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ArribaAbajoCAPITULO XIII.

De algunas cosas, que son dignas de advertirse, acerca de las Pinturas, é Imágenes de otros hechos de Jesu-Christo


I Ya diximos arriba mucho sobre los hechos de Christo Señor nuestro, y de qué manera puedan cómoda, y decentemente pintarse: pero quedan todavía algunos, y es preciso decir algo de ellos; bien que solo es mi ánimo hablar de los que son propios de mi intento: pues los demas, aunque son muchos, dexo á otros el   —352→   cuidado de exâminarlos, y explanarlos, por quanto no tanto necesitan de Pintor, que los describa, como de Intérprete, que los comente.

2 Sobre lo qual, lo primero, de que se ofrece tratar, es de la Transfiguracion del Señor, acerca de cuya representacion, es menester advertir algunas cosas á los Pintores menos instruídos. Porque, el que dicha Transfiguracion, ó manifestacion de la gloria, que (por ser esta la voluntad de Dios) estaba escondida en el cuerpo de Christo aun viador, se obrase en un monte elevado, y que se pinte así; no tiene duda, que está bien, y que es conforme al Evangelio, que dice esto mismo, segun lo de San Mathéo810: Los saca aparte á un monte alto: y lo mismo repite S. Marcos. Pero que este monte, lo pinten sobradamente plano, sin embargo de que era elevado, parece contra las reglas de la Optica, y contra lo que nos está enseñando la experiencia. Porque los cuerpos, que se elevan mucho, aunque en su cumbre tengan alguna llanura, á los que los miran desde un lugar baxo, les parecen puntiagudos, y que rematan en punta. Ahora me acuerdo haber leído, que aquella grande pirámide, que todavía resta en Egipto, y que está distante algunas leguas de la antigua Memphis (que hoy llaman Cairo); aunque en su cumbre tiene la planicie, no menos, que de diez y seis pies en quadro, y por tanto es capaz de que quepan allí muchos hombres, sin estár muy cerca los unos de los otros; con todo á los que la miran desde el suelo, les parece tan puntiaguda, que apenas podria sentarse allí un hombre solo. Dicho monte, pues, donde Christo Señor nuestro manifestó la gloria de su resplandor, el qual, por una cierta tradicion, que ya ha recibido la Iglesia, no fué otro, sino el monte Thabor, de quien se hace tantas veces mencion en las Sagradas   —353→   Escrituras, y que se levanta alto, y encumbrado casi en medio de Galiléa; es elevado en tanto grado, que los que lo han medido con mas exâctitud, y entre estos, un elegante, y antiguo Historiador811, aseguran, que tirando como una perpendicular, se eleva mas de quince estadios sobre la tierra, que es sin duda una elevacion disforme: de suerte que aunque en la cima tenga una llanura de cerca de una legua de las nuestras; sin embargo no debe pintarse tan llano, como lo pintan algunos. Pero esto á la verdad, no son cosas de mucha importancia, y se pueden describir, y representar, sin gran detrimento de la Historia.

3 Por lo que toca á la Imagen del mismo Jesu-Christo, nos dice S. Mathéo, que resplandeció su semblante como el Sol, y que se volvieron blancos sus vestidos812: Resplandeció (dice) su semblante como el Sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve. El semblante, pues, del Señor, se debe pintar resplandeciente por todas partes, y despidiendo mas rayos de luz, de lo que suelen pintarle. En quanto á sus vestidos, ya hemos dicho arriba lo que sentíamos sobre ellos; y aunque diximos, que el vestido comun, de que usó Jesu-Christo, no fué blanco, sino pardo; sin embargo en este Misterio de la Transfiguracion, por la mucha copia de luces, y resplandores, que salían de su rostro, resplandecieron sus vestidos, como si fueran blancos. Ni es esta una interpretacion voluntaria; pues así ciertamente se colige de las palabras de S. Marcos813, que dicen así:

 Texto en griego

Las que elegantemente traduxo el Intérprete de este modo: Y sus vestidos se hicieron resplandecientes, y en extremo blancos, como la nieve, quales el lavandero no los puede blanquear en la tierra. Hé aquí evidentemente   —354→   el resplandor de los vestidos, que procedía de la luz, y de la blancura, que tenian como de nieve. Y San Mathéo814, segun Theophilacto, y casi todos los exemplares Griegos, dice: Texto en griego. Pero sus vestidos se hicieron blancos, como la luz. Donde, lee nuestro Intérprete wj xi/wn como la nieve. Con efecto, uno, y otro se dice muy bien: porque el ayre encerrado dentro de la nieve, hasta que enteramente sale, (como sucede, quando la nieve está mas helada); nos representa una blancura tal, qual solémos concebirla, quando miramos la luz. Pero el que quiera saber esto mas por extenso, vea á Ramirez de Prado815: aunque estas son tambien cosas no de tanta importancia, y en que regularmente no suelen reparar los ojos de los que las miran.

4 De mayor momento es, el que quando pintan á Moysés, el qual, segun refieren los Evangelistas, se apareció tambien á Christo en su gloriosa Transfiguracion, lo hacen de un modo absurdo, pintándole como con unos cuernos, que le salen de la frente; movidos de aquellas palabras de la Vulgata, donde se dice816: Et ignorabat, quod cornuta esset facies sua ex consortio sermonis Domini. Pero imaginarse una cosa tal, y pintarla de este modo, es la cosa mas ridícula que pueda darse: porque ¿quién hay que ignore, que la palabra cornuta signifique, y denote lo mismo, que lucida, resplandeciente, y brillante? Pues los rayos de la luz, segun la locucion, y elegancia Hebréa, se llaman puntos, ó rayos, conforme á aquello817: Splendor ejus ut lux erit: cornua in manibus ejus. Su resplandor será como luz: y los rayos le saldrán de sus manos. Omito de intento otras muchas cosas, que podrian ilustrar esta materia, y que las saben todos, por poco que hayan saludado las Sagradas Letras. Véase la exposicion, que   —355→   sobre el lugar citado, hace un Intérprete bastante docto, y que supo perfectamente la fuerza de las palabras Hebréas818, el qual reprehende, y nota tambien el error de los Pintores vulgares. Pero óigase en especial al Doctor Angélico, el qual, exponiendo aquel lugar del Apostol819: De suerte que los hijos de Israel no podian fixar los ojos en el semblante de Moysés, por la gloria de su rostro, que habia de perecer, dice así: El Apostol arguye por lo que se dice en el cap. 34. del Exôdo, donde, quando lee nuestra Vulgata, que Moysés tenia faciem cornutam, de suerte que los hijos de Israel no podian, &c. Otra letra dice faciem splendidam, su semblante resplandeciente, lo que se dice mejor. Porque, no nos hemos de persuadir, que Moysés tuvo cuernos, como suena á la letra, conforme algunos le pintan: sino que se dice, que tenia faciem cornutam, por los rayos de luz que despedia, que parecian ser como unos cuernos. Hasta aquí sabiamente, como acostumbra, Santo Thomas. Mas, el que algunos pinten dormidos á los tres Discípulos, que fueron escogidos para dar testimonio de tanta gloria, aunque tal vez á alguno le parecerá error, ó descuido, por no hacer mencion de esto, ni S. Mathéo, ni S. Marcos: con todo, está tan lejos de ser error, que no contiene sino la misma narracion del Evangelio. Pedro (dice S. Lucas)820, y los que habia con él, estaban cargados de sueño, y despertando,vieron la magestad del Señor. A que no se opone, el que esto no lo hayan expresado los otros Evangelistas: pues uno, y otro sucedió; esto es, que primero durmiesen, y que despertando despues, fuesen testigos de la magestad, y gloria de Jesu-Christo.

5 Acerca de otro hecho muy admirable, y portentoso, qual es el de la resurreccion de Lázaro, hermano   —356→   de Marta, y de María, habria mucho que decir, si fuera otro el asunto, que tratáramos. Pero insistiendo yo siempre en lo que es de mi intento, solo se me ofrece lo siguiente. He visto pintada, y representada esta historia, como que Christo hubiese obrado este milagro estando presentes solamente tres, ó quatro de los Apóstoles, y las dos hermanas de Lázaro. Es este un error, ó descuido, que en ninguna manera se puede tolerar. Porque Christo Señor nuestro, obró este tan gran milagro, en presencia (como convenia) no solo de sus Apóstoles, y de las dos hermanas del difunto, sino en presencia tambien de los principales de los Judíos, y de otros muchos; de suerte que hablando el Señor á su Eterno Padre, llamó pueblo á la turba, que le cercaba, diciendo821: Yo sabía, que tú siempre me oyes, sino que lo dixe por el pueblo, que me cerca, para que crean que tú eres el que me has enviado. Con efecto, como este hecho siempre admirable, sucedió, no en la misma casa, ó en el mismo lugar, sino fuera de él, conforme á la costumbre, que tenian los Judíos de enterrar á los difuntos, como largamente lo hemos notado antes822, y por tanto era un lugar, donde podia caber mucha gente; aconsejaré siempre al Pintor erudito, que en quanto lo permita la tabla, pinté, no á dos, ó tres personas, sino á muchas, y aun, como que atónitas, y con los ojos fixos, están contemplando este hecho maravilloso: cosa, en que sin duda tendrá mucha oportunidad el Pintor, de hacer lucir su Arte, y habilidad. Mas, el pintar, como hacen algunos, quitada la piedra, que cubria el sepulcro, de suerte que dexándola en el suelo (que nos lo representan enlosado de piedras quadradas) figuran, que por aquel agujero salió Lázaro resucitado, es un error, que (como sucede regularmente) dimanó de la ignorancia sobre las costumbres   —357→   antiguas, y que tuvo su origen en las ideas, y fantasía de una imaginacion preocupada. Pues acostumbrados los Pintores á ver los sepulcros subterraneos, que hay entre nosotros, ó aquellos lugares, donde ponen á los difuntos (que en Castellano llamamos Bóvedas), y que freqüentemente se fabrican debaxo de los Templos, ó de otros lugares, adonde se baxa por medio de escaleras; vinieron á pintar así este hecho, sin reflexîonar bastante sobre ello: no leyendo, ó entendiendo poco aquellas palabras del Evangelio823: Habia una cueva, y una piedra sobre ella. Por lo que, será muy del caso decir lo que hemos advertido antes con mucho cuidado; esto es, que los Judíos tuvieron sus sepulcros en el campo, ó en los huertos, los quales por lo comun, particularmente los que se destinaban para hombres ricos, y nobles, los colocaban en peñas excavadas. Los Hebréos, pues, edificaban sus sepulcros á manera de cueva, pero que no llegaba hasta lo profundo de la tierra, sino que estaba á un lado de ella. En la misma cueva, donde cabían dos, tres, ó quatro personas, y donde se entraba por una puerta tan baxa, que nadie podia entrar sin encorvarse; hacian un lucillo en forma de poyo, de aquella longitud, que cómodamente pudiera estár tendido el cadáver, el qual una vez colocado allí, se cerraba la puerta con una grande piedra. Esta fué la que mandó quitar el Señor, quando dixo: Quitad esa piedra, y de la que hablan los Evangelistas tratando de la gloriosa Resurreccion de Jesu-Christo: y esta es tambien la forma (para notarlo ya desde ahora) que tuvo el sepulcro de Christo Señor nuestro, como consta, así por los que han hecho mas cumplida, y puntual descripcion de él (que son muchos) como por la exâcta fábrica de dicho sepulcro, que se vé trabajada perfectísimamente en el Convento   —358→   de PP. Franciscos, dedicado á S. Antonio de Padua, en la Ciudad de Salamanca, en una Capilla bastante grande: donde, como por el zelo, y diligencia de un Varon de la misma Orden, que habia estado algunos años en el Convento, que tienen en Jerusalén, se hayan observado con la mayor puntualidad las dimensiones del sepulcro del Señor; dicha fábrica nos representa al vivo la estructura del sepulcro de Christo, la que he visto yo muchas veces, y la ven, y freqüentan muchos con gran fruto de piedad, y devocion.

