El papel de la Universidad en la puesta en marcha eficaz del desarrollo sostenible

Vicente Marco Mancebón

Universidad de La Rioja

La Universidad, por esencia, ha de estar interconectada con su entorno y, por lo tanto, ha de ser sensible a todo él y en particular a los problemas que en cada momento le aquejan. Esta implicación ha de manifestarse a nivel local, pero sin perder nunca de vista el nivel global de modo que la Institución no pierda el carácter universal del que debe hacer gala.

Es la Extensión Universitaria una de las herramientas esenciales de que dispone la Universidad para contribuir a la solución de esos problemas. No cabe duda de que la calidad en la docencia y la excelencia de la investigación contribuyen en gran medida a esa tarea formando profesionales cualificados y con capacidad crítica y generando conocimiento. Sin embargo, sólo haciendo uso correcto y prolijo de la Extensión Universitaria, la Universidad será capaz de desempeñar una labor eficaz de sensibilización que sirva como motor de arranque para la puesta en marcha de acciones más o menos globales y de mayor o menor calado.

Hablemos de un caso concreto. Se trata de un problema grave de carácter global y profundo calado: la necesidad de establecer en el mundo, lo que el informe de 1987 de la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y Desarrollo («Informe Bruntland» o «Nuestro Futuro Común») definió como Desarrollo Sostenible.

Parece evidente que el modelo de desarrollo actual ha dado muestras de insostenibilidad; muestras de ser incapaz de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales y de no permitir que sigan haciéndolo las futuras:

La población mundial se está incrementando en gran medida día a día; la capacidad de producción de alimentos es cada vez más limitada por la reducción de suelo agrícola utilizable, por la reducción de la cantidad de agua dulce disponible para la agricultura y por la llegada al tope de la productividad mediante el uso de las técnicas empleadas a partir de la segunda revolución verde. Ello unido a las gigantescas desigualdades sociales dentro de cada país y entre países desarrollados y aquéllos en vías de desarrollo generará problemas insostenibles de producción continuada de alimentos y de movimientos migratorios.
Estamos en un momento sin precedentes en cuanto a la capacidad del ser humano para deteriorar el planeta en que vive, tanto en acciones puntuales como en comportamientos prolongados en el tiempo.

La alternativa propuesta a este insostenible modelo de desarrollo, el Desarrollo Sostenible, plantea la tesis de que el ser humano es capaz de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales sin poner en peligro el que puedan seguir haciéndolo las venideras. Ello en base a una adecuada organización social y a una correcta explotación de los recursos. Se trata de conseguir compatibilizar la rentabilidad económica y la producción continuada y segura de alimentos con el no deterioro del Medio Ambiente.

El Desarrollo Sostenible no es sólo un concepto o una simple manifestación de intenciones. Es un modelo de desarrollo que se apoya en estrategias de acción concretas. Por ejemplo, ciñéndonos a la actividad agrícola, clave en todo este problema por razones obvias, se van planteando estrategias concretas que contribuyen a ese Desarrollo Sostenible: adecuada ordenación del territorio, prácticas que minimizan la erosión del suelo agrícola, estrategias que minimizan la desertificación, acciones que mejoran las propiedades biológicas del suelo, pautas para el uso eficiente del recurso agua dulce, fertilización que reduce al mínimo la contaminación de suelos y aguas por fertilizantes sobre todo inorgánicos, técnicas que previenen la salinización y sodificación de los suelos, uso de la mejora genética tradicional y de la biotecnología, sistemas de manejo de plagas, enfermedades y malas hierbas y aumento de la capacitación de los recursos humanos activos en la agricultura.

Es posible y necesario formar en las universidades técnicos que conozcan el modo de aplicar las estrategias para la implantación del Desarrollo Sostenible. También lo es, seguir generando conocimiento que facilite dicha implantación mediante la investigación. Sin embargo, seguramente, todo ello sería insuficiente para ver conseguido el reto dentro de un tiempo que ya es limitado. Es necesario también sensibilizar a todos los sectores sociales, pues todos se han de convencer de que su participación es imprescindible para poder poner en marcha algo con implicaciones tan globalizadas y de tanto calado.

Aquí es donde ha de intervenir la Extensión Universitaria como tercer pilar sobre el que se levante la labor universitaria una vez más, orientada del modo siguiente:

Convenciendo a las instancias políticas de la necesidad de cofinanciar y coorganizar actividades de concienciación.
Haciendo al sector empresarial receptor de las actividades de Extensión Universitaria de modo que asuma con naturalidad la internalización de beneficios y costes medioambientales y otros relativos a la equitabilidad.
Consiguiendo que el resto de agentes sociales y cada ciudadano particular sean también receptores de las actividades de Extensión Universitaria para que se muestren sensibles al problema y efectivos a la hora de aplicar las estrategias que se les propongan para su solución.

Como conclusión final, me gustaría hacer una reflexión personal. La Universidad ha de tener en la Extensión Universitaria una herramienta eficaz para estar viva dentro de la sociedad en cuyo engranaje se sitúa. Además de ello, pienso que la efectividad de su labor pasa por el mantenimiento de la Universidad como una institución políticamente neutra que transmita a los ciudadanos sensación de sentido común y no de dirigismo en ningún sentido. Sólo si los ciudadanos confían en la neutralidad de la Universidad, en su capacidad de mantenerse al margen de luchas diferentes a lo que sea la solución de problemas para la mejora del bienestar de las personas y de su integridad como tales, la Extensión Universitaria jugará un papel clave en el devenir de la Universidad en particular y del progreso del ser humano y la sociedad en general, ejemplo de lo cual sería la implantación eficaz del Desarrollo Sostenible.