Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajoCAPITULO X.

De las Pinturas, é Imágenes de S. Onofre Ermitaño, de S. Antonio de Padua, de S. Basilio el Grande, y de S. Paulino Obispo de Nola


I El dia doce de este mes, en que se venéra en Salamanca la memoria de S. Juan de Sahagun, se hace tambien mencion del famosísimo Anacoreta S. Onofre: del qual, ademas de lo que se lée en los Menologios de los Griegos, y en otros monumentos de esta clase, lo que ocurre de mas peso, es la alabanza que le dá el Martirologio Romano, que á la letra dice así: En Egipto S. Onofre Anacoreta, el qual vivió religiosamente en el vasto yermo por espacio de sesenta años, y subió al Cielo ilustre por sus grandes méritos, y virtudes, cuyos hechos insignes escribió el Abad Paphnucio. Pero las notas, que puso sobre este lugar el doctísimo Baronio, no nos enseñan otra cosa mas, sino la observacion que hace de las vastísimas soledades del Egipto,   —235→   de las quales la principal es la que Ptoloméo, y otros Autores de mejor nota, llaman Oasis, que se divide en mayor, y menor. Este Paphnucio, de quien se dice haber escrito la vida de S. Onofre, y que aun no está averiguado quien haya sido, no es Autor que tenga yo en mi poder: pero está bien, que lo que escribió dicho Paphnucio, lo trae tambien Lorenzo Surio, de quien transcribió su Flos Sanctorum (que así lo llaman) un Autor pío, y erudito1349: el qual fuera de la relacion de los muchos años que estuvo S. Onofre en el desierto, y á excepcion de su preciosa muerte, y de la sepultura que le dió el mismo Paphnucio, apenas nos dice otra cosa mas.

2 Con ser esto así, no faltaron quienes refirieron muy á la larga la vida, y hechos de S. Onofre, entre los quales parece ser el principal el P. M. Fr. Pedro de Arriola de mi Sagrada Orden, el qual por ser de un ingenio vivo, y estár dotado de una rara eloqüencia, que tuvo muchas veces pendientes de su boca á muchas Ciudades, y Pueblos de los Reynos de Navarra, y Aragon, como hubiese empezado á escribir la vida de S. Onofre con este epígrafe: El Anacoreta Rey1350, en un estilo enteramente panegírico, se desvió del camino, y asunto que se habia propuesto, de suerte que leyendo muchas veces su Historia (si se puede llamar tal, la que en lo perteneciente á Historia, Geografia, y Cronología, por no decir otra cosa mas grave, esparce cosas muy dificiles de creér) de nada habla menos que de S. Onofre. Pero baste ya sobre este punto.

3 Por lo que mira ahora á las Imágenes de este esclarecido Anacoreta (que son muy freqüentes) está bien que al Santo viejo se le pinte casi desnudo de todo el cuerpo, á excepcion de lo que pide la decencia que se   —236→   cubra, y ademas cerdoso por todas partes, y con una barba tan larga, que le llegue hasta las rodillas. Mas, el que junto á él se le pinten las insignias Reales, esto es, el cetro, y la corona, yo no me atrevo á condenarlo por error, ó fábula, por haberse acaso tomado esto de los monumentos de aquellos que pensaron haber sido este Santo, Rey de los Hunnos, é hijo de Rey; pero la fé de esto dexémosla enhorabuena sobre ellos mismos: que yo, aunque muchas Ciudades de Italia, y España le han elegido por Patrono, no tengo nada que decir mas, que lo que llevo dicho.

4 Nadie ignora, y todos encarecen con magníficos elogios á aquel Portugués, lumbrera brillante, y honor de Lisbóa su patria, y de toda España: (¿pues á qué fin he de callar tan grande gloria?) nadie hay tampoco, que ignore sus hechos, y que no los haya contemplado pintados repetidas veces. Por esto, tengo por mas acertado abstenerme de referirlos, temiendo no me dé alguno en cara con aquel adagio Latino tan trillado: Soli lumen mutuas, que solian aplicar los antiguos al que pretendia demostrar una cosa que de suyo era muy evidente. Adrede le he nombrado Portugués, y no Paduano: porque si bien Padua ilustre Ciudad de Italia, tiene la gran gloria de dar el nombre á Antonio ¿por qué he de defraudar de esta alabanza al lugar donde nació el Santo? Enhorabuena, y con razon (espontaneamente lo confieso) tiene Padua por suyo á Antonio, por haber sido Padua el principal teatro donde obró el Santo tantas maravillas, por ser Padua la que antiguamente debió á Antonio su libertad, y por ser ella en fin la que tiene la dicha de poseér sus sagradas cenizas. Pero ¿quién por esto despojará á Portugal, y á España toda, de una gloria tan estimable? Y baste ya sobre este particular. En quanto á sus Imágenes (ya que vamos á tratar de ellas) no puedo omitir aquí, el que en esta Corte, en la célebre Iglesia que está junto   —237→   á la Real Casa que llaman de S. Antonio de los Portugueses, se vén pintados los ilustres hechos de este Santo por manos de insignes Pintores, deleytando la vista, y excitando á devocion á toda la gente pía, y á admiracion, á todos los peritos en el Arte. Allí se vé como obliga Antonio con su imperio á que un bruto, olvidado del hambre que padecia, adore al Santísimo Sacramento: Como él mismo aparta una furiosa tempestad de la muchedumbre de su auditorio: Como en la orilla del mar está predicando á los peces mudos, que le oían con mucha atencion: y otros muchos milagros. Con efecto, apenas hay otro Santo, cuyas Imágenes sean mas freqüentes, y obvias. Pero entre todas ellas, la mas conocida, y comun es aquella en que se representa al Santo teniendo en su mano, ó junto á sí un ramo de cándidas azucenas, y al Niño Jesus, ya sentado sobre su libro, ya teniéndole con reverencia en sus purísimas manos, ó bien estando en pie sobre una mesa junto á él; pues es constante, que le vemos pintado de todas estas maneras, segun las varias imaginaciones de los Pintores.

5 Dió ocasion á que le pintáran de este modo lo que debemos respetar con humilde veneracion, y lo refiere, ademas de los antiguos, el Ilustrísimo, y cultísimo Escritor de los Anales de los PP. Franciscos1351, el qual dice así: Cerca de la Ciudad de Podio en Francia, habiéndose hospedado el Santo en la casa de un devoto muy suyo, le dispuso el hospicio en una quadra separada del comercio de la familia, porque con mas quietud, y silencio se diese al exercicio de la oracion. Quando ya toda la casa estaba recogida, el devoto huesped quiso con piadosa curiosidad, vér que hacia en aquellas horas el Santo, y acercándose á la quadra con silencio, y cautela, reparó por los resquicios, que estaba llena de extraordinarios   —238→   resplandores; avivóse con esta extrañeza su curiosidad, y vió un Niño hermosísimo, puesto sobre la mesa del estudio, con quien el Santo se regalaba con dulcísimas, y amorosas caricias, y que con él en los brazos se quedaba absorto, y elevado. Y de aquí tiene origen (como poco despues dice el mismo Escritor) el pintar á S. Antonio con el Niño Dios en los brazos. Pero no me agrada (cosa que de ningun modo quiero callar, ni disimular aquí) el que acostumbrados los Pintores á pintar, contra la fé del Evangelio, totalmente desnudo al Divino Niño en el pesebre (conforme advertimos antes), practiquen lo mismo quando le pintan con S. Antonio: lo que ya expresamente arriba, y tambien en muchos otros lugares, si no me engaño, hemos hecho vér quan ageno es de la gravedad, y modestia Christiana. Pero esto es dár, como dicen, música á un sordo.

6 Una de las cosas en que me parece se debe parar mas la consideracion, es, en que así en este como en otros pasos de la vida del Santo, le pintan, no de un aspecto varonil (conforme convenia) sino como mozo, y aun casi sin barba, encarnado, rubio, y muy lleno de cara: cosa, que reflexîonándola yo dentro de mí mismo, no sé llamarla de otro modo, sino monstruos de ligereza, y de ignorancia. Es cierto que no pasó la vida de S. Antonio de 36 años; pues que habiendo nacido el año de Christo de 1195., murió el año de 1231. Pero esta edad no se representa bien pintando á un mozo sin barbas, sino representando á un hombre de edad verdaderamente varonil: á mas de que, fatigado por los muchos trabajos de su predicacion, y casi extenuado por los ayunos, y áspera penitencia, no es conforme á razon que se le pinte mozo, y qual le describimos arriba. Con efecto, el Excelentísimo, y eruditísimo Señor D. Manuel Fernandez Pacheco, Marques de Villena, y Duque   —239→   de Escalona, de quien hago honrosa mencion, sin que jamas se me borre de la memoria el respeto que le debo, como testigo ocular que era, me contó haber visto él mismo estando en Italia una Imagen de S. Antonio, que decian ser su verdadera efigie, en la que no se le veía pintado mozo, sino como hombre hecho, y no muy blanco de semblante, sino moreno, y que aunque macilento, tenia sin embargo un aspecto grave, y digno de un Varon Apostólico.