6 Mas, por lo que toca á la representacion de este hecho, en que se nos pinta á Lázaro saliendo del monumento, tendidos los brazos, y dispuestas las piernas como que iba á andar, segun parece lo pedia la razon natural; cometen los Pintores, por negligencia, y sin advertirlo, un error no pequeño. Porque Lázaro, resucitado ya por imperio de Christo, salió con efecto vivo del monumento; pero no del modo, que parecia natural, esto es, andando por sus pies, ó ayudándose de sus manos; sino de otro modo pasmoso siempre, y admirable, del qual hace mencion el Evangelio, quando dice: Y luego salió el que habia muerto, atado con vendas de pies, y manos. Y para que se perciba mejor, en quanto sea posible, lo contenido en la exâcta narracion de este hecho sobremanera admirable, es menester advertir, y tener presente, que la costumbre, que obsevaban los Judíos en enterrar los cadáveres, y la que tuvieron tambien los Egipcios, como lo notó Herodoto en la Eutrepe; era, que despues de haber lavado el cadaver, y ungídole con aromas, lo apretaban estrechamente con una sábana de los pies hasta los hombros, y le cubrian toda la cabeza con un lienzo, ó sudario: luego, con cintas, faxas, ó vendas bastante largas, ceñian todo el cuerpo; y finalmente, lavado ya este, ungido, envuelto en la sábana, y apretado con las vendas, ó faxas, le ponian en el lucillo. Esta costumbre   —359→   significó en gran parte el Sagrado Historiador S. Juan, hablando del Santísimo Cadaver de Jesu-Christo, con estas palabras824: Tomaron, pues, el cuerpo de Jesus, y lo envolvieron en lienzos con aromas, conforme á la costumbre de enterrar que tienen los Judíos. Y que todo el cuerpo, desde los pies hasta los hombros, lo atáran con aquellas cintas, ó faxas, que hemos dicho, consta de muchos testimonios. Yo solamente citaré algunos. S. Agustin dice825: Por el sudario, que les ponian en la cabeza, y las vendas con que ataban todo el cuerpo, por ser todo de lino, aunque no hubo mas de una sábana, pudo decirse con mucha verdad, Lo ataron con lienzos, linteis; porque generalmente se llama lintea, todo texido de lino. Nonno, Poeta Christiano, exponiendo este mismo lugar de que tratamos, dice826: Desde los pies hasta la cabeza, tenia atado todo el cuerpo con vendas de atar,y con faxas sepulcrales. Y como las vendas no sean otra cosa, sino un género de cintas, que en Castellano llamaríamos faxas; de un difunto, que estuviese atado con ellas, diríamos propísimamente: estaba faxado de pies á cabeza. Lázaro, pues, salió del monumento, atado todo con dichas vendas, ó faxas. De suerte que lo que hizo el mismo Christo, que obró ambos milagros, y que habia mandado desatar á Lázaro (que ya habia salido vivo del monumento) y que le dexáran libre para poder andar; esto mismo lo refiere el Evangelista exâcta, y puntualmente con estas palabras: Les dixo Jesus: desatadle, y dexadle ir. Lo que, aunque no necesita de pruebas, sin embargo me ha parecido bien, poner aquí la interpretacion, sacada de muchos, y gravísimos Padres, que da á este lugar el Autor, á quien he citado repetidas veces827:Hase de entender (dice) que Lázaro, no solo salió del sepulcro, sino tambien de   —360→   la cueva, donde estaba el sepulcro: Y así, no solo resucitó, sino que caminó para salir, sin embargo de que estaba atado de pies, y manos. Y confirmando mas esto mismo, añade: Algunos de los mismos Autores (esto es de los Santos Padres) dan tambien otra razon, á saber, para que el un milagro se confirmára con el otro: pues ambas cosas eran milagrosas;el que un muerto resucitára, y que resucitado ya,caminára atado de pies, y manos, y tapado el semblante, &c. Para que solo de este lugar entienda el Pintor erudito, que lo que refiero, no son cosas meramente arbitrarias, ó soñadas á mi antojo; las que sin embargo parecerán á algunos, ó enteramente vanas, ó por lo menos cosas menos dignas de reparo. Quien quisiere averiguar, y saber mas sobre esta materia, y lo mas selecto, que hay en ella; lea al erudito Juan Jacobo Chîfflet in Crisi Historica de linteis sepulcralibus Christi Servatoris, cap.7. pag. 36. Añado tambien, que yerran los Pintores, que pintando á Lázaro en el acto mismo de salir del monumento, le pintan echada la sábana sobre su cabeza, pero con el semblante enteramente descubierto; por repugnar esto á la misma narracion del Evangelio, el qual despues de haber dicho: Atado con vendas de pies,y manos, añade: Et facies illius sudario erat ligata;y su rostro estaba envuelto en un sudario. Pésese la fuerza de la palabra ligata, atada; esto es, que no tenia cubierta como quiera la cabeza: no fuese caso, que alguno me objetase, que pudo el sudario, ó lienzo, con que que tenia cubierto el semblante, caerse naturalmente de la cabeza, quando se puso derecho sobre sus pies, que los tenia atados; lo que si hubiese sucedido, no nos hubiera referido el evangelista con tanta exâctitud, que el semblante del que habia estado difunto, no estaba solamente cubierto, sí que tambien estaba atado con el sudario: pues todo esto en la descripcion de un hecho tan portentoso, no se ha puesto   —361→   en balde, ni son cosas poco dignas de reparo.

7 Poco despues de la resurreccion de Lázaro, y poco antes de la Pasion, y muerte del Señor, sucedió, que la hermana del mismo Lázaro María Magdalena (pues como largamente hemos dicho antes, esta fué hermana de Lázaro, y la misma que morando aun en Galiléa, lavó con sus lágrimas los pies de Christo, los ungió con ungüento, y se los limpió con sus cabellos); ungió, no solo los pies del Señor, lo que refiere San Juan, sí tambien su cabeza, como lo dicen expresamente S. Mathéo, y S. Marcos828; y por tanto, los Santos Padres, é Intérpretes mas graves, llaman á este hecho, la segunda uncion, que tributó á Jesus la Magdalena. Sobre lo qual, hay muy poco que notar, y que advertir. Porque, el que varones graves sean de parecer, que aquel vaso, que contenia el ungüento precioso, y escogido (lo que expresó elegantemente S. Marcos, diciendo, que era de la espiga de nardo precioso); no fué, ni pudo ser de materia de alabastro, por mas que parezca, que lo dicen los Evangelistas, que llaman al mismo vaso alabastro de ungüento: por quanto, á haber sido de alabastro sólido, no parece que podia la muger quebrarlo tan facilmente, lo que sin embargo afirman expresamente los mismos Evangelistas, y principalmente S. Marcos, que dice: Y roto el alabastro lo derramó (el ungüento) sobre su cabeza: Esto no es muy del caso para la Pintura, aunque puede tener alguna relacion con ella. Es muy creible, que dicho vaso fué de otra materia, pero que en algun modo fuera parecido, ó que tuviera tambien el color, y blancura del alabastro; ó que se llamó, así por otro motivo semejante. Sobre lo qual, será muy del caso leer las palabras de un Intérprete eruditísimo829: Me persuado (dice este Escritor) que es mas verisimil, que dicho vaso no   —362→   era de alabastro, sino de otra materia fragil, y quebradiza; pero que se llamaba así, ó ya porque los vasos,que contenian ungüentos, se solían hacer de alabastro,de manera que aunque alguna vez se hicieran de otra materia,se llamaban de alabastro; ó ya porque eran de forma que no tenian asas, como vemos aun hoy que los tienen los Boticarios, y los que hacen ungüentos olorosos: esto último significa el nombre de alabastro, como notó Suídas.

8 Mas del caso será advertir aquí, que á Christo Señor nuestro, no se le debe pintar sentado en la cama, sino (como antes lo hemos hecho patente con muchas razones) recostado en ella, conforme á la costumbre de aquellos tiempos. Así, porque expresamente lo dicen los Evangelistas; pues afirma S. Mathéo830: Y derramó (el ungüento) sobre la cabeza de Christo,que estaba recostado á la mesa; y S. Marcos: Estando (Jesus) en Bethania en casa de Simon el leproso, como estuviese recostado á la mesa, vino una muger; y finalmenteS. Juan refiriendo lo mismo: Lázaro (dice) era uno de los que estaban recostados juntamente con él: Como, porque de otro modo, en ninguna manera podia ser, que arrodillada la muger, ni aun postrada, ungiese la cabeza de Christo, estando sentado el Señor. Por el contrario, todo se entiende cómodamente, si la muger ungió á Jesu-Christo estando recostado en la cama, esto es, primero los pies, como lo refiere S. Juan; y despues su cabeza, quebrado ya el vaso, y derramando sobre ella el ungüento, que restaba: de suerte, que de este hecho, recibe nueva luz todo lo que hemos dicho arriba. Pero pasemos á otra cosa.

