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R. Lenz, op. cit., § 155. Apoyándose en Wundt y Müller comenta los sistemas de referencia personal en el diálogo en zonas de oriente con una complicada estratificación social: sistemas en los que a veces coexisten restos de pronombres personales primitivos junto a nuevas formas creadas con nombres comunes que actúan como sustitutos ceremoniales, mientras que otras veces éstos han acabado por desplazar a los primeros totalmente. Además agrega casos esporádicos en el español: el infrascrito, el que habla, para la primera persona; y algunos que cree propios del uso chileno, pero que son panhispánicos, para la segunda persona en conversación de inferior a superior: el patrón, el caballero, la señorita, el señor ministro, etcétera.

 

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K. Bühler, Sprachtheorie, Jena, 1934 (cito por la trad. esp. de Julián Marías, Teoría del lenguaje, Madrid, 1950, p. 170). Véanse tb. pp. 97 y 168 ss. Bühler, que actuaba independientemente de lo que ya habían observado algunos lingüistas, propuso a los doctores Sonneleck y Loeker que buscaran materiales para confirmar su hipótesis, recomendándoles que éstos aparecieran en las lenguas estudiadas no esporádicamente o en forma mixta, sino en un sistema compuesto totalmente de sustitutos simbólicos. Estos investigadores creyeron encontrarlos en los pronombres personales del japonés y en el uso de prefijos tomados de partes del cuerpo para la mostración local en lenguas indígenas de América.

 

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L. Bloomfield, Language, New York, 1983.

 

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Op. cit., § 15.3. Cfr. supra, fin de la nota 9.

 

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Ch. F. Hoekett, A Course in Modern Linguisties, New York, 1958, § 30.2, encuentra que la palabra «replace», usada por Bloomfield, no es afortunada. Luego refuerza el argumento de que los sustitutos se caracterizan por tener un dominio gramaticalmente definible, con el ejemplo de thing frente a it: cualquier hablante inglés sabe que puede usar it como sustituto de the paper, bread, the sky, set, honor, truth, pero podría argumentarse si se usaría thing para referirse a todos ellos. Véase un concepto parecido en E. A. Nida, Morphology, 2.ª ed., Ann Arbor, 1949, cap. 6, p. 153.

 

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Bloomfield no considera entre los sustitutos elementos cuyo dominio es el adjetivo, salvo el ejemplo aislado del pronombre personal de tercera usado para reemplazar un predicativo, que ejemplifica con el francés: -Êtes-vous heureux? -Je le suis. § 15.6. Los adjetivos de carácter pronominal van incluidos entre los modificadores limitativos, § 12.14. Los sustitutos no son unitariamente una clase de palabras, sino una «forma gramatical» (como ya vimos) paralela al tipo de oración y a la construcción. En tanto que clases de palabras (si lo son en una determinada lengua) dejan de figurar unitariamente y se fragmentan, por ejemplo en pronombres (distintos de los sustitutos adverbiales, etc.).

 

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Bloomfield observa que tanto la palabra como la frase endocéntrica pueden pertenecer a la misma clase formal y usa para ambas el término EXPRESSION que las incluye (milk, fresh milk). Las EXPRESIONES (palabras o frases) pueden constituir CLASES FORMALES MAYORES (GREAT FORM CLASSES) que pueden ser descriptas en términos de clases de palabras (§ § 12.6 y 12.11). Dentro de ellas habla al pasar de partes de la oración («the most inclusive and fundamental word-classes of language», § 12.11) y destaca la dificultad de delimitarlas sistemáticamente, por las superposiciones y cruces de categorías que se producen. Más adelante encuentra en inglés «at least half a dozen parts of speech»: sustantivo, verbo, adjetivo, adverbio, preposición, conjunción coordinante y conjunción subordinante, más las interjecciones «no matter upon what construction we base our scheme» (§ 12.13) , lo cual indica que no le preocupa mucho determinar con precisión el problema, ni en cuanto al número de partes ni en cuanto a la base del sistema analizado.

 

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Ch. F. Hockett, op. cit., § 30.6.

