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ArribaAbajoCAPITULO VII.

De los otros quatro Arcangeles, de sus nombres, é Imágenes, y cómo puedan pintarse sin nota de error


I No es dudable, que ademas de los Espíritus Bienaventurados, de los quales ya hemos tratado, y de cuyos nombres poco antes hicimos mencion, hay otros quatro principales, que asisten continuamente ante el Señor, como dice la Escritura, donde leemos, que uno de ellos, á saber, S. Rafael, dice320: Yo soy el Angel Rafael, uno de los siete,que estamos siempre ante el acatamiento del Señor. Y el Arcangel S. Gabriel parece que confirma lo mismo con estas palabras321: Yo soy el Angel Gabriel, que estoy siempre ante el acatamiento del Señor, y que he sido enviado para hablarte. Lo que todavía parece se confirma mas, por lo que se dice en el Apocalipsis322: La gracia sea con vosotros,y la paz del que es....... y de los siete espíritus,que están delante de su trono. A que podrian añadirse algunos otros lugares. Y así, constando expresamente por la Escritura, que los Angeles principales, que están delante del Señor, son siete en número (pues no se ha de entender este lugar de la multitud, ó para explicarme mejor, de todos los Angeles en general, aunque algunos hayan sido de este dictamen)323, de los quales solo se nombran expresamente tres, á saber, S. Miguel, S. Gabriel, y S. Rafael: es consiguiente se queden otros sin nombrar, de los guales, con arreglo al fin, que me he propuesto, quiero exâminar tres cosas. I.ª quáles sean sus nombres, si es que los tienen: 2.ª si suelen, ó pueden pintarse: 3.ª de qué modo, y con qué divisas, ó señales se podrá hacer esto, sin caer en ningun error.

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2 En quanto á lo primero, digo, que los nombres recibidos de estos siete Angeles son los siguientes, Miguel, Gabriel, Rafael, Barachîel,Jehudiel, Uriel, Sealtiel. Digo recibidos, porque por lo que respeta á los tres primeros, constan expresamente sus nombres de las mismas Escrituras: y por lo que mira á los quatro últimos, hacen mencion de ellos Autores de mucha nota. El nombré de Barachîel, que se interpreta Bendicion de Dios, se colige del cap. 18. del Génesis, como lo afirma un diligente Escritor de estas materias324. El de Jehudiel, que significa Confesion, ó alabanza de Dios, se colige del 23. del Exôdo. El de Uriel, consta por los libros tercero, y quarto de Esdras, donde expresamente se nombra, los quales, bien que no tienen autoridad canónica; sin embargo tienen no poca recomendacion, y autoridad. Este mismo nombre de Uriel, ademas de Orígenes in Philocal. cap. 22 lo admiten S. Ambrosio lib. 3. de Fide ad Gratianum can. 2. Isidoro de Sevilla lib. 7. cap. 5. la Liturgia, ó Misa de los Mozárabes, que se lee tom. 4. Bibliothecæ Veter. Patr. Juan Gerson, part. 3. tract. 8. sup. Magnificat; y otros muchos, que alega el Autor citado. Finalmente, el nombre de Sealtiel, se colige, como lo afirma el mismo Escritor, del cap. 16. del Génesis.

3 Ni se opone á esto, lo que por otra parte parece una dificultad de mucho peso: á saber, que en el Concilio Romano celebrado el año de 745, que presidió el Papa Zachârías, fueron reprobados los nombres de los Angeles, que fingia Adalberto Herege, el qual acaso era tambien Mago: las palabras del Concilio son estas: Nosotros, por lo que nos ha enseñado vuestro santo Apostolado,y la divina tradicion, no reconocemos otros nombres   —148→   de Angeles, sino los tres de Miguel, Gabriel, y Rafael: á que asintieron todos los Padres del Concilio. Digo, que esto no obsta: porque admitiendo, como es el debido respeto este monumento tan grave, y de tanto peso; digo no obstante, ser verdad, que la Iglesia, por las Escrituras Canónicas, y por la Tradicion, no reconoce mas nombres ciertos de Angeles, sino los tres de Miguel, Gabriel, y Rafael: pero que los otros, no los reprueba expresamente, pues, como acabamos de ver, han hecho mencion de ellos, Doctores gravísimos, y Santos Padres. Y así el Papa Zachârías, presidente del Concilio, solamente condena aquellos nombres Mágicos, y fingidos, que el Herege, y Mago Adalberto producía en un sentido malo, y pernicioso, como consta del mismo Concilio. Y para que se vea, que nada fingimos, estos eran los nombres que les daba el mencionado Herege: El Angel Ragüel, el Angel Jubuel, el Angel Adimis, el Angel Jubuas, el Angel Sabaoth, el Angel Simihel. Los quales, fuera del nombre de Miguel, que allí se nombra, y del de Uriel, de quien hablamos antes; mas bien parecen ser nombres de demonios, que de Angeles, como refieren en dicho lugar los Padres del mismo Concilio: el qual, ó no condena expresamente los nombres de los quatro, de quienes hicimos mencion, ó solamente dexa de admitirlos por odio de Adalberto, que los confundia (á lo menos algunos de ellos) con los nombres de los Angeles, que él habia fingido. Este me parece un medio bastante cómodo, claro, y expedito para satisfacer á la autoridad de dicho Concilio. Ni esta es sentencia propia mia, sino la misma que defienden otros Autores clásicos, y eruditos. Véase al P. Cornelio Alápide en el cap. I. del Apocalipsis, y á los Padres Nicolas Serario325, y Martin del Rio326, ademas del   —149→   Padre Juan Luis de la Cerda, á quien tantas veces hemos citado327. Pero dexemos ya esta qüestion de nombre (que no contiene otra cosa esta disputa), puesto que consta claramente del hecho; esto es, que hay siete Angeles principales, de los quales se dice, que están delante del Señor, sea lo que fuere, de si pertenecen á la gerarquía superior, ó á la primera, sobre que dicen muchas cosas los Autores que hemos alegado.