9 Mucho tienen que decir los Sagrados Intérpretes acerca de la entrada triunfante de Jesu-Christo, á saber, quando entró el Señor en la Ciudad de Jerusalén,   —363→   no sentado en algun carro de marfil, ni precedido de un grande esquadron de cautivos, sino montado humilde, y manso sobre un pollino, aclamándole el pueblo, y una muchedumbre casi infinita de gente, que le acompañaba. Pero, por lo que hace á mi propósito, únicamente me ha parecido del caso advertir una sola cosa: esto es, que á Jesu-Christo se le debe pintar, no montado sobre una burra; sino sobre un borrico, ó pollino: lo que está claro por las palabras de los Evangelistas, principalmente de San Marcos, y de S. Lucas, y aun del mismo S. Juan831, los quales haciendo mencion de este suceso, nada nos dixeron de la burra. Son muy dignas de notarse las palabras de S. Marcos, que dicen así: Hallareis un pollino atado, sobre el qual nadie todavía ha montado:desatadle, y traedle aquí. Y un poco mas abaxo: Y llevaron el pollino á Jesus, pusieron en él sus vestidos, y (Jesus) montó sobre él. Todolo qual se opone expresamente á los que dicen, que el Señor se sirvió de ambos animales; afirmando, que primero se sentó sobre la burra, y despues sobre el asnillo, ó pollino; ó bien lo contrario, lo que han dicho tambien algunos de los Escritores antiguos. Porque esto, aunque se quiera recurrir á alegorías, ni fué menester, ni lo refieren los Evangelistas, ni aun el mismo S. Mathéo, que hace mencion de la burra, y del pollino. Sin embargo juzgo no sin fundamento, que se ha de pintar la burra junto con el pollino, yendo tras él. Porque el que ambos animales los conduxeron los Apóstoles, está claro por las palabras de S. Mathéo: Y llevaron el asna, y el pollino, y pusieron sobre ellos sus vestidos. Y aunque inmediatamente se dice: Y le hicieron montar; esto no pos fuerza á decir, que en el diverso espacio de un camino brevísimo, ya montase sobre la burra, y ya   —364→   sobre el pollino: pues dichas palabras cómodamente se entienden por la figura sylepsis, de que usa en algunos lugares la Escritura, como quando dice, que los Apostoles murmuraron por el ungüento, que se habia derramado; no obstante de ser constante que solamente murmuró Judas Iscariotes: ó quándo leemos, que los ladrones, que fueron crucificados con Christo, le baldonaron; sin embargo de que nos dice expresamente otro Evangelista, que solo fué uno de los dos. Y así, por lo que mira á este particular, no era menester, que se pintára la burra; y bastaba pintar solamente el pollino, sobre el qual, y no sobre la burra, montó Jesu-Christo. Mas, como S. Mathéo afirma claramente, que los Apóstoles llevaron la burra, y el pollino; ni solamente esto, sino que sobre ellos pusieron sus vestidos, como consta de las palabras, que ya hemos referido: Y llevaron el asna, y el pollino, y pusieron sobre ellos sus vestidos; esto me mueve á afirmar, que entrambos pueden cómodamente pintarse; esto es, el burro, que llevó á Jesu-Christo, y la burra, que le iba siguiendo, sobre la qual pueden pintarse parte de los vestidos, y capas, que usaban sus Discípulos. Pues no parece, que pueda haber cosa mas conforme á la naturaleza del hecho; de suerte que sobre el burro tendieran parte de sus vestidos, para que Christo se sentára con mas comodidad, y parte de ellos los colocáran sobre la burra, para estár los Apóstoles mas ligeros, y expeditos: particularmente no siendo menester aquí el recurrir á otra sylepsis. Lo demas que pertenece á la representacion de este hecho, no necesita de particular advertencia, ni en estas Pinturas he echado de ver jamas error digno de notarse.

10 Finalmente, por lo que toca á la última cena, que celebró Jesu-Christo con sus Discípulos, ya arriba diximos algo del aparato, y magnificencia del Cenáculo, y por tanto no quiero repetir lo mismo otra vez.   —365→   Mas, quanto al modo de ponerse á la mesa (lo que ya muchas veces hemos advertido) no tiene duda, que fué, no el de sentarse en bancos, como regularmente pintan este hecho no solo los Pintores ignorantes, sí tambien los mas excelentes en el Arte, y que por otra parte están bastantemente instruídos; sino el que tantas veces hemos dicho, de recostarse sobre camas tendidas. Y aunque me persuado, que esto ya lo hemos manifestado bastante de otros lugares; pero como hace mucho por lo que vamos tratando, me parece no será fuera del caso detenernos en ello un poco mas. Quando Christo cenó la última vez con sus amados Discípulos, no se sentó á la mesa en algun banco, ó silla, sino que se estuvo recostado en la cama: pues todos los quatro Evangelistas lo han dicho, y expresado con formales palabras. S. Mathéo dice832: Y llegada ya la tarde: estaba recostado con los doce.S. Marcos833: Y llegada ya la tarde, vino con los doce, y estando ellos recostados, y comiendo, &c. San Lucas: Y habiendo ya llegado la hora, se recostó, y con él los doce Apóstoles: y finalmente esto mismo dice S. Juan, el qual despues de haber referido largamente el lavatorio de los pies, añade: Despues de haber lavado los pies á sus Discípulos, tomó sus vestiduras,y como se hubiese recostado otra vez, &c. Hé aquí, como no uno, ú otro de los Evangelistas, si no todos quatro usaron, no de la palabra estár sentado, sino de la de estár recostado. Sería sin duda muy necio, quien dexára de advertir esto, y el que no infiriese de aquí, que en esta cena, la mas sagrada de todas, asistió tambien Christo á la mesa con los Apóstoles, no sentado, sino recostado en la cama, segun era costumbre. Pero, para aclararlo todavía mas, suplico al que juzgase, que propongo cosas nuevas, y paradoxas, advierta lo que en el lugar citado refirió   —366→   S. Juan. Estaba, pues (dice) recostado en el seno de Jesus,uno de sus Discípulos, á quien amaba el Señor.Y poco despues: Como él se hubiese recostado sobre el pecho de Jesus, &c. No solamente los Intérpretes Sagrados, sino tambien los que han puesto algun cuidado en aprender las Letras humanas, han advertido mucho tiempo há este pasage, y han notado sobre él algunas cosas á nuestro favor: pues de este lugar, se infiere á la verdad lo que afirmamos. Porque si no ¿cómo era posible, que S. Juan (pues este es el Discípulo de quien se habla) estando sentado á la mesa, se recostára en el seno de Jesu-Christo? ¿Por ventura pensará alguno, que á esto se satisface, diciendo, que S. Juan reclinó algun tanto la cabeza sobre el pecho del Señor? Pero esto no era cosa muy decorosa, ni tan fácil. Y al contrario, era cosa facilísima, y muy decorosa, si se entiende, que en la misma cama, en que se recostó Jesu-Christo, estuvo tambien recostado San Juan: y por tanto (como es muy fácil á los que están recostados en una misma cama) que puso, y reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesus. Por lo que, habló ignorantemente, y sin hacer bastante reflexîon sobre ello (por no decir otra cosa peor) un Autor Italiano bastante conocido834, quando dixo, que los Hebréos tuvieron una costumbre contraria á la que hemos referido, y lo que es mas de extrañar, dice, que la tuvo el mismo Christo: Nosotros (dice este Autor) siguiendo á nuestro Salvador, comemos sentados segun la costumbre de los Hebréos. Yerra en dos cosas: porque, aunque es verdad, que en los tiempos antiguos, y remotos, quales fueron los heroicos, que describió Homero, estuvo en uso la costumbre de comer sentados á la mesa; lo que tambien podria probarse de algunos lugares de la Escritura: sin embargo, en los siglos   —367→   posteriores, siguieron los Hebréos, ó Judíos, la costumbre comun de las Naciones del Oriente, como lo prueban los mismos Intérpretes de los Evangelios. Tropieza tambien en otra cosa, aunque no tanto la afirma, quanto la supone (bien que de ningun modo la prueba, ni puede probar) esto es, que Christo estuvo sentado á la mesa: no obstante que hemos hecho ver bastantemente lo contrario, por las mismas narraciones del Evangelio. Pero, gracias á Dios, que los Pintores mas peritos en las costumbres, y ritos de la antigüedad, han pintado este hecho conforme lo hemos explicado. Y por no omitir lo que hace mucho al caso, he visto ya una estampa pintada de este modo, en el Breviario de la edicion mas moderna de Antuerpia.




ArribaAbajoCAPITULO XIV.

De lo que hay mas digno de notarse, y advertirse acerca de las Pinturas, é Imágenes de la Pasion de Jesu-Christo.


I Entramos ya en un campo mas espacioso, donde será preciso notar, y advertir muchas mas cosas, que en otras materias; pues vamos á hablar de la historia de la Pasion, y Muerte de nuestro Redentor, cuyas Imágenes, y Pinturas son muy freqüentes, y por tanto sujetas á algunos errores, en que facilmente pueden tropezar los Pintores poco sabios, é instruídos. Del Cenáculo de Jerusalén, donde Christo habia celebrado la Pasqua legal (pues esto no puede justamente ponerse en duda, por mas que defiendan lo contrario algunos Autores Católicos; pero modernos, y mas amigos de novedades de lo que era razon), y donde habia instituido el inefable Sacramento de su Cuerpo, y Sangre; se fué derechamente al lugar del combate, esto es, al huerto, granja, ó villa de Gethsemaní. Era ya de noche, y sacando el   —368→   cómputo arreglado á nuestras horas, serian mas de las nueve, quando Christo se encaminaba á aquel lugar, y le iban acompañando sus Discípulos, aunque no sin miedo: de modo que por ellos, me parece se puede aplicar aquí lo del Poeta:


Horror ubique animos, simul ipsa silentia terrent835.