7 Entre las Imágenes de S. Antonio, mereceria sin duda pintarse un hecho, que hasta ahora nadie creo lo ha visto pintado: por lo menos yo no lo he visto; y sería muy del caso que se representase semejante hecho, porque excitaría mas el culto, y la piedad para con el glorioso Antonio. El caso pasó así. El año de 1403. que era casi el treinta de la muerte de este Santo, como se hubiesen descubierto sus preciosas reliquias para llevarlas á otra parte, se encontró el venerable cadaver, por lo tocante á sus carnes, reducido enteramente á cenizas. Pero ¡ó admirable testimonio de su santidad! ¡O pasmo del poder de Dios! La lengua, la lengua, digo, el mas corruptible de todos los miembros, sé encontró no solo entera, sino fresca, y encarnada, como si poco antes se la hubieran cortado. Atónitos, como es justo, refieren el caso los Historiadores: y yo añadiré gustoso, que la misma lengua despues de la muerte, es la mas verdadera, y una no muda, sino eloqüentísima Imágen de S. Antonio. Conoció esto muy bien, y lo confesó el Doctor Seráfico, que á la sazon era Maestro General de la Orden, el qual habiendo presenciado el lance, tomó en sus manos dicha lengua mas preciosa que el oro, y besándola con reverencia, prorumpió en estas fervorosas palabras: ¡O bendita lengua, que siempre alabaste á Dios, y que fuiste causa de que tantos le alabáran fervorosamente! Ahora se conoce á la verdad quanto mereciste para con Dios. Dicho esto,   —240→   procuró que se cerrára el precioso tesoro en una caxita de cristal, y que se le diera la debida veneracion. Mucho comprehendió S. Buenaventura en pocas palabras: pero si el lugar, ó las circunstancias le hubieran permitido decir mas de dicha bendita lengua, no tiene duda que podia executarlo con muchísima mas extentension. Porque ella fué la que contuvo á los Hereges; la que corrigió, y reprehendió con imperio á los Tiranos; la que reduxo á piedad, y penitencia á los pecadores; la que, predicando delante del Sumo Pontífice, le grangeó del mismo Papa el nombre de Arca del Testamento; la que inspirada, y movida por espíritu profético, predixo, y vaticinó lo futuro. Ella fué finalmente, ó por mejor decir, es (pues todavía dicen que exîste, y que la enseñan) la que refiere, y nos recuerda con mas primor, y elegancia que ninguna otra cosa, no solo los lineamentos del semblante del Santísimo Antonio, sí tambien sus costumbres: por lo que no es de extrañar, que S. Buenaventura, Doctor no mudo, sino sabio, y muy eloqüente, hable con ella, como á la mas viva Imagen de S. Antonio.

8 Sobre lo qual, por mas que parezca que me aparto algun tanto de mi asunto, no puedo dexar de poner aquí una cosa muy extraña, desconocida, segun pienso, para muchos, aun de los que han puesto no poco trabajo en observar, y leér mucho. Cuéntala un Autor muy fidedigno, y recomendable, no solo por su gran doctrina, y erudicion, sino especialmente por su singular probidad, pues sin su autoridad, y juicio, sería cosa que carecería de toda fé. Estas son sus palabras1352: En Villacastin lugar bien conocido en Castilla la vieja, donde yo nací, hubo pocos años ha en tiempo del Rey Don Enrique el Enfermo, un hombre verdaderamente Profeta, que dixo algunos trabajos que vinieron despues á Castilla, y   —241→   con libertad santa, y profética reprehendia al Rey hasta venirle á cortar la lengua en Segovia, y habló despues como si la tuviera, volviéndose á ella que estaba enclavada en la picota, y diciendo: Vos estaréis ahí, porque decís las verdades. Y prosiguiendo el mismo asunto este pío, y gravísimo Autor, añade: Y yo siendo muy niño alcancé á una señora de aquel lugar que vivió muchos años, y si bien me acuerdo, decia ella que le había conocido. Y en aquel lugar contaban esto hombres curiosos de la antigüedad á quien se debia creér. Esto dice el citado Autor: lo que he querido referir aquí con ocasion de la lengua de S. Antonio que está todavía fresca, é incorrupta, para que cotejando uno, y otro suceso, se eche de vér la providencia de Dios, su bondad, y benignidad para con aquellos que usan bien, y con prudencia de su lengua.

9 Lo que un Poeta no despreciable dixo con gracia, y agudeza de la Pintura del Eco, ó de aquella Ninfa vocal de quien hacen mencion los Poetas; con razon puede aplicarse á S. Basilio el Grande. Ausonio, pues, queriendo dar á entendér, que aquella Imagen de la voz con ningun colorido se puede expresar, concluyó así su agudo Epigrama1353:


Auribus in vestris habito penetrabilis Echo:
Et si vis similem píngere, pinge sonum

Por lo que, si alguno pintare con colores vivos, y propios la misma abstinencia, y un ánimo abstraído de todos los deseos terrenos, y humanos, este hará una Pintura cabal de S. Basilio el Grande. Si yo hubiese tomado á mi cargo un tal empeño, lo que sobrepujaria mis fuerzas, hubiera trasladado aquí á la letra la Oracion Monodica de su compañero, é íntimo amigo S. Gregorio   —242→   Nacianceno, y ademas las obras del mismo S. Basilio, principalmente sus cartas; pues de todo esto, se formaría la historia mas verdadera, y puntual de sus hechos. Pero esto no es de mi inspeccion: ni quiero adoptar tampoco la historia de S. Basilio que vulgarmente se atribuye á Amphiloquio Obispo de Jeonio, por reprobarla hombres muy célebres, como Baronio, Belarmino, y Antonio Posevino1354. Y S. Efren Syro, Varon muy pio, aunque dice en alabanza de S. Basilio muchas cosas dignísimas de leérse; sin embargo apenas dice nada que sea propio de mi intento: y así dexando los hechos de este Santo á las voces de la fama, ó cubriéndolos con el velo de un humilde, y respetoso silencio, solo se me ofrece decir lo siguiente por lo que mira á sus Pinturas, é Imágenes.

10 Porque, el que á este Santo se le deba pintar viejo, aunque no decrépito (como, si no me engaño, lo han hecho algunos); pero sí de edad de cerca de 70. años, pueden persuadírnoslo sus hechos, sus peregrinaciones, y viages que emprendió por devocion, y á fin de aprender la sabiduría. Porque, si bien nada he podido averiguar de cierto del año en que nació, con haber hecho varias diligencias para investigarlo; consta sin embargo haber muerto el año de 378. despues de haber cumplido ocho años, y medio de Obispo. Y por lo que pasó antes de su consagracion, si bien se exâminan los monumentos de su historia que hemos insinuado brevemente, se colige haber muerto de la edad que acabamos de decir. Fué la forma, y figura del cuerpo de S. Basilio (si se puede decir que tenia cuerpo, el que alimentándose solo de espíritu, no tenia mas que piel, y huesos) qual nos la refiere un antiguo Manuscrito hallado en la Biblioteca Vaticana, que alega el Cardenal Baronio1355,   —243→   el qual dice así: Por un Código anónimo del Vaticano, consta haber sido S. Basilio alto, y derecho de estatura, seco, delgado, moreno, rostro macilento, proporcionada la nariz, arqueadas, y contraídas las cejas en ayre de pensativo, pocas arrugas en el semblante, y estas gratas á la vista, largas las mexillas, las sienes algun tanto cóncavas, larga la barba, y algun tanto cana. Concuerda con esto (añade el citado Cardenal) lo que refiere S. Gregorio Macianceno en la Oracion Monodica, quando dice de él, que fué pálido, barbudo,y pensativo

II Es tan cierto, y evidente, que cada qual alaba sus cosas, y las tiene en mucho, que para ello no se necesita de prueba alguna. Voy á decir en pocas palabras lo que me impele á hacer mencion de esto. Venéra la Iglesia con rito simple, como decimos, á S. Paulino Obispo de Nola, hombre que apenas se encuentra con quien cotejarlo, así en su siglo, como en otros; no solo por lo que mira á su doctrina, y erudicion, sí tambien (que es lo principal) por lo que respeta á su santidad: pero mi Sagrada Orden por concesion Apostólica celébra la Fiesta de este Santo con rito Doble. El motivo es el haber sido dicho Santo excelente imitador, ó por hablar con mas verdad, el primero que en cierto modo abrió el camino á aquel Instituto Celestial que todos alaban, y admiran con razon, esto es, de estár con una voluntad firme, y resuelta, de quedarse en rehenes baxo el poder de Infieles, siempre que lo requiera la necesidad del próximo, y del pobre Cautivo que gime baxo el pesado yugo de los Infieles. Cuenta todo esto mas largamente de lo que permite mi asunto referir aquí, aquel Pontífice no menos Grande por sus hechos, que por renombre S. Gregorio el Magno1356; pero como el rezo de S. Paulino lo refiere mas breve, y sucintamente, me ha parecido poner aquí sus palabras: Despues (dice su   —244→   rezo, esto es, despues de la mencionada irrupcion de los Godos en las orillas de la Campaña) como los Vándalos infestasen aquellas mismas regiones, pidiéndole una viuda que redimiese á su hijo, y habiéndolo ya gastado todo en este oficio de piedad, se quedó esclavo por él. Habiendo, pues, partido á Africa, tomó á su cargo el cuidar del huerto de su amo, que era yerno del Rey Y como dotado de un espíritu profético, hubiese predicho á su amo la muerte del Rey, y visto este en sueños á Paulino sentado en medio de dos jueces, quitándole el azote de sus manos; siendo entonces conocido este Varon tan grande, le dexaron ir con el mayor honor, condonándole todos sus ciudadanos que estaban cautivos.

