme?... No, que se esté
allí solo; y cuando pueda
salir sin que extrañen...)
DIEGO
¡Eh!...
Ya esto es otra cosa. Ahora...520
Dejadme...
ELENA

 (Alarmada.) 

¿Qué vas a hacer?
DIEGO
No te apures. Nada. (¡Echar
de mi casa a puntapiés!...)
ELENA
¡Diego! (¿Que no he de salir
del peligro?) Mira, ten525
prudencia. ¿Qué apetecías?
¿Vengarte? Pues ya te ves
vengado, y de una manera
bien cumplida. ¿Escarnecer
un don Juan? ¿Quién ha sufrido530
un escarnio más cruel?
Y, en fin, aunque yo repruebo
como tú su proceder,
medita, Diego, que ha sido
estimulado tal vez535
por la escena que los dos
aquí tuvimos ayer.
PAULINA
¡Ay Elena, que mil veces
yo lo he pensado también!
ELENA

 (Mirando al armario.) 

Y pues tienes que sacarlo...540
DIEGO
¿Tú sabes...?
ELENA
Lo adiviné.
No me asustes, no me dejes
temiendo que ahora o después...
¿Quieres con mostrarle ira
echarlo todo a perder?545
Muéstrale que haberle puesto
escarnecido a tus pies
no te ha costado siquiera
el más leve padecer.
Aparezca en tu sosiego550
inalterable la fe
que me debes; y si anhelas
completamente vencer
y la más noble venganza
después de la más cruel,555
pues es fuerza que le hables,
háblale, pero ha de ser
procurando de un malvado
hacer un hombre de bien.
PAULINA
¡Hazlo por mí..., porque Dios560
te dio tan buena mujer!
(¡Ah!... Ya siento...)

 (Dirigiéndose a la puerta que conduce a la calle.) 



Escena XIII

 

Dichos, GIL.

 
GIL

 (Bajo a PAULINA.) 

Señorita,
me ha dicho Pedro que aquel
caballero...
PAULINA
Que al momento
venga aquí, ¡volando!
GIL
Bien.
565


Escena XIV

 

ELENA, PAULINA, DIEGO, SEGUNDO.

 
SEGUNDO
(¿Me atreveré?... Ya parece
más blando.)
PAULINA

  (Volviendo a DIEGO.) 

Si ahora que cree
que su afrenta y todo el mundo
se ha de volver contra él,
tú llamas a su conciencia570
con tus palabras y él ve
que renace su esperanza
del angustioso tropel
de sus males, ¿qué ocasión
más propicia para hacer575
que eterno arrepentimiento
le regenere?
ELENA

 (Aparte a DIEGO.) 

Ya ves...
Ella le adora...
PAULINA
Pensaba
su memoria aborrecer,
te lo juro; mas si tú580
le haces bueno, le querré.
¿Por qué ha de ser imposible
que se enmiende? No lo es.
Él no es tonto, y el ser malo
me parece la sandez585
más grande.
SEGUNDO

 (Enternecido.) 

(Sí... ¡Pobrecita!...
Dios te pague el interés...)
PAULINA
¿Sí? ¿Le hablarás?
DIEGO
¡Quiera el cielo
que en eso estribe tu bien!
Idos...
PAULINA
No, si está en mi casa.
590
ELENA
¡Ah!
DIEGO
¿Cómo?
PAULINA
Sí, yo mandé
a un criado... mientras tú
leías aquel papel...
Y quiere hablarme, y le he dicho
que venga y creo conocer595

  (Escuchando.) 

sus pasos... y viene...
DON JUAN

 (Entrando con resolución.) 

¡Si esto
es probar mi intrepidez!...

 (Se queda en el fondo.) 



Escena XV

 

ELENA, PAULINA, DIEGO, DON JUAN, SEGUNDO.

 
PAULINA
Aquí está.
ELENA
Diego, por Dios...
DIEGO
Descuida.
 

(PAULINA pasa al fondo a hablar con DON JUAN.)

 
SEGUNDO
(¡Conque éste es!...

 (Por DON JUAN.) 

Y nada sabe.

 (Mirando a DIEGO.) 

Y yo estoy
600
en buen lugar. ¡Oh, placer!...)

 (Pasando al lado de ELENA.) 

¿Vecinita?...
PAULINA
Ya lo sabes.
Quisiste hablarme; pues bien,
habla con Diego.
DON JUAN
¿Es posible?...
PAULINA
Nada tienes que temer.605
Elena y yo conseguimos...
DON JUAN
¡Elena y tú!...
PAULINA
Habla con él.
DON JUAN
(¿Qué es esto?)
PAULINA

 (Suplicante.) 

Salid.
 

(ELENA examina con recelo a DON JUAN.)

 
DON JUAN
(¿Qué quiere darme a entender
su mirada?)