4 Que se pueda, pues, no solamente pintar á dichos Angeles, sino que de hecho ha habido costumbre en la Iglesia de pintarlos (que es lo segundo que diximos antes, se podia exâminar) lo persuaden muchas razones sacadas de varias historias, y narraciones verídicas. Con efecto, que en la Ciudad de Palermo en Sicilia, hubo, y que todavía subsiste, un templo dedicado en honor de los dichos Angeles, lo afirma expresísimamente el P. Juan Estevan Menochîo en el lugar arriba citado, y el P. Cornelio Alápide, á quien citarémos despues: añade Menochîo, que presidiendo antiguamente en dicha Iglesia un piadoso Sacerdote llamado Antonio Duca, á impulsos de su piedad, y devocion, se fué á Roma el año de 1527, á fin de fomentar, y promover el culto de aquellos Espíritus Bienaventurados: cuyo negocio, como lo llevase con mucho teson, y ahinco, y lo encomendase muy de veras á Dios con fervorosas oraciones, y ayunos, dicen, que inspirado con luces celestiales, eligió para esto un vasto edificio, donde estaban antiguamente las Thermas de Diocleciano, que habia fabricado este Príncipe con excesivos gastos, y no sin derramamiento de mucho sudor, y sangre de muchos millares de Santos Mártires. Hácese de esto expresa mencion en el epitafio de la sepultura del mismo piadoso Sacerdote Antonio Duca,   —150→   en el Templo de nuestra Señora de los Angeles, que está en el Convento de Padres Cartuxos: y han fomentado mucho este culto los mismos Romanos Pontífices. Porque, ademas de Julio III. los Papas Pio IV. y Gregorio XIII. han cuidado diligentemente de dicho culto, segun refieren otros mas largamente: á mÍ me basta haberlos insinuado. Añade el P. Cornelio Alápide328, Autor digno de ser nombrado siempre con elogio, una cosa, que hace mucho á nuestro intento, esto es, que reynando Carlos V, y estando de Virrey en Sicilia el Excelentísimo Señor D. Hector de Pignatelli, cuidó de restaurar, y adornar dicha Iglesia dedicada á los Santos Angeles; y que instituyó una Hermandad en honor de aquellos siete Espíritus Celestiales. Lo que junto con otras cosas, que podria añadir, demuestra bastantemente, que no solo se puede, sino que realmente hubo costumbre en la Iglesia de pintar á los siete Santos Angeles, que están ante el acatamiento del Señor. No quiero ahora, ni me es posible omitir aquí, que ha mas de cincuenta años, que en un Templo de Alcalá de Henares, estudiando yo la Dialéctica en aquella Ciudad, ví pintados por un excelente Pintor á dichos siete Angeles con sus nombres, y señales: cuya Pintura exâminé con mucha atencion, en quanto permitía lo tierno de aquella edad; y no pongo la menor duda en que subsiste todavía en Alcalá dicha Pintura: pero todo esto me parece tan claro, que no hay para que cansarse mas en su investigacion.

5 Mas, quáles deban juzgarse las señales mas propias de dichos Angeles, para que puedan pintarse, y representarse sin peligro de caer en algun error, ó ligereza (que es lo último, que propusimos arriba) de nadie las podrémos tomar mejor, ni con mas extension, que del citado Alápide. Este Autor, en el lugar,   —151→   que citamos poco há, dice, que en el referido Templo de Palermo, se veían pintados aquellos siete Espíritus de esta manera, y con los siguientes símbolos, ó insignias: Á saber, S. Miguel, pisando al soberbio Lucifer: S. Gabriel, teniendo en la mano derecha una antorcha encendida, aunque encerrada en una linterna, y llevando en la izquierda un espejo de mármol encarnado: S. Rafael,teniendo un vaso en una mano, y guiando con la otra al joven Tobías, y además el pez, con cuya hiel se compuso la medicina para restituir la vista á su padre, que estaba ciego: Barachîel, que como diximos antes, se interpreta Bendicion de Dios, llevando un vaso lleno de rosas: Jehudiel, cuyo nombre, segun dexamos dicho, suena lo mismo que Confesion de Dios, ostentando en una mano una corona de oro, y en la otra un azote: Uriel, que significa, segun hemos ya explicado, Fuego, ó luz de Dios, empuñando una espada desenvaynada, y á sus pies ardientes llamas. Finalmente, Sealtiel, baxo cuyo nombre advertimos tambien antes, que se significa la Oracion de Dios, ó hecha á Dios, se veía pintado como quien está orando, teniendo los ojos modestamente baxos, y juntas las manos ante el pecho. De todo lo qual se echa de ver claramente, de qué manera, y con qué insignias deberán representarse estos Santos Angeles, si alguna vez hubieren de pintarse.




ArribaAbajoCAPITULO VIII.

De las Pinturas, é Imágenes del Angel Custodio, y de lo que ocurre mas digno de notarse sobre este punto


I Si tuviera que referir aquí, aunque de paso, lo que varios Escritores píos, y eruditos han dicho de la custodia de los Angeles, y de los Angeles Custodios; me tomaría un trabajo excesivo, y pasaría mas allá   —152→   de los límites, que me he prescripto, lo que, como he dicho, y siempre repetiré, deseo evitar quanto se pueda. Descendiendo, pues, á lo que es propio de mi asunto, supongo como cosa cierta, y que salva la Fé, no puede ponerse en duda, que todos, á lo menos desde el momento en que nacemos, hasta el fin de nuestra vida, tenemos destinado un Angel Custodio, que nos sirva de guia, y sea compañero perpetuo, é inseparable de nuestra peregrinacion, y de nuestra vida. Bastante nos dió á entender esto el mismo Jesu-Christo, quando hablando de los párvulos, dixo329: Sus Angeles siempre ven la cara de mi Padre. En este lugar se fundan todos los Santos Padres, é Intérpretes, los quales sientan esto con tal conformidad, que sería superfluo poner aquí un índice de ellos. Ciertamente, en los mismos principios de la Iglesia, tenian los Fieles esta verdad por tan constante, que siempre causa admiracion lo que se refiere en los Hechos Apostólicos: allí vemos, que habiendo el Angel libertado de la carcel á S. Pedro; como este llamase despues á la puerta de la casa de María madre de S. Juan, y una muchacha llamada Rhode dixese á los que estaban dentro, que habia oido la voz de Pedro, y ellos no la creyesen; insistiendo mucho la muchacha en que la voz, que ella habia oido era la de Pedro; no pudieron pensar otra cosa, sino, que el que estaba llamando afuera, no era Pedro, sino su Angel Custodio. Ellos decian (refiere el Sagrado Texto) su Angel es330. Lo que podría confirmarse con otros varios pasages: pero es preciso pasar á lo que insta mas.

Es, pues, tan claro, y evidente, que así este Angel, como otros Angeles Custodios, se han aparecido visiblemente varias veces, singularmente á aquellos, que estaban á su cuidado, que sería por demas traer en   —153→   confirmacion de ello muchas pruebas, y razones, Y por lo que toca á la Sagrada Escritura, aquel Angel, que de noche se apareció al Doctor de las Gentes San Pablo, que iba navegando hácia Italia, era sin duda alguna su Angel de guarda, como lo insinúan bastantemente aquellas palabras del mismo Apostol331: Aparecióseme esta noche el Angel de Dios, de quien yo soy, y á quien sirvo, diciéndome: Pablo, no temas. Porque, si bien estas palabras, de quien yo soy, y á quien sirvo, se refieran mas cómodamente á Dios; sin embargo, si se penetra bien el sentido de todo el Texto, se manifiesta bastante, que el Angel, que se le apareció, no era otro, sino aquel á cuya guarda, y tutela estaba el Apostol particularmente encargado. Y por lo que mira á las Historias Eclesiásticas, así antiguas, como modernas, nada hay en ellas mas freqüente, que el haberse aparecido los Santos Angeles de guarda á aquellos, que estaban baxo su tutela. Paso en silencio muchas Historias pías, y sagradas, tanto de los antiguos, como de los modernos. Con efecto, de mi Gran Padre, y Patriarca S. Pedro Nolasco, se refiere expresamente lo mismo con estas palabras: Tuvo el honor de que se le apareciese á menudo el Angel Custodio, y la misma Santísima Virgen.