12 No ignoro haber muchos en el dia, que piensan no ser muy verdadera esta narracion: así por no concordar mucho con la cronología de aquellos tiempos, como por referirla solamente S. Gregorio, el qual (dicen) pudo engañarse, ó ya por el falso rumor que corría, ó acaso tambien por flaqueza de memoria. Quanto á lo primero, no es aquí lugar de exâminar las qüestiones, y enredos de Cronología, que esto lo han hecho otros, segun pienso1357. Y por lo que mira á lo segundo, es bastante el que refiera semejante hecho un Varon tal, qual fué S. Gregorio, y que vivió en unos tiempos poco distantes de aquel en que esto aconteció: de suerte que qualquiera sobriamente sabio, y pío, debe contentarse con su autoridad. Pero lo que singularmente debe advertirse, es, que no solo fué S. Gregorio el que hizo mencion de dicha Historia, y narracion, sino otros, y no pocos en número. Con efecto aquel Monge eruditísimo D. Lucas Dachêri1358 tiene un Escrito de Atton Obispo Vercelense, en que se dice hablando de S. Paulino: Leemos del Bienaventurado Paulino Obispo, que habiéndose   —245→   entregado él por cautivo,y aun por esclavo, para libertar al hijo único de una viuda, libertó con esto á muchos cautivos. Por cuyo motivo, no solamente le alabó S. Gregorio,sino también muchos otros Padres santísimos. Esta es la causa por que mi Orden celébra con mas solemnidad la memoria de S. Paulino Obispo de Nola, pues que como ilustre imitador de Christo, y muchos siglos antes que S. Pedro Nolasco, execut6 la nobilísima accion de quedarse en rehenes en poder de los bárbaros. Sería un trabajo superfluo el contar ahora las debidas alabanzas que han dado á este Padre, los principales Padres de la Iglesia, S. Agustin, S. Gerónimo, S. Ambrosio, Sulpicio Severo, y otros muchos. Véa quien gustáre la edicion que se hizo en Antuerpia de este Santo, cuidando de ella los doctísimos Padres Fronton le Duc, y Heriberto Rosweido, que recogerá sin duda mas abundante fruto.

13 Finalmente, por lo que toca á mi propósito, esto es, á las Imágenes, y Pinturas de S. Paulino, es cierto, que si le hubiesen consultado á él quando aun vivia, no habría ninguna. Es muy célebre la Carta del mismo Santo que escribió á su íntimo amigo Sulpicio Severo, el qual, como antes le hubiese rogado, que (ya que no podia gozar de su presencia) le hiciera el favor de enviarle siquiera un retrato suyo; así le responde el pío, y prudente Padre1359: ¿Que podré responderte acerca de la peticion que me haces, suplicándome, que mande sacar mi retrato, y te lo remita? Ruégote por las entrañas de la caridad ¿qué consuelos de amor verdadero, puedes sacar de estas formas vacías? ¿Qual retrato deséas que te envie; el del hombre terreno, ó del celestial? Sé que tú apeteces con ansia aquella imagen que ha amado en tí el Rey de los Cielos; ni de mí puedes necesitar otra que aquella, segun la qual fuiste criado, con que amas al próximo   —246→   como á tí mismo, sin querer preferirte á mí en nada, para que no haya cosa alguna desigual entre nosotros. Pero yo pobre,y doliente, estando aun detenido en la hediondez de la imagen terrena, y representando con mis sentidos, y acciones terrenas mas al primero, que al segundo Adan ¿como podré hacerte una pintura de mí, quando véo, que la corrupcion de este mundo ofusca en mí la imagen del hombre Celestial? Por todas partes me estrecha el pudor: Avergüénzome de pintar lo que soy, ni me atrevo á pintar lo que no soy: Aborrezco lo que soy, y no soy lo que quiero ser. La profunda humildad de este Santo, hizo que él escribiese elegantemente de sí mismo, estas, y otras muchas cosas.

14 Sin embargo, no pudo el Santo huír del todo el afectuoso amor de Sulpicio; pues que habiendo este fabricado un Bautisterio en cierta Basílica, puso allí dos Imágenes cara á cara: la una de S. Martin Turonense, y la otra de Paulino, que aun vivía. Así que lo supo Paulino, sintió mucho un tal hecho: pero lo toleró de algun modo, aplicando la significacion de esto á la de semejanza de sí mismo con S. Martin, para que así se echára mas de vér un Santo, é inocente en S. Martin, y en él, un malo, y un réprobo. Y habiendo pedido Sulpicio á Paulino, que le enviara algunos versos para adornar el Bautisterio, al fin se los envió, pero respirando por todas partes modestia, y humildad. Oigamos, que será mejor, al mismo Paulino1360: Por esta razon (escribe á Sulpicio) te he complacido en enviarte los versos acerca de las Pinturas que has colocado en el Bautisterio, para que se echára de vér el motivo de tu determinacion; por cuyo medio procurando la instruccion de los hombres nuevos (entiende los que renacieron nuevamente en las aguas del Bautismo) les habias propuesto dos objetos muy diversos entre sí; á fin de que en saliendo de   —247→   las sagradas fuentes, viesen á un tiempo á quien debian evitar, y á quien seguir. Y por decir esto mismo en verso, pero con mas belleza, y elegancia (pues estaba versado el Santo en escribir, así en prosa, como en verso) me ha parecido bien poner aquí sus mismos versos, que dicen así:


Abluitis quicumque animas & membra lavacris,
Cernite propositas ad bona facta vias
Adstat perfectæ Martinus regula vitæ:
Paulinus veniam quo mereare docet
Hunc peccatores, illum spectate beati:
Exemplar sanctis ille sit, iste reis

Lo que de paso he querido referir aquí, para que se véa quan modesto, y humilde fué S. Paulino, y quanto aborreció sus Imágenes, de quienes vamos ahora á tocar algo.

15 Que á este Santo se le deba pintar viejo, y respetable por sus venerandas canas, se convence de sus hechos, y escritos, por los quales exâminados con reflexîon, consta haber sido coetaneo del Grande S. Agustin, á quien sobrevivió un año solo, como observaron muy bien los Padres Fronton le Duc, y Heriberto, que dieron nuevamente á luz las Obras de dicho Santo, y escribieron su vida. Murió, pues, Paulino el año 431. dia 22. de junio, de edad de 77. años, por haber nacido, segun parece, el año de 354. Fué, como dicen los mismos Escritores, de un semblante lleno de decoro, y noble, como parece convenia á un hombre que por la sangre era principalísimo, y de una casa muy distinguida, y ademas (pues no quiero omitirlo) quando voló al Cielo la dichosa alma de Paulino, su semblante, y todo su cuerpo apareció de tal suerte de un candor de nieve, que todos entre sollozos, y lágrimas (son palabras del esclarecido Uranio, que se halló presente á   —248→   la muerte del Santo)1361 alabaron á nuestro Dios, y Señor, que engrandece á los Santos, para manifestar á sus siervos, que esta es la gloria destinada á todos ellos. Ni debo tampoco pasar en silencio, el que graciosamente, y sin nota de algun error, se puede pintar á S. Paulino en figura de Hortelano. Pues sobre haber exercido él este oficio en Africa, quando por el hijo de la viuda se dió allí por esclavo al yerno del Rey, como consta de la mencionada narracion, y mas largamente de las palabras de S. Gregorio Magno en el lugar citado; es constante por sus mismos escritos, que entendió muy bien este inocentísimo oficio, y que le exerció como particular: y aun advirtió freqüentemente á sus amigos dicho varon sobremanera pío, que si se ocupaban alguna vez en labrar la tierra, pensáran incesantemente en cultivar sus almas delante de Jesu-Christo. A eso se dirige el amigable, y oportuno aviso que escribió á uno de ellos1362: Quando estás en el campo (le dice) y estás mirando tus campiñas, piensa ser tú tambien campo de Christo: y mírate á tí mismo como á campo tuyo. Y al modo que pides á tu mayordomo, que cultive tus campos, de esta misma manera cultiva tu corazon para tu Dios, y Señor, y entiende, que lo que te agrada, ó desagrada en tu campo, esto mismo es lo que agrada, ó desagrada á Christo en tu alma. He dicho esto con ocasion de hablar de cosas de mi intentento, en que acaso me he alargado demasiado.



  —249→  

ArribaAbajoCAPITULO XI.

Sobre las Pinturas, é imágenes de la anunciacion que hizo el Angel de la concepcion de S. Juan Bautista, ilustre Precursor de Christo Señor nuestro


I Sería un trabajo inmenso, si quisiera seguir con individualidad las muchas cosas que se ofrecen, y que son muy propias de mi asunto, acerca de las Pinturas, é Imágenes del esclarecido Precursor de Jesu-Christo: por lo que escogeré lo mas oportuno, y principalmente lo que necesita de mas correccion, y enmienda. Con efecto, habiéndose anunciado por revelacion la natividad del Bautista á Zachârías su padre; y habiendo visto yo muchas veces la Pintura de este hecho, no tanto me ha parecido vér pintada una narracion verdadera de lo acontecido, como delirios de quien está soñando. Es muy cierto, y no admite duda, que la anunciacion de S. Juan Bautista la hizo el Arcangel S. Gabriel dentro lo mas sagrado del Templo, al Sacerdote Zachârías que habia de ser padre de tan ilustre Héroe, estando el Angel al lado del Altar de los thymiamas, ó del incienso. Esto nadie lo ignora, ni puede ignorarlo, aunque no esté muy instruído: sin embargo nuestros Pintores, para representar, y ponernos á la vista semejante hecho, fingieron, y pintáron (si puedo explicarme así) un cúmulo de errores. Primeramente suelen pintar un Templo; pero no el único que tuvo toda la nacion de los Israelítas, como lo demostramos arriba, á saber, el de Jerusalén, que primero lo edificó Salomon1363, y despues fué restaurado segun lo permitieron los tiempos, conforme diximos allí mismo: no suelen, digo, pintar dicho Templo, sino otro muy   —250→   distinto, cuyas idéas se figuraron ellos; esto es, un Templo muy parecido á los nuestros, qual es (por usar de un exemplo ilustre) aquel Real, y magnífico, que el poderosísimo, y piadosísimo Rey D. Felipe II. erigió en el Monasterio de S. Lorenzo, poco distante del Lugar del Escorial. Pintan después, ó por mejor decir, figuran en lo mas retirado del Templo la antigua Arca del Testamento medio cubierta con un velo: á sus lados, dos Querubines, y junto á ella á Zachârías en pie, ó arrodillado; y (lo que es muy digno de advertirse) nos lo representan adornado con las vestiduras, é insignias que solo correspondian al Sumo Pontífice, y llevando en su mano el incensario. ¿Pero qué incensario? no el que usaban los antiguos, ó los Sacerdotes de la Ley Antigua, sino como los usamos en nuestros Templos, y con aquellas cadenillas por donde corre la tapa del braserillo en que se ponen las ascuas. Pintan tambien no muy lexos un Altar; pero no qual era el que habia antiguamente, y cerca de él á un Angel en pie. En lo restante del Templo, ó no ponen ningun cuidado, ó no tiene ninguna proporcion con el antiguo. Y para que se véa quan neciamente fingen todo esto, diré lo mas brevemente que pueda, lo que se ofrece que decir sobre este particular.