Los Pintores, para describir con mas primor esta noche, pintan en medio del Cielo á la Luna, despidiendo mucho resplandor, aunque cercada por todas partes de algunas nubes. Hacen bien en esta parte; pues ya entonces habia salido la Luna,


Mense ferè medio quanta nitere solet:

Pero no hacen bien en pintarla (como muchas veces lo he observado) rematando en puntas, ó cuernos, conforme la vemos, quando estando algo mas distante del Sol, empieza á crecer. No dudo, que esto parecerá cosa de poquísima importancia á los Pintores, y aun á otros: pero sepan todos, que en aquella noche, estaba la Luna muy cerca de su plenilunio, ó ya se contára este, de la misma conjuncion, y desde que empezaba la Luna nueva, ó bien, desde que se descubria, ó aparecia, lo que no sucede, sino despues de un dia de su conjuncion, y solo se puede ver de lugares muy elevados: de que no es ahora lugar propio de disputar, y de tratarlo por extenso. Basta saber, que la grande fiesta de la Pasqua, no la celebraban los Judíos, sino en el dia catorce de la Luna del mes, segun lo mandaba la Ley por estas palabras836: Y lo guardareis (esto es, el Cordero Pasqual) hasta el dia catorce de este mes: y toda la muchedumbre de los hijos de Israel lo inmolará á la tarde.

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2 Como Christo Señor nuestro hubiese entrado ya en el huerto, y lugar donde habia de orar, sucedió todo lo que refieren los Evangelistas, acerca de lo qual nada de particular se ofrece digno de nota, contentándome con advertir, que algunos, sin reflexîonarlo bastante, ponen sobradamente juntos á Christo, á los tres Apóstoles escogidos, á saber, Pedro, Diego, y Juan, sin observar una justa proporcion, y distancia, sin embargo de afirmar señaladamente el Evangelista, que Christo se apartó de ellos para orar, á una no muy pequeña distancia; pues nos dice San Lucas837: Y Jesus se apartó de ellos como un tiro de piedra. En quanto al modo, ó positura, en que oró Jesu-Christo, quantas Imágenes he visto de esto, todos le pintan arrodillado, lo que no me parece mal, diciéndonos expresamente el Evangelista que acabamos de citar838: Y dobladas las rodillas, oraba. Mas, como otros Evangelistas afirman, que Christo Señor nuestro, por mas reverencia con su Padre, no solamente se arrodilló, sino que hizo ademas alguna cosa de mas humillacion; desearía haberlo visto pintado tambien de este modo. Pues nos dice claramente S. Mathéo, que se postró en tierra839: Y habiéndose adelantado un poco, se postró sobre su rostro, orando,&c. Y S. Marcos840: Y habiendose adelantado un poco, se postró en tierra, y oraba. De lo qual, segun me parece, se viene á los ojos, que Christo Señor nuestro hizo una, y otra cosa; esto es, que primero postró en tierra su rostro, como es de creer lo haría al empezar la oracion, y que despues prosiguiendo en orar, se arrodilló. Mas, el que al Angel, que (segun nos refiere S. Lucas) se le apareció desde el Cielo confortándole, se le pinte teniendo en su mano un caliz como los que usamos en el Sacrosanto Sacrificio de la Misa, ó muy parecido á ellos, no tenia   —370→   ningun motivo de reprehenderlo un caviloso Gramático, y mal Theólogo, y por decirlo de una vez, un aborrecedor de los Sacramentos de Christo. Pues no hay Católico alguno medianamente instruído, que no sepa, que aquellas palabras de S. Mathéo parelqe/tw a)p' e)mod to\ poth/rion tou=to, no menos cómodamente pueden traducirse por estas: Pase de mí este vaso, que por estotras: Pase de mí este caliz, como lo expresó muy bien nuestro Intérprete. Pero ademas que S. Gerónimo, el qual exâminó con mucha puntualidad la version de los Evangelios, y los restituyó segun los exemplares Griegos; con tener mucha mas noticia de la lengua Griega, que el Theologastro de Ginebra, no tuvo ningun reparo en verter caliz, en lugar de la voz poth/rion; así en este lugar, como en los de S. Marcos, y de San Lucas, lo vertieron tambien del mismo modo los Autores profanos; y lo que es mas, los mismos que formaron diccionarios, y aun aquellos, que en otras cosas no se avergonzarian de pasar por discípulos de Calvino. Y así, sobre este particular, que mas merece desprecio, que impugnacion, véase á un Varon muy docto841: pues deteniéndose hombres gravísimos en impugnar, como es razon, estas cosas tan futiles,


Nos hac ab scabie tenemus ungues.

Finalmente, el que algunos en la representacion de este hecho, pinten á Santiago hijo de Alphéo, ó el Menor (que fué llamado hermano del Señor) del todo parecido á Jesu Christo en el semblante, en la estatura, y en los demas lineamentos del cuerpo, son ridiculeces, que reprehende el Escritor que citamos poco há, y que yo refutaré tambien en su propio lugar.

3 Mas, sobre si á Christo Señor nuestro, preso, y   —371→   atado ya por los soldados, y ministros de los Judíos, esto es, por los siervos de la gente mas principal entre ellos (pues todo esto sucedió, como consta de aquellas palabras842: La cohorte, pues, el Tribuno,y los ministros de los Judíos prendieron á Jesus, y le maniataron), se le debe pintar atadas las manos ante el pecho, ó á las espaldas; parece una cosa muy dudosa, no constando nada de esto de los Evangelios. Con efecto, de ambos modos lo he visto pintado por excelentes Artífices. Pero siendo todo esto una cosa incierta, me parece lo mejor se le pinte atadas las manos á las espaldas. Así porque los Romanos, los quales concurrieron á este hecho en bastante número, como lo demostrarémos despues, usaban comunmente de este modo de atar, como consta de aquello del Poeta:


Ecce manus juvenem interea post terga revinctum
Pastores magno ad regem clamore trahebant
Dardanidæ843:

y no hay cosa mas freqüente en los buenos Autores, é Historiadores: como, porque el atarle de este modo era cosa mas ignominiosa, tratando al inocentísimo Jesus, como á ladron, é insigne malhechor, de que se quejó el mismo Señor á los que habian ido á prenderle, y atarle844. Y finalmente, porque aquel pésimo traidor, así parece que lo habia persuadido á los principales de los Judíos, quando les dixo845: Aquel,á quien yo diere un beso, él mismo es, prendedle,y llevadle con seguridad: por temer, que como muchas veces se habia escapado de las manos de los Judíos, que querian prenderle; lo hiciese tambien ahora, si no se aseguraban llevándole bien atado: pues de lo contrario, él perdería á su Maestro, y el dinero, que habian concertado,   —372→   como lo notaron muy bien los Intérpretes sobre este lugar. Por lo qual es muy creíble, y digno de que se pinte al Señor, no solo atándole los Soldados sus manos á las espaldas, sino tambien, que echándosele encima con sus manos impuras, le prendieron, y llevaron atado por los brazos, y por la parte superior de la túnica. Mas, el que le pinten arrojado de una puentecilla á aquel arroyo, que está junto á Jerusalén, y media entre dicha Ciudad, y la granja, ó huerto de Gethsemaní, que en las Escrituras se llama Arroyo de Cedrón; es objeto de pías meditaciones, y (si así se quiere) de revelaciones, las que como no las tengo por muy dignas de reprehension una vez pintadas, tampoco persuadiré con facilidad que se pinten.

4 En quanto á otro hecho en que se refiere, que como Pedro estuviese armado, y saliese á la defensa de su amantísimo Maestro, acometió con la espada desenvaynada contra aquella turba de gentes, que tambien iban con armas, y errando el golpe, hirió á Malco, y le cortó la oreja derecha; no hemos de pensar, que se la cortase enteramente, sino que se la dexó algun tanto colgada de la cabeza. Muévome á creer esto, porque si hubiera sucedido de otro modo, quando el Señor, benéfico con sus mismos perseguidores, curó luego al atrevido siervo del Pontífice, no habria usado el Evangelista de estas palabras846: Y habiéndole tocado la oreja, le sanó; sino de otras, con que se daría á entender, que levantó de tierra la oreja, que la aplicó á su propio lugar, y que de este modo se la restituyó, y le sanó. Por lo que, quando se ofreciere, así deberá pintarse semejante hecho.

5 Sobre esto mismo, nos refirió S. Marcos una cosa, que como de poca importancia, la omitieron todos los demas Evangelistas. Pero pongamos sus mismas palabras847:   —373→   Seguíale un cierto mozo, que estaba desnudo, y cubierto solamente con una sábana: le prendieron; y él dexando la sábana, se huyó desnudo de entre sus manos. Dos cosas son las que se suelen exâminar sobre este hecho: pero la primera no tiene relacion con la Pintura, á saber, quién era aquel mozo: qüestion, que tratan diligentemente los mas antiguos Padres, é Intérpretes de la Iglesia. Acerca de la qual, dexando á parte varias opiniones, que segun yo pienso, son poco probables, juzgo que aquel mozo sería algun amante de Christo, que acaso moraba en la casa, que facilmente se puede creer, habria en el mismo huerto, ó granja de Gethsemaní: el qual oyendo el ruido, sospechando, que no era otro sino Christo, que solía ir con freqüencia á orar en aquel lugar, y que él mismo era, á quien llevaban atado; como estuviese ya en la cama, se salió de repente: y por no perder tiempo vistiéndose, tomando una sábana de la misma cama para cubrirse de algun modo, salió al público, ó ya para socorrer á Christo, si pudiese; ó en caso de no poder, para ver á lo menos, en qué paraba aquel hecho. Con esto se satisface á la segunda disputa, que insinuamos arriba. Porque aquello con que el mozo se cubrió, y que el Evangelio llama sindon, no significa otra cosa, á mi parecer, sino lo que vulgarmente entendemos; esto es, un velo de lienzo, que hablando en Castellano llamamos sábana, con que se cubrió el joven en aquel caso repentino saliendo de la cama. No ignoro, que opínan de diverso modo hombres doctísimos848, á quienes yo respeto mucho: pero á mí me parece mejor esta explicacion mas sencilla; pues, aunque admiro á hombres tan célebres, sin embargo no adhiero con tanta tenacidad á sus opiniones, que jure en sus palabras. Y así, este hecho, que he visto pintado algunas   —374→   veces, puede cómodamente representarse como hemos explicado.