3 Viniendo ahora á lo que es mas de mi intento, digo, que ya por lo que nos representan estas apariciones, ó ya por considerar la cosa, como ella es en sí, pintan comunmente los Pintores al Angel Custodio, representándonos á un hermoso joven con sus alas, que toma de la una mano á un muchacho, y con la otra le está enseñando el Cielo. Una, y otra cosa me parece muy bien: porque primeramente está muy claro, y es cosa, que puede manifestarse copiosamente por la Escritura, é Historias Eclesiásticas, que los Angeles se   —154→   han aparecido muchas veces en figura de jóvenes, ó de mozos, aunque freqüentemente se llamen varones332: y por otra parte tiene bastante conformidad el pintar en figura pueril, ó de muchacho á aquel, que está baxo la tutela del Angel; así por haber dicho Christo, hablando de los Angeles Custodios, que los párvulos, y pequeñuelos estaban baxo su custodia, y tutela, quando dixo333: Cuidado no desprecieis á ninguno de estos párvulos (y diciendo esto, tenia Jesu-Christo, y les estaba enseñando á un párvulo, que estaba cerca de sí); porque yo os digo, que sus Angeles en el Cielo, &c. como tambien, porque la naturaleza humana, aunque racional, comparada con la Angélica es inferior, por cuyo motivo está muy bien representada en la persona de un párvulo.

4 Sin embargo de ser esto así, le parecerá sin duda necesario al que quiera exâminar mas á fondo la materia, ser de mi cargo el poner aquí algunas otras advertencias. La primera, el ser cosa cierta, que no siempre el Angel de guarda se ha aparecido como joven, y que se ha manifestado bastantes veces en figura de muchacho, como lo convencen infinitos exemplos, que juntó, y en parte dió á luz un Escritor334, á quien muchas veces hemos citado. Entre dichos exemplos, el que me parece hace mas al caso para nuestro asunto, es el que refiere el Autor de la vida de Santa Francisca Romana, con estas palabras: Tenia ella (Santa Francisca) desde su niñez un Arcangel, que era su compañero perpetuo, y el protector de su castidad, el qual por lo comun iba vestido con túnica blanca, y otras veces la traía de color cerúleo. Y añade, hablando de este Arcangel, que su estatura no excedia á la de un muchacho. Pero ya que hemos llegado aquí, casi tendria   —155→   por un grave delito, el pasar en silencio lo que cuenta de sí misma aquella prudentísima Virgen, y Madre Seráfica Santa Teresa de Jesus (á quien solo nombrarla, es colmarla de muchos, y singulares elogios), la que escribió tan bien, y con tanto acierto, que nos dice la Iglesia nuestra Madre, que nos alimentemos con sus escritos, y que aprendamos de ellos el modo de rogar á Dios. Refiriendo, pues, esta Santa por precepto de obediencia (que de otro modo nunca lo hubiera hecho), los singulares beneficios que en ella habia obrado Dios, dice las siguientes palabras, que ella misma escribió con aquella propiedad de lenguage en que sobresalió tanto335: Quiso el Señor, que viese aquí (esto es, en el lugar donde entonces moraba la Santa) algunas veces esta vision. Vía un Angel cabe mí hácia el lado izquierdo, en forma corporal,lo que no suelo ver sino por maravilla: aunque muchas veces se me representan Angeles, es sin verlos, sino como la vision pasada que dixe primero. En esta vision quiso el Señor la viese ansí. No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido, que parecia de los Angeles muy subidos, que parece todos se abrasan. Deben ser los que llaman Serafines, que los nombres no me los dicen; mas bien veo que en el Cielo hay tanta diferencia de unos Angeles á otros, y de otros á otros, que no lo sabria decir. Víale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecia tener un poco de fuego. Este me parecia meter por el corazon algunas veces, y me llegaba á las entrañas: al sacar, me parecia las llevaba consigo, y me dexaba toda abrasada en amor grande de Dios. Hasta aquí la Seráfica Madre Santa Teresa, la que añade otras cosas dignísimas todas, no solamente de ponerse aquí, sino de escribirse tambien en láminas de bronce, y aun de oro. De lo dicho facilmente se   —156→   colige, por notar esto aunque de paso, que no hacen bien los Pintores (y lo hacen freqüentísimamente) quando en la Imagen de esta Santa, pintan al dicho Angel en figura, no de muchacho, sino de un joven ya de alguna edad crecida, advirtiendo tan claramente ella misma en este lugar, que se le habia aparecido, no como joven, sino como muchacho, y no grande, sino pequeño, con aquellas palabras: No era grande, sino pequeño.

5 Mas, sobre si este Angel, que se apareció á Santa Teresa, y que le traspasó el corazon con una herida tan suave, y apacible, era uno de los Serafines, ó su Angel Custodio; no me atreveré yo á afirmarlo, no teniendo para ello bastante razon: pero sí supongo, que á algunas almas muy escogidas, y singularmente queridas de Dios, les destina el Señor por Custodio á alguno de los Angeles mas elevados, y por tanto á alguno tambien de los mismos Serafines, lo que me era muy facil probar, y hacerlo patente, si (como he dicho muchas veces) fuera permitido desviarme de mi propósito. Esto supuesto, ya que no podamos afirmar absolutamente, y sin quedar en ello ninguna duda, que el Angel, de que hablamos, era uno de los Serafines; podrémos por lo menos sospechar, que era el Angel de guarda, que Dios habia dado á esta sagrada, y religiosa Virgen. Con efecto, no seria de extrañar, que á una alma, que estaba abrasándose en ardores Seráficos, se le diese por Custodio, y tutelar, no menos, que un Serafin. Esto he dicho quanto á la forma, y figura en que puede cómodamente pintarse el Angel Custodio.

6 Pintan tambien al que está baxo la custodia del Angel, en figura de muchacho, como mas arriba hemos advertido, y aprobado, por las razones, que allí hemos insinuado. Pero algunas veces le pintan tambien (lo que tampoco me parece mal) en trage, y figura de un varon, á quien el mismo Angel le está enseñando   —157→   el camino real, por donde se sube al Cielo, esto es, el de la Cruz; pues por ella, con toda seguridad, y sin ningun peligro de error, ó de caida, se abre un camino llano para ir á la gloria; de suerte que al contemplar esta imagen, que he visto ya algunas veces, y no he podido dexar de celebrarla, parece que el Angel Custodio, como guia del hombre, le está inculcando aquello del Poeta336: Sic itur ad astra: Por ahí se vá al Cielo. Baste esto, segun mi instituto, por lo que toca á las Pinturas del Angel Custodio: pasémos ya á otra cosa.




