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1

Las referencias de este artículo al texto de la Tragicomedia remiten siempre a la edición Criado de Val-Trotter, Madrid, 1958.

 

2

Sobre la escritura itálica en España puede verse lo expuesto por Agustín Millares Carlo y José Ignacio Mantecón, Álbum de paleografía hispanoamericana de los siglos XVI y XVII, México, 1955, I, pp. 41-43. Muestras de escritura itálica similar a aquella en la que está escrita la Celestina comentada pueden verse en ibid., II (láminas), n.os, XXXVI, XLVI y L (fechadas en 1554, 1563 y 1567).

 

3

Sobre Juan de Dios y su hospital véase lo que se discute en Marcel Bataillon, Le Docteur Laguna auteur du Voyage en Turquie, París, 1958, pp. 24-37.

 

4

Ibid., p. 32, n. 65.

 

5

La British Library posee un ejemplar de este raro libro hagiográfico (4866.a. 13). Registra que Juan de Dios nació en Portugal (en Montemor o Novo). Su conversión, según la misma fuente, tuvo lugar de un modo violento. Después de escuchar él un sermón de San Juan de Ávila en Granada «se arrojaua por el suelo, dandose cabeçadas por las paredes, y arrancandose las baruas y las cejas, y haziendo otras cosas, que facilmente sospecharon todos que avia perdido el juycio [...]» (f. 18r). Fue recluido como loco en el Hospital Real, donde se quejó amargamente del trato que se les daba a los dementes. Juan de Ávila le visitó allí y a continuación se tranquilizó y le soltaron, y empezó sus buenas obras (ff. 20r-27r). El libro de Manuel Gómez Moreno San Juan de Dios, primicias históricas suyas, Madrid, 1950, reproduce la edición príncipe de la obra de Francisco de Castro, junto a otra importante documentación referente a la biografía de Juan de Dios. Una útil exposición moderna de la trayectoria de este último puede encontrarse en Diccionario de historia de España, II, Madrid, 19682, pp. 588-589.

 

6

Bataillon, op. cit., p. 27.

 

7

Una segunda alusión a Boscán está en el f. 33r, n. 102. El comentador también conocía bien algunas de las obras de Erasmo (f. 129v, n. 55) y los Emblemata de Alciati (por ejemplo, f. 35r, n. 109); este último era, desde luego, uno de los juristas más distinguidos de su época.

 

8

Aparte de su relación con Rabelais, Tiraqueau (hacia 1480-1558) era famoso en Francia por la amplitud extraordinaria de su saber. Sus escritos estaban todos relacionados con su obra de jurista.

 

9

Véase Dean W. McPheeters, «Una traducción hebrea de La Celestina en el siglo XVI» -tirada aparte del Homenaje al profesor Rodríguez-Moñino-, Madrid, 1966, pp. 11-13.

 

10

La conferencia (repetitio) de Benedicte sobre el tratado jurídico de Raynutius de Clera, ahora del todo olvidado, fue reimpreso en el siglo XVI varias veces. Benedicte fue profesor de derecho en la Universidad de Cahors a finales del siglo XV y principios del XVI. Murió antes de 1520.