6 Despues de preso, y atado Jesu-Christo, le llevaron los Soldados, y aquella turba á casa de Caiphás, Príncipe de los Sacerdotes. De Caiphás, digo, porque aunque primero le conduxeron á casa de Anás, suegro de Caiphás, por la mucha reputacion, y autoridad, que este tenía en el pueblo; con todo, ni los Evangelistas refieren, que sucediese cosa digna de notarse en casa de Anás, ni por tanto se ofrece aquí algo digno de advertirse: no porque ignore yo, que hay muchos, y graves Autores, que son de parecer, que muchas de las cosas sucedidas despues en casa de Caiphás, acontecieron en casa de Anás su suegro, por exemplo la primera negacion de S. Pedro, el primer exâmen, que se le hizo á Christo sobre sus Discípulos, y doctrina, y el bofetón, que le dió un siervo insolentísimo. Pero esta sentencia nunca me pareció bien, aun antes de leerla impugnada, y refutada con grande acierto por el Autor muchas veces citado849, y que citarémos en adelante, á quien deberá leer el que quiera cerciorarse mas sobre este hecho. Presentaron, pues, á Jesu-Christo los impíos guardias, atadas las manos á las espaldas (como diximos) ante Caiphás, Principe de los Sacerdotes, y ante un Senado numerosísimo, y gravísimo, segun lo indicaba su grande aparato. Acerca de la Pintura de este hecho, hemos de notar de paso algunas cosas, que deberá tenerlas presentes el Pintor erudito. Porque en primer lugar, es menester pintar el palacio de Caiphás, magnífico, segun la grande autoridad, que tenia en el Pueblo: en la sala interior, que ha de ser bastante capaz, y espaciosa, se deben pintar sentados en sus bancos los ancianos, y el mismo Pontífice Caiphás en su trono, y que con ambas   —375→   manos rasga sus vestiduras; pues así sucedió, y así lo refiere S. Mathéo850: lo que tambien acostumbraron hacer otras naciones (como lo han notado los doctos) en casos de llanto, y de indignacion: pues llevó muy á mal el iniquo Pontífice, ó mejor diré, lo llevó muy bien, el poder tomar ocasion de aquí, para poder condenar á muerte á Jesu-Christo. Delante de la sala, se ha de pintar un atrio, esto es, lo que nosotros llamamos patio, donde encendida lumbre, se está calentando Pedro con los ministros. Y acerca de la tercera negacion de este, será mas del caso pintar, no que le está hablando algun hombre, ó algunos á un mismo tiempo, sino solamente una muger criada del Pontifice. Porque, aunque ambas cosas sucedieron, á saber, que los que estaban con Pedro le preguntaron, y le hablaron; sin embargo es mucho mas célebre lo de la muger, y mas digno de que se observe, y represente: así por constar, que por una, y otra criada del Pontífice, fué combatida la constancia de Pedro851; como porque de este modo, se echa de ver mas su flaqueza. Advierto aquí, que á Jesu-Christo, y á Pedro, se les debe colocar en tal disposicion, de donde, sin estár muy cerca, pudiesen verse mutuamente: pues consta haberse movido Pedro al arrepentimiento de su fragilidad, y cobardía, por haberle mirado el Señor, como expresamente lo significan las palabras del Evangelista852: Y volviéndose el Señor (dice) miró á Pedro, y este se acordó de la palabra, que el Señor le habia dicho, &c.

7 Refiere S. Juan, que respondiendo Christo á las preguntas, que le iba haciendo el Pontífice; un vil, y atrevido criado, ó ministro suyo, hirió el venerable semblante del Señor con una bofetada853: Habiendo respondido esto (dice el Evangelista): uno de los ministros, que estaban allí, dió una bofetada á Jesus,   —376→   diciéndole: ¿Así respondes al Pontífice? Acerca de describir esta accion verdaderamente indignísima, ya sea con palabras, ó ya con el pincél, se dicen varias cosas, que no todas deberá aprobarlas el lector, ó el Pintor. Hay quienes afirman, que fué tan atróz la bofetada, que estando Christo en pie con la debida modestia, le hizo caér, y le derribó en tierra. Será esto tal vez una cosa pía, pero segun yo pienso, es enteramente falsa, aunque no sea mas, sino porque el Evangelista no hace mencion de una circunstancia tan notable. Con efecto, los que en cosas de tanta monta discurren así, ó fingen semejantes modos, no me parece que atienden bastante á la magestad del mismo Jesu-Christo: como si fuera poco, ó no fuera de suyo una cosa bastante ignominiosa, el que un hombre vil, é impuro, diera un bofetón á Dios; de manera que fuese menester añadir haber sido este tan fuerte, y cruel, que le derribó en tierra. Por lo que, no debe pintarse así este hecho, ni á mi parecer, es cosa, que se pueda creer. Otros refieren, que uno de los ministros le dió el bofetón teniendo la mano armada, y cubierta de hierro, á saber, con aquel género de armadura, que se usaba antiguamente, y que nosotros llamamos corazas, y á aquella parte, que arma la mano, le damos el nombre de manopla. Esto tambien es acaso una cosa pía: pero que contiene en sí gran sospecha de falsedad, y de ligereza. Lo uno, porque no leémos, que el que dió la bofetada, fuese algun Soldado de las tropas Romanas, sino ministro, ó criado del mismo Pontífice, á quien ciertamente, estando entre los Romanos, no le era lícito este género de armadura, ni aunque lo hubiese querido, se lo hubieran permitido: lo otro, porque este género de armadura, que, segun diximos, llamamos corazas, con que se viste de hierro todo el cuerpo, aun las manos, y los pies; ó yo me engaño mucho, ó no lo usaron, ni conocieron los Soldados Romanos.   —377→   Y finalmente, porque aquel género de guante (para explicarme así), por la parte interior, ó palma de la mano, que es la que solamente hiere el semblante del que recibe el bofetón, no está cubierta de hierro, ni tiene hierro, sino un lienzo muy espeso de lino; de suerte que no hay ninguna necesidad de imaginarse, ó de que se pinte este género de armadura: aunque, á los que no lo exâminan con mucha reflexîon, les parecerá acaso cosa tolerable.

8 En aquella misma noche, en que aquel Apostol, y Discípulo escogido, negó tan abiertamente á su amado Maestro, padeció el Señor infinitas, é ignominiosas afrentas, no solo de aquellos impíos, y desvergonzados pícaros, como realmente lo eran los criados del Pontífice, y tal vez los de los principales de los Judíos, y ademas los del vulgo de los Soldados Romanos, que habian preso á Christo Señor nuestro; sino tambien de los mismos Judíos de mayor autoridad, que freqüentaban la casa del Pontífice, y se habian hallado presentes en aquel lance. Porque en primer lugar es verisimil, que de estos últimos sufrió el Señor aquella insigne afrenta de ignominia, y contumelia, que refiere San Mathéo con estas palabras854: Entonces le escupieron en su rostro, y le hirieron á bofetadas: y otros con las palmas de sus manos herian su rostro. Sobre cuyo texto, muchos de los Intérpretes antiguos han entendido, que Christo Señor nuestro padeció de la gente mas principal entre los Judíos, el que le dieran de palos con los báculos, y bastones en que se afirmaban, y lo que todavía causa mas admiracion, que quitándose sus chapines, ó chinelas de los pies, fué herido, y lastimado, no solo en su cabeza, sí tambien en su misma cara, y venerable semblante. A esto se agrega, que la vil turba de siervos (me horrorizo al referirlo) empezó á escupirle   —378→   en su rostro, y á abofetearle con sus manos, y puños, y para colmo de su mayor ignominia, tapándole los ojos al que era luz clara, y resplandeciente, le herían con las palmas de sus manos, gritándole por burla, y escarnio: Profetízanos, ó Christo,quién es el que te ha herido. Todo esto consta expresamente de la misma narracion del Evangelio, por no decir nada de las injurias que le hicieron de palabra, las que dió bastante á entender S. Lucas855, quando dixo: Y blasfemando,le decian otras muchas cosas. Aquí es, donde los Pintores aunque sabios, tienen abierto un campo dilatado, y espacioso, para poner á la vista de muchas, y varias maneras esta lastimosa accion, y aun por ventura nadie de ellos acertará en representar bien esta lúgubre escena, pudiéndose en verdad decir aquí oportunamente856:


Quis cladem illius noctis, quis funera fando
Explicet? et possit lacrymis æquare dolorem?

Pero antes de concluír este punto, he de advertir dos cosas. La primera, que pertenece á la misma Arte de la Pintura; es, que quando se haya de pintar á Jesu-Christo sufriendo semejantes oprobrios, y contumelias, debe hacerse á la luz de una vela, ó pequeña hacha, por haber sucedido esto despues de anochecido, y quando ya estaba bastante adelantada la noche, y habia cantado el gallo. Mas, quando se le haya de pintar delante del Pontífice, y ancianos, y entregado á ellos, no se debe pintar así, sino siendo ya de dia. Pues consta haber sucedido así, por el Evangelio de S. Lucas, el qual notó mas exâctamente el tiempo857: Y así que amaneció (dice) se juntaron los ancianos del Pueblo, y los Príncipes de los Sacerdotes, y los Escribas,   —379→   y lo llevaron á su concilio, &c. aunque los demas Evangelistas no refieren el hecho con esta determinada circunstancia de tiempo. La segunda es, que quando se pinte al Señor tratado por los soldados, y ministros tan cruel, y contumeliosamente, como hemos dicho; no se le ha de pintar quitadas las vestiduras, aun por lo que toca á los hombros, y espaldas, como, si no me engaño, lo he visto pintado en alguna parte. Pues como de esta desnudez, nada nos han dicho los Evangelistas, ni tampoco han hecho mencion de ella los Santos Padres, é Intérpretes mas graves, estaría cerca de error el pintarlo de este modo por antojo de los Pintores.




ArribaAbajoCAPITULO XV.

De las Pinturas, y representaciones de lo que hicieron contra el Señor, antes de pronunciar contra él la sentencia de muerte


I De la casa, ó palacio de Caiphás, fué llevado Christo en derechura al Pretorio de Poncio Pilatos, acompañándole, ó siguiéndole una gran muchedumbre de pueblo, y la gente mas principal de los malvados Sacerdotes, y Pontífices. Era el Pretorio un edificio grande, y verdaderamente magnífico, como correspondia á la magestad del Senado, y Pueblo Romano, en cuyo nombre, ó mejor diré, por la autoridad de Tiberio Cesar, gobernaba Pilatos la Judéa, siendo él, segun refiere Josepho858, el sexto en el orden, despues que los Romanos habian reducido en forma de Provincia la Judéa. Este edificio, ó palacio, por lo que toca á lo que vamos tratando, se puede representar de este modo: Abiertas las puertas, manifiéstese una grande sala muy   —380→   bien adornada con varias molduras de Arquitectura, y el suelo de la sala muy bien enladrillado con varias piedras; motivo, por el qual llama el Evangelista á aquella sala Litostrotos, esto es, enlosado de piedras. Frente de esta sala, figúrese un atrio adornado con hermosas, y gruesas columnas, añadiendo todo lo que parecerá decente al Pintor, que esté instruído, no solo en lo que mira á la Historia, sino tambien á la Arquitectura (que es una no pequeña parte de la Pintura): pues esto basta para representar á la vista de un modo decente las cosas, que allí pasaron. Acerca de las vestiduras del Presidente, que es muy creíble las llevaría á la manera de los Romanos, algo se me ofrecia, que decir aquí: pero no quiero detenerme demasiado en cosas, que son poco ciertas, y que por lo menos directamente, dicen poca, ó ninguna relacion con las Imágenes Sagradas en quanto tales. Mas, sobre lo que pasó primero entre el Pueblo, y el mismo Presidente, como es cosa que mira mas á las palabras, que á la Pintura; nada hay que advertir, sino tal vez el que las cabezas erguídas, las bocas abiertas, y las manos levantadas en alto, deben manifestar de algun modo la ferocidad, y gritos de aquel Pueblo sedicioso, y casi amotinado.