ArribaAbajoCAPITULO IX.

De las Pinturas, é imágenes de las Almas,principalmente de las de los Justos; y qué es lo que se ofrece que advertir acerca de ellas


I La misma experiencia nos está enseñando, que no hay error alguno, por mas que disuene á la razon, que dexe de tener algun Patrono, lo que podria probarse, y convencerse con infinitos exemplos: mas por lo que hace á nuestro caso, es un error sobradamente contrario á la razon, el que el alma racional, siendo por otra parte eterna, é inmortal, conste de algun cuerpo, bien que este fuese sutil, ó menos craso. Sin embargo abrazaron este error con ambas manos algunos Patronos no despreciables, y de no poca fama. Porque, dexando á parte por ahora los errores, que sobre este particular defendian los Gentiles, que nos subministraban un campo espacioso, y dilatado para hablar sobre esta materia, y aun para salirnos del asunto; defendieron principalmente el referido error Tertuliano337, Arnobio338, y otros, á quienes, á lo que yo pienso, precedió   —158→   Orígenes339. Ni es de maravillar: pues despues de muchos siglos, Fausto, que de Monge Lirinense, pasó á Obispo de Rhegio, defendió el mismo error con tanta tenacidad, que compuso un libro entero para defender este punto340. Claudiano Mamerto341 refutó á Fausto, haciendo ver claramente la verdad: á este subscribieron todos los amantes de la verdadera, y sólida Filosofia, y Theología; de suerte, que el que defendiese ahora el mencionado absurdo, ó defendería una Heregía manifiesta, ó por lo menos un error verdaderamente intolerable.

2 Mas no por esto se ha de pensar, que sea patrocinar dicho error, el decir, que pueden de algun modo pintarse las almas; pues todo lo que hemos referido en este libro segundo tratando de los Angeles, que son Espíritus incorporeos, é inmateriales, y aun lo que llevamos dicho del mismo Dios, convence bastantemente lo contrario. Solo falta advertir ahora, lo que deberá observarse, quando venga este lance. En primer lugar es cierto, que las almas de los difuntos, ya sean de las que fueron á gozar de Dios, ya de las que están ardiendo en el Purgatorio, y purgando sus manchas, ó ya las de los infelices condenados, que están padeciendo en el Infierno tormentos eternos, se aparecen alguna vez (permitiéndolo así su Divina Magestad) en la forma, y figura, que tuvieron, quando vivian: con sola esta diferencia, que las de los Bienaventurados se aparecen rodeadas de resplandecientes luces: las que están en el Purgatorio, regularmente tristes, y cercadas de fuego; y las de los condenados, con horrible semblante, extrañamente feas, y respirando un fuego espantoso: ahora se execute esto por ministerio de los Angeles, así   —159→   buenos, como malos; ahora suceda alguna vez (lo que advierten los Theólogos ser una cosa que acontece rarísimamente) de un modo, que á nosotros nos es incógnito, siendo realmente las mismas almas las que vemos, y se nos ponen delante de la vista. Ciertamente en aquel caso, que refiere la Sagrada Escritura, quando el Rey Saul vió el alma de Samuel ya difunto, afirman graves Theólogos con muchísimo fundamento, que lo que se apareció á aquel impío,y malvado Rey, no fué Angel, ni demonio, ni otra cosa alguna, sino la misma alma de Samuel. Sobre que puede verse el erudito P. M. Fr. Ildefonso de Mendoza, de la Orden de S. Agustin, Doctor de Salamanca, el qual trata esta qüestion con mucho nervio, y afirma haber sido la misma alma de Samuel, siendo su principal fundamento aquel lugar, en que expresamente se dice: Dixo Samuel á Saul: ¿por qué me has inquietado para que viniese342? Y así, si alguna tez hubieren de pintarse semejantes apariciones, se pueden pintar con toda seguridad las imágenes de los difuntos, en el trage, vestido, y figura, que tuvieron quando vivos: por exemplo S. Pedro de Alcántara (cuya imagen he visto alguna vez con particular gusto), quando se apareció á su Hija espiritual Santa Teresa, puede, y debe pintarse con los propios lineamentos de este Varon santísimo, bien que rodeado de admirable claridad, y resplandor.

3 Sucede no pocas veces pintar las almas, particularmente de los Justos, quando salen de sus cuerpos, y van luego á gozar de la Vista de Dios: lo que me parece muy razonable, constando haberse visto esto de algunas almas, que florecian en singularísima santidad. Sobre que podria referir innumerables casos: pero escogeré lo mas selecto. Es constante en primer lugar,   —160→   que al volverse. S. Antonio el Grande á la Ermita de S. Pablo, llevando consigo la capa, que le habia regalado San Athanasio, para cubrir con mas decencia el cuerpo de S. Pablo, quando muriese; vió la alma de este primer Ermitaño. Refiere esta vision con la eloqüencia que acostumbra, S. Gerónimo: estas son sus palabras: Y habiendo amanecido al otro dia,como hubiese hecho ya el camino de tres horas, vió (S. Antonio) que entre una muchedumbre de Angeles, y en medio de los coros de Profetas, y Apóstoles, subia Pablo por el ayre resplandeciente con candor de nieve343. Ademas, S. Gregorio el Grande, que escribió la vida del Santísimo Patriarca S. Benito, refiere, que en el mismo instante, en que se separó del cuerpo la alma de este Santo, se manifestó á dos Monges discípulos suyos, aunque estaban en diversos lugares344. El mismo dia (habla de la muerte de S. Benito este esclarecido hijo suyo, y Supremo Pontífice de la Iglesia) tuvieron una misma, é igual revelacion dos Monges, el uno que moraba en su celda,y el otro, que estaba algo mas lejos. Vieron un camino donde estaban capas tendidas, y que resplandecia con innumerables luces, el qual derechamente por el Oriente se dirigía desde su celda hasta el Cielo. Preguntóles un Varon venerando por su trage, y que estaba allí resplandeciente,¿qué camino era aquel que estaban mirando? y confesando ellos ingenuamente que lo ignoraban; les dixo: Este el camino por donde subió al Cielo Benito amado de Dios.