2 Aquel Templo consagrado al Dios Omnipotente Criador del Cielo, y de la tierra, que edificó Salomon Rey de Israel, y lo que es muy digno de admiracion, en el espacio de solos siete años; con el qual, si se quieren cotejar todas las maravillas del arte, que ó bien nos cuentan las historias, ó fingieron las fábulas de los Griegos, apenas deben reputarse por casillas de pobres, ó por chozas de Pastores; ora se mire su capacidad, su materia, ó el arte: aquel Templo, digo, quanto lo permite la materia de mi asunto, he hecho vér antes, quan desemejante era á los nuestros. Dicho Templo, pues, ya desde las mismas puertas, se dilataba por   —251→   una larguísima, y espaciosa capacidad, extendiéndose por atrios, de los quales el primero era el de los Gentiles, ó extrangeros, y el último el que se llamaba de los Israelitas. Cerraban por todas partes estos grandes espacios, unos pórticos sobremanera magníficos: dentro de ellos habia muchas salas, y recámaras destinadas para la habitacion de los Ministros del Templo, las que eran tantas, y tan varias, que un diligente Escritor apenas puede, no digo, explicarlas perfectamente, pero ni aun referirlas en un tomo entéro, y de mucho volumen. Y en quanto á nuestro asunto (lo que ya notamos arriba) no estaban los atrios cubiertos con algun techo (que esto no podria ser) sino enteramente descubiertos, como era preciso para sacrificar, y quemar en holocausto tantas víctimas de animales, aun de los mayores. Estos atrios del Señor, que hasta los niños saben lo que eran, se trataban, y veneraban con tal respeto, y reverencia, que en el que era propio de los Israelitas, y donde entraban los hombres, y mugeres del Pueblo de Israel, con tal que estuviesen purificados, segun, y como mandaba la Ley; nadie podia estár allí, sino descalzos los pies. En medio de este segundo atrio, que era de una mole, y magnitud extraordinaria, habia un Altar de bronce destinado para los sacrificios, y holocaustos; y en él, conforme estaba mandado por la Ley, de dia, y de noche habia fuego. Ademas de esto, á su lado estaba colocado aquel vaso, que con razon llamaban mar de bronce, pues que en él cabía una cantidad prodigiosa de agua, lo que nadie apenas podria creér, sino lo refiriera la misma Escritura. Todas estas, y otras muchas cosas que omito de propósito, las saben muy bien, aun aquellos que solo han puesto una mediana diligencia en leér los libros sagrados: pero son enteramente desconocidas á los Pintores, aunque por otra parte sean muy peritos en el Arte de la Pintura, los quales acomodando muchísimas veces las cosas á sus   —252→   caprichos, y antojos, no tanto refieren los hechos con el pincél, quanto los fingen, y desfiguran.

3 Y supuesto que hemos venido á parar aquí, me parece esta ocasion oportuna para tocar algo ahora, aunque de paso, de las imágenes, ó estatuas que colocan freqüentemente los Pintores, no solo en los Palacios de los Reyes de Israel, por exemplo en el de David, y en el de Jerusalén, sino (lo que es peor) en el mismo Templo de Jerusalén, que ciertamente no puede darse cosa mas absurda. Como estuviese, pues, prohibido por Ley Divina á los Hebréos, el que pudiesen fabricar ningun simulacro, ó imagen de hombre, ni de ningun animal, y siendo este el primer capítulo de la Ley que promulgó Dios, como consta de estas palabras1364: No te harás ninguna estatua, ni figura de cosa que esté arriba en el Cielo, ni abaxo en la tierra, ni en las aguas debaxo de la tierra; y repitiéndose lo mismo en otros muchísimos lugares1365, los Judíos, que habian padecido la cautividad de Babilonia por haber tenido consigo simulacros, é ídolos, á quienes habian tambien tributado culto, conforme á la propension que tenia aquella Nacion á este género de maldad: al volver despues á su patria, se abstuvieron tan religiosa, y si puede decirse, tan supersticiosamente, de qualesquiera imágenes, que no las permitieron en ninguna parte. No es menester detenerme mucho en probar esto: basta alegar á uno de ellos mismos bien instruído en sus patrias costumbres, qual es Josepho. Con efecto, por lo que respeta al Templo, que el mismo Escritor describe con la mayor exâctitud, y diligencia1366, no solo segun la forma en que Salomon lo habia edificado, sí tambien segun estaba en su tiempo, quando otros lo habian restaurado, y principalmente Herodes llamado el Magno1367: por lo que   —253→   respeta, digo, al Templo, son muy claras las palabras del mismo Josepho hablando de aquella grande águila de oro, que Herodes habia puesto su fachada, para adular, como es creíble, al Imperio de los Romanos que tenian por insignias las águilas, como saben aun los mismos muchachos por aquello de Lucano:


............Infestique obvia signis
Signa, pares aquilas...............

ues se explica así1368: Entre otras cosas habia dedicado un don precioso sobre la puerta mayor del Templo: á saber, una águila de oro de mucho peso, sin embargo de prohibir la ley á nuestra gente el poner imágenes,y consagrar efigies de animales. Y en otro lugar1369: Los quales (habla de los principales entre los Judíos) como hubiesen oído que el Rey se iba consumiendo por la enfermedad, y tristeza, hablaban entre sí..... para que se destruyese lo que se habia fabricado contra las leyes patrias: por no ser lícito haber en el Templo imágenes, ni simulacro alguno, de ningun aspecto, ni de ningun animal. Pero lo que todavía hace mas evidente esto mismo, y verdaderamente lo demuestra, es aquel hecho que refiere el mismo Josepho haber sucedido quando se acercaba Poncio Pilatos á Judéa, que por muerte de Archêlao habia reducido Tiberio en forma de Provincia: este hecho, aunque Josepho lo describe largamente, quiero ponerlo todo entero, para que echen de vér los que no repáran en ello, quan grande horror les causó á los Judíos el haberse puesto Imágenes, no solo en el Templo, pero aun en la Ciudad; pues dice así1370: Habiendo Tiberio enviado Pilatos á Judéa, y tomado este el mando de aquella region, á deshora de la noche entró en Jerusalén imágenes del Cesar, que estaban   —254→   tapadas, lo que al cabo de tres dias movió un grande tumulto entre los Judíos: pues los que estaban presentes quedaron atónitos, y pasmados, como si viesen ya profanadas sus leyes, por no serles permitido colocar ningun simulacro en la Ciudad. A las quexas de los Judíos que habia en la Ciudad, concurrió tambien al instante una gran muchedumbre de los que moraban en los campos: é yéndose de allá á Cesaréa hicieron las mayores súplicas á Pilatos, para que mandára quitar las Imágenes de Jerusalén, y se les conserváran sus derechos patrios. Pero no condescendiendo Pilatos á sus súplicas, cayeron postrados en tierra junto á su casa, y permanecieron inmobles cinco dias, y cinco noches continuas. Subiendo despues Pilatos al Tribunal, convocó con mucha diligencia una muchedumbre de Judíos, como que iba á responderles: quando de repente, habiendo hecho señal á los soldados (que así estaba dispuesto) rodearon armados á los Judíos: los quales, como se viesen rodeados por tres esquadrones, estaban llenos de estupor, al vér el inesperado semblante de las cosas. Entonces denunciando Pilatos, que pasaría á todos á cuchillo, si no recibian las Imágenes del Cesar, hizo señal á los soldados que desenvaynaran la espada. Pero los Judíos, como de comun acuerdo, se postraron todos de repente, y presentaron desnudas sus cervices para recibir el golpe, dando todos grandes voces, que mas querian morir, que se profanára la ley. Por lo que admirado Pilatos de vér el afecto del pueblo á su religion, mandó luego quitar las estatuas de Jerusalén

4 Podria añadir todavía otras cosas mas: principalmente lo que refiere el mismo Historiador haber acontecido durante el Imperio de Cayo Calígula, en cuyo lugar se dice expresamente1371: Pero alegando ellos (los Judíos) ser esto contra su ley, y patrias costumbres; y que lexos de poder colocar alguna estatua de hombre, ni   —255→   aun les era lícito poner simulacro alguno de Dios, no solamente en el Templo, pero ni en ningun lugar profano de toda la region, &c. Y siendo esto así ¿dónde, pregunto, tienen los sesos los que pintan estatuas, no solo en la Ciudad de Jerusalén quando la habitaban los Judíos, y en las casas, ó palacios de los Reyes, sino en el mismo Templo? Pero estos son los acostumbrados delirios de los Pintores poco sabios; motivo por el qual me he tomado yo el trabajo de instruirles en este libro. Pero exâminemos ya lo restante del Templo de Jerusalén, quanto lo permite el intento que me he propuesto.