  (Por ELENA.) 

ELENA
(¡Quiera Dios
610
que me engañe!...)
SEGUNDO
¿No sabré,
vecina, qué significa
lo que pasa?
ELENA
Venga usted.


Escena XVI

 

DIEGO, DON JUAN. Pausa.

 
DIEGO
(Ya que el lance se ha venido...)
DON JUAN
(¡Acabemos de una vez!)615
Yo...
DIEGO
Silencio. Lo sé todo,
don Juan. ¿No lo he de saber
si hasta hay en mi casa muebles
que se hacen lenguas de usted?
No tema usted que pretenda620
humillarme. No, al revés...
Usted se sorprenderá...
y yo me alegro, porque
sorprender a los don Juanes
me causa mucho placer.625
Ya ha probado usted la copa
del escarmiento... Pues bien,
escarmiento sin enmienda
es árbol sin fruto, es
dolor sin bálsamo. Y quiero630
conseguir que el hombre infiel
que halló escarmiento en mi casa
halle la enmienda también.
Don Juan, nada ha sucedido,
y nadie lo ha de saber.635
Fue de noche, hubo tinieblas,
salió la luz y se ve.
Esa niña, esa infeliz,
única rosa tal vez
que ha brotado en su camino640
y no han hollado sus pies,
ya sabe usted que le adora;
que mi honrada sencillez
pidió su mano y yo creo
que, al tratarla con desdén,645
usted, aun más que con ella,
consigo mismo es cruel.
¿Quiere usted que Elena y yo
seamos padrinos?
 

(DON JUAN quiere hablar.)

 
Después...
que usted pruebe con las obras650
que es digno de tanto bien.
Antes de llegar al puerto,
cual sospechoso bajel,
debe estar en cuarentena
hasta que seguro esté655
y los médicos del alma
patente limpia le den.
 

(DON JUAN quiere hablar.)

 
Aquí se queda usted solo;
quiero dejar en el fiel
su decisión, sin que nada660
la violente. Si usted cree
que puede su corazón
dignamente responder,
nos llama y... buenos amigos
le darán el parabién.665
Si usted vacila, se va;
se va para no volver.
Piense usted que este momento
decisión de muchos es.
Si hoy dice usted: «Es temprano»;670
mañana tarde ha de ser.
Conque, abur. Éste soy yo.
Veremos quién es usted.

 (Vase segunda derecha.) 



Escena XVII

 

DON JUAN. Permanece un momento en profunda meditación; poco a poco va asomando a sus labios una sonrisa maligna.

 
DON JUAN
Sí, no hay duda: todo ha sido
obra de Elena, que bien675
su mirada al despedirse
lo quiso dar a entender;
y aun Paulina me lo dijo
con su sandia candidez.
¿Es sueño? Me da una cita680
y apenas pongo aquí el pie
vuelve Diego; me conoce
y me tiene en su poder
y me encierra, y cuando pido
desesperado un cordel,685
ella, sólo con pretexto
de Paulina y de su bien,
amansa las tempestades
y, aprovechando el revés,
aún me coloca en mejor690
posición que me encontré.

 (Ebrio de gozo.) 

¡Oh, fortuna! ¡Me debías
desquite, por tanta hiel
como he tragado!... A la niña
puedo entretenerla un mes695
un año... ¡Oh, dicha!... Aquí mismo
dos letras escribiré,

 (Saca una cartera, rompe una hoja y escribe.) 

y sepa Elena al instante
que estoy al cabo... Eso es.

 (Acabando de escribir.) 

Ya de acuerdo, se las doy700
al descuido... Llamaré
corriendo, no diga Elena
que he tardado en comprender...

  (Tira del llamador de la derecha.) 

y los otros que vacilo

 (Con sarcasmo.) 

para aceptar el Edén.705


Escena XVIII

 

DON JUAN, PAULINA, ELENA, DIEGO, SEGUNDO.

 
PAULINA
¡Juan!
DON JUAN
¿Dudabas?...
PAULINA
Consumida
estaba por la impaciencia,
temiendo que tu conciencia
permaneciese dormida.
DON JUAN
Pues ya ves...
PAULINA
Sí, ¡ya florece
710
mi esperanza!
DON JUAN
Agradecido
les estoy...
DIEGO

 (Desde la puerta a ELENA.) 

Ha respondido
a mi voz.
ELENA
Así parece.
PAULINA
¿Ves qué buenos?
DON JUAN
Sí, ya veo
su interés, y ellos verán715
que agradezco...
PAULINA
Ven...
SEGUNDO
¿Don Juan
va a casarse? No lo creo.
DON JUAN
Pido a usted, si le ofendí,
que olvide...
DIEGO
Ya basta.
DON JUAN
Y ruego
también a Elena que...

