151
Los genoveses me abrieron la Italia con la loca esperanza de que sus inmensas rentas sobre la Francia se pagarían sin reducción: «Quid non cogit auri sacra fames?» Ellos tendrán a lo menos siempre mi benevolencia con preferencia a los otros italianos.
152
Caro me ha costado el no haber tenido igual desconfianza, con respecto a mis favorecidos aliados de Alemania.
153
¡Porque no pudo hacer de otro modo!
154
Mis Colonnas son los realistas; mis Ursinos, los jacobinos, y mis nobles serán los jefes de unos y otros.
155
Había empezado yo todo esto ya en parte, aun antes de llegar al consulado, en que me fue bien con haber completado al punto todas estas operaciones.
156
La he hallado en el Senadoconsulto de la máquina infernal de nivoso, y en mi maquinación de Arena y Topino en la ópera.
157
Estas dos cosas no pudieron perfeccionarse en la misma época; pero lo fueron después de aquel tiempo.
158
Vi otros parecidos... Pichegru, Mallet. De todos triunfé sin necesitar de los extranjeros.
159
Lo hice, sin necesitar de ninguno.
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«Qui nescit dissimulare, nescit regnare». Luis XI no sabía bastante, debía decir: «Qui nescit fallere, nescit regnare».