5 En la parte superior del atrio de los Israelitas, estaba aquella estancia mas sagrada, que propiamente llamaban Casa de Dios, la que constaba solo de dos recámaras, ó salas, de las quales, á la primera le daban el nombre de Sancta, y á la segunda la apellidaban con el nombre mas augusto de Sancta Sanctorum. En la primera, no solamente no podian entrar las mugeres, pero nadie del pueblo, sí solo los Sacerdotes, los quales turnando por semanas, iban exerciendo su oficio. En esta pieza había principalmente tres cosas: el candelero de oro, la mesa tambien de oro donde se ponian los panes de la proposicion, y el Altar; pero no el de las víctimas, ó sacrificios, sino el del incienso, ó de los thymiamas. Este Altar era cóncavo, y estaba resguardado con una red, ó enrejado de oro, donde se ponian las ascuas, que con tenazas tambien de oro, las sacaban del grande Altar de los sacrificios, que habia en el atrio mayor, para que quemándose allí los sahumerios, y demas cosas odoríferas, cayeran las cenizas en la parte inferior del Altar, las que se quitaban finalmente por ministerio de los Sacerdotes. Entre esta pieza, y la última, y mas retirada, que llamaban Sancta Sanctorum, mediaba un velo trabajado con mucho primor, dentro del qual á nadie se admitia: pues que solamente podia entrar allí el Sumo Sacerdote, y   —256→   esto sola una vez al año, en la fiesta de la expiacion, que llamaban Purim: y entonces no iba vestido con aquella rica vestidura propia del Sumo Sacerdote, sí solo con una túnica de lino, con el ceñidor, y con el turbante en la cabeza de lino totalmente blanco, y muy limpio. Todo esto podia ilustrarse bastantemente con manifiestos lugares de la Sagrada Escritura, y con clarísimos testimonios de los Doctores Hebréos: mas, como los lugares de la Escritura, ya en parte los pusimos arriba, y qualquiera medianamente instruído en las Sagradas Letras, facilmente los podrá vér; y las observaciones que acerca de esto hicieron los Rabinos, se extienden á cosas mas menudas, y particulares, lo que no es muy necesario respecto de mi asunto, me ha parecido no dilatarme mas, pues de lo dicho se echa de vér quantos errores cometen los Pintores ignorantes en la descripcion de la anunciacion de la Natividad del Bautista.

6 Porque, el que el Arca de la alianza la pinten en el Templo que habia en los tiempos de Christo, y aun despues de la Cautividad de Babilonia; es un error craso, y disparatado; por quanto el Arca, ya de muchos tiempos antes, estaba escondida de la vista de los hombres. Lo que supuesto que ya lo demostré arriba copiosamente1372, de suerte que no puede quedar aun la menor sombra de duda, por no repetir lo dicho, lo omito. Pero el pintar á Zachârías arrodillado, y orando descubierta la cabeza, es una ignorancia por no decir otra cosa mas fuerte. Pues, aunque algunas veces se lée tambien en la Escritura este género de adoracion, es constante que no era freqüente, y que no lo usaban los Ministros, y Sacerdotes, los quales por lo comun, ó por mejor decir, siempre, exercian su oficio estando en pie, como se convence por algunos lugares de la Escritura,   —257→   y lo enseña expresamente Maimónides con estas palabras1373: Estaba en pie el Sacerdote vuelto el semblante hácia el Arca. Y de los Levitas dice el Sagrado Texto, que se elegian para que estuviesen en pie delante de él en su ministerio. Pero ¿para qué son menester tantas pruebas? Aun los que no eran Sacerdotes, ni Levitas, y que por tanto no entraban en el lugar en que se debia celebrár el Sacrificio, acostumbraban orar estando en pie. Por esto leémos en el Evangelio, que el Fariséo, y el Publicano oraron en el Templo no arrodillados, sino de pies1374: El Fariséo (dice S. Lucas) estando en pie oraba dentro de sí..... y el Publicano estando en pie, y de lejos, no osaba levantar sus ojos al Cielo. En cuyas palabras se demuestra tan claramente el modo como solían orar los Judíos en el Templo, que no puede decirse cosa mas clara.

7 Ni convengo en este particular con la interpretacion que dá á este lugar un Autor grave, y á quien nombro muchas veces con elogio1375. Sigo yo gustoso, y venero con respeto á los hombres grandes: pero no soy tal, que les siga con un obsequio ciego, é irracional; ni me dexo llevar tanto de la autoridad de alguno, que la siga sin consultar la razon. Oraban, pues, regularmente los Israelitas en pie: lo que omitiendo otros muchos lugares que podria producir á mi favor, se convence bastante por un solo lugar de la Escritura, que dice1376: Los Sacerdotes se aplicaban á sus oficios: y los Levitas tañian los órganos de la música del Señor..... y los Sacerdotes tañian trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie. Imitaron despues este modo de orar los primeros Christianos, los quales oraban así en los Templos, y quando se celebraba el Santo Sacrificio de la Misa: y esto es lo que insinúa   —258→   bastantemente Tertuliano, Autor antiquísimo, el qual despues de haber expresado elegantemente como los Christianos oraban descubierta la cabeza (lo contrario hacían los Gentiles, quando rogaban á sus Dioses, conforme lo advierte el insigne Brisonio)1377, y levantadas en alto las manos, con estas palabras1378: Poniendo allí las miras los Christianos,oran extendidas las manos, porque las tienen inocentes, y descubierta la cabeza, porque no nos avergonzamos..... siempre rogamos por todos los Emperadores &c añade despues con mas elegancia: Estando, pues, nosotros extendidos de este modo, arañen nuestro cuerpo las uñas, téngannos pendientes las cruces, rodéennos las llamas, corten las espadas nuestra garganta, asáltennos las bestias: la misma positura del Christiano que está orando, demuestra estár él dispuesto á todo género de suplicio. De aquí es de creér (pues me parece bien tocar esto aunque de paso) que dicho modo de estár en pie en las oraciones, y preces, pasó á otros hombres píos, y que aun dura hoy en los que asisten á los Divinos Oficios que se celébran con solemnidad, como se vé en el Clero, quando canta sus Horas, ó (lo que es mas) quando celébra el Santo Sacrificio. Del Santo Abad Pacomio, refiere el docto Escritor de su vida1379: Solía estar en pie en la oracion, y extender las manos, sin recogerlas por unas quantas horas,y persistiendo mucho tiempo en aquella positura, tenía inmoble su cuerpo como si estuviera crucificado. Y Casiano hablando de los Monges de su tiempo, dice: Levantándose luego, y teniendo abiertas las manos, del mismo modo que antes habian orado estando en pie. Muchas mas cosas podia decir que las omito; pues no quiero, ni parece bien querer decir todo lo que hay sobre esta materia. Pasemos adelante.

  —259→  

8 Aunque el hacer oracion á Dios descubierta la cabeza, á nosotros que estamos acostumbrados á hacerlo así, nos parece un obsequio religioso, y reverente; sin embargo en ningun modo lo acostumbraron los Hebréos, ni tampoco los Gentiles, y en especial los Romanos, como largamente lo prueba el citado Brisonio1380. Los Hebréos, digo, no acostumbraron orar, ó rogar á Dios, descubierta la cabeza; pues entre ellos, solo se permitía esto en los duelos á los Sacerdotes particulares: pero al Sumo Sacerdote le estaba siempre prohibido conforme consta del Levítico1381: No descubrirá su cabeza, ni romperá sus vestidos. He dicho, que esto solo era lícito á los Sacerdotes particulares, y aun solamente en sus casas, y fuera de las funciones de su ministerio; pues el hacer semejante demostracion quando exercian estas funciones, no decia bien con la gravedad que exîgía el respeto con que debian desempeñar su oficio. Uno de los adornos de que usaban en el templo los Sacerdotes, y tambien el Sumo, era siempre el Turbante, ó mitra1382, que de tal suerte la ataban á su cabeza, que nunca pudiese venir el caso de que se les cayera en el acto de sacrificar: lo que advirtió expresamente Josepho, diligentísimo observador de estas materias1383. Ni puede convencerse lo contrario por ningun monumento, ó autoridad, ya sea hablando generalmente, ó en particular del caso de que tratamos.

9 Pero quiero explicarlo todavía un poco mas, sin embargo de que omitiré muchas cosas. ¿Cómo es posible, pregunto, pintar al Sacerdote Zachârías delante del Arca (que entonces ciertamente no estaba allí) y no delante del Altar de los thymiamas, ó del incienso? Quando es constante por el mismo Evangelio, que para exercer Zachârías este ministerio, habia entrado en aquel lugar   —260→   que llamaban Sancta: óigase el mismo Evangelio: Sucedió que exerciendo (Zachârías) delante de Dios su oficio de sacerdote por turno, segun la costumbre del sacerdocio, salió por suerte á poner incienso: á que se agregan aquellas otras palabras: Apareciósele el Angel del Señor, que estaba á la derecha del altar del incienso. Porque, el que le pinten con un incensario de la misma forma que hoy los usamos, y como los hemos explicado antes; esto dimana del poco conocimiento, y de la ignorancia de las cosas. Pues los incensarios (si así pueden llamarse) de que usaban los Sacerdotes Hebréos, eran un género de vasos, ó navecillas algo anchas, que solo servían para llevar dentro del altar del incienso las ascuas, que sacaban del grande altar que habia en el atrio. Sobre dichas ascuas puestas sobre unas rejillas de oro de este altar, echaban gran cantidad de sahumerios, y materias odoríferas, de que se formaba un humo suavísimo, que á la manera de nube ocupaba todo aquel lugar. Este género de vasos (pues no quiero omitirlo) eran de oro puro, y en tan grande número, que apenas se les hará creíble á los que no están versados en estas materias: Los vasos de oro (dice Josepho)1384, en que se llevaba el fuego del altar grande al pequeño, que estaba dentro del templo (esto es, dentro de aquel lugar que llamaban Sancta) eran cincuenta mil: para que de aquí eche qualquiera de vér, con quanta dignidad, y magnificencia se trataba lo que pertenecia al culto de Dios, aun despues de los tiempos opulentos de Salomon.