  (Pasa a su lado.) 

PAULINA
¡Ay, Diego,
720
qué alegre me tienes!
DIEGO
¿Sí?
PAULINA
¿Conque serás el padrino?
DIEGO
Ya veremos de qué modo
se porta.
DON JUAN

 (Bajo a ELENA.) 

Señora, todo
lo comprendo, lo adivino.725
ELENA
Yo me alegro, si adivina...
DON JUAN
Este papel es testigo.

  (Le entrega el papel y vuelve a hablar con DIEGO y PAULINA.) 

ELENA

 (Leyendo el papel.) 

«Comprendo el plan y lo sigo,
entreteniendo a Paulina».
(¡Interpreta este momento!...730
¡Jesús, qué infame cinismo!
¿Quién pudo hacer de sí mismo
un escarnio más sangriento?)
¿Diego?

 (Llamando a DIEGO, que habrá pasado al centro a hablar con SEGUNDO.) 

DIEGO
¿Qué tienes? Estás...
ELENA
Calla, lo vas a saber.735
¿Me das palabra de hacer
lo que te diga y no más?
DIEGO
Sí.
ELENA
Mira.
 

(DIEGO al leer el papel hace un movimiento de indignación.)

 
Ni indignación
merece; ¡ni aun tu desprecio!
Tú déjame a mí.
DIEGO
¡Qué necio
740
he sido!... Tienes razón.
Sólo me queda el afán
de no verle.
ELENA
Pues domina
hasta ese afán. A Paulina
dale ese papel. ¿Don Juan?745
 

(DON JUAN se acerca muy solícito a ELENA. DIEGO pasa al lado de PAULINA.)

 
¡Si algún espejo brillante
para verse el alma hubiera,
más castigo no le diera
que ponérselo delante!
DON JUAN

 (Confundido.) 

(¡Oh!)
DIEGO

  (Conteniendo un movimiento que hace PAULINA al leer el papel.) 

Ni enojo, ni desdén.
750
PAULINA
Nada. Todo es excusado.
No es tan fácil de un malvado
hacer un hombre de bien.
SEGUNDO
(¿Qué es lo que pasa?)
DIEGO
(¡Éstos son
los amantes!)
DON JUAN
(¡Oh, qué tormento!
755

 (Mirándole con miedo.) 

¿Si Diego...?)
DIEGO
Sí, ¡qué talento,
don Juan, y qué corazón!

 (Señala la puerta de la calle.) 

DON JUAN
(Un dolor nuevo me aflige,
me aterra y me hace cobarde.)
¡Paulina!...
 

(Entra GIL.)

 
PAULINA
¡Don Juan, es tarde!
760
¡Por allí!

 (Señalando la puerta de salida.) 

SEGUNDO
(¡Si yo lo dije!)


Escena XIX

 

DIEGO, ELENA, PAULINA, SEGUNDO y GIL.

 
PAULINA

 (A ELENA.) 

¡Oh, gracias!
SEGUNDO
(Nadie del mundo
ya entra aquí. Yo sólo y fijo...)
GIL
Señor, llorando me dijo
la mujer de don Segundo765
que no le deje usté un hueso
en su lugar.
DIEGO
¿Y por qué?
GIL
¡Toma! Porque le conté
el suceso...
DIEGO
¿Qué suceso?
GIL
Que atrevido y zalamero...770
Lo que anoche dije aquí...
DIEGO
¿Hablabas por ése?
GIL
¡Sí!
DIEGO
¡También Segundo!
GIL
¡El primero!
DIEGO
¡Siga la limpia!... ¿Eh?

 (Llamando a SEGUNDO.) 

SEGUNDO
¿Qué pasa?

  (Pasando al lado de DIEGO.) 

DIEGO
Tu esposa espera anhelante...775
SEGUNDO
¿Sí? Voy...
DIEGO
Dile que al instante
que tú vuelvas a mi casa,
cumpliré lo que me tiene
prevenido.
SEGUNDO
¿Pues qué asunto...?
DIEGO
Ella dirá.
SEGUNDO
Vengo al punto.
780
DIEGO
Bien.
SEGUNDO
Abur.

 (Vase.) 

GIL
¿A que no viene?


Escena XX

 

ELENA, PAULINA, DIEGO, GIL.

 
ELENA
¿Y tú serás infeliz
porque te he librado...?
PAULINA
¡Oh, no!
Este papel arrancó
mi cariño de raíz.785
Tú rompiste mi cadena.

 (Tomándole una mano.) 

DIEGO

 (Tomándole una mano.) 

¡Y consolaste mi afán!
ELENA

 (A PAULINA.) 

Nada esperes de un don Juan.

 (A DIEGO.) 

¡Nada temas de tu Elena!




 
 
FIN DE LA COMEDIA