 

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Al principio la definición del pronombre incluyó algún rasgo morfológico, por ejemplo la persona en Aristarco y en Dionisio de Tracia (cfr. Steinthal, op. cit., p. 310 ss. y Robins, op. cit., pp. 30 y 40), rasgo que repitieron a menudo los gramáticos posteriores. Fuera del papel de reemplazante del nombre, que podría interpretarse como caracterización sintáctica, es necesario llegar a los escritores más modernos para encontrar nuevos intentos de definición formal de la categoría. Sólo recordaremos brevemente algunos, puesto que dedicaremos al problema otro trabajo. Por ejemplo L. Hjelmslev en Príncipes de grammaire générale, Copenhague, 1928, p. 324 ss. (espec. 333-335) los define por su inmovilidad con respecto al artículo (incluida su facultad de regir un término conexo al artículo) y admite sólo los pronombres sustantivos y adjetivos, excluyendo los adverbiales, pero incluye también los nombres propios y los numerales que separa en subgrupos por otros indicios (relación con las categorías de caso y género). Más tarde en «La nature du pronom», Mélanges... offerts à Jacq. van Ginneken, París, 1937, precisa el concepto diciendo que «dans le pronom l'article est CONVERTI, c'est-à-dire, absorbé par la base même» (p. 53) y que la conversión morfemática y el sincretismo de la base son sus rasgos funcionales, intralingüísticos (p. 58). K. Togeby en Structure immanente de la langue française, TCLC, VI (1951), habla de dos clases de raíces: verbos y nombres, definibles por su combinación con distintos flexivos (p. 200). Los nombres comprenden cinco subclases caracterizadas por sus raíces y por sus flexiones fijas y variables: n. propio (raíz cero, flexión fija de género [de número], sin flexión variable), pronombre (r. cero, sin f. fija, con f. variable), sustantivo (r. ordinaria, f. fija de género y variable de número), numeral (r. ordinaria, f. fija de número, sin f. variable), adjetivo (r. ordinaria, sin f. fija, con f. variable), p. 216. Bloomfield, op. cit., § 15.1, añadió a su definición de sustituto otros caracteres formales que aparecían a menudo: breves y átonos, inflexión y derivación irregular, construcciones sintácticas especiales, en muchas lenguas bajo formas inseparables, con un orden fijo estructural. (En § 15.3 separó los pronombres de los nombres, por no ir acompañados de modificadores adjetivos). Para E. Nida, op. cit., cap. V, p. 149, las clases morfológicas están determinadas por la composición interna y varían de número y características según las lenguas; en los pronombres anota las siguientes: relativamente breves, irregulares en derivación y flexión, en forma de afijos o elíticos, gramaticalmente relacionados con los nombres, aunque aclara que en muchas lenguas no se dan todas estas notas. Varios lingüistas han destacado para justificar su inclusión en una categoría aparte que los pronombres poseen un inventario limitado. A. Martinet, Éléments de linguistique générale, Paris, 1960, § 4.47, dice que su empleo en función primaria como monema regido lo une a los lexemas, pero que el inventario limitado lo separa y lo coloca entre los morfemas; además, cuando figura con dos formas como te, toi cabrían dos interpretaciones: que se trata de variantes combinatorias del significante de un mismo morfema o de una modalidad y un morfema. Salvador Fernández, Gramática española, Madrid, 1951, opta por considerarlos una clase aparte de los nombres, con los que formarían el grupo nominal «por el doble hecho de que actúan indistintamente como término primario y secundario o exclusivamente en una u otra función», «frente al nombre que actúa preferentemente como término primario o secundario» (p. 329 y nota 3), a lo que se agrega una aparidad específica de referencia al campo sintáctica que el nombre no posee y un comportamiento distinto en cuanto al género. (Véase también del mismo autor «La revisión de la Gramática de la Real Academia Española» en Actas y labores del Tercer Congreso de Academias de la Lengua Española, Bogotá, 1961, p. 403 ss.).

 

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Para la información histórica véase V. Bröndal, op. cit., p. 41 ss. (la Gramática especulativa, antes atribuida a Duns Escoto, es considerada con más probabilidad obra de Tomás de Erfurt).

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