10 Pero, lo que en este lugar es mas digno de reparo, pende de la solucion de aquella qüestion ¿Si Zachârías padre del Bautista, fué, ó no, Sacerdote Sumo? Pues por ahí se verá, si hacen bien los Pintores, quando le pintan dentro lo mas sagrado, esto es, dentro del Sancta Sanctorum,   —261→   vestido con aquellos adornos magníficos, que tan diligentemente nos refiere la Sagrada Escritura. Confieso que muchos de los SS. Padres, que acaso fueron menos solícitos en investigar con exâctitud esta materia, sintieron que Zachârías fué en su tiempo Sumo Sacerdote de los Hebréos1385: pero como este punto lo han exâminado despues con mucho mas cuidado, y diligencia los Intérpretes que han sucedido á los antiguos, será muy del caso poner esta materia mas en claro, para que no suceda, que con ocasion de las Pinturas se engañen los imperitos, ó que por ignorancia de los hechos, tomen ocasion de pintarlo mal Artífices por otra parte excelentes; pero que ignoran lo mismo que están pintando. Para conseguirlo, es menester tomar el agua de mas arriba, y subir hasta la misma fuente.

II La narracion del Evangelista, que debemos tener siempre presente, dice así1386: Hubo en los dias de Herodes Rey de Judéa un Sacerdote llamado Zachârías de la clase de Abías, y su muger del linage de las hijas de Aarón, y se llamaba Isabel. Y despues de haber dicho algunas cosas, que por ahora no hacen á mi intento, añade: Sucedió que exerciendo (Zachârías) delante de Dios su oficio de sacerdote en el orden de su familia, segun la costumbre del sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, entrando en el templo del Señor: y toda la muchedumbre del pueblo estaba orando afuera en la hora del incienso. Apareciósele el Angel del Señor, que estaba á la derecha del altar del incienso. Y al verle, turbóse Zachârías, y el temor se apoderó de él,&c. Cuyas palabras, si se exâminan con reflexîon, y teniendo noticia de aquellas cosas, que están bastante claras por la misma leccion de la Escritura, manifiestan el hecho con la mayor claridad1387. Consta, pues, por las Sagradas Letras, haberse   —262→   encontrado en tiempo del Rey David treinta y ocho mil Sacerdotes Hebréos: de los quales se separaron veinte y quatro mil, que se distribuyeron en veinte y quatro clases, ó familias. La octava de estas era la de Abías, como es constante por la desnuda leccion de la Escritura1388, la que, si bien en este lugar nos dice brevemente, y en compendio, en que consistian los ministerios de dichos Sacerdotes, con estas palabras1389: Estos eran sus turnos segun sus ministerios, á fin de que cada qual pudiese entrar en la casa del Señor, segun su rito debaxo de la mano de Aarón su padre, conforme lo habia mandado el Señor Dios de Israel; en otra parte se explican mas por extenso1390. Y por lo que hace á nuestro asunto, en cada semana, esto es, de un Sábado á otro, habitaban dentro del mismo templo aquellos á quienes por suerte les habia tocado exercer su ministerio aquella semana: de los quales se elegia tambien por suerte el que cada dia, segun lo determinaba la suerte, llevaba en los vasos, ó navecillas al lugar que llamaban Sancta, las ascuas que habian tomado del grande altar de los Sacrificios, y poniéndolas sobre el ara de los thymiamas, echaba allí incienso, y materias aromáticas: lo que hacia dos veces al dia, esto es, una vez por la mañana, y otra por la tarde. De aquí entenderá el Lector que esté medianamente atento, aquellas palabras del Evangelio: Sucedió que exerciendo (Zachârías) el oficio de Sacerdote en el orden de su familia (esto es en aquella semana, en que su familia exercia el ministerio) segun la costumbre del Sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, &c. Dícese aquí entrando en el Templo del Señor; no, porque no se tuviera tambien por Templo del Señor, el atrio donde estaba el altar de los holocaustos, y sacrificios: sino que aquí por Templo se entiende principalmente aquella parte, recámara,   —263→   ó sala, que se llamaba Sancta, donde estaba el altar de los thymiamas, el candelero, y la mesa de los panes: y dicha sala precedia á aquella otra mas interior, y retirada, que llamaban Sancta Sanctorum, la que solo por el velo se distinguia de la otra pieza, como diremos despues mas largamente, y lo hemos dicho ya tratando de la descripcion del Templo.

12 Esto sentado, y teniéndolo presente, tengo yo por cosa fuera de toda duda, y por una sentencia certísima, que Zachârías padre de S. Juan Bautista, no fué Sumo Sacerdote de los Hebréos, sino uno de los muchos, que por su orden, y turno exercian su ministerio. Pero antes de citar los Autores que defienden esta sentencia, quiero poner aquí los sólidos fundamentos en que se funda. El primero es, que el Evangelista llamó á Zachârías un cierto Sacerdote, y sin duda le hubiera llamado Pontífice, ó Sumo Sacerdote, si hubiese sido Sacerdote Sumo, ó Pontífice. Porque no es creíble (son palabras de un esclarecido Intérprete, y segun mi parecer, de un Intérprete sobresaliente entre muchos)1391 que si hubiese sido Sacerdote Sumo, lo hubiese pasado en silencio el Evangelista, quando vemos que con tanto cuidado procura elogiar con todo género de alabanza los padres de Juan. Y no es dudable, que era una grande alabanza para Juan, el que su padre, no solo fuese Sacerdote, sí tambien Sacerdote Sumo. A que se agrega, aunque se reduce á lo mismo, el que el Evangelista llama sencillamente á Zachârías i(ereuj, Sacerdote, y no arxiereuj; Pontífice, ó Príncipe de los Sacerdotes; de cuyo nombre, si no me engaño, han usado los Evangelistas siempre que han querido expresar al Pontífice, ó Príncipe de los Sacerdotes, sin que pueda alegarse en contrario, ni un solo lugar. Mas: si Zachârías hubiese sido Sacerdote Sumo,   —264→   y hubiese visto al Angel despues de haber entrado en el Sancta Sanctorum (como confiesan los que llevan la sentencia contraria) no hubiera dicho el Evangelista, que habia entrado para poner incienso; sino para poner allí la sangre, concluído ya el sacrificio, que era el oficio propio del Sumo Sacerdote, y esto sola una vez al año, como nos lo dice la Escritura en varias partes1392:Y orará Aarón sobre sus extremidades una vez al año, derramando la sangre que se ha ofrecido por el pecado, y esta expiacion continuará siempre entre vosotros de generacion en generacion. Este será un culto mas santo que tributaréis al Señor. Y en otro lugar1393: Dí á Aarón tu hermano, que no en todos tiempos se atreva á entrár en el Santuario, á la parte de adentro del velo que está delante del propiciatorio, y cubre el arca, para que no muera. Todo lo describió el Apostol tan claramente, que quien no lo véa, es menester que esté ciego. Estas son sus palabras1394: Los Sacerdotes entraban á la verdad en todos tiempos en el primer Tabernáculo, durante el exercicio de sus funciones Sacerdotales: pero solamente el Sumo Pontífice entraba en el segundo,y esto una vez al año, y no sin llevar sangre, que ofrecia por sus propias ignorancias, y por las del pueblo. ¡Argumento por cierto de mucho peso! pero otros restan, que no son de menor fuerza, y valor.