4 En esta, y otras visiones, suelen pintar á las almas en figura de niñas, y rodeadas de algun pequeño resplandor, lo que si bien no me parece mal, pero quisiera, que ademas se les añadiera algun adorno, con que se denotase la que la Sagrada Escritura llama Estola de gloria, segun lo interpreta la Iglesia. Por lo   —161→   que la misma Iglesia, describiendo el mismo hecho, que acabamos de referir, dice:La qual (esto es el alma del Patriarca S. Benito) vieron dos Monges que iba al Cielo adornada con una vestidura riquísima, y que cerca de ella resplandecian muchas luces. Bien es verdad, que esto no se dice tan claramente en las palabras de San Gregorio, que enteras he producido; pero podria probarse con otros exemplos, que de intento dexo en silencio para pasar á tratar otras cosas. Aunque, no me parece será fuera de propósito añadir aquí, el haberse manifestado alguna vez la alma de algun Santo, no solamente rodeada de luz, sino tambien de fuego, y como metida dentro de él, y que así se subía al Cielo. Es cosa sabida, y consta del mismo San Gregorio, la revelacion, que tuvo S. Benito345. Pero oigamos sus mismas palabras: Dicho venerable Padre (S. Benito) mientras fixaba la vista en este resplandor de clara luz, vió que los Angeles llevaban al Cielo en un globo de fuego la alma de Germano Obispo de Capua. Hasta aquí el pío, y sabio Pontífice.

5 Ni debo omitir, el que algunas veces han visto los circunstantes subirse al Cielo las almas de los Santos, no en figura pueril, ó de niñas, sino en la de una pura, y cándida paloma. Muchos exemplos podria citar aquí de historias verídicas; pero traeré lo mas selecto. De esta manera se vió dexar su cuerpecito virginal, y subirse al Cielo la alma purísima de la esclarecida Virgen, y Martir Santa Eulalia de Mérida. Referiré el caso, no con mis palabras, que en vez de ennoblecerle, acaso debilitarian el asunto, sino con las de un antiquísimo Poeta Español, hombre piadosísimo, y elegante, cuyos son los siguientes versos346:


Emicat inde columba repens,
Martyris os nive candidior
—162→
Visa relinquere, & astra sequi.
Spiritus hic erat Eulaliæ
Lacteolus, celer, innocuus.
Colla fluunt abeunte anima,
Et rogus igneus emoritur:
Pax datur artubus exanimis,
Flatus in æthere plaudit ovans,
Templaque celsa petit volucer.
Vidit & ipse satelles avem
Feminæ ab ore meare palam,
Et obstupefactus, & adtonitus
Posilit, & sua gesta fugit:
Lictor & ipse fugit pavidus.

Esto es lo que leemos de esta Santa Martir, y lo mismo se dice de otra Santa Virgen muy célebre, aunque no padeció martirio cruento. Esta es Santa Teresa de Jesus, á quien nombro siempre con sumo honor, y reverencia. Estando esta Santa enferma en Alba, mas por el grande incendio de amor, que ardía en su corazon, que por fuerza de la enfermedad, entregó su purísima alma al Señor en figura de paloma: sub columbæ specie purissimam animam Deo reddidit, que son las palabras del Oficio que usa la Iglesia, las quales nos excusan de trasladar aquí lo que dicen los Historiadores de su vida: por esto en la Festividad de esta Santa, pía, y elegantemente canta la Iglesia:


Haec est dies, qua candidæ
Instar columbæ, cœlitum
Ad sacra templa spiritus
Se transtulit Theresiæ.

Qualquiera que haya leido lo que de la esclarecida Virgen Santa Escolástica, hermana del Gran Patriarca San Benito, escribió su insigne hijo, y Panegirista S. Gregorio347; esto es, la aparicion, que tuvo S. Benito,   —163→   en que vió la alma de su hermana, que habiéndose ya separado de su cuerpo, se subía al Cielo en figura de paloma; sin duda se persuadirá, que es esta una cosa muy propia de aquellas Sagradas Vírgenes, que por su singular candor, y pureza virginal, florecieron mucho en santidad. Las palabras con que S. Gregorio refiere el caso, son estas: Al otro dia como la misma venerable muger (Santa Escolástica) se recogiese á su propia celda, volvióse S. Benito al Monasterio, quando al cabo de tres dias, estando en la celda, y levantando los ojos á lo alto, vió que la alma de su hermana,habiendo salido ya de su cuerpo, en figura de paloma penetraba por lo mas interior del Cielo. Lo que va explicando despues mas largamente este dignísimo Pontifice. Y así, si alguna vez hubieren de pintarse semejantes cosas, no hay que detenerse en ello, antes sería error en cierto modo, querer representar los hechos de otra manera, que la que nos consta por las Historias.

6 Pueden tambien, y suelen pintarse las almas, segun el diverso paradero, que les ha cabido: con efecto, pintan á las Bienaventuradas, adornadas con vestidos riquísimos, y rodeadas de cierta luz, que ningunos colores alcanzan bastantemente á imitar: todo me parece muy bien. Porque, quanto á lo primero, vemos, que la misma Escritura en boca de la alma Bienaventurada, dice348: Vistióme (el Señor) con vestidos de salud, y me cercó de manto de justicia.Por lo que una esposa muy escogida, contemplando los grandes, é inestimables premios de la Gloria, como que estaba ya para gustar las delicias celestiales, decia: Vistióme el Señor con un vestido bordado de oro, y adornó ne con joyas inapreciables349. Y en quanto á lo segundo, está   —164→   mas claro que la misma luz, diciéndonos el Real Profeta350: Porque en tí está la fuente de la vida, y en tu luz verémos la luz. A las almas del Purgatorio, las pintan atadas las manos con manillas de hierro, y cercadas de llamas; pero con semblante modesto, y que demuestra estár lleno de esperanza: en lo que nada hay, que pueda ofender la vista de los hombres píos, y eruditos. Mas, sobre si las almas, que están purgando, se deben pintar, ó no, atormentadas, y afligidas por los Espíritus malignos, lo que yo he observado tal qual vez, si no me engaño; es cosa que merecería mayor discusion, no faltando Autores, que afirman ser así en realidad, aunque otros lo niegan: pero entre tanto sería de parecer, que no se pintáran de esta manera, no tanto, porque, como acabamos de decir, no faltan quienes digan, que los demonios no atormentan á las almas justas, y amigas de Dios: quanto principalmente, porque de este modo (especialísimamente entre gente ruda) se confundirían las almas del Purgatorio con las de los réprobos, y condenados. Finalmente, las almas de los que murieron en pecado mortal, y que están condenadas á horribles cárceles, y á padecer tormentos eternos, las vemos pintadas, como es razon, con un semblante espantoso, y como que abriendo sus bocas, están rabiando, y despedazándose á sí mismas con los dientes, segun aquello de la Escritura: Allí será el llorar, y el batir de dientes. Añaden á esto (lo que confieso ingenuamente, que á mí por lo menos, es lo que me hace mas impresion) el pintar tambien á una feroz serpiente, que dando vueltas por el cuerpo del alma condenada, la está cruelísimamente apretando el pecho, y la garganta: lo que igualmente me parece bien. Pues, aunque tal vez no es verdad, lo que   —165→   algunos defienden como conforme á la Escritura, y á algunos Santos Padres, que en aquel lugar de tinieblas, hay, y habrá tambien despues de la resurreccion de los cuerpos, verdaderas serpientes, dragones, áspides, y otras fieras de este género, que estén royendo, y despedazando de mil maneras los cuerpos de los condenados: sin embargo, sea de esto lo que se fuere, demuestra la misma razon ser bastantemente verisimil y expresamente lo confirman muchos Theólogos píos, y muy doctos, cuyo parecer es, que los miserables condenados verán á los demonios en figuras horribles, y ocupados siempre en atormentarles; pudiendo de aquí probablemente conjeturarse, que entre las espantosas figuras, en que se representarán, tomarán tambien las de feroces serpientes, y de horribilísimos dragones, que morderán, y despedazarán los cuerpos de aquellos infelices, que mientras vivieron, los habian alimentado con deleytes vergonzosos, y criminales. Quiera el Señor por los méritos de su Sacratísima Pasion, librarme á mí, que lo estoy escribiendo, y á qualquiera, que se dignáre leer esta obra, de la experiencia de tan infeliz desdicha.

