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1

Se llama pasar por cajas el acto de tomar razón en la tesorería general del nuevo soldado que libremente o por castigo ha asentado plaza, extendiéndose su correspondiente filiación. (N. del E.)

 

2

Fueron mentadas antiguamente las sabrosas enchiladas y bocaditos que se hacían tras de Regina en un jacal de cañas, de donde la almuercería tomó el nombre de Las Cañitas. En tiempos posteriores se puso un bodegón inmediato a la misma iglesia con el mismo nombre, pero sin la antigua fama, que ya también desapareció.

A orillas de la acequia en el paseo de la Viga había un jardincito donde Nana Rosa, que vivió cerca de cien años, con su afabilidad y genialidades atraía a los mexicanos a pasar en su casa alegres días de campo, haciéndose pagar muy bien los almuerzos que condimentaba, y hasta hoy hacen papel en los libros de cocina los Envueltos de Nana Rosa. (N. del E.)

 

3

Entre los sederos y tintoreros se llama así el color de púrpura más subido u obscuro de la seda. (N del E.)

 

4

Por otro nombre se conocen estas islas por las de los Ladrones.

 

5

Ciudad imaginaria que algunos, dando crédito a viajeros embusteros, buscaron inútilmente en la América española, llevados de las magníficas descripciones y ponderados elogios que se hacían de sus riquezas, fertilidad y hermosura. Hoy sólo se usa de su nombre como sinónimo de Paraíso de delicias para exagerar la abundancia de alguna ciudad o país, donde la tierra sin necesidad de cultivo produce espontáneamente todo lo necesario al hombre, que allí no tiene que trabajar para comer. (N del E.)

 

6

Un caballero.

 

7

Ley 31, tít. 14, part. 5.

 

8

Ley. 1, tít. 2, lib. 2 de la Recopilación.

 

9

En los mismos términos se expresa el señor Lardizábal en su discurso sobre las penas.

 

10

El señor Lardizábal, hablando sobre esto, dice que no es la crueldad de las penas el mayor freno para contener los delitos, sino la infalibilidad del castigo. Él mismo, después de apuntar el rigor de algunos países, dice que sin embargo continúan siempre los malhechores, como si no se castigaran con tal rigor, y añade: Así es preciso que suceda por una razón muy natural. Al paso que se aumenta la crueldad de los castigos, se endurecen los ánimos de los hombres, se llegan a familiarizar con ellos, y al cabo de tiempo no hacen ya bastante impresión para contener los impulsos y la fuerza siempre viva de las pasiones.