13 Pues afirmando expresamente el Evangelio, que se apareció á Zachârías el Angel estando á la derecha del altar del incienso, se convence clarísimamente, que Zachârías, ni fué Sacerdote Sumo, ni entró tampoco en aquel lugar, que llaman Sancta Sanctorum. Por quanto el poner thymiamas, ó aromas, no era oficio del Pontífice Sumo, sino de los Sacerdotes ordinarios, que por turno iban sirviendo al altar. A esto se añade, lo que todavía hace mas fuerza, que el altar de los thymiamas   —265→   no estaba dentro, sino fuera del velo, esto es, en el lugar, que llamaban Sancta: y ademas, el decir el Evangelista, que Zachârías fué Sacerdote de la clase de Abías, que segun hemos visto, era la octava de las familias Sacerdotales. Pero el Sumo Sacerdote, no se elegia de alguna clase, ó familia determinada, sino de qualquiera, con tal que fuese de linage Sacerdotal. Mas: el Evangelio nos dice de Zachârías, que por suerte salió á poner incienso: Es así que no hablaría de este modo, si hubiese sido Sumo Pontífice; pues el Pontífice, y Sacerdote Sumo, no se elegia por suerte para exercer su ministerio, sino que, ó bien lo exercia durante su vida (como se observó antiguamente, no solo quando aún permanecia el Templo de Salomon, sí tambien despues de su nueva restauracion, que hizo Zorobabél, como consta del libro de los Machâbéos, donde se habla de Onías Sacerdote Sumo) ó á lo menos duraba su oficio un año entero: lo que nadie ignora haberse hecho despues así, por ambicion de los mismos Judíos, y por el abuso del poder, y tiranía de los Romanos. De aquí infiere oportunamente un grave, y eminentísimo Autor1395, que Zachârías fué con efecto Sacerdote, pero no Sacerdote Sumo, ó Pontífice del Pueblo. Hé aquí sus palabras: Esta suerte,prueba que Zachârías no fué Sumo Sacerdote, el qual como no fuese entonces mas de uno, no se elegia por suerte, y aquí se habla de aquel incienso, y thymiama, que los Sacerdotes quemaban cada dia, como diximos en el texto. Esto dice el citado Eminentísimo, y doctísimo Escritor. Y supuesto que hablamos del ministerio que por suertes exercian los Sacerdotes, no será fuera de propósito poner aquí las palabras, y observaciones, que hizo un esclarecido Intérprete, el qual dice1396:Repara, que   —266→   los Sacerdotes de qualquiera clase, familia,ó semana, que servían en el Templo, acostumbraron repartir por suertes entre sí las funciones sagradas. A uno por suerte le tocaba la oblacion de los thymiamas, al otro componer, y encender las lámparas; á este el ofrecer un género de sacrificio, y otro á aquel. Y así se entienden con claridad aquellas palabras de S. Lucas: Sucedió, que exerciendo Zachârías el oficio de Sacerdote en el orden de su familia, segun la costumbre del Sacerdocio, salió por suerte á poner incienso, &c. Pues por suerte le cupo á Zachârías la oblacion del incienso, esto es, del thymiama. Lo mismo se ha de decir de los demas Sacerdotes, por haber en todos ellos la misma razon. Léase al Abulense I. Paralip. 24. q. 26. Hasta aquí este Escritor crítico, y erudito.

14 Confirmase aun mas nuestra principal conclusion. Pues leémos de Zachârías, que habiendo cumplido su ministerio por espacio de una semana, en cuyo tiempo (como insinuamos arriba) no les era lícito á los Sacerdotes salirse del Templo, se volvió á su casa. He aquí las palabras del Evangelio1397:Cumplidos los dias de su oficio, se volvió á su casa. ¿Pero dónde estaba, pregunto yo, la casa de este Sacerdote Zachârías? No es menester Intérprete para saberlo, pues nos lo dice el mismo Sagrado Evangelio, el qual hablando de la Sacratísima Virgen, despues de la Anunciacion que le habia hecho el Angel, de que concibiría en sus entrañas al Verbo Divino, añade1398: Saliendo entonces María.....se partió á la montaña con priesa á una Ciudad de Judá: y entró en la casa de Zachârías, y saludó á Isabel. La casa, pues, de Zachârías, no estaba en Jerusalén, como falsamente se lo persuadió Theophilacto, que no exâminó bien esta materia, sino en otra Ciudad; bien que no es propio de este lugar inquirir aquí   —267→   qual era. Luego, no era Zachârías Sacerdote Sumo, ó Pontífice. ¡Ilacion, á mi entender, muy legítima! Porque al Sumo Sacerdote no le era permitido tener fuera de Jerusalén la casa donde habitase, como enseñan unánimemente los Doctores Hebréos; y aun puedo citar á mi favor á un Autor1399, que dice haber tenido muchas veces el Sacerdote Sumo dentro del mismo Templo su habitacion, que llamaban Cónclave del Pontífice. Bien que es innegable, que los Pontífices en la misma Ciudad de Jerusalén tuvieron casas, y bastante grandes, como consta por la narracion de los Evangelistas, y por la Historia de la Pasion de Christo. Finalmente, omitiendo otras muchas razones (pues no puedo irlo siguiendo todo con la mayor individualidad) el Pontificado de los Judíos no era una dignidad de tan poco aprecio, que no se hayan formado índices, y catálogos exâctísimos de quienes la obtuvieron, en los quales no se halla el nombre de Zachârías; y Josepho, diligente investigador de estas materias, afirma expresamente, que en el tiempo de la Natividad de Christo, esto es, quando Cyrino Presidente de Syria hizo la descripcion (que viene á ser casi el mismo tiempo, en que el Angel anunció la natividad del Bautista; pues esto solo aconteció seis meses antes de la Natividad del Señor) era entonces Pontífice Joazár, como consta por las mismas palabras de Josepho1400: Pero ellos (esto es, los Judíos) aunque á los principios llevaban á mal el que se hiciera mencion de la descripcion, sin embargo no se opusieron pertinazmente, obedeciendo á la autoridad del Pontífice Joazár, que era hijo de Boetho Luego no fué Zachârías, Pontífice, ó Sumo Sacerdote, que es lo que intentaba probar.

15 Ni me detendré en citar Autores que no he podido vér; sin embargo el P. Juan Maldonado1401, Escritor   —268→   de acendrado juicio, hace mencion de ellos sin nombrarlos: no me detendré, digo, en citar á semejantes Autores, los quales, convencidos por una parte con los argumentos que hemos puesto, y movidos por otra de la autoridad de los Santos Padres, osaron afirmar una cosa que carece de todo fundamento; esto es, que despues del orden de servir al altar que antiguamente habia establecido David, no hubo ningun Sacerdote Sumo que fuese perpetuo, sino que aquel á quien por suerte le hubiese tocado exercer su oficio en la fiesta de la expiacion (que era el único dia, en que entraba el Sumo Sacerdote en el Sancta Sanctorum) hizo por todo aquel año las veces de Sacerdote Sumo. O bien dixeron, que no hubo Sumo Sacerdote, que determinadamente lo fuese; sino que aquel que en su semana servia en el Templo, fué en aquella semana Sumo Sacerdote. No creyera yo facilmente, que hubiese algunos que pensasen tan absurdamente sobre un punto gravísimo, á no decírmelo un Autor tan grave, y circunspecto, como es el que he citado; bien que no los nombra. Con efecto, lo que se afirma sin ningun fundamento, se disuelve con facilidad, ó queda destruído por sí mismo. Tales son las opiniones, ó delirios que acabo de referir, pues se dicen, ó fingen, sin ningun testimonio de la Sagrada Escritura, sin ninguna historia que las confirme, y lo que es mas, contra la fé de la misma historia, y Sagrada Escritura. Quede, pues, sentado, que la dignidad del Sumo Pontificado, fué por lo menos annual en el Pueblo Hebréo (lo que diximos haber sucedido por la tiranía de los Romanos), y que esta en ningun modo la obtuvo Zachârías padre de S. Juan Bautista.

16 Por lo que, movidos de la fuerza de nuestros argumentos, abrazaron esta última sentencia (que es mucho mas verisimil, y aun mejor diré, verdadera) Autores no muy antiguos á la verdad; pero gravísimos,   —269→   y que exâminaron con mucho cuidado todo aquello, á que debe atender en nuestro caso qualquiera Escritor. Tales son el Grande Abulense1402, Nicolao de Lira, honor, y lustre de la Religion Seráfica, el Cardenal Francisco Toledo, Juan Maldonado, Sebastian de Barradas, y otros, que no son, ni pocos, ni de poco nombre. A estos se agrega el P. Cornelio Alápide1403, Comentador bastante esclarecido, y que en el conocimiento de las cosas pertenecientes á la Sagrada Escritura, pocos hay que se le puedan igualar. De los demas Escritores, no he citado mas que algunas palabras, pero de este quiero trasladarlas todas, el qual despues de otras cosas dignísimas de leérse, dice así: Por lo que Zachârías no fué Pontífice (que esto no lo hubiera callado aquí el Evangelista) sino un Sacerdote particular, conforme lo enseñan Lira, Toledo, Maldonado, Baronio, Salmerón, el Abulense,Jansenio, Cartusiano, Cayetano, y Suarez. Y ya que Alápide cita aquí al P. Francisco Suarez, Theólogo de mucho nombre, y como freqüentemente le llaman, Doctor Exîmio, no puedo dexar de poner tambien aquí sus palabras, en que dice1404: Sin embargo es lo mas verdadero, que Zachârías no fué Sumo Sacerdote;pues S. Lucas no le llama Príncipe de los Sacerdotes,ó Sacerdote Sumo, sino simplemente Sacerdote, que tenia otros iguales, y del mismo orden. Y poco despues: Uno de estos Sacerdotes era Zachârías, y por esto no entró en el Sancta Sanctorum, donde solamente entraba una vez al año el Sumo Sacerdote; sino en otra parte del Templo, que se llamaba el primer Tabernáculo, ó Sancta ad Heb. 9. que estaba despues del primer velo, y en él habia el altar del thymiama, y los panes de la proposicion: y en   —270→   dicho lugar no entraban sino solos los Sacerdotes en el tiempo de su ministerio. Véa, pues, y exâmine seriamente el Lector docto, y erudito, si nuestra sentencia está apoyada con mucho peso de razones, y autoridad.