2 Sucedió en esta ocasion, que Pilatos remitió á Christo á Herodes Tetrarca de Galiléa, pues el mismo (dice S. Lucas)859 estaba en Jerusalén por aquellos dias, sin duda que por la solemnidad de la Pasqua, lo que tambien suele representarse en las Pinturas. Hase, pues, de pintar á Herodes con aparato verdaderamente Real, vestido de purpura, rodeado de tropa, y de Guardias Reales; y á Christo Señor nuestro estando en pie con mucha circunspeccion, y modestia ante el Tetrarca, á quien no se dignó de responder, ni siquiera una sola palabra: de suerte que por esto el mismo Rey, y su   —381→   exercito (como lo llama S. Lucas)860 lo despreció,y habiéndole puesto un vestido blanco, lo volvió á enviar á Pitatos Presidente de la Provincia. Con efecto, por la mucha fuerza, que me hacía este lugar, afirmé arriba861, que Christo Señor nuestro no usó por lo comun de vestidos blancos, á no ser que en lugar de vestido blanco, se quiera poner, ó entender cándido, y resplandeciente: sobre que me acuerdo haber tocado algo antes862. Vuelto, pues, Christo á Pilatos, como aquel Pueblo insolente, instigado por los pésimos ancianos, y gente mas principal, pidiese á grandes voces, que se le condenára á muerte de Cruz; mandó el Presidente, no tanto por odio, quanto por apaciguar aquella muchedumbre de gente alborotada (como lo notó muy bien S. Agustin)863, que azotáran á Jesu-Christo. Mas, por ser esta una de las cosas mas principales de la Pasion del Señor, y de que hay tantas Imágenes, y Pinturas, la hemos de considerar con mucha reflexîon, y así es menester poner á la vista, lo que hay mas digno de notarse sobre esta materia.

3 A fin, pues, de padecer el inocente Jesus un tormento tan grande, y terrible, ó para tributar á su Eterno Padre la mas sumisa, y rendida obediencia; quitáronle los vestidos, parte aquellos malvados ministros, y verdugos, y parte, como es creíble, se los quitaría él mismo. Mas ¿sobre si esta desnudez, como la que padeció en los demas tormentos de su Pasion, y particularmente, quando le crucificaron, fué total, de suerte que quedase tan desnudo, como le habia parido su Santísima Madre; ó si solamente fué, la que era bastante para padecer dichos tormentos? sienten de diversa manera Intérpretes, y Theólogos gravísimos: porque, si he de decir la verdad, me embaraza poco el   —382→   parecer de algunos escritores del vulgo. Autores hay, que afirman, y no sin fundamento, que la desnudez, que padeció Christo en los pasos de su Sacratísima Pasion, no fué total, sino la que era bastante para padecer tan injuriosos, y crueles suplicios, quedando cubiertas aquellas partes, que el mismo pudor, y la naturaleza exîge, que se cubran. Lo contrario, dicen estos, no era decente, que el Señor lo permitiese en sí mismo. Otros dicen (y segun yo pienso con razones mucho mas fundadas) que la desnudez fué total, y que el muy vergonzoso, y modestísimo Jesus, no solamente en su flagelacion (de que no se duda tanto), sí tambien en los otros tormentos de su Pasion, y por tanto en su crucifixîon, quedó tan desnudo, como le habia parido su Santísima Madre. Dixe, que esto era lo mas probable: así por afirmarlo los Padres antiguos de la Iglesia864 S. Ambrosio, S. Athanasio, S. Agustin, S. Cipriano, Ruperto, y Euchêrio, omitiendo á algunos mas modernos, como son S. Buenaventura, y Ludolpho, y á otros Theólogos de mucha fama tambien modernos, Jansenio Gandavense, Juan Lorino, y al que vale por muchos, el Padre Francisco Suarez, apellidado con razon Doctor Exîmio865; como, porque es muy conforme á razon, que Christo Señor nuestro con su desnudez quiso cubrir la nuestra, y sufrir en su alma santísima este tan vil oprobrio de ser expuesto desnudo á la vista de aquellos ojos impudicísimos, y ofrecer esto mas á su Eterno Padre, para curar de este modo nuestra impudente liviandad.

3 Pero, por lo que toca á mi intento; aunque sea conveniente, y oportuno, que esto no lo ignoren, singularmente los hombres píos, y doctos, sin embargo   —383→   no conviene ser sobradamente curiosos sobre esta materia, y querer averiguar mas de lo que es justo. Porque es cierto, y fuera de toda duda, que no de otra manera se debe pintar á Jesu-Christo en su Sagrada Pasion, sino tapadas, y cubiertas aquellas partes, que el pudor, y la honestidad mandan que se cubran. Por lo que, pintarle de otro modo, no solo sería una cosa indecente, sino sacrílega. Hase, pues, de pintar, y de esculpir como hemos dicho; atendiendo así, no solo á su magestad, dignidad, y reverencia, sino tambien á la enfermedad, y flaqueza de nuestros ojos.

4 Desnudado ya Christo de sus vestiduras para padecer el tormento de los azotes, tormento lleno de dolor, y de ignominia, pues no se daba sino á los esclavos, como consta del mismo Derecho Civil866; atáronle á una columna, segun lo enseña la antigua, y recibida tradicion de la Iglesia. Acerca de esta columna, reparo, que los Pintores, freqüentemente nos la representan pequeña, acomodándose á las idéas de su fantasía, pintando en la parte superior de ella una argolla, de donde están pendientes las cuerdas, con que fué atado el Señor. Yo discurro de muy diverso modo, y juzgo, que dicha columna fué una de las que habia en el atrio del Presidente, y sobre las quales se afianzaba la parte superior del pórtico. Muéveme á pensar así S. Gerónimo867, el qual tratando de los lugares de Jerusalen: Se manifestaba allí (dice) una columna, que mantenia el pórtico de la Iglesia, y estaba teñida con sangre del Señor, á la qual, dicen, que fué atado, y azotado.Porque, el que se vea en Roma una columna mucho mas pequeña de lo que es menester, para poder sobre ella afianzarse el pórtico, esto solo prueba, que tal vez es parte de aquella en que ataron á Jesu-Christo. Y aquí (á no haberlo dicho antes   —384→   un Autor de mucha nota)868, diría yo, que es mas digno de risa, que de impugnacion, el afirmar, que Christo fué azotado por las mismas manos de Pilatos, por decir S. Juan: Tomó Pilatos á Jesus, y le azotó: como si la pena, que manda executar el Juez, ó el Rey, no se dixera, que la executa el mismo Juez, solo por haberla mandado. Ni fué azotado Christo Señor nuestro, como lo dice el vulgo, y lo que es mas de extrañar, algunos, que no quisieran ser contados en esta clase, por manos de los Judíos; sino por los verdugos, ó Soldados Romanos: lo que expresó claramente el Evangelio hablando de la Coronacion de espinas, y de su Crucifixîon, como verémos despues: antes al contrario, los Judíos, ó á lo menos los mas principales entre ellos, quisieron ser tenidos por tan religiosos, é hipócritas, que ni se atrevieron á entrar en el Pretorio del Presidente. Notólo esto S. Juan con estas palabras869: Y ellos no entraron en el Pretorio, por no contaminarse, á fin de poder comer el cordero de la Pasqua. Mas, en caso de estár presentes algunos de la gente vulgar entre los Judíos, es de creer, que incitarían á los Soldados, ó los sobornarían con dinero, para que le azotáran con mas fuerza, y crueldad: pero el decir, que ellos mismos le azotaron, le coronaron de espinas, ó que le crucificaron, es un absurdo. Hanse, pues, de pintar medio desnudos, cubiertos los pies con aquel género de botines militares, que usaban los Romanos, alargando con fuerza sus brazos, y azotando de un modo verdaderamente atróz á Jesu-Christo.

5 Acerca de la Pasion del mismo Señor en este terrible paso, y tormento, es cierto en primer lugar, y así se ha de suponer, que dicha flagelacion fué grave, y cruél, y que en ella padeció Jesus grandes, y vehementísimos dolores, y que se le hincharon sus carnes   —385→   con terribles cardenales, y que hubo mucho derramamiento de sangre. Porque Pilatos mandó azotar á Christo con ánimo de que este tormento fuese bastante pena por todas las acusaciones, que le habian hecho, y para apaciguar á sus enemigos los Judíos, y para que en vista de esto, no exigieran otra pena mayor. Es, pues, verisimil haber mandado Pilatos, que le azotáran cruelísimamente con nervios, que le desgarráran, y rompieran sus carnes, y que todo esto se executase como él lo habia mandado. A que aludió lo que mucho antes habia dicho el Profeta Evangélico Isaías870 con estas palabras: Fué herido por nuestras iniquidades, fué molido por nuestros pecados: el castigo que nos debia traer la paz, cayó sobre él, y nosotros habemos sido curados por sus llagas. De aquí se echa de ver, que es enteramente ridícula, y poco pía la opinion de algunos, que afirmaron temerariamente haber recibido Jesu-Christo solamente quarenta azotes, como se mandaba por la Ley, ó treinta y nueve, segun acostumbraban los Judíos, los quales por no parecer que traspasaban lo establecido por la Ley, no solo no añadian algun golpe mas á los quarenta, sino que aun los disminuían; como sucedió en el Apostol, segun refiere él mismo, quando dice871: Cinco veces recibí de los Judíos quarenta azotes,menos uno. Digo, que esta es una opinion ridícula: así porque á ella se opone, lo que acabamos de decir, como porque esta pena no la mandaron executar los Judíos con arreglo á su Ley, sino los Gentiles, que no estaban obligados á ella por ninguna ley civil: los quales consta bastante, que mataron muchas veces á azotes los reos, que estaban condenados á semejante pena: pues nada hay mas freqüente en las Actas de los Santos Mártires. Hase, pues, de pintar á Jesu-Christo, azotado cruel, y acerbísimamente, derramando mucha   —386→   sangre, hinchada, y muy acardenalada su carne. En quanto á los instrumentos de la flagelacion, y del número de golpes que le dieron, se dicen muchas cosas pías á la verdad, pero que no son bastante ciertas. Pues por lo que toca á lo primero, hay algunos, que describen el hecho de un modo extravagante, ó por mejor decir, con mucha exâgeracion, diciendo, que primeramente fué herido Christo con gruesas cuerdas: luego con escorpiones de hierro; despues con ciertas cadenas armadas con abrojos tambien de hierro; y finalmente con varas espinosas: no porque ellos sean de parecer, que Christo fué azotado quatro veces (pues que lo fuese dos, lo dicen otros, aunque no con algun fundamento sólido); sino porque en una misma flagelacion, estos, y otros instrumentos (si los hay mas atroces) se fueron sucediendo mutuamente. Mas esto, aunque se ha discurrido piamente, es poco cierto, y muy distante de las costumbres, que tenian los Romanos en aquellos tiempos. Y así, el Pintor erudito, si quiere oírme, absténgase de semejantes modos de pintar sobradamente estudiados, y exquisitos, pero poco sólidos. Y para que nadie pueda pensar, que esto lo digo yo temerariamente, ó por mi antojo, quiero poner aquí las mismas palabras de un eruditísimo Cardenal872, que en el original Italiano, pues nada finjo, dicen así: Dal modo ancor può causarsi il non verisimile, di che varii esempli si scorgono in molti atti dell' istessa passione, come nel coronarlo con le spine smisurate, nell' batterlo alla colonna con flagelli inusitati, nell' inchiodarlo in croce con maniere stravaganti, &c. Que puestas en Castellano quieren decir: Del modo tambien puede nacer la inverisimilitud, sobre lo qual pueden observarse varios exemplos en muchos pasos de la misma Pasion: por exemplo, coronándolo con espinas sobremanera grandes, azotándole   —387→   atado en la columna con azotes no usados, y crucificándole con modos extravagantes. Y así es mas verisimil, y segun me parece, mas conforme á verdad, lo que dixo Euthimio, y otros despues de él, que los instrumentos de la flagelacion de Christo fueron cuerdas ásperas, y retorcidas, ó duras corréas hechas de cuero de bueyes, como las de que hace mencion la Escritura, y con que el Rey Antiochô mató á aquellos santos, y esforzados Jóvenes: Sucedió (dice la Escritura)873 que habiendo preso á siete hermanos juntamente con su madre, dándoles con azotes, y vergas de toro, les compelía el Rey á que comieran carnes de puerco. Este tormento, pues, fué el que se dió á Christo, tratándole como á un hombre de la mas ínfima plebe, y casi digno de compararlo con los esclavos: y que á estos, y á los hombres viles, fuese costumbre azotarlos con corréas, es cosa muy sabida, y lo dió á entender Horacio, quando dixo874:


Qui lora restrictis lacertis
Sensit iners, timuitque mortem.

Pero el que quiera enterarse de esto mas, vea el Pentecontarchô de Ramirez875, que está lleno de mucha erudicion, á quien habia precedido el mas delicado, y exâcto de los eruditos Lipsio876, al qual podrán consultar los doctos: pues basta lo dicho para instruír al Pintor, que no quiera sentir con el vulgo.

6 Por lo que toca á lo segundo, que diximos antes, esto es, al número de golpes, que dieron á Jesu-Christo, muchos Escritores píos, singularmente de los modernos, afirman, que los golpes que dieron al Señor en su flagelacion, pasaron de cinco mil. Pero esto, otros   —388→   Varones doctos, y gravísimos, y no menos piadosos, que los primeros, lo tienen por increíble. Porque ademas que los Romanos (por no decir nada de los Judíos) no acostumbraron entonces azotar á los reos con tan grande número de golpes; no fué el ánimo de Pilatos acabar con Christo á azotes, antes por el contrario, mandó azotarle, para librarle (aunque de un modo cruel) del furor, y rabia de los Judíos, que pedian su muerte, y crucifixîon. No es, pues, verisimil, que mandase, ni permitiese Pilatos, que le azotáran tan cruelmente, y con tan evidente peligro de la muerte877. Y aunque algunos afirman, que este número de golpes fué revelado á cierta muger piadosa: sin embargo (son palabras de un Escritor gravísimo, y de un Doctor llamado con razon Exîmio)878, ni estas revoluciones de mugeres nos obligan á que creamos,que son verdaderas; ni allí se dice, que excedieron este número los golpes de los azotes, sino las heridas de la Pasion. De lo dicho se echa bastantemente de ver, quál sea el modo mas verdadero, y mas conforme á razon, de pintar este hecho. Y para que no parezca, que quiero omitir algo, añado, que algunos Varones sabios, é insignes en piedad, acostumbran proponerse la meditacion de que á Christo Señor nuestro, despues de tan cruel flagelacion en las espaldas, le obligaron los malvados verdugos á volverlas á la columna, y á recibir en el pecho, y en el vientre nuevos, y crueles golpes. Pero yo, aunque he leido haberse esto executado con algunos Mártires, para que su tormento fuera mas acerbo, é ignominioso, y resplandeciera mas su martirio; con todo no me atrevo á aprobar, que se executase así con el Señor, ni que se pueda representar de este modo: por oponerse el silencio de los Evangelistas,   —389→   y el no estár en uso semejante vileza en aquellos tiempos, la que no se puede afirmar, y mucho menos pintar, sin algun firme, y sólido testimonio de la Escritura, ó de los Santos Padres.

7 Despues de su flagelacion, padeció Jesu-Christo la ignominiosa, y dolorosísima coronacion de espinas, que largamente refieren los Evangelistas. Sobre cuyo hecho, para pintarlo con juicio, y prudencia, hemos de advertir algunas cosas. La primera, que á esta accion llena de crueldad, é ignominia, concurrió toda la guardia del Presidente Romano, como consta expresamente de S. Mathéo879, que dice: Entonces los soldados del Presidente haciendo entrar á Jesus en el pretorio, juntaron allí al rededor de él toda la cohorte. Lo mismo dice San Marcos: para que de esto solo se eche de ver, que hubo muchos soldados de los Gentiles Romanos, que estuvieron mezclados en la Pasion de nuestro Salvador; pues la cohorte entera constaba á lo menos de quatrocientos y veinte hombres, como lo demuestra un Escritor muy versado en estas materias880,el qual lo tomó de buenos Autores. Por lo que, en este hecho de la coronacion, como tambien en el prendimiento de Christo en el huerto, será del caso (ademas que de suyo es cosa elegante) representar no á uno, ú otro soldado, sino á muchos, segun lo permita el campo del lienzo: pues, que no solamente en el caso de que hablamos, sí tambien en el huerto, se juntó toda la cohorte, lo da á entender S. Juan con estas palabras881: Como Judas hubiese tomado la cohorte, y los ministros que le daban los Pontífices, y Fariséos, &c. De aquí consta tambien, lo que diximos arriba, á saber, que los Judíos, aunque fueron los autores, y los que incitaron los ánimos para hacer padecer á Christo; pero   —390→   que no fueron ellos (como dice malamente el vulgo, y acaso sienten tambien lo mismo, algunos, que no les parece ser del vulgo) los que executaron la sentencia con sus propias manos. Este oficio de poner por obra la sentencia contra los reos, que los Jueces condenaban á muerte, no tocaba á otros, sino á los soldados: sobre que leémos un excelente pasage en Tertuliano882, donde disuade á un Christiano á que no siga la carrera de la milicia con estas palabras: Aquel que no puede vengar sus injurias,será ministro de las prisiones, de las cárceles,de los tormentos, y de los suplicios. Pero todo esto lo confirman bastante los Evangelios, de suerte que por lo que hace á nuestro intento, parecen superfluos los testimonios de los sabios, que podria alegar. Reparo á mas de esto, que aunque algunos son de parecer, que los malvados, é impíos soldados, luego despues de su flagelacion, estando todavía desnudo el Señor, hicieron burla, y mofa de él: sin embargo es mas cierto, y mucho mas probable, que para mofarle le desnudaron nuevamente de las vestiduras, con que se habia vestido despues de los azotes; diciéndonos expresamente S. Mathéo883: Y desnudándole, le vistieron un manto de grana; lo que me parece será muy del caso no lo ignore el Pintor erudito. Advierto tambien, que esta injuriosísima coronacion de espinas, no se executó en el atrio, donde fué azotado Jesu-Christo, sino en el mismo Pretorio del Presidente, ó á lo menos, en algun zaguán de él, segun lo afirma, y expone con bastante claridad S. Marcos quando dice884: Los soldados lo llevaron al atrio del Pretorio. Qué es lo que se haya de entender por el Pretorio, y de qué manera se deba pintar este lugar, ya lo diximos arriba885; y así no es menester volverlo á repetir.

  —391→  

8 Adviértase aquí, que aquella vestidura, que San Marcos886 absolutamente llama púrpura con estas palabras: Y le visten de púrpura; la llamó San Mathéo, chlamydem coccineam, manto de grana: y con mucha razon. Porque, aunque hablando en un sentido mas propio, haya alguna diferencia entre púrpura, y vestido de grana; sin embargo los Antiguos usaron promiscuamente de estos dos nombres, como lo podria convencer con varias pruebas, que de propósito omito. Fué, pues, aquella chlamys, ó vestidura de púrpura, un manto de los que se habia servido el Presidente de la Provincia Pilatos; no que fuese nuevo, ó brillante, antes estaba gastado por el mismo uso, que se habia hecho de él, y tal vez estaba roto por alguna parte, de suerte que no tanto le sirviese de adorno, como de burla. Consta esto, porque los Rectores, ó Presidentes de las Provincias usaban de un manto de púrpura, para que en ellos se echára de vér, y reluciera algo de la magestad del Emperador, como bastantemente lo expresó S. Paulino escribiendo á Licente, en estos versos:


Quanto sudoris pretio, damnoque decoris
Constet tibi chlamys, hic honor officii.

Este género de adorno lo define muy bien Clemente Alexandrino, quando dice887: Chlamys, que algunos llaman capa, ó manteleta, otros manto real,ó insignia militar, y algunos Berum, porque cubre el cuerpo. Este adorno, pues, que no era otra cosa, sino una capa rica, y vistosa, solo se ponia por una parte, como suelen tambien ponerse hoy las capas, ni se cosía, sino que se ataba con una hebilla, y colgando del cuello, caía tendida libremente por las espaldas. Lo que elegantemente expresó Stacio, quando dixo888:


..................Tergo demissa chlamys.

  —392→  

Cubría dicho adorno el cuerpo por las espaldas, no solo hasta la cintura, como malamente lo han interpretado algunos; sino hasta las rodillas, ó un poco mas abaxo. Varios son los Autores que afirman todo esto, y sobre todos lo explicó con mucha elegancia Coripo Africano en estos versos889:


Substrictoque sinu vestis divina pependit
Poplite fusa tenus, pretiosa candida limbo
Cæsareos humeros ardenti murice texit
Circumfusa chlamys, rutilo quæ ornata metallo
Principis exserta vincebat lumina dextra.

Quien quiera enterarse, y saber mas sobre esta vestidura Militar, é Imperial, y sobre dicho manto Real, y otros vestidos de esta clase, vea al eruditísimo Julio Cesar Bulengero890, que ha escrito difusamente de Imperatore, & Imperio Romano. Lo cierto es, que los Reyes usaron tambien de este manto de grana, y que lo dieron los Emperadores Romanos á los que querian aclamarles por Reyes, como lo prueba con muchas razones el mencionado Autor. Y así, los impíos soldados, que por burla, y escarnio quisieron saludar á Christo por Rey de los Judíos, le vistieron con dicho manto de grana, el qual, por lo que llevamos dicho, consta de qué manera deberá pintarlo el Pintor erudito.

9 Despues de haber hecho esto: Texiendo (dice el Evangelista) una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha. Hablan con variedad los Intérpretes sobre qué género de espinas eran estas con que los soldados texieron la corona para colocarla en la venerable cabeza de Jesus; pero lo cierto es, que fueron grandes, y penetrantes. Unos afirman, que fueron de juncos marinos, que tienen las   —393→   puntas largas, y agudas, y mas duras que las terrestres, á cuyo parecer adhieren principalmente los que juzgan, que las espinas de dicha corona, no solo traspasaron el cutis, y la sacratísima carne de Christo, sino tambien su mismo cranio: lo que sin embargo no se le hace creíble á un Doctor ciertamente pio, y que sin duda es docto, y erudito891. Otros dicen, que dichas espinas fueron de las que nacen en el arbol llamado rhamno, que son mas fuertes en los lugares de Syria, donde crecen estos árboles con mucha abundancia. Esto me parece á mí mas verisimil, juzgando con el Autor, que acabo de citar, que aquellas espinas traspasaron no solo el cutis (que no es muy delgado en la cabeza), sí tambien la carne de Jesu-Christo; y que en cierta manera la desgarraron, como dice Tertuliano892, Autor verdaderamente severo, y que no suele hablar con ligereza. No obstante no traspasaron aquel hueso, que llamamos calavera, ó cranio; porque á mas de que, si aquellas puntas hubieran traspasado dicho hueso, no podian dexar de causar heridas mortales, lo que ciertamente Pilatos, el qual intentaba librar á Christo de la muerte, no solo no lo habria mandado (pues parece mucho mas verisimil, que no lo mandó); pero ni lo habria permitido: á que sin embargo se inclinan los Padres de la Iglesia893 San Agustin, S. Chrisóstomo, y el Pontífice S. Leon: A mas de esto, digo, ¿qué espinas podrian ser las que tuviesen tanta penetrabilidad, y dureza, á no ser, no digo marinas, sino de hierro? Resta aquí un gran campo á los Pintores para representar el semblante de Christo, su cabeza, y cabellos manchados, y humedecidos por la mucha sangre, que salia de las heridas, que le habian abierto las espinas.

  —394→  

10 Acerca de la forma que tenia dicha corona, dicen algunos894, que se la pusieron á Christo á manera de morrion, ó capacete, de suerte que fué no solo circular, sino esférica; y que no solamente rodeó su cabeza por las sienes, sí que la cubrió tambien toda hasta lo sumo. Acaso será esta una cosa pía, que no disputo, ni quiero controvertirla en ninguna manera: pero sí diré (con el permiso de los que discurren así) que esto se dice con fundamentos poco sólidos. Porque, ademas que las coronas con que honraban los Romanos á los vencedores, y á los que habian hecho un gran servicio á la República, no estaban hechas á manera de morrion, sino de círculo, que rodeaba la cabeza; ora fuesen ellas de hierba, de laurél, ó de olivo, lo que trata Lipsio895 con mucha extension: ademas desto, digo, ¿quién ignorará, que la corona, que por burla pusieron á Christo, era muy parecida en la forma, no solo á las que hemos referido, pero principalmente á las que usaban los Reyes, y que freqüentemente llamaban diademas? En tanto parece esto cierto, que en el himno, que por lo comun se canta en la solemnidad de la Corona del Señor, sea quien se fuere el Autor de él, se dice:


Cum spinarum aculeum
Christus pro nobis pertulit,
Per diadema spineum
Vitæ coronam contulit.

Y que el diadema fuese una venda, ó cinta blanca, que circuía, y apretaba las sienes del Rey, y toda su cabeza; es cosa, que ni aun los muchachos la ignoran. Por esto no sin elegancia cantó Silio Itálico896:


....................Vitaque majorum
....................Decoramen fronte sine ullo
—395→
Delapsa attactu nudavit tempora regis.

Y en el mismo libro:


.................Regnique insigne vetusti
Gestat læva decus: unguntur tempora vitta
Albenti.................................................

A que aludiendo Luciano, usa de las siguientes palabras, para significar que el Rey Alexandro estaba coronado con el diadema: diademeno/n leukh to\n keflhn ceñida la cabeza con una cinta blanca: Ni ignoran tampoco los muchachos aquello tan trillado de Valerio Máxîmo897: Dixo Favonio á Pompeyo que tenia atada la pierna con una faxa blanca: No importa en qué parte del cuerpo esté el diadema: chanceándose de Pompeyo que afectaba el Reyno, quando aun estaba floreciente la República. Sobre lo qual podrian todavía notarse otras cosas á mas de las muchas que juntó el citado Julio Bulengero898. Quítese, pues (á lo menos á mí así me parece) semejante imaginacion; y píntese la Corona del Señor texida de penetrantes espinas, del modo que han acostumbrado pintarla habilísimos Pintores, no á manera de capacete, sino de una Real diadema rodeando la cabeza por las sienes.

II El que por mofa dieran los soldados á Christo un cetro vano, y ridículo, esto es, una caña, lo expresan bastantemente los Evangelistas, diciéndonos S. Mathéo899: Pusieron (esto es, la corona texida de espinas) sobre su cabeza, y una caña en su mano derecha; y S. Marcos900: Y heríanle su cabeza con una caña.Pero no nos dicen, que apretáran fuertemente sus manos ante el pecho: bien que esta parece ser una costumbre comunmente recibida por la Iglesia, no discrepando en este particular, ni las Pinturas, ni los Autores.   —396→   Por lo que, así debe pintarse á Christo en este escarnio, que hicieron de su Magestad en su Pasion, y en este acto de triunfo, por lo que toca á la piedad, y al espíritu. Pero las cosas acerbas, y contumeliosas, que de aquellos viles truhanes sufrió el Señor en este paso, ya de palabras desvergonzadas, ya de acciones sobremanera injuriosas, apenas pueden expresarse con palabras, y mucho menos con el pincél. Léa el pío, y erudito Pintor lo que sobre esto han escrito los Evangelistas, y tendrá abierto un campo exquisito, y espacioso para representar semejante hecho. Lo cierto es, que despues de haber hecho burla de Christo Señor nuestro, y herídole tan gravemente, y estár el Señor lleno de llagas, y cardenales, y cubierto de sangre por todas partes, lo presentó así Pilatos al Pueblo; ó ya tal vez desde las mismas puertas del Pretorio, ó desde una ventana, de donde se podia ver de lejos, diciendo á aquel Pueblo obstinado: Ecce homo. Caso es este muy digno de toda consideracion: mas por lo que mira á la Pintura, es un error, en que cayó, segun nos refiere el citado Francisco Pacheco901, un Pintor por otra parte habil, y excelente, el pintar á Christo en este lance sin la corona de espinas; diciéndonos expresamente lo contrario el Evangelista902 con estas palabras: Salió, pues, Jesus llevando la corona de espinas,y la vestidura de grana. Pero no puede tan claramente condenarse de error, el que se le pinte sin llevar la caña en su mano; por lo que, se puede escusar de algun modo á Pablo de Céspedes, por haberle pintado así: con todo no debe tolerarse; porque Pilatos sacó á Christo para manifestar al Pueblo, como sus ministros habian hecho mofa de él, y tratádole verdaderamente como Rey de burlas; lo que expresó despues el mismo Evangelista, quando dixo: Y dice (Pilatos) á   —397→   los Judíos: Ved aquí á vuestro Rey. Por lo qual, como la caña, que por burla, y escarnio habian puesto en las manos del Señor, representára la insignia del cetro, no es verdad, ni aun verisimil, que Pilatos manifestase á Christo sin la caña en sus manos.

12 Mal satisfechos sin embargo los enemigos, y dando grandes voces, para que Pilatos mandára crucificar á Jesu-Christo; condescendió finalmente el iniquo Juez, y pronunció contra él la sentencia de muerte. Sobre que nada se ofrece que advertir de particular, sino que en este hecho debe pintarse á Pilatos Presidente de Judéa, sentado en su tribunal, como expresamente lo advirtió el Evangelista. Era el tribunal una silla, adonde se subía por algunas gradas; á fin de que, el que proferia sentencia sobre algun hecho, fuera mas visto de todos, y se echára mas de vér su dignidad. Mas, sobre si estando sentado Pilatos en el mismo tribunal, se lavó las manos, lo que refirió San Mathéo903, no lo dice claramente el Evangelista; pero se puede colegir con bastante verisimilitud, que sentado en dicha silla, y estando ya para pronunciar la sentencia de muerte, quiso ostentar él esta ceremonia, que no la habia aprendido de los Romanos, sino de los mismos Judíos con quienes vivia.



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