7 Finalmente (por conclusion, y remate de este punto) suelen pintar con algun emblema, así el alma, que ha muerto en gracia, como la infeliz, que murió en pecado mortal. Pintan al alma justa, á quien Dios ha escogido por su divina predestinacion, con ricos vestidos, alegre el semblante, y levantados los ojos en alto mirando al Cielo, y despreciando lo de la tierra. Nadie pondrá duda, que todo lo dicho es cosa muy razonable; pero algunas veces he visto, que en la frente de la Alma Bienaventurada, pintan tambien la señal de la letra T, ó Thau, que es una de las letras del alfabeto Griego. Cuya señal alude ciertamente á aquel célebre lugar del Profeta Ezechîel351, donde se dice:   —166→   Pon la señal del Thau en las frentes de los que están gimiendo, y se duelen de todas las abominaciones,que se hacen en medio de Jerusalen. Sobre cuyo lugar, los Intérpretes, á quienes hemos citado muchas veces352, traen varias cosas con su acostumbrada erudicion, que hacen bastante al caso para lo que vamos tratando, sacadas de Tertuliano, de Orígenes, de S. Gerónimo, y de otros Santos Padres. No quiero yo ahora pasar en silencio, lo que sabían muy bien los referidos Intérpretes, que la letra Thau en dicho lugar, significa, y denota la Cruz, no, segun pienso, como escriben los Griegos la letra T, sino atravesadas las dos líneas á manera, y forma de Cruz; pues de este modo es, como se describe en los caractéres Samaritanos, que fueron los primeros que usaron los Hebreos, como saben los que están instruidos en estas materias, y se puede ver en el Pentateuchô Samaritano, que desde el Oriente traxo consigo á Europa con muchisima utilidad de la República literaria, el noble, y erudito Romano Pedro de la Valle, que viajó por aquellos paises, y en el dia le vemos ya impreso en la Biblia Polyglota de Walton. Ciertamente, en el syclo Samaritano, no sé si de oro, ó de plata, que publicó el erudito Padre Bernardo Lamy, Presbítero del Oratorio, que por una parte está rodeado de letras, en que yo no estoy bastantemente instruido, pero que sin duda son Samaritanas; se ve esculpida la señal de la Cruz con tal claridad, y perspicuidad, que no es menester intérprete. Y así, aunque no me atrevo á condenar por error, el que en la frente del alma escogida se pinte una T; sin embargo me persuado, que sería mas á propósito el pintar la señal de la Cruz, lo que dexo al juicio de hombres mas sabios, é instruidos. Quanto al alma, que está en   —167→   pecado mortal, y que verdaderamente está muerta para con Dios, y para consigo misma, la pintan muy bien, dexando á parte otras Pinturas, en figura de una Etiopisa muerta, y á su lado un Angel, que está llorando: cosa, que por ningun título puede notarse de error. Porque, siendo por una parte la fealdad, y obscuridad de aquella alma,


Nec visu facilis, ner dictu effabilis ulli353,

(si tratando un asunto tan grave, y serio, me es lícito valerme de estas palabras), siendo, vuelvo á repetir, tal, y tan grande la fealdad de aquella alma, como la describen, no solo los Theólogos, y Santos Padres, sino aquellos principalmente, á quienes despues de haberlos ilustrado Dios con luces celestiales, les hizo el mismo Señor la gracia de conocerlo mas clara, y distintamente (entre los quales no merece el último lugar la Seráfica Madre Santa Teresa, á quien nunca puedo nombrar sin protestar el mucho respeto, que le tengo); digo, que á dicha alma la pintan muy bien en figura de una Etiopisa muerta. Por otra parte, como los Angeles, singularmente los que están destinados para nuestra guarda, conforme diximos arriba, lloren en cierto modo la desgracia de las Almas, por quedar privadas de la eterna Bienaventuranza; no se puede dar representacion mas propia, que la referida Pintura.




ArribaAbajoCAPITULO X.

De las Pinturas, é Imágenes de los Demonios,y qué es lo que hay en ellas reprehensible por contener algun error, ó extraña novedad


I No faltaron, quienes sabiendo, que los Demonios   —168→   están condenados á eternas llamas, les han atribuido cuerpos aereos, ú otros semejantes, por serles así mas connaturales los tormentos que padeciesen. No es del presente instituto hacer una larga discusion sobre este pensamiento, llamándome principalmente la atencion otras cosas, que son mas propias de mi asunto. Nada hay mas freqüente, que el pintar á los Demonios en figura de dragones, de serpientes, de fieros lagartos, de grandes sapos, y de otros monstruos horribles: lo que no puede tacharse de absurdo alguno, siendo muy probable por historias que merecen fé (como hemos insinuado mas arriba), que baxo de estas, y otras espantosas figuras, en que se representan á los ojos de los condenados, se han aparecido muchas veces á hombres, y mugeres santísimas para causarles miedo, y apartarles del exercicio de la oracion, y de otras buenas obras. Ni es de extrañar, que siendo aquel un lugar de penas, y de castigos (lo que deben siempre tener presente, no solo los pecadores, sino tambien los justos) sea muy fertil en estas cosas horribles, y espantosas; de modo, que pueden muy bien transferirse aquí, y aplicarse á mejor uso aquellos versos del Poeta tan sabidos de todos354:


Non mihi, si linguæ centum sint, oraque centum,
Ferrea vox, omnes scelerum comprehendere formas,
Omnia pœnarum percurrere nomina possim.

Comprueba en gran manera lo dicho, el que el mismo demonio, que para ser adorado, se representó antiguamente á las naciones mas cultas, y sabias en figura de Dioses, ó de Diosas; á aquellas mas bárbaras, y feroces, como son las de la América, y muchas de la Asia, se manifestó baxo de enormes, y horrendas   —169→   figuras, que aun miradas de lejos, causan terror, y espanto, como lo notan freqüentemente los que han observado la religion, y ritos, ó por mejor decir, las supersticiones abominables de aquellas regiones.

2 Pintan tambien muchas veces á los Demonios en figura de terribles fieras, que están respirando fuego por los ojos, por la boca, y por las narices, sobre que tampoco nada hay que reprehender, singularmente, si se hace reflexîon sobre aquella exâctísima descripcion, que hacen las Sagradas Letras355 del Demonio, á quien apellidan, ya con el nombre de Behemoth, y ya con el de Leviathan. Porque, si bien en esta descripcion, conforme han notado gravísimos Intérpretes, en el sentido literal, se entiende una bestia disforme, como es el Rhinoceronte, ó como decimos los Españoles, la Abada; sin embargo observan los mismos, que tambien en un sentido propiísimo, se hace una bella, y exâcta pintura del demonio: pues, el que por la boca, y por las narices estén respirando humo, y fuego, facilmente da á entender su espantosa ferocidad, y una crueldad superior á lo que podrian concebir nuestras fuerzas para causar terror. Por esto la Sagrada Escritura, describiendo á Leviathan, esto es, aquella fiera, de que hemos hablado poco há, y baxo cuya figura está bastante claro, que se significa al Demonio; nos la pinta con tan varios, y elegantes colores en las siguientes palabras356: Su estornudo enciende fuego, y sus ojos son como las pestañas de la aurora. De su boca irán llamas de fuego, como teas de fuego encendidas. De sus narices procede humo, como de olla encendida, ó que hierve.Su aliento encenderá brasas, y de su boca llama saldrá.Esta es sin duda una bellísima hypotiposis; de la que se colige ser muy propio, y conforme, no solo á la eloqüencia sagrada, si tambien muy conducente para la mayor   —170→   explicacion de las mismas cosas, el pintar al Demonio respirando, y vomitando fuego por la boca, por las narices, y por los ojos. Y de camino quiero referir aquí las excelentes, y elegantes palabras de Virgilio, el qual hace una admirable, y cabal descripcion (que hace mucho para el asunto, que vamos tratando) de aquel horrible ladron, y fiero monstruo, que los Poetas fingieron ser Caco, y que fué uno de los mayores trabajos de Hércules el poderle vencer. Dicen así357:


Ille autem (neque enim fuga jam super ulla pericli est)
Faucibus ingentem fumum (mirabile dictu)
Evomit: involvitque domum caligine cæca,
Prospectum eripiens oculis: glomeratque sub antro
Fumigeram noctem, commixtis igne tenebris.

Hasta aquí Virgilio, como si no hubiese querido pintarnos un monstruo, sino á Satanás, y al mismo Demonio, que es el mas horrible de todos los monstruos.

3 Pintan tambien muchas veces al Demonio, y con razon, como Etiope de estatura gigantea, por ser él, como lo atestigua la Escritura358, el Rey sobre todos los hijos de soberbia. Nisolamente le han visto en esta figura los hombres píos, y santos, sino tambien los mismos Idólatras, y Gentiles. Sabido es lo que en la vida de Marco Bruto refiere elegantemente Plutarco359: Estando (Bruto) muy pensativo (son palabras de Plutarco), y metido dentro de sí, percibió, que entraba alguno donde él estaba: miró hácia la puerta, y vió una imagen horrenda, y monstruosa de un cuerpo feroz, y terrible, y como que estaba indicando silencio; sin embargo se determinó Bruto á preguntarle: Ti\j pot' w(\n (ei)=pon) andrw\pwn h)/ qew=n, h(/ti/ bou\lo menoj e)keij proj h(ma=j; esto es: Dime ¿qué hombre, ó qué Dios eres? ¿Qué tienes que hacer aquí? ¿ó   —171→   qué pretendes con tu venida? A que respondió dicha Imagen entre dientes:

Texto en griego

Soy (dixo) tu mal Genio: en los Campos Philípicos me verás otra vez. ,allí te veré, respondió Bruto, y dicho esto, desapareció la Imagen. ¿No se echa de ver claramente en este pasage (lo que otros advierten mas expresamente, como me acuerdo haber leido) que se aparece algunas veces el Demonio á los Gentiles, y á los que le adoran, en figura de un Etiope alto, y monstruoso? Pero, no solo me persuado, que se ha aparecido como Etiope de estatura disforme, sí que se ha manifestado tambien como Etiope muy pequeñito, dando fé á Santa Teresa de Jesus, que estaba bien experimentada en estas materias360. Quiso el Señor (dice esta Santa, refiriendo fidelísimamente por obediencia lo que le pasaba) entendiese como era el demonio;porque ví cabe mí un negrillo muy abominable,regañando como desesperado, de que adonde pretendia ganar, perdía. Yo como le ví reíme,y no le hube miedo, &c. Donde se echa bastantemente de ver, que se le habia aparecido el Demonio en figura de Etiope, pero pequeño, y que como á debil, no le temía. Me perdonará aquí el erudito, y pío lector, si confrontando una cosa con otra, refiero ahora, aunque de paso, lo que agudamente, y muy al caso, notó S. Gregorio Magno. Porque donde lee nuestra Vulgata361: Tigris periit, eo quod non haberet prædam: el Tigre perece por falta de presa; leyeron los Setenta: murmhkole\wn w)leto para\ to\ mh\ª e)/xein boran, que traducido á la letra quiere decir: Myrmeleon periit, eo quod non habuerit prædam. Pero oigamos á este insigne Prelado, el qual en un sentido literal, y moral, expone admirablemente este pasage, quando dice362: En la versión de los Setenta no se llama Tigre, sino   —172→   Myrmicoleon: (yo leo Myrmecoleon). Este es un animalito muy pequeño, contrario á las hormigas, que escondiéndose en el polvo, las mata quando traen granos, y despues se las come. En Latin se llama dicho animal Myrmicoleo (Hormiga-Leon en Castellano), ó mejor, y mas expresamente, hormiga, y leon á un mismo tiempo. Llámase muy bien hormiga, y leon: porque,así como respecto de las aves, ó de qualesquiera otros pequeños animales, es una hormiga, y como á tal se lo tragan; así respecto de las mismas hormigas, es un leon, y como á tal, las mata, y se las come. Hasta aquí S. Gregorio en este capitulo; pero en el siguiente, entendiendo, é interpretando todo esto del Demonio, dice363: Llámase muy bien Myrmicoleon, esto es, leon, y hormiga...... porque el enemigo antiguo, así como es fuerte para los que consienten; así contra los que le hacen resistencia, es flaco, y debil. Y concluye poco despues: Y así, para unos es leon, para otros hormiga: porque los hombres carnales, apenas pueden sufrir su crueldad; pero los espirituales, con el pie de la virtud pisan su flaqueza. Lo que demuestra claramente, que el Demonio se les representa á unos como Etiope gigante, y á otros como Etiope sí, pero como hombrecillo, ó muchachuelo despreciable.