17 ¿Pero qué dirémos á tantos, y tan grandes Autores, que son de contrario parecer, como son los Santos Padres, y principalmente S. Ambrosio, y lo que á todos debe hacernos mucha fuerza, el Gran Padre S. Agustin? Responderé lo que realmente es, pero con la reverencia, y veneracion que les es muy debida: Que no por eso pierden nada de su dignidad, y autoridad los Santos Padres, ni tampoco S. Agustin, por decir, que á causa de no haber exâminado con mas cuidado, y diligencia esta materia, erraron en alguna cosa particular, que no mira á ningun dogma, sino que es un hecho que pende de un conocimiento mas exquisito del Templo de Jerusalén, y de una observacion mas exâcta sobre las ceremonias, y ritos Hebréos. Pensaron, pues, dichos Santos Padres, que el lugar donde entró Zachârías padre del Bautista, y donde estaba el altar de los thymiamas, era el mismo que solamente se distinguia por el velo, donde antiguamente se guardaba el Arca, y que se llamaba, no como quiera Sancta, sino Sancta Sanctorum, en cuyo lugar solo podia entrar el Sumo Pontífice, y esto una vez al año. Pero que esto no fué así, sino que fueron diversos lugares, aunque seguidos, y únicamente separados, y distinguidos por aquel velo grande, y magnífico, lo hemos explicado antes con tanta claridad, segun me persuado, que á mi parecer, sería abusar del tiempo, y ocio de los Lectores el querer repetirlo otra vez. Así entienden, y explican á estos Santos Padres, los esclarecidos Intérpretes que citamos arriba.

18 Finalmente, son de muy poco peso (por no dexar esto sin tocar) los argumentos que hace Burgense, aunque Autor sabio, y erudito, para probar,   —271→   que Zachârías fué Sumo Sacerdote, ó Pontífice. El primero lo toma de aquellas palabras1405: Y toda la muchedumbre del pueblo estaba orando afuera en la hora del incienso. Porque, á no ser Zachârías Sumo Sacerdote (dice este Autor) y á no haber entrado en el Sancta Sanctorum el dia de la expiacion, en el qual solamente le era lícito al Sumo Sacerdote entrar en aquel lugar, no se diría que una muchedumbre de pueblo estuvo orando afuera en la hora del incienso; por no parecer verisimil, que dos veces al dia, esto es, á la mañana, y por la noche, acostumbrase juntarse la multitud del pueblo, é ir al Templo: Luego hemos de decir, que era aquel el celebérrimo dia de la expiacion, y que Zachârías fué Sumo Sacerdote, el qual, segun su oficio, entró el mismo dia en el Sancta Sanctorum. Ligero argumento: pues antes parece verisimil (á mí por cierto me lo parece mas) el que cada dia á la hora del incienso, así por la mañana, como por la noche, soliese concurrir al Templo el pueblo, aunque no todo, pero sí muchos, particularmente los que eran mas religiosos, y devotos en el cumplimiento de las cosas divinas, que es lo suficiente para que se diga con verdad, que habia una multitud de gente que estaba orando afuera. El segundo argumento es, que parece haber sido Zachârías Sumo Sacerdote, por haber entrado en el Sancta Sanctorum, por quanto estaba solo quando se le apareció el Angel: Es así, que el Sacerdote Sumo era el que entrando en el Sancta Sanctorum, exercia su oficio, solo, y sin ningun otro compañero, ó ministro, y que de los demas Sacerdotes, ó del mismo Pontífice, no estaba mandado, ni por Ley, ni por costumbre, el que estuviesen solos, y sin ningun compañero: Luego Zachârías era Sumo Sacerdote. Pero ni este argumento es de mucho mayor peso. Es constante,   —272→   que á nadie del pueblo, sino á los Sacerdotes, les era lícito pasar el átrio, ó vestíbulo, ni entrar en el lugar, aun el que llamaban Sancta. Y aunque qualquiera Sacerdote podia entrar allá, no nos consta, ni por alguna razon, ni por testimonio alguno, que hubiese entrado algun otro, quando el Angel se apareció á Zachârías, ni era menester que entrasen siempre, y á qualquiera hora: con efecto, parecia esta una cosa superflua para encender, y quemar los thymiamas sobre el altar de los inciensos; pues en un ministerio tan facil, no necesitaba el Sacerdote de compañero, ó de ministro. El tercer argumento no quiero proponerlo, por no tener sólido fundamento, y porque tiene su origen en las invenciones, y fábulas Rabbínicas, y tambien (que es lo que hace mas fuerza) porque aun quando se conceda todo lo que pretenden los contrarios, en ninguna manera se infiere, que, ó Zachârías fuese Sumo Sacerdote, ó que entrase donde solo podia entrar el Sacerdote Sumo, como lo observó muy bien un Autor, á quien hemos citado repetidas veces1406

19 Y para que los Pintores no se opongan en adelante, y cesen de porfiar, si acaso hay algunos entre ellos, á quienes les parezca que saben mas que los demas; concedámosles espontaneamente lo que hasta aquí hemos disputado, y establecido con tanto nervio. Finjamos que Zachârías fué Sumo Sacerdote, lo que con tanta liberalidad le conceden, y atribuyen los Pintores: Admitámosles, que entrase en el Sancta Sanctorum: démosles esto de barato, por mas que sea falso. ¿Qué? ¿Pensarán acaso, que con esto se les ha concedido ya, ó se les ha de conceder, el pintar á Zachârías vestido con aquellas insignias que con tanta individualidad nos refiere la Sagrada Escritura? No por cierto: pues ella misma nos enseña (por no decir nada   —273→   de los Doctores Hebréos) que el Sumo Sacerdote en el dia de la expiacion, en que solamente podia entrar en el Sancta Sanctorum; no solía, ni le era lícito entrar allí con aquel magnífico aparato, que constaba de tantos adornos, sino con otro mucho mas sencillo que describe la Escritura quando habla de la entrada del Sumo Sacerdote en el Sancta Sanctorum el dia de la expiacion, conforme lo echará de vér facilmente el Lector, aunque no esté muy atento, leyendo las siguientes palabras del Levítico1407: Vestirá una túnica de lino, y sobre su carne tendrá pañetes de lino: se ceñirá con un cinto de lino: se pondrá en su cabeza una mitra de lino: que son las santas vestiduras: y se vestirá de todas ellas despues de haberse lavado. Y así, aun concediendo lieberalmente á los Pintores (lo que es muy digno de advertirse) que Zachârías padre del Bautista, no fué un Sacerdote ordinario, sino el Sumo; véan ellos mismos quan bien hacen en pintarle adornado con todas aquellas vestiduras, quando se le apareció el Angel. Yo por cierto, para que á lo menos ellos no errasen, lo he exâminado quanto me ha sido posible, con el mayor cuidado, y diligencia.

20 Por lo que, á fin de concluír esta materia, solo resta, que ya que hemos rechazado lo falso, establezcamos aquí brevemente lo verdadero, y digamos de qué manera deba representarse á Zachârías en esta descripcion, y conforme debe pintarse toda esta historia. Con efecto, si alguno quisiese expresar este suceso como pasó realmente, nadie podria describirlo con el pincel, por haberse executado en aquella grandísima sala, que llamaban Sancta, y por lo que hace al caso, entre los dos velos: pues efectivamente habia dos; uno, que ocultaba dicha sala de los ojos, y aspecto del pueblo: otro, que separaba la misma pieza de la otra mas interior, y sagrada, que llamaban Santa Sanctorum.   —274→   De estos dos velos hacen expresa mencion los Escritores Hebréos, y entre ellos Philon, y Josepho, que andan en manos de todos: pero no los hemos menester, pues tenemos un testimonio de mayor autoridad, como es S. Pablo, que lo dice con estas palabras1408: Porque el Tabernáculo se hizo así: en lo primero estaban las lámparas, la mesa, y los panes de la proposicion, y á esto llamaban Sancto: despues del segundo velo (exâmínense con reflexîon estas palabras) estaba el Tabernáculo, que se llamaba Sancta Sanctorum (lugar santísimo). Y ya que suponemos que se pinta este hecho, y aun, que debe pintarse; conviene que se represente quitado el velo de la primera puerta, para así poderse vér el Angel, y Zachârías. Quanto al Angel, no cabe duda alguna, que debe pintarse en figura de un muchacho ya grande, hermoso, y con alas, como diximos quando tratamos de los Angeles. Debe tambien representársenos, como nos lo enseña la misma Sagrada Historia, no en otra postura, sino estando en pie á la derecha del altar del incienso, el qual tenia de alto cinco pies geométricos, y algo mas, ó tres codos, que es lo mismo, como consta tambien por la Escritura1409. Y por este mismo lugar se echa de vér (por notar esto de paso, aunque muy propio del asunto) que Zachârías, no puede, ni debe pintarse sino en pie: pues de otra suerte no podian los Sacerdotes poner los thymiamas sobre las ascuas de dicho altar, ó de otro de igual altura. Debe ademas estár adornado Zachârías con una cobertura blanca en la cabeza, y esta, quanto sea posible, debe representarse de lino, de una mas que mediana anchura por todas partes, y en la misma forma que las llevan los Turcos, y que comunmente llamamos Turbantes. Debe representarse tambien vestido de una túnica blanca de lino, y con manga, la qual baxe desde el cuello   —275→   hasta los pies (que deberán pintarse enteramente desnudos, pues no podian de otro modo entrar en aquel lugar, aun los mismos Sacerdotes, ni aun el Sumo) y ademas, debe estár ceñido con una faxa también de lino, bien que hermoseada con algunos colores, cuyas extremidades llegaban hasta casi los pies. En la mano izquierda, se le pintará teniendo aquel vaso de oro (de que hicimos antes mencion) donde se ponian las ascuas que se quitaban de los sacrificios, y sobre las quales se echaban aquellos preciosos thymiamas, como exâctamente lo describimos tambien arriba. Este será el modo mas oportuno de pintar á Zachârías padre del Santo Precursor, quando el Angel le anunció, que Isabel su muger concebiría, y pariría un hijo de un mérito tan grande, y tan singular, como fué el Bautista. Finalmente, será conveniente, que el Pintor erudito esté advertido, de pintar de uno, y otro lado del altar, el candelero de oro, y la mesa de los panes de la proposicion, lo que será facil verlo pintado en alguna de las mas exâctas ediciones de la Biblia.



Anterior Indice Siguiente