4 Hasta ahora no hemos hablado sino de las figuras regulares de los Demonios, en que nada se ofrece que notar, ni por erroneas, ni por contener alguna extraña novedad, cuya nota apenas pudo evitar Miguel Angelo, uno de los mas famosos Pintores; el qual, como refiere Juan Andres Gilio (á quien citamos en otro lugar) en su elegante Diálogo, que puede servir como de preludio á mis disertaciones364, pintando á los Demonios en figura humana, aunque horrible, no les atribuye, ni colas, ni cuernos; lo que, mas que no pueda   —173→   condenarse, y convencerse de error, y mucho menos de contener algun error perjudicial; sin embargo es novedad extraña, y por tanto la debe evitar todo Pintor cuerdo: por ser costumbre el pintar á los Demonios en figura de jóvenes, pero con piernas disformes, cerdosas, y que rematan en varias especies de monstruos: añádenles cuernos en la cabeza, y al fin de su espalda una cola, lo que hace ver mas claramente su fealdad, y crueldad; distinguiéndolos de esta manera, no solo de los Angeles buenos, sino tambien de los hombres, aunque estos sean malos. Ciertamente, por lo que toca á pintarles con cuernos, me acuerdo haber leido en la vida, que de sí misma escribió Santa Teresa, que Dios le habia manifestado el alma de un miserable Sacerdote, que con estár en pecado mortal, se atrevia á celebrar el tremendo, y purísimo Sacrificio de la Misa. Pero mejor será oir las mismas palabras, con que refiere el caso la Madre Seráfica, las que me parece, que con dificultad se podrian poner en Latin, ó en otro idioma. Así dice365: Llegando una vez á comulgar, vi dos demonios con los ojos del alma mas claro que con los del cuerpo, con muy abominable figura. Paréceme que los cuernos rodeaban la garganta del pobre Sacerdote;y ví á mi Señor con la magestad que tengo dicha, puesto en aquellas manos en la forma que me iba á dar, que sabía claro ser ofendedora suya,y entendí estár aquel alma en pecado mortal. Y por lo que toca á la cola, no pongo duda que acaso la habrán visto á menudo los que han tenido semejantes apariciones de demonios, lo que les hace mas abominables, por ser cosa sin duda fea el poner cola á alguna imagen, ó figura humana, como advirtieron aun los mismos Gentiles en los monstruos, que ellos fingian; y así, hizo burla Juvenal de la cola, quando hablando de Chîron Centauro, Maestro de Aquiles,   —174→   el qual dicen haber enseñado á este Héroe la Música, y la Medicina, dixo366:


.........Metuens virgæ jam grandis Achilles
Cantabat Patris in montibus: & cui non tunc
Eliceret risum citharœdi cauda magistri?

Añado aquí, que aun quando se pinta al Demonio (el qual, como dice el Apostol, se transforma en Angel de Luz) en figura de Angel bueno, ó de algun Santo, ó lo que es peor, en figura del mismo Jesu-Christo, lo que asegura haber acontecido el Autor de la vida de S. Martin367; hacen muy bien los Pintores cuerdos en ponerle alguna señal, ó distintivo, con que facilmente se manifieste, que aquella imagen no es de Christo, ni de algun Angel, ó Santo, sino del Demonio: y para denotar esto, le ponen en la cabeza unos pequenos cuernos, ú orejas de liebre, ó largas, y retorcidas uñas en las manos, ó bien le pintan con pie de caballo, ó le añaden otra cosa semejante: no, porque el Demonio, quando se manifiesta á alguno en la forma, y figura corporea, que él ha tomado, y fingido para engañarle, y seducirle; no tenga poder para apartar de sí estas señales: sino, porque los efectos, que causa en el alma del que le vé, son tales, que si en realidad no quiere ser engañado, con facilidad conocerá la ilusion, singularmente, si es humilde de corazon, y ama fervorosamente á Dios, sobre lo qual advierten muchas cosas los Doctores Ascéticos.

5 Y por no dexar sin tocar lo que mira mas particularmente á nuestro asunto, me parece del caso advertir aquí, el que algunos Pintores sobradamente incautos, aunque sin malicia, pintan al Demonio en figura, y apariencia de santidad. Yo mismo he visto una   —175→   imagen del Demonio vestido de religioso, y en hábito, ya de una, ya de otra de las mas Sagradas Religiones; y esto en un quadro, en que se le representa tentando á Christo Señor nuestro. Dixe, que lo hacian esto sin malicia, pero con poca cautela: porque con esto se da ocasion á la maldad, y en cierto modo se fomenta con semejantes Pinturas el error, y desvergüenza de los Luteranos, y de otros hereges, que en Alemania, y en otras partes, suelen pintar freqüentemente á Clérigos, á Religiosos, y á Obispos muy venerandos, y (lo que es el colmo de la maldad) á la misma cabeza de la Iglesia el Romano Pontífice, en figura de monstruosas máscaras, fingiendo cuernos en las cabezas de sus imágenes, orejas de asno, y otras cosas de este tenor. Es muy probable, y en quanto á mí, lo tengo por muy cierto, que el Demonio, quando tentó á Jesu-Christo, se le apareció en figura de hombre. Véase sobre este punto á un Escritor, é insigne Intérprete de los Evangelios, que siempre resuelve con el mayor pulso368. Ni parece inverisimil, el que alguna vez se haya aparecido el Demonio baxo de algun trage austero, y grave: pero esto puede manifestarse bastante con pintarle vestido, ya con alguna túnica larga, y basta, ó ya con alguna piel, sin que por esto sea necesario pintar otras cosas, que por lo menos, dan ocasion de ultrajar los estados mas sagrados, y las Ordenes Regulares de la Iglesia.

6 Finalmente, me parece no será fuera de propósito advertir en este lugar, que muchas veces, quando pintan á los Demonios como que están tentando, y peleando con Varones Santísimos, por exemplo con el gran Antonio, ó con otro Santo, les representan algunos Pintores exerciendo acciones, ó enteramente impúdicas, y obscenas, ó por lo menos, con tales gestos,   —176→   y ademanes, que tienen mucha relacion con ellas. Esto, á mas de que por sí mismo demuestra bastantemente ser una cosa torpe, debe evitarse por la flaqueza de los que lo ven. Porque de otro modo sucedería alguna vez, que lo que se propone para instruccion, serviría de ruina; y que lo que debiera ser motivo de obrar bien, sería al contrario, incentivo de la concupiscencia,.y de las demas